Salvador Allende

Palabras en conmemoración del segundo aniversario del asesinato del ex Comandante en Jefe del Ejército Rene Schneider Chereau


Pronunciado: El 25 de octubre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Hace dos años, el país sufrió una dolorosa conmoción provocada por el alevoso asesinato del Comandante en Jefe del Ejército General don Rene Schneider Chereau.

Este hecho no sólo conmovió a Chile, sino también al mundo entero por su doble significación en lo humano y en lo político.

En lo humano, implicó segar la vida de un hombre dotado de grandes cualidades, que tenía mucho que aportar al país y al Ejército.

A su condición de oficial distinguido que con su esfuerzo y capacidad fue ganando las estrellas que lo llevaron a ocupar el cargo más alto a que puede aspirar un militar, se unía un fino espíritu artístico.

Esta vocación la volcó hacia la cultura. Reflejo de sus inquietudes intelectuales. Los pinceles dieron forma a sus creaciones artísticas, logró la combinación perfecta entre sus obligaciones profesionales y familiares, dejando a su esposa y a sus hijos el legado de una vida plena, tibiamente humana, ejemplar como soldado.

El brutal crimen, los privó de una presencia que les era tan necesaria y querida.

En lo político, el asesinato del General Schneider abrió una trágica senda que nunca habíamos conocido ni deseado para nuestro país.

Las divergencias políticas se solucionaron en Chile, en la época contemporánea, por el camino democrático, pero llegó un instante en que un sector optó por una actitud distinta.

Durante meses se hizo evidente la presión que se quería ejercer sobre las Fuerzas Armadas para hacerlas abandonar su profesionalismo y su tradición.

En múltiples oportunidades, se formularon emplazamientos dirigidos en forma expresa al Comandante en Jefe del Ejército, a fin de que éste se pronunciara por una posición diferente a la señalada por nuestra tradición jurídica.

A todos estos intentos, el General Schneider respondió manteniendo una línea invariable de respeto a las disposiciones constitucionales.

Esta conducta, que fue su doctrina, resume la historia de nuestras Fuerzas Armadas y demostró a quienes pretendían desconocer la voluntad del pueblo que el ejército no se prestaba para acciones de esa naturaleza.

Convencidos esos grupos de que el principal obstáculo para sus propósitos, era la persona del Comandante en Jefe, planearon y ejecutaron su asesinato.

Cometieron, sin embargo, un gran error, no era ese sólo un problema de personas.

La actitud del General Schneider no respondía tan sólo a su propio punto de vista, sino que estaba basada en una doctrina de carácter permanente, de la cual él fue uno de sus más fieles intérpretes.

Los autores de este atentado, buscaban destruir la convivencia democrática del país.

Introdujeron para ello prácticas desconocidas y ajenas a la lucha política en Chile. La conciencia ciudadana los repudió.

El crimen político no tiene cabida en nuestra Patria. Sólo, los que se niegan a entender el momento que vive la humanidad apelan a estos recursos para oponerse al avance social y al progreso.

El asesinato del General Schneider fue el sacrificio de una vida valiosa, pero no fue inútil, aunque la injusticia de este hecho siga golpeando en forma dolorosa y profunda.

Su muerte señalará de manera permanente a quienes pretendan continuar en la senda de los que lo asesinaron, que la democracia chilena tiene una vitalidad que nace de la conciencia de su pueblo y de la tradición doctrinaria de sus Fuerzas Armadas.

El crimen por brutal que sea, no podrá jamás aniquilarla. La Patria de Bernardo O´Higgins es inmortal.