Guillermo Lora

 

Respuesta a Mario Torres

(Carta a "El Diario" de La Paz)

 


Redactado: Bolivia, 26 de junio de 1963.
Publicado por vez primera: Enviado al periódico El Diario de La Paz - Bolivia; luego apareció en el folleto de Guillermo Lora, Respuesta a la burocracia, 1963.
Fuente de la versión digital: Partido Obrero Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2011.  


 

 

La Paz, 26 de junio de 1963.

Señor Director:

Invoco su no desmentida hidalguía periodística para pedirle se sirva dar paso a la siguiente rectificación al suelto, que en solicitada pagada, ha publicado el señor Mario Tórres en el periódico de su dirección:

La "respuesta" de Tórres al folleto "La burocracia sindical y la masacre de Siglo XX" constituye un exabrupto y por eso no merece de mi parte el menor comentario. Cuando alguien cree haber sido injustamente acusado tiene la obligación de exhibir documentos y razones para demostrar lo contrario. A esta altura de los acontecimientos, ¡es tan difícil creer en la honestidad de la burocracia sindical!

Sin embargo, me corresponde disipar algunos malentendidos que flotan en el ambiente.

Al señor Tórres le preocupa saber por qué recién ahora he publicado dicho folleto.

Mi respuesta es categórica: su aparición obedece a un cálculo cuidadoso, las circunstancias política imperantes pueden permitir su amplia y libre difusión. En otra oportunidad la misma burocracia habría conseguido su secuestro policial.

A Tórres, como siempre, le falta valor personal para lanzar sus sindicaciones.

Insinúa simplemente que puedo estar en convivencia con fuerzas reaccionarias. ¿Con cuáles?

Para mí el Movimiento Nacionalista Revolucionario en su conjunto, incluído el lechinismo, son fuerzas contrarrevolucionarias. Los que han leído el diario oficial de hoy comprenderán que el partido de gobierno no pierde la menor oportunidad para zaherirme.

¿Acaso Tórres pretende que tengo relaciones con el imperialismo? La lectura del folleto del que soy autor convencerá al menos avisado que esa tesis es absurda. Las publicaciones del Partido Obrero Revolucionario no llevan la advertencia de "prohibida la reproducción", porque está interesado en su mayor difusión. Desde el momento que una publicación porista llega a la calle puede ser citada, reproducida y difundida por nuestros amigos y enemigos. La misma actitud asumo frente a la publicación de parte de "La Burocracia Sindical y la Masacre de Siglo XX" en un matutino, el día domingo 23, a pesar de que no he realizado gestión alguna encaminada a ese fin.

El folleto de referencia está constituido por documentos históricos y por una interpretación de los mismos, fue escrito sin intención de que se convierta en actor de la lucha fraccional movimientista que se libra actualmente. Circunstancias extrañas a mi voluntad han determinado que las cosas ocurran de otra manera.

Mi criatura está en medio de una batalla fratricida y no por eso reniego de ella. Comprendo perfectamente que ciertos sectores del gobierno pueden citarme y hasta copiarme parcialmente, pero la integridad de mi pensamiento va dirigida contra el Movimiento Nacionalista Revolucionario y no únicamente contra tal o cual de sus sectores.

En definitiva, las ideas revolucionarias se abren paso hasta llegar a las masas. Al respecto me permito citar el siguiente ejemplo:

"Al comprender los alcances de la Tesis de Pulacayo, que en ese momento circulaba secretamente, Patiño ordenó a sus empresas que le dieran la mayor difusión posible en la prensa de Bolivia, para que el país se diera cuenta del peligro en que se hallaba... Le fue muy difícil al "superestado" conseguir la publicación de ese documento que en vez de ser tomado por los diarios como un hallazgo y una primicia informativa, fue insertado como aviso solicitado a una elevada tarifa." (M. Carrasco, "Simón I. Patiño", pag. 261).

La Tesis de Pulacayo fue difundida por la gran minería, por la Empresa Patiño, pero no le sirvió a ella, sino al pueblo boliviano y a los trabajadores.

Por otro lado, "El Diario" registra una carta de A. Asbún que dice:

"Es cierto que hace diecisiete años la Empresa Aramayo en su mina Quechisla acostumbraba poner en subasta pública sus movilidades usadas en favor de sus trabajadores. Aprovechando de tal circunstancia el señor Tórres me recomendó ante dicha empresa para que se me adjudicase un automóvil."