Guillermo Lora

 

Los movimientos regionales y el proletariado

 


Publicado por vez primera: En forma más extensa en “Para leer el Programa del POR” de G. Lora, 2002. En su presente versión resumida se publicó en Masas, No. 2162 (26 de febrero de 2010), pág. 7.
Fuente de la versión digital: Partido Obrero Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2011.  


 

 

La unidad nacional, que adecuadamente se expresa en el gran Estado nacional soberano, ha sido obra de la burguesía revolucionaria, que así ha potenciado el mercado nacional creado por el capitalismo en su ascenso como parte del mercado mundial.

En Bolivia no existen amplio mercado interno, unidad ni gran Estado nacionales, consecuencia de la persistencia del precapitalismo con su enorme peso del atraso. La burguesía al no poder desarrollar de manera global e independiente el capitalismo, no crea el mercado interno y, en esta medida, tampoco impulsa la unidad nacional ni pone en pie el gran Estado nacional soberano; tan importante -o acaso todavía más- que una floreciente democracia formal.

En el marco del régimen social imperante no existen posibilidades para la creación del mercado interno, de la unidad nacional y del gran Estado nacional soberano, estos objetivos solamente podrán ser materializados después de la victoria de la revolución proletaria.

El precapitalismo es el terreno fecundo para el surgimiento de las republiquetas, del localismo, del regionalismo, del separatismo. Estas tendencias centrífugas no permiten el avance de la unidad nacional. Algunas tendencias burguesas propugnaron -como parte da su programa- la creación del gran Estado y unidad nacionales, estas propuestas siempre acabaron en un fracaso. ...

El atraso del país es sinónimo de pobreza -de extrema rniseria-, situación en la que el gobierno central no puede atender las premiosas necesidades de las regiones, particularmente de las alejadas. Una tendencia predominante atribuye la inconducta gubernamental a la perversidad del presidente de la república de turno y al marcado centralismo estatal, una vieja tradición boliviana. Casi nadie señala la verdadera causa del fenómeno, el poco volumen de la producción boliviana, consecuencia del poco desarrollo del capitalismo.

Los movimientos regionales han arrancado al gobierno central la concesión de participar en parte de las ganancias que se obtienen por la explotación de las riquezas naturales, que no otra cosa son las famosas regalías ( ahora el IDH. N.R.). ...

La solución de este problema radica en lograr un gran desarrollo económico del país, algo que ya no está en manos de la burguesía nativa.

Los planteamientos regionales obstaculizan los planes y actividad del gobierno, porque colocan en un primer plano las exigencias localistas, que con frecuencia violentan, la política general.

En la periferia del Noreste, del Oriente y del Sur, el regionalismo se confunde con las reivindicaciones y luchas de las nacionalidades nativas oprimidas, lo que explica que se traduzca en federalismo y hasta separatismo. Las regiones buscan desesperadamente desarrollarse y satisfacer sus demandas más punzantes, en esta medida chocan con la política gubernarnental, que es típica de una república unitaria.... Se cree haber descubierto la solución del secular atraso de las regiones en la descentralización administrativa (y ahora en las autonomías departamentales, regionales e indígenas. N.R.). Las movilizaciones masivas son canalizadas hacia la acción parlamentaria en busca de un remedio “legal” y “constitucional” para el mal de siempre.

¿En qué consiste esta respuesta? En la instalación de gobiernos departamentales (regionales e indígenas con autonomía.N.R.) con ayuda del voto y tal vez en un reparto equitativo de los recursos estatales.

En el mejor de los casos, ... importará una mejor administración departamental de los pocos recursos económicos del país. No existen recetas valederas para que las cosas sucedan realmente así.

¿Cómo extirpar las taras del burocratismo, de la corrupción, del robo y de los negociados, que son taras de toda la clase dominante y de los innumerables partidos burgueses y reformistas? ¿Las elecciones por ser regionales dejarán de ser fraudulentas, productos del cohecho, de la demagogia? Únicamente los que creen en los milagros pueden responder afirmativamente a tales preguntas. Lo más probable es que aumente astronómicamente la ya ampulosa burocracia del aparato estatal con la aparición de los gobiernos departamentales. ...

Los movimientos regionales seguirán siendo poderosos, esto debido a las motivaciones que los generan y porque tienen capacidad para llevar a la lucha al grueso de las masas de gran parte del país. La dirección revolucionaria, la lucha por una sociedad mejor no puede ignorarlos; corresponde a la dirección revolucionaria trabajar para que el movimiento acaudillado por el proletariado se fusione con la lucha regional que constituye contingente valioso en la batalla contra la barbarie capitalista.

... los movimientos regionales deben ser potenciados por el impulso que les den los explotados y la dirección política del proletariado, en la perspectiva de que la solución radical de los problemas regionales será posible en el marco de la destrucción revolucionaria del capitalismo. El gobierno obrero campesino o dictadura del proletariado, desarrollará a plenitud a las fuerzas productivas, forjarán la unidad nacional y así podrán resolver de manera efectiva el atraso de las regiones, particularmente de las periféricas.

Resumido de: “Para leer el Programa del POR”,  G.Lora, 2002