Salvador Allende

Palabras en la Municipalidad de Curanilahue


Pronunciado: El 12 de febrero de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Pueblo de Curanilahue. Queridas compañeras y estimados compañeros:

Cuando estábamos inaugurando la Planta de Celulosa Arauco, donde había llegado en helicóptero, se me dijo que la lluvia era muy intensa, y que se les había avisado a los compañeros de Curanilahue que no vendría hasta aquí. Conversé con el Edecán Aéreo, Comandante Roberto Sánchez, y resolvimos de todas maneras venir hasta Curanilahue y llegar por tierra hasta Lebu.

Quiero, en primer lugar, agradecer la forma tan cordial y cariñosa cómo el pueblo de Curanilahue recibe a la compañera Tencha y a mí. Quiero manifestarles que si hubiera llovido a chuzos, igual estaría aquí, porque Uds. saben que yo tengo motivos personales de reconocimiento, de afecto y gratitud por el hombre y la mujer de esta zona, porque desde las batallas de 1951, siempre, siempre, me dio mayoría en todo instante, reafirmando así, su fe y su voluntad revolucionaria. (Aplausos).

Quiero agradecer, las palabras de saludo del compañero Alcalde, el camarada Concha Zapata y quiero decirles a Uds., brevemente, -porque nos está esperando ya la gente en Lebu- que es para mí grato estar una vez más con Uds. Vine muchas veces como candidato y otra simplemente como Parlamentario y ahora por voluntad del pueblo, la voluntad mayoritaria, vengo a esta región como el Compañero Presidente de Chile. (Aplausos).

Obligación del Gobierno Popular

Dije, al inaugurar la Planta Celulosa que tengo una gran preocupación por el destino futuro de esta Provincia. No exagero, si digo que Arauco es quizás la provincia más postergada y más olvidada de Chile. Será una obligación ineludible del Gobierno Popular; preocuparse dura, tesoneramente de esta provincia y de su gente. Espero confiado en la respuesta de la mujer y hombre de esta zona. Tengo fe en el empeño, en el empuje, en el esfuerzo, en la capacidad realizadora de la gente de esta región.

“El Chile nuevo no se sueña”

La tierra roja y dura no los va a vencer. La inclemencia del tiempo no los va a doblegar. El duro carbón y su extracción difícil será vencida por Uds.

La juventud tendrá un destino distinto y esta provincia tendrá que levantarse con el esfuerzo de Uds. y la cooperación del Gobierno, como una Provincia que recupera el tiempo perdido y con paso rápido y revolucionario se incorpora al progreso nacional. Me produce profunda satisfacción lo que allí está escrito. “El Chile nuevo no se sueña, se conquista con el trabajo”.

¡Sí, compañeros! Crearemos fuentes de trabajo. Haremos posible que el hombre de aquí ocupe sus energías en la tierra para que ella produzca los alimentos que nos puede entregar de acuerdo con su clima y su suelo.

Forestando los campos; porque la madera ha de ser una materia esencial. Reforestando nuestras montañas para talar el bosque cuando llegue su tiempo, convertirlo en pulpa, en madera para viviendas o en papel.

Tenemos el compromiso de crear las industrias necesarias y albergar el primer puerto pesquero, el primer gran puerto pesquero de Chile. Es mi interés, es mi deseo, es mi preocupación, que sea precisamente Arauco en donde podamos levantar la idea y la iniciativa de hacer del mar la gran reserva de la riqueza chilena. (Aplausos).

El carbón

De la misma manera, tenemos que preocuparnos del carbón. Cuántas veces estuve aquí dialogando con los compañeros de Pilpilco, Colico Sur o Victoria de Lebu, cuántas veces vi salir, como sombras de las sombras, golpeados por el duro trabajo, obscurecidos por el polvillo, a mis compañeros del carbón de Arauco.

Por eso, incorporamos esas minas al gran complejo nacional del carbón, base también de la energía que el país necesita. La ingeniería ya viene con la técnica, a trazar las nuevas formas de la explotación carbonífera. No soñamos; sino que pensamos en esta región. Ampliar la capacidad forestal y las plantas, que deben constituir una gran reserva, una gran base para la exportación de Chile. Hoy día estamos exportando 35 millones de dólares anuales en pulpa de maderas y en papel. El año 1975 Chile deberá exportar más de 100 millones de dólares, según los planes que nos hemos trazado, en papel, en celulosa, en pulpa.

Tan sólo en América Latina podríamos exportar 300 millones de dólares en estos productos.

Lamentablemente no había una política de reforestación que impulsara fuertemente las posibilidades que deben abrirse. Por ello es que nosotros hemos estado reforestando a razón, el año pasado de 75 mil hectáreas y a partir de 1972 vamos a reforestar a razón de 100 mil hectáreas anuales.

Es propósito del Gobierno refundir en una sola gran Empresa Nacional de Celulosa y Papel a Inforsa Arauco, a la Empresa de Celulosa de Constitución y a la Papelera Nacional.

Cuando hemos hablado de crear la gran Empresa Nacional de la Celulosa y el Papel, cuando hemos dicho que debe ser nacionalizada la gran Empresa de papelera, se han levantado las críticas, diciendo que nosotros queremos que el papel sea controlado por el Estado, para impedir la libre expresión, la libre opinión, la libre crítica, de los diarios y los periodistas.

Papel

Para tranquilizar los nervios de aquellos que ven en cada actitud nuestra, una amenaza, hemos enviado al Congreso Nacional un proyecto -que por cierto no querrán despachar- para garantizar que la entrega de papel se hará con representantes de las Empresas Periodísticas, los periodistas, la Empresa Nacional y el Gobierno.

Me interesa que el pueblo entienda; no queremos silenciar indirectamente a los periodistas o a los diarios, que escriban lo que quieran, que digan lo que quieran. Ni con la mentira, con la insidia y la calumnia, podrán destruir la moral del pueblo, ni del Gobierno que presido. (Aplausos).

Lo que necesitamos es que cada hombre, cada mujer, que el pueblo entienda la tremenda responsabilidad que tiene. Por eso me inquieta cuando oigo gritos que no representan un sentimiento unitario. Me preocupa, cuando veo sectores revolucionarios que no tienen un mismo pensamiento y cuando veo que hay sectores de la propia Unidad Popular que no comprenden que es fundamental el diálogo que impida se pueda provocar un resquebrajamiento en la gran unidad revolucionaria, para construir la Patria Nueva, que tenemos como tarea fundamental. (Aplausos).

Hay que actuar en función de la izquierda, actuar sin sectarismo, sin dogmatismo, sin camiseta partidaria.

Yo estaré feliz el día que vea muchas banderas partidarias más y más banderas que representen auténticamente la Unidad Popular. El compromiso revolucionario de Chile es demasiado serio. Nuestro camino es muy difícil.

Internacional y nacionalmente somos combatidos y la única respuesta está en la auténtica Unidad, no en la palabra, sino en los hechos, en la vida cotidiana, en el trabajo, en el esfuerzo de la producción, en el estudio, en la capacidad del hombre y la mujer de la Patria. (Aplausos).

¡Cuántos países atisbaron las posibilidades revolucionarias! Cuántos pueblos sufrieron las consecuencias de la falta de responsabilidad. ¡Cuánta sangre!

¡Cuántos muertos! ¡Cuánta gente sacrificada inútilmente en distintos continentes!

Debe servirnos la experiencia y el dolor de miles, de millones de seres que levantaron esperanzados las banderas revolucionarias. No podemos olvidarlo. Eso debe hacer madurar a jóvenes y a viejos.

Cada país tiene su historia

No nos dejemos engañar; cada pueblo, cada país tiene su propia historia, su idiosincrasia, sus costumbres, su propia realidad.

No se puede repetir la experiencia revolucionaria de la Unión Soviética en Chile, la de China Popular y Democrática en Chile, la de Cuba en Chile. Cada país tiene sus propias perspectivas y nosotros hemos trazado un camino y tenemos un compromiso.

Chile está haciendo su revolución y debe hacerla con la realidad chilena, con su historia, con su tradición, con sus costumbres. Revolución profunda y honda que provoca el respeto y la admiración de millares y millares de hombres y mujeres y que algunos chilenos no comprenden por miopía mental, por sectarismo o por estupidez. (Aplausos).

No habría venido aquí Fidel Castro si no hubiese tenido conciencia de que éste es un auténtico proceso revolucionario. No estaríamos mirando el mundo, como tenemos la obligación de verlo, si acaso cada país no tuviera su propia realidad. Los que levantan, o levantaron con pasión afiebrada, frente a la Unión Soviética la concepción de la Revolución Democrática y Popular de China. ¿Por qué no se preguntan por qué va a conversar Nixon con Mao? ¿Por qué la bahía de Guantánamo no se arrebata a EE.UU.? Porque las realidades son esas compañeros y frente a esas realidades de un país de 900 millones de habitantes, nosotros los chilenos, tenemos que vivir la propia realidad nuestra. Yo no soy cacatúa mental de nadie, y soy el Presidente de Chile e indico la línea revolucionaria que el pueblo debe seguir (Aplausos).

Está bueno ya que pseudos teóricos que leyeron apenas algunos principios doctrinarios, sepan que no se repiten estos principios sino que se adecúan a la realidad de cada país. Y sepan también compañeros y ¡definitivamente! La Revolución no es entretención, la Revolución no es jolgorio, la Revolución no son horas placenteras, son horas de sacrificio, de esfuerzo de responsabilidad, de empeño y empuje.

Mal revolucionario

Es mal revolucionario el estudiante que no estudia, que no va a clases, que no cumple sus obligaciones. Es mal revolucionario el obrero que no va a su taller, a su industria, a su empresa.

Es mal revolucionario el campesino, que no trabaja las tierras. Son malos revolucionarios aquellos que siguen por la senda del vicio. Son malos revolucionarios los que habitualmente hacen del alcohol el único placer. Son malos revolucionarios los que creen que se es más hombre porque se toma más y se trabaja menos, camaradas. (Aplausos).

Son malos revolucionarios los que, con actitud de absurdo machismo político se olvidan de la importancia que tiene la mujer, no sólo como madre, compañera, hija o esposa, sino que como mujer en la gran tarea de la construcción de un país. Entre nosotros el 50% de los votantes están constituidos por mujeres. Sin embargo Uds., los hombres de la izquierda, no usan con su compañera, con su familia, con su madre, con su hermana, con sus hijos, el diálogo para convencerlos. Yo no he sido derrotado compañeros Ha sido derrotado el pueblo. ¿En dónde?

En Valparaíso, en Linares, en O’Higgins y Colchagua, ¿Por qué? Porque los trabajadores, empleados y campesinos, la gente de izquierda, cree que se pueden seguir dando las batallas electorales con trabajo de 15 días, antes de la fecha de votar.

La mujer chilena

No compañeros, cada minuto, cada hora, cada 24 horas hay un enfrentamiento con los adversarios del Gobierno Popular. Es el enfrentamiento de clase, con intereses antagónicos, con pensamientos, con ideas, con morales diferentes.

Para ganar a la mujer chilena tenemos que preocuparnos de ella siempre, permanentemente.

Para hacerle entender que precisamente en la Revolución está la posibilidad de que se abran los caminos que la mujer necesita para igualarse en los derechos del hombre, jurídicamente, socialmente, económicamente.

Mi Gobierno, el Gobierno de Uds., el pueblo y su Gobierno este año lo va a dedicar a la juventud y a la mujer, como manera de afianzar la Revolución. La juventud, con la experiencia vivida, podrá vivir a plenitud mañana. La construcción socialista se afianzará con la presencia combatiente de la mujer chilena, factor fundamental para esta Revolución.

Compañeras y compañeros de Curanilahue; soy un viejo compañero de Uds., conozco la falta de viviendas, las malas escuelas, el deficiente hospital, las dificultades camineras, la falta de agua, la falta de electricidad. Yo sé los problemas de esta provincia y el drama de la gente sin trabajo. Sé que sufre el hombre y la mujer de estas tierras, bajo un clima duro.

Pero tengo el fervor, la pasión y el cariño por esta zona, que dieron Uds., con su lealtad, con su confianza. ¡Volveré compañeros! Volveré a conversar con Uds. Volveré a estar con Uds.

Volveré a templar mis energías con la presencia cálida y cariñosa de Uds. Volveré a mirar a los hijos de Uds., y a esta juventud, cuya pujanza respeto y cuyo espíritu combativo estimulo.

Volveré a verlas a Uds., compañeras, que saben de las noches largas, del sufrimiento y que a veces y quizás no de tarde en tarde, sino con frecuencia, han sabido de la angustia cuando falta el pan en la mesa del hombre. Volveré a estar con Uds., campesinos de Arauco, compañeros de Curanilahue. Volveré, porque yo quiero devolverles lo que me dieron, con la misma lealtad, para sacudir esta zona y hacer de ella una señera provincia en el progreso de la Patria. (Aplausos).