Salvador Allende

El Pueblo es Gobierno. Discurso en el acto de masas de la Avenida Grecia en Santiago


Pronunciado: El 18 de abril de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Compañeros:

Aquí está reunido el pueblo de Santiago en representación del pueblo de Chile. Aquí late la historia de la Patria que se ha venido construyendo, a lo largo de los años, con el dolor, el sufrimiento, la esperanza y decisión revolucionaria de miles y miles y miles de chilenos. Jamás en nuestra vida se presenció un acto de esta magnitud, con este contenido y con esta trascendencia.

Aquí han llegado hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, de todos los rincones de Santiago, trayendo su fe invencible y su confianza en la Unidad Popular.

Aquí estamos reunidos sin odios, con la serena confianza de los que saben de su fuerza. Aquí estamos reunidos los que ayer vencimos y mañana venceremos. (Aplausos).

Aquí está el hombre hecho pueblo con su perfil de cobre, su voluntad de acero, su tibio corazón de niño, su tierno corazón de mujer, su firme corazón de hombre. Aquí está el pueblo con el corazón hecho Patria, para defender la Patria de los trabajadores. (Aplausos).

Se ha reunido esta tarde el pueblo de Santiago para defender la auténtica democracia y la auténtica libertad, para definir el Área Social de la Economía, para ampliar el poder de resolución de los trabajadores, particularmente en la dirección de las empresas.

Por la plena vigencia de la Constitución y el respeto al Gobierno de los Trabajadores, legalmente constituido, se ha reunido aquí esta tarde el pueblo de Santiago, por el acatamiento a las prerrogativas que las leyes otorgan a los Presidentes de Chile y las facultades que confieren a los organismos del Estado, por la Independencia de la Patria, la autodeterminación de Chile, la denuncia y el repudio a la intervención extranjera.

Se ha reunido el pueblo de Santiago solidarizando con los pueblos explotados y oprimidos y en lucha por su independencia económica, su dignidad y su plena soberanía.

Se ha reunido el pueblo de Santiago, interpretando las decisiones del pueblo de Chile, para reafirmar nuestra voluntad revolucionaria y para derrotar la contrarrevolución. (Aplausos).

Estamos reunidos; la calle larga se ha hecho estrecha, cientos y miles de gentes no han podido ingresar a esta ancha avenida, y las calles colaterales nos hablan de la densa multitud que ha venido a reafirmar sus derechos y que conoce sus deberes.

Nos hemos reunido, además, con un marco internacional importante: representantes de 141 países de todos los continentes han venido a Santiago, a una trascendente reunión, a la III UNCTAD. Se eligió a Chile por ser un pueblo en vías de desarrollo y, por lo tanto, tener características similares a la inmensa mayoría de los pueblos y países de la humanidad que luchan por su independencia económica y elevar los niveles de vida de las masas ciudadanas.

Cuando recibimos el honor de que Chile fuera el escenario de este acto trascendente, con amplio criterio y sin sectarismo, nombramos una comisión representativa de todos los sectores y corrientes políticas de nuestra Patria, porque le dábamos a este foro la proyección mundial que él tiene.

Y el pueblo así lo comprendió, y el pueblo así lo entendió, y así entregó -sin regateo- su esfuerzo, para levantar un edificio material que sabía iba a cobijar el edificio intelectual de todos los pueblos pequeños del mundo que bregan por su derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la independencia y a la dignidad. (Aplausos).

Pero aquellos que no creen en Chile, que olvidan su historia, que niegan al hombre en su dimensión de sacrificio y creación, tuvieron la pequeñez de querer utilizar la presencia de los representantes de 141 países que integran la III UNCTAD, para desatar la crítica al Gobierno, sembrar la duda, hacer creer que en este país no hay democracia ni libertad y que las leyes se atropellan.

¡Vano intento! El pueblo está aquí para testimoniar, como lo hace, multitudinariamente, que siente la serena tranquilidad de los que viven de acuerdo con sus convicciones, de los que saben que su esfuerzo está al servicio de Chile y su progreso.

No me voy a preocupar de los comentarios que se hicieron en la concentración de los otros.

No me voy a preocupar de menguados discursos pronunciados por maestros del tartufismo y del fariseísmo. Voy a decir, tan sólo, que la Historia los dejó atrás y que la Historia la escribe ahora el hombre y el pueblo de Chile. (Aplausos).

Se ha reunido aquí esta tarde el pueblo de Santiago, y me escucha el pueblo de Chile, para defender una auténtica democracia. Hay democracia cuando el pueblo participa activamente en resolver los problemas colectivos e individuales que le conciernen.

Para ello, el pueblo requiere los medios materiales, igualdad de posibilidades, igualdad frente al trabajo, para realizar su capacidad creadora, igualdad de participación en la cultura, democratización para el consumo; requiere información veraz, no al servicio de un grupo, de una clase.

Nosotros, el Gobierno de ustedes, el Gobierno de los Trabajadores, ha ampliado la democracia política, camina la democracia económica y hace efectiva la democracia social.

Hoy tenemos no una democracia formal, sino una auténtica democracia, una democracia en que nuestros opositores pueden marchar, gritar y protestar, pueden mentir; una democracia acerada y afirmada en la unidad del pueblo de Chile. (Aplausos).

Hemos afianzado la democracia porque hemos reducido a la mitad la cesantía que heredamos, porque hemos redistribuido el ingreso en beneficio de los trabajadores, aumentado el porcentaje recibido por los asalariados del 53 al 59,6 por ciento; porque hemos beneficiado extraordinariamente a miles y miles de pensionados, de viudas y de huérfanos; más de 54 mil pensiones nuevas ha otorgado el Gobierno de ustedes; porque hemos aumentado el poder de compra de las masas, reactivando la industria que estaba semiparalizada, al inicio de nuestro Gobierno; hemos afianzado la democracia. Lo hemos hecho, y la prueba es la mayor demanda que alentó, en forma nunca antes vista, el crecimiento en la producción industrial en más de un 13 por ciento en 1971.

Hoy se produce más cemento, más acero, más carbón que antes. Hoy se producen más bienes de consumo. Esta economía chilena está batiendo records que antes nunca se había alcanzado.

Sin embargo, y hay que dejar constancia de ello, aún existen necesidades sociales que satisfacer, porque la economía que hemos heredado, y en particular la capacidad de producción, es la de un país subdesarrollado, donde la estructura económica está claramente deformada y orientada a satisfacer las necesidades tan sólo de un 40 por ciento de la población chilena; por eso, para algunos productos existen síntomas de desabastecimiento parcial. Porque a pesar de haberse aumentado la producción -aunque estamos en plena expansión, aunque la industria trabaja a toda capacidad-, no se alcanza a satisfacer la demanda suplementaria que ha surgido en el último año. Corregir este desequilibrio es enfrentar el desafío, es superar las metas de producción, mejorar la eficiencia y destinar recursos a ampliar la capacidad del hombre de trabajo y la productividad.

Trabajar y producir más

Por eso, hemos dicho que sólo un pueblo organizado, disciplinado, consciente, un pueblo que trabaje más y que produzca más, hará más firme la democracia y afianzará su propia revolución. (Aplausos).

Los regímenes pasados respondían al desafío de producción y demanda aumentando los precios y conteniendo el poder de compra de las masas, aumentando el desempleo, alzando los salarios por debajo del alza del costo de la vida, es decir, adecuando la débil capacidad de producción a las necesidades de un pequeño grupo privilegiado.

El Gobierno Popular ha elegido otro camino, preferimos el retraso en el abastecimiento de algunos productos y no dejar cesantes a centenares de miles de trabajadores, sin ingresos a más de medio millón de chilenos, con salarios miserables a millones de nuestros compatriotas.

Por eso, hemos redistribuido el ingreso y defendido a las capas que tenían menos posibilidades. Hemos organizado al pueblo para afianzar la democracia y evitar la especulación. Hemos formado las Juntas de Abastecimiento Popular, hemos aumentado la entrega de proteínas a bajo costo. Ahí está la merluza que consume el pueblo en reemplazo de la carne, que tiene tan alto precio. Ahí está el pescado que llega por primera vez a las barriadas populares. Ahí está el sentido de la cooperación técnica internacional. Ahí está lo que tanto les duele a los sectores reaccionarios que nunca supieron darle al pueblo a comer los productos del mar. (Aplausos).

Para afianzar la democracia, hemos organizado el más ambicioso plan de viviendas. Hemos hecho reajustes compensatorios de las alzas esenciales. Hemos restringido el crónico proceso de la inflación, si se considera el último crecimiento de nuestra economía, de más del 8 por ciento, en 1971.

La democracia se afianza porque el pueblo participa en el poder, desde el Gobierno hasta las Juntas de Abastecimiento; los campesinos participan desde los Consejos Nacionales hasta los Consejos Locales, en todo el proceso de la Reforma Agraria, colaborando en las expropiaciones y discutiendo los planes de producción.

Afianzamos la democracia, porque se han creado casi 3.000 nuevos centros de madres, 1.257 nuevas juntas vecinales. Se ha organizado a la juventud en una Secretaría General vinculada al Gobierno, y con ella se ha planificado su acción en los trabajos voluntarios, en la cultura, en el deporte de masas. Hay 226 mil nuevas matrículas en la educación básica y media, hemos afianzado la democracia, y ahora en ciertas carreras universitarias, se han establecido cursos vespertinos y nocturnos para los trabajadores, por primera vez en nuestra historia. (Aplausos).

Hemos afianzado la democracia, y por eso, la organización sindical de los trabajadores ha aumentado en un 20 por ciento. Se le ha dado personalidad jurídica a la Central Única de Trabajadores; la elección de su directiva tiene ahora carácter nacional en votación secreta, directa y proporcional. Se ha otorgado previsión a 700 mil chilenos que no la tenían; ahora los empleados, los obreros, eligen sus representantes a los Consejos de los organismos previsionales, en elección directa.

Se ha ampliado y afianzado la democracia: aquí en Chile hay elecciones todos los días, parlamentarias, municipales, de los estudiantes, de los Colegios Profesionales, de los obreros, de los empleados en los sindicatos, en las empresas, en las industrias, en los hospitales, en las escuelas. Todos los días se eligen por votación directa representantes y delegados; esto es lo que el pueblo contempla, sabe y vive: una auténtica democracia que tiene fuerza propia y su propia vitalidad. (Aplausos).

Se han respetado los concursos, se ha respetado la carrera en los escalafones de los funcionarios públicos.

La Televisión Nacional alcanza a casi todo el país y los canales universitarios se han ampliado.

Nuestra antigua cultura, y también una nueva, llegan por vez primera a millones de chilenos, haciendo efectiva la cultura en una auténtica democracia.

La lucha por los reajustes de sueldos y salarios se expresa en los pliegos de peticiones y en el derecho a la huelga; óiganlo bien, que no lo olviden: en este país, y por primera vez en su historia, no hemos tenido ninguna huelga en actividades estratégicas. Ni en el carbón, ni en el acero, ni en el salitre, ni en el cobre, ni en el petróleo, ni en el magisterio, ni en la medicina; ésta es la gran conciencia nueva puesta al servicio de Chile. (Aplausos).

La más auténtica democracia

En este país vivimos la más auténtica democracia política, la democracia pluralista, en el Gobierno y en la oposición; negarlo es mentir deliberadamente.

Hoy se ha reunido el pueblo para defender la auténtica libertad, porque hemos reafirmado, ampliado y profundizado las libertades individuales, políticas, colectivas y sociales. Que lo oigan, que no lo olviden: en este país no hay un solo preso político, en este país no hay un solo periodista detenido por sus ideas. En este país hemos llevado a algunos, que se dicen periodistas y son delincuentes, a los Tribunales de Justicia, pero no por sus ideas, sino por los delitos que cometen.

En este país hay total libertad de prensa e información y, como lo decimos y como lo sentimos, en Chile existe la más amplia y absoluta tolerancia y el respeto por todas las creencias.

Estas libertades son más amplias que nunca en la historia de Chile, las tienen miles y miles de chilenos que antes no tuvieron noción de que existieran.

Pero estas libertades, aunque fundamentales, no bastan, han sido abstractos conceptos durante muchos años. Queremos además la libertad económica, para Chile y cada uno de los chilenos; para que florezca nuestra propia cultura es preciso liberarnos de aquella que nos llega de afuera envasada y prefabricada.

Debemos desarrollar nuestra propia capacidad tecnológica y sacudirnos de la dependencia.

Aquí hay la libertad de trabajo, porque hay más puestos de trabajo. Los chilenos seremos verdaderamente libres cuando no haya ignorancia ni cesantía, ni explotación, ni hambre, ni miseria moral y fisiológica. (Aplausos).

Pero también es necesario que sea claro para todos: con el Gobierno de los Trabajadores, se acabó la libertad para enriquecerse explotando el hombre al hombre. Se acabó la libertad de enriquecerse a costa del trabajo ajeno.

Los trabajadores de Chile están resueltos a ser auténticamente libres. Han asumido ya, y asumirán aún más, el poder de resolver por sí mismos los problemas de sus centros de trabajos, los problemas regionales, los grandes problemas nacionales. Dirigen ya, de hecho, las empresas estatizadas. No reemplazamos al patrón de ayer por un burócrata insensible hoy.

Son los obreros quienes eligen libremente su Consejo de Dirección. Son los trabajadores los que eligen libremente sus Consejos o sus Comités de Producción.

Estamos liberando al hombre: él debe dejar de mirar el dinero como la base única de su bienestar. El hombre libre de alienación tiene otros parámetros para medir la vida, entra a considerar otros valores, y eso el pueblo lo intuye, lo aprende, lo siente.

Luchamos por liberar al hombre de los vicios de la sociedad de consumo, por liberar a la mujer de la discriminación adicional, que contra ella hace el régimen capitalista; luchamos por liberar al joven del escapismo, de las drogas, de la banalidad; la mujer y el joven son la preocupación central y queremos para ella la auténtica libertad y el Gobierno del pueblo se la dará. (Aplausos).

Hoy en Chile no sólo se mantiene la independencia tradicional de los tres poderes del Estado, sino que se ha hecho absolutamente real. Los que niegan este ambiente de libertad que se respira en nuestra tierra, que no olviden las palabras de los Obispos de Chile. Ellos dijeron hace algunas horas, que no olviden aquellos que no deben mentir: “Nos alegramos que se haya preservado en Chile, pese a dificultades, a tensiones e incidentes, la libertad necesaria de expresión del pensamiento, a la crítica, al disentimiento y, en especial, la libertad de seguir la propia conciencia y de vivir y dar testimonio cada cual de su propia fe; la libertad de espíritu es la sal de que habla el Evangelio, que da al mundo su sabor y sin la cual todo se vuelve insípido y descolorido”. Así se han expresado los Obispos de Chile, y con ello han desmentido la actitud insólita de aquellos que han negado lo que viven: la libertad que respeta y respetará el Gobierno de ustedes, el Gobierno de los Trabajadores, el Gobierno de Chile. (Aplausos).

El respeto al Gobierno de los Trabajadores

Pero el pueblo debe tener conciencia de que para hacer efectivas la democracia y la libertad, hemos destruido los centros de poder de la oligarquía, hemos recuperado las riquezas básicas de las manos del capital foráneo, hemos estatizado la banca y numerosos monopolios nacionales, hemos disminuido el interés del dinero, democratizado el crédito; hemos acabado o vamos a acabar, definitivamente, este año con el latifundio; hemos puesto bajo el control del Estado el comercio de importación y exportación; hemos establecido, por primera vez en la historia, un presupuesto de divisas. Todo esto, de tanta importancia, no es aún suficiente, por eso hemos incorporado a la Reforma Constitucional las 91 empresas que deben pasar al Área Social de la Economía, y lucharemos por hacer efectivo este paso, trascendente, definitivo, necesario para el desarrollo económico de nuestro país. (Aplausos).

El pueblo ya lo aprendió; al asegurar el proceso revolucionario exige que pasen a su poder, a poder del Estado, que lo representa, los centros económicos que utiliza la minoría privilegiada para controlar la sociedad. Por eso, el pueblo aquí se ha reunido, porque sabe que ahora vive una auténtica democracia y una auténtica libertad.

Ya lo dije, aquí estamos para defender la plena vigencia de la Constitución y el respeto al Gobierno de los Trabajadores.

¿Qué es lo que ha pasado? Nunca creyeron que ganaríamos. Nunca creyeron que llegaríamos al Gobierno. Nunca creyeron que cumpliríamos el Programa. Nunca creyeron que haríamos un Gobierno revolucionario. Nunca creyeron que destruiríamos los privilegios. Nunca creyeron que acabaríamos con los planes monopólicos. Es que estaban acostumbrados a engañar al pueblo, levantar programas que no sentían, movilizar a las masas tras un espejismo.

Hoy, el pueblo es el Gobierno, y, por eso, estamos cumpliendo con nuestro Programa, destruyendo los planes monopólicos, acabando con los privilegios; estamos haciendo el Gobierno de los Trabajadores. (Aplausos).

Este Gobierno debe ser respetado, este Gobierno se ha hecho respetar, este Gobierno se hará respetar. (Aplausos).

Ahí están los otros con su revanchismo político, contra la realidad quieren atajar la historia, y no podrán.

Al pueblo le basta con recordar. ¿Qué hicieron antes de la elección? Desataron su campaña de infamias, la que el pueblo motejó como la “Campaña del Terror”. ¿Qué hicieron después de la victoria del 4 de septiembre, que el pueblo celebró con serena tranquilidad, con limpia alegría, sin quebrar un vidrio, sin atentar contra nadie? ¿Qué hicieron? Desataron una campaña destinada a crear el caos económico. Por primera vez en nuestra historia actuaron violando las disposiciones legales, por primera vez, en nuestra historia, mercenarios recorrían las calles de Santiago y los pueblos atentando contra la vida y los bienes de la gente, con el estruendo de las bombas para destruir bienes comunes como lo intentaron en Pudahuel, para destruir las líneas de alta tensión, para crear el pánico que desataron a lo largo de Chile, y fundamentalmente, Santiago.

Y el Gobierno de ese entonces no tuvo firmeza necesaria para impedir estos hechos. Yo lo he hecho público, dije que entregué en la hora oportuna los documentos necesarios y, más que eso, el mismo día que culminara el atentado contra el Comandante en Jefe del Ejército de Chile, General René Schneider, concurrí al Palacio de Gobierno, le entregué al Jefe del Estado de entonces los antecedentes, los documentos y las pruebas, y no sólo le pedí, le exigí que sacara al funcionario inepto, Director de Investigaciones, comprometido hasta la tusa y que no impidió lo que el pueblo quería condenar. (Aplausos).

Esto no ha sido desmentido y no podrá ser desmentido. Oportunamente entregué -repito- los antecedentes que señalaban quiénes estaban comprometidos y hasta dónde estaban comprometidos. Lo he dicho, nunca podría imaginarme que un Presidente de la República hubiera amparado en las sombras la intentona de golpe y nunca lo he sostenido. Sostuve y sostengo sí que, antes de desatar todos los cúmulos y atropellos que he señalado, intentaron una turbia maniobra cuando le hicieron escribir al señor Alessandri una carta diciendo que aceptaba ser elegido, pero que se comprometía a renunciar, es decir, buscaron barrenando la Constitución una apariencia que les permitiera que el Congreso eligiera al segundo en la votación, de tal manera que con ello se arrasaba la tradición nuestra.

No fue por condescendencia, fue la correlación de las fuerzas políticas, fue el pueblo movilizado, trayendo en sus manos el pasado de Chile, lo digo honestamente, fueron sectores de la propia Democracia Cristiana que apoyaban a Radomiro Tomic los que estuvieron junto a la Unidad Popular para que se respetara el veredicto de las urnas.

Se ha tratado de vulnerar la Constitución

Por eso que es conveniente no olvidar estos hechos. Y ahora ¿qué ha ocurrido?

¿Qué ha ocurrido en estos últimos meses, después que hemos estado en el Gobierno, después que lo asumiéramos el 3 de noviembre de 1970?

Se ha tratado de vulnerar la Constitución con acusaciones políticas a los Ministros de Estado, que son sólo responsables ante el Presidente de la República, tratando de impedir la aprobación de la Ley de Presupuestos e incluyendo artículos anticonstitucionales en ella. En ambos casos el Tribunal Constitucional nos dio la razón y, por eso, porque la Justicia no encontró culpable de ningún delito al Ministro que fuera acusado -José Tohá-, es Ministro de Defensa Nacional.

Se trató de impedir que el Presidente, que por mandato constitucional es colegislador, ejerciera sus funciones. Sin embargo, el Tribunal Constitucional nos dio la razón cuando presentamos nuestro pensamiento jurídico en torno a los vetos de la Ley de Arrendamiento.

Por eso, y aunque parezca paradojal, este Gobierno Revolucionario se ha empeñado y se empeñará en que se respete la Constitución, porque lo dije frente al pueblo, y lo sigo diciendo: la institucionalidad de Chile es abierta, permite las transformaciones y los cambios, y lo dije, que los haríamos revolucionariamente, sin vacilación, dentro de los marcos de la propia Constitución burguesa; nos comprometimos a hacer los cambios de Chile en pluralismo, democracia y libertad; ¡lo estamos cumpliendo y lo seguiremos cumpliendo! (Aplausos).

Sin embargo, han ido más allá, han presentado una Reforma Constitucional.

Esta Reforma Constitucional está destinada a colocar al Estado, prácticamente, en interdicción, incapaz; esta Reforma Constitucional vulnera prerrogativas que le son propias al Presidente de la República y a organismos del Estado; esta Reforma Constitucional pretende establecer las llamadas empresas de los trabajadores, trazando el espejismo ilusorio de hacer capitalistas a los obreros, o bien, haciendo creer que es revolucionaria y transformar el régimen, hacer que un número de empresas tenga aparentemente autonomía. Nosotros hemos precisado, y lo diré en pocos minutos más, cuál es nuestro concepto sobre la materia.

Esta Reforma Constitucional pretende mantener el régimen capitalista; esta Reforma Constitucional pretende que, por simple mayoría, pueda el Congreso insistir en aquellos artículos que ha vetado el Presidente de la República, y esto es de una extraordinaria gravedad y yo lo señalo frente al pueblo; esta Reforma Constitucional pretende que se devuelvan a sus antiguos propietarios las empresas estatizadas y los bancos, y yo le pregunto al pueblo si lo va a aceptar.

¿Sí o no? (Contesta el pueblo ¡no!). ¿Sí o no? (Contesta el pueblo ¡no!). Además no lo aceptamos porque lo hicimos dentro de normas legales y constitucionales respetando nuestro compromiso. (Ovación).

Esta Reforma Constitucional que ellos pretenden que pueden aprobar rechazando por simple mayoría los vetos del Presidente de la República, tiene una meta que algunos lenguaraces no han callado, pretende no sólo lo que he señalado hace un instante, van más allá con el ropaje constituciones vulnerado, pretenden por simple mayoría destituir mañana, y según ellos constitucionalmente, al Presidente de la República (silbidos); ya una vez cambiaron por una simple interpretación una Constitución presidencial en parlamentaria, ya una vez tuvieron el coraje antipatriótico de provocar una guerra civil y el suicidio de Balmaceda.

En este país no habrá guerra civil; no toleraremos que se pretenda ensangrentar a Chile. En este país la unidad del pueblo y el acatamiento consciente de las Fuerzas Armadas, aplastará, el acatamiento a la Constitución y a la Ley aplastará toda tentativa sediciosa. ¡Defenderemos a Chile, no habrá guerra civil y el pueblo seguirá gobernando! (Aplausos). (Ovación). (¡Allende! ¡Allende! ¡Allende!).

Afianzar el Área Social

Y es conveniente que se sepa: nosotros sostenemos que una Reforma Constitucional es condensar lo fundamental y básico en la Carta Magna de un país.

Una Reforma Constitucional expresa la realidad de un momento y su reforma incluye lo necesario para otras circunstancias socioeconómicas. El año 1833 hubo una Constitución de los “pelucones”. Fue liberal la de 1925 y la Constitución que vamos a dictar dentro de la propia Constitución, la Constitución de 1973, será una Constitución que abrirá el camino al socialismo. (Aplausos).

Yo llamo a la meditación a la mayoría del Congreso. No se puede frenar la Historia. No se puede impedir la marcha ascendente de un país. No se pueden retener los cambios. Y lo dije en el primer Mensaje que leyera al Congreso el 21 de mayo, el año pasado. De la flexibilidad, de la comprensión del Congreso, dependerá, en gran parte, sostuve, que el país pueda hacer sus cambios dentro de las normas tradicionales de nuestra convivencia.

Pero hay más que eso; he visto con inquietud que se atreven a hablar inclusive de desobediencia civil, para desatar la anarquía, para desatar el caos económico, para no pagar los impuestos; en resumen, para crear las condiciones que hagan estallar la institucionalidad.

Se ha pretendido y se pretende lanzar obreros contra obreros, campesinos contra campesinos.

Se dice que los sectores de base media están opuestos a los trabajadores… Este es el Gobierno de los Trabajadores y los sectores de clase media forman parte de este Gobierno, porque nada tienen que hacer los pequeños comerciantes, industriales, propietarios agrícolas, con los poderosos terratenientes o con los monopolios. El Gobierno de los Trabajadores es un Gobierno de los que no explotan; los sectores de clase media que intensifican con su esfuerzo y su trabajo la producción de Chile saben que están garantidos y lo estarán con el Gobierno del Pueblo, que son ellos también. (Aplausos).

Por eso que en los vetos que el Ejecutivo ha enviado al Congreso se incorporan las 91 empresas que pensamos deben ser estatizadas. Y, además, allí en esos vetos se establece el derecho de los trabajadores a la administración de las empresas estatizadas y a su participación en las empresas mixta y privada en el campo de la cooperación.

Por primera vez en nuestra historia hacemos indicaciones destinadas a crear el Área Social de la Economía en la propia Constitución, y por primera vez en nuestra historia los auténticos derechos de los trabajadores estarán consagrados por la propia Constitución chilena. (Aplausos).

En su actitud -y el pueblo debe saberlo- han negado las atribuciones del Tribunal Constitucional, tribunal dictado en el Gobierno anterior, tribunal que ya ha emitido su juicio, y en 5 fallos, 4 han sido favorables al criterio del Ejecutivo.

Nosotros sostenemos que no es el Parlamento o el Ejecutivo el que puede o debe decir si el Tribunal Constitucional es competente o no. Es tan sólo el propio Tribunal Constitucional el que debe determinar su competencia y yo sostengo que mi Gobierno acatará las resoluciones que dicte el Tribunal Constitucional, única manera de dirimir las discrepancias entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. (Aplausos).

Sostienen ellos que nosotros no queremos ir al plebiscito; se equivocan.

Nosotros, sí, no iremos a un plebiscito haciéndonos cómplices de violar la Constitución.

Pero podemos ir a un plebiscito para afianzar el Área Social de la Economía y los derechos de los trabajadores. Podemos ir a un plebiscito, si presentamos una iniciativa destinada a disolver el Congreso y se rechaza, para ello es previo dictar la ley que estamos estudiando y el reglamento en que debe afianzarse el plebiscito. Nosotros no tememos a la resolución del pueblo, pero de acuerdo con las prerrogativas que tiene el Presidente de la República, llamaremos al plebiscito por las cosas fundamentales que interesan a Chile y a los chilenos. (Aplausos).

Hemos dicho que el pueblo se congrega por la independencia de la Patria, por la autodeterminación de Chile, por la denuncia y el repudio a la intromisión extranjera. Luchamos por la independencia económica para darle libertad auténtica y dignidad a nuestro país.

Somos nosotros los depositarios de las tradiciones patrióticas de los que nos dieron perfiles de pueblo, somos nosotros los que sentimos más que nadie el fervor de haber nacido en este suelo y sentir la tradición de Chile.

Por eso hemos rescatado de manos del capital foráneo las riquezas básicas que debieron ser siempre nuestras y que los grupos oligárquicos y reaccionarios entregaron a las empresas extranjeras.

Por eso estamos renegociando con dignidad la deuda externa, porque queremos pagar nuestros compromisos, porque debemos pagarlos, pero no podemos pagarlos frente a las exigencias de una deuda que pesa brutalmente sobre los hombros del pueblo. Hemos ido a París a hablar en un lenguaje de respeto y de dignidad. Estamos renegociando la deuda externa, pero no estamos renegociando ni el Programa ni la independencia ni la dignidad de Chile. (Aplausos).

Porque creemos en la soberanía plena que los trabajadores ejercen desde el Gobierno, es que nosotros establecemos relaciones diplomáticas y comerciales, de acuerdo con nuestra propia determinación y sin pedirle permiso a nadie. (Aplausos).

Por eso, por lo que hacemos, que se afianza en la fortaleza granítica de nuestro patriotismo y nuestro sentido nacional depurado de chovinismos en los combates desde dentro y desde afuera. Desde afuera, porque hemos nacionalizado el cobre y, aunque lo hemos hecho dentro de la Constitución y de la Ley, no les importa eso y nos combaten. Embargos, suspensión de créditos, suspensión de ayuda técnica, suspensión de operaciones crediticias en bancos multinacionales o dependientes de las Naciones Unidas o de la Organización de Estados Americanos.

Hemos denunciado a la ITT

Hemos recibido otras agresiones. Nosotros, respetuosos de la Ley, no hemos confiscado, hemos expropiado e inclusive hemos negociado con muchas empresas e industrias de capitales extranjeros. Negociamos con la Bethlehem Steel, con la Dupont, con los bancos internacionales, con la RCA, para nombrar sólo unas pocas. Negociamos con los capitales franceses en la Disputada de Las Condes y creamos una sociedad mixta. Óigalo bien el pueblo de Chile: yo conversé para llegar a un avenimiento inclusive, en dos oportunidades o en tres, con el representante máximo de la ITT. (Silbidos). El pueblo debe escuchar y aprender, tanto el Ministro del Interior, como el que habla, como los técnicos de la Unidad Popular, de Servicios Eléctricos y Telecomunicaciones, propusimos que un tribunal técnico, una comisión técnica de un organismo internacional fijara, después de revisar y estudiar la realidad técnica de la ITT, la indemnización que debíamos pagar; rechazaron de plano esta posición nuestra, y lo hicieron, entre otras cosas, porque ellos tienen un seguro contratado en EE.UU. y, por lo tanto, creen que pueden obtener el pago de ese seguro. Y esa empresa, la ITT, es el típico ejemplo de una empresa imperialista; el pueblo debe recordar estos detalles que voy a dar: en 1930 el Congreso aprobó, en su segundo trámite, por 12 votos contra 2, la concesión a la ITT, por 50 años, fíjense ustedes, desde el año 1930 al 1980, es decir, estuvo garantizado como monopolio. Se le entregó, y a la única empresa, una cláusula especial oro y se le fijó una utilidad que no podía bajar del 10 por ciento. Se le entregaron a una empresa extranjera actividades que comprometen la seguridad nacional, y que dejaba en situación vulnerable a nuestra propia economía. ¿Qué nos dejó la ITT? Apenas 33 mil teléfonos para 9 millones de chilenos. Hay miles y miles de chilenos y cientos y miles de localidades sin teléfonos. Óiganlo bien: la ITT aportó 28 millones de dólares y retiró 360 millones de dólares y ha dejado una

deuda por 1.000 millones de escudos. Esa es la penetración imperialista y ésa es la moral de las grandes compañías transnacionales.

¿Quieren una cifra más? En el mundo, por cada 100 habitantes existen 7,10 teléfonos, en Chile sólo hay 3,7 teléfonos.

Pues bien, nosotros habíamos conversado con la ITT, no sabíamos de los documentos secretos que un periodista norteamericano ha entregado a conocimiento del mundo. Nosotros sí sabíamos y denunciamos lo ocurrido entre el 4 de septiembre y el 3 de noviembre de 1970. Es importante comparar, recordar, no olvidar lo ocurrido en esos días y lo que dicen los documentos secretos, para ver que la confabulación de intereses foráneos y nacionales estuvo comprometida en una traición, para desatar el caos político y económico. Ellos pretendieron y no lograron impulsar la conspiración, la sedición, y soñaron con el golpe de Estado. Hice publicar los documentos de la ITT traducidos por una comisión imparcial de alto nivel técnico e integrada por miembros de las Fuerzas Armadas, ya que ahí se hacía referencia a ellas y por respeto a ellas hice que estuvieran presentes personeros de nuestros institutos armados.

El diario El Mercurio (silbidos) se anticipó, parcialmente, a nosotros, pero, óiganlo bien, no publicó íntegramente los documentos y calló cosas fundamentales.

Una vez más esa empresa nombrada en los documentos de la ITT le oculta a Chile y al pueblo la realidad de su propia responsabilidad.

Yo quiero recordar al pueblo que en 1970 no triunfó la voluntad de un hombre. Triunfó y venció la conciencia de un pueblo. No nos regalaron el Gobierno, lo conquistamos a lo largo de muchos años. Obtuvimos la victoria por la mayoría de los que intervinieron en el acto eleccionario, y si la Democracia Cristiana votó en el Congreso por mí, antes lo había hecho, en el año 1958, por Alessandri, quien me ganó por escasos 31 mil votos; por lo tanto, si lo hizo fue por la conciencia del grupo dirigido, como lo dijera, por Tomic, y si acaso el pueblo alcanzó el Gobierno fue porque ellos no entendieron que con la actitud vil y canallesca que asumieron, con la decisión que tuvieron de violentar a Chile, con el descaro con que atentaron contra la vida del Comandante y Jefe del Ejército, consolidaron, más que nunca, la voluntad del pueblo, y el pueblo con uniforme, y es por eso que el pueblo de Chile sabe de la responsabilidad, del patriotismo de las Fuerzas Armadas de Chile y Carabineros que no se prestaron para las tentativas sediciosas y que respetaron la victoria popular. (Aplausos).

Solidarios de la lucha emancipadora

Compañeros, se reúne el pueblo de Santiago en representación del pueblo de Chile interpretándolo con la solidaridad de la lucha de los pueblos explotados y oprimidos, con la independencia económica, su dignidad y su plena soberanía.

Tuve la satisfacción de luchar porque Chile fuera sede de la Tercera UNCTAD, y levanté mi palabra como gobernante popular en ese escenario de 141 países que vienen de distintos continentes. Allí señalé lo que era la dura realidad de los pueblos dependientes y subdesarrollados, destaqué los niveles infrahumanos de millones y millones de seres que a lo largo del mundo no tienen qué comer, dónde dormir, dónde trabajar, que están al margen de la educación y la instrucción, que nada saben de la cultura, que no pueden adquirir la salud.

Señalé que los pueblos dependientes y subdesarrollados subvencionamos, en el hecho, a los países ricos. Establecí que no puede un mundo vivir en paz, mientras unos pueden tener todo y para todo y otros nacen para morir.

Levanté mi voz para decir que los países en vías de desarrollo no podíamos estar ausentes de las grandes resoluciones que pesan también sobre nosotros en el campo monetario.

Destaqué lo que significaba la insolencia arrogante de las empresas transnacionales que intervienen en la política económica de sus propios países y en la política de otros pueblos, como en el caso nuestro.

Hice presente lo que significaba la deuda que acosa e impide el desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo, 70 mil millones de dólares es la deuda de nosotros, los países subdesarrollados.

Destaqué que en un mundo donde millones no tienen cómo vivir se gastan 220 mil millones de dólares anuales para matar.

Hice presente que los pueblos imperialistas habían intervenido fuertemente en la vida de los países que presionaban, limitaban y, aun, los ocupaban.

Señalé que una voluntad rebelde y consciente sacudía a los países del Tercer Mundo y se hacía presente en Latinoamérica. Dije que los Ministros de Relaciones de nuestros pueblos ya se habían reunido en CECLA para señalar que no podíamos seguir viviendo como tales.

Destaqué el entendimiento integratorio de América Latina, en el Pacto Andino y en los compromisos de Cartagena. Hice presente, con claridad y decisión, que los pueblos pequeños lucharíamos por nuestra independencia y soberanía.

Señalé cómo y de qué manera el heroísmo de los que caen en Vietnam, caen también luchando por la independencia de los pueblos nuestros. (Aplausos).

Por eso esta tarde, frente a ustedes, quiero señalar la responsabilidad que tenemos y por lo tanto decir una vez más que somos solidarios con la lucha emancipadora de las naciones y países de todos los continentes, pero al mismo tiempo, siempre lo hemos dicho, actuamos sobre la base del respeto a la autodeterminación y la no intervención.

Pero esta soberanía conquistada por el pueblo nos permite señalar sin temores lo que pensamos y sentimos. Por eso ayer el Canciller de Chile ha entregado a conocimiento de Chile y del mundo nuestro pesar y nuestra protesta por el increíble bombardeo que se está haciendo contra Hanói y contra Haifong, el primer puerto de Vietnam del Norte. (Aplausos).

Somos un Gobierno Revolucionario y, actuando dentro de las normas jurídicas, señalamos el derecho que tienen los pueblos a darse los gobiernos y las formas sociales que estimen más convenientes.

Nos hemos reunido aquí para reafirmar la voluntad revolucionaria de Chile.

Pueblo de Santiago, pueblo de Chile: la revolución chilena continuará avanzando, a pesar de las trabas que nos ponen desde afuera, a pesar de las trabas que nos colocan desde dentro.

Tenemos que avanzar, tenemos que cumplir el Programa, tenemos que desarrollar la economía chilena, tenemos que elevar el nivel de vida de miles y miles de nuestros compatriotas, tenemos que darle descanso y seguridad al anciano, tenemos que darle perspectivas al joven, tenemos que acuñar el futuro del niño.

Ya sabemos quiénes son nuestros enemigos y quiénes son nuestros adversarios.

He dicho y debe entenderlo el pueblo: nosotros respetamos a los que no piensan como nosotros y ejercen el derecho de la oposición dentro de los marcos de la Constitución chilena, pero también decimos que hay un grupo tenebroso, sedicioso, profascista, que, en las sombras de la noche, logra encontrar eco en los demócratas débiles que pululan todavía en muchos partidos de derecho y de centro.

Contra esa sedición tiene que levantarse la unidad unitaria del pueblo, y por eso, más que nunca esta tarde, después de expresar como Compañero Presidente mi admiración por este pueblo que horas y horas ha caminado para traer hasta aquí su fe y su decisión revolucionaria, es indispensable no olvidar, primero, que sólo la unidad férrea, monolítica, sin sectarismo, de los que integramos la base política del pueblo, hará posible que sigamos avanzando. Y esto, el pueblo debe entenderlo. Hay que darse cuenta de que la clase trabajadora es una sola y no podemos dejar de orientar a los que están engañados. Hay que vencer el individualismo, hay que hacer práctica y real la disciplina del trabajo.

A seguir adelante con la revolución

Yo lo he dicho, y lo repito esta tarde con pasión y convencido, sólo produciendo más, sólo trabajando más, el pueblo alcanzará las metas revolucionarias.

Debemos reemplazar el estímulo de la remuneración económica exagerada por la convicción, como lo dijera hace un instante, de que hay otros valores.

No podemos seguir ganando elecciones sindicales sobre la base de ofrecer más y no podemos convertir en profesionales a determinados dirigentes sindicales.

Debemos entender que la economía chilena sólo permite determinados reajustes y que más allá de ellos se produce el caos. No es posible que determinados grupos, que forman parte -inclusive- del Gobierno, estén jugando a quién ofrece más de remuneración a los trabajadores. Eso va contra Chile, contra su economía, contra el futuro de los propios trabajadores. (Aplausos).

Tenemos que acentuar el amor a Chile, a su tradición, a su historia, a su heroísmo; el amor a la familia y a los hijos, el respeto por los ancianos. Ser revolucionario implica eso y mucho más, tener una honda sensibilidad humana. Necesitamos estar vigilantes frente al enemigo y también observando al adversario.

Debemos terminar con la irresponsabilidad de algunas acciones. Rechazamos la demagogia y la violencia. Estamos contra las tomas. No queremos que haya grupos armados al margen de los grupos del control del Estado. Las únicas Fuerzas Armadas de Chile son las fuerzas que establecen la Constitución y la Ley. (Aplausos).

Tenemos que entender el hambre de tierra de los campesinos. Pero tenemos que señalarles que una Reforma Agraria se hace responsable, técnica, profunda y rápida, pero sobre bases planificadas de los organismos responsables.

Tenemos que señalar que las tomas de industrias crean problemas y no podemos aceptar que grupos minoritarios pretendan imponer su voluntad a la propia democracia sindical de los trabajadores.

Tenemos que hacer comprender que las tomas de oficinas públicas, de escuelas, de Liceos, son pretextos que damos a la reacción para que diga: “El poder del Gobierno ha sido sobrepasado, la autoridad del Gobierno está sobrepasada”.

Saben perfectamente bien que yo, por convicción y por principio, no puedo utilizar la reacción y la represión. Saben perfectamente bien que los partidos de la Unidad Popular tenemos una conciencia revolucionaria que establece claramente cuáles son los derechos sociales. Por eso es que también les duele que en este Gobierno, inclusive cuando algunos han traspasado los límites donde más allá se atenta contra la propia Unidad y la estabilidad del Gobierno, no hayamos usado la represión.

Ellos que se quejan de falta de democracia y de libertad: aquí estoy yo, Compañero Presidente de ustedes, en este Gobierno no hay ni habrá un Ranquil, una Coruña, un San Gregorio. En este Gobierno no habrá una población José María Caro, un Salvador, una Pampa Irigoin, en este Gobierno no habrá trabajadores humillados. (Aplausos).

Por eso, yo llamo desde aquí a mis compañeros, a los trabajadores de Chile, del campo, de la industria. Yo les pido que entiendan que un proceso revolucionario no madura artificialmente.

Les pido que no olviden la experiencia histórica, que vean cómo se desangraron otros pueblos, en donde también se quisieron alcanzar los avances que nosotros hemos logrado, que no olviden el drama brutal que sufrieron otros países donde sectores de izquierda se estrellaron con otros sectores de izquierda, para hacer tan sólo el juego a la reacción.

Yo llamo desde aquí a los movimientos revolucionarios que no están en la Unidad Popular, les digo frente a Chile entero que yo he pedido diálogo con esos sectores, para ver si es posible llegar a un entendimiento que implique tácticas comunes.

No queremos otra cosa sino que fortalecer la unidad revolucionaria, pero, al mismo tiempo, reclamamos el respeto al Gobierno de los Trabajadores, el respeto a la táctica que nos permitió llegar y que nos permitirá avanzar. Yo les pido a los sectores que no están en la Unidad Popular, que son revolucionarios, que aman la justicia, el trabajo y la posibilidad cultural del pueblo, que entiendan que éste es un Gobierno de ellos también, que éste es el Gobierno de los Trabajadores, que éste es el pueblo hecho Gobierno y no pueden estar combatiéndolo. (Aplausos).

Por eso, compañeros, tenemos que elevar el nivel político de las masas, tenemos que estar en un combate, en un enfrentamiento en cada minuto de nuestra vida y no estar elucubrando un enfrentamiento que algunos quisieran.

Compañeros, yo tengo años y la suficiente autoridad moral para pedirles a los trabajadores que no se dejen provocar, que no caigan en oportunismos, que no se presten para una lucha fratricida, que los trabajadores pertenecen a una sola clase, y que nuestros enemigos no están dentro de las filas de los trabajadores.

Por eso, compañeros, para afianzar nuestra Revolución hay que acentuar la independencia de Chile y hay que marcar a los que traficaron con Chile.

Expropiación de la ITT

Esta tarde yo anuncio que entregaremos a la justicia los antecedentes de aquellos que aparecen nominados en la conspiración de la ITT. Anuncio esta tarde que enviaré al Congreso un proyecto expropiando la ITT. (Aplausos).

Anuncio esta tarde que no por revanchismo sino porque ya ha pasado el tiempo suficiente tomaremos las medidas administrativas dentro de las atribuciones de la Superintendencia de Bancos para liquidar lo que ha ocurrido con unos pivotes de un clan poderoso, la situación creada en el Banco Edwards. Ello nos ha perjudicado; lo que ahí se ha hecho ha perjudicado extraordinariamente al crédito de Chile, y ha sido pretexto para cerrar algunas de nuestras líneas, lo que ha traído como consecuencia dificultades en el abastecimiento, principalmente de insumos, materias primas y repuestos. Liquidaremos esa situación, dentro de normas legales y administrativas, pero lo haremos clara y definidamente, salvando a los depositantes y también vigilando las posibilidades de trabajo de los empleados de esa institución, que no tienen responsabilidad de lo que ha sucedido. (Aplausos).

Compañeros, ya lo dije en el Estado Nacional: este año debe ser el año de la preocupación por la mujer y el joven chileno.

Tenemos nosotros que preocuparnos de la hija, de la madre, de la hermana y la compañera.

No hay revolución sin la participación de la mujer en este proceso. Cada vez se hace más necesaria su presencia junto al hombre revolucionario.

Por eso, este año firmaremos un compromiso público, una carta de compromisos, de contenido jurídico, económico y social con las mujeres de Chile, y más allá de las mujeres de la propia Unidad Popular. De igual manera, firmaremos un compromiso con la juventud de nuestra Patria. El joven de la Unidad Popular o el joven que no siendo de la Unidad Popular necesita perspectivas y posibilidades, trabajo, deporte y educación, debe entender que ahora sí que es cierto que la fuerza de los trabajadores le abrirán un horizonte diferente. La preocupación de este año serán las mujeres y los jóvenes, simiente del progreso de la Patria de mañana. (Aplausos).

Quiero, además, decirles que tenemos conciencia de algunos hechos que pesan sobre la vida del pueblo y que debemos encarar. Mala locomoción; ya lo dije una vez, podemos dividir a los hombres en los que tienen agua potable y los que no la tienen, en los que tienen medios de locomoción y los que carecen de ellos. Ya el Gobierno está por terminar en algunos meses más el primer tramo del “Metro”, ya hemos importado 1.000 chasis y hemos importado 1.000 buses carrozados, hemos importado 1.000 taxis. ¡No basta! Necesitamos traer y los traeremos, más chasis, más buses, porque me duele, cuando paso en mi auto, ver en las esquinas a compatriotas nuestros esperando la locomoción que no llega.

Y hemos destinado 50 buses para que los hijos del pueblo vayan tranquilos a la escuela, pero no basta, necesitaremos 100 buses más para llevar a los niños a clases. (Aplausos).

Necesitamos movilizar a toda la Administración Pública especializada, para dar agua potable a las poblaciones. Necesitamos desarrollar el plan más audaz para dar luz a las oscuras poblaciones marginales, la distribución de artículos esenciales, fundamentalmente alimenticios. Necesitamos que el pueblo entienda, y lo expliqué en parte, porque hay falta de abastecimientos cuando se rompe la relación entre lo que se produce y lo que el pueblo necesita, entre la oferta y la demanda.

Ya he señalado lo absurdo que es tener dinero y con él empujar los precios o hacer posible el mercado negro y el contrabando.

Por eso, finalmente, yo les digo: hemos hecho un alto en la tareas nos hemos reunido aquí, en la más densa, combativa y multitudinaria manifestación, no para sembrar el odio sino para sembrar la fe y la esperanza, la fe en Chile, en su pueblo, en el campesino y el profesor universitario, la fe en la maestra y en el médico, la fe en el obrero, en el artesano y en el albañil, la fe en la anciana, que nos entrega como estímulo su esperanza, a pesar de su miseria y su dolor de tantos años, la confianza en el joven que viene a fortalecer con nueva vitalidad la cadena interminable del esfuerzo común.

Compañeros de Santiago, pueblo de Chile que me escucha: vuelvan a sus hogares, y, en la humildad de ellos, iluminen el mañana con la fe de su convicción revolucionaria. Lo que Chile ha hecho y está haciendo atrae la atención del mundo porque estamos construyendo una sociedad en pluralismo, democracia y libertad.

Seamos nosotros gente que tiene el sentido de la Historia y la responsabilidad de escribirla.

Diremos que somos el pasado de la Patria, la tradición patriótica de Chile; levantemos en nuestras manos, en el mástil del pueblo, la bandera de Chile, enseña de victoria, enseña de progreso, enseña de futuro socialista.