INDICE

John Reed

Diez días que estremecieron al mundo

CAPÍTULO XI
EL AFIANZAMIENTO DEL PODER[1]

 

 

 

Declaración de derechos de los pueblos de Rusia [2]

...El primer Congreso de los Soviets ha proclamado, en el mes de junio de este año, el derecho de los pueblos de Rusia a su autonomía.

El segundo Congreso de los Soviets, en noviembre, ha corroborado y precisado definitivamente este derecho inalienable de los pueblos de Rusia.

En consonancia con la voluntad de estos congresos, el Consejo de Comisarios del Pueblo ha decidido establecer como base de su acción en la cuestión de las nacionalidades los siguientes principios:

1. Igualdad y soberanía de los pueblos de Rusia.

2. Derecho de los pueblos de Rusia a la libre determinación, incluyendo el derecho a separarse totalmente y constituirse en Estado independiente.

3. Supresión de todos los privilegios y restricciones de carácter nacional o religioso.

4. Libre desarrollo de las minorías nacionales y los grupos étnicos que pueblan el territorio de Rusia.

Los decretos dando ejecución a estas normas serán redactados inmediatamente después que se constituya la Comisión de Nacionalidades.

En nombre de la República rusa:

El comisario de las nacionalidades,

Yussov Djugashvili-Stalin.

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. Ulianov (Lenin).

14 de noviembre de 1917

 

La Rada central de Kiev proclamó inmediatamente república independiente a Ucrania, y el gobierno finlandés hizo que el Senado votara análoga medida en Helsingfors. En Siberia y el Cáucaso surgieron gobiernos independientes. En Polonia, el comité superior de guerra se apresuró a llamar del ejército ruso a todas las tropas polacas, y suprimió sus comités al mismo tiempo que establecía una férrea disciplina.

Todos estos «gobiernos» y «movimientos» tenían dos características comunes: estaban dirigidos por las clases poseedoras y temían y detestaban al bolchevismo.

Entre el caos de estas conmociones, el Consejo de Comisarios del Pueblo trabajaba con firmeza en la edificación del orden socialista. Uno tras otro, promulgó los derechos sobre los seguros sociales y el control obrero, sobre los comités agrarios cantonales, sobre la abolición de títulos y categorías, sobre la supresión de los antiguos tribunales y la creación de los tribunales populares. . [3]

Se sucedían las diputaciones de las fuerzas de mar y tierra, llevando sus «felicitaciones entusiastas al nuevo gobierno del pueblo».

Un día fui testigo, delante del Smolny, de la llegada de un regimiento en andrajos procedente de las trincheras. Los soldados, flacos y demacrados, desplegados ante la amplia entrada, contemplaron el edificio como si dentro de él se encontrara Dios en persona. Algunos de ellos^apuntaban con risas hacia las águilas imperiales que campeaban encima de la puerta. .. Las guardias llegaron a hacer el relevo. Todos los soldados se volvieron hacia ella con curiosidad, como se vuelve uno a mirar una cosa de la que ha oído hablar, pero que jamás ha visto. Y con risas bonachonas rompieron filas para ir a dar palmadas en la espalda de los guardias rojos, y dirigirles algunas palabras, mitad burlonas, mitad admirativas. ..

El Gobierno provisional ya no existía. El 15 dé noviembre, los sacerdotes dejaron, de orar por él en todas las iglesias de la capital. Pero, como dijo el propio Lenin en el Tsík, todavía no se había pasado «del principio de la conquista del poder». Privada de armas, la oposición, que seguía dominando la vida económica del país, se puso a organizar la desorganización, y, con todo el genio que poseen los rusos para la .acción, en común, multiplicó los obstáculos interpuestos ante los Soviets para dominarlos y desacreditarlos.

La huelga de funcionarios, bien organizada, fue sostenida financieramente por lof bancos y los establecimientos comerciales. Todas las tentativas de Tos bolcheviques para apoderarse del aparato gubernamental tropezaron con viva resistencia.

Trotzki fue enviado al ministerio de Negocios Extranjeros. Los funcionarios se negaron a reconocerlo y permanecieron encerrados en sus despachos: cuando vieron que forzaban sus puertas, presentaron la dimisión. Las nuevas autoridades reclamaron las llaves de los archivos; pero fue necesario que llegaran los obreros encargados de hacer saltar las cerraduras para que quienes las tenían las entregaran. Entonces, se descubrió que Neratov, antiguo ayudante del ministro, había desaparecido, llevándose con él los tratados secretos...

Sliapnikov trató^de tomar posesión del ministerio del Trabajo. Había mucho frío y no había nadie en el edificio para encender la calefacción. Entre los cientos de personas presentes, nadie quiso indicarle dónde se encontraba el despacho del ministro. . .

Alejandra Kollontai, nombrada comisaria de Asistencia Pública el 13 de noviembre, fue acogida por una huelga general de los funcionarios del ministerio, a la que sólo unas cuarenta personas se negaron a sumarse. Los pobres de las grandes ciudades, los pensionados de los asilos, se encontraron sumidos en una indigencia espantosa. Delegaciones de enfermos muñéndose de hambre, huérfanos de rostros amoratados y escuálidos, sitiaban el edificio. Con lágrimas en los ojos, Kollontai mandó encarcelar a los huelguistas hasta que entregaran las llaves de los despachos y las cajas fuertes. Cuando tuvo en su poder las llaves, se dio cuenta de que la anterior ministro, la condesa Pánfná, había partido llevándose los fondos, que se negaba a restituir a menos que la Asamblea Constituyente le ordenara hacerlo.[4]

Incidentes parecidos a éstos se produjeron en los ministerios de Agricultura, Abastecimientos y Hacienda. Los funcionarios, colocados ante la disyuntiva de reintegrarse a sus puestos o de perderlos junto con sus derechos a la jubilación, no respondían, o bien reanudaban sus labores tan sólo para sabotear el trabajo. . . Como casi toda la intelligentzia era antibolchevique, el Gobierno soviético tropezaba con dificultades insuperables para reclutar nuevos funcionarios. . .

Los bancos privados permanecían obstinadamente cerrados, y sólo los especuladores tenían acceso a ellos por una puerta reservada. Cuando se presentaban los comisarios, los funcionarios desaparecían, escondiendo los libros y llevándose los fondos. Todo el personal del Banco del Estado se declaró en huelga, con excepción de los encargados del tesoro y de la impresión de billetes, quienes se negaban a satisfacer petición alguna que emanara del Smolny, pero entregaban por debajo de cuerda sumas enormes al Comité de Salvación y a la Duma municipal.

Un comisario se presentó en dos ocasiones con una compañía de guardias rojos para exigirle el pago de sumas importantes, necesarias para hacer frente a los gastos del gobierno. La primera vez, se encontraban presentes un número imponente de miembros de la Duma municipal y los jefes de los partidos menchevique y social-revolucionario, quienes hicieron al comisario consideraciones tan graves acerca de las consecuencias de aquello, que éste se asustó. La segunda vez se presentó con una orden, a la que dio lectura con todas las formalidades de rigor, pero alguien le hizo observar que la orden no tenía fecha, ni sello, y el respeto tradicional de los rusos por los documentos oficiales le obligó una vez más a retirarse...

Los funcionarios de las oficinas del Crédito público destruyeron sus libros, con lo que desapareció todo vestigio de las relaciones financieras de Rusia con los otros países.

Los comités de suministros y las administraciones de los servicios municipales no funcionaban o se dedicaban al sabotaje. Y cuando los bolcheviques, ante el apremio de las necesidades de la población, trataban de tomar cartas en el asunto o hacerse cargo de los servicios, los .empleados se declararon en huelga y la Duma inundó Rusia de telegramas protestando contra la «violación de la autonomía municipal» por los bolcheviques.

En los estados, mayores y en las oficinas de los ministerios de Guerra y Marina, donde los viejos funcionarios habían accedido a trabajar, los comités del ejército y el alto mando ponían todos los obstáculos posibles a la acción de los Soviets, aun a riesgo de comprometer la situación de las tropas en el frente. El Vikjel era hostil y se negaba a transportar las tropas soviéticas; había que apoderarse de los trenes por la fuerza y detener en cada ocasión a los funcionarios de los ferrocarriles, con las consiguientes amenazas de huelga general por parte del Vikjel para que se les pusiera en libertad. .,

El Smolny se hallaba reducido a la impotencia. Los periódicos decían que todas las fábricas de Petrogrado tendrían que cerrar sus puertas en término de tres semanas por falta de combustible. El Vikjel anunció, que los trenes dejarían de funcionar el primero de diciembre. Petrogrado sólo tenía víveres para tres días y no llegaban mercancías de fuera. En el frente, el ejército se moría de hambre... El Comité de Salvación y los diferentes comités centrales expidieron avisos a todo el país exhortando a la población a que hiciera caso omiso de los decretos del gobierno. Las embajadas aliadas mostraban una fría indiferencia o una franca y abierta hostilidad..

Los periódicos de la oposición, que reaparecieron bajo otros nombres al día siguiente de decretarse su prohibición, se explayaban en violentos ataques y sarcasmos contra el nuevo régimen.[5] El Novaia Jizn lo definía como «una alianza de la demagogia y la impotencia».

Día tras día —escribía este periódico—, el gobierno de los comisarios despueblo se hunde más y más en las malditas necesidades cotidianas. Los bolcheviques se hicieron dueños del poder fácilmente, pero son incapaces de ejercerlo.

Son impotentes para dirigir la máquina de gobierno existente, pero lo son también para crear un órgano nuevo, cuyo funcionamiento fácil y libre satisfaga las necesidades de sus experiencias socialistas.

En efecto, ya de por sí escasos de gente para la labor de su partido", cuando sólo se trataba de manejar la lengua o la pluma, ¿dónde van a encontrar los bolcheviques el personal necesario para acometer los trabajos especiales tan variados y complejos de la vida del Estado?

Él nuevo gobierno se agita y hace ruido, inunda el país de decretos, cada uno de ellos más «radical» y más «socialista» que el anterior.

Pero en este socialismo de papel, que constituirá sobre todo el asombro de nuestros nietos, no se ven ni el deseo ni la capacidad de resolver los problemas más urgentes.

Mientras tanto, la conferencia reunida por el Vikjel para la formación de un nuevo gobierno seguía reunida, en sesión permanente, día y noche. Las dos partes habían llegado ya a un acuerdo de principio sobre lo que debería ser la base del nuevo gobierno. La composición del Consejo del Pueblo estaba en vías de discusión y se habían concertado ya las voluntades en torno a un gabinete de ensayo, con Tchernov como primer ministro. Se admitía una importante minoría bolchevique, pero dejando a un lado a Lenin y Trotzki. Los comités centrales de los partidos menchevique y socialrevolucionario y el Comité Ejecutivo de los Soviets campesinos resolvieron, sin dejar de manifestarse inquebrantablemente hostiles a la «política criminal de los bolcheviques», no oponer obstáculos a su entrada en el Consejo del Pueblo, «para poner término al fratricida derramamiento de sangre».

Pero la fuga de Kerenski y las asombrosas victorias alcanzadas en todas partes jjpor los Soviets, modificaron la situación. El 16, en una reunión del Tsík, los socialrevolucionarios de izquierda insistieron en que los bolcheviques formasen un gobierno de coalición que incluyera a los otros partidos socialistas; de lo contrario, se retirarían del Comité Militar Revolucionario del Tsík. Malkin dijo:

—Las noticias de Moscú, donde nuestros camaradas caen a ambos lados de las barricadas, nos obligan una vez más a plantear la cuestión de la organización del poder, y al hacerlo así no sólo ejercemos un derecho, sino que. cumplimos, además, con un deber...

Hemos conquistado el derecho de sentarnos aquí con los bolcheviques, en el recinto del Smolny, y de hablar desde esta tribuna. Después de la lucha en el seno del partido nos veremos obligados, si no queréis la conciliación, a pasar de la lucha abierta fuera del Smolny.. . Debemos proponer a la democracia una fórmula de transacción aceptable.

Después de una suspensión concedida para examinar este ultimátum, los bolcheviques volvieron a la sala de sesiones con la siguiente resolución, a la que dio lectura Kaménev:

El Comité Ejecutivo Central considera conveniente la entrada en el gobierno de representantes de todos los partidos socialistas que componen los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos que reconocen las conquistas de la revolución del 7 de noviembre, es decir, el poder soviético, los decretos sobre la tierra, la paz, el control obrero y el armamento de las masas obreras.

El Comité Ejecutivo Central decide, en consecuencia, proseguir con todos los partidos socialistas las negociaciones entabladas acerca de la constitución del poder, e insiste en que el acuerdo deberá establecerse sobre las siguientes bases:

El gobierno es responsable ante el Tsík, que será ampliado a 150 miembros. A estos 150 delegados de los Soviets de Diputados obreros y soldados se agregarán 75 delegados de los Soviets campesinos provinciales, 80 delegados del ejército y la flota, 40 de los sindicatos (a saber, 25 de las diferentes uniones de los sindicatos de toda Rusia, en proporción al número de sus miembros, 10 del Vikjel y 5 del sindicato de correos), y finalmente 50 delegados de los grupos socialistas de la Duma municipal de Petrogrado. No menos de la mitad de las carteras en el gobierno corresponderá al partido bolchevique, entre ellas, necesariamente, las de Negocios Extranjeros, Interior y Trabajo. Ejercerán el mando de las tropas, en los distritos de Petrogrado y Moscú, los delegados de los Soviets de los Diputados obreros y soldados de Petrogrado y Moscú. El gobierno organizará sistemáticamente el armamento dé las masas obreras de Rusia. Se estima indispensable la participación en el gobierno de Lenin y Trotzki.

Después, Kaménev explicó:

—El llamado «Consejo del Pueblo» propuesto por la Conferencia habría de constar de 240 miembros aproximadamente: 150 bolcheviques, delegados del antiguo Tsík contrarrevolucionario, 100 miembros elegidos por las Dumas municipales y todos kornilovistas, 100 delegados de los Soviets campesinos escogidos a gusto de Avxentiev y 80 de los antiguos comités del ejército, que han dejado de representar a la masa de los soldados. Nosotros nos negamos a sdmitir al antiguo Tsík y a los representantes de la Duma municipal.

Los delegados de los Soviets campesinos deben ser elegidos por el congreso de campesinos, convocado por nosotros y que, al mismo tiempo, se encargará de elegir a un nuevo comité ejecutivo. La proposición de descantar a Lenin y a Trotzki tiende a decapitar a nuestro partido; no podemos aceptarla. Finalmente, no vemos en absoluto la necesidad de tal Consejo del Pueblo; los Soviets están abiertos a todos los partidos socialistas y el Tsík los representa proporcionalmente a la importancia real que tienen entre las masas. . .

Karelin declaró, en nombre de la izquierda socialrevolucionaria, que su partido votaría en favor de la resolución bolchevique, si bien se reservaba el derecho a modificar ciertos detalles, tales como la representación de los campesinos, y pedía que la cartera de Agricultura fuese concedida a los socialrevolucionarios de izquierda. Estas condiciones fueron aceptadas.

Más tarde, en una reunión del Soviet de Petrogrado, Trotzki dio la siguiente «respuesta a una pregunta formulada acerca de la composición del nuevo gobierno:

—Y no sé nada de todo eso. No tomo parte en las negociaciones... Pero no creo que puedan tener una gran importancia. . .

Durante la noche, reinó un gran malestar en la Conferencia. Los delegados de la Duma municipal se retiraron. . . .

En el mismo Smolny, en las filas del partido bolchevique, la política de Lenin tropezaba con una fuerte oposición. La noche del 17 de noviembre la gran sala de sesiones estaba rebosante y la sesión del Tsík se abrió en medio de una atmósfera muy tensa.

El bolchevique Larin declaró que se acercaba la fecha de las elecciones a la Asamblea Constituyente y que ya era hora de terminar con el terrorismo político:

—Las medidas adoptadas contra la libertad de prensa deben ser rectificadas. Tuvieron su razón de ser durante la lucha. Ahora, nada las justifica. La prensa debe ser libre, salvo en los casos de incitación al desorden y la insurrección.

En medio de una tempestad de silbidos y abucheos que se elevaba de las filas de su propio partido, Larin propuso la siguiente resolución:

Queda derogado el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la prensa.

Sólo se podrán aplicar 'medidas de represión política por decisión de un tribunal especial elegido por el Tsík (proporcionalmente a la importancia de los partidos en él representados).[6] Este tribunal tendrá derecho de revisión en lo que concierne a todas las medidas de represión anteriores.

Este texto fue acogido con atronadores aplausos por parte de la izquierda socialrevolucionaria e incluso de una parte de los bolcheviques.

Avanessov propuso, en nombre del grupo de Lenin, aplazar la cuestión de la prensa hasta que se llegara a un acuerdo entre los partidos socialistas, propuesta que fue rechazada por una mayoría aplastante.

—La revolución en curso —prosiguió Avanessov— no ha dudado en atacar a la propiedad privada; el problema de la prensa debe ser considerado justamente como una cuestión de propiedad privada. ..

Luego, dio lectura a la resolución oficial del grupo bolchevique:

La prohibición de los periódicos burgueses no ha sido solamente u» medio de combate en el curso de la insurrección y durante el aplastamiento de las tentativas contrarrevolucionarias; ha sido también una medida transitoria indispensable para el eílablecimiento del nuevo régimen de prensa, régimen bajo el cual los capitalistas, poseedores de las imprentas y del papel, no pueden seguir siendo los fabricantes todopoderosos de la opinión pública.

Debemos ahora proseguir la obra iniciada, procediendo a la confiscación de las imprentas privadas y los depósitos de papel, y entregándolas al poder soviético, en la capital y en las provincias, con el fin de que los partidos y los grupos tengan a su disposición los medios técnicos, en consonancia con la importancia real de las ideas que representan, es decir, con el número de los afiliados a sus partidos.

El restablecimiento de la pretendida «libertad de prensa», es decir, la restitución pura y simple de las imprentas y depósitos de papel a los capitalistas, envenenadores de la conciencia pública, representaría una capitulación inadmisible ante la voluntad del capital, el abandono de una de las posiciones más importantes de la Revolución obrera y campesina; en una palabra, una medida indiscutiblemente contrarrevolucionaria.

El C.C. de nuestro partido propone, por lo tanto, a la fracción bolchevique del Tsík que debe rechazar categóricamente toda proposición encaminada al restablecimiento del antiguo régimen de la prensa y que se preste un apoyo sin restricciones al Consejo de Comisarios del Pueblo en su política contra la pretensión y las exigencias dictadas por prejuicios pe-queñoburgueses o por el sometimiento liso y llano a los intereses de la burguesía contrarrevolucionaria.

La lectura de esta resolución fue interrumpida por las exclamaciones irónicas de los socialrevolucionarios de izquierda y las protestas indignadas de los bolcheviques refractarios. Karelin se puso en pie de un salto:

—Hace tres semanas, los bolcheviques eran los más ardientes defensores de la libertad de prensa . . . Los argumentos de esta resolución recuerdan singularmente el punto de vista de las Centurias Negras y de los censores del régimen zarista: ¡también ellos hablaban de los envenadores de la conciencia pública!

Trotzki defendió extensamente la resolución. Distinguió entre lo que es la prensa durante la guerra civil y lo que es después de la victoria.

—Durante la guerra civil, el derecho a emplear la violencia sólo compete a los oprimidos . .. (Gritos: ¿Dónde están ahora los oprimidos?) La victoria sobre nuestros adversarios no todavía completa y los periódicos para nosotros constituyen un arma. En estas condiciones, la prohibición de los periódicos dañinos en una medida de legítima defensa . . .

Luego, pagando a la cuestión de la prensa después de la victoria: «La posición de los socialistas ante el problema de la libertad de prensa debe reflejar exactamente su posición ante el problema de la libertad de comercio ... El poder democrático hoy organizado en Rusia exige la abolición total de la dominación privada de la prensa, lo mismo que la de la industria ... El poder soviético debe confiscar todas las imprentas. (Gritos: ¡Confiscad la imprenta de la Pravda!)

«El monopolio de la burguesía sobre la prensa debe ser abolido; de lo contrario, la toma del poder carecerá de sentido. Todo grupo de ciudadanos debe poder disponer de las imprentas y el papel... El derecho de propiedad sobre las imprentas y el papel pertenece actualmente, en primer lugar, a los obreros y los campesinos, y sólo en segundo lugar a la burguesía, que representa una minoría ... El paso del poder a manos de los Soviets llevará aparejada una radical transformación de todas las condiciones de vida, transformación que necesariamente deberá manifestarse también en lo tocante a la prensa ... Si nacionalizamos los bancos, ¿podemos dejar que sigan existiendo los periódicos financieros? Los periódicos del antiguo régimen deben desaparecer. Y es necesario que esto se entienda de una buena vez.» (Aplausos y furiosas protestas.)

Karelin replicó que el Tsík no tenía derecho a adoptar una decisión sobre un problema tan importante como éste sin someterlo al estudio de una comisión especial, y volvió a abogar acaloradamente por la libertad de prensa.

En este momento, subió a la tribuna Lenin, sereno, impasible, con el ceño fruncido; habló con lentitud, meditando bien sus palabras; cada frase caía como un martillazo.

«La guerra civil aún no ha terminado; todavía tenemos al enemigo frente a nosotros; por eso es imposible derogar las medidas de represión dirigidas contra la prensa. Nosotros, los bolcheviques, siempre hemos dicho que cuando tomáramos el poder suprimiríamos la prensa burguesa. Tolerar la existencia de la prensa burguesa significa renunciar a ser socialistas. Cuando se hace la revolución, no se puede contemporizar; hay que avanzar o retroceder. El que hable de libertad de prensa retrocede y trata de frenar nuestro avance, nuestra marcha hacia el socialismo.

»Hemos sacudido el yugo del capitalismo, del mismo modo que la primera revolución abatió el yugo del zarismo. Y si la primera revolución tuvo rjzón al suprimir los periódicos monárquicos, no sotros la tenemos al acabar con la prensa burguesa. El problema de la libertad de prensa no puede separarse de los demás problemas de la lucha de clases. Habíamos prometido suprimir estos periódicos y lo hemos hecho. La inmensa mayoría del pueblo aprueba nuestra conducta.

»Ahora que la insurrección ha terminado, no tenemos el menor deseo de suprimir los periódicos de los otros partidos socialistas, salvo en caso de que excitaran a la sublevación del ejército o a la desobediencia hacia el Gobierno soviético.

«Pero no les permitiremos, so pretexto de libertad de prensa socialista, que se adueñen, con la ayuda solapada de la burguesía, del monopolio de las imprentas, las tintas de imprimir y del papel. Estos instrumentos han pasado a ser propiedad del Estado soviético y deben distribuirse, en primer lugar, entre los partidos socialistas, en estricta proporción al número de sus afiliados.»

Se procedió a votar. La resolución de Larin y de los socialre-volucionarios de izquierda salió derrotada por 31 votos contra 22.[7] La moción de Lenin fue aprobada por 34 votos contra 24. Entre la minoría derrcftada se encontraban los bolcheviques Riazánov y Losovski, quienes declararon que no podían votar en favor de cualquier medida de restricción de la libertad de prensa.

Después de esta votación, los socialrevolucionarios de izquierda se declararon obligados a desligarse de toda responsabilidad, abandonaron el Comité Militar Revolucionario y dimitieron todos los cargos importantes que ocupaban.

Cinco miembros del Consejo de Comisarios del Pueblo, Noguin, Rykov, Miliutin, Teodorovich y Shlipnikov dimitieron sus cargos, emitiendo la siguiente declaración:

Somos partidarios de un gobierno socialista que incluya a todos los partidos socialistas. Consideramos que sólo un gobierno así formado permitiría consolidar las conquistas logradas por la clase obrera y el ejército revolucionario durante las jornadas heroicas de noviembre. Fuera de esta solución, no vemos más que una posibilidad: el mantenimiento de un gobierno exclusivamente bolchevique por medio del terrorismo político. Este es el camino que sigue el Consejo de Comisarios del Pueblo. Nosotros no podemos ni queremos seguirle por ese camino. Entendemos que por esos derroteros se va a eliminar de la vida política a las grandes organizaciones proletarias, a la instauración de un régimen irresponsable y al aplastamiento de la revolución y del país. Como no podemos aceptar la responsabilidad de semejante política, presentamos al Tsík la dimisión de nuestras funciones como comisarios del pueblo.

Hubo otros comisarios que, aun sin llegar a dimitir, firmaron también esta declaración: Riazánov, Derbychev, comisario de Prensa; Arbuzov, comisario de las Imprentas del Estado; Yureniev, comisario de la Guardia Roja; Feodorov, comisario del Trabajo, y Larin, jefe de la Sección de Trabajos legislativos.

Simultáneamente con esto, se retiraron del Comité Central del partido bolchevique Kamenev, Rykov, Miliutin, Zinoviev y Noguin, haciendo públicos sus motivos:

Estimamos que la formación de un gobierno de este tipo (integrado por todos los partidos socialistas) es indispensable para evitar un nuevo derramamiento de sangre, para conjurar el hambre inminente, evitar el aplastamiento de la revolución por Kaledin y asegurar la reunión de la Asamblea Constituyente en la fecha señalada, así como la ejecución del programa de paz aceptado por el 2º Congreso de los Soviets de Diputados obreros y soldados de toda Rusia.

No podemos solidarizarnos con la desastrosa política del Comité Central, política atentatoria contra la gran mayoría de proletariado y los soldados, que aspiran a que se haga la paz entre los diferentes grupos de la democracia y no quieren que corra más sangre. Por esa razón, renunciamos al título de miembros del Comité Central, con el fin de tener derecho a defender nuestras opiniones ante la masa de obreros y soldados.

Salimos del Comité Central en el momento de la victoria, en el momento de la subida al poder de nuestro partido, porque no podemos seguir viendo por más tiempo cómo la política de los diligentes del Comité Central nos conduce a la pérdida de los frutos de la victoria y al aplastamiento del proletariado.

Las masas obreras y los soldados de la guarnición, inquietos y agitados, enviaron delegaciones al Smolny y a la Conferencia que deliberada sobre la formación del nuevo gobierno, en la que la escisión producida en lar filas de los bolcheviques causó la más viva alegría.

Pero la respuesta del grupo de Lenin fue pronta e implacable. Shlipnikov y Teodorovitch se plegaron a la disciplina del partido y asumieron nuevamente sus cargos. Kaménev fue destituido de sus funciones de presidente del Tsik y reemplazado por Sverdlov. Zinoviev perdió la presidencia del Soviet de Petrogrado. El día 20 por la mañana, la Pravda publicaba una Inexorable proclama, dirigida al pueblo ruso y redactada por Lenin, de la que se hizo una tirada de cientos de miles de ejemplares pegados en todas las paredes y distribuidos a lo largo de toda Rusia.[8]

El segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia ha dado la mayoría al partido bolchevique. Solamente un gobierno formado por este partido puede ser, por lo tanto, un gobierno soviético. Todo el mundo sabe que el Comité Central del partido bolchevique, horas antes de la constitución del nuevo gobierno y antes de presentar la lista de sus miembros al segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, convocó a tres de los miembros más destacados de la izquierda socialrevolucionaria, los camaradas Kamkov, Spiro y Karelin, y los invitó a formar parte del nuevo gobierno. Lamentamos muy de veras la negativa de los camaradas socialrevolucionarios y la consideramos, además, inadmisible por parte de revolucionarios y defensores de la clase obrera. Seguimos dispuestos a admitir en el gobierno a la izquierda socialrevolucionaria, pero declaramos que, como el partido mayoritario del segundo Congreso de los Soviets de toda Rusia, tenemos el derecho y nos sentimos obligados ante el pueblo a formar el gobierno...

¡Camaradas! Varios miembros del Comité Central de nuestro partido y del Consejo de Comisarios del Pueblo, Kaménev, Zinoviev, Noguin, Rykov, Miliutin, y algunos otros, se retiraron ayer, 17 de noviembre, del Comité Central, y los tres últimos del Consejo de Comisarios del Pueblo.

Estos cantaradas han obrado como desertores, pues no sólo han abandonado los puestos que les fueron confiados, sino que han infringido, además, las instrucciones del Comité Central de nuestro partido, con arreglo a las cuales estaban obligados, antes de retirarse, a esperar las decisiones que adoptaran las organizaciones del partido de Petrogrado y Moscú.

Condenamos categóricamente esta deserción. Y estamos profundamente convencidos de que todos los obreros, soldados y campesinos conscientes, pertenecientes al partido o simpatizantes, condenan asimismo la conducta de los desertores.

...Recordad, camaradas, que dos de estos desertores, Ka-ménev y Zinoviev, se habían portado ya como desertores y rompehuelgas antes de la insurrección de Petrogrado, pues no sólo votaron en la sesión decisiva del Comité Central, celebrada el 23 de octubre, contra la insurrección, sino que, incluso después de votada la decisión del Comité Central, prosiguieron su labor de agitación entre los obreros en contra del alzamiento... El poderoso entusiasmo de las masas, el noble heroísmo de millones de trabajadores, soldados y campesinos de Petrogrado y Moscú, del frente, de las trincheras y las aldeas, barrieron entonces a los desertores como un tren barre el serrín de la vía.

¡Ojala sean capaces de avergonzarse de su conducta los hombres de poca fe, los vacilantes, los pusilánimes, los que se dejan intimidar por la burguesía o capitulan ante el griterío de sus cómplices directos o indirectos! En las masas obreras y entre los soldados de Petrogrado, Moscú y de otras partes, no hay ni sombra de vacilación.

...¡No aceptaremos ninguna clase de ultimátum de gru-pitos de intelectuales que no tienen detrás de sí a las masas, sino absolutamente a los Kornilov, los Savinkov, los junkers, y otros de la misma calaña!...

La nación entera se estremeció como bajo el soplo de la tormenta. En ninguna parte se permitió a los oposicionistas explicarse ante las masas. La dura repulsa popular se abatió sobre el Tsík con la violencia de las olas que se estrellan contra los rompientes. Durante varios días, el Smolny se vio inundado de delegaciones y comités portadores de las voces de indignación del frente, del Volga, de las fábricas de Petrogrado. ¿Por qué se habían permitido salir del gobierno? ¿Estaban acaso subvencionados por la burguesía para apuñalar por la espalda a la revolución? Deben reintegrarse a sus puestos y someterse a las decisiones del Comité Central.

Sólo la guarnición de Petrogrado vacilaba todavía. El 24 de noviembre, se celebró un gran mitin de soldados, en el que representantes de todos los partidos políticos hicieron uso de la palabra. La política de Lenin fue aprobada por gran mayoría y los social-revolucionarios de izquierda invitados a entrar en el gobierno .. .[9]

Los mencheviques presentaron un postrer ultimátum exigiendo que todos los ministros y los junkers fuesen puestos en libertad, que se dejara en entera libertad a todos los periódicos, que la Guardia Roja fuera desarmada y la guarnición puesta bajo.las órdenes de la Duma. El Smolny respondió que todos los ministros socialistas, y, salvo raras excepciones, todos los junkers, habían sido puestos ya en libertad, que tocios los periódicos, excepción hecha de la prensa burguesa, eran libres y que el Soviet conservaría el mando de las fuerzas militares ... El día 19 la Conferencia constituida para la formación de un nuevo gobierno se dispersó y los miembros de la oposición se trasladaron uno por uno a Moguilev, dónde, bajo la protección del Estado Mayor, siguieron formando gobierno tras gobierno, hasta el fin

Al mismo tiempo, los bolcheviques habían ido minando el poder del Vikjel. Un llamamiento del Soviet de Petrogrado a todos los ferroviarios los exhortaba a obligar al Vikjel a entregar sus poderes. El día 15, el Tsík, aplicando la táctica que había empleado con los campesinos, convocó para el 1 de diciembre un congreso de ferroviarios de toda Rusia; el Vikjel respondió convocando su propio congreso para dos semanas más tarde. El 16 de noviembre, los miembros del Vikjel ocuparon sus asientos en el Tsík. En la noche del 1 al 2 de diciembre, en la sesión de apertura del congreso de ferroviarios de toda Rusia, el Tsík ofreció oficialmente el Comisariado de Vías y Comunicaciones al Vikjel, que aceptó.. .

Una vez resuelta la cuestión del poder, los bolcheviques abordaron en seguida los problemas prácticos. En primer lugar, era preciso alimentar a la ciudad, al país, al ejército. Equipos de marinos y de guardias rojos recorrieron los almacenes, las estaciones, registraron las barcazas de los canales, desenterraron y confiscaron miles de puds de víveres acaparados por los especuladores. Fueron enviados emisarios a las provincias, donde, con ayuda de los comités agrarios, se incautaron de los almacenes de los grandes traficantes en granos. Se enviaron al Sur y a Siberia expediciones de marinos, fuertemente armados, en destacamentos de 5,000 hombres, con la misión de apoderarse de las poblaciones que aún se hallaban en manos de las guardias blancas, restablecer el orden y encontrar víveres. El tránsito de viajeros jor la línea del ferrocarril transiberiano fue suspendido durante dos semanas, y trece trenes, cada uno bajo .la dirección de un comisario, fueron expedidos rumbo al Este con cargamentos de piezas de tela y lingotes de hierro, reunidos por los comités de fábrica, para cambiárselos a los campesinos siberianos por trigo y patatas. . .

Como quiera que las minas de carbón de la cuenca del Donetz se hallaban eij podet de Kaledin, el problema del combustible fue adquiriendo caracteres de desastre. El Smolny ordenó que se cortara el alumbrado eléctrico de teatros, tiendas y restaurantes, restringió el tráfico tranviario y confiscó los depósitos de leña que se hallaban en poder de los traficantes privados. Cuando se agotaron las existencias de carbón de las fábricas de Petrogrado y , éstas se veían ya expuestas a la amenaza de cierre, los marinos de la Flota del Báltico les suministraron doscientos mil puds de hulla, procedentes de las bodegas de sus barcos.

Hacia fines de noviembre se produjeron los saqueos de bodegas, .que comenzaron en las del Palacio de Invierno.[10] Durante varios .días, se vieron las calles llenas de soldados borrachos. No era difícil descubrir detrás de esto la mano de los contrarrevolucionarios, que habían distribuido en los regimientos croquis en los que se señalaban los lugares en que había almacenes de licores y bebidas espirituosas. Al principio, los comisarios del Smolny se limitaron a hacer llamamientos a la cordura, pero no se logró con ello poner fin al desorden, que fue en aumento y degeneró en verdaderas batallas cerradas entre soldados y guardias rojos. Por último, el Comité Militar Revolucionario tuvo qtfe enviar compañías de marinos con ametralladoras, con órdenes de disparar sin miramiento contra los saqueadores, muchos de los cuales resultaron muertos. Después, se encargó a destacamentos especiales que fueran a las bogedas armados de hachas y rompieran las botellas o hicieran saltar aquéllas con dinamita . . .

Compañías de guardias rojos, disciplinados y bien pagados, estaban de servicio día y noche en los edificios de los Soviets de distrito, reemplazando a la antigua milicia. En todas las barriadas los obreros y soldados eligieron pequeños tribunales revolucionarios para .juzgar los delitos menores...

Los grandes hoteles, donde los especuladores seguían reuniéndose para urdir pingües negocios, fueron cercados por los guardias rojos y los desaprensivos especuladores enviados a la cárcel. . .[11]

La clase obrera, constantemente en guardia, organizó un vasto sistema de vigilancia, procurando enterarse, por medio de la servidumbre, de lo que se tramaba en las casas de los burgueses, y transmitiendo iodos los informes al Comité Militar Revolucionario, que golpeaba con mano de hierro. Así fue como se descubrió el complot monárquico, organizado por el antiguo miembro de la Duma, Purishkievitch, y un grupo de nobles y oficiales, que preparaban un levantamiento de oficiales y habían escrito a Kaledin llamándolo a Petrogrado.[12] De igual manera fue desenmascarada laconspiración de los kadetes de Petrogrado, quienes enviaban dinero y reclutas a Kaledin ...

Neratov, aterrado por la ira popular que había desencadenado su huida, reapareció cfln los tratados secretos y se los entregó a Trotzki, quien inmediatamente comenzó a publicarlos en la Pravda, con gran escándalo del mundo entero ...

Las restricciones a la libertad de prensa fueron reforzadas mediante un decreto[13] que declaraba la publicidad monopolio de los órganos oficiales del gobierno. A modo de protesta, los demás periódicos suspendieron su publicación, o simplemente pasaron por alto el decreto, lo que les valió su prohibición ... Solamente al cabo de tres semanas, cuando vieron que sus esfuerzos eran vanos, se sometieron.

En los ministerios continuaban las huelgas de funcionarios y proseguían el sabotaje y la obstrucción de la vida económica normal. El Smolny sólo contaba con la voluntad de las masas populares, inmensas, pero desorganizadas; gracias a su apoyo, el Consejo de Comisarios del Pueblo pudo dirigir victoriosamente su acción revolucionaria contra el enemigo.[14] En proclamas elocuentes,[15] difundidas por toda Rusia, Lenin explicaba al pueblo, con palabras sencillas, lo que era la revolución; le exhortaba a tomar él mismo el poder, a demoler por la fuerza la resistencia de las clases poseedoras, a hacerce cargo por sí y ante sí de las instituciones gubernamentales. ¡El orden revolucionario! ¡Disciplina revolucionaria! ¡Contabilidad y control riguroso! ¡Nada de huelgas! ¡Nada de holgazanería!

El 20 de noviembre, el Comité Militar Revolucionario publicó el siguiente aviso:

Las clases poseedoras oponen resistencia al nuevo gobierno de los Sóviets, al gobierno de los obreros, soldados y campesinos. Sus partidarios entorpecen la labor de los funcionarios, invitan a los empleados de banco a que se crucen de brazos, tratan de interrumpir las comunicaciones ferroviarias, postales y telegráficas.

Les advertimos que están jugando con fuego. El país y el ejército están amenazados por el hambre. Para luchar contra esta amenaza, es necesario que todos los servicios funcionen regularmente. El gobierno de obreros y campesinos está tomando todas las medidas necesarias para asegurar todo lo necesario al país y al ejército.

Oponerse a estas medidas es cometer un crimen contra el pueblo. Advertimos a la clases pudientes y sus partidarios que, si el sabotaje no cesa y el aprovisionamiento se ve interrumpido, ellos serán los primeros en sufrir las consecuencias.

Las clases poseedoras y sus cómplices serán privados del derecho a obtener víveres. Todas las reservas que se hallen en su poder serán confiscadas.

Cumplimos nuestro deber previniendo a los que están jugando con fuego.

Estamos convencidos de que si estas enérgicas medidas se hacen necesarias, contaremos con la aprobación sin reservas de todos los obreros, soldados y campesinos.

El 22 de noviembre, los muros de la ciudad fueron cubiertos con un anuncio que se titulaba:

El Consejo de Comisarios del Pueblo ha recibido del Estado Mayor del Frente Norte el siguiente telegrama urgente:

«¡No podemos seguir esperando por más tiempo! ¡No dejéis a los ejércitos morir de hambre! Desde hace algunos días, el ejercito del frente Norte no tiene un pedazo de pan; dentro de dos o tres días, habrá consumido las galletas que actualmente se le distribuyen de las reservas que hasta ahora habían permanecido intactas. Los delegados que llegan de los ejércitos declaran que es indispensable retirar metódicamente a la retaguardia a una parte de las tropas, previendo que, en el plazo de algunos días, comenzará una desbandada general de soldados que se mueren de hambre, extenuados por tres años de guerra de trincheras, enfermos, mal vestidos, sin calzado, que pierden la razón como consecuencia de las insoportables privaciones sufridas.»

El Comité Militar Revolucionario pone esta situación en conocimiento de la guarnición y los obreros de Petrogrado. Se imponen sin demora las medidas más enérgicas. Mientras tanto, los altos funcionarios de las instituciones gubernamentales, de los bancos, la tesorería, los ferrocarriles y los correos y telégrafos minan la acción del gobierno, que se esfuerza por aprovisionar al frente.

Cada hora de retraso puede costar la vida de miles de soldados. Los funcionarios contrarrevolucionarios actúan como criminales jde la peor especie para con nuestros hermanos que sufren hambre y mueren en el frente.

El Comité Militar Revolucionario dirige a estos criminales una última advertencia. En caso de la menor resistencia u oposición por su parte se tomarán inexorables medidas, cuyo rigor será proporcional a sus crímenes.

La masa de obreros y soldados se estremeció con una sacudida de rabia que conmovió a toda Rusia. En la capital, los funcionarios y empleados bancafios distribuyeron cientos de proclamas y llamamientos,[16] para protestar y defenderse. He aquí uno de ellos:

¡A todos los ciudadanos!

El Banco del Estado esta cerrado.

¿Por qué?

Porque las violencias ejercidas por los bolcheviques contra el Banco del Estado nos han impedido seguir trabajando. La primera gestión de los comisarios del pueblo fue reclamar diez millones de rublos, y, el 27 de noviembre, exigieron veinticinco millones, sin ofrecer justificación alguna del empleo de estas sumas. . .

Nosotros, funcionarios del Banco del Estado, no podemos ser cómplices del saqueo del tesoro nacional. Por eso hemos dejado de trabajar...

¡Ciudadanos! El dinero del Banco del Estado es vuestro dinero, el dinero que habéis ganado con vuestro trabajo, con el sudor de vuestra frente y a costa de vuestra sangre.

¡Ciudadanos! ¡Salvad del saqueo el tesoro de la nación! ¡Protegednos contra las violencias y regresaremos inmediatamente al trabajo.

Los empleados del Banco del Estado.

Siguieron luego las declaraciones del ministerio de Abastecimientos, del ministerio de Hacienda, del Comité especial de Suministros, en todas las cuales se protestaba que el Comité Militar Revolucionario hacía imposible él trabajo a los funcionarios y se recelaba la ayuda de la población contra el Smolny. Pero la masa de los obreros y soldados no lo creía; en el ánimo del pueblo había enraizado la certeza de que los funcionarios.se dedicaban a sabotear, hacían padecer hambre al ejército y a la población. En las colas para conseguir pan, que continuaban alargándose en las heladas calles, la gente no echaba pestes contra el gobierno, como ocurría bajo Kerenski, sino contra los tchinoviks, contra los saboteadores; porque el gobierno, ahora, era su gobierno; eran sus Soviets, a los que los funcionarios de los ministerios veían con mjlos ojos...

El corazón de la oposición era la Duma, con su órgano de combate, el Comité de Salvación, que protestaba contra todos los decretos del Consejo de Comisarios del Pueblo, que se pronunciaba en toda ocasión contra el reconocimiento del Gobierno soviético, que cooperaba abiertamente con todos los seudogobiernos contrarrevolucionarios de Moguilev... El 17 de noviembre, el Comité de Salvación E dirigió a «todos los consejos municipales, zemstvos, organizaciones democráticas y revolucionarias de campesinos, .obreros, soldados y demás ciudadanos» las siguientes exhortaciones:

1º No reconoscáis al Gobierno bolchevique y luchad contra él.

2º Formad comités locales para la salvación de la patria y la revolución a fin de cooperar, mediante la unión de todas las fuerzas democráticas, con el Comité de Salvación de toda Rusia y manteneos en estrecho contacto unos con otros y con el Comité de toda Rusia,

Entre tanto, en Petrogrado,[17] las elecciones a la Asamblea Constituyente dieron una enorme mayoría a los bolcheviques, hasta el punto de que los propios mencheviques intemacionalistas declararon que se debía elegir una nueva Duma, ya que la antigua había dejado de representar la composición.política de la población de Petrogrado. Las organizaciones íbreras, las unidades militares e incluso los campesinos de los alrededores inundaban la Duma con torrentes de resoluciones, declarándola contrarrevolucionaria y komilovhta y exigiéndole que dimitiera. Los últimos días de la Duma transcurrieron en medio de tormentosos debates, provocados por las reclamaciones de los obreros municipales, quienes exigían salarios remuneradores, y por las amenazas de huelga...

El día 23, el Comité Militar Revolucionario decretó la disolución del Comité de Salvación. El 29, el Consejo de Comisarios del Pueblo ordenó la disolución y la reelección de la Duma municipal de Petrogrado:

Considerando que la Duma municipal de Petrogrado, elegida el 2 de septiembre, antes del golpe de Kornilov, ha perdido manifiesta y definitivamente el derecho de representar a la población de Petrogrado, con cuyo estado de ánimo y aspiraciones se encuentra en completa oposición; considerando que los miembros de la mayoría de la Duma no gozan ya de ninguna confianza política, y continúan sirviéndose de sus prerrogativas J>ara empresas contrarrevolucionarias dirigidas contra la voljntad de los Obreros, soldados y campesinos, y para sabotear la actividad de los poderes públicos,;el Consejo de Comisarios del Pueblo estima indispensable hacer un llamamiento a la población de la capital para que se pronuncie sobre la política de la municipalidad autónoma.

En consecuencia, el Consejo de Comisarios del Pueblo decreta:

1º La Duma municipal queda disuelta, con fecha 30 de noviembre de 1917.

2º Todos los funcionarios nombrados por la actual Duma permanecerán en sus puestos y continuarán desempeñando su» funciones hasta que la nueva Duma haya elegido a sus sucesores.

3º Todos los funcionarios de la municipalidad continuarán desempeñando sus actividades. Los que abandonen su servicio serán considerados como despedidos.

4º Las nuevas elecciones a la Duma de Petrogrado se celebrarán el 9 de diciembre de 1917 y se realizarán de acuerdo con las disposiciones del «Decreto sobre las elecciones de miembros de la Duma municipal de Petrogrado del 9 de diciembre de 1917», promulgado simultáneamente con el presente decreto.

5º La nueva Duma celebrará su primera sesión el 11 de diciembre, a las dos de la tarde.

6º Los contraventores de las prescripciones del presente decreto o toda persona culpable de haber dañado o destruido deliberadamente las propiedades municipales serán detenidos inmediatamente y conducidos ante el tribunal militar revolucionario.

 

La Duma se reunió y votó jactanciosos acuerdos, en los que afirmaba que «defendería su posición hasta la última gota de sangre», y exhortó desesperadamente a la población a salvar su «municipalidad libremente elegida». Pero la población permaneció indiferente u hostil. El día 30, el alcalde Schreider y varios consejeros fueron detenidos y sometidos a interrogatorio, y luego puestos en libertad. El mismo día y al siguiente la Duma continuó en sesión, interrumpida frecuentemente par guardias rojos y marinos, quienes venían cortés-mente a invitar a la asamblea a que se disolviera. En la sesión del 2 de diciembre, un oficial y algunos marinos penetraron en la sala Nicolás mientras un orador ocupaba la tribuna y ordenaron a los asistentes que salieran, ya que de lo contrario se haría uso de la fuerza. La asamblea obedeció, protestando hasta el fin, «no cediendo sino ante la violencia».

La nueva Duma, elegida diez días más tarde y en cuyas elecciones se negaron a participar «moderados», resultó casi enteramente bolchevique...[18]

Subsistían diversos centros de peligrosa oposición, entre otros las «Repúblicas» de Ucrania y Finlandia, que adoptaban actitudes resueltamente antisoviéticas. Simultáneamente, en Helsingfors y en Kiev, los gobiernos concentraban sus tropas más seguras y se ponían en campaña para aplastar al bolchevismo, al mismo tiempo que desarmaban y expulsaban a las tropas rusas. La Rada ucraniana tomó bajo su mando toda la Rusia del Sur y proporcionó a Kaledin refuerzos y aprovisionamientos. Finlandia y Ucrania entablaron negociaciones secretas con los alemanes y fueron reconocidas prontamente por los gobiernos atíados, que les facilitaron enormes empréstitos, aliándose con las clases poseedoras, para crear cabezas de puente contrarrevolucionarias contra la Rusia soviética. Por último, cuando el bolchevismo hubo vencido en estos países, la burguesía derrotada llamó en su ayuda a los alemanes...

Pero la amenaza más peligrosa que tenía que vencer el Gobierno soviético era la que partía del interior. Esta amenaza era doble: la del movimeinto de Kaledin y la del Gran Estado Mayor de Moguilev, a la cabeza del cual se encontraba el general Dujonin.

Muraviov, que parecía tener el don de la ubicuidad, fue nombrado para el mando de las operaciones contra los cosacos, emprendió el reclutamienío de un ejército rojo entre los obreros de fábricas. Cientos de propagandistas fueron enviados a la cuenca del Don. El Consejo de Comisarios del Pueblo, en una proclama dirigida a los cosacos,[19] les explicó lo que era el Gobierno soviético y cómo las clases poseedoras, funcionarios, propietarios y banqueros, juntamente con sus aliados, los señores terratenientes y los generales cosacos, trataban de aplastar la revolución para que sus riquezas no fueran confiscadas por el pueblo.

El 27 de noviembre, un comité de cosacos se presentó en el Smol-ny para ver a Trotzki y a Lenin. Preguntaron si era cierto que el Gobierno soviético no tenía la intención de repartir las tierras cosacas entre los campesinos de la Gran Rusia.

—No —respondió Trotzki. Los cosacos deliberaron.

—Bien —dijeron—, ¿pero es que el Gobierno soviético tiene la intención de confiscar las tierras de los grandes propietarios cosacos y repartirlas entre los cosacos trabajadores?

Lenin les contestó:

—Eso es qjpestión vuestra. Nosotros apoyaremos a los cosacos trabajadores en todas sus acciones. El mejor método es que comencéis por constituir Soviets cosacos. Entonces, podréis estar representados en el Tsík y el Gobierno soviético se convertirá de esa manera en vuestro gobierno...

Los cosacos regresaron y reflexionaron profundamente acerca de estas declaraciones. Dos semanas más tarde, Kadelin recibía una diputación de su» tropas.

—¿Nos promete usted —le preguntó la delegación— el reparto de los bienes de los señores terratenientes cosacos entre los cosacos trabajadores?

—¡Antes la muerte!—respondió Kaledin.

Un mes más tarde, viendo cómo su ejército se disolvía ante sus ojos, Kaledin se saltó la tapa de los sesos. El peligro cosaco había terminado.[20]

En Moguilev estaban reunidos el antiguo Tsik, los jefes socialistas «moderados» desde Avxentiev a Tchernov, los jefes de los antiguos comités del ejército y los oficiales reaccionarios. El estado mayor se negaba obstinadamente a reconocer al Consejo de Comisarios del Pueblo. Había agrupado en torno suyo a los Batallones de la Muerte, a los Caballeros de San Jorge y a los cosacos del frente, y se mantenía por debajo de cuerda en estrecho contacto con los agregados militares adiados, con el movimiento de Kaledin y con la Rada ucraniana.

Los gobiernos aliados habían dejado sin respuesta el decreto sóbrela paz del 8 de noviembre, por el cual el Congreso de los Soviets pedía un armisticio general.

El 20 de noviembre Trotzki dirigió la siguiente nota a los embajadores aliados: [21]

Señor embajador,

Tengo el honor de informaros que el Congreso de los Soviets de Diputados obreros y soldados de toda Rusia ha constituido, el 8 de noviembre, un nuevo gobierno de la República rusa: el Consejo de Comisarios del Pueblo. Ostenta la presidencia de este gobierno Vladimir Iliych Lenin, y yo ejerzo en él, en mi calidad de comisario del pueblo para los Asuntos Extranjeros, la dirección de la política exterior.

Al llamar vuestra atención sobre el texto, aprobado por el Congreso de los Soviets de toda Rusia, de nuestra proposición de armisticio y paz democrática sin anexiones ni determinaciones, basada en el derecho de los pueblos a la libre determinación, tengo el honor de rogaros que consideréis ese documento como ufea proposición oficial de armisticio inmediato en todos los frentes y de apertura inmediata de negociaciones de paz. El gobierno de la República rusa dirige simultáneamente la misma proposición a todos los pueblos beligerantes y a sus gobiernos.

Os ruego aceptéis, señor embajador, la seguridad de la profunda estimación que el Gobierno soviético siente por vuestro pueblo, el cual no puede menos de desear la paz, al igual que todos los otros pueblos desangrados y agotados por esta carnicería sin precedentes.

La misma noche, el Consejo de Comisarios del Pueblo telegrafió al general Dujonin el siguiente texto:

El Consejo de Comisarios del Pueblo estima indispensable proponer un armisticio inmediato a todos los pueblos beligerantes, tanto aliados como enemigos. El comisario del pueblo de Asuntos Extranjeros ha dirigido una comuniciación en este sentido a todos los representantes aliados en Petrogrado.

El Consejo de Comisarios del Pueblo os encarga, ciudadano comandante supremo, en ejecución de la decisión del Congreso de los Soviets de Diputados obreros y soldados de toda Rusia, dirigir a las autoridades militares enemigas, a la recepción del presente telegrama, una proposición de cese inmediato de las hostilidades, con el fin de entablar negociaciones de paz.

A la par que os encarga de que entabléis estas conversaciones preliminares, el Consejo de Comisarios del Pueblo os ordena:

1º Tenerle informado continuamente, por hilo directo, de la marcha de vuestras negociaciones con los plenipotenciarios de los ejércitos enemigos.

2º No firmar el acta de armisticio sin la previa aprobación del Consejo de Comisarios del Pueblo.

Los embajadores aliados acogieron la nota de Trotzki con un silencio desdeñoso, acompañado en los periódicos por declaraciones anónimas, llenas de biliosa ironía. La orden dada a Dujonin se calificó abiertamente de traición...

En cuanto a Dujonin, no dio señales de vida. La noche del 22 de noviembre se le preguntó telefónicamente si estaba dispuesto a ejecutar la orden recibida. Respondió que sólo podría hacerlo en caso de que la orden emanara de «un gobierno apoyado por el ejército y el país».

Sin pérdida de momento, fue destituido telegráficamente del cargo de comandante supremo y para sustituirlo se nombró a Krylenko. Fiel a su táctica de apelar directamente a las masas, Lenin comunicó por radio a todos los comités de regimientos, divisiones y cuerpos, a todos los soldados y marinos del ejército y la flota, la negativa de Dujonin y ordenó «a los regimientos del frente que eligieran delegados para entrar en negociaciones con los elementos enemigos del otro lado de las trincheras...»

El día 23, los agregados militares de las naciones aliadas, ajustándose a las instrucciones de sus gobiernos, presentaron una nota a Dujonin, advirtiéndole solemnemente contra «una violación de los tratados concertados entre las potencias de la Entente». La nota decía que, en caso de concertarse un armisticio separado con Alemania, este acto «tendría las más graves consecuencias» para Rusia. Dujonin puso inmediatamente esta nota en conocimiento de los comités de soldados...

Al día siguiente, Trotzki envió a las tropas otro llamamiento en el que calificaba la nota de los representantes aliados de intromisión flagrante en los asuntos interiores de Rusia, y de tentativa soberbia para «obligar al ejército y al pueblo rusos, mediante amenazas, a la guerra para cumplir los tratados concertados por el zar».

Desde el Smolny se lanzó proclama tras proclama,[22] denunciando a Dujonin y a los oficiales contrarrevolucionarios que le rodeaban, desenmascarando a los políticos reaccionarios reunidos en Moguilev, agitando a todo lo largo del frente de más de mil kilómetros a los millones de soldados' encolerizados y recelosos. Al mismo tiempo, Krylenko, acompañado por tres destacamentos de marinos fanáticamente leales, se ponía en camino hacia el Gran Estado Mayor, ardiendo en deseo de venganza[23] y siendo acogido en todas partes con ovaciones frenéticas de los soldados: fue una verdadera marcha triunfal. Y cuando el Comité Central del ejército lanzó su declaración en favor de Dujonin, diez mil hombres marcharon inmediatamente sobre Moguilev.

El 2 de diciembre la guarnición de Moguilev, sublevada, se apoderó de la ciudad, apresó a Dujonin y al Comité del ejército, y salió con sus victoriosos estandarte rojos al encuentro del nuevo comandante supremo. Al entrar en Moguilev a la mañana siguiente, Krylenko encontró a una multitud ululante que rodeaba en masa un vagón del ferrocarril en el cual se había encarcelado a Dujonin. Krylenko exhortó a los soldados a no causar daño alguno al prisionero, quien sería conducido a Petrogrado y juzgado por el tribunal revolucionario. Pero una vez que Krylenko terminó de hablar, el propio Dujonin apareció en la ventanilla, como si quisiera arengar a la multitud. Esta, irrumpiendo en el vagón con feroces aullidos, se apoderó del viejo general y lo arrastró por el andén, dándole muerte a golpes...

Así terminó la rebelión del Gran Cuartel General...

Poderosamente fortalecido por la caída del último baluarte de importancia del poder militar en Rusia, el Gobierno soviético se entregó con todas sus fuerzas a la organización del Estado. Muchos antiguos funcionarios vinieron a alinearse bajo su bandera y numerosos miembros de otros partidos entraron al servicio del Estado. Los que abrigaban ambiciones de dinero se vieron decepcionados por ei decreto sobre los salarios de los funcionarios, que fijaba un máximo de 500 rublos (325 francos oro, aproximadamente) por mes para los comisarios del pueblo... La huelga de funcionarios, dirigida por la Federación de las Uniones, fracasó cuando dejó de contar con el apoyo de los círculos financieros y comerciales.

Mediante el decreto sobre la nacionalización de los bancos, la creación del Consejo supremo de la Economía nacional, la aplicación efectiva del decreto sobre la tierra, ia reorganización democrática del ejército; mediante los cambios radicales operados en todas las ramas del Estado y de la vida, con todas estas medidas que solamente podían ponerse en práctica apoyándose en la voluntad de la masa de obreros, soldados y campesinos, se comenzó a forjar lentamente, a íravés de no pocos errores y tropiezos, la Rusia proletaria...

Los bolcheviques no habían conquistado el poder mediante una transacción de las clases poseedoras o los diversos jefes políticos, ni llegando a una conciliación con el antiguo aparato gubernamental. Tampoco por la violencia organizada de una pequeña camarilla. Si las masas, en toda Rusia, no hubieran estado preparadas para la insurrección, ésta habría fracasado. La única razón de la victoria de los bolcheviques es que comenzaron a dar realidad a las amplias y elementales aspiraciones de las capas más profundas del pueblo, llamándolo a la obra de destruir el pasado y cooperando con él para edificar, sobre sus ruinas, humeantes todavía, un mundo nuevo...

 

 

Notas

1. Objeto del presente capítulo

Este capítulo abarca un período de dos meses, aproximadamente. 338 Comprende la época de las negociaciones con los Aliados, las negóciaciones y el armisticio con los alemanes, y el comienzo de las negociaciones de paz de Brest-Litovsk, a la vez que el período durante el cual se sentaron los fundamentos del Estado soviético.

Pero no era mi propósito en este volumen exponer e interpretar estos acontecimientos históricos tan importantes: para ello, se requeriría más espacio y he reservado este trabajo para otro libro: De Kornilov a Brest-Litovsk.

En este capítulo, pues, me he limitado a los esfuerzos del Gobierno soviético encaminados a consolidar su poder político en el interior y he bosquejado las victorias sucesivas logradas por él sobre los elementos hostiles del interior de Rusia, labor que se ha visto momentáneamente interrumpida por la desastrosa paz de Brest-Litovsk.

2. Preámbulo de la Declaración de Derechos de los Pueblos de Rusia

"La Revolución de Octubre de los obreros y campesinos se inició bajo la bandera^común de la liberación.

"Los campesinos están siendo liberados del poder de los terratenientes mediante la abolición del derecho de propiedad de los señores de la tierra. Los soldados y marinos están siendo liberados del poder de los generales autócratas, ya que desde ahora los generales serán elegidos y revocables. Los obreros están siendo librados de los caprichos y las arbitrariedades de los capitalistas, pues de ahora en adelante los obreros tendrán el control sobre las industrias y las fábricas. Todo lo que vive y es vital está siendo liberado de las odiosas cadenas.

"Quedan solamente, por tanto, las nacionalidades de Rusia, que han sufrido y siguen sufriendo continuamente la opresión y la arbitrariedad, y cuya emancipación se debe abordar sin demora, concediéndoles la libertad resueltamente y de manera definitiva.

"Bajo el zarismo, se incitaba sistemáticamente a unos pueblos contra otros. Los resultados de esta política son harto conocidos: de un lado, asesinatos y matanzas; de otro lado, la esclavitud de los pueblos.

"No se pu$de ni se debe retornar a esta política vergonzosa. Hay que sustituirla por una política de la unión voluntaria y leal de los pueblos de Rusia.

"En la época del imperialismo, después de la revolución de febrero, cuando el poder pasó a manos de los burgueses kadetes, la política de incitación descarada dejó sitio a una política de medrosa desconfianza hacia los pueblos de Rusia, política mezquinamente recelosa y provocadora, bajo las apariencias hipócritas de la libertad y la igualdad de los pueblos. Los resultados de esta política son conocidos; son el desarrollo de la enemistad, la destrucción de la confianza mutua.

"Es preciso acabar para siempre con esta política de falacia y desconfianza, de recelo y provocación. Hay que sustituirla por una política franca y honrada que establezca la confianza mutua y sin reservas entre los pueblos de Rusia. Sólo esta confianza puede forjar una unión sincera y perdurable. Sólo esta unión puede unir a los obreros y campesinos de los pueblos de Rusia en un bloque revolucionario, capaz de hacer frente a todas las tentativas de la burguesía imperialista y anexionista."

3. Decretos

Sobre la nacionalización de los bancos

En interés de la organización racional de la economía nacional, de la extirpación definitiva de la especulación bancaria y de la emancipación total de la explotación de los obreros, campesinos y toda la población trabajadora por el capital bancario, con el fin de fundar un Banco Nacional único de la República rusa que sirva los auténticos intereses del pueblo y de las clases menesterosas, el Comité Ejecutivo Central (Tsik) decide:

Io Las operaciones de banca se declaran monopolio del Estado.

2º Todas las sociedades anónimas y oficinas privadas de banca se fundirán en el Banco del Estado.

3º El activo y el pasivo de estos establecimientos pasarán al Banco del Estado.

4º Un decreto especial fijará las modalidades de la fusión de los bancos privados en el Banco del Estado.

5º De la administración provisional de los negocios de los bancos privados se hará cargo la dirección del Banco del Estado.

6º Serán salvaguardados los intereses de los pequeños depositarios.

 

Sobre la igualdad de derecho de todos los militares

En cumplimiento de la voluntad del pueblo revolucionario con respecto a la rápida y total abolición de cuantos vestigios de la antigua desigualdad quedan en el seno del ejército, el Consejo de Comisarios del Pueblo decreta:

1º Quedan abolidos todos los grados y distinciones dentro del ejército, desde el de cabo hasta el de general. El ejército de la República de Rusia se compone desde ahora de ciudadanos libres e iguales, que llevan el título glorioso de soldados del ejército revolucionario.

2º Quedan abolidos todos los privilegios inherentes a los grados y distinciones anteriores, así como sus signos distintivos externos.

3º Queda abolidp el empleo de títulos en las relaciones orales.

4º Se declaran abolidas todas .las condecoraciones.

5º A la vez que el grado de oficial quedan abolidas todas las organizaciones especiales de la oficialidad*.

6º Se suprime dentro del ejército activo la institución de asistentes y ordenanzas.

Nota. Los asistentes subsistirán únicamente en las oficinas de regimiento, de comité y otras organizaciones de tropas.

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. ULIANOV (LENIN)

El comisario del pueblo de Guerra y Marina,

N. KRYLENKO

El comisario del pueblo de Guerra,

N. PODVOISKY

Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de Guerra:

KEDROV, SKLIANSKI, LEGRAN, MEJANOCHIN

El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV

 

Sobre el principio electivo y la organización de la autoridad dentrodel ejército

1°  El ejército, puesto al servicio de la voluntad del pueblo trabajador, se halla subordinado al organismo supremo representante de esta voluntad: el Consejo de Comisarios del Pueblo.

2° Dentro de cada unidad o cuerpo de tropa, la autoridad plena corresponde a los comités y Soviets respectivos de soldados.

3º Las manifestaciones de la vida y actividad de las tropas colocadas bajo la gestión de los comités deben ponerse desde ahora bajo su dirección inmediata. Para las ramas de actividad cuya res-pons^bilidad no puedan asumir los comités, se instituye un control de "js comités o los Soviets.

4° Se instituye el régimen de elegibilidad de los cuadros de mando y de administración. Los suboficiales y oficiales, hasta el mando de regimiento inclusive, serán elegidos mediante sufragio universal, por sus escuadras, secciones, compañías, escuadrones, baterías, grup% de baterías y regimientos. Los oficiales superiores al mando de regimiento, hasta el comandante supremo inclusive, serán elegidos en los congresos o conferencias de los diferentes comités.

Nota. Se entiende por conferencia una reunión común del comité correspondiente y de los delegados de los comités del escalón inmediatamente inferior.

5º La elección de los oficiales superiores al de comandante de regimiento será ratificada por el comité supremo más próximo.

Nota. Caso de que el comité supremo se niegue razonadamente a ratificar la elección de un suboficial, el suboficial elegido por segunda vez por el comité inferior correspondiente será ratificado obligatoriamente.

6° Los comandantes de ejército serán elegidos por los congresos de ejército; los comandantes de frente, por los congresos del frente respectivo.

7° Las funciones de carácter técnico que exijan una instrucción especial, conocimientos especiales o una formación práctica, tales como médicos, ingenieros, técnicos, telegrafistas, radiotelegrafistas, aviadores, automovilistas, etc., se encomendarán por los comités correspondientes de las unidades especiales solamente a aquellas personas que posean los conocimientos necesarios.

8° Los jefes de estado mayor serán elegidos por los congresos entre las personas que poseen una formación especial.

9° Todos los demás miembros del estado mayor serán nombrados por los jefes del estado mayor correspondiente y su nombramiento deberá ser ratificado por los correspondientes congresos.

Nota. Todas jas personas que posean una formación especial deben; figurar en una lista separada.

10º Podrán retirarse del ejército los oficiales en activo que pertenezcan a las claaes no movilizables y que no hayan sido elegidos para una u otra función y se encuentren así con la categoría de simples soldados.

11º Todos los demás cargos que no lleven aparejadas funciones de mando, salvo los puestos de servicios de intendencia, se proveerán por nombramiento de los comandantes elegidos.

12º Se publicarán por separado instrucciones detalladas referentes a la elección de los cuadros de mando.

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. ULIANOV (LENIN)

El comisario del pueblo de Guerra y Marina,

N. KRYLENKO

El comisario del pueblo de Guerra,

N. PODVOISKY

Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de Guerra:

KEDROV, SKLIANSKI, LEGRAN, MEJANOCHIN.

El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV

Sobre la abolición de las categorías y los grados civiles

Artículo 1º Quedan abolidas todas las categorías estamentales y divisiones de este tipo existentes hasta esta fecha en Rusia, los privilegios y las restricciones a ellas inherentes, las organizaciones e instituciones de clases y todos los grados civiles

Artículo 2º Se declaran abolidas todas las denominaciones de clases (noble, comerciante, burgués, campesino, etc.), los títulos (príncipe, conde, etc.), y los nombres de grados civiles (consejeros privados, de Estado, etcétera), y se instituye una sola denominación para toda la población de Rusia: ciudadanos de la República rusa.

Artículo 3º Los bienes de las instituciones de clase de la nobleza serán transferidos inmediatamente a las autoridades rurales autónomas respectivas.

Artículo 4° Los bienes de las asociaciones de comerciantes y de burgueses serán puestos inmediatamente a disposición de las administraciones municipales autónomas de su jurisdicción.

Artículo 5° Todas las instituciones de clases, así como sus bienes y sus archivos, serán entregados inmediatamente a las administraciones autónomas de las ciudades y los campos.

Artículo 6° Quedan derogados todos los artículos correspondientes de leyes anteriormente en vigor.

Artículo 7º El presente decreto entrará en vigor el día de su publicación y será puesto en ejecución inmediatamente por los Soviets locales de Diputados obreros, soldados y campesinos.

El presente decreto ha sido notificado por el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de Diputados obreros y soldados, en su sesión del 23 de noviembre de 1917.

El presidente del Tsik,

SVERDLOV

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. ULIANOV (LENIN)

El jefe de los servicios administrativos del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. BONTCH-BRUEVITCH

El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV

El 3 de diciembre, el Consejo de Comisarios del Pueblo acordó "reducir los salarios de los funcionarios y empleados de todas las instituciones y servicios gubernamentales, sin excepción".

Comenzó por fijar el salario del Comisario del Pueblo en 500 rublos por mes, con un plus de 100 rublos por cada persona inútil para el trabajo que viviera a su cargo.

Era el salario de funcionario más elevado.

4.  La condesa Pánina fue detenida y juzgada por el tribunal supremo revolucionario. El relato del proceso figura en el capítulo "Justicia revolucionaria" de mi obra siguiente: De Kornilov a Brest-Litovsk. La acusada fue condenada a "restituir la plata y a una amonestación". En otras palabras, se la puso en libertad.

5.  Extracto del Drug Narada ("El Amigo del Pueblo", publicación menchevique), del 18 de noviembre:

"La historia de la 'paz inmediata' de los bolcheviques nos hace pensar en una película cómica... Neratov se fuga - Trotzki le persigue; Neratov escala un muro - Trotzki hace lo mismo; Neratov se zambulle de cabeza - Trotzki se tira detrás de él; Neratov trepa sobre un tejado - Trotzki le va a los alcances; Neratov se esconde debajo de una cama - ahí tenemos a Trotzki que lo agarra. ¡Ya lo tiene! Naturalmente, la paz se firma en el mismo punto y hora...

"Vacío y silencio en el ministerio de Negocios Extranjeros. Los correos son respetuosos, pero en sus rostros se dibuja una expresión cáustica...

"¿Qué tal si se detuviera a un embajador y se firmara con él un armisticio o un tratado de paz? Pero estos embajadores son unos tipos raros. Ni se mueven, como si no hubiesen escuchado ni media palabra. ¡Hola, hols, Inglaterra, Francia y Alemania! ¡Hemos firmado con vosotros! ¿Es posible que no sepáis nada? Pues la noticia se ha publicado en todos los periódicos y se ha fijado en todos los muros. Palabra de líonor de bolchevique que se ha ¡firmado la paz. No pedimos gran cosa, no tenéis que hacer más que escribir un par de palabras...

"Los embajadores guardan silencio. Las potencias guardan silencio. Vacío y silencio en el ministerio de Negocios Extranjeros.

"-Escucha -le dice Robespierre-Trotzki a su segundo Marat-Urinski-, ¡vete corriendo a la Embajada británica y dile al embajador que proponemos la paz!

"-Vete tú mismo -le responde Marat-Urinski-. No recibe.

"-Entonces, habíale por teléfono.

"-Ya lo he intentado. Tiene descolgado el aparato.

"-Mándale un telegrama.

"-Ya lo he hecho.

"-Bien, ¿y cuál ha sido el resultado?

"Sin responder,, Marat-Urinski lanza un suspiro. Robespierre-Trotzki escupe con./abia en un rincón...

"-Escucha, Marat -prosigue Trotzki, al cabo de un momento-. Hay que demostrar como sea que mantenemos una política exterior activa. ¿Cómo lo hacemos?

"-Lanza, otro decreto para hacer que detengan a Neratov -responde Uritski con aire absorto

"-Marat, ¡eres un estúpido! -le grita Trotzki. Y, bruscamente, se pone en pie, terrible y majestuoso, de verdad parecido a Ro-bespierre.

"-¡Uritski, escribe! -ordena con severidad-. Escribe una carta al embajador británico, una carta certificada, con acuse de recibo. ¡Escribe! Yo también voy a escribir. ¡Los pueblos esperan una paz inmediata!

"En el inmenso y vacío ministerio de Negocios Extranjeros no se percibe otro ruido que el de las dos máquinas de escribir. Trotzki está haciendo la política exterior activa de su puño y letra..."

6. Las palabras puestas entre paréntesis no figuran en los protocolos del Tsík.[Nota de la Editorial]

7. Las cifras no son del todo exáctas. Dicha resolución fue rechazada por veinticinco votos contra veinte.[Nota de la Editorial]

8. El autor se refiere al llamamiento del Comité Central del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia ( bolchevique 1 que llevaba este encabezamiento: «A todos los miembros del Partido, a todas las clases trabajadoras de Rusia». Este llamamiento fue redactado por Lenin en los días 18 y 19 de noviembre y publicado en la Pravda el 20 de noviembre de 1917.[Nota de la Editorial]

9. Sobre la cuestión del acuerdo

¡A la atención de todos los obreros y todos los soldados!

El 24 de noviembre, se celebró en el club del regimiento Preobrashenski una asamblea extraordinaria de los delegados de todas las unidades de guarnición de Petrogrado.

Esta asamblea se reunió a iniciativa de los regimientos Preobra-shenski y Semenovski, con el fin de discutir qué partidos socialistas están en favor del Poder soviético y cuáles contra él, cuáles están en favor del pueblo y cuáles en contra, y finalmente, para estudiar la posibilidad de un acuerdo.

Fueron invitados a la reunión los representantes del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, de la Duma municipal, del Soviet campesino de Avxentiev y de todos los partidos políticos, desde los bolcheviques hasta los socialistas populares.

Después de un largo debate y de haber escuchado los discursos de todos los partidos y organizaciones, la asamblea, por enorme mayoría, reconoció que sólo los bolcheviques y los socialrevolucio-narios de izquierda son partidarios del pueblo y que los demás partidos se esfuerzan sola y únicamente, bajo pretexto de buscar un acuerdo, por despojar al pueblo de las conquistas por él logradas en las jornadas de la gran revolución de obreros y soldados.

He aquí el texto de la resolución votada en el mitin de la guarnición de Petrogrado, por 61 votos contra 1 y 12 abstenciones:

La asamblea de la guarnición de Petrogrado, reunida a iniciativa de los regimientos Prcobrashenski y Semenovski, después de haber oído a los representantes de todos los partidos socialistas y de todas las organizaciones colectivas acerca de la cuestión de un acuerdo entre los diversos partidos políticos, hace constar:

1° Los representantes del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, del partido bolchevique y de los socialrevolucionarios de izquierda han declarado categóricamente que están en favor del Poder soviético, de los decretos sobre la tierra, sobre la paz y sobre el control de la producción y que, sobre esta base, admiten un acuerdo entre los partidos socialistas.

2° Los representantes de los otros partidos (socialrevolucionarios y mencheviques), o no han contestado o se han declarado resueltamente contra el Poder soviético y los decretos sobre la tierra, la paz y el control.

En consecuencia, la asamblea decide:

1° Censurar severamente a los partidos que, al amparo de un acuerdo, tratan en realidad de aniquilar las conquistas logradas por el pueblo durante la Revolución de Octubre.

2º Expresar su entera confianza al Comité Ejecutivo Central y al Consejo de Comisarios del Pueblo y prometerles el apoyo más completo.

Finalmente, la asamblea estima indispensable que los camaradas socialrevolucionarios de izquierda formen parte del Gobierno del pueblo.

La asamblea de delegados de las unidades de la guarnición de Petrogrado.

 

10. Los saqueos de bodegas

Posteriormente, se descubrió que los kadetes mantenían una verdadera organización encargada de provocar desórdenes entre las tropas. Se avisaba por teléfono a los cuarteles que se distribuiría vino en tal o cual barriada y, cuando se presentaban los soldados, un individuo les señalaba el lugar en que se encontraban las bodegas.

El Consejo de Comisarios del Pueblo nombró un comisario especial encargado de la lucha contra la embriaguez. Después de haber terminado implacablemente con los saqueos de las bodegas, mandó destruir cientos de miles de botellas de vino y espirituosos. En un principio, las bodegas del Palacio de Invierno, que contenían cosechas raras valoradas en más de cinco millones de dólares, fueron inundadas; después, se transportaron las botellas a Cronstadt, donde fueron destruidas. Los marinos de Cronstadt, "la flor y nada de las fuerzas revolucionarias" como Trotzki las llamó, encargados de la tarea, hicieron gala de una firmeza y disciplina notables...

11. Los especuladores

Transcribimos dos órdenes referentes a ellos:

El Consejo de Comisarios del Pueblo al Comité Militar Revolucionario

La desorganización del abastecimiento causada por la guerra y la mala administración reviste caracteres especialmente agudos debido a los especuladores, los comerciantes y gentes de la misma ralea que operan en los ferrocarriles, en los barcos, en las oficinas de expedición, etc.

Aprovechándose de los grandes sufrimientos de la nación, estos expoliadores criminales juegan con la salud y la vida de millones de soldados y obreros para su propio beneficio.

Semejante situación no puede ser tolerada ni por un día más.

El Consejo de Comisarios del Pueblo invita al Comité Militar Revolucionario a tomar las medidas más enérgicas con el fin de extirpar de raíz la especulación, el sabotaje, la ocultación de víveres, el acaparamiento fraudulento, etc.

Toda persona culpable de tales acciones deberá ser detenida por orden especial del Comité Militar Revolucionario y encarcelada en Cronstadt en espera de ser juzgada por el tribunal revolucionario.

Se invita a todas las organizaciones a que cooperen en la lucha contra los expoliadores.

El presidente del Consejo de Comisario del Pueblo,

VLADIMIR ULIANOV (LENIN)

 

¡A todos los ciudadanos honrados!

El Comité Militar Revolucionario decreta:

Se declara enemigos del pueblo a los expoliadores, logreros, especuladores...

El Comité Militar Revolucionario invita a todas las organizaciones públicas y a todos los ciudadanos honrados a denunciar ante él inmediatamente todos los casos de especulación, fraude y expoliación quelleguen a su conocimiento.

La lucha contra esta plaga es asunto de la incumbencia de toda persona honesta. El Comité Militar Revolucionario confía en que contará con la ayuda de todos aquellos que se consideran obligados a velar por los intereses del pueblo.

El Comité Militar Revolucionario perseguirá implacablemente todas las especulaciones y todos los fraudes.

El Comité Militar Revolucionario. Petrogrado,

23 de noviembre de 1917.

12.  Carta de Purichkievich a Kaledin

"La situación en Petrogrado es desesperada. La ciudad se halla aislada del mundo exterior y enteramente en poder de los bolcheviques... Detienen a las gentes en la calle, las arrojan al Neva, ahogándolas, las encarcelan sin formular contra ellas cargo alguno. El propio Burtsev está encerrado en la fortaleza de Pedro y Pablo, severamente custodiado.

"La organización que dirijo trabaja sin descanso para agrupar a todos los oficiales y a lo que queda de los junkers, para armarlos.

"La situación sólo podrá salvarse mediante la creación de regimientos de oficiales y junkers. Cuando hayamos alcanzado un primer éxito con estos regimientos, podremos atraernos las tropas de la guarnición; pero sin una victoria inicial será imposible contar con un solo soldado, ya que la mayor parte de los hombres se halla dividida y la tiene aterrada la hez de cada regimiento. La mayoría de los cosaoos está contaminada por la propaganda bolchevique, como consecuencia de la extraña actitud del general Dutov, que dejó pasar el momento en que habría podido lograrse un resultado con una acción enérgica. La política de negociaciones y concesiones ha dado sus frutos: todas las gentes respetables perseguidas y la plebe y los delincuentes mandan y gobiernan; para poder hacer algo, hay que empezar por colgarlos y fusilarlos.

"Le estamos esperando, mi general. Cuando usted llegue, nos lanzaremos a la lucha con todas nuestras fuerzas. Pero es importante que establezcamos, ante todo, contacto con usted, y que antes de nada aclaremos los puntos siguientes:

"1° ¿Sabe usted que, en su nombre, se invita a todos los oficiales susceptibles de tomar parte en la lucha a salir de Petrogrado bajo pretexto de unirse a usted?

"2° ¿Hacia qué fecha podemos contar con su llegada? Nos gustaría saberlo, con el fin de ajustar nuestra acción a la suya.

"A pesar de la pasividad criminal de los elementos conscientes, gracias a la cual estamos bajo el yugo de los bolcheviques; a pesar de la increíble estupidez de la mayoría de los oficiales, tan difíciles de agrupar; a pesar de todo, creemos que la verdad está de nuestro lado y que acabaremos con las fuerzas malhechoras y criminales que pretenden obrar por amor a la patria y con la intención de salvarla. Pase lo que pase, nfnos dejaremos abatir y nos mantendremos firmes hasta el fin."

Purichkievich, llevado ante los tribunales revolucionarios, sólo fue condenado a una pena leve de encarcelamiento...

13.  Decreto sobre el monopolio de la publicidad

1° La inserción de anuncios en los periódicos y libros, su fijación en las paredes, quioscos, oficinas u otros lugares se declara monopolio del Estado.

2° Sólo podrán insertarse anuncios en los órganos del Gobierno provisional obrero y campesino, en Petrogrado, y en los órganos de los Soviets locales. Serán suspendidas las publicaciones que inserten anuncios sin derecho a ello.

3º Los propietarios de periódicos y agencias de publicidad, así como sus empleados, deberán permanecer en sus puestos hasta la transferencia de suí servicios al gobierno... Continuarán asegurando el funcionamiento de los negocios y traspasarán a los Soviets todos los anuncios privados y las sumas recibidas, lo mismo que todas sus cuentas y escrituras.

4° Todos los directores de publicaciones o de negocios interesados en los anuncios de pago, así como sus empleados y obreros, deberán ponerse de acuerdo para reunirse en congreso y unirse a los sindicatos municipales primero, y después a los sindicatos de toda Rusia, con el fin da organizar más perfecta y racionalmente el sistema de anuncios en las publicaciones soviéticas, y de asegurar la mejor adaptación del anuncio a las necesidades del público.

5º Toda persona culpable de haber ocultado documentos o dinero, o de haber violado los preceptos de los artículos 3 y 4, incurrirá en una pena que podrá llegar hasta tres años de cárcel y la confiscación total de sus bienes.

6° Se castigara severamente la inserción pagada de anuncios en las publicaciones privadas y los anuncios disimulados.

7° Las agencias de publicidad serán incautadas por el gobierno, los propietarios podrán reclamar una compensación, si ha lugar a ello. A los pequeños propietarios, depositarios y accionistas de los establecimientos confiscados se les reembolsarán las sumas por ellos invertidas.

8º  Todos los establecimientos, oficinas y, en general, todas las empresas que se ocupen de anuncios deberán comunicar inmediatamente su dirección al Soviet de Diputados obreros y soldados y proceder a traspasar al Estado su explotación, bajo las penas señaladas en el artículo 5 del presente decreto.

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,

V. ULIANOV (LENIN)

El comisario del Pueblo de Instrucción Pública,,

A. V. LUNACHARSKI

El secretario del Consejo,

N. GORBUNOV

14. Declaración del estado de sitio

1. La ciudad de Petrogrado es declarada en estado de sitio.

2. Quedan prohibidas las reuniones, mítines y concentraciones en las calles y plazas.

3. Toda tentativa de saqueo de bodegas, depósitos, fábricas, almacenes y tiendas, apartamentos, etc., será reprimida sin advertencia previa, con fuego de ametralladora.

4. Los comités de inmuebles, los porteros y conserjes y la milicia deberán mantener el orden más estricto en las casas, los patios y las calles; las puertas de las casas se cerrarán a las nueve de la noche y se abrirán a las siete de la mañana. Después de las nueve de la noche n% podrán salir de la casa más que los inquilinos, bajo la estricta vigifencia de los comités de inmuebles.

5. Las personas culpables de haber distribuido, vendido o comprado vino o licores espirituosos, y las personas culpables de violación de los artículos 2 y 4 del presente bando, serán detenidas inmediatamente e incurrirán en severas penas.

Petrogrado, 6 de diciembre, tres horas de la mañana.

El Comité para la lucha contra los desórdenes, adjunto al Comité Ejecutivo del Soviet de Diputados obreros y soldados.

15. Dos proclamas

Proclama de Lenin

¡Camaradas obreros, soldados, campesinos, trabajadores!

La revolución obrera y campesina ha triunfado definitivamente en Petrogrado y Moscú.

Día tras día y hora tras hora, llegan del frente y del campo nuevas adhesiones y manifestaciones de apoyo al nuevo gobierno... La victoria de la revolución de los obreros y campesinos está asegurada, ya que cuenta con la mayoría del pueblo.

Es perfectamente explicable que los grandes terratenientes y los capitalistas, los empleados y funcionarios entregados a la burguesía, en una palabra, todos los ricos y cuantos los sostienen, acojan con hostilidad la nueva revolución, ofrezcan resistencia a su victoria, amenacen con interrumpir las actividades bancarias, saboteen o interrumpan el trabajo de las diferentes administraciones, la obstaculicen de todos los modos posible, la frenen directa o indirectamente. Todo obrero consciente comprende perfectamente que hayamos encontrado de manera inevitable esta resistencia, ya que los altos funcionarios han sido elegidos contra el pueblo y no quieren entregar a éste sus posiciones sin resistencia. Esta resistencia no intimidará en lo más mínimo a las clases trabajadoras...

La mayoría del pueblo está con nosotros. La mayoría de los trabajadores y de los oprimidos del mundo entero nos muestra sus simpatías. La justicia está de nuestro lado. Nuestra victoria es segura.

La resistencia de los capitalistas y los altos funcionarios será aplastada. No privaremos a nadie de sus bienes sin una ley especial del Estado sobre la nacionalización de los bancos y los consorcios financieros. Esta ley se halla en preparación. Ningún obrero, ningún trabajador, perderá un solo centavo; lejos de ello, se les ayudará. El gobierno, que no implantará por ahora nuevos impuestos, se traza como misión, en primer lugar, el control más riguroso de la cobranza de los impuestos ya establecidos con anterioridad, y todo ello a la luz del día...

¡Camaradas trabajadores! ¡Recordad que desde ahora vosotros mismos dirigís el Estado. Nadie os ayudará si vosotros mismos no os unís y tomáis en vuestras manos los asuntos todos del Estado. Vuestros Soviets scfe desde ahora los órganos del Poder del Estado: son órganos soberanos en sus decisiones.

Unios alrededor de los Soviets. Reforzadlos. Instituid un orden revolucionario riguroso, reprimid sin piedad las tentativas encaminadas a sembrar la anarquía por parte de los beodos, los pillos, los junkers contrarrevolucionarios, los kornilovistas.

Estableced un control riguroso de la producción y un inventario de los productos. Detened y entregad a los tribunales revolucionarios del pueblo a cuantos se atrevan a causar daños a la causa pública, ya sea dañando la producción (deterioro, entorpecimiento de la producción, actos de sabotaje), ya ocultando las reservas de trigo u otros productos, y retardando los transportes de trigo, desorganizando los ferrocarriles, los servicios postales, telegráficos y telefónicos y en general oponiéndose a la gran causa de la paz, a la causa de la entrega de la tierra a los campesinos, al ejercicio del control obrero sobre la producción y el reparto de los productos. ¡Camaradas obreros, soldados, campesinos y trabajadores todos! Poned todo el poder en manos de vuestros Soviets en todas y cada una de las localilades... Gradualmente, con el consentimiento y la aprobación de la mayoría de los campesinos, según las indicaciones de su experiencia práctica y la de los obreros, marcharemos con firmeza y sin vacilación a la victoria del socialismo, que fortalecerán los obreros avanzados de los países más civilizados y que llevará a los pueblos una paz duradera y los libertará de toda esclavitud y de toda explotación.

El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, VLADIMIR ULIANOV

Petrogrado, 5 de noviembre de 1917.

A todos los obreros de Petrogrado

¡Camaradas! La revolución triunfa, ¡la revolución ha triunfado! Todo el poder ha pasado a nuestros Soviets. Las primeras semanas son las más duras. Hay que aplastar definitivamente a la reacción ya derrotada, hay que asegurar el triunfo completo de nuestras aspiraciones. La clase obrera debe dar, tiene el deber de dar, en estas jornadas, pruebas de la mayor firmeza, tenacidad y perseverancia, para facilitar al nuevo gobierno popular de los Soviets la ejecución de todas sus tareas. En estos días, se van a promulgar las nuevas leyes sobre el trabajo, y entre las primeras figurará la ley sobre el control obrero de la producción y la reglamentación de la industria.

Las huelgas y manifestaciones de masas de la clase obrera en Petrogrado sólo puedetí causar daños.

Os rogamos que pongáis fin inmediatamente a todas las huelgas económicas y políticas, que volváis al trabajo y os entreguéis de lleno a la producción. El nuevo gobierno de los Soviets necesita que funcionen las fábricas y todas las empresas, ya que cualquier desorganización del trabajo no hará más que aumentar sus dificultades, ya de suyo grandes y numerosas. ¡Todo el mundo a su puesto!

La mejor manera de apoyar al Gobierno de los Soviets, en estos momentos, es que cada cual realice concienzudamente las labores que tiene encomendadas.

¡Viva la perseverancia inquebrantable del proletariado! ¡Viva la revolución!

El Soviet de Petrogrado,

El Soviet de los sindicatos de Petrogrado,

El Soviet de los comités de fábrica.

 

16. Manifiestos y contramanifiestos

Llamamiento de los empleados del Banco del Estado y de los huncos privados a la población de Petrogrado

¡Camaradas obreros y soldados, ciudadanos!

El Comité Militar Revolucionario, en una "comunicación extraordinaria", acusa a los trabajadores del Banco del Estado, de los bancos privados y de otros establecimientos, de sabotear las actividades del gobierno, el cual se esfuerza por asegurar el abastecimiento del frente.

Camaradas y ciudadanos, no creáis esta calumnia lanzada contra nosotros, que formamos parte del gran ejército del trabajo.

A pesar de que es difícil trabajar intensamente bajo la constante amenaza de actos de violencia y por muy angustioso que sea saber que nuestro país y la revolución están al borde de la ruina, todos, desde el primero al ultimo, empleados, miembros de los artels, contadores, tenedores de libros, obreros, mensajeros, etc., seguimos asegurando las funciones de las que depende el aprovisionamiento del frente y del país elf víveres y municiones.

Se especula, camaradas obreros y soldados, con vuestra falta de información en los asuntos de la banca y de finanzas, para predisponeros contra trabajadores como vosotros, porque se quiere desviar la responsabilidad por la muerte de nuestros hermanos en el frente de los verdaderos culpables, enderezándola sobre trabajadores inocentes que desempeñan sus labores en medio de la pobreza y el desconcierto generales.

¡Recordad, obreros y soldados! Los empleados han defen'dido y defenderán siempre los intereses de las masas trabajadoras, de las que forman parte, y jamás han retenido ni retendrán un solo centavo necesario para el frente y para los obreros.

Del 6 al 23 del corriente, es decir, en diecisiete días, se han girado al frente 500 millones de rublos y 120 millones a Moscú, sin contar las sumas enviadas a otras ciudades.

Los empleados somos guardianes de la riqueza del pueblo, de la que sólo la Asamblea Constituyente, representando a la nación entera, puede disponer, y nos negamos a entregar fondos para usos que nos son desconocidos.

¡No escuchéis a los calumniadores que os empujan a la matanza!

El Buró central de la Unión de toda Rusia de los empleados del Banco del Estado.

El buró central del Sindicato de toda Rusia de los empleados de establecimientos de crédito.

 

Llamamiento a la población de Petrogrado

¡Ciudadanos! No creáis las mentiras que gentes irresponsables se esfuerzan en haceros aceptar, al difundir terribles calumnias sobre los empleados del ministerio de Abastos y de otros organismos que trabajan en estas jornadas sombrías por la salvación de Rusia. ¡Ciudadanos! En anuncios fijados en las paredes se os incita a matarnos, acusándonos falsamente de sabotaje y de huelga, haciéndonos responsables del infortunio y las calamidades que sufre el pueblo, cuando la verdad es que siempre nos hemos esforzado, infatigablemente, sin descanso, como seguimos haciéndolo, por salvar al pueblo ruso de los horrores del hambre. A pesar de todo lo que estamos obligados a soportar, como ciudadanos de la desgraciada Rusia, no hemos abandonado ni una sola hora la agobiante e importante tarea del abastecimiento del ejército y la población.

Ni por un instante nos olvidamos del ejército que, presa del frío y el hambre, protege nuestras existencias con su sangre y sus sufrimientos,

¡Ciudadanos! Si hemos sobrevivido a las jornadas más negras de la vida y de la historia de nuestro pueblo, si hemos logrado alejar el hambre de Petrogrado, si hemos podido suministrar al sufrido ejército pan y forraje gracias a esfuerzos enormes, casi sobrehumanos, es, -potete. Vemos ptosegvmíio "honradamente y no cesamos áe proseguir nuestro trabajo.

A la "úlfhna advertencia" de los usurpadores del poder, nosotros contestamos: No sois vosotros, que conducís el país a la ruina, quienes podéis amenazarnos a quienes hacemos todo lo posible por que el país no fenezca. No tememos a las amenazas; tenemos ante nuestros ojos la imagen de la santa Rusia torturada. Continuaremos aprovisionando de pan al ejército hasta el límite de nuestras fuerzas, mientras vosotros no nos impidáis cumplir con nuestro deber para con nuestro país. Cuando esto se haga imposible, el ejército y el país serán entregados a los horrores del hambre, pero la responsabilidad incumbirá a quienes han desencadenado la violencia.

El Comité Ejecutivo de empleados del ministerio de Abastos.

A todos los funcionarios

Por el presente aviso se notifica a todos los funcionarios y personas que han abandonado el servicio del gobierno y las instituciones públicas, o que han sido despedidas por sabotaje o negativa de presentarse a sus trabajo en el día señalado, y que han recibido, por adelantado, ult salario por el período durante el cual habían cesado de servir, que tienen la obligación de restituir, antes del 9 de diciembre de 1917, a las instituciones a las cuales servían, las sumas indebidamente percibidas.

Quienes no procedan conforme a este aviso serán considerados culpables de sustracción fraudulenta de sumas pertenecientes al Tesoro y denunciadas al Tribunal Militar Revolucionario.

El Comité Militar Revolucionario,

24 de noviembre de 1917.

Llamamiento del comité especial de abastos

¡Ciudadanos!

Las condiciones de nuestra labor para abastecer a Petrogrado se hacen cada día más difíciles.

Continúa la ingerencia, perjudicial para nuestra actividad, de los comisarios del Comité Militar Revolucionario.

Sus actos arbitrarios, las anulaciones de órdenes dadas por nosotros, pueden conducir a una catástrofe.

Se han colocado sellos en uno de los frigoríficos donde se conservan la carne y la mantequilla destinada a la población, y nos resulta imposible regular la temperatura de suerte que estos artículos no se descompongan.

Han sido incautados un vagón de patatas y otro de coles y trasladados, nadie sabe a qué lugar.

Productos no sometidos a la requisa son confiscados por los comisarios, y se ha dado el caso de que cinco cajas de alimentos han sido requisadas por un comisario para su uso personal.

No se nos permite disponer de nuestros frigoríficos, pues los comisarios, por sí y ante sí, arrogándose poderes que no tienen, impiden el transporte de los alimentos amenazando a nuestro personal con detenerlo.

En provincias, saben lo que pasa en Petrogrado; por eso se niegan a enviar trigo y harina del Don, de Siberia, de Voronesh y de otras regiones.

Esta situación no puede seguir.

El aprovisionamiento se nos escapa de las manos. Nuestro deber es advertir a la población.

Mientras podamos, defenderemos los intereses de la población.

Haremos cuanto esté en nuestras manos por evitar el hambre que amenaza, pero, si en las difíciles condiciones actuales nos vemos obligados a cesar en nuestra actividad, que la población sepa que la culpa no es nuestra...

17. Las elecciones a la Asamblea Constituyente

En Petrogrado se presentaron diecinueve listas de candidatos. Los resultados electorales, publicados el 30 de noviembre fueron los siguientes:

 

VOTOS
Socialistas populares 19.109
Kadetes 245.006
Demócratas campesinos 3.707
Bolcheviques 424.027
Socialistas universalistas 158
Socialdemócratas y socialrevolu- cionarios ucranianos y judíos 4.219
Liga de los derechos de la mujer. 5.310
Socialrevolucionarios (moderados) 4.696
Socialrevolucionarios de izquierda 152.230
Liga para el desarrollo del pueblo 385
Demócratas radicales 413
Parroquias ortodoxas 24.139
Liga femenina para la salvación del país 318
Liga independiente de obreros, soldados y campesinos 4.932
Demócratas cristianos (católicos) 14.382
Socialdemócratas unificados 11.740
Mencheviques 17.427
Grupo "Iedinstvo" 1.823
Liga de las tropas cosacas 6.712

 

18. Llamamiento de la Comisión de Instrucción Pública adjunta a la Duma municipal central

"¡Camaradas obreros y obreras!

"Días ante's de las fiestas de Navidad, los maestros de las escuelas municipales se han declarado en huelga. Los maestros se colocan al lado de la burguesía contra el Gobierno obrero y campesino.

"¡ Camaradas, organizad comités de padres y votad resoluciones contra la huelga de maestros! ¡Dirigios a los Soviets de Diputados obreros y campesinos de distrito, a los sindicatos, a los comités de fábrica y a los comités de partido, a fin de organizar con ellos mítines de protesta! ¡Adornad vosotros mismos los árboles de Navidad para los niños, y organizad veladas y diversiones! ¡Reclamad la reapertura de las escuelas después de las vacaciones, en la fecha que fije la Duma central!

"¡ Camaradas, fortificad vuestras posiciones en materia de educación popular, insistid en el control de la escuela por las organizaciones proletarias!"

Comisión de Instrucción Pública adjunta a la Duma municipal central.

 

19.  Proclama del Consejo de Comisarios del Pueblo a los trabajadores cosacos

"¡Hermanos cosacos!

"Os están engañando. Os incitan contra el pueblo. Quieren haceros creer que los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos son vuestros enemigos, que tratan de arrebataros las tierras cosacas y vuestra "libertad" cosaca. ¡No creáis eso, cosacos! Vuestros generales y vuestro" señores rurales os engañan, con el fin de manteneros en la ignorancia y la esclavitud. Aquí está, cosacos, lo que nosotros, el Consejo de Comisarios ciel Pueblo, os décimos. Leed atentamente y juzgad por vosotros mismos cuál es la verdad, y cuál la repugnante mentira.

"La vida y el servicio cosacos siempre fueron esclavitud y penosa servidumbre. Al primar llamamiento de las autoridades, el cosaco siempre ha tenido que ensillar su caballo y partir en campaña. El cosaco siempre ha tenido que pagar con sus propios recursos, duramente ganados, su equipo militar. Mientras el cosaco está en servicio, su granja marcha hacia la ruina más completa. ¿Es justo esto? No; esta situación debe terminar. Los cosacos deben, ser liberados de la esclavitud. El nuevo Poder de los Soviets del pueblo está dispuesto para acudir en ayuda de los cosacos trabajadores. Para ello, basta con que los propios cosacos tomen la decisión de acabar con el antiguo estado de cosas, basta con que se nieguen a obedecer a sus negreros, los oficiales, los grandes terratenientes, los ricos, que se sacudan de sus espaldas el yugo maldito. ¡Sublevaos, cosacos! ¡Unios! El Consejo de Comisarios del Pueblo os llama a una vida nueva, más libre y más feliz.

"En noviembre y diciembre se celebraron en Petrogrado congresos de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos dé toda Rusia. Estos congresos han entregado el poder en todas las localidades en manos de los Soviets, es decir, en manos de los hombres elegidos por el pueblo. De ahora en adelante, no debe haber en Rusia dueños ni funcionarios escogidos desde arriba que manden al pueblo y lo arreen como un rebaño. Es el pueblo mismo quien crea sus órganos de poder. Un general no tiene más derechos que un soldado. Todos son iguales. Juzgad, cosacos, ¿es eso justo o no? Nosotros os invitamos a que os unáis al orden nuevo y a elegir vuestros propios Soviets de Diputados cosacos. Es a estos Soviets a los que debe pertenecer el poder en todas partes. No a los atamanes, con grado de generales, sino a los representantes electos de los trabajadores cosacos, a los hombres escogidos por vosotros mismos y que gocen de vuestra confianza.

"Los Congresos de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia han votado la entrega de todas las tierras señoriales al pueblo trabajador. ¿No es justo esto, cosacos? Los Kor-nilov, los Kaledin, los Dutov, los Karaulov, los Bardish, defienden con todas sus fuerzas los intereses de los ricos y están dispuetos a ahogar a Rusia en sangre para que las tierras sigan en poder de los grandes terratenientes. Vosotros, los cosacos trabajadores, sufrís pobreza, opresión, carecéis de tierras. ¿Cuántos cosacos poseen más de 4 a 5 desiatines por cabeza? Sin embargo, los grandes terratenientes, los que poseen ya miles de desiatines, quieren apropiarse, además, de las tierras del ejército cosaco. Según las nuevas leyes de los Soviets, las tierras de los señores cosacos deben entregarse sin indemnización a los cosacos trabajadores, a los cosacos pobres. Se os dice que los Soviets quieren arrebataros vuestras tierras. ¿Quién os asusta así? Los cosacos ricos, que saben bien que el Poder soviético desea repartiros las tierras acaparadas por ellos. Elegid, cosacos, con quién queréis estar: si con los Kprnilov y los Kaledin, los generales y los ricos, o con los Soviets de Diputados campesinos, soldados y obreros.

"El Consejo de Comisarios del Pueblo, elegido por el Congreso de toda Rusia-, ha propuesto a todas las naciones un armisticio inmediato y tina paz democrática honrada, que no acarree pérdidas ni daños para nadie. Todos los capitalistas, los terratenientes, los generales kornilovistas, se han levantado en contra de la política pacifista de los Soviets. La guerra les proporciona a ellos beneficios, poder, honores y ascensos. Pero a vosotros, los cosacos de filas, ¿qué os proporciona? Como vuestros hermanos, los soldados y los marinos, perecéis sin motivo ni razón. Pronto hará tres años y medio que dura esta maldita guerra, guerra premeditada por los capitalistas y los terratenientes de todos los países para servir sus intereses, sus rapiñas mundiales. A los trabajadores cosacos la guerra no les ha traído más que la ruina y la muerte. Ha agotado todos los recursos de la vida campesina cosaca. La única salvación para todo nuestro país, y en particular para los cosacos, consiste en una paz rápida y honrada. El Consejo de Comisarios del Pueblo ha declarado a todos los pueblos: "No queremos quedarnos con lo que pertenece a otros pueblos, pero tampoco queremos entregar lo nuestro a nadie. Queremos una paz sin anexiones, ni indemnizaciones. Cada nación debe decidir su propio destino. Ninguna nación debe oprimir a otra". Esta es la paz democrática, honrada, la paz de los pueblos, que el Consejo de Comisarios del Pueblo propone a todos, aliados y enemigos. Los resultados están a la vista: -en ei frente ruso se ha concertado un armisticio.

"Ha dejado de correr la sangre de los cosacos y los soldados rusos. ¡Decid, cosacos! ¿Queréis que continúe esta matanza espantosa, insensata, criminal? Si lo queréis así, entonces apoyad a los kadetes, a los enemigos del pueblo, apoyad a Chernov, a Tseretelli, a Skobelev, que os lanzaron a la ofensiva del I9 de julio, apoyad a Kornilov, que instauró en el frente la pena de muerte para los soldados y los cosacos. Pero si queréis una paz rápida y honrada, ingresad en las filas de los Soviets y apoyad al Consejo de Comisarios del Pueblo.

"Vuestra suerte, cosacos, está en vuestras propias manos. Nuestros enemigos comunes, los grandes terratenientes, los capitalistas, los oficiales kornilovistas, la prensa burguesa, os engañan y os conducen a la ruina. En Orenburg, Dutov detuvo al Soviet y desarmó a la guarnición. Kaledin amenaza a los Soviets en la provincia del Don. Ha declarado la provincia en estado de guerra y concentra sus tropas. Kara\tlov dispara sobre las tribus del Cáucaso. Los burgueses kadetes les suministran todos los millones necesarios. Su finalidad común es aniquilar a los Soviets del pueblo, aplastar a los obreros y campesinos, restablecer en el ejército la disciplina del látigo y mantener en eteffia esclavitud a los trabajadores cosacos.

"Nuestras tropas revolucionarias avanzan hacia el Don y los Urales para poner fin a esta acción criminal dirigida contra el pueblo. Los jefes de las tropas revolucionarias han recibido la orden de no entablar ninguna negociación con los generales rebeldes y de obrar enérgicamente, sin piedad.

"¡Cosacos! De vosotros depende el que deje de correr la sangre de vuestros hermanos. Os tendemos la mano. Unios al pueblo contra sus enemigos. Declarad a Kaledin, Kornilov, Dutov, Karaulov y a todos sus ayudantes y cómplices, enemigos del pueblo, traidores y perjuros. Detenedlos y ponedlos en manos de las autoridades soviéticas, que harán que se les juzgue pública y abiertamente por los tribunales revolucionarios. ¡Cosacos! ¡Formad Soviets de Diputados cosacos! ¡Tomad en vuestras manos rudas de trabajadores la dirección de todos los asuetos cosacos! ¡Apoderaos de las tierras de los ricos! ¡Tomad su trigo, sus aperos y su ganado para cultivar las tierras de los cosacos trabajadores, arruinados por la guerra!

"¡Adelante, cosacos, al combate por la causa común del pueblo!

"¡Vivan los cosacos trabajadores!

"¡Viva la unión de los cosacos, soldados, campesinos y obreros!

"¡Viva el poder de los Soviets de Diputados cosacos, soldados, obreros y campesinos!

"¡Abajo la guerra! ¡Abajo los grandes terratenientes y los generales kornilovistas!

"¡Vivan la paz y la fraternidad de los pueblos!"

El Consejo de Comisarios del Pueblo.

20. En el momento de escribir esto, el autor no conocía el desarrollo ulterior del movivmiento contrarevolucionario cosaco.[Nota de la Editorial]

21. La correspondencia diplomática del Gobierno de los Soviets.  Las notas de Trotzki a los aliados y a las potencias neutrales, y las de los agregados militares al general Dujonin, son demasiado extensas para ser reproducidas aquí. Pertenecen, por otra parte, a un período distinto de la historia de la República de los Soviets. Las relaciones del Gobierno soviético con el extranjero serán estudiadas en detalle en el volumen siguiente: De Kornilov a Brest-Litovsk.

22. Llamamiento al frente contra Dujonin

"...La lucha por la paz ha tropezado con la resistencia de la burguesía y los genefales contrarrevolucionarios... Según los periódicos, los agentes y aliados de la burguesía, Verjovski, Avxentiev, Chernov, Gotz y Tseretelli, se han concentrado en el cuartel general del ex comandante supremo Dujonin. Se disponen, al parecer, a formar un nuevo poder dirigido contra los Soviets.

"¡Camaradas soldados! Todos estos personajes han sido ministros. Han obrado de acuerdo con Kerenski y la burguesía. Son responsables de la ofensiva del I9 de julio y de la prolongación de la guerra. Han prometido la tierra a los campesinos, pero han hecho detener a los comités agrarios. Han restablecido la pena de muerte para los soldados. Se hallan a las órdenes de los financieros franceses, ingleses y norteamericanos...

"El general Dujonin ha sido destituido de su cargo de comandante supremo, por haberse negado a ejecutar las órdenes del Consejo de Comisarios ael Pueblo... Contesta haciendo circular entre las tropas la nota de los agregados militares de las potencias imperialistas aliadas, y trata de provocar una contrarrevolución...

"¡No obedezcáis a Dujonin! ¡No respondáis a sus provocaciones! ¡Vigiladlo estrechamente, a él y a su grupo de generales contrarrevolucionarios...!"

23.  Extracto de la orden N° 2 al Ejército y a la Flota

"...El general Dujonin, ex comandante supremo, es declarado enemigo del pueblo por haberse negado a ejecutar las órdenes recibidas y haber emprendido una acción criminal susceptible de desencadenar una guerra civil. Todo el que apoye a Dujonin será detenido, sin consideración a su situación social o política ni a su pasado. Estas detenciones serán llevadas a cabo por comisarios provistos de poderes especiales. Encargo al general Manijovski de la ejecución de las anteriores disposiciones..."

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