F. ENGELS

CARTA A AUGUSTE BEBEL



Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en inglés en 1936.
Fuente  de la versión castellana de la presente carta: C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.


 

 

Londres, 15 de febrero de 1886

LA federación socialdemócrata, que pese a todos los informes de autopropaganda, es una organización extremadamente débil —en la que figuran buenos elementos, pero dirigidos por aventureros literarios y políticos— fue llevada al umbral de la disolución en las elecciones de noviembre, por un golpe de genio de esos mismos líderes. Hyndman (pronúnciese Haindman), jefe de la sociedad, en una época, había recibido dinero de los tories (conservadores), y con él levantó dos candidatos socialdemócratas en dos distritos de Londres. Como ni siquiera habían obtenido adherentes en esos dos distritos, era de prever la forma en que se desacreditarían (¡no obtuvo 27 y el otro 32 votos sobre un total de 4 000 y 5 000 respectivamente!) Pero Hyndman no acababa de recibir el dinero tory que su cabeza empezó a henchirse violentamente y salió en seguida a Birmingham, a ver a Chamberlain, el actual ministro, ofreciéndole su “apoyo” (que no suma 1 000 votos en toda Inglaterra) si Chamberlain le garantizaba una banca en Birmingham con ayuda de los liberales, y si votaba la ley de las ocho horas. Chamberlain no es zonzo y le mostró la puerta. A pesar de todas las tentativas de tapar este asunto, en la Federación se desató una gran pelea, que amenazó con disolverla. De modo que ahora algo tenía que ocurrir para que la cosa siguiera andando.

Entretanto, la desocupación aumentaba cada vez más. El colapso del monopolio inglés del mercado mundial ha hecho que la crisis continúe ininterrumpidamente desde 1878, empeorando en lugar de mejorar. La miseria especialmente en el East End de la ciudad, es espantosa. El invierno, excepcionalmente severo desde enero, agregado a la ilimitada indiferencia de las clases pudientes, produjo un considerable movimiento entre las masas desocupadas. Como de costumbre, los intrigantes políticos trataron de explotar este movimiento para sus propios fines. Los conservadores, que acababan de ser desalojados del gobierno, achacaron la responsabilidad de la desocupación a la competencia extranjera (lo que es verdad) y a los aranceles de represalia. También existe una organización obrera que cree fundamentalmente en las tarifas aduaneras de represalia. Esta organización convocó al mitin de Trafalgar Square el 8 de febrero. Mientras tanto, tampoco la SDF [Federación Social-demócrata] había holgazaneado, ya había realizado algunas pequeñas demostraciones, y quería sacar provecho de este mitin. En consecuencia, hubo dos mítines; los fair traders se agruparon en torno a la Columna de Nelson, mientras que la gente de la SDF pronunció sus discursos en la parte norte de la plaza, desde la calle que queda frente a la National Gallery, que está a unos 25 pies más allá de la plaza. Kautsky, que estuvo allí y se fue ante de que empezara el bochinche, me dijo que la mayoría de los obreros de verdad había estado con los fair traders, en tanto que Hyndman y Cía. tenían un auditorio mixto de gentes que iban de jarana, algunas de ellas ya alegres. Si Kautsky, quien está aquí desde hace escasamente un año, notó esto, los caballeros de la Federación deben haberlo visto con mayor claridad todavía. Sin embargo, cuando todo el mundo parecía dispersarse, procedieron a poner en práctica una vieja idea favorita de Hyndman: una procesión de “desocupados” por Pall Mall, la calle de los grandes clubes políticos, aristocráticos y de los grandes capitalistas, centros de la intriga política inglesa. Los desocupados que los siguieron a fin de realizar un nuevo mitin en Hyde Park, eran en su mayor parte tipos que no quieren trabajar de modo alguno, traperos, haraganes, espías policiales, carteristas. Cuando los aristócratas desde las ventanas del club los vieron, las cerraron, y lo mismo ocurrió con las de los negocios; saquearon los negocios de los comerciantes en vinos e instalaron inmediatamente una asociación de consumidores en medio de la calle, de manera que en Hyde Park, Hyndman y Cía. tuvieron que embolsar apresuradamente sus frases sedientas de sangre y acudir en son de pacificación. Pero, la cosa había sido puesta en marcha. Durante la manifestación, durante este segundo pequeño mitin y después, las masas de lumpenproletariado, a quienes Hyndman había tomado por desocupados, se volcaron por algunas de las calles elegantes cercanas, saquearon joyerías y otros comercios, engulleron las piernas de carnero que hablan saqueado únicamente para romper vidrieras y se dispersaron sin reunirse y sin ofrecer resistencia. Únicamente unos pocos que quedaban fueron dispersados en Oxford Street por cuatro policías.

A la policía no se la vio, fuera de este incidente, en ninguna parte, y su ausencia fue tan marcada que nosotros no fuimos los únicos en vernos obligados a creerla intencional. Los jefes de la policía parecen ser conservadores que no tienen inconvenientes en ver un poco de barullo en este período de gobierno liberal. Sin embargo, el gobierno designó en seguida una comisión de investigación y a más de uno de esos caballeros eso podrá costarle su trabajo.