Karl Radek

 

Proyecto de Resolución sobre la Guerra Mundial y las tareas de la socialdemocracia

 


Escrito: En 1915 por Karl Radek, en representación de 11 delegados de izquierda rusos, polacos, letones, alemanes y suizos, para la Conferencia de Zimmerwald.
Versión en castellano:  Traducido por Emiliano R. Monge, para marxists.org, en base a "Draft Resolution on the World War and the Tasks of Social Democracy" (https://johnriddell.wordpress.com/2015/08/21/zimmerwald-1915-resolution-of-the-zimmerwald-left), en 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, septiembre de 2015.


 

La guerra mundial que ha asolado a Europa desde hace un año completo es una guerra imperialista. Se está librando para la explotación política y económica del mundo, para los mercados, fuentes de materias primas, salidas para la inversión de capital, y similares. Los resultados de la guerra a partir del desarrollo capitalista que teje simultáneamente a todo el mundo en una economía global y genera grupos independientes de capitalistas, formados alrededor de los Estados nacionales, con intereses contrapuestos.

La burguesía y los gobiernos tratan de ocultar la verdadera naturaleza de la guerra mundial, afirmando que es una lucha obligada para mantener la independencia nacional. Pero esto es un engaño del proletariado. En realidad, la guerra se hace precisamente para oprimir a otros pueblos y países. Las historias sobre la defensa de la democracia en esta guerra son tan engañosas, para el imperialismo significa la tiranía más cruel hecha por las grandes empresas y la reacción política.

El imperialismo sólo puede superarse mediante la eliminación de las contradicciones de la que surgió a través de la organización socialista de los países capitalistas. Las condiciones objetivas ya están maduras para esta tarea.

Cuando la guerra mundial estalló, la mayoría de los líderes obreros no propuso este lema, único posible contra el imperialismo. Cuando estalló la guerra, estos líderes, atrapados por el nacionalismo y consumidos por el oportunismo, entregaron al proletariado al imperialismo, mientras que abandonaron los principios del socialismo y, por lo tanto, la lucha genuina por los intereses del proletariado.

Patriotismo social y socialimperialismo representan un enemigo más peligroso para el proletariado que los apóstoles burgueses del imperialismo, ya que, por el mal uso de la bandera del socialismo, se puede perder a las capas menos conscientes de la clase obrera. En Alemania, no sólo la mayoría abiertamente patriótica de los ex dirigentes socialdemócratas, sino también actual centro del partido, que se hace pasar por una oposición, comparte este punto de vista. Lo mismo sucede con la mayoría de los líderes de Francia y Austria, además de una parte de los líderes de Gran Bretaña y Rusia (Hyndman, los fabianos, ideólogos tradeunionistas, Plejánov, Rubanóvich, el grupo Nashe Delo). El primer requisito para la movilización revolucionaria del proletariado y de la reconstrucción de la Internacional es una lucha irreconciliable contra el socialimperialismo.

Es tarea de los partidos socialistas y de las oposiciones socialistas dentro de los partidos que se han pasado al socialimperialismo, despertar y dirigir a las masas de trabajadores hacia la lucha revolucionaria contra los gobiernos capitalistas y conquistar el poder político en favor de la organización socialista de la sociedad.

Los socialistas no renuncian a la lucha por cada paso adelante contra el capitalismo, por cada reforma que fortalece al proletariado; no reniega de ningún medio para organizar y movilizar a las masas. En el país, los Socialdemócratas revolucionarios utilizan cada lucha, todas las demandas contenidas en el programa mínimo, con el objetivo de realzar la crisis de la guerra al igual que cualquier otra crisis social o política del capitalismo, para dirigirla en un ataque contra los cimientos del mismo. Al llevar a cabo esta lucha bajo la bandera del socialismo, las masas trabajadoras se inoculan contra las consignas de opresión de los pueblos, de mantener la dominación de una nación sobre otra, y de buscar nuevas anexiones. Serán sordos al grito de solidaridad nacional que llevó a los proletarios a los campos de la masacre.

El preludio de esta lucha es la lucha en contra de la guerra mundial y por un rápido fin a la masacre de los pueblos. Esta lucha exige el rechazo de los créditos de guerra, una salida de los ministerios del gobierno y la denuncia del carácter capitalista y anti-socialista de la guerra –en el ámbito parlamentario, en las páginas de legal y, cuando sea necesario, las publicaciones ilegales, junto con una lucha franca contra social-patriotismo. Cada movimiento popular que surge de las consecuencias de la guerra (empobrecimiento, bajas, etc.) debe ser utilizado para organizar manifestaciones callejeras en contra de los gobiernos, propaganda por la solidaridad internacional en las trincheras, demandas por huelgas económicas, y el esfuerzo para transformar esas huelgas , donde las condiciones son favorables, en las luchas políticas. ‘La consigna es la guerra civil, no la paz civil’.

Los Socialdemócratas Revolucionarios rechazan todas las ilusiones en que las bases de una paz duradera pueden ser puestas y los primeros pasos hacia el desarme, pueden ser puestos a través de algún tipo de acuerdo diplomático y gubernamental. Por el contrario, revolucionarios socialdemócratas deben decir una y otra vez que sólo la revolución social puede lograr una paz duradera y la liberación de la humanidad.