[391]

CAPITULO XVII

LA CIRCULACION DEL PLUSVALOR
[a]
Hemos visto, hasta ahora, que la diversidad en los períodos de rotación genera diversidad en la tasa anual del plusvalor, incluso si se mantiene constante la masa del plusvalor producido durante el año.
Pero, además, surge necesariamente una diferencia en la capitalización del plusvalor, en la acumulación, y en esa medida, asimismo, en la masa de plusvalor producida durante el año, con una tasa constante del plusvalor.
Observemos ahora, en primer lugar, que el capital[b] A (en el ejemplo del capítulo anterior) tiene un rédito periódico corriente, o sea que, si exceptuamos el período[c] de rotación que se da al comienzo del negocio, hace frente con su producción de plusvalor a su propio consumo dentro del año, en vez de tener que efectuar adelantos de sus propios fondos. Esto último, en cambio, es lo que ocurre en el caso de B. En los mismos lapsos produce tanto plusvalor como A, sin duda, pero el plusvalor no se realiza y, por consiguiente, no se lo puede consumir ni individual ni productivamente. En la medida en que se toma en consideración el consumo individual, el plusvalor se anticipa. Es necesario adelantar fondos a tales efectos.
[392]
Una parte del capital productivo a la que es ditícil catalogar, a saber, el capital adicional nccesario para la reparación y mantenimiento del capital fijo, se presenta ahora, asimismo, bajo una nueva luz.
En el caso de A esa parte de capital en total o en su mayor parte no se adelanta cuando se inicia la producción. No necesita estar disponible, y ni siquiera existir. Brota del negocio mismo, por la transformación directa de plusvalor en capital, esto es, por su utilización directa como capital. Una parte del plusvalor que no sólo se produce periódicamente dentro del año, sino que además se realiza en el curso de éste, puede cubrir los gastos necesarios para reparaciones, etc. De este modo, el negocio mismo, durante su transcurso y por medio de la capitalización de una parte del plusvalor, produce una parte del capital necesario para Ilevar adelante dicho negocio en su escala originaria. Esto, para el capitalista B es imposible. En su caso la mencionada porción de capital tiene que formar parte del capital adelantado originariamente. En ambos casos esa porción de capital figurará, en los libros del capitalista, como capital adelantado, y lo es, también, ya que según nuestro supuesto constituye una parte del capital productivo necesario para que el negocio funcione en una escala dada. Pero el hecho de que el adelanto se haga de un fondo o del otro origina una diferencia de gran significación. En el caso de B, esa porción es efectivamete parte del capital que hay que adelantar originariamente o que mantener en disponibilidad. En A, por el contrario, es una parte del plusvalor utilizada como capital. Este último caso nos muestra cómo no sólo el capital acumulado es meramente plusvalor capitalizado, sino que también puede serlo una parte del capital adelantado originariamente.
No bien interfiere el desarrollo del crédito, se complica aun más la relación entre el capital adelantado en un principio y el plusvalor capitalizado. Por ejemplo, A toma prestado, en lo del banquero C, parte del capital productivo con el que inicia el negocio o lo continúa durante el año. No posee desde un primer momento suficiente capital propio como para hacer funcionar el negocio. El banquero C le presta una suma que se compone, meramente, de plusvalor depositado en su banco por los industriales D, E, F, etc. Desde el punto de vista de A no se trata aún de capital acumulado. Pcro en realidad, para D, E, F, etc., [393] A no es nada más que un agente que capitaliza el plusvalor del que se habían apropiado ellos.
Vimos ya en el libro I, capítulo XXII,[d] que la acumulación, la transformación de plusvalor en capital, por su contenido real es un proceso de reproducción en escala ampliada, ya sea que esa ampliación se exprese de manera extensiva, bajo la figura de incorporación de nuevas fábricas a las antiguas, o era la expansión intensiva de la escala en que hasta ahora se explotaba el negocio.
La ampliación de la escala de producción puede Ilevarse a cabo en dosis relativamente pequeñas, empleando una parte del plusvalor en mejoras que o bien se limitan a aumentar la fuerza productiva del trabajo utilizado o bien permiten, al propio tiempo, intensificar su explotación. O, asimismo, allí donde la jornada laboral no está limitada por la ley, basta un gasto suplementario de capital circulante (en materiales de produción y en salario) para ampliar la escala de la producción sin necesidad de acrecentar el capital fijo; se prolonga así meramente, el tiempo de uso diario de éste, mientras que su período de rotación se abrevia en proporción. O bien el plusvalor capitalizado, si la coyuntura del mercado es propicia, puede permitir que se efectúen espcculaciones con las materias primas, operaciones para las cuales no hubiera bastado el capital adelantado originariamente, etc.
Con todo, es evidente que allí donde la mayor cantidad de períodos de rotación traiga aparejada una realización más frecuente del plusvalor dentro del año, harán su aparición períodos en los cuales no se podrá prolongar la jornada laboral ni introducir mejoras de detalle, mientras que por otra parte la expansión de todo el negocio en escala proporcional en parte en lo que respecta al establecimiento en su conjunto, por ejemplo los edificios, en parte por la expansión del fondo de trabajo, como ocurre en la agricultura sólo es posible dentro de ciertos límites más amplios o más estrechos, y requiere además un volumen de capital suplementario que sólo una acumulación del plusvalor durante varios años puede proporcionar.
Además de la acumulación efectiva, o transformación del plusvalor en caital productivo (y de la correspondiente reproducción en escala ampliada), se acumula dinero, se [394] economiza una parte del plusvalor como capital dineraio latente que sólo más tarde, tan pronto como alcance cierto volumen, habrá de funcionar como capital activo suplementario.
Así se presentan las cosas desde el punto de vista del capitalista individual. Con el desarrollo de la produccion capitalista, no obstante, se desarrolla también, al mismo tiempo, el sistema crediticio. El capital dinerario que el capitalista aún no puede emplear en su propio negocio, es empleado por otros, de quienes aquél, a cambio de ello, recibe intereses. Funciona para él como capital dinerario en el sentido específico del término, como un tipo de capital diferente del capital productivo. Pero opera como capital en manos de otros. Es obvio que con la realización más reiterada del plusvalor y la escala creciente en que se lo produce, aumenta la proporción en que se vuelca nuevo capital dinerario o dinero como capital en el mercado dinerario, desde el cual, cuando menos en su mayor parte, se lo absorbe de nuevo con vistas a ampliar la producción.
La forma más simple en que puede presentarse este capital dinerario latente adicional es la de tesoro. Puede ocurrir que ese tesoro sea oro o plata suplementários, obtenidos directa o indirectamente a través del intercambio con los países productores de metales preciosos. Y es sólo de esta manera como se acrecienta en términos absolutos el tesoro dinerario dentro de un país. Por otra parte, es posible y así ocurre en la mayor parte de los casos que este tesoro no sea otra cosa que dinero retirado de la circulación interior, el cual ha adoptado la forma de tesoro en las manos de capitalistas individuales. Puede suceder, asimismo, que ese capital dinerario latente consista tan sólo en signos de valor aún prescindimos aquí del dinero crediticio o también en meros derechos documentados legalmente (títulos jurídicos) del capitalista contra terceras personas. En todos estos casos, sea cual fuere la forma de existencia de este capital dinerario adicional, el mismo no representa, en la medida en que es capital in spe [en cierne], ninguna otra cosa que títulos jurídicos adicionales de los capitalistas, que éstos mantienen en reserva, sobre la producción anual suplementaria, futura, de la sociedad.
"La masa de la riqueza acumulada de manera efectiva, considerada en cuanto a su magnitud... es tan absolutamente insignificante si se la compara con las fuerzas [395] productivas de la sociedad a la que pertenece sea cual sea el grado de civilización alcanzado por ésta o incluso si se la compara con el consumo efectivo de esa misma sociedad durante unos pocos años, tan insignificante, que la atención de los legisladores y economistas debería centrarse en las fuerzas productivas y en su futuro desarrollo libre, y no, como hasta ahora, meramente sobre la riqueza acumulada, que es lo que salta a la vista. La parte abrumadoramente mayor de la llamada riqueza acumulada es sólo nominal y no consiste en objetos reales barcos, edificios, artículos de algodón, mejoras agrícolas , sino en meros títulos jurídicos, derechos sobre las futuras fuerzas productivas anuales de la sociedad, generados y perpetuados por los expedientes o instituciones de la insegurida... El uso de tales artículos (acumulaciones de cosas físicas o riqueza real) como meros medios gracias a los cuales sus poseedores se apropian de la riqueza que sólo habrán de crear las fuerzas productivas futuras de la sociedad, este uso les sería quitado paulatinamente, sin recurrir a la violencia, por medio de las leyes naturales de la distribución, apoyadas por el trabajo cooperativo (co-operative labour), les sería quitado en pocos años." (William Thompson, "Inquiry into the Principles of the Distribution of Wealth", Londres, 1850, p. 453. Este libro vio la luz por primera vez en 1824.)[e]
"Poco se tiene en cuenta y la mayor parte de la gente ni siquiera lo sospecha en qué proporción ínfima, por su masa o su eficacia, se hallan las acumulaciones efectivas de la sociedad con respecto a las fuerzas productivas humanas, e incluso al consumo habitual de una sola generación durante pocos años. El motivo de ello salta a la vista, pero el efecto es sumamente nocivo. La riqueza consumida anualmente desaparece con su uso; apenas un instante está al alcance de la vista y sólo nos impresiona mientras la disfrutamos o consumimos. Pero la parte sólo lentamente consumible de la riqueza muebles, máquinas, edificios está desde nuestra infancia hasta nuestra vejez ante nuestros ojos, como monumentos duraderos del esfuerzo humano. Gracias a la posesión de esa parte fija, duradera y que sólo se consume lentamente de la riqueza [396] pública del suelo y de las materias primas sobre los que se trabaja, de las herramientas con las que se trabaja, de los edificios que prestan albergue durante el trabajo , gracias a esa posesión los propietarios de dichos objetos dominan en provecho suyo las fuerzas productivas anuales de todos los trabajadores realmente [...] productivos de la sociedad, por insignificantes que sean aquellos objetos en comparación con los productos de ese trabajo, que reaparecen periódicamente. La población de Gran Bretaña e Irlanda es de 20 millones, el consumo medio de cada individuo hombre, mujer o niño probablemente sea de unas £ 20, lo que da en total una riqueza de aproximadamente £ 400 millones, o sea el producto, consumido anualmente, del trabajo. El monto total a que alcanza el capital acumulado de estos países no supera, según evaluaciones, los 1.200 millones, o sea el triple del producto anual del trabajo, si se distribuyeran de manera igual, tocarían £ 60 de capital por cabeza. Aquí nos interesa más la proporción que los importes absolutos, más o menos exactos, de estos cálculos estimativos. Los intereses de ese capital global bastarían para mantener aproximadamente dos meses por año a la población global, con su actual nivel de vida, ¡ y todo el capital acumulado mismo (si se pudiera encontrar compradores) la mantendría sin necesidad de trabajar durante tres años! Pero al término de este período, desprovistos de casas, vestimenta o alimentos, morirían necesariamente de inanición o se volverían esclavos de quienes los habían mantenido durante los tres años en la ociosidad. Tres años son a la duración de una generación sana, digamos 40 años, lo que la magnitud e importancia de la riqueza real, del capital acumulado incluso del país más rico, son a su fuerza productiva, a las fuerzas productivas de una sola generación humana; ¡ no a lo que podrían producir con las disposiciones racionales de una seguridad igualitaria, y especialmente si el trabajo fuera cooperativo, sino a lo que producen efectivamente, en términos absolutos, bajo los expedientes defectuosos y desalentadores de la inseguridad! Y para mantener y perpetuar en su estado actual de distribución forzada esa masa, al parecer enorme, del capital existente, o más bien para mantener y perpetuar el derecho a disponer monopólicamente de los productos del trabajo anual, obtenido por intermedio de aquélla [...], es necesario perpetuar todo el mecanismo monstruoso, los [397] vicios, delitos y padecimientos de la inseguridad. No se puede acumular nada sin satisfacer primero las necesidades insoslayables, yel gran torrente de las inclinaciones humanas fluye hacia los disfrutes; de ahí el monto relativamente insignificante de la riqueza real de la sociedad en cualquier instante dado. Es un ciclo eterno de producción y consumo. En esa masa enorme de la producción y consumo anuales apenas se echaría de menos el puñado de acumulación real, y sin embargo se centra la atención no en aquella masa de fuerza productiva, sino en este puñado de acumulación. Pero a ese puñado lo han confiscado unos pocos, transformándolo en el instrumento para apropiarse del producto que reaparece periódicamente todos los años del trabajo efectuado por la gran masa. De ahí la importancia decisiva de tal instrumento para esos pocos... Los productores se ven despojados aproximadamente de un tercio del producto nacional anual por gente que, bajo el nombre de cargas públicas, consume esa fracción de manera improductiva y no da a cambio de ella ningún equivalente, esto es, ningún equivalente que cuente como tal para los productores... La vista de la multitud contempla, atónita, las masas acumuladas, especialmente cuando se concentran en las manos de unos pocos. Pero las masas producidas [...] anualmente, cual las ondas eternas e incontables de un caudaloso río, pasan de largo y se pierden en el océano olvidado del consumco. Y sin embargo ese eterno consumo no sólo condiciona todos los disfrutes, sino la existencia del género humano entero. La cantidad y distribución de ese producto anual debieran convertirse ante todo en el objeto de la reflexión. La acumulación real tiene una importancia absolutamente secundaria, e incluso esa importancia la debe casi exclusivamente al influjo que ejerce sobre la distribución del producto anual... La acumulación real y la distribución siempre se consideran aquí" (en la obra de Thompson) "en relación con la fuerza productiva y subordinadas a ella. En casi todos los otros sistemas la fuerza productiva se considera con referencia a la acumulación [...] y subordinada a ésta, con miras a la perpetuación del modo d distribución existente. Si se la compara con el mantenimiento de este último, no se consideran dignos de una sola mirada la miseria siempre recurrente o el bienestar de todo el género humano. Perpetuar las consecuencias de la violencia, del fraude y de la casuaiidad es lo que se denomina [398] seguridad, y a la conservación de esa seguridad espuria se han sacrificado despiadadamente todas las fuerzas productivas del género humano." ("Ibídem", pp. 440-443.)
Para la reproducción sólo dos casos normales son posibles, si prescindimos de las perturbaciones que la obstaculizan incluso cuando se efectúa en una escala dada.
O bien se opera una reproducción en escala simple.
O bien tiene lugar una capitalización de plusvalor, la acumulación.
I. Reproducción simple
[f]
En el caso de la reproducción simple, el plusvalor producido y realizado con periodicidad, anualmente o en varias rotaciones anuales, es consumido de manera individual, o sea improductiva, por su apropiador, el capitalista.
La circunstancia de que el valor del producto se componga en parte de plusvalor, en parte de la fracción de valor formada por el capital variable reproducido en él más el capital constante consumido en él, no modifica en nada ni la cantidad ni el valor del producto global que ingresa constantemente en la circulación como capital mercantil y que, con igual constancia, es retirado de ella para caer en la órbita del consumo productivo o en la del individual, esto es, para servir como medios de producción o como medios de consumo. Si prescindimos del capital constante, aquella circunstancia únicamente afecta la distribución del producto anual entre obreros y capitalistas.
Por consiguiente, inclusive si partimos del supuesto de la reproducción simple, es necesario que una parte del plusvalor exista de manera constante como dinero y no como producto, pues sin este requisito no se la podría transformar, con vistas al consumo, de dinero en producto. Hemos de seguir investigando aquí esa transformación del plusvalor, que abandona su forma mercantil originaria para adoptar la de dinero. Para simplificar las cosas damos por supuesta la forma más elemental del problema, o sea la circulación exclusiva de dinero metálico, de dinero que es un equivalente real.
[399]
Según las leyes desarrolladas en el caso de la circulación mercantil simple (libro I, cap. III),[g] la masa de dinero metálico existente en el país no sólo debe ser suficiente para hacer que las mercancías circulen. Debe alcanzar para hacer frente a las oscilaciones de la circulación dineraria, resultantes en parte de fluctuaciones en la velocidad de la circulación, en parte de cambios en los precios de las mercancías, en parte de las proporciones diversas y variables en que el dinero funciona como medio de pago o como medio de circulación propiamente dicho. La proporción en que la masa dineraria existente se escinde en tesoro y dinero circulante varía constantemente, pero la masa del dinero es siempre igual a la suma del que existe como tesoro y del que está circulando. Esa masa dineraria (masa de metales prcciosos) constituye un tesoro de la sociedad, acumulado poco a poco. En la medida en que una parte de dicho tesoro se consume por desgaste, es necesario volver a reponerla anualmente, como en el caso de cualquier otro producto. Ello se efectúa, en la realidad, mediante el intercambio directo o indirecto de una parte del producto anual del país por el producto de los países productores de oro y plata. Este carácter internacional de la transacción enmascara, con todo, su simple transcurso. Por ello, para reducir el problema a su expresión más simple y diáfana, hemos de dar por supuesto que la producción de oro y plata se verifica en el país mismo, o sea que ésta forma parte de la producción global social dentro de los límites de cadá país.
Prescindiendo del oro o plata producidos para elaborar artículos suntuarios, el mínimo de su producción anual deberá ser igual al desgaste de los metales dinerarios originado por la circulación anual del dinero. Si aumenta, además, la suma de valor de la masa mercantil producida y puesta en circulación durante el año, tendrá que incrementarse también la producción anual de oro y plata, en la medida en que la suma de valor acrecentada de las mercancías circulantes y la masa dineraria requerida para su circulación (y para el atesoramiento correspondiente) no se compensen con una mayor velocidad de la circulación del dinero y con un funcionamiento más amplio del dinero como medio de pago, esto es, con una mayor liquidación [400] recíproca de las compras y ventas sin la injerencia de dinero real.
Una parte de la fuerza social de trabajo y una parte de los medios sociales de producción, pues, han de gastarse anualmente en la producción de oro y plata.
Los capitalistas dedicados a la producción de oro y plata y como aquí partimos del supuesto de la reproducción simple, sólo la practican dentro de los límites del desgaste medio anual y del consumo medio anual de oro y plata, resultante de ese desgaste vuelcan su plusvalor que conforme a nuestro supuesto consumen anualmente, sin capitalizarlo en parte de manera directa a la circulación y bajo la forma dineraria, que para ellos es la forma natural y no, como en los otros ramos de la producción, la forma trasmutada del producto.
Asimismo, en lo que respecta al salario la forma dineraria en que se adelanta el capital variable tampoco se lo repone aquí mediante la venta del producto, o sea su transformación en dinero, sino mediante un producto cuya forma natural es desde un primer momento la forma dineraria.
Esto también ocurre, por último, con la parte del producto de metales preciosos que es igual al valor del capital constante consumido periódicamente, tanto de capital circulante constante como del capital fijo constante consumido durante el año.
Consideremos primero el ciclo o la rotación del capital invertido en la producción de metales preciosos bajo la forma D M ... P ... D'. En la medida en que en D - M la M no sólo se compone de fuerza de trabajo y medios de producción, sino también de capital fijo del cual en P sólo se ha consumido una parte de valor , es evidente que D', el producto, es una suma de dinero igual al capital variable desembolsado en salario más el capital constante circulante desembolsado en medios de producción más la parte de valor del capital fijo desgastado más el plusvalor. Si la suma fuera menor manteniéndose incambiado el valor general del oro la inversión en la mina sería improductiva o, si el caso fuera general, aumentaría en el futuro el valor del oro comparado con las mercancías cuyo valor no variara, esto es, bajarían los precios de las mercancías, en el futuro la suma dineraria desembolsada en D - M sería menor.
[401]
Limitémonos a examinar, en un primer momento, la parte circulante del capital adelantado en D, en el punto de partida de D - M ... P ... D': se adelanta determinada suma de dinero, se la vuelca en la circulación para pagar la fuerza de trabajo y adquirir materiales de producción. Pero no es el ciclo de ese capital el que la retira de la circulación para volver a arrojarla a ella. El producto en su forma natural ya es dinero; no es necesario, por tanto, transformarlo primero en dinero por el intercambio, por un proceso de circulación. No pasa del proceso de producción a la esfera de la circulación bajo la forma de capital mercantil que debe reconvertirse en capital dinerario, sino como capital dinerario que debe reconvertirse en capital productivo, esto es, que debe comprar de nuevo fuerza de trabajo y materiales de producción. La forma dineraria del capital circulante consumido en fuerza de trabajo y medios de producción no se repone mediante la venta del producto sino mediante la foma natural del producto mismo, es decir, no porque su valor se retire de nuevo, en forma dineraria, de la circulación, sino por medio de dinero suplementario, recién producido.
Supongamos que ese capital circulante sea = £ 500, el período de rotación = 5 semanas, el de trabajo = 4 semanas, el de circulación = 1 semana solamente.[h] Desde el primer momento es necesario adelantar dinero para 5 semanas, en parte en acopio productivo, y en parte como reserva disponible para desembolsarlo poco a poco en salarios. Al comienzo de la sexta semana han refluido £ 400 y se han liberado £ 100. Esto se repite constantemente. Aquí, como antes, durante cierto período de la rotación siempre se encontrarán £ 100 en la forma liberada. Pero se componen de dinero suplementario recién producido, exactamente como las otras £ 400. Teníamos aquí 10 rotaciones por año, y el producto anual producido es = £ 5.000 en oro. (El período de circulación no corresponde aquí al tiempo que insume la transformación de la mercancía en dinero, sino la transformación de dinero en los elementos de producción.)
En el caso de cualquier otro capital de £ 500 que rote bajo las mismas condiciones, la forma dineraria constantemente renovada es la forma trasmutada del capital [402] mercantil producido que, cada 4 semanas, se vuelca en la circulación y que por su venta o sea por el retiro periódico de la cantidad de dinero bajo cuya forma ingresó originariamente en el proceso recupera una y otra vez esa forma dineraria. Aquí, por el contrario, en cada período de rotación se vuelca a la circulación una nueva masa dineraria adicional de £ 500 procedente del proceso mismo de producción, y se la vuelca para retirar de ésta, constantemente, materiales de producción y fuerza de trabajo. El ciclo de este capital, pues, no vuelve a retirar de la circulación el dinero lanzado a ella, sino que lo acrecienta con masas de oro siempre producidas de nuevo.
Si examinamos la parte variable de este capital circulante y la fijamos, como más arriba, en £ 100, en la producción mercantil corriente esas £ 100 bastarían, siendo 10 las rotaciones, para pagar constantemente la fuerza de trabajo. Aquí, en la producción de dinero,[i] resulta suficiente la misma suma, pero las £ 100 de reflujo con las que se paga la fuerza de trabajo cada 5 semanas no son la forma trasmutada del producto de dicha fuerza, sino una parte de ese producto mismo, siempre renovado. El productor de oro paga a sus obreros directamente con una parte del oro producido por ellos mismos. Las £ 1.000 así desembolsadas cada año en fuerza de trabajo y volcadas por los obreros a la circulación, por consiguiente, no retornan a través de ésta a su punto de partida.
En lo que respecta además al capital fijo, éste requiere, cuando se pone en marcha el negocio, el gasto de un capital dinerario relativamente grande, el cual, por ende, se vuelca en la circulación. Como ocurre con todo capital fijo, sólo refluye fraccionadamente, en el transcurso de años. Pero refluye como fracción directa del producto, del oro, y no por la venta del producto y su conversión en dinero, consumada en dicha venta. Adquiere su forma dineraria paulatinamente, pues, no por el retiro de dinero de la circulación, sino por el acopio de una parte correspondiente del producto. El capital dinerario restaurado de esa suerte no es una suma de dinero retirada gradualmente de la circulación para compensar la suma de dinero que se volcó en ella, originariamente, con destino al capital fijo. Es una masa suplementaria de dinero.
[403]
Por último, en lo que concierne al plusvalor, también éste es igual a una parte del nuevo producto áureo que en cada nuevo período de rotación se vuelca en la circulación, para gastarse improductivamente conforme a nuestro supuesto en medios de subsistencia y objetos suntuarios.
Pero según el supuesto toda esa producción áurea anual gracias a la cual constantemente se retira del mercado fuerza de trabajo y materiales productivos, pero no dinero, y constantemente se aporta a dicho mercado dinero suplementario sólo repone el dinero desgastado durante el año, no hace, pues, más que mantener completa la masa dineraria social que existe de manera constante, aunque en porciones diversas, bajo las dos formas de tesoro y de dinero que se halla en la circulación.
Con arreglo a la ley de la circulación mercantil la masa dineraria debe ser igual a la que se requiere para la circulación más una cantidad de dinero que reviste la forma de tesoro, cantidad esta última que aumenta o disminuye según se contraiga o expanda la circulación, pero que sirve también, en especial, para la formación del fondo de reserva necesario constituido por medios de pago. Lo que se debe pagar en dinero en la medida en que no se verifica una compensación de los pagos es el valor de las mercancías. El hecho de que una parte de ese valor se componga de plusvalor, esto es, que nada haya costado al vendedor de las mercancías, no modifica ni en lo mínimo los términos del problema. Supongamos que todos los productores sean poseedores autónomos de sus medios de producción; la circulación, por tanto, tendrá lugar entre los propios productores directos. Si prescindimos de la parte constante de su capital, su plusproducto anual podría dividirse entonces, por analogía con el régimen capitalista, en dos partes: una, a, que se limita a reponer sus medios de subsistencia necesarios, la otra, b, que los productores consumen en parte bajo la forma de productos suntuarios y, en parte, dedican a ampliar la producción. De modo que a representa el capital variable, b el plusvalor. Pero esa subdivisión no ejercería influjo alguno sobre la magnitud de la masa dineraria requerida para la circulación de su producto global. Bajo condiciones en lo demás iguales elvalor de la masa mercantil circulante sería el mismo, y por consiguiente también la masa dineraria que se requiere para ese [404] valor. Esos productores, asimismo, deberían disponer de las mismas reservas dinerarias en caso de una división igual de los períodos de rotación , esto es, la misma parte de su capital debería existir siempre bajo la forma dineraria, ya que ahora como antes, conforme al supuesto, su producción seguiría siendo producción de mercancías. La circunstancia, pues, de que una parte del valor mercantil se componga de plusvalor, no modifica absolutamente en nada la masa del dinero necesario para el funcionamiento del negocio.
Un adversario de Tooke quien se atiene a la forma D - M - D' le pregunta a éste cómo entonces el capitalista se las arregla para retirar constantemente de la circulación más dinero del que arrojó en ella. Entiéndase bien. No se trata aquí de la formación del plusvalor. Aunque todo el misterio estriba en esta formación, desde el punto de vista capitalista se la sobrentiende. La suma de valor utilizada no sería capital si no se enriqueciera con un plusvalor. Como según el supuesto lo es, el plusvalor se comprende de por sí.
La interrogante no es, pues: ¿de dónde proviene el plusvalor?, sino. ¿de dónde proviene el dinero para que aquél se convierta en éste?
Pero en la economía burguesa la existencia del plusvalor se comprende de suyo. No sólo se la supone, sino que con ella se supone también que una parte de la masa de mercancías volcada en la circulación se compone de plusproducto, o sea representa un valor que el capitalista no volcó con su capital en aquélla, se supone, pues, que el capitalista lanza a la circulación, con su producto, un excedente por encima de su capital y que retira de ella ese mismo excedente.
El capital mercantil que el capitalista vuelca en la circulación es de mayor valor (a qué se debe esto es algo que no se explica ni se comprende, pero c'est un fait [es un hecho] desde el punto de vista de dicha economía burguesa) que el cpital productivo que retiró de aquélla bajo la forma de fuerza de trabajo más medios de producción.
Bajo este supuesto, por consiguiente, resulta claro por qué no sólo el capitalista A, sino también B, C, D, etc., pueden retirar constantemente de la circulación, intercambiando su mercancía, más valor del que tiene su capital adelantado originariamente, al que siempre adelantan de nuevo. A, B, [405] C, D, etc., arrojan constantemente a la circulación un valor mercantil mayor esta operación presenta tantas facetas como capitales autónomos hay en funcionamiento , bajo la forma de capital mercantil que el que retiran de ella bajo la forma de capital productivo. Constantemente, pues, tienen que repartirse una suma de valor (esto es, cada uno, por su parte, debe retirar de la circulación un capital productivo) igual a la suma de valor de sus respectivos capitales productivos adelantados, y con igual constancia tienen que repartirse una suma de valor que, también multilateralmente, lanzan a la circulación bajo la forma mercantil, como excedente respectivo del valor mercantil por encima del valor de sus elementos de producción.
Pero el capital mercantil, antes de su reconversión en capital productivo y antes del gasto del plusvalor encerrado en él, debe convertirse en dinero. ¿De dónde proviene el dinero que se requiere para esa operación? Es éste un problema que a primera vista parece difícil, y que ni Tooke ni otros, hasta el momento, han sabido resolver.
Supongamos que el capital circulante de £ 500 adelantado bajo la forma de capital dinerario sea cual fuere su período de rotación constituya el capital circulante global de la sociedad, es decir, de la clase de los capitalistas. Digamos que el plusvalor es de £ 100. Ahora bien: ¿cómo la clase capitalista en su conjunto puede siempre retirar £ 600 de la circulación, cuando arroja siempre en ésta nada más que £ 500?
Una vez convertido en capital productivo el capital dinerario de £ 500, aquél se transforma dentro del proceso de producción en un valor mercantil de £ 600, y lo que se encuentra en circulación no es sólo un valor mercantil de£ 500, igual al capital dinerario adelantado originariamente, sino además un plúsvalor de £ 100, recién producido.
Este plusvalor suplementario de £ 100 se vuelca a la circulación bajo la forma de mercancía. No caben dudas al respecto. Pero no es por medio de esa misma operación como se obtiene el dinero suplementario para la circulación de dicho valor mercantil suplementario.
No hay que eludir la dificultad por medio de capciosos subterfugios.
Por ejemplo: en lo que respecta al capital circulante constante, resulta evidente que no todos lo desembolsan al [406] mismo tiempo. Mientras que el capitalista A vende su mercancía o sea que para él el capital adelantado adopta la forma dineraria , para el comprador B, a la inversa, su capital existente bajo forma dineraria asume la forma de sus medios de producción, fabricados precisamente por A. Por el mismo acto gracias al cual A vuelve a conferir la forma dineraria a su capital mercantil producido, B hace que el suyo recupere la forma productiva, lo trasmuta de la forma dineraria en medios de producción y fuerza de trabajo, la misma suma de dinero funciona en el proceso bilateral como en cualquier compra simple M - D. Por otra parte, cuando A transforma de nuevo el dinero en medios de producción, le compra a C, y éste con el dinero así obtenido le paga a B, etc. De esta manera quedaría explicado el proceso. Pero:
El carácter capitalista del proceso de producclon no modifica, en modo alguno, ninguna de las leyes enunciadas (libro I, capítulo III)[j] relativas a la cantidad de dinero circulante en la circulación mercantil.
En consecuencia, cuando se afirma que el capital circulante social que se debe adelantar en forma dineraria asciende a £ 500, ya se tiene en cuenta que ésta es por una parte la suma que hay que adelantar al mismo tiempo, y por otra parte, sin embargo, que esa suma pone en movimiento más capital productivo que £ 500, pues sirve alternativamente como fondo dinerario de diversos capitales productivos. Este modo de explicar las cosas, pues, presupone como ya existente el dinero cuya existencia debía explicar.
Se podría sostener, asimismo: el capitalista A produce artículos que el capitalista B consume individual, improductivamente. El dinero de B, por consiguiente, realiza el capital mercantil de A, y de esta manera la misma suma dineraria sirve para la realización del plusvalor de B y del capital constante circulante de A. Pero aquí se da por supuesta de manera aun más directa, la solución del problema que había que resolver. A saber: ¿de dónde obtiene B el dinero para cubrir su rédito? ¿cómo ha convertido él en dinero esa parte que constituye el plusvalor de su producto?
Podría decirse, asimismo, que la parte del capital variable circulante adelantada constantemente por A a sus [407] obreros, sin cesar refluye de la circulación a sus manos, y que sólo una fracción variable de aquella parte permanece siempre en ellas para el pago del salario. Entre el desembolso y el reflujo, no obstante, transcurre cierto tiempo, durante el cual el dinero gastado en salarios puede servir, entre otras cosas, para la realización de plusvalor. Pero sabemos, en primer término, que cuanto más prolongado sea ese tiempo, tanto mayor tendrá que ser también la magnitud del fondo dinerario que el capitalista A tiene que mantener siempre in petto [en reserva]. En segundo lugar, el obrero gasta el dinero, compra mercancías con él, y en consecuencia realiza pro tanto [en esa proporción] el plusvalor encerrado en dichas mercancías. Por consiguiente, el mismo dinero que se adelanta bajo la forma del capital variable también sirve pro tanto para realizar plusvalor. Sin profundizar más en este problema, baste señalar aquí que el consumo de toda la clase de los capitalistas y de las personas improductivas dependientes de ella se efectúa al mismo tiempo que el de la clase obrera; por ende, para gastar su plusvalor como rédito, los capitalistas tienen que volcar dinero en la circulación al mismo tiempo que los volcar dinero en la circulación al mismotiempo que los obreros vuelcan dinero en ella; para que los capitalistas puedan hacer eso, por consiguiente, es necesario retirar dinero de la circulación. La explicación que acabamos de dar no haría más que reducir la cantidad necesaria para ello, sin suprimirla.
Por último, se podría aducir lo siguiente: constantemente se arroja a la circulación, con motivo de la primera inversión de capital fijo, una gran cantidad de dinero que quien la puso en circulación sólo la retira de ésta paulatinamente, fracción a fracción, a lo largo de años. ¿No bastaría esta suma para convertir en dinero el plusvalor? A esto se debe responder que acaso en la suma de £ 500 (que incluye también el atesoramiento para el necesario fondo de reserva) ya está comprendido el empleo de esa suma como capital fijo, si no por quien la volcó en la circulación, por algún otro. Además, en el caso de la suma que se desembolsa para obtener los productos que sirvan como capital fijo, ya está supuesto que también se ha pagado el plusvalor encerrado en esas mercancías, y precisamente lo que se pregunta es de dónde proviene ese dinero.
[408]
Esta respuesta general ya está dada: cuando es necesario hacer circular una masa mercantil de x x £ 1.000, el hecho de que el valor de esta masa mercantil contenga plusvalor o no, el que se la produzca o no de manera capitalista no modifica en nada la cantidad de la suma dineraria que se requiere para esa circulación. El problema mismo no existe, por consiguiente. Bajo condiciones ya dadas en los demás aspectos velocidad de circulación del dinero, etc. se requiere determinada suma dineraria para hacer circular el valor mercantil de x x £ 1.000, completamente al margen de lo mucho o poco de ese valor que recaiga en el productor directo de esas mercancías. En la medida en que aquí existe un problema, coincide éste con el problema general: de dónde proviene la suma de dinero necesaria para la circulación de las mercancias en un país.
Con todo, no cabe duda de que desde el punto de vista de la producción captalista, existe la apariencia de un problema especial. Aquí es el capitalista, en efecto, quien aparece como el punto de partida desde el cual se vuelca el dinero en la circulación. El dinero que el obrero gasta en el pago de sus medios de subsistencia existe con anterioridad como forma dineraria del capital variable y, por ende, en un principio el capitalista lo lanza a la circulación como medio que le sirve para comprar o pagar la fuerza de trabajo. Fuera de ello, el capitalista vuelca en la circulación el dinero que originariamente constituye para él la forma dineraria de su capital fijo y circulante constante, lo gasta como medio destinado a la compra o el pago de los medios de trabajo y materiales de producción. Pero más allá de esto, el capitalista ya no aparece como punto de partida de la masa dineraria que se encuentra en la circulación. Desde ahora, sin embargo, sólo existen dos puntos de arranque: el capitalista y el obrero. Todas las terceras categorías de personas, necesariamente, o reciben dinero de esas dos clases a cambio de prestaciones de servicios, o en la medida en que lo perciben sin contrapartida, son coposeedores del plusvalor bajo la forma de renta, interés, etc. El hecho de que el plusvalor no permanezca íntegramente en los bolsillos del capitalista industrial, sino que éste tenga que compartirlo con otras personas, nada tiene que ver con el problema que aquí nos ocupa. Lo que queremos saber es cómo convierte su plusvalor en plata, [409] no cómo reparte más tarde la plata obtenida en esa operación. [1] En nuestro caso, pues, es necesario considerar todavía al capitalista como poseeder único del plusvalor. Pero en lo que concierne al obrero, hemos dicho ya que sólo es un punto de partida secundario, y que el capitalista es el punto de partida primario del dinero volcado por el obrero en la circulación. El dinero adelantado primeramente como capital variable efectúa ya su segundo recorrido cuando el obrero lo gasta para pagar medios de subsistencia.
La clase de los capitalistas conforma, pues, el punto de partida único de la circulación dineraria. Cuando necesita £ 400 para el pago de medios de producción y £ 100 para pagar fuerza de trabajo, vuelca £ 500 en la circulación. Pero el plusvalor encerrado en el producto, si la tasa de plusvalor es de 100 %, es igual a un valor de £ 100. ¿cómo puede extraer constantemente £ 600 de la circulación, si sólo vuelca constantemente £ 500 en ella? De la nada no sale nada. La clase de los capitalistas en su conjunto no puede extraer de la circulación lo que previamente no volcó en ella.
Aquí se prescinde de que la suma dineraria de £ 500[k] acaso sea suficiente, si los períodos de rotación son 10, para hacer circular medios de producción por un valor de £ 4.000 y trabajo cuyo valor sea de £ 1.000, y de que las restantes £ 100 pueden bastar asimismo para la circulación del plusvalor de £ 1.000. Esta relación entre la suma dineraria y el valor mercantil que dicha suma hace circular no afecta en nada los términos del problema. Este permanece inalterado. Si las mismas piezas dinerarias no efectuaran diversos recorridos, habría que volcar £ 5.000 como capital en la circulación y se requerirían £ 1.000 para convertir el plusvalor en dinero. Lo que queremos saber es de dónde procede este último dinero, se trate de £ 1.000 o de £ 100. El caso es que hay un excedente por encima del capital dinerario lanzado a la circulación.
En realidad, por paradójico que parezca a primera vista, la propia clase de los capitalistas lanza a la circulación [410] el dinero que sirve para realizar el plusvalor encerrado en las mercancías. Pero, notabene [adviértase]: lo vuelca en aquélla no como dinero adelantado, no como capital. Lo gasta como medio de compra para su consumo individual. No es adelantado por esa clase, pues, aunque ella sea el punto de partida de su circulación.
Consideremos el caso de un capitalisLa individual que inicia su negocio, por ejemplo un arrendatario. Durante el primer año adelanta un capital dinerario de, digamos, £ 5.000 en pago de medios de producción (£ 4.000).y de fuerza de trabajo (£ 1.000). Supongamos que la tasa del plusvalor es de 100 % , el plusvalor del que se apropia = £ 1.000. Las £ 5.000 mencionadas arriba comprenden todo el dinero que ese capitalista adelanta como capital dinerario. Pero el hombre también tiene que vivir, y no percibe dinero alguno hasta el término del año. Su consumo asciende a £ 1.000, supongamos. Debe poseerlas. Afirma, por cierto, que tiene que adelantarse esas £ 1.000 durante el primer año. Sin embargo ese adelanto que aquí sólo tiene un sentido subjetivo no significa otra cosa sino que el primer año tiene que cubrir su consumo individual con dinero de su propio bolsillo, y no con la producción gratuita de sus obreros. No adelanta ese dinero como capital. Lo gasta, se desprende de él pagándolo por un equivalente en medios de subsistencia, y consume dichos medios. Gasta ese valor en dinero, lo lanza a la circulación y lo retira de ésta bajo la forma de valores mercantiles. Consume estos valores mercantiles y cesa, por ende, de estar en cualquier relación con el valor de los mismos. El dinero con que lo paga existe como elemento del dinero circulante. Pero ha retirado de la circulación, bajo la forma de productos, el valor de ese dinero, y con los productos en los que existía se ha destruido también el valor de los mismos. Ha venido a parar en nada. Ahora bien, al término del año arroja a la circulación un valor mercantil de £ 6.000 y lo vende. Mediante esta operación, refluyen a sus manos: 1) su capital dinerario de £ 5.000, 2) el plusvalor, convertido en dinero, de £ 1.000. Ha adelantado £ 5.000 como capital, lanzándolas a la circulación, y retira de ella £ 6.000: £ 5.000 por el capital y £ 1.000 en concepto de plusvalor. Las últimas £ 1.000 se han realizado con el dinero que él mismo volcó en la circulaión, pero no [411] como capitalista, sino como consumidor, que no adelantó, sino que gastó. Retornan a sus manos ahora como forma dineraria del plusvalor producido por él. Y de ahí en adelante esa operación se reitera anualmente. Pero a partir del segundo año las £ 1.000 que gasta son siempre la forma trasmutada, la forma dineraria del plusvalor que él ha producido. Las gasta anualmente y anualmente vuelven a sus manos.
Si su capital rota con más frecuencia durante el año, ello no modifica en nada los términos del problema, aunque sí la duración del lapso y por tanto la magnitud de la suma que tendría que lanzar a la circulación, por encima de su capital dinerario adelantado, con destino a su consumo individual.
El capitalista no vuelca ese dinero en la circulación como capital. Sin duda, forma parte del carácter del capitalista el que éste, hasta el reflujo del plusvalor, esté en condiciones de vivir de los recursos que se hallan en su poder.
Suponíamos en este caso que la suma dineraria que el capitalista lanza a la circulación, hasta el primer reflujo de su capital, para cubrir su consumo individual, era exactamente igual al plusvalor que ha producido y que por consiguiente debe convertir en dinero. Es ésta, evidentemente, en lo que respecta al capitalista individual, una suposición arbitraria. Pero es forzoso que sea correcta para la clase de los capitalistas en su conjunto, cuando se da por supuesta la reproducción simple. Se limita a expresar lo que denota esta última suposición, a saber, que todo el plusvalor pero sólo éste, es decir, ninguna fracción de las existencias iniciales de capital se consume improductivamente.
Se supuso más arriba que la producción global de metales preciosos (que fijamos en £ 500) sólo bastaba para reponer el desgaste del dinero.
Los capitalistas productores de oro poseen su producto íntegro en oro, tanto la parte del mismo que repone el capital constante como la que repone el capital variable y la consistente en plusvalor. Una parte del plusvalor social, pues, se copone de oro, no de producto que sólo dentro de la circulación se transforma en oro. Desde un primer momento se compone de oro y se lo arroja a la circulación para de ella retirar productos. Lo mismo rige aquí [412] para el salario, el capital variable y la reposición del capital constante adelantado. Por consiguiente, si una parte de la clase de los capitalistas vuelca en la circulación un valor mercantil mayor (mayor en el plusvalor) que el capital dinerario adelantado por ellos, otra parte de los capitalistas lanzará a la circulación un valor dinerario mayor (mayor en el plusvalor) que el valor mercantil que constantemente retiran de la circulación para producir oro. Si una parte de los capitalistas succiona constantemente de la circulación más dinero que el que aportó a ésta, el sector de los que producen oro constantemente vuelca en ella más dinero que el que retiran de ella bajo la forma de medios de producción.
Aun cuando una parte de ese producto de £ 500 en oro es plusvalor de los productores de dicho metal, la suma total sólo está destinada, no obstante, a reponer el dinero necesario para la circulación de las mercancías; qué porción de esa suma convierta en dinero el plusvalor de las mercancías y qué porción haga otro tanto con sus demás componentes de valor, es algo que aquí resulta indiferente.
Si la producción áurea se transfiere del país en cuestión a otros países, ello no modifica absolutamente en nada los términos del problema. Una parte de la fuerza de trabajo social y de los medios de producción sociales en el país A está transformada en un producto, por ejemplo en lienzo por un valor de £ 500, que se exporta al país B para comprar oro allí. El capital productivo así utilizado en el país A está tan lejos de lanzar mercancías por oposición al dinero en el mercado del país A, como si se lo hubiera utilizado directamente en la producción de oro. Ese producto de A se representa en £ 500 en oro y sólo como dinero ingresa en la circulación del país A. La parte del plusvalor social contenida en ese producto existe directamente endinero, y para el país A nunca existe de otra manera que bajo la forma de dinero. Aunque para los capitalistas que producen el oro sólo una parte del producto representa plusvalor la otra representa la reposición del capital , el problema de qué parte de ese oro exceptuado el capital constante circulante repone capital variable y qué parte representa plusvalor, depende de manera exclusiva, por el contrario, de las proporciones que el salario y el plusvalor, respectivamente, [413] representen del valor de las mercancías en circulación. La parte constituida por el plusvalor se distribuye entre los diversos miembros de la clase capitalista. Aunque constantemente gasten esa parte para su consumo individual y la vuelvan a percibir con la venta del nuevo producto precisamente esa compra y venta hace circular entre ellos mismos, en general, sólo el dinero necesario para la realización del plusvalor , sin embargo una parte del plusvalor social, aunque en proporciones variables, se encuentra bajo la forma de dinero en los bolsillos de los capitalistas, exactamente como una porción del salario, por lo menos durante parte de la semana, se mantiene bajo la forma de dinero en los bolsillos de los obreros. Y esa parte no está limitada por la parte del producto áureo[l] que constituye originariamente el plusvalor de los capitalistas productores de oro, sino, como hemos dicho, por la proporción en que el producto de £ 500 mencionado arriba se distribuye en definitiva entre capitalistas y obreros y por la proporción en que el valor[m] mercantil que es necesario hacer circular se compone de plusvalor y de las demás partes constitutivas del valor.
Con todo, la parte del plusvalor que no existe en otras mercancías, sino al lado de esas otras mercancías, bajo la forma de dinero, sólo se compone de una parte del oro producido anualmente en la medida en que una parte de la producción áurea anual circule para la realización del plusvalor. La otra parte del dinero, la que en porciones variables se encuentra continuamente, como forma dineraria de su plusvalor, en manos de la clase de los capitalistas, no es un elemento del oro producido durante el año, sino de las masas dinerarias acumuladas previamente en el país.
Conforme a nuestro supuesto, la producción áurea anual £ 50 sólo alcanza exactamente para reponer el dinero desgastado cada año. Por consiguiente, si sólo tomamos en consideración esas £ 500 y hacemos caso omiso de la parte de la masa mercantil producida anualmente, para cuya circulación sirve el dinero acumulado [414] con anterioridad, el plusvalor producido en forma mercantil encontrará dinero para realizarse en la circulación debido a que, por la otra parte, cada año se produce plusvalor bajo la forma de oro. Lo mismo es válido para las otras partes del producto áureo de £ 500 que reponen el capital dinerario adelantado.
Corresponde observar aquí dos cosas.
En primer término: el plusvalor gastado en dinero por los capitalistas, al igual que el capital variable y el resto del capital productivo que adelantan en dinero, es en realidad producto de los obreros, a saber, el producto de los obreros ocupados en la producción de oro. Producen por vez primera tanto la parte del producto áureo que se les "adelanta" en calidad de salario, como la parte de ese producto en que se representa de manera directa el plusvalor de los productores capitalistas de oro. En lo que respecta, por último, a la parte del producto áureo que se limita a reponer el valor constante de capital adelantado para su producción, si dicha fracción reaparece en la forma áurea[n] (y, en general, en un producto) ello se debe únicamente al trabajo anual de los obreros. Cuando se inició el negocio, los capitalistas desembolsaron originariamente esa parte en dinero, el cual no era recién producido, sino que formaba parte de la masa dineraria social circulante. Por el contrario, en la medida en que se la repone por producto nuevo, oro suplementario, es el producto anual del obrero. El adelanto efectuado por el capitalista sólo aparece aquí, asimismo, como una forma que deriva del hecho de que el obrero ni es poseedor de sus propios medios de producción ni dispone, en el curso de la producción, de los medios de subsistencia producidos por otros obreros.
Pero en segundo lugar, en lo que concierne a la suma dineraria que existe al margen de esa reposición anual de £ 500 y que en parte reviste la forma de tesoro, en parte la de dinero circulante, las cosas tienen que darse esto es, tienen que haberse dado en un origen tal como siguen dándose ahora, cada año, con esas £ 500. Volverenos sobre el particular al final de este apartado. Formularemos antes algunas observaciones más.
[415]
Cuando examinamos la rotación vimos que, bajo circunstancias en lo demás iguales, con el cambio en la magnitud de los períodos de rotación varían las masas de capital dinerario que se requieren para efectuar la producción en la misma escala. La elasticidad de la circulación dineraria, por ende, debe ser lo bastante grande como para acomodarse a estas expansiones y contracciones alternadas.
Si suponemos, asimismo, que las otras circunstancias en lo demás no varían se mantienen inalteradas, igualmente, la magnitud, intensidad y productividad de la jornada laboral , pero se altera la división del producto de valor entre el salario y el plusvalor, de tal suerte que aumente el primero y se reduzca el segundo, o viceversa, no por ello se verá afectada la masa del dinero circulante. Esa variación puede darse sin expansión o contracción alguna de la masa dineraria que se encuentra en la circulación. Consideremos, ante todo, el caso en que el salario aumente de manera general y por consiguiente bajo las condiciones supuestas la tasa de plusvalor experimente una baja general, sin que se registre además siempre de acuerdo con lo que habíamos supuesto ninguna variación en el valor de la masa mercantil circulante. No cabe duda de que en este caso se acrecienta el capital dinerario que es necesario adelaniar como capital variable, o sea la masa de dinero que presta servicios en esta función. Pero exactamente en la medida en que aumente la masa dineraria requerida para desempeñar la función de capital variable, disminuira el plusvalor, y por consiguiente también la masa dineraria requerida para su realización. La suma de la masa dineraria que se requiere para la realización del valor mercantil se verá tan poco afectada por ello como ese valor mercantil mismo. El precio de costo de la mercancía aumenta para el capitalista individual, pero su precio de producción social se mantiene incambiado. Lo que varía es la proporción en que el precio de producción de las mercancías, prescindiendo de la parte constante de valor, se divide entre salario y ganancia.
Pero, se dice, un mayor desembolso de capital dinerario variable (se supone, naturalmente, que no varía el valor del dinero) significa que hay una masa mayor de medios dinerarios en las manos de los obreros. De [416] esto se deriva una mayor demanda de mercancías por parte de aquéllos. Una consecuencia ulterior es que los precios de las mercancías suben. O bien se sostiene: si aumenta el salario, los capitalistas aumentan los precios de su mercancía. En ambos casos la suba general de los salarios trae aparejado el aumento general de los precios mercantiles. Por consiguiente, se requiere una masa dineraria mayor para hacer que las mercancías circulen, se explique de un modo o de otro el aumento de los precios.
Respuesta a la primera formulación: a causa del salario creciente, en efecto, crecerá la demanda de los obreros por medios de subsistenia necesarios. En menor grado aumentará su demanda de artículos suntuarios, o se creará una demanda por artículos que antes no figuraban en el dominio de su consumo. La demanda súbita y en mayor escala de medios de subsistencia necesarios hará que, por el momento, aumenten incondicionalmente sus precios. Consecuencia de ello: una parte mayor de capital social se destinará a la producción de medios de subsistencia necesarios, una parte menor a la de artículos suntuarios, ya que los precios de éstos bajarán a consecuencia de la disminución del plusvalor y, por consiguiente, de una menor demanda de los capitalistas por dichos artículos. Por el contrario, en la medida en que los obreros mismos adquieran artículos de lujo, el alza de sus salarios dentro de esa medida no generará un aumento en los precios de los medios de subsistencia necesarios, sino que se limitará a desplazar compradores de artículos suntuarios. Más mercancías de lujo que hasta el presente ingresan en el consumo de los obreros, y menos, proporcionalmente, en el consumo de los capitalistas. Voilà tout [eso es todo]. Luego de algunas oscilaciones, circula una masa mercantil cuyo valor es el mismo que antes. Y en lo que respecta a las oscilaciones momentáneas, las mismas no tendrán otro resultado que lanzar a la órbita de la circulación interna capital dinerario inactivo que hasta ahora buscaba ocupación en operaciones bursátiles especulativas o en el extranjero.
Respuesta a la segunda formulación: si los productores capitalistas pudieran subir a su antojo los precios de sus mercancías, podrían hacerlo y lo harían sin que aumentaran los salarios. Los salarios nunca aumentarían cuando bajan los precios de las mercancias. La clase de los capitalistas [417] no se opondría nunca a los trade unions, ya que siempre y en todas las circunstancias podría hacer lo que ahora, en efecto, hace excepcionalmente bajo determinadas circunstancias particulares, locales por así decirlo: a saber, aprovechar todo aumento del salario para aumentar los precios d las mercancías en un grado mucho mayor, embolsándose por tanto mayores ganancias.
La afirmación de que los capitalistas pueden aumentar los precios de los artículos suntuarios por decrecer la demanda respectiva (a causa de una menor demanda de los capitalistas, cuyos medios de compra destinados a ese efecto han mermado) constituiría una aplicación originalísima de la ley de la oferta y la demanda. En la medida en que no se opere aquí un mero desplazamiento de compradores, obreros en vez de capitalistas y en la medida en que se verifique ese desplazamiento la demanda de los obreros no ocasionará un aumento en los precios de los medios de subsistencia necesarios, ya que la parte del aumento salarial que los obreros gasten en articulos de lujo no la podrán gastar en medios de subsistencia necesarios , los precios de los artículos suntuarios bajarán debido a la menor demanda. A consecuencia de ello se retirará capital de la producción de estos artículos hasta que su oferta se reduzca a la medida que corresponde a su papel modificado en el proceso social de producción. Al reducirse así su producción, subirán nuevamente los precios al nivel normal, siempre que el valor no se modifique por otras causas. Mientras se opera esta contracción o proceso compensador, a la producción de medios de subsistencia afluye constantemente por haber aumentado sus precios tanto capital como el que se retiró del otro ramo de la producción, hasta que la demanda quede satisfecha. Reaparecerá así el equilibrio, y el término de todo el proceso será que el capital social, y por consiguiente también el capital dinerario, quedará distribuido en una proporción modificada entre la producción de medios de subsistencia necesarios y la de artículos suntuarios.
Toda esta objeción no es más que un espantajo agitado por los capitalistas y sus sicofantes económicos.
Los hechos que suministran el pretexto para agitar ese espantajo son de tres tipos.
[418]
1) Según una ley general de la circulación dineraria, si todas las demás circunstancias no varían, cuando aumenta la suma de precios de las mercancías circulantes aumenta la masa del dinero circulante, ya sea que ese aumento de la suma e precios afecte a la misma masa mercantil o a una acrecentada. Ahora bien, se confunde el efecto con la causa. El salario aumenta (aunque raras veces y sólo por excepción proporcionalmente) con el aumento en el precio de los medios de subsistencia necesarios. Su aumento es consecuencia, no causa del aumento en los precios mercantiles.
2) Cuando se produce un aumento parcial o local de los salarios esto es, un alza que sólo comprende algunos ramos de la producción puede resultar de esto un aumento de precios local en los productos de esos ramos.
Pero incluso ello depende de muchas circunstancias. Por ejemplo, que el salario no hubiera sido abatido a un nivel anormalmente bajo y que por consiguiente la tasa de ganancia no fuera anormalmente alta; que el mercado para esos productos no se estreche a consecuencia del aumento de precios (y por ende que para dicho aumento no haya sido necesaria una contracción previa en el suministro de esas mercancías), etc.
3) En caso de aumento general de los salarios aumenta el precio de las mercancías producidas en ramos de la industria donde predomina el capital variable, pero disminuye en aquellos en los que prevalece el capital constante o el fijo.
Al examinar la circulación mercantil simple (libro I, capítulo III, 2)[o] se demostró que aunque en el marco de la circulación de cada cantidad determinada de mercancías su forma dineraria sólo es evanescente, el dinero que en la metamorfosis de una mercancía desaparece de las manos de uno ocupa necesariamente su lugar en las de otro; por consiguiente, que no sólo en primera instancia las mercancías se intercambian o se reponen unas a otras omnilateralmente, sino que también esa reposición se ve mediada y acompañada por una precipitación omnilateral de dinero. "El remplazo de una mercancía por otra deja siempre la mercancía dineraria en manos de un tercero. La [419] circulación constantemente exuda dinero." (Libro I, p. 92).[p] Este mismo e idéntico hecho se expresa, sobre la base de la producción mercantil capitalista, en que constantemente una parte del capital existe bajo la forma de capital dinerario y constantemente una parte del plusvalor se encuentra bajo la forma dineraria, asimismo, en las manos de su poseedor.
Prescindiendo de esto, el ciclo del dinero es decir, el reflujo del dinero a su punto de partida en la medida en que constituye una fase de la rotación del capital, es un fenómeno completamente diferente del curso del dinero e incluso contrapuesto a éste,[2] [q] que expresa el constante alejamiento del dinero al pasar por una serie de manos con respecto a su punto de partida. (Libro I, p. 94.)[r] Sin embargo, una rotación acelerada implica eo ipso [por eso mismo] un curso acelerado.[3]
Examinemos, en primer término, lo que se refiere al capital variable. si, por ejemplo, un capital dinerario de £ 500 rota 10 veces por año bajo la forma de capital variable, es evidente que esa parte alícuota de la masa dineraria circulante hace circular una suma de valor 10 veces mayor, = £ 5.000. Circula 10 veces por año entre el capitalista y el obrero. A éste se le paga y él paga 10 [420] veces por año con la misma parte alícuota de la masa dineraria circulante. Si ese capital variable, manteniéndose incambiada la escala de la producción, rotara una vez por año, sólo se efectuaría una única circulación de £ 5.000.
Supongamos, además, que la parte constante del capital circulante sea de £ 1.000. Si el capital rota 10 veces, el capitalista venderá 10 veces por año su mercancía, y por tanto también la parte circulante constante de su valor. La misma parte alícuota de la masa dineraria circulante (= £ 1.000) pasa 10 veces por año de las manos de sus poseedores a las del capitalista. Se trata de 10 cambios de ubicación de ese dinero, de unas manos a otras. En segundo lugar: el capitalista compra 10 veces por año medios de producción, son otras 10 circulaciones del dinero de unas manos a otras. Con dinero por un importe de £ 1.000 el capitalista industrial ha vendido mercancías por £ 10.000 y, a su vez, adquirido mercancías por £ 10.000. Gracias a que han circulado 20 veces, las £ 1.000 en dinero han hecho circular un acopio mercantil de £ 20.000.
Finalmente, en caso de rotación acelerada también la parte de dinero que realiza el plusvalor circula con mayor celeridad.
La inversa, en cambio, no se da: una circulación dineraria más rápida no implica necesariamente una rotación de capital y por tanto una rotación dineraria más rápida, esto es, no implica de manera forzosa que se abrevie y se renueve más rápidamente el proceso de reproducción.
La circulación dineraria más rápida tiene siempre lugar cuando una masa mayor de transacciones se efectúa con la misma masa de dinero. Esto también puede ocurrir, siendo iguales los períodos de reproducción del capital, a causa de que se hayán modificado las técnicas para la circulación del dinero. A más de ello: la masa de transacciones en las que circula dinero puede aumentar sin que esto exprese un intercambio mercantil real (operaciones bursátiles a término, etc.). Por otra parte, ciertas circulaciones del dinero pueden desaparecer por entero. Por ejemplo, donde el agricultor mismo es terrateniente, no se produce ninguna circulación de dinero entre el arrendatario y el propietario de la tierra, donde el capitalista industrial mismo es propietario del capital, no se da ninguna circulación entre él y el mutuante.
[421]
En lo que respecta a la formación originaria de un tesoro de dinero en un país, así como su apropiación por unos pocos individuos, es innecesario que nos extendamos sobre el punto.
El modo capitalista de producción así como su base es el trabajo asalariado, también lo es el pago del obrero en dinero y en general la transformación de las prestaciones in natura en prestaciones dinerarias sólo puede desarrollarse en escala relativamente importante y alcanzar un desenvolvimiento más pleno y profundo si en el país existe una masa dineraria suficiente para la circulación y para el atesoramiento (fondo de reserva, etc.) condicionado por ésta. Es éste el supuesto histórico, aunque las cosas no deben entenderse como si primero se formara una masa atesorada suficiente y luego omenzara la producción capitalista, lejos de ello, ésta se desarrolla al mismo tiempo que el desarrollo de sus condiciones, y una de esas condiciones es un aporte adecuado de metales preciosos. De ahí que el aumento en el suministro de los metales preciosos a partir del siglo XVI constituya un factor esencial en la historia del desarrollo de la producción capitalista. Pero en la medida en que se trata del necesario suministro ulterior de material dinerario sobre la base del modo capitalista de producción, veremos que por una parte se lanza plusvalor a la circulación en el producto, sin el dinero necesario para su realización, y por otra parte plusvalor en oro sin una transformación previa de producto en dinero.
Las mercancías suplementarias que tienen que transformarse en dinero, encuentran preexistente la suma necesaria de dinero debido a que, por la otra parte, no el intercambio, sino la producción misma vuelca en la circulación oro suplementario (y plata) que debe transformarse en mercancías.
II. Acumulación y reprodacción ampliada
[s]
Cuando la acumulación se efectúa bajo la forma de reproducción en escala ampliada, es evidente que la mísma [422] no plantea un problema nuevo con respecto a la circulación dineraria.
En primer término, el capital dinerario adicional requerido para la función del capital productivo creciente, lo proporciona la parte del plusvalor realizado que los capitalistas vuelcan en la circulación como capital dinerario, y no como forma dineraria del rédito. El dinéro está ya en las manos de los capitalistas. Sólo que su aplicación es diferente.
Sin embargo, debido al capital productivo suplementario se lanza a la circulación una masa mercantil adicional, como producto suyo. Junto a esta masa mercantil suplementaria se vuelca en aquélla, al mismo tiempo, una parte del dinero adicional necesario para la realización de dicha masa, o sea, en la medida en que el valor de ésta es igual al valor del capital productivo consumido para producirla. Esa masa dineraria adicional se adelanta, precisamente, como capital dinerario adicional y por ende refluye a las manos del capitalista a través de la rotación de su capital. Se plantea aquí la misma interrogante que enfrentamos más arriba. ¿De dónde proviene el dinero suplementario para realizar el plusvalor adicional existente ahora bajo la forma mercantil?
La respuesta general es, una vez más, la misma. La suma de precios de la masa mercantil circulante no ha aumentado porque hayan subido los precios de una masa mercantil dada, sino porque la masa de las mercancías actualmente circulantes es mayor que la de las mercancías que circulaban antes, sin que este hecho se vea compensado por una baja de los precios. El dinero suplementario que se requiere para la circulación de esta masa mercantil mayor y de valor superior debe obtenerse o economizando en más alto grado la masa dineraria circulante ora compensando los pagos, etc., ora recurriendo a medios que aceleren la circulación de las mismas piezas dinerarias o bien haciendo pasar el dinero de la forma tesáurica a la forma circulante. Esto último no sólo implica que capital dinerario en barbecho entre en funciones como medio de compra o medio de pago, o también que el capital dinerario que funciona ya como fondo de reserva, mientras desempeña para su propietario dicha función circule activamente para la sociedad (como ocurre con los depósitos bancarios, constantemente utilizados para préstamos), o [423] sea que lleve a cabo una doble función, sino además que se economicen los fondos monetaros [4] de reserva estancados.
"Para que el dinero fluya constantemente como moneda, la moneda constantemente tiene que condensarse en dinero. La circulación constante de la moneda está condicionada por su constante estancamiento en porciones mayores o menores, en fondos de reserva monetaria que surgen en todas partes dentro de la circulación y al mismo tiempo la condicionan, fondos cuya formación, distribución, disolución y reconstitución se alternan siempre, cuya existencia constantemente se eclipsa y cuyo eclipse existe constantemente. Adam Smith ha expresado esa transformación incesante de la moneda en dinero y del dinero en moneda afirmando que todo poseedor de mercancías, además de la mercancía particular que vende, debe tener siempre en reserva cierta suma de la mercancía general con la que compra. Vimos que en la circulación M - D - M, el segundo miembro, D - M, se fragmenta siempre en una serie de compras que no se llevan a cabo de una vez, sino sucesivamente, en el tiempo, de tal manera que una porción de D circula como moneda, mientras que la otra reposa como dinero. El dinero, aquí, no es en realidad más que moneda en suspenso, y los diversos componentes de la masa monetaria circulante aparecen siempre, alternativamente, ora en una forma, ora en la otra. Esta primera transformación del medio de circulación en dinero representa, por consiguiente, un momento exclusivamente técnico de la circulación dineraria." (Karl Marx, "Zur Kritik der politiscken Ökonomie", 1859, pp. 105, 106. "Moneda", en oposición a dinero, se utiliza aquí para designar el dinero en su función de mero medio de circulación por oposición a sus funciones restantes.)
En la medida en que todos estos medios no resultan suficientes, debe verificarse una producción suplementaria de oro o, lo que desemboca en el mismo resultado, una parte del producto suplementario debe intercambiarse directa o indirectamente por oro, el producto de los países productores de metales preciosos.
La suma total de la fuerza de trabajo y de los medios e producción social que se gastan en la producción anual de oro y plata como instrumentos de la circulación, constituye una gravosa partida de los faux frais [gastos varios] [424] del modo capitalista de producción, y en general del modo de producción fundado en la producción de mercancías. Sustrae al usufructo social una suma correspondiente de medios potencialmente suplementarios de la producción y el consumo, esto es, de la riqueza real. En la medida en que con una escala dada e invariable de la producción o un grado determinado de su expansión se reducen los costos de esa onerosa maquinaria de circulación, en esa misma medida se acrecienta la fuerza productiva del trabajo social. En la medida, pues, en que los expedientes desarrollados con el sistema crediticio surten ese efccto, los mismos acrecientan directamente la riqucza capitalista, ya sea porque gracias a ellos gran parte del proceso social de producción y de trabajo se lleva a cabo sin ninguna intervención de dinero real, ya sea porque por su intermedio se eleva la capacidad funcional de la masa dineraria efectivamente operante.
De esta manera queda resuelto el absurdo problema de si la producción capitalista, en su escala actual, sería posible si no existiera el sistema crediticio (incluso considerándolo únicamente desde este punto de vista); es decir, si sería posible sólo con la circulación metálica. Es evidente que no sería posible. Encontraría barreras, antes bien, en el volumen de la producción de metales preciosos. Por lo demás, no hay que forjarse ideas místicas acerca de la fuerza productiva del sistema crediticio, en la medida en que pone capital dinerario a disposición de los interesados que moviliza. Pero no es éste el lugar adecuado para seguir desarrollando este punto.
Hemos de considerar ahora el caso en que no se verifica una acumulación real, esto es, no se amplia de manera directa la escala de la producción, sino que una parte del plusvalor realizado se acumula como fondo dinerario de reserva, para un periodo mayor o menor, con vistas a su transformación ulterior en capital productivo.
En la medida en que el dinero así acumulado es suplementario, las cosas se comprenden de por sí. No pede ser sino parte del oro adicional importado de los países que producen el metal. Corresponde observar aquí que el producto nacional a cambio del cual se introduce ese oro, no existe ya en el país. Ha sido entregado en el extranjero a cambio del oro.
[425]
Si se supone, por el contrario, que existe en el país la misma masa dineraria que antes, significa esto que el dinero acumulado y que está acumulándose procede de la circulación; sólo su función se ha transformado. De dinero circulante se ha transformado en capital dinerario latente, de formación paulatina.
El dinero que aquí se acumula es la forma dineraria de mercancias vendidas, y precisamente de la parte del valor de éstas que para su poseedor representa plusvalor. (Se da por supuesto aquí que el sistema crediticio no existe.) El capitalista que acumula este dinero ha vendido pro tanto [en esa proporción], sin comprar.
Si se presenta este proceso de manera parcial, nada hay que explicar acerca de él. Una parte de los capitalistas retiene una parte del dinero percibido por la venta de su producto, sin retirar del mercado, a cambio, ningún producto. Otra parte, por el contrario, transforma integramente su dinero en producto, excepto el capital dinerario siempre recurrente que se requiere para llevar a cabo la producción. Una parte del producto lanzado al mercado como portador de plusvalor se compone de medios de producción o de los elementos reales del capital variable, o sea de medios de subsistencia necesarios. Puede, por ende, servir de inmediato para ampliar la producción. Porque el supuesto en modo alguno es que una parte de los capitalistas acumula capital dinerario, mientras que la otra consume íntegramente su plusvalor, sino tan sólo que una parte efectúa su acumulación en forma dineraria, forma capital dinerario latente, mientras que la otra acumula realmente, esto es, amplía la escala de la producción, expande realmente su capital productivo. La masa dineraria existente sigue bastando para las necesidades de la circulación, incluso cuando lternativamente una parte de los capitalistas acumula dinero mientras que la otra amplía la escala de la producción, y a la inversa. La acumulación dineraria en una de las partes también puede llevarse a cabo, por lo demás, sin dinero contante y sonante, mediante la mera acumulación de obligaciones.
Pero la dificultad nos sale al paso cuando no damos por supuesta la acumulación parcial de capital dinerario en la clase capitalista, sino la general. Fuera de esta clase no existe, conforme a nuestro supuesto dominación general y excluyente de la producción capitalista absolutamente [426] ninguna otra clase que la clase obrera. Todo lo que compra esta última clase es igual al total de su salario, igual al total del capital variable adelantado por la clase de los capitalistas en su conjunto. Ese dinero refluye a la última mediante la venta de su producto a la clase obrera. El capital variable de los capitalistas reasume así su forma dineraria. Supongamos que la suma del capital variable sea = x x £ 100, esto es, la suma no del capital variable adelantado en el año, sino del utilizado en ese lapso, el hecho de que sea poco o mucho el dinero, según la velocidad de rotación, que se requirió para desembolsar ese valor variable de capital durante el año, es algo que en nada modifica los términos del problema que ahora se nos plantea. Con esas x x £ 100 de capital la clase de los capitalistas compra cierta masa de fuerza de trabajo, o paga salarios a cierto número de obreros: primera transacción. Con la misma suma los obreros compran una cantidad de mercancías a los capitalistas, y con eIlo la suma de x x £ 100 retorna a las manos de estos últimos: segunda transacción. Y esto se repite constantemente. La suma de x x £ 100, por consiguiente, nunca habilitará a la clase obrera a comprar la parte del producto en que se representa el capital constante, para no hablar de la parte en que se representa el plusvalor de la clase de los capitalistas. Con las x x £ 100 los obreros nunca pueden comprar algo más que una parte de valor del producto social, una parte igual a la porción de valor en que se representa el valor del capial variable adelantado.
Prescindiendo del caso en que esta acumulación dineraria multilateral no expresa otra cosa que la distribución del metal precioso suplementario importado, en la proporción que sea, entre los diversos capitalistas individuales, ¿cómo hace, pues, la clase de los capitalistas en su conjunto para acumular dinero?
Sería necesario que todos vendieran una parte de su producto sin comprar a su vez. El hecho de que todos posean determinado fondo de dinero que lanzan como medio de circulación a ésta para su consumo y una de cuyas partes refluye de la circulación a cada uno, es algo desprovisto de todo carácter misterioso. Pero ese fondo dinerario existe precisamente, entonces, como fondo de circulación, gracias a la conversión del plusvalor en dinero, pero de manera alguna como capital dinerario latente.
[427]
Si se consideran las cosas tal como se verifican en la realidad, el capital dinerario latente, acumulado para su uso uIterior, se compone de:
1) Depósitos bancarios; la suma dineraria de la que en realidad disponen los bancos es, en proporción, pequeña. El capital dinerario aquí sólo está acumulado nominalmente. Lo que en realidad se acumula son obligaciones dinerarias, las que sólo se pueden convertir en dinero (en la medida en que alguna vez llegan a convertirse en tal) cuando se produce un equilibrio entre el dinero cuya devolución se exige y los depósitos. La suma que como dinero se halla en poder del banco es pequeña en términos relativos.
2) Títulos públicos. Estos de ningún modo son capital, sino meras obligaciones sobre el producto anual de la nación.
3) Acciones. En la medida en que no representan una maniobra fraudulenta, son títulos de propiedad sobre un capital real pertencciente a una corporación y asignaciones sobre el plusvalor que dicho capital rinde anualmente.
En todos estos casos no existe acumulación alguna de dinero: lo que por un lado aparece como acumulación de capital dinerario, del otro se presenta como gasto constante y real de dinero. Que el dinero lo gaste la persona a quien pertenece u otros, sus deudores, no modifica en nada los términos del problema.
Sobre la base de la producción capitalista el atesoramiento en cuanto tal nunca es objetivo, sino resultado ora de una paralización de la circulación cuando masas de dinero mayores de lo habitual adoptan la forma de tesoro ora de acumulaciones condicionadas por la rotación, o bien, por último, el tesoro sólo es formación de capital dinerario que aunque por el momento se encuentre en forma latente, está destinado a funcionar como capital productivo.
Por un lado, pues, se retira de la circulación una parte del plusvalor realizado en dinero y se acumula como tesoro, pero al mismo tiempo y de manera constante se transforma otra parte del plusvalor en capital productivo. Salvo la distribución de metal precioso suplementario entre la clase de los capitalistas, la acumulación en forma dineraria nunca se efectúa simultáneamente en todos los puntos.
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Lo que se aplica a la parte del producto anual que representa plusvalor en forma mercantil, se aplica también, exactamente de la misma manera, a la otra parte del producto anual. Para su circulación se requiere cierta suma dineraria. Esta suma de dinero pertenece a la clase de los capitalistas a igual título que la masa mercantil producida anualmente y que representa el plusvalor. En un principio, esa clase misma la vuelca en la circulación. Se distribuye siempre de nuevo entre sus integrantes por medio de la propia circulación. Como en el caso de la circulación monetaria en general, una parte de esa masa se estanca constantemente en puntos variables, mientras que otra parte circula sin cesar. Tanto da que una parte de esa acumulación sea intencional, que se efectúe para formar capital dinerario.
Pasamos aquí por alto las aventuras de la circulación, en las cuales un capitalista le arrebata a otro una fracción de plusvalor, e incluso de capital, con lo cual se efectúan una acumulación y centralizaciónunilaterales tanto de capital dinerario como de capital productivo. Puede ocurrir así, por ejemplo, que una parte del plusvalor rapiñado, que A acumula como capital dinerario, sea una fracción del plusvalor de B, la cual no refluye a sus manos.


[a]

a En el manuscrito de Marx (II, p. 19) el texto que sigue no forma un capítulo aparte. El título es de Engels. (R 698/2.)
[b] b En la 1ª edición, "capitalista" en vez de "capital".
[c] c En la 1ª edición, "primer período" en vez de "período".
[d] d Véase, en la presente edición, t. I, vol. 2, p. 713 y ss.
[e] e En la 1ª y 2ª ediciones, "1827". Véase, en el presente volumen, p. 17.
[f] f Subtítulo de Engels. (R 701/2).
[g] g Véase, en la presente edición, t. I, vol. 1, pp. 169-173.
[h] h En la 1ª edición no figura la palabra "solamente".
[i] i En la 1ª edición, "oro" ("Gold") en vez de "dinero" ("Geld").
[j] j Véase, en la presente edición, t. I, vol. 1, pp. 143-151.
[1] [62] En general traducimos versilbern por "convertir en dinero'-, ya que en diversos pasajes de "El capital" Marx hace equivaler expresamente ese verbo a "in Geld verwandeln", transformar o convertir en dinero (véase por ejemplo "MEW", t. XXIV, pp. 416, 447, 474, 485). Pero en este caso es abvio que Marx establece una relación entre versilbern y el sustantivo Silber, plata; en alemán familiar, como en castellano, la palabra que designa ese metal precioso puede también significar dinero en general.-- 408.
[k] k En la 1ª y 2ª ediciones, "Werke", etc., "£ 400" en vez de "£ 500". Cfr. aquí, p. 419: "Si, por ejemplo, un capital dinerario de £ 500 rota 10 veces por año bajo la forma de capital variable, es evidente que esa parte alícuota de la masa dineraria circulante hace circular una suma de valor 10 veces mayor, = £ 5.000."
[l] l En la 1ª y 2ª ediciones, "dinerario" en vez de "áureo"; modificado según el original preparado por Engels para la imprenta.
[m] m En la 1ª y 2ª ediciones, "acopio" en vez de "valor"; corregido según el original preparado por Engels para la imprenta.
[n] n En la 1ª y 2ª ediciones, "dineraria" en vez de "áurea"; modificado según el original preparado por Engels para la imprenta.
[o] o Véase, en la presente edición, t. I, vol. 1, p. 127 y ss.
[p] p Véase, en la presente edición, t. I, vol. I, p. 137.
[2] 33 Si bien los fisiócratas aún confunden ambos fenómenos, son sin embargo los primeros en llamar la atención sobre el reflujo del dinero a su punto de partida como forma esencial de la circulación del capital, en ponerlo de relieve como forma de la circulación mediadora de la reproducción. "Echad una mirada al "Tableau économique"; veréis que la clase productiva proporciona el dinero con el cual las otras clases acuden a comprarle productos, y que le devuelven ese dinero al volver a hacerle el año siguiente las mismas compras... No veis aquí otro ciclo, pues, que el del gasto seguido por la reproducción, y de la reproducción seguida por el gasto, ciclo que recorre la circulación dineraria que mide el gasto y la reproducciól". (Quesnay, "Dialogues sur le commerce et sur les travaux des artisans",(q) en Daire, "Physiocrates", I, pp. 208, 209.) "Es a ese adelanto y ese reingreso continuo de los capitales a lo que se debe llamar la circulación del dinero, esa circulación útil y fecunda que anima todos los trabajos de la sociedad, que mantiene el movimiento y la vida en el cuerpo político y que con toda razón se ha comparado a la circulación de la sangre en el cuerpo animal." (Turgot, "Réflexions"... ,"OEuvres", éd. Daire, I, p. 45.)
[q] q En la 1ª y 2ª ediciones, "Problémes économiques" en vez de "Dialogues", etc.
[r] q Véase el t. I, vol 1, pp. 139-140 de la presenie edición.
[3] [63] Véase la "nota del traductor" (probablemente redactada por Engels) que aparece en la versión inglesa de ese mismo pasaje del tomo I al que se remite Marx en estas líneas: "Esta palabra [currency, curso] se usa aquí en su significado originario de curso [course] o trayecto que sigue el dinero al pasar de mano en mano, un curso que difiere esencialmente de la circulación".-- 419.
[s] s Subtítulo de Engels (R 720/2).
[4] [64] Fondos monetarios.-- El difundido y anfibológico uso del término "monetario" tanto en el sentido de lo que tiene que ver con la moneda como en el de lo relativo al dinero, nos obliga a insistir aquí en que monetario, en nuestra versión de "El capital", no es nunca sinónimo de dinerario. La extensa cita que Marx, a continuación, toma de su Contribución a la crítica ..., muestra hasta qué punto distinguía entre Geld- (dinerario) y Münz- (monetario).-- 422.