Salvador Allende

Palabras en la oficina salitrera “Pedro de Valdivia”


Pronunciado: El 1 de marzo de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Queridas compañeras de Pedro de Valdivia; estimados compañeros:

He llegado recién en compañía del Jefe de la Zona Norte de Carabineros, General Martín Cádiz Ávila y del Edecán Aéreo de la Presidencia, Comandante Roberto Sánchez. También están con nosotros los parlamentarios populares Eduardo Clavel y Hugo Robles, además el compañero regidor de la Ilustre Municipalidad de Antofagasta Guido Saavedra, Presidente del Comité Provincial de la Unidad Popular. (Aplausos).

Saludo cordialmente a todos los trabajadores de Pedro de Valdivia: ingenieros, técnicos, empleados y obreros. A los trabajadores, pues, con esa denominación englobo a todos los nombrados, ya que para nosotros el título profesional no señala distancias.

En el nuevo espíritu de las empresas estatizadas, profesionales, técnicos, empleados y obreros, comprenden que son indispensables los unos y los otros y que sólo sobre la base de una gran cooperación, será posible aumentar la capacidad y el esfuerzo común y como consecuencia de ello la producción y la productividad.

Por primera vez en la historia, el Gobierno de la República se traslada oficialmente a esta zona.

Vine antes como Presidente Electo, cuando todavía el Congreso no ratificaba el mandato que el pueblo me había entregado.

Vine el año 1971, y en esa oportunidad, se dijo que el último Presidente que había llegado a esta zona era el recordado maestro-estadista, Pedro Aguirre Cerda.

Es decir, más de 30 años que no venía un Presidente de Chile a la Pampa Salitrera, a esta zona, a esta región.

He vuelto, para establecer el Gobierno por diez o doce días en la Provincia de Antofagasta. Y esto no tiene tan sólo un interés particular, queridas compañeras y estimados compañeros trabajadores del salitre.

Un millón de toneladas de salitre

Les traigo mi palabra de estímulo y de reconocimiento. De reconocimiento, porque ayer se cumplió un año desde que los trabajadores, es decir, obreros, técnicos, profesionales y empleados se comprometieron a una gran tarea; se comprometieron a aumentar la producción, ante su propia conciencia. Y ante el pueblo de Chile, se fijaron una meta extraordinariamente ambiciosa: producir un millón de toneladas de salitre.

No se ha cumplido esa meta. Pero, los niveles alcanzados son lo suficientemente significativos para que yo lo señale y exprese mis felicitaciones a los que se empeñaron, patrióticamente, en aumentar la producción del salitre. Se sabía que con ello estaban Uds., contribuyendo al progreso de Chile y a las expectativas de exportación y de consumo interno (el salitre es fundamental para la agricultura). Por lo tanto, Uds., han hecho una tarea que el Compañero Presidente destaca y, les agradece en nombre del Gobierno y en nombre del pueblo. (Aplausos).

Los niveles de producción logrados en el salitre alcanzan a 810 mil toneladas, un 86,2%. Ciento por ciento habría significado llegar a un millón de toneladas. Se produjo el 86,2%. Pero, pienso en esta producción de 810 mil toneladas; hace cuatro años que no se llegaba a este nivel.

En el caso del sulfato se produjeron 47 mil toneladas lo que representó un 79% de la meta fijada.

En el yodo; 2.400 toneladas, se alcanzó el 79,4% de la producción de los niveles que se habían fijado.

Esto constituye, también en el caso del sulfato y el yodo, aunque se alcanzaron porcentajes más bajos, una producción, que también me imagino, no se había alcanzado en años anteriores. No sé si hay aquí algunos de los técnicos que me diga ¿cuándo se produjeron 2.400 toneladas de yodo? ¿Cuándo se produjeron 47 mil toneladas de sulfato?

En realidad, la producción de yodo es algo que tenemos que decirlo con claridad es similar a la producida en el año 1970. Pero, hay que tomar en cuenta que, lamentablemente, hubo un serio deterioro y, más que eso, hubo un incendio que destruyó, en gran parte, la planta de yodo.

Yo he ido a visitar esa planta; me informaron que más de 100 obreros, en forma rotativa, hicieron trabajos voluntarios alcanzando 1.700 toneladas. Esto permitió, con elementos de aquí mismo, construir una nueva planta quedando, todavía, la tarea de introducir nuevas innovaciones en la producción de yodo.

Yo destaco lo que ha representado la conciencia de los trabajadores para realizar el trabajo voluntario.

Ello viene a demostrar que los trabajadores han comprendido que esa planta les pertenece, porque ahora el salitre integralmente es nuestro, esa planta es de Uds., en cuanto Uds. forman parte del pueblo de Chile; y esta planta; como el cobre, el hierro, el carbón, el salitre; también es patrimonio ahora de Chile y de todos los chilenos (Aplausos). Esa es la razón por la cual se ha producido este esfuerzo del trabajo voluntario. Seguramente, con toda certeza, si esto hubiera sido, como antes una empresa que pertenecía, fundamentalmente, a capitales extranjeros no habría habido jamás trabajo voluntario.

Esta es una lección muy clara, simple, pero una lección patriótica, que traspasa la frontera de esta Empresa, y más que eso, que traspasa la frontera de la propia provincia.

La noticia de la destrucción de la planta de yodo, corrió como aceite, desde Arica a Magallanes, a lo largo de la Patria.

Pero, al mismo tiempo, y en breve plazo, también corrió como aceite, pero de distinto contenido la información que decía que los trabajadores, técnicos, empleados, profesionales y obreros estaban empeñados en reconstruir, en levantar una nueva planta, en volver a producir yodo. Y lo lograron.

Chile entero supo del desastre, pero, Chile entero supo de la victoria del esfuerzo, del empuje, de la lealtad revolucionaria de los trabajadores pampinos. (Aplausos).

El espíritu solidario de los obreros de Chuquicamata, es algo digno de señalar. Ellos recolectaron fondos y los entregaron para ayudar a la tarea de reconstrucción que comento.

Eso, también, es un hecho extraordinario y excepcional.

Si esta Empresa hubiera pertenecido a capitales particulares, Chuquicamata hubiera seguido siendo un imperio del capital extranjero, y entre ellos no se habrían ayudado.

Sin embargo, obreros del cobre ayudan en un momento difícil a los trabajadores del salitre, porque los obreros del cobre saben que el salitre es de ellos también, como Uds. saben que el cobre les pertenece, porque el cobre y el salitre y las riquezas básicas han sido recuperadas por el Gobierno de Uds., por el Gobierno de los Trabajadores, para que vayan en provecho de todos los chilenos. (Aplausos).

He conversado con los dirigentes sindicales y algunos delegados de personal, con los directivos de esta Empresa, en Santiago. Tengo muy clara conciencia de las serias dificultades que afectan a la industria del salitre.

Educación e higiene industrial

Desde luego, pesa aquí una vieja herencia que se manifiesta en la falta de viviendas, que se expresa en las dificultades de agua, en muchos campamentos, en el número insuficiente de servicios higiénicos.

Pesa, la cruda herencia que dificulta la educación de los niños y de los jóvenes que tienen terminada la etapa de Educación Básica y con mayor razón la Secundaria. Problema difícil de solucionar por los padres, debido a los ingresos que tienen aún y que antes eran menores. Yo conversaré con los dirigentes provinciales de Educación en Santiago, pues he preguntado si aquí existe alguna Escuela Consolidada. Me dijeron que no, que la hay en María Elena. Yo no puedo incursionar en campos técnicos, que no me corresponden, y anticipar que se va a levantar aquí una Escuela Consolidada. Pero, pienso que es posible.

Pondré mi empeño, escucharé a los técnicos, si ellos están de acuerdo. Me esforzaré dura y tenazmente para que en Pedro de Valdivia haya una Escuela Consolidada y puedan de esa manera aprovechar más los hijos de Uds., compañeros trabajadores. (Aplausos).

El viejo problema de protección y defensa de la salud. Aquí hay dos aspectos importantes: uno es el relacionado con la higiene industrial, con la prevención, para evitar que se enfermen los trabajadores, sobre todo, cuando tienen que hacerlo en un medio hostil, tóxico e insalubre.

Vimos la planta de yodo, sabemos que es indispensable -lo he conversado con dirigentes sindicales y los técnicos-, tomar las medidas para impedir que gran parte del gas salga de las instalaciones y, al mismo tiempo, lo que es más grave, el gas de las chimeneas, que tiene anhídrido sulfuroso, salga también en las condiciones debidas. He hablado con los técnicos quienes me expresaron su empeño y dedicación en limitar el escape de gas de yodo. Se lavarán esos gases que salen por la chimenea y que tienen anhídrido sulfuroso.

Es importante, entonces que se entienda que será preocupación fundamental introducir en esa planta y en las otras, mejoras que garanticen y representen una mayor protección para los trabajadores.

Conversando con ellos, un viejo pampino, un hombre de las faenas del sistema “Haenke”, o sea, un hombre metido en el trabajo de la pampa 30 o más años, me hablaba de que faltaba leche, y me pareció justo que un obrero endurecido en esta zona y con su experiencia, me reclamara que no llegaba la cantidad de leche, no se daba la leche necesaria.

He consultado con un colega y amigo -el doctor Girón- prestigioso cirujano de Santiago y hemos llegado a la conclusión de que debe venir un especializado en Medicina Industrial, para que se hagan los estudios con la seriedad necesaria, y para poder formarnos una idea de que, si efectivamente, se produce irritaciones -graves- por el gas del yodo. Y si acaso es la leche un preventivo o solamente es un paliativo. Porque puede ocurrir que el gas provoque irritación en las mucosas.

Con ello quiero señalar que será siempre una preocupación de las direcciones de las empresas estatizadas, a las cuales pertenecen los obreros, el problema de la Higiene Industrial.

Pero, al mismo tiempo debemos recordar que esta es una herencia. Hemos recibido como herencia la baja producción. Así también podemos denominar a los costos altos derivados de las instalaciones un tanto obsoletas, envejecidas o deterioradas.

Chile tiene que renegociar su deuda externa

Es indispensable señalarles que, tendremos dificultades para adquirir repuestos, aquellos que -fundamentalmente- es necesario importar y que son de una basta y amplia gama, es decir, numerosos y diversos repuestos. Digo dificultades, porque Uds., saben perfectamente bien que el Gobierno de Chile está siendo constreñido, está siendo cercado por los intereses heridos al haberse nacionalizado las grandes empresas.

Uds., saben que de acuerdo con la Constitución Política, tomé determinadas medidas; medidas que han herido los intereses del capital extranjero dueño del cobre.

Como consecuencia de ello entablaron querellas en contra de las Compañías mixtas, ayer, en contra de CODELCO y aun en contra del Estado chileno.

Embargaron las cuentas bancarias de empresas chilenas que tienen depósitos en EE.UU. y, por otra parte, han habido declaraciones que recomiendan no dar créditos a Chile, mientas no se indemnice a las Compañías del Cobre.

Estamos renegociando la deuda externa, precisamente, porque Chile ha recibido una dura herencia que representa una deuda de 4.260 millones de dólares.

Sólo un país en el mundo, que es Israel, tiene una deuda más alta que Chile, por persona.

Somos el segundo país endeudado del mundo, con el agravante todavía para nosotros que el precio del cobre ha bajado en el mercado internacional.

Chile no puede seguir, como hasta ahora, endeudándose, ni puede seguir azotado por un proceso inflacionista.

Chile tiene forzosamente que renegociar su deuda para que el mundo entienda que queremos pagar, pero tienen que darnos facilidades para hacerlo. Porque si tuviéramos que cumplir estrictamente las obligaciones que contrajeron otros gobiernos desde el señor Ibáñez, Alessandri y Frei, Chile se precipitaría por el caos económico. No podríamos impulsar nuestro desarrollo ni cumplir el Programa de la Unidad Popular.

Este sólo ejemplo les hará comprender lo que digo. Si tuviéramos que pagar este año la deuda, parte de la deuda externa, si tuviéramos que pagar lo que corresponde, que son 410 millones de dólares, nosotros tendríamos que gastar el equivalente a lo que podríamos comprar fuera de Chile: repuestos, drogas, maquinarias, insumos, petróleo, trigo, carne, mantequilla y aceite.

Tenemos que comprar, porque Chile necesita esos productos y eso significa: 1.150 millones de dólares. Si a ello agregamos los 400 millones que deberíamos pagar, nos encontramos con que Chile tendría que gastar 1550 o 1600 millones de dólares y sólo tiene ingreso, o sea sólo tiene una entrada de 1.150 millones de dólares. Tenemos un déficit. Nos faltan, entonces, más de 400 y tantos millones de dólares. Estas son cifras globales.

Esto es igual a que si un compañero jefe de familia que gane 5 mil escudos al mes tuviera que gastar siete mil escudos. Tarde o temprano caería en la crisis o en la cárcel.

Los países no caen a la cárcel pero se les cierra el crédito. No se les vende. Por eso, Chile tiene que renegociar su deuda externa. Y hemos planteado muy claramente que esta es una herencia que hemos recibido de los gobiernos anteriores. Pese a que ellos tuvieron la ventaja del alto precio del cobre, sobre todo, el Gobierno de Frei.

Nosotros queremos pagar, los países deben pagar. Las deudas de los gobiernos anteriores tienen que ser reconocidas por este Gobierno.

Pero, también hemos dicho que debernos pagar en relación con los ingresos que Chile tiene.

Pagaremos pero siempre que no tengamos que postergar la defensa del hombre y la mujer chilena, del anciano y del niño de la Patria.

Pagaremos, siempre que podamos seguir adelante en el Programa de la Unidad Popular. (Aplausos).

Deseamos seguir vendiendo salitre

Las dificultades que se han creado, pueden significar que se limite para Chile, el mercado del salitre en los EE.UU.

Eso no lo queremos. Deseamos seguir vendiendo salitre. Pero, pudiera ser que no nos comprarán el salitre.

Hay que buscar nuevos mercados y hay que aumentar, sobre todo, el consumo interno.

Y aquí, también vienen problemas muy serios derivados de la distribución, del almacenaje del salitre, para que sea utilizado continuamente por los agricultores.

Este Gobierno ha estado empeñado en eso. El salitre aumenta la capacidad de producción de la tierra. La tierra necesita abono como necesita agua, compañeros. Y tenemos esta gran posibilidad, esta gran riqueza es nuestra.

De allí entonces que nosotros hayamos estimulado la compra del salitre por los agricultores.

El Ministerio de Agricultura, ha tomado la determinación -con autorización mía- de no cobrar intereses a los agricultores que compran salitre ahora, en los meses de febrero, marzo y abril.

Los agricultores están acostumbrados a comprar a fines de abril, cuando comienzan a abonar la tierra. Entonces ¿qué es lo que ocurre? No hay bodegas suficientes en los Ferrocarriles o en el Banco del Estado, para tener acumulado el salitre que necesitarían en las distintas provincias, comunas o departamentos.

Estamos estimulando (al rebajarle el interés) a los agricultores, que compren ahora el salitre.

Es más fácil que puedan ellos acumular en sus galpones, en sus terrenos cubiertos, el salitre que necesitan. Esto ha significado rebajarle un 18% del precio a los agricultores privados y un 12% a los agricultores del sector reformado, porque el salitre era más barato para el sector reformado.

Les doy esta explicación, porque pienso que los trabajadores, hoy, deben tener una mentalidad mucho más amplia.

Tienen que entender los problemas del país. Deben mirar más allá de las fronteras del país y de la empresa en que trabajan, más allá de la provincia o de la zona Norte, tienen que mirar a Chile entero.

Uds. contribuyen a que la tierra entregue más alimento: Uds. contribuyen a que los hijos del pueblo puedan alimentarse mejor.

De ahí la importancia del trabajo de Uds. como lo tiene la producción del cobre, porque gracias al cobre podremos levantar nuevas empresas, caminos, industrias, escuelas, más hospitales.

Los trabajadores del salitre, del cobre, del acero, del carbón y los trabajadores de la electricidad, tienen hoy una mentalidad que les hace entender que los problemas del sur, son los problemas del centro, y son los problemas del norte. Que si falta abastecimiento de alimentos se debe a que Chile no tiene lo suficiente para producirlos y que, por lo tanto, el campesino debe trabajar más la tierra, debe producir más. Uds. deben dar más abono y el hombre del cobre entregar más ingresos a la economía fiscal para realizar los grandes procesos productivos que den satisfacción a las necesidades de alimentos del pueblo, el gran proceso educacional, crear nuevas fuentes de trabajo, cambiar el rostro de la Patria y la vida de los chilenos. (Aplausos).

Diálogo, conversación y comprensión

Compañeros, ha sido muy satisfactorio para mí, que se haya llegado a un acuerdo, sin necesidad de la huelga, en lo referente al pliego de peticiones de Uds.

De todas maneras, sí yo lo hubiera conocido en detalle, les hubiera recortado un poco (Risas) pero creo que se lo merecen, por lo que produjeron y por lo que van a producir.

Es importante señalar también, que aquí hubo una conversación entre una empresa -en que los trabajadores forman parte de la Dirección- y los sindicatos que representan las aspiraciones de los trabajadores.

Ustedes forman parte de la Administración de esta Empresa, Uds. dirigen esta Empresa.

Es la Asamblea de Trabajadores la que elige los representantes de la Administración; y el Gobierno nombra un número igual, pero también de trabajadores del salitre entendiendo por tal a obreros, a empleados, técnicos y profesionales.

Existe entonces un diálogo. Y el país ha visto que no hubo huelgas en el carbón, ni en el salitre, ni en el cobre. Y nosotros no hemos satisfecho las peticiones de los trabajadores.

No hemos podido y no lo habríamos hecho jamás: responder a las peticiones que inicialmente plantearon, porque implicaría una gran irresponsabilidad. Porque el aumento desmedido de los sueldos y salarios no contribuye, compañeros, a satisfacer las necesidades de Uds. porque los bienes que pueden comprar, son menos que los que Chile necesita.

Todavía no producimos lo suficiente y, por lo tanto, si hay mucho dinero y menos bienes que los que el pueblo requiere, o se alzan los precios, o simplemente, se va al mercado negro.

Y eso es peor. Los obreros tienen que entender que una limitación justa de las reivindicaciones económicas está en función de otros beneficios y una nueva conciencia que los hace copartícipes del gran proceso del desarrollo económico nacional.

¿Qué sacaban en aquellos largos meses de huelga? ¿Cuántas veces yo vine al norte y supe del heroísmo de las compañeras en las ollas comunes? ¡Cuántas veces!

¿Cuántas veces sufrieron Uds. el éxodo de sus niños, que abandonaban la pampa para ir a vivir en casa de otros trabajadores o de familiares, más allá de las oficinas salitreras?

Hoy no ha habido necesidad de apelar a nada que no sea el diálogo, la conversación, y la comprensión.

Yo felicito a los dirigentes sindicales y a los compañeros que forman parte de la Administración de la Empresa, y destaco también, con satisfacción, otros aspectos que a veces no alcanzan a comprender los trabajadores.

El Cuerpo de Carabineros, un gran pilar

Qué importante es saber, por ejemplo, que el general de Carabineros de esta zona, Sr. Cádiz, logró que el Orfeón de Carabineros recorriera la Pampa Salitrera.

Muchas veces Uds. supieron de la represión. Porque un cuerpo policial obediente tenía que someterse a las instrucciones que se le daban. Hoy, en lugar de esa represión los sones marciales y la música han venido como expresión fraternal a alegrar a los trabajadores de la Pampa Salitrera. ¡Y yo se lo agradezco General Cádiz! (Aplausos).

Ese es el nuevo espíritu, que en nada debilita la disciplina de un Cuerpo como el de Carabineros.

Siempre lo he dicho: queremos más Carabineros. Lo reclaman los pobladores, la gente de las poblaciones marginales. Claman por ellos, y porque haya retenes, las mujeres.

Sobre todo, en las poblaciones miserables, donde la delincuencia se desata, donde se viola a niñitas, donde la corrupción azota aun a la juventud obrera.

He dicho: el Cuerpo de Carabineros será en el Gobierno Popular un gran pilar para atajar la corrupción y empleará toda su fuerza para reprimir el delito y castigar a los delincuentes, pero, al mismo tiempo para entender lo que son los procesos sociales y el derecho a una vida distinta y mejor de los obreros y campesinos de la Patria. (Aplausos).

Herencia de un sistema capitalista

Queridas compañeras y compañeros, no he deseado hacer un clásico discurso político.

Sin embargo, brevemente voy a decirles dos o tres cosas: los problemas que afronta el Gobierno son duros, muy difíciles. Emanan de la herencia que hemos recibido, de un sistema capitalista anárquico, de un país endeudado, con los grandes déficits en la alimentación, en la vivienda, en la educación en el trabajo.

Además, nos hemos comprometido a realizar los cambios revolucionarios dentro de la Constitución y de la Ley, cosa que no ocurrió hasta ahora, en ningún otro país del mundo.

Los sectores internacionales heridos, atacan a Chile implacablemente. Yo podría estar horas leyéndoles artículos, a Uds., publicados en contra de Chile, en las capitales de Europa y de América Latina y, por cierto, en EE.UU.

Si acaso el cerco internacional se hace más duro, internamente la oposición al Gobierno se expresa casi a diario.

Yo sé, perfectamente bien, que tengo la obligación de respetar al Congreso Nacional.

Pero, nadie me impide señalar lo que a mi juicio es una peligrosa actitud de la mayoría que hay en el Congreso y que es opositora al Gobierno.

No nos hemos salido de la Constitución. Cuando hay una diferencia entre el Congreso y el Gobierno, hay un tribunal que es el Tribunal Constitucional quién debe resolver estas diferencias.

Cuatro veces se ha recurrido al Tribunal Constitucional, y las cuatro veces éste le ha dado la razón al Gobierno.

Al Tribunal Constitucional también ha recurrido la oposición -una vez ellos y tres nosotros, para ser más preciso- y la oposición tuvo un pronunciamiento adverso.

Ahora, estamos enfrentados al hecho más duro y más difícil: el Congreso ha despachado una Reforma Constitucional que significa eliminar las facultades del Ejecutivo, a través de organismos como la CORFO, para comprar acciones, para estatizar determinadas industrias. Ha suprimido disposiciones legales que le permitían a la DIRINCO, por ejemplo, requisar industrias. Y establece, lo que es peor todavía, la devolución a sus dueños, de las empresas, industrias y bancos, que fueron estatizados después de octubre del año pasado; fija como fecha -me parece- el 14 de octubre.

Esto es un serio problema, porque los trabajadores piensan, y con razón, que no pueden volver aquellos empresarios, que antes, siendo dueños de esas empresas, sólo miraron su interés personal y no el interés de los trabajadores y el interés de Chile.

Hay entonces todo un serio problema que Uds. deben conocer.

El Gobierno no quiere un enfrentamiento con el Congreso. Pero, el Gobierno no puede aceptar que el Congreso piense que basta la simple mayoría, para insistir en el supuesto caso que el Gobierno -como tendrá que hacerlo- vete algunas disposiciones de la Reforma Constitucional.

Nosotros sostenemos que la Reforma Constitucional tiene el mismo trámite que una Ley.

Por lo tanto, si el Gobierno veta, se opone -para ser más claro- a determinados artículos, se requieren dos tercios del Congreso para insistir en esos artículos, y esto lo niega el Congreso.

Hemos dicho que será el Tribunal Constitucional el que debe resolverlo y el Congreso señala que el Tribunal Constitucional no tiene atribuciones para ello.

Estamos en un problema de extraordinaria gravedad.

Ya en 1891 este país fue sacudido por una guerra civil a causa de un diferendo entre el Congreso y Balmaceda. Era la época en que Balmaceda defendía el salitre para Chile.

Ahora es la época en que estamos nacionalizando las grandes empresas y los monopolios, y terminando con la prepotencia del latifundio, para efectuar los cambios que Chile reclama y necesita.

Yo, como Presidente de Chile, no quiero que se produzca un enfrentamiento, no quiero el caos económico, ni el caos social; pero al mismo tiempo, tengo que reclamar el respeto a las prerrogativas que tengo, de acuerdo a la Constitución.

Es mi obligación señalar estas cosas ante los trabajadores, porque todos debemos tener conciencia muy clara de los momentos duros que se nos vienen encima.

Agotaré todas mis energías para encontrar una solución dentro de los cauces constitucionales.

Desde aquí, desde esta pampa, aquí donde el sol quema y la tierra abrasa, donde el hombre supo del sacrificio de siempre, desde aquí yo llamo a los parlamentarios de la mayoría del Congreso, para que entiendan nuestro lenguaje y nuestra decisión.

Derrotar la insolencia imperialista

Dijimos que hacemos la Revolución chilena dentro de los cauces legales. No se puede cambiar las reglas del juego por la voluntad tan sólo, de la mayoría del Congreso.

La Constitución es la Carta Fundamental que marca los derroteros esenciales que el pueblo debe recorrer y yo estoy dispuesto a ello.

Si deseamos hacer la revolución dentro de los cauces legales, es porque no queremos ni sangre, ni violencia, ni atropello. Pero, no se puede tratar de cercenar los derechos del Ejecutivo, pues esto implicarla hacer imposible los cambios que Chile necesita, para que haya pan, trabajo, cultura y auténtica libertad para todos los chilenos. (Aplausos).

Queridas compañeras y queridos compañeros, así son las cosas. Vivimos los momentos de una campaña implacable en contra nuestra.

Ahí veo a un compañero que se tapa el sol con “El Mercurio de Antofagasta”. (Risas). Ojalá que sirva para eso. (Risas y Aplausos).

Pues bien, ahí viene un editorial titulado “Operación pobreza”. Es deshonesto que se haya escrito un editorial así. Es contrario a la ética. Es la demostración de una oposición enconada.

¿Por qué? Porque se tomó una frase mía, de una larga exposición.

Porque en realidad se dio vuelta mi idea. Se proyectan al futuro medidas, que yo no he dicho que vamos a tomar, para crear este clima de alarma.

¿Qué dije yo? Dije lo que he señalado desde hace muchos años: este país tiene que producir más artículos agropecuarios. Tiene que producir carne, trigo, mantequilla y aceite en mucha mayor cantidad, porque gastamos todos los años 180 o 190 millones de dólares, para traer esos alimentos que la tierra no produce.

Dije que el año 1936 tenla Chile 2.500 cabezas de ganado, y que después de 42 años tentamos 2.600. Deberíamos haber tenido más, pero se fueron más de 100 mil cabezas entre el 4 de septiembre y el 3 de noviembre del año 1970.

Dije que en Santiago, en las propias columnas de los diarios opositores se ha señalado que Chile ha gastado 2 veces el valor de Chuquicamata, trayendo carne.

Dije que este año deberla gastarse más de 100 millones de dólares para traer carne.

Entonces comenté; que si hubiera conciencia nacional, patriotismo nacional, si la gente fuera generosa y desprendida, no los obreros, sino los sectores poderosos, Podría Chile -dije- no comer carne en todo un año.

Para muchos obreros, para muchos trabajadores, para miles de mujeres de obreros, esto no es problema, porque muchas de ellas y muchos hombres de este país, han comido pocas veces en su vida carne, y por cierto que no han comido filetes, ni entrecot, ni lomo. Cazuelas y otras cosas baratas, eso sí. Y dije: bien podríamos quizás, sí el país estuviera preparado, decir: Chile no comerá por un año, pero se reemplazará la carne por ave, por cerdo, por pescado.

Lo puse como un ejemplo. Porque gastar 100 millones de dólares en traer carne, solamente para ser consumida, es algo contrario a las posibilidades económicas de Chile.

Deberíamos invertir esos 100 millones de dólares en vientres, para que se reprodujeran aquí, e ir creando nuestra masa ganadera.

Necesitamos tener, por lo menos, 10 millones de cabezas de ganado vacuno y sólo contamos con dos millones y medio. Y las vacas no se reproducen como los conejos… (Risas)… Se demoran un poquito más… (Risas).

Compañeros, he ahí, entonces esa prueba, esa editorial.

¿Por qué se procede así? No hay nada que nosotros hagamos, que se reconozca. No hay nada que el Gobierno realice y se diga que está bien hecho; Hay una oposición tenaz, cerrada, implacable. Todo se tergiversa. Y, a veces… se miente cínica y descaradamente.

Por eso, tienen que estar alerta, vigilantes; elevar su nivel político y organizarse. Saber que tenemos horas difíciles y que sólo en la unidad de los partidos que integran la base política del Gobierno que sólo con la presencia de los trabajadores, reunidos en la CUT, y en los partidos populares; que sólo buscando más allá de los partidos populares, el apoyo y la comprensión de miles y miles de chilenos -que deben y tienen que estar con nosotros porque la política nuestra está al servicio de Chile y de las mayorías nacionales-, sólo creando esta gran voluntad, podremos salir adelante y derrotar la insolencia imperialista y la decisión opositora que lleva a unirse a los que antes se combatían.

Compañeras y compañeros de Pedro de Valdivia ¡gracias, por la forma cordial y cariñosa en que me han recibido! ¡Gracias, trabajadores de Pedro de Valdivia por lo que hicieron en la producción del salitre, por lo que hicieron en la planta de yodo!

Yo tengo confianza y fe en Uds. y cada vez que sienta resquebrajarse mi espíritu, volveré aquí, para sentir el calor revolucionario de Uds., herederos de Luis Emilio Recabarren. (Aplausos).