Discurso para un noticiero cinematográfico[1]

 

 

30 de enero de 1937

 

 

 

Estimados oyentes:

 

No les resultará difícil comprender por qué inicio  este breve discurso - en mi inglés tan imperfecto - con un cálido agradecimiento al pueblo mexicano y al hombre que lo dirige tan meritoria y valientemente el  presidente Cárdenas. Cuando mi familia y yo fuimos blanco de acusaciones absurdas y monstruosas, cuando  el gobierno noruego nos encerró bajo llave a mi esposa y a mí y nos dejó indefensos, el gobierno mexicano  abrió las puertas de este magnífico país y nos dijo, “¡Aquí pueden ustedes defender libremente sus ideas  y su honor!”  Lógicamente, lo que mueve al presidente  Cárdenas no es la solidaridad con mis ideas, sino la  lealtad a sus propias ideas; ¡tanto más meritorio es este  acto de hospitalidad democrática, tan escasa en nuestro  tiempo!

El proceso de Stalin se basa en confesiones falsas,  arrancadas mediante los procedimientos de una inquisición moderna, en aras de los intereses de la camarilla dominante. La historia no conoce crímenes más  horribles, tanto por su intención como por su ejecución,  que los procesos de Moscú de Zinoviev-Kamenev y Piatakov-Radek. Estos procesos no son producto del comunismo, ni del socialismo, sino del stalinismo, es decir, del inconcebible despotismo de la burocracia sobre el pueblo.

¿Cuál es mi principal tarea? Revelar la verdad. Mostrar y demostrar que los verdaderos criminales se ocultan con las vestiduras de acusadores. ¿Cuál será el próximo paso en este sentido? Crear comisiones de investigación en Estados Unidos y Europa, v posteriormente una comisión investigadora internacional, integrada por personas que gocen de autoridad y de confianza pública. Ante esta comisión presentaré mis archivos, millares de cartas personales y abiertas, donde se refleja el desarrollo de mi pensamiento y mis actividades día a día, sin solución de continuidad. ¡No tengo nada que ocultar! Hay decenas de testigos en el exterior que poseen documentos y hechos invalorables para echar luz sobre los fraudes de Moscú. El trabajo de la comisión investigadora debe culminar en un gran contrajuicio. El contrajuicio es necesario para purgar la atmósfera de los gérmenes de la mentira, la calumnia, la falsedad y el fraude, originados en la policía de Stalin, la GPU, que se ha rebajado al nivel de la Gestapo nazi.

¡Estimados oyentes! Su actitud para con mis ideas y actividades políticas de los últimos cuarenta años puede variar. Pero una investigación imparcial demostrará que mi honor personal y político sigue inmaculado. Con la profunda convicción de que la verdad está de mi lado, saludo de todo corazón a los ciudadanos del Nuevo Mundo.



[1] Discurso para un noticiero cinematográfico. Con autorización de la biblioteca de la Universidad de Harvard.