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Catalina Ardianzen

El marxismo, Mariátegui y el movimiento femenino

 

 

PRESENTACION

 

El problema de la mujer, el de la emancipación de la mujer vista la cuestión desde el marxismo, cobra cada día mayor importancia; una muestra es que la ONU haya acordado celebrar, en 1975, el año mundial de la mujer, otras son las múltiples publicaciones que sobre el particular circulan y, lo que tiene mayor transcendencia, las movilizaciones crecientes de las masas femeninas en el mundo entero.

En nuestro país también, desde hace años, se ve el reimpulso de la movilización femenina, una de cuyas manifestaciones es la multiplicación de organizaciones, así como el notorio y creciente interés por el problema de la mujer expresado en publicaciones y propaganda. Es que la mayor incorporación de la mujer al proceso de la producción y la agudización de la lucha de clases en el país plantea, evidentemente e1 problema central de la politización de la mujer como parte indispensable de la marcha revolucionaria de nuestro pueblo. Más aún si recordamos las palabras del gran Lenin: "el éxito de la revolución depende del grado en que, participen las mujeres".

Así, para nosotros hoy, en nuestra patria, resuenan perentorias las tesis de José Carlos Mariátegui "No se estudia, en nuestro tiempo, la vida de una sociedad sin averiguar y analizar su base: la organización de la familia, la situación de la mujer" y avizorando el porvenir del movimiento femenino: "A este movimiento no deben ni pueden sentirse extraños ni indiferentes los hombres sensibles a las grandes emociones de la época. La cuestión femenina es una parte de la cuestión humana". Tengamos muy presentes estas palabras si queremos ser "hombres sensibles a las emociones de la época", si queremos servir al proceso revolucionario democrático-nacional en que está empeñado nuestro pueblo y aún espera realización; así preservándonos de la cómoda indiferencia, la fácil crítica o el ataque negador, en cuyo fondo late una profunda incomprensión, apoyando la movilización de la mujer peruana serviremos realmente al pueblo y su revolución que nadie más que él puede cumplir.

Planteadas así las cosas, surge una interrogante ¿qué tipo de movimiento femenino impulsar y apoyar? Pregunta que tiene vital importancia cuando se sienta; ampara y difunde el feminismo burgués a tambor batiente. La respuesta es una y concreta: un movimiento femenino popular verdadero no puede construirse y desarrollarse sino desde la posición de la clase obrera, desde el marxismo, y como partes del movimiento popular de cuya liberación depende la emancipación de la mujer. Un movimiento femenino popular sólo puede surgir, por tanto, sustentado en el marxismo-leninismo; lo que en nuestra patria quiere decir basado en el pensamiento de Mariátegui. En conclusión, el desarrollo del movimiento femenino en el Perú depende de retomar el camino de Mariátegui, enarbolar la política que sentara sobre la emancipación de la mujer y librar esta batalla ideológico-política como parte de la polémica por poner el pensamiento de Mariátegui al mando de nuestro Pueblo. Así estaremos preservados de feminismo burgués, de divisionismos que contraponiendo mujeres a hombres quiebran las organizaciones y escinden a las masas. Así, pues, sólo adhiriéndose a la política de Mariátegui sobre la emancipación de la mujer en particular, será posible crear organizaciones femeninas y secciones femeninas en los organismos de masas, como indicara el Amauta para los sindicatos, que fortalezcan y desarrollen las organizaciones de las masas y sirvan a la unidad combatiente del pueblo.

Dentro de esta línea se desenvuelve el CENTRO FEMENINO POPULAR y, como sus hechos prueban, brega (consciente de la impostergable necesidad de la politización de la mujer peruana, rezagada por condiciones sociales opresivas derivadas de nuestra condición de nación semifeudal y semicolonial), y lucha por la creación y desarrollo de un MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR del Perú, tarea cuyo cumplimiento requiere larga y tesonera acción que hace de la misma una consigna de la labor en que, junto con otras organizaciones afines de diversos puntos del país, el CENTRO se halla empeñado. Y, en síntesis, cómo se concibe este Movimiento al cual servimos, simple y llanamente como un movimiento generado por el proletariado en las masas femeninas caracterizado por adherirse a Mariátegui, desenvolverse como organización de masas y ceñirse al centralismo democrático.

EL CENTRO FEMENINO POPULAR seguro de la tarea común que desarrolla y consciente de la necesidad de la construcción ideológico-política del MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR por el cual brega, publica el presente trabajo "EL MARXISMO, MARIATEGUI Y EL MOVIMIENTO FEMENINO" como aporte al análisis, debate y establecimiento de las bases del verdadero proceso de politización, movilización y organización de la mujer peruana que está en marcha. Está seguro que el debate se abre para quienes quieren debatir clara y abiertamente y que las masas oyen a los que afirman no a los que solamente niegan, como enseñara Mariátegui; y que si bien el camino es largo en él no habrá norte si no nos sustentamos en una clara y definida política sobre la emancipación de la mujer y, para nosotros como para la mujer peruana en general, ésta no puede ser otra que retomar y desarrollar el camino de Mariátegui.

Tal el espíritu que nos anima y si logramos impulsar la polémica desde la posición del proletariado sirviendo a la politización de la mujer peruana, bien empeñado y retribuido con creces estará nuestro esfuerzo; por lo demás, la propagación de las ideas del proletariado nunca se pierde, por más que el tiempo separe la cosecha de la siembra, dijo Lenin. A esto nos adherimos con fe en la mujer peruana y en nuestro pueblo.