Archivo Marx/Engels | Indice de la Correspondencia



F. Engels


Carta a
OTTO VON BOENIGK

En Berlín[*]



Folkestone cerca de Dover, 21 de agosto de 1890


...A sus preguntas [1] sólo puedo contestar en breve y en rasgos generales, ya que de otro modo sólo para contestar a la primera tendría que escribir todo un tratado.

1. La llamada «sociedad socialista», según creo yo, no es una cosa hecha de una vez y para siempre, sino que cabe considerarla, como todos los demás regímenes históricos, una sociedad en constante cambio y transformación. Su diferencia crítica respecto del régimen actual consiste, naturalmente, en la organización de la producción sobre la base de la propiedad común, inicialmente por una sola nación, de todos los medios de producción. No veo absolutamente ninguna dificultad para realizar --se trata de realizarla gradualmente-- esta revolución mañana mismo. El que nuestros obreros son capaces de ello, lo demuestran sus numerosas asociaciones de producción y distribución, que, cuando la policía no las arruinaba intencionadamente, se administraban con la misma eficacia y mucho más honradamente que las sociedades anónimas burguesas. No llego a comprender cómo puede usted hablar de la ignorancia de las masas en Alemania después de la brillante demostración de la madurez política de que han dado prueba nuestros obreros en la lucha victoriosa contra la ley sobre los socialistas [2]. La presunción seudocientífica de nuestros llamados hombres cultos me parece un obstáculo mucho mayor. Por cierto, nos faltan aún técnicos, agrónomos, ingenieros, arquitectos, etc., pero en el peor de los casos los podemos comprar, del mismo modo que lo hacen los capitalistas, y cuando unos cuantos traidores --que a ciencia cierta habrá en esta sociedad-- sean castigados de un modo ejemplar, comprenderán que sus intereses les mandan no robarnos más. Pero además de estos especialistas, entre los que figuran, según mi criterio, también los maestros de escuela, podemos perfectamente prescindir de las demás personas «cultas», y, por ejemplo, la presente gran afluencia de literatos y estudiantes al partido está preñada de perjuicios de toda índole, si no se les tiene a estos señores en su debido lugar.

Los latifundios de los junkers del este del Elba pueden entregarse en arriendo sin dificultad, asegurándose la necesaria dirección técnica, a los braceros y jornaleros de hoy y cultivarse colectivamente. Y si hay allí excesos, los responsables de ello serán los señores junkers, que han llevado a la gente a tal salvajismo a pesar de la legislación escolar existente.

El obstáculo más grande lo constituirán los pequeños campesinos y los molestos cultos y sabihondos, que aparentan saber tanto más, cuanto menos conocen la materia.

Así, si tenemos un número suficiente de partidarios entre las masas, se podrá socializar muy pronto la gran industria y la gran agricultura latifundista, ya que el poder político estará en nuestras manos. Lo demás vendrá más o menos rápidamente. Y teniendo la gran producción, seremos dueños de la situación.

Usted habla de la ausencia de la debida conciencia. Eso es así, pero por lo que se refiere a las personas cultas, procedentes de la nobleza y burguesía, que no se dan cuenta de cuánto tienen aún que aprender de los obreros...


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[*] Nombre actual: Wroclaw. (N. de la Edit.)

[1] En la carta a Engels del 16 de agosto de 1890, Boenigk, que se proponía dar una conferencia sobre el socialismo, pidió a Engels que respondiera a la pregunta sobre la conveniencia y la posibilidad de transformaciones socialistas dadas las diferencias existentes en la educación, el nivel de conciencia, etc., de distintas clases de la sociedad.

[2] La ley de excepción contra los socialistas fue promulgada en Alemania el 21 de octubre de 1878. En virtud de esta ley fueron prohibidas todas las organizaciones del Partido Socialdemócrata y las organizaciones obreras de masas, suspendida la prensa obrera, confiscadas las publicaciones socialistas y represaliados los socialdemócratas. Bajo la presión del movimiento obrero de masas, la ley fue derogada el 1 de octubre de 1890.



Fuente: C. Marx & F. Engels, Obras Escogidas, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. III.
Digitalización: Juan Rafael Fajardo, para el Marxists Internet Archive, sept. de 2001.