Salvador Allende

Palabras en el acto de masas y desfile efectuado en celebración del segundo aniversario del triunfo popular


Pronunciado: El 4 de septiembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Muy queridas compañeras y estimados compañeros, pueblo de Santiago:

Este es un acto distinto al que habitualmente hemos realizado. Por eso, es indispensable que cada uno de Uds. a pesar del entusiasmo, del fervor, del interés por estar aquí frente a la tribuna, comprenda que en este desfile queremos ver pasar a los miles, miles y miles de compañeras y compañeros que con gran sacrificio, lealtad y responsabilidad han repletado las columnas patrióticas que pasarán frente a nosotros.

Por eso, quiero señalar que no voy a hacer un discurso en este momento. Mañana, en el Estadio Chile, hablaré para los Activos de la Unidad Popular, y por cadena radial, a todo el país.

Ahora, tan sólo deseo manifestar mi profunda satisfacción de ser chileno y ser Presidente del Pueblo, de ser chileno. (Ovación). Porque pocas veces, pocas veces en la historia, un Pueblo da una lección más, como la están dando Uds., al congregarse por centenares, centenares y centenares de personas, con alegría y con tranquilidad, en una ciudad que han querido dejar desierta, porque su propia conciencia los acusa.

Cuando ellos marchen, la ciudad de Santiago tendrá las características de siempre, porque sabremos respetarlos, para enseñarles lo que es la conciencia del Pueblo. (Aplausos).

No necesitamos la ciudad paralizada. No necesitamos el comercio paralizado, porque ninguno de los que está aquí iba a atentar contra las casas, contra el comercio, contra el hogar o contra la gente que no piensa como nosotros, si nosotros somos los que defendemos la democracia y la libertad.

¡Por eso estamos aquí, para decir nuestra palabra con la presencia del Pueblo, nuestra voz -sin necesidad de gritarlo- que se expresa en la risa del niño, en la lágrima de la mujer, en la voluntad del trabajador, en la conciencia del profesional en los chilenos y chilenas que repletan las calles de Santiago! (Aplausos).

Nunca antes esta ciudad presenció este espectáculo que es de reafirmación democrática, que es de confianza en la fuerza del Pueblo, que es una lección de firmeza, de lealtad revolucionaria.

Pero, no sólo Santiago, desde Arica a Magallanes, desde la pre-cordillera hasta el mar, está el Pueblo reunido, alerta, vigilante, consciente, responsable de su gran tarea histórica.

Pero, no sólo las masas, repletan las calles de las capitales de provincias y algunos departamentos y comunas de Chile. Está silenciosa la industria, la escuela, el taller, parcialmente el hospital, paralizado por minutos ferrocarriles, o la locomoción, el campo en las faenas de trabajo, en todas partes de la Patria.

Nunca, jamás, hubo una detención tan simbólica y una lección tan profunda.

Siempre los trabajadores recurrieron al paro parcial o nacional para expresar su protesta contra los gobiernos, para reclamar sus derechos, para hacer sentir lo que ellos anhelaban que se hiciera en bien de Chile y los chilenos.

Hoy por primera vez en la historia -y hay que medir lo que eso significa- el Pueblo repleta las calles, las avenidas y las plazas de Chile y todas las faenas y todos los sitios de trabajo, están paralizados desde el Norte, donde la industria pesquera, nos busca el alimento en el mar hasta las estancias magallánicas.

Desde el cobre en la precordillera, hasta los trabajadores del campo, pasando por la usina, la escuela, el riel o el hospital, pero paralizado para demostrar la fuerza del Pueblo, detenido el trabajo para señalar la voluntad del Pueblo, donde golpetea el martillo, y donde resuena la máquina para decir cuál es y cómo es de fuerte el Pueblo, paralizado Chile para defender la democracia y la libertad, para advertir que el fascismo no logrará quebrar nuestra convivencia y para decirle a los insanos que pretendieran provocar en este país situaciones difíciles que pudieran llevar al enfrentamiento a chileno contra chileno, que la fuerza del Pueblo los va a aplastar porque queremos defender a Chile (Aplausos) y lo seguiremos defendiendo. (Aplausos) (Ovación) (Gritos de ¡Viva Allende Viva!).

Esta es la gran lección que tendrá que ser comprendida y mirada más allá de la frontera. Qué más demostración de madurez política, la que dan Uds. compañeras y compañeros de Chile entero. Qué demostración más elocuente de responsabilidad: cómo me siento yo en este instante, Presidente y compañero de Uds. cuando hace dos años, aquí mismo, en una noche de victoria le hablaba al Pueblo el 4 de septiembre, para decirles que al fin el Pueblo sería Gobierno y han pasado dos años y el Pueblo está en el Gobierno. Y esta no es la hora de hablar de los logros alcanzados, de señalar los errores cometidos, pero cuando una campaña tenebrosa, cuando una presión sicológica se desata, cuando todos los días se machaca contra el Gobierno y se pretende destruir la unidad monolítica de los trabajadores, cuando además en un minuto duro, Uds. sufren las alzas, todos tenemos que estar obligados a mirarnos, para defender precisamente el futuro de Chile frente al saqueo de los que tienen exceso de todo lo que siempre estaban gozando; cuando muchos de Uds., sientan en su propio hogar que les llegan estas alzas, Uds. vienen aquí a demostrar que comprenden más allá los problemas diarios de cada familia, está la gran tarea histórica, que el Pueblo comprende: hacer de Chile una Patria digna, independiente y soberana. (Ovación y Aplausos).

¡Cuándo, cuándo esto se había visto! ¡Cuándo se había demostrado un mayor sentido de los valores que incorpora el proceso revolucionario a la conciencia de las masas y de las multitudes! ¡Cómo el me sentiré compañeros, orgulloso de ser Presidente de Uds., de ser Compañero Presidente, cuando Uds. están demostrando la fuerza granítica, la fortaleza moral, la resolución inquebrantable de seguir avanzando hacia las conquistas revolucionarias, en democracia, pluralismo y libertad, camaradas! (Aplausos).

No estarán en Bío-Bío ni en Fresia cuatro campesinos que cayeron acribillados. No estará cumpliendo con su deber el cabo de Carabineros, caído en Concepción, lamentablemente, y el Pueblo debe sentir la ausencia de estas víctimas.

Compañeros nuestros, los campesinos, que durante tantos y tantos años han sentido el desprecio de las castas terratenientes y la explotación inmisericorde y deben sentir también la ausencia de un servidor público, porque el Pueblo tiene que entender que el orden es responsabilidad del Gobierno y que los funcionarios que el Gobierno destaca para mantener el orden, cumplen con una tarea que es fundamental para un Gobierno. No hay Gobierno sin orden público; quienes quieren alterarlo, quienes quieren crear los conflictos, son quienes tienen que responder ante las instituciones que el Estado tiene para ello.

Por eso, es imposible imaginarse que un hombre de Izquierda, que un revolucionario no entienda esto. Y, no es posible imaginarse sino que la bala que hirió al Carabinero y le provocó su muerte tiene que haber salido de un provocador o de un enajenado porque en este instante el Gobierno del Pueblo le dice al Pueblo: “que en la fuerza de Carabineros, como en las Fuerzas Armadas de Chile está también la base granítica de la Constitución y de la Ley y de la defensa de la Victoria Popular”. (Aplausos).

Por eso, la democracia es la defensa de la democracia. No es algo estático. Es algo que debe tener vida, que tiene que dar cabida a miles y miles de hombres que no supieron del contenido de estas palabras y del acento de esta verdad. Y para ello estamos aquí. Para decir cuán fuerte somos. Pero, sin soberbia. Para señalar que somos la inmensa mayoría, no sólo los que nos reunimos a lo largo de la Patria, sino que hay miles y miles de hombres y mujeres que no militando en las filas de la Unidad Popular, inclusive, que siendo adversarios nuestros, no quieren que el fascismo se enseñoree en nuestra tierra porque es negación de la vida, es negación de la democracia, es negación de la libertad.

Por eso, es que esta tarde cuando siento más que nunca latir la lealtad del corazón del pueblo, sé perfectamente bien que no voy a flaquear en la tarea que Uds. me dieron y en el cumplimiento del Programa que juntos nos hemos trazado.

Respetaremos a nuestros adversarios, porque la Ley y la Constitución les dan derechos que el pueblo nunca ha negado. Pero, sabemos quiénes son los enemigos, de qué manera han pretendido en estos días, y mañana lo voy a detallar, crear el caos económico y romper la convivencia ciudadana.

Nosotros que somos los más fuertes, no sólo porque somos los más sino porque además la vida económica de Chile está en las manos del Pueblo, tenemos que mirar con confianza nuestra propia fuerza para marchar hacia adelante, teniendo conciencia de horas duras y difíciles que tendremos que soportar, agredidos desde fuera, combatidos desde dentro, implacablemente, con saña, con maldad y con violencia de parte de sectores sediciosos.

Pero, somos Chile con su historia, con su acervo, con el heroísmo de sus horas iniciales, con el esfuerzo del trabajo, con el dolor de miles de gentes.

Uds. no traen el cansancio de las horas que han caminado, sino que el cansancio de años y años, que pesan sobre los explotados y los oprimidos de esta tierra.

Por eso, compañeros en el crisol de Chile, con la voluntad del Pueblo, se funde de nuevo el deseo y el anhelo de seguir conquistando las victorias del mañana.

¡Venceremos, camaradas! porque esta expresión implica vencer en el trabajo, en el estudio, en la producción en la unidad, en el esfuerzo común, en la tarea colectiva, en la dignidad para Chile, en la independencia de la Patria.

¡Venceremos camaradas, venceremos camaradas! (Aplausos).

Compañeros, quiero por último decirles que he venido esta tarde y después de mis palabras debe comenzar el desfile en que Uds. deben marchar debieran haber puesto en las columnas y han sido indisciplinados digo compañeros, que he querido informales que voy a firmar dos decretos creando la Secretaría Nacional de la Mujer y la Secretaría Nacional de los Pobladores; dos aspectos fundamentales de la vida social que es innecesario detallar.

Queremos crear la Secretaría Nacional de la Mujer (Aplausos) para preocuparnos de ella, de sus problemas, para elevarla en su condición, para señalarle que el Gobierno del Pueblo tiene su preocupación fundamental para la mujer, que es y será siempre esencial, pilar básico de la vida chilena.

Y la Secretaría Nacional de los Pobladores porque cerca de 2 millones de chilenos, no sólo viven en pocilgas, viven mal, no sólo carecen de viviendas sino que no tienen atención médica, cultura, deporte.

Queremos preocuparnos de ellos, tenemos que preocuparnos de ellos, es esencial que la presencia de ellos nos enseñe lo que es su vida y su propio sufrimiento aunque la hayamos constatado muchas veces.

Firmaré aquí, frente al pueblo como reafirmación de la victoria de septiembre de 1970 y como reafirmación de la victoria que seguiremos alcanzando, estos decretos que señalan la preocupación del Gobierno por miles y millones de chilenos; los pobladores y fundamentalmente por la mujer chilena, por la madre proletaria, por la hermana, la compañera, por la mujer de Uds. por la simiente del futuro, camaradas. (Ovación).