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Jorge Enea Spilimbergo

 

Declaración saludando el triunfo electoral del pueblo venezolano

 

 

 


Escrito: El 8 de diciembre de 1998.
Primera publicación: Emitido en Argentina, el 8 de diciembre de 1998.
Digitalización: Nestor Miguel Gorojovsky, 1998.
Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2004.


 

 

 

Declaración del Partido de la Izquierda Nacional

El rotundo triunfo de Hugo Chávez en la hermana república de Venezuela abre una luz de esperanza para el conjunto de los pueblos indoamericanos. Las banderas bolivarianas enarboladas por el comandante Chávez ponen de manifiesto una estrategia continental que nos es común. Ella se funda en la acción solidaria de nuestros países y en la consolidación de una democracia real -gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo- frente a la seudodemocracia tramposa que nos llama a decidir cada tantos años qué representante del Fondo Monetario, las multinacionales y las oligarquías trasnacionalizadas habrán de gobernarnos y oprimirnos. La postración calamitosa en que estos poderes han hundido a Venezuela -como a la Argentina- explica su reacción histérica ante la emergencia triunfal de Hugo Chávez. Que sus privilegios sean simplemente amenazados, eso es "tiranía", "autoritarismo". Pues, como dijo Lincoln, la libertad del rebaño, de no ser comido por el lobo, es tiranía para el lobo, al que se le impide comer. Descontamos que las minorías privilegiadas continuarán, por otros medios igualmente sucios e implacables, las campañas histéricas desplegadas antes del comicio, para sabotearlo, desgastarlo, y cercarlo por hambre. Se oponen con argumentos leguleyos a una Constituyente que dé marco institucional a las imprevisibles transformaciones. Es el trato que hace medio siglo sufrió el general Perón o el que condujo en 1973 al feroz derrocamiento de Salvador Allende, programado desde el primer día de su gobierno por Nixon, Kissinger, la CIA y sus asociados. Todo dependerá, pues, de que Chávez logre consolidar su movimiento y proyectarlo con vocación participatoria en una vasta síntesis de _unidad nacional para la liberación_. El imperialismo, sobre todo, teme que el mal ejemplo cunda, en el marco del derrumbe de los programas neoliberales y la creciente oposición de los pueblos de América Latina. A casi dos siglos de distancia, San Martín y Bolívar vuelven a estrecharse en el abrazo de los Libertadores.

Firmado: Jorge Enea Spilimbergo, Secretario General

Buenos Aires, 8 de diciembre de 1998