Salvador Allende

Mensaje a los delegados del Primer Encuentro Latinoamericano de Cristianos para el Socialismo


Pronunciado: El 28 de abril de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Señores Delegados al Primer Encuentro Latinoamericano de Cristianos para el Socialismo

Presente:

Un pensador cristiano, luchador ejemplar, combatiente de nuestro tiempo, definió al revolucionario como “aquel hombre que tiene conciencia de que en nuestras Patrias no se puede dar de comer ni vestir ni alojar a las mayorías; que teniéndola, lucha contra las estructuras opresoras; no transige; promueve la unión de todos los sectores socialmente explotados; en definitiva, lucha por la elevación integral del hombre”.

Desde otro enfoque filosófico, concordamos plenamente con este pensamiento de Camilo Torres.

Esa es también, en lo profundo, la definición de la inmensa mayoría de nuestro pueblo que, tras una heroica y larga lucha, ha logrado para sí el Gobierno de Chile y hoy se abre paso con vigorosa energía y decisión irrenunciable en la conquista definitiva del poder para construir en plenitud una sociedad fraterna que elimine para siempre la explotación y la miseria.

La fuerza política que hoy gobierna a Chile, y que tengo el honor de representar, es la culminación de una alianza permanente, férrea e inquebrantable entre cristianos y no cristianos, entre hombres de distinto signo ideológico, que han entendido con precisión que el verdadero conflicto de nuestro tiempo, y por tanto la gran línea divisoria, no se da en el plano religioso o en el de las ideas filosóficas, sino entre el imperialismo y los países dependientes, y en el interior de éstos, entre la gran burguesía explotadora y la inmensa masa de los explotados.

Vuestra presencia aquí, señores delegados, fruto de la decisión revolucionaria de cristianos de América Latina y de todas las partes del Tercer Mundo, desde México hasta la República Democrática de Vietnam, viene a confirmar, una vez más, el carácter democrático y pluralista de nuestro proceso revolucionario, el respeto y la consideración de este Gobierno y de su pueblo por todas las creencias, y al efecto de nuestras relaciones con todas las iglesias y en especial con la Iglesia Católica y su Jerarquía.

Vuestra presencia es también prueba del apoyo creciente que este proceso revolucionario chileno logra de todas las tendencias del pueblo y de todos los pueblos.

Junto con saludar vuestra Conferencia, permítanme, en el nombre del pueblo y del Gobierno de Chile, desearles el más pleno de los éxitos en sus trabajos y conclusiones.

Sabemos que de ellas resultará enriquecido el amplio y profundo movimiento revolucionario que hoy transforma el mundo.

En la fraternidad de quienes luchan por un mundo en que el hombre sea el hermano del hombre, los saluda atentamente,

Salvador Allende G.

Presidente de la República

Santiago, 28 de abril de 1972