Salvador Allende

Perú y Chile. Discurso pronunciado en la Municipalidad de Lima, Perú 


Pronunciado: El 2 de septiembre de 1971.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Señor Eduardo Duvós, Alcalde del Consejo Provincial de Lima, señores Concejales, señores representantes del Cuerpo Diplomático, señores Alcaldes, señoras, señores:

Mi retraso tiene una clara explicación y debo justificarme ante ustedes. Nuestra delegación ha ido a rendir homenaje en nombre del pueblo de Chile y de su Gobierno, a los próceres de la independencia. Como Presidente de mi Patria, como representante de las grandes mayorías nacionales, integradas por los trabajadores de la pluma, del arado, del riel, fui a colocar una ofrenda floral ante el monumento de Túpac Amaru.

Hace dos siglos él nos enseñó con su arrojo, su altivez, su indómita voluntad de independencia, el camino de la dignidad, que encontrara eco a lo largo de nuestras Patrias. Fuimos también a colocar una ofrenda de justo homenaje al Mariscal don Ramón de Castilla, cuya presencia está enclavada en la conciencia y en el corazón de los hombres y mujeres del Perú; su vasta labor traspasa las fronteras de su Patria, para proyectarse en la historia de nuestro continente.

Con la emoción que a todos nos embargara, llegamos aquí al Consejo Provincial de Lima, símbolo que encarna lo que es y ha sido esta ciudad, fundada por Francisco Pizarro, el conquistador que hiciera realidad la plaza en la que aún permanece la higuera que yo visitara en tantas ocasiones. Fue él mismo quien colocó la primera piedra de su Catedral, monumento arquitectónico de Lima, que refleja la capacidad creadora del hombre, artista de tantos años ya pasados.

La hija de la conquista

Como dice José Carlos Mariátegui, el amauta, esta ciudad fue fundada por un conquistador, por un extranjero. Aparece en su origen como la tienda de un capitán venido de lejanas tierras.

Lima nace con un título de noble: se llama desde su bautismo, Ciudad de los Reyes; es la hija de la Conquista. Luego, el Virreinato la consagra como la sede del poder español en Sudamérica. Finalmente, la revolución y la independencia, la proclaman capital de la República. Capital del nuevo Perú.

Aquí, en esta ciudad, se funda la primera Universidad: la Universidad Nacional de San Marcos, digna representante a lo largo de los siglos, de la enseñanza, el saber y la cultura. Aquí se funda el primer diario americano -Diario de Lima-, en octubre de 1780. Pero algo más nos golpea profundamente, como chilenos y como latinoamericanos: aquí se guarda el acta de la Independencia del Perú; su independencia del poder español y de cualquiera otra potencia extranjera.

Estar presente en Lima cuando el Perú celebra su sesquicentenario independiente, estar en este recinto donde se guarda en el Altar de la Patria el Acta de la Independencia -que consagra plenamente la dignidad proyectada hacia el futuro para preservar esta tierra de cualquiera potencia extranjera en sus derechos-, es remontarse al pasado, sentir el ayer, para comprender, al mismo tiempo en la hora presente, la responsabilidad que tienen los pueblos y los gobernantes.

Perú y Chile

Señor Alcalde: con qué honda e íntima satisfacción yo puedo expresar que Perú y Chile tienen un Gobierno que legítimamente han heredado, para cumplir la misión histórica de completar la independencia política y alcanzar la independencia económica que posibilite nuestra plena soberanía.

Esta reunión tiene un contenido más profundo para nosotros, sobre todo, después de haber escuchado las palabras del señor Presidente del Perú, General Juan Velasco Alvarado, quien con el lenguaje esculpido en la verdad dura, señalara anoche las grandes y justas líneas de la acción del Gobierno revolucionario, para conducir a su pueblo hacia las grandes avenidas de la auténtica democracia y libertad.

También anoche tuve la grata satisfacción de poder contestar en el mismo lenguaje del Presidente del Perú, en el lenguaje del pueblo de mi Patria expresado por mí. Allá y aquí luchamos y alcanzaremos la victoria. Realizaremos las grandes y profundas transformaciones que la realidad de nuestros pueblos reclama. Lo que hagamos por el hombre del Perú y por el hombre de Chile, tendrá contornos latinoamericanos, porque juntos luchamos por la independencia de este continente.

Yo represento, también, un gobierno revolucionario. Cada país tiene su propia realidad; frente a ella deben tratarse las tácticas y estrategias que sus conductores estimen indispensables y necesarias para alcanzar las grandes metas de una responsabilidad común.

En Chile hemos conquistado el Gobierno

Hemos conquistado el gobierno después de duras luchas que se prolongaron durante años y años. Hemos obtenido esta victoria porque las masas populares de mi Patria han elevado su nivel político. Todos sabemos que el grande actor y creador del mañana es el pueblo, el hombre sencillo que comparte y vive ideales comunes. En mi tierra, sobre la base de la decisión mayoritaria de las masas -expresada en las urnas y ratificada en el Congreso-, caminamos sin vacilaciones a reconquistar las riquezas nuestras, en manos del capital foráneo.

Vamos a profundizar la Reforma Agraria, a establecer una justicia re distributiva que permita al hombre modesto alcanzar los ingresos que satisfagan sus necesidades mínimas. Allá hemos avanzado en el terreno de estatizar la banca y el control del comercio de importación y de exportación. De la misma manera, hemos nacionalizado algunos monopolios, ya que el excedente provocado o creado por nuestra economía debe ser aprovechado dentro de nuestras fronteras y no salir de ella para fortalecer a los grandes financieros internacionales.

Necesitamos ese excedente para escuelas, caminos, hospitales, industrias, parques; para que los tractores crucen las tierras, para que el humo de las fábricas vuele sobre nuestro limpio cielo. Necesitamos ese excedente económico para elevar las condiciones de vida de las masas populares. Para eso hemos conquistado el Gobierno. Y avanzamos a la conquista del poder para hacer nuestra propia revolución.

Soluciones similares

Me satisface profundamente, señor Alcalde, el contenido de los acuerdos tomados aquí, denominados Acuerdos de Lima, por su referencia al Pacto Andino y a los convenios de Cartagena. Pero quiero aludir a algo muy importante, con proyecciones que sólo el tiempo podrá medir en su exactitud: me refiero a los planes intercomunales -a la planificación y transformación de la ciudad- para darle acceso a las masas limeñas que son las más densas y que tienen también las mismas ansias que las que viven en los sectores marginales en la capital de mi país. Cuando usted hablaba de crear zonas descentralizadas, yo pensaba cómo la similitud de problemas crea también similares soluciones. Chile es un país unitario. Nosotros queremos transformar las viejas fórmulas administrativas, para crear las zonas geográficas y económicas, sobre la base de las grandes líneas del poder central, trazado por los técnicos en programas que el pueblo discuta y se puedan también realizar, evitando el burocratismo centralista.

Los planteamientos suyos, dinámicos y modernos, no sólo de un hombre joven, sino de un hombre de ideas renovadoras, los llevaré a mi Patria. La respuestas de mi pueblo será agradecer la invitación que por mi intermedio Ud., hace a los Municipios nuestros, para que, también a ese nivel demostremos, una vez más, cuan unidos estamos Perú y Chile en la hora presente.

Abiertas están las amplias puertas de mi Patria

Deseo, finalmente, señor Alcalde, señores Concejales, expresar a nombre de la delegación, nuestro reconocimiento por las distinciones que nos otorgan a los integrantes de esta comitiva que ha venido al Perú a afianzar más y más nuestros vínculos fraternos. Personalmente, como Presidente de Chile, como Jefe de un Gobierno Popular, nacional, democrático y revolucionario, agradezco el símbolo que con deferencia Ud. me ha colocado y que tanto significa en la historia de ayer y tanto representará en la historia de Lima del mañana; vemos su futuro a través de la capacidad técnica y realizadora de los hombres encargados de hacer las transformaciones materiales; ellos defenderán el patrimonio cultural, que nace en la fecunda raíz de nuestros pueblos. Estamos ya cansados de que nos entreguen dosificadamente culturas ajenas a nuestros sentimientos y a nuestra realidad. Aquí en Lima se vive y se siente la fuerza creadora de la cultura autóctona de nuestros pueblos.

Agradezco este diploma y las llaves de la ciudad, que simbólicamente están destinadas a abrir una puerta. Esta puerta, yo lo sé, señor Alcalde, está abierta para las mujeres y los hombres de Chile. Abiertas están también las amplias de mi Patria, en el litoral o en la montaña, en el Norte o en el Sur, en las tierras, en la Universidad o en la usina, para que legue a ella el hombre del Perú, hermano de siempre.