Salvador Allende

Sobre la base de la verdad. Discurso ante dirigentes de la Unidad Popular y organismos de masas


Pronunciado: El 5 de septiembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Estimados Compañeros:

Yo les ruego que comprendamos que así como ayer hemos variado en lo que es tradicional, una concentración pública, con un discurso era lo que siempre hacíamos, Chile entero, y Santiago presenciaron desfiles de las masas populares organizadas, y yo expresé, tan sólo en un saludo, mi satisfacción por la forma cómo Santiago había respondido y enviaba a través de los micrófonos mi palabra fraterna al resto de los trabajadores chilenos que se concentraron y desfilaron desde Arica a Magallanes.

Ayer sostuve que en el día de hoy tenía interés, no en hacer un discurso político sino un análisis político y para ello pedí a los dirigentes de los partidos nacionales de la Unidad Popular que nos reuniéramos esta tarde aquí, en el Estadio de Chile, con los dirigentes de los partidos populares, dirigentes nacionales y provinciales, departamentales y comunales. Y expreso también mi satisfacción por la presencia aquí del Compañero Presidente de la Central Única de Trabajadores, Luis Figueroa; es decir, esta reunión es la reunión del Activo de la Unidad Popular. No es una corriente concentración pública más. Por eso, yo les ruego, les pido que me escuchen, no me interrumpan. No quiero hacer un discurso propiamente tal, y al final, como otras veces, sumen los aplausos parciales y aunque se queden hasta las 12 de la noche aplaudiendo yo estaré muy contento.

Están presentes, además, los compañeros Ministros, Subsecretarios, Parlamentarios populares.

Como lo dijera hace un instante, ayer, de Arica a Magallanes y de la precordillera hasta el mar se reunieron los trabajadores chilenos, entendiendo por tal, a los obreros, campesinos, empleados, técnicos, profesionales; hombres y mujeres, dueñas de casa, ancianos y jóvenes.

Fue un hecho que nunca había ocurrido en nuestro país. Y, además de demostrar la fuerza organizada del pueblo en las calles y en las plazas de nuestra Patria, como también lo dijera.

Fuerzas organizadas

Se paralizó Chile, las faenas del trabajo, de la educación, de la locomoción, del agro; de los servicios públicos y privados. Fue una demostración de las fuerzas organizadas del Pueblo: por primera vez hubo un paro simbólico, además, con el compromiso de los trabajadores, de devolver, el sábado o el domingo, los minutos o las horas que no laboraron. Este paro no estuvo destinado -como los que siempre vimos a lo largo de muchos años- a protestar por la falta de justicia, de respeto a las organizaciones, para expresar su protesta contra los gobiernos.

Esta fue la demostración más clara de apoyo al Gobierno de los trabajadores en las calles, al detener su trabajo en toda la gama de las actividades nacionales, porque los trabajadores tienen conciencia de que ellos son el Gobierno, que este es el Gobierno que ellos integran; no fue la demostración de apoyo a un hombre, porque yo tan solo soy yo el compañero a quien Uds., el Pueblo de Chile, le ha dado una tarea; pero el Gobierno está formado por los partidos populares, que representan la amplia gama de trabajadores del país y además, participan los obreros organizados en la Central Única de Trabajadores.

Es por ello entonces, que por primera vez en nuestra historia, mirando, a mi juicio, la lección que se proyecta más allá de las fronteras nacionales, hemos evidenciado que el Gobierno de los trabajadores es el que tiene el más fuerte apoyo no sólo electoral, sino social y esto es muy importante, esto es decisivo. De allí entonces, que Santiago por lo menos pudo observar -y digo Santiago, por lo menos para los que estamos aquí reunidos, ya que la televisión tan sólo reprodujo parcialmente lo ocurrido en Concepción y Valparaíso, por lo menos tenemos conciencia de lo que aconteció en Santiago- el fervor, el entusiasmo, la movilización masiva, la disciplina, la organización, la conciencia revolucionaria, la alegría del Pueblo expresada en su ingenio, en sus motes, en sus carteles, todo aquello que es la esencia de Chile, de su Pueblo.

Pude con emoción, desde la tribuna, observar a familias enteras, ancianos que han debido hacer un esfuerzo físico, extraordinario. Y me complació constatar la presencia de miles y miles de mujeres, lo que está señalando en forma muy clara que ya la mujer comprende la importancia que para ella tiene el proceso revolucionario que estamos viviendo.

Por eso, que he dicho que sentía orgullo de ser chileno y de ser el Compañero Presidente, frente a un Pueblo que demostraba, como ayer lo hizo Santiago, y como lo hiciera este pueblo largo de Chile, su conciencia y su voluntad revolucionaria y decisión implacable de defender la democracia y la libertad, el pluralismo, y atacar la insolencia sediciosa del fascismo.

Proceso revolucionario avanza

Compañeros, lo que aconteció ayer, demuestra que el proceso revolucionario ha avanzado considerablemente.

Que cada hombre y cada mujer que ayer desfiló en cualquiera de nuestras provincias, lo hacía teniendo la convicción íntima y profunda de lo que representaba su presencia en este acto, y su reafirmación patriótica, su decisión de luchar para hacer de nuestra Patria un país independiente en lo económico y soberano en lo político.

Hay que destacar, lo que severamente ayer denuncié en una sola frase. Porque ayer desfilaron sólo los que viven de un sueldo, de un salario, de una pensión, de un montepío. Sólo los que más sufren con el proceso inflacionista, es a quienes golpean más fuertemente las alzas. Y muchos creyeron que porque el mes de agosto ha sido un mes en donde las alzas han alcanzado un nivel muy significativo, miles de trabajadores y sus familias iban a restarse, que no iban a concurrir, y al hacerlo han evidenciado lo que aquí señalo que a mi juicio tiene un valor extraordinario en la conciencia revolucionaria. Es el proceso social que estamos viviendo y que comprende las masas populares; que si son importantes y trascendentes los hechos que motivan la existencia diaria, el pan, el trabajo, y la educación, hay problemas más importantes, hay valores más trascendentes, y es la revolución la que crea esta conciencia que ayer se expresara y que señalo con orgullo, de Compañero Presidente de la República.

Por sobre las dificultades materiales, por sobre el hecho de que las alzas han golpeado con mucha fuerza especialmente a los trabajadores, por sobre el desabastecimiento parcial, está el pueblo consciente, maduro, revolucionario, que sabe que su gran tarea histórica tiene proyecciones definitivas en el futuro de la Patria.

¡Qué bien han hecho el Pueblo de Chile y los trabajadores en demostrar que por sobre sus propios intereses están los grandes intereses de Chile!

¡Esa es la más clara demostración de patriotismo! ¡Esa es la evidencia de esta conciencia nueva! ¡Un pueblo que lucha por su Patria, por su destino, por la tarea histórica y colectiva que significa realizar la Revolución Chilena, para hacer de Chile una Patria de chilenos, un país independiente y soberano, dueño de su propio futuro!

Gobierno de los trabajadores

Por eso que, además, ya el Pueblo sabe que él es Gobierno, que éste es el gobierno de los trabajadores y que además de conquistar el Gobierno vamos conquistando lenta pero firmemente el Poder.

Yo lo dije hace muchos años, y lo dije, fundamentalmente, para la campaña de 1970: “Será difícil ganar la elección. Será más difícil, todavía el período entre el resultado electoral y la toma del Gobierno, y mucho, mucho más difícil y más duro será realizar el Programa de la Unidad Popular que significa entregar no sólo el Gobierno sino el Poder a los trabajadores”.

Es por ello que los observadores extranjeros, los periodistas, los corresponsales, han quedado impresionados extraordinariamente por lo que ayer presenciaron en Santiago y por lo que saben que ocurrió a lo largo del país.

Así, por ejemplo, la Agencia France-Presse comunicó que 700 mil personas habían desfilado en la Capital y cerca de dos millones en todo el país: la quinta parte de la población.

Podrán discutir las cifras. No las hemos dado nosotros, pero hay un hecho real: en los grandes países y en los pequeños países, sólo en momentos históricos, decisivos, cuando la Patria ha estado en peligro, con amenaza inminente de conflictos, se ha movilizado un porcentaje tan alto de habitantes de cualquier nación.

Por ello, eso está representando una fuerza vital, consciente, dinámica, creadora. Es la energía de esa fuerza que ayer presenciamos la que hay que canalizar en las grandes tareas que tenemos por delante, para afianzar el proceso revolucionario, para ir convirtiéndolo en una auténtica Revolución y para ir construyendo con la firmeza del esfuerzo y del sacrificio el futuro Socialista que tanto anhelamos.

Y esto no es tarea de un día que se hace improvisadamente, y requiere -repito- una conciencia.

La Revolución implica esfuerzo, abnegación, sacrificio, entrega generosa de la acción individual en función de la gran tarea colectiva, responsabilidad superior, responsabilidad y eso creo que lo está alcanzando nuestro Pueblo. Cuando digo nuestro Pueblo, no me estoy refiriendo tan sólo -por cierto- a los militantes de la Unidad Popular, porque hay miles y miles de trabajadores que no estando en nuestras filas, comprenden perfectamente bien la proyección histórica del proceso que estamos viviendo. Y nuestros adversarios comprendían la importancia del acto que con caracteres nacionales se desarrollaba en el Segundo Aniversario de la Victoria de Septiembre del 70. Y por eso anunciaron su táctica de calles vacías, de negocios cerrados, atemorizaron a su gente, crearon la incertidumbre en aquellos vacilantes y débiles, dijeron que íbamos a desatar provocaciones y fallaron, como era lógico imaginarse.

Pero yo quiero que piensen Uds., en esas fotografías que han salido hoy, por ejemplo, sobre las calles vacías, y ellas se proyectan más allá de nuestras fronteras y seguramente en muchas capitales de Latinoamérica y Europa se dirá: cómo sería el pánico y el terror, que tuvieron que resguardarse en sus hogares, hacer desaparecer sus autom6viles, un porcentaje numeroso de los habitantes de Chile, frente a la horda que iba a desfilar.

Esa es la intención que no ocultan, lo que a veces muchos compañeros, no alcanzan a percibir, el dar una imagen absolutamente irreal, desfigurada de lo que somos, para crear un clima internacional que vaya permitiendo que se acentúe lo que ellos anhelan: crear el caos, provocar al Pueblo para desatar la acción fascista y tenebrosa.

El pueblo no provoca

Pero no lo lograron, y qué satisfechos podemos sentirnos cuando ante el mundo hemos dado esta lección; ni un enemigo nuestro, ni un adversario nuestro, puede reclamar de nuestra actitud, ni un vidrio roto, ni un auto abollado. El pueblo desfiló -y tiene derecho a hacerlo- por todas las calles de Chile y pasaron por Providencia donde resuenan las ollas para crear preocupación, irritación, y un clima determinado, y pasó el Pueblo ejerciendo su derecho, con la sobriedad de los que saben la fuerza que representan, sin que hubiera la más leve provocación. Ya está bueno que sientan la presencia de los trabajadores en los barrios en donde ciertos sectores desalan una acción provocativa contra los pocos hombres de izquierda contra las familias de ellos, que allí viven.

Por eso, es importante destacar que ayer lo que realizáramos es una reafirmación revolucionaria, el reconocimiento de que los trabajadores son el Gobierno, una advertencia decisiva y clara al fascismo y una fiesta de alegría, de entusiasmo, de colorido, de humor chileno. Es que era el Pueblo el que estaba en las calles con todo lo que representa la tradición de nuestra Patria.

También hay que imaginarse cómo antes y ahora los sectores reaccionarios han percibido con sentido de clase, lo que está ocurriendo en nuestro país, y es por ello que se resisten por todos los medios a comprender que los cambios que hemos realizado son irreversibles y que el avance de los trabajadores no podrá ser detenido.

Quiero también señalar que por primera vez en nuestra historia, se utilizan métodos y procedimientos deleznables, y yo pienso que inclusive es un aporte tenebroso del extranjero para cambiar las habituales formas de nuestra convivencia.

Ayer mismo -bastaba ver las publicaciones- ese mismo diario, que durante semanas ha estado diciendo que los chilenos acumulan furia, lo que es una incitación a la violencia, publicaba: “hay que dejarles una ciudad vacía”.

También el mismo diario daba instrucciones para los sectores democráticos, con una serie de consejos que por cierto -y como siempre ni siquiera saben quién lo firma- lo que en el fondo estaba destinado a lo que planteaba hace un momento, crear un clima de incertidumbre.

Como se habrá publicado en el extranjero esta reiteración de instrucciones que aparecen en La Segunda, sin firma. De la misma manera que crea poderes femeninos, con un consejo coordinador que todos sabemos que no existe en la realidad, no es producto de la fantasía, es la intención de crear este clima en donde ellos puedan actuar impunemente.

Por eso su campaña publicitaria ha alcanzado una connotación increíble, en cuanto a desvirtuar la verdad, a tergiversar los hechos, a engañar, y por cierto, y lamentablemente a calumniar y a mentir.

Hay que desorientar a aquella gente que no tiene una conciencia política clara, hay que crear la sensación del caos económico y sobre el Gobierno hay que decir que el Presidente y el Gobierno están saturados, que aquí hay una anarquía, que en este país no hay democracia, que la libertad está cercenada, que los derechos individuales están conculcados. Y yo puedo sostener sin ser rebatido, que creo muy difícil que haya un país en donde la democracia se exprese más ampliamente que en Chile; aquí, como lo dijera hace algunos meses, hay elecciones todos los días, de representantes, de empleados, de trabajadores, de sindicatos, de federaciones, en los clubes deportivos, en los estudiantes primarios, secundarios, universitarios, elecciones en la Central Única de Trabajadores, elecciones complementarias, elecciones generales de regidores. En la campaña dijeron que si era elegido Presidente, no iba a haber nunca más una elección en Chile; hemos ganado y hemos perdido elecciones y nada ha cambiado y nada ha alterado nuestra actitud de respetar los derechos que la Constitución establece, pero al mismo tiempo se afianza con decisión el avance revolucionario del Pueblo, para hacer posible el Programa de la Unidad Popular.

Hablar con claridad

Hay que meditar lo que significa la depresión psicológica, el hacer sonar durante días y días a la misma hora y en el mismo barrio el tintineo de las cacerolas, que llega a enervar e irritar a la gente; sin embargo, lo hacen los que nunca han carecido de nada. Yo sé perfectamente bien -y sé también que la revolución obliga a hablar con claridad y a decir siempre la verdad-, que muchos trabajadores, que muchas familias humildes y modestas de mi Patria todavía podrían, con derecho, hacer sonar las cacerolas en las poblaciones marginales en los barrios pobres, donde siempre faltó lo indispensable -y aun todavía falta lo necesario-; sin embargo, el Pueblo comprende el proceso que vive y sabe la raíz de las dificultades que tenemos. ¿Quiénes lo hacen? Los que nunca supieron del sacrificio de la restricción, los que tuvieron altos ingresos y todas las comodidades, y lo hacen como una manera de crear un clima psicológico enervante, de arrastrar a la gente a una actitud que pueda permitirles dar los pasos necesarios para avanzar en su acción demoledora contra el Gobierno de los trabajadores.

Además, del aspecto político de la acción psicológica, de la presión cotidiana de una prensa intencionada, está también lo que realizan en el campo económico y Chile recibe agresiones externas e internas; internamente hemos vivido el sabotaje, fundamentalmente en la producción de las grandes minas del cobre, y hemos tenido que recurrir a los Tribunales de Justicia para sancionar a aquellos que no han trepidado en atentar contra las instalaciones fundamentales de las compañías cupríferas, hoy día en poder del Estado.

Pero frente a esa actitud está la que hemos presenciado aquí, la de un compañero obrero anónimo que es capaz de crear una máquina que soluciona problemas, y como él, muchos trabajadores han puesto su experiencia y su capacidad: no pasaron por las aulas universitarias, pero con patriotismo y con fe de trabajadores, han entregado aportes que constituyen indiscutiblemente un gran valor para el proceso productivo nacional.

Por eso, he establecido la Orden al Mérito del Trabajo Manuel Rodríguez, que lleva el nombre del guerrillero insigne de nuestra Patria, para destacar a obreros, campesinos, empleados, técnicos, profesionales, estudiantes, hombres y mujeres, que entregan su aporte creador o que se sacrifican haciendo más y más por nuestra Patria, trabajando más, estudiando más, esforzándose más.

Sabemos que la tentativa de agredirnos económicamente, se expresa en el contrabando que ha alcanzado niveles nacionales increíbles.

El pueblo debe organizarse

El Pueblo debe organizarse para combatirlo, porque dados los precios bajos, Chile que no ha sido nunca capaz de satisfacer las necesidades colectivas, está siendo un país exportador de los bienes que produce y alimentos, aun aquellos que compramos para nosotros.

El mercado negro funciona para satisfacción de especuladores y agiotistas, y lamentablemente, aunque sea un sector pequeño de trabajadores, ha caído en este delito.

Hace poco se realizó una reunión ampliada de los obreros del área estatizada textil y allí se comprobó, por ejemplo, que en determinadas industrias, los obreros tenían derecho a sacar un número determinado de metros de mercaderías al año. En algunas industrias, esto se había aumentado, se hacía mensual, uno a uno pretendían que fuera quincenal, es decir sacar más mercaderías que las que necesitaban para el grupo familiar, y lamentablemente algunos de estos trabajadores en lugar de llevar a su casa estas mercaderías, las vendían en el mercado negro; han sido los propios textiles los que han dicho ¡basta! ¡pondremos atajo a esto! Eso es precisamente la corrupción de la clase, y por lo tanto los obreros deben dar el ejemplo y demostrar que no están dispuestos a tolerar que haya trabajadores que no comprendan la moralidad revolucionaria que deben imprimir a los actos de su vida.

En este sentido, el acaparamiento: cada vez que se ha dicho, por ejemplo, que va a faltar determinado artículo médico, hasta una determinada producción industrial, textil o alimentos, se ha desatado una campaña para crear la inquietud, la presión psicológica para que la gente que compraba una o dos unidades, compre seis, ocho o diez, si acaso tiene el poder de compra necesario, y así privar de posibilidades de adquirir esos productos a miles de chilenos que pueden necesitarlos.

De la misma manera está la especulación de los precios, cuando hay una demanda excesiva y no hay la oferta necesaria para satisfacer esta demanda.

Tenemos también el criterio errado de algunos compañeros que piensan que en los reajustes pueden obtenerse porcentajes mucho más altos de lo que ha sido el alza del costo de la vida.

Yo recuerdo que he planteado, a fines del año pasado, que el reajuste del sector público alcanzará el ciento por ciento del costo de la vida para aquellos que tenían dos sueldos vitales hacia arriba, y más que eso para los que tenían menos de dos sueldos vitales.

Si el reajuste fuera igual, para los sectores privados, no lo pudimos obtener, no estaban preparados los trabajadores para aceptar esto, y vemos que ha habido alzas en los sectores privados, pero mucho, mucho más allá del ciento por ciento del alza del costo de vida.

Esto crea serias dificultades y presión inflacionaria; envilece más el poder de compra del dinero. Y eso tienen que entenderlo los trabajadores, de la misma manera que no es aceptable por ejemplo, lo que ha ocurrido en algunos sectores.

Yo lo he dicho: que en Chuquicamata después de arreglado el pliego, ha habido 15 o 20 paros parciales, por problemas que no tenían gran trascendencia. Por suerte eso ha terminado hace un mes y medio; sin embargo, esta paralización parcial en la producción del cobre ha significado seguramente 12 o 14 millones de dólares menos de ingresos para el país.

¡Cuántas guarderías infantiles, cuántas escuelas, cuántas viviendas, cuántos hospitales podrían haberse construido! Yo creo que ya los trabajadores tienen conciencia de que el cobre es el sueldo de Chile, y yo sé perfectamente bien y tengo una esperanza abierta de que no volverán a ocurrir estos hechos en las empresas cupríferas, fundamentales para la economía nacional.

Tengo aquí por ejemplo, un hecho que indiscutiblemente tiene que conocer el país: es el caso de una Caja de Previsión determinada. En conocimiento del Consejo de la Caja, sin autorización de la Superintendencia de Previsión Social, pagaron determinadas horas extraordinarias.

Lo cierto es que esto es un precedente, se ha creado fundamentalmente en la Caja del Seguro Social y en la Caja de Empleados Particulares un movimiento destinado a que se proceda de la misma manera.

Quiero que ustedes sepan que si aplicamos la misma norma que se aplicó en la Caja a que he hecho referencia, esto significaría un costo inicial de 320 millones de escudos, y hay empleados que podrían recibir hasta 150 escudos, y hay matrimonios que trabajan en una y otra Caja, lo cual significaría que ese matrimonio podría recibir 300 mil o más escudos.

Esto no es posible, Esto no es aceptable. Los compañeros dirigentes de los partidos de la Unidad Popular tienen que asumir su responsabilidad. Nosotros hemos asumido la nuestra. Yo he ordenado pedirle la renuncia al Vicepresidente de esa Caja. Treinta empleados de ella la han ocupado. Ese es un procedimiento inaceptable. Primero: porque no pudo hacerse la cancelación. Segundo: por la repercusión que tiene en el resto de los empleados de las Cajas a que he hecho referencia, y Tercero: porque de una vez por todas debe defenderse que en este país hay un Gobierno y que el ejercicio de la facultad administrativa yo lo emplearé, ¡pase lo que pase! y los primeros que deben entenderlo son los empleados de la Unidad Popular.

Locomoción: E° 189.000 en bonificación

Tenemos una amenaza posible de la locomoción.

Quiero que entiendan que la bonificación significaría 189 millones de escudos, aun alzando la tarifa de la locomoción a E° 1.85. Es un problema que tendremos que discutir con los empresarios y yo tengo la convicción de que alcanzaremos una solución justa, equitativa. Pero no puede el Gobierno seguir subvencionando de esta manera y gastando millones y millones de escudos, y al mismo tiempo no podemos dejar de considerar que siendo deficiente de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado (ETC), dentro del rodaje de una concepción de la economía capitalista, los empresarios deben tener una utilidad legítima y también deben cumplir con las leyes sociales para el personal que trabaja en estas empresas.

Quiero señalar que así como hay malos funcionarios y funcionarios que no comprenden su responsabilidad, hay otros funcionarios que dan una gran lección. Es el caso del Servicio de Investigaciones, en Magallanes. Ahí, cuando hubo la huelga, mejor dicho, la paralización del comercio, el Intendente de la Provincia junto con funcionarios de DIRINCO, ordenó el allanamiento de algunos negocios y se encontró acaparamiento de alimentos y mercancías en los negocios que tienen unos hindúes. Pues bien, en la casa de uno de ellos, además se encontraron cheques -dólares, facturas en blanco, cheques en blanco- lo que significa que se vendía a espaldas de la boleta, que es obligación del comerciante entregarla y cuando esto se sorprendió, le ofreció a los agentes de investigaciones 200 millones per cápita, alcanzó hasta a ofrecerles quinientos, y por último, les dijo: “¡Llévense ese baúl!”, que estaba repleto de billetes de cien y quinientos escudos. Y los agentes de investigaciones no sólo no aceptaron, sino que rechazaron indignados, y la denuncia ante la Justicia está, además de acaparamiento, por soborno a los funcionarios públicos.

Quieren crear el caos

Desde el punto de vista de la presión económica hay que medir lo que representa que nos nieguen los créditos, los embargos que ha sufrido el país, fundamentalmente la CORFO y CODELCO, lo que podríamos llamar un bloqueo económico parcial. Y, después de algunos ejemplos para que se comprenda mejor, además, está el propósito de crear el caos, de crear conflictos artificiales, lo que ha llegado a límites increíbles.

Ya señalé que se sostiene que en este país no hay libertad. Yo no creo que haya un país en el mundo donde la libertad se haya convertido en licencia. Y nosotros tenemos que aceptarla y tolerarla.

Tan sólo tenemos la posibilidad de recurrir a la Justicia para que ellos pesen la injuria, la mentira y la calumnia.

Pues bien, el Gobierno ha intervenido directamente para solucionar problemas fundamentales. El caso de la Televisión Nacional, yo me he reunido tres veces con los Rectores de las distintas Universidades, para que además del canal estatal haya un canal universitario y he propuesto la fórmula que permita la extensión a todo Chile de otro canal, que estaría a cargo de las Universidades, pero de todas las Universidades y para todas las Universidades.

Se ha hecho un gran escándalo por la supresión del espacio político llamado “A tres bandas”, se ha hecho cuando el Consejo Nacional de la Televisión, que preside el Ministro de Educación Pública ha establecido las disposiciones reglamentarias y las normas para que cada partido tenga el tiempo suficiente y necesario en relación a sus fuerzas para exponer sus principios, sus doctrinas, sus ideas y pronunciarse, inclusive sobre la política contingente, y son dos Ministros, representantes del Poder Judicial, los que están a cargo para determinar si acaso se cumple y se respetan las normas.

Fui yo, y asumo la responsabilidad, teniendo un solo representante en el Directorio de la Televisión, el que le pedí a ese representante que expresara mi disconformidad con ese programa, y dijera que como Presidente de la República no podía tolerar, aceptar o admitir, que en un espacio de Televisión del Estado tuvieran participantes en él, la insolencia de decir que Ministros del Estado del Gobierno del Pueblo, le robaban a los trabajadores y traicionaban al país. Yo no lo tolero y dejaría de ser Presidente del Pueblo si lo aceptara.

Además, está dentro de las más estrictas normas jurídicas y así lo reconoció el Consejo Nacional de Televisión, donde el Gobierno no tiene mayoría -óiganlo bien- y hay que señalar todavía, que ese Consejo Nacional fue duplicado -me parece, si no me equivoco- el mismo día que asumimos el Gobierno, el 3 de Noviembre, como consecuencia del deseo de tener una influencia decisiva en la Televisión Nacional, por aquellos que antes tuvieron el Gobierno.

Quiero recordar que sólo, que en los incidentes ocurridos en la U. de Chile, fue el Gobierno el que envió un proyecto de ley, y permitió normalizar la situación de la Universidad, aunque perdieran los candidatos de la Unidad Popular.

De allí entonces, que crean conflictos artificiales. El otro día -y esto ya no es tan corriente- se llegó a afirmar que un número determinado de ultraizquierda había asaltado me parece, la Escuela de Infantería y se publicaba en un diario este hecho como si no tuviera importancia y fuera de inmediato desmentido por el Ministro de Defensa o por el propio Ejército de Chile.

Pero cuando se llega a esos extremos, cuando no se respetan, no ya los gobernantes, a los partidos políticos, a los hombres que tienen determinadas responsabilidades públicas; cuando se llegan a imputar hechos que dicen relación con la vida y con la disciplina de instituciones armadas, se está caminando en un terreno extraordinariamente peligroso, y esto se ha hecho y se ha repetido en muchos países.

El pueblo debe tener y tomar advertencia de ello y no olvidarse que se crean conflictos artificiales, que agravan problemas reales.

El pueblo siempre conocerá la verdad

Compañeras y compañeros, yo tengo la obligación de hablar con claridad.

No es revolucionario el gobernante que no dice la verdad al pueblo, no es revolucionario un pueblo que no resiste la verdad. Sobre la base de la verdad, del conocimiento real de las cosas, tenemos que sacar las fuerzas necesarias para superar las dificultades y es conveniente entonces, que cada hombre y cada mujer de Chile, sepa que es efectivo que hemos tenido que alzar los precios, que es efectivo que faltan y faltarán determinados artículos, determinados alimentos; que es efectivo que tenemos dificultades para importar repuestos, que es efectivo que no tenemos dólares suficientes para el insumo y materias primas. Pero también debe saberse, que junto con alzar los precios, hemos enviado los proyectos destinados a un reajuste para defender el poder adquisitivo de los trabajadores, para que no pese sobre ellos este proceso inflacionario que lógicamente tiene que desatarse, aunque no previmos que fuera con la violencia que ha alcanzado

¿Por qué compañeras y compañeros? Porque Chile es un país todavía dependiente y lo era absolutamente; un país donde el desarrollo del proceso productivo estaba destinado a servir a las necesidades de un número restringido de nuestros compatriotas, una nación donde las riquezas fundamentales estaban en manos del capital foráneo. Un país sometido a la penetración imperialista, con una infraestructura incapaz de satisfacer las necesidades de la población. Recibimos el país con una deuda externa extraordinariamente pesada, que sobrepasa, con los intereses, a más de 4 mil y tantos millones de dólares.

Tuvimos que realizar una política destinada a hacer un poco de justicia a aquellos que nunca la habían tenido, y por lo tanto redistribuimos el ingreso, favoreciendo a los que menos ganaban, y sobre todo, le dimos trabajo a 220 mil chilenos que no lo tenían; esto significó entrar a 600 o 700 personas al mercado interno con una demanda, aunque mínima, pero con una demanda; pusimos en marcha la capacidad ociosa de producción.

Sin embargo, frente al mayor ingreso esa capacidad ociosa puesta en marcha, no se ha podido satisfacer la demanda general.

El contrabando: negocio nacional

Como estabilizamos los precios no alzamos el dólar, el hecho real es que Chile es uno de los países con un costo de vida más bajo del mundo y por lo tanto también el contrabando se ha convertido y se convirtió en negocio nacional. A ello se agrega, además de la deuda externa, que he señalado el hecho para nosotros extraordinariamente golpeante y en forma deliberada de que el precio del cobre ha descendido en forma extraordinaria.

El año 1970, último año de Gobierno del Señor Frei, el precio del cobre alcanzó un promedio de 59 centavos la libra; el año 1971 no alcanzó a 49. Produjimos más cobre aunque digan que no y lo produjimos, y no lo pueden negar, porque además se puso en marcha plena La Exótica y La Andina. Sin embargo, hubo más de 175 millones de dólares de menor ingreso, por la baja del precio del cobre.

Este año vamos a producir más cobre que el año 1971, y ahora será esfuerzo nuestro, de los trabajadores. Sin embargo, tendremos menos ingresos que el año 1971 y mucho menos que el año 1970 porque el promedio del precio del cobre no va a alcanzar este año a 48 centavos la libra.

Yo quiero que el Pueblo entienda, que cuando por ejemplo se sostiene que no vamos a cumplir las metas, cuando se dice que vamos a fracasar, cuando se habla por ahí, por ejemplo, de que se han reventado tres o cuatro hornos, reverberos; cuando se crea un clima de duda, ello tiene una extraordinaria repercusión más allá de las fronteras. ¿Porque qué es lo que ha hecho Chile? con sus contratos de venta de cobre, va al mercado del dinero, lleva los documentos a los bancos y como, por lo menos, suma cerca de 650 o 700 millones de dólares la exportación de nuestro cobre, sobre esos documentos, que son contratos, los bancos anticipan dinero que es fundamental para la marcha general del país.

Pero cuando se hace una campaña, cuando se quiere decir y se sostiene que no vamos a poder cumplir los compromisos contraídos, esos contratos no tienen el respaldo del cobre y por lo tanto los bancos no anticipan nada.

Y si a ello se agrega que como consecuencia de haber nacionalizado las minas de cobre, no haber pagado indemnización por cumplimiento de la Constitución y de la Ley el crédito que obteníamos en EE.UU. de los bancos privados se ha cercenado para nosotros.

Chile tenía habitualmente en EE.UU. una línea de créditos a corto plazo cercano a los doscientos cincuenta millones de dólares. Hoy día no tenemos ese crédito.

Si a ello se agrega la baja del precio del cobre, y si además pensamos que por la depreciación del dólar ha habido una extraordinaria alza internacional de los precios, nos encontramos con serias dificultades y el Pueblo tiene que entender, por ejemplo, que este año para importar lo mismo que importábamos el año pasado, como se ha alzado el precio de las materias primas, los alimentos y los repuestos, tenemos que gastar 110 millones más de dólares. Esta es la situación que se crea a los países dependientes.

Pero Chile y el Pueblo no lo puede ignorar, a través de toda su vida importó carne, trigo, grasa, mantequilla y aceite. Nunca fuimos capaces de producir estos alimentos para el consumo de nuestra población.

Y allí está la Reforma Agraria que tendrá que rendir cuando se asiente la conciencia del campesino, cuando nuestra ayuda técnica, la semilla y el abono alcancen y lleguen a plenitud y se eleve el nivel de los campesinos para hacer que la tierra nos entregue lo que Chile necesita para alimentarse.

Pero siempre se importó cerca de 190 millones de dólares en los productos que he anunciado.

Yo tengo aquí recortes de los Ministros de Gobiernos anteriores, cuando hablaban de su veda de la carne y de la necesidad de restringir su consumo.

90 millones de dólares en carne

Quiero que sepan que este año tendremos que importar más de 90 millones de dólares en carne de vacuno.

He sostenido que si este país tuviera una conciencia revolucionaria plena sería mejor teniendo los sustitutos que podrían ser pescado, ave o cerdo que no importáramos un solo dólar en carne de vacuno. Yo estoy seguro que las poblaciones lo entenderían y el pueblo lo aceptaría.

Hemos heredado una infraestructura que se expresa fundamentalmente en la deficiencia de la locomoción, en el transporte en general. Nos faltan barcos, los puertos no alcanzan para desembarcar la mercadería hay barcos que están en gira durante días y días.

Tenemos atochada mercadería de la CAP, por ejemplo, en Talcahuano y no podemos traerla para reparar los carros de ferrocarriles porque resulta que no hay carros. Necesitamos fierro para los carros, y el fierro para las planchas, está en Talcahuano pero no tenemos carros y aquí la mitad de los carros de ferrocarril están desvencijados y viejos. Es el caso de la movilización.

Hemos importado mil buses carrozados traídos del Brasil con créditos que se nos otorgaron, pero no llegan de golpe, llegan mensualmente y todavía nos hizo una mala pasada el tiempo y estuvieron 140 o 160 buses en Mendoza, sin poder atravesar la cordillera.

Trajimos mil chasis, como lo he dicho otras veces, para carrozarlos en Chile, pero resulta que las empresas nuestras no tenían los prototipos y tuvieron que fabricarlos primero y enseguida entregar 30 o 40 carrocerías al mes y ahora van a alcanzar, haciendo un esfuerzo superior, a 100 carrocerías.

Yo sé las dificultades que representa la locomoción para muchos trabajadores. Sé perfectamente bien, como lo he dicho otras veces, que la gran división que establece esa sociedad capitalista en los que tienen locomoción y los que no tienen, los que tenemos autos y los que no tienen, como los que tienen agua potable y los que carecen de ella.

Pero el Pueblo tiene que entender que ésto lo hemos heredado, una empresa de transportes colectivos en las peores condiciones, con un altísimo porcentaje de máquinas paralizadas.

Y ahí nos estamos esforzando en hacer posible el Metro, pero será a fines del próximo año que estará lista la primera línea. Creemos sostener los créditos en Francia para empezar de inmediato la segunda línea y nos esforzaremos para que en el año 1975 o 1976 pueda entregar el Metro con lo cual la locomoción de los santiaguinos sea normal. Y cuando digo pueda entregar el Metro es para señalarles también a los que pretenden que no lleguemos a esa fecha, que llegaré hasta el año 1976 y entregaré el Metro a los trabajadores de Santiago.

Revolución en pluralismo, democracia y libertad

El Pueblo debe entender que Chile no vive una etapa socialista, que tenemos todas las dificultades y las deficiencias del régimen capitalista y ninguna de las ventajas del Socialismo.

Eso tiene que entenderlo el Pueblo; porque ni siquiera hemos podido estructurar definitivamente el Área de la Economía Social por no contar con mayoría en el Congreso y las dificultades que Uds. conocen perfectamente bien.

Quizás ningún otro pueblo ha vivido una etapa de transición más difícil que ésta. Nosotros estamos haciendo nuestra Revolución en pluralismo, en democracia y libertad, de acuerdo con la realidad chilena, pero en donde tos sectores opositores, los poderosos sectores monopólicos, los latifundistas y el imperialismo tienen una fuerza de oposición extraordinariamente fuerte. De allí la dificultad, pero, al mismo tiempo, la importancia y trascendencia del proceso chileno con el mínimo de costo social y en donde están respetados todos los derechos 1ue el pueblo entregó aun a nuestros más implacables opositores.

Por ello, una vez más hay que señalar que hay sectores que buscan romper el cauce constitucional, cercenar definitivamente nuestra democracia política que nosotros hemos ampliado extraordinariamente y suprimir las libertades y en nombre de la democracia y la libertad actúan aquellos que se aprestan para desatar la represión fascista.

Chile: ¡No al fascismo!

No todos los sectores de la oposición piensan así, y nosotros bien lo sabemos, que hay miles y miles de chilenos, como quedó demostrado ayer y como quedará demostrado en los días sucesivos que no aceptará jamás en nuestro país se instaure una dictadura fascista.

Está la fuerza del Pueblo, su organización, su decisión de combate y de lucha, es una paradoja para ellos pero es una realidad que vivimos; un Presidente Socialista, que fundamentalmente defiende la Constitución y la democracia, porque dentro de los marcos de la Constitución y la democracia pretende y logrará realizar las profundas transformaciones que abran definitivamente el camino al Socialismo.

Pero hay que señalar, nunca se quiso utilizar, como ahora, inclusive a los estudiantes secundarios, en problemas que no son solamente de reivindicaciones de los estudiantes; y estamos dispuestos, y el Ministro lo ha demostrado, a satisfacer dentro de las responsabilidades del Ministro de Educación Pública.

¿Cuándo antes se habla visto que se publicara en los diarios la nómina de algunos negocios que se suponen son de la gente de izquierda, de comerciantes que simpatizan con nosotros?

¿Cuándo se organizaron de tal manera que saben quiénes son los hombres y mujeres de izquierda que viven en el sector llamado Providencia y Las Condes?

¿Cuándo antes, la casa de los Ministros de Estado fue rodeada por gente que apedrearon, que golpearon ollas? ¿Cuándo se llegó a la cobardía de atentar contra una mujer, que es orgullo para nosotros que sea Ministro de Estado, porque nació del Pueblo, porque es hija de suplementeros y porque fue durante su vida suplementera?

Y vemos confundidos en determinados momentos que en una acción conjunta, en su pasión opositora, a gente que abominan de la democracia y que sólo creen en el fascismo. Ahí está esa gente de “Patria y Libertad” blasfemando sobre la Patria y sobre la Libertad. Aquí están sus publicaciones y sus conceptos que abominan de los partidos políticos, de las organizaciones aun liberales y por cierto que deforman el ideario socialista.

Quiero señalar como hechos de importancia extraordinaria algunas cosas que constituyen indiscutiblemente un paso más en la provocación. Tal es el caso de la paralización del comercio en la semana pasada o a fines de la antepasada, como consecuencia de un hecho ocurrido en Magallanes, y quiero destacar que el Intendente de Magallanes es un General de División del Ejército de Chile, el General Torres, que hace más de un año y cinco meses es Intendente, y es un funcionario extraordinariamente eficiente como Intendente, además de ser un distinguido Genera de nuestro Ejército.

Allá en Magallanes, se quiso presionar frente a una medida administrativa tomada por el Banco Central y una autorización de DIRINCO para rematar los precios, que después se anuló. Y se cerró el comercio y había hambre, falta de posibilidades de atender la demanda de la gente.

Entonces DIRINCO ordenó que se abrieran algunos negocios, y al ir a abrir los negocios, en uno de ellos, y estando me parece inclusive en su interior, tuvo un infarto, un anciano comerciante y se achacó a las autoridades de Magallanes, esto que ellos dijeron que había sido un crimen. Y se hizo la autopsia por el médico legista y la presenciaron 5 médicos, por cierto que no son de la Unidad Popular y además el Juez y se comprobó lo que era cierto, que había fallecido por un infarto, un anciano arterioesclerótico que había tenido dos infartos anteriores e inclusive una hemiplejía.

Y así se creó todo un clima de solidaridad y se quiso achacar al Gobierno y a la actitud de los funcionarios la muerte de ese comerciante que nosotros lamentamos también y la Cámara de Comercio Nacional habló con el Ministro de Economía. El Ministro de Economía les entregó los antecedentes, y en conocimiento de ellos acordaron no ir a la huelga, no ir al paro; hablaron el día viernes y el sábado. Sin embargo en “El Mercurio” aparecía un aviso, y a pesar del compromiso firmado con el Ministro de Economía se produjo el paro el día lunes. Cosa más extraordinaria; habían firmado un compromiso y un acuerdo con el Ministro de Economía el sábado, y el aviso de paro, o cierre del comercio aparecía en “El Mercurio” el domingo, y yo lo vi en la televisión, en un espacio en la que se sostenía que a pesar del arreglo persistía el cierre del comercio. Y se dio razón que lo que había dicho el Gobierno no era cierto, estaba de por medio la palabra del Intendente, de un General del Ejército de Chile, el informe del médico legista, lo que había aseverado el Gobierno. Pero a ellos les bastaba la información telefónica de algunos comerciantes, entre los cuales, por cierto, en la Cámara estaban esos hindúes que trataron de sobornar las investigaciones y a dos de los cuales se les va a poner en las fronteras, porque es bueno que se sepa definitivamente que no vamos a aceptar que extranjeros actúen en política interna desde aquí, actúen también en política de su propio país, rompiendo los compromisos que la hospitalidad chilena establece para que los extranjeros cumplan con nuestras leyes.

Pues bien, decía entonces, que este hecho es bastante importante y lo hice saber a los dirigentes nacionalistas de la Cámara de Comercio cuando fueron a hablar conmigo, de la misma manera que lo hicimos saber a los dirigentes provinciales de Magallanes.

Dialogaremos siempre

Nunca nos negaremos al diálogo. Sabemos perfectamente bien que es una actitud legítima del Comercio, pero sabemos perfectamente bien que si hay un alto porcentaje de comerciantes honestos, no dejará de haber, como los hay en todas las actividades, un grupo de gente que debe ser controlada y sancionada por sus actividades, como ha ocurrido lamentablemente en diversas oportunidades.

Es por eso que las provocaciones han ido en aumento.

Cuatro campesinos, tres de ellos en Frutillar acribillados, uno de ellos en Bío-Bío, un joven muerto en Valparaíso.

Ayer he dicho que lamentaba que no estuvieran presentes esos compañeros, los campesinos y el estudiante en las manifestaciones del Pueblo, y agregué que también lamentaba que no estuviera cumpliendo con sus obligaciones el cabo Araca, fallecido en Concepción en cumplimiento de su deber. Y yo tengo la obligación de hacer entender al Pueblo y fundamentalmente a los partidos de la Unidad Popular y a sus militantes, que el orden público es responsabilidad del Gobierno, que en todos los regímenes existen las instituciones destinadas a garantizar el orden público, que nosotros nos hemos preocupado de hacer entender que el Cuerpo de Carabineros tiene una gran responsabilidad, y que ellos tienen que entender también el proceso de transformación de Chile, pero de ninguna manera hemos querido ni mermar su autoridad y su disciplina y hemos hecho lo posible para que el Pueblo entienda -y lo hemos logrado- que el Cuerpo de Carabineros tiene garantías, y cuando yo voy a las poblaciones y me reclaman Retenes y me piden presencia de Carabineros, entiendo que el Pueblo se da cuenta de la importancia que tiene para ellos, para la gente que vive una vida normal y tranquila, que el Cuerpo de Carabineros está allí para protegerlos del delito y del delincuente.

Cómo no voy a pensar -y lo dije públicamente- que sólo un provocador o un trastornado podía disparar a un Carabinero en una manifestación de la Izquierda. Los Carabineros están para mantener el orden de este Gobierno, que es el Gobierno de los Trabajadores; cualquier hecho ocasional tiene que ser esclarecido y superada cualquiera dificultad, como responsabilidad importantísima tiene Investigaciones, servicio al que nosotros tenemos que darle más energía técnica y más importancia para que pueda combatir mejor el delito.

Ya he dicho que vamos a organizar por ejemplo un servicio de automóviles, con una central informativa para que llegue a las poblaciones la seguridad que tanto anhelan miles y miles de mujeres chilenas que no quieren que sus hijas sean violadas y atropelladas, que no quieren sufrir las consecuencias de delincuentes comunes a los cuales vamos a perseguir, comprendiendo que si el régimen social los imbuyó es fundamental que ellos sean.

Pero hasta dónde se llega; en los funerales del Cabo de Carabineros en Concepción causaron un hecho político que no tiene precedentes en cuanto a lo que es irrespetuoso para el muerto y para la propia institución. Ahí en la Catedral tuvieron la insolencia de lanzar monedas, iba presidiendo el cortejo, como era legítimo que lo hiciera mi compañero que está aquí a mi lado, como Ministro del Interior. Lo agredieron en el cementerio, le lanzaron peñascos; cayó alcanzado por una de esas piedras, un camarógrafo. El compañero Ministro del Interior comprendió que no podía seguir exponiendo a las autoridades militares y de Carabineros ante la actitud vandálica de aquellos que comercian con el dolor y el sufrimiento de familias y el pesar de instituciones.

¿Cuándo antes fueron a los funerales de Carabineros? Hace tan sólo 5 o 6 días atrás, 3 o 4 antes que lo que ocurriera en Concepción, también falleció un Carabinero en cumplimiento de su deber, no había un solo parlamentario, ni de centro ni de izquierda, estaba el Gobierno como era su obligación, pero, acá había que hacer la explotación política del hecho.

Hasta tal extremo llegó que la propia Dirección General, la Superioridad de Carabineros, tuvo que hacer una protesta indignada por la explotación de este hecho doloroso y casual, y yo declaro que reclamaremos de la Justicia la investigación más acuciosa y profunda para sancionar al que haya sido que atentara contra la vida del Carabinero y haya herido a otros dos más. De la misma manera que pediremos implacablemente se aplique la Justicia para aquellos que acribillaron a balazos a 4 campesinos y un estudiante, que los diarios callan, los diarios de la reacción, de la oposición.

Respeto por todos los principios

Pero cuando en un país los hechos adquieren la dimensión que estoy señalando, cuando se relaja la moral, cuando se recurre a procedimientos y medios tan deleznables como los que señalo, lógicamente tiene que inquietarse gente que mira más apaciblemente, que nosotros y con más tranquilidad la vida nacional.

Yo he leído las palabras del Cardenal Arzobispo Sr. Silva Henríquez, y veo en ellas un llamado, que a mí también me alcanza pidiendo deponer antagonismos, rechazar la violencia y buscar un camino de paz.

Y con que tranquilidad. Presidente Socialista y militante marxista yo puedo escuchar las palabras del primado de la Iglesia Católica chilena.

Llevamos cerca de dos años de Gobierno, nunca ha habido la más débil dificultad, el más insignificante tropiezo entre el Gobierno y las distintas iglesias representadas aquí; con cuanta tranquilidad de conciencia como militante revolucionario, yo puedo mirar a los evangélicos, a los protestantes, a los bautistas, o a los católicos chilenos, que son la inmensa mayoría.

Siempre lo dijimos y lo hemos cumplido respetuosos de las creencias ajenas, nos hemos detenido en la conciencia de cada cual. Y las expresiones de los Tedeum ecuménicos señalan un paso más en la gran característica que tiene Chile en su proceso revolucionario.

Por eso las palabras del Cardenal le llegan a un Presidente que en la acción y en los hechos ha demostrado el respeto que tiene por las creencias ajenas emanadas de la conciencia del Pueblo, que tiene el más amplio respeto, por todas las ideas, por todos los principios, por todas las creencias.

Pero al día siguiente en que el cardenal chileno lanzara su llamado, tranquilizador y humano, en un diario se escribe lo que voy a leer: En la Segunda, sub producto de El Mercurio, calificado inclusive por un Senador Demócrata cristiano como el diario de la subversión. Vean Uds., hasta dónde se llega en este país, y todavía se quejan de que no hay libertad. Quizás, algún día nos van a juzgar a nosotros por haber sido demasiado benevolentes, o porque el poder judicial no ha sido lo suficientemente acucioso y severo para sancionar estas tropelías que creo que no se cometen en ningún otro país del mundo. Vean lo que dice como respuesta a las palabras, indirectamente por cierto, pero como respuesta a la palabra del Padre Cardenal.

“Y los chilenos vivimos hoy un caso patético de semejanza. Hace 22 meses, metiéndose por esas grietas constitucionales que la democracia permite, se introdujeron al poder mediante precaria mayoría. Con belicoso chivateo se instalaron en la dirección del país, y prometieron curar todos su males”.

Ganamos en la elección; el Congreso ratificó nuestra elección y habla de lo que nos hemos introducido por los resquicios legales.

“Pegados con saliva revolucionaria, se juntaron pijecitos farsantes con viejos luchadores motorizados por el odio; resentidos sociales con profesionales del rencor; activistas a soldada moscovitas con ingenuos redentores. Se acoplaron en grotesca cópula política, caricaturas groseras de bolcheviquismo obsoleto con partidúsculos desprendidos del tronco madre por infamante tradición; partidos de zigzagueante revolucionarismo con forúnculos gangrenados que un noble y tradicional radicalismo se extirpó; parásitos perennes enquistados a la ubre fiscal en todos los Gobiernos con rémoras casi nonatas, pero provistas de un apetito demoledor”.

“Todos unidos por los cordones umbilicales comunes; el odio, el rencor, la explotación repulsiva de la miseria, de las uñas pintadas y del whisky”.

Así se expresaban y agregaban. “En este desesperado intento pretenden arrastrar a toda la ciudadanía al holocausto wagneriano y sus planes pueden tener esta noche un soñado San Bartolomé, la celebración de este macabro segundo aniversario, es sólo un pretexto.

Buscarán hoy la confrontación para imponer lo que tan angustiosamente necesitan: la implantación de un régimen de terror marxista”.

Esto se publica, eso se reproduce en las capitales de otros países, a esto se le da crédito; eso después lo traen los cables como si fueran verdades, que se afirman en otras partes. Esta es la manera como se llega, en este país, a hacer de la libertad de prensa un libertinaje. Porque soy un médico y sé lo que es la higiene mental he leído esto hoy para que el Pueblo entienda la insania de aquellos mercenarios.

Inmorales que hablan de moral

Ellos dan cátedras de moral pública en sus artículos y son la panacea intelectual de miles de chilenos, ellos que trabajan para un prófugo arrancado de Chile, que tuvimos que liquidar el Banco Edwards, por la estafa que había cometido. ¡Hasta dónde habrá llegado la aberración en este país, de los valores morales que los valores inmorales han invertido! ¡Pretenden dictarnos normas de convivencia ciudadana, cuando sus patrones debieran estar en las cárceles chilenas!

Si no tuviéramos la responsabilidad que tenemos, si acumuláramos furia como ellos le predican a algunos grupos sociales ¿qué pasaría en este país? Si este Gobierno y el Pueblo no tuvieran el superior sentido de lo que es gobernar nuestra Patria, ¿qué acontecería si nosotros no estuviéramos permanentemente denunciando a algunos afiebrados que pretenden irrumpir en el proceso social que se está desenvolviendo dentro de los cauces de nuestra historia, nuestra idiosincrasia, nuestra tradición?

Si la fuerza del Pueblo en lugar de ser, como es, constructiva, la lanzáramos nosotros, si tuviéramos odio y pasión enervante contra ellos, no quedaría nada, nada en pie de lo que defienden de tan mala manera.

Sin embargo, nosotros tenemos conciencia de nuestra responsabilidad; para ellos el desprecio, y el avance seguro de la víctima popular en el trabajo y el sacrificio.

Meditar nuestros errores

Compañeros, pero este proceso de descomposición moral de nuestros adversarios, esta actitud implacable de nuestros enemigos, nos lleva a meditar también en nuestros propios errores.

¿Cómo poder superar nuestra propia responsabilidad haciendo de la unidad algo más sólido?

Ha habido discusiones internas, discrepancias; partidos de la Unidad Popular se han entendido con otros partidos que no forman parte de ella y al margen de la totalidad; he enviado públicamente una carta a los dirigentes nacionales y no se me ha respondido como colectividad, como Partido Federado. Hay gente que toma iniciativas, hay compañeros dirigentes de la Unidad Popular que empujan el “tejo pasado” en las reivindicaciones y que pretenden obtener ventajas materiales, olvidando la trascendencia del proceso; hay compañeros funcionarios que no cumplen con sus obligaciones, hay gente que piensa que los autos fiscales se han hecho para las granjerías y los paseos personales o familiares. Hay gente que debe entender que ser funcionario de un Gobierno Popular, implica poner atajo al burocratismo estéril y ser la demostración de la eficiencia, de la honradez, de la capacidad; no podemos aceptar funcionarios incapaces de comprender la importancia que significa ser ellos los brazos ejecutores de las tareas y del Programa de la Unidad Popular.

No podemos tolerar que hechos circunstanciales separen a los partidos de la Unidad Popular.

Comprendemos perfectamente bien, la presencia de nuestro país de sectores revolucionarios que no están en la Unidad Popular. Con ellos podemos tener el diálogo, la discrepancia, la discusión ideológica, pero también debemos decirles con claridad que no nos van a imponer tácticas que no se avienen con la realidad chilena y que están distantes del camino que nos hemos trazado.

Yo ayer he estado en el desfile. He visto con agrado la presencia del MIR, he levantado mi pañuelo cuando ellos hablaban como nosotros: que la Unidad Popular del Pueblo es invencible, pero cuando reclaman fusiles yo digo que no, porque el proceso chileno no es de “foquismo”; digo que no, porque el Pueblo de Chile sabe que la garantía de estabilidad está precisamente en la lealtad de las Fuerzas Armadas a la Constitución y a la Ley de nuestra Patria.

Por eso tenemos que reconocer nuestros errores y organizarnos mejor. La Revolución no se sostiene ni con aplausos ni con vítores, ni con gritos entusiastas.

Ya es mucho lo que ayer se ha hecho.

Pero la Revolución se afianza trabajando más, produciendo más, estudiando más, organizándose más, organizándose en las Juntas de Vecinales, en los Centros de Madres, en los Centros Comunales, en las Asambleas Vecinales, en los Comités de Producción, en las Juntas de Abastecimiento y Precios.

Es el Pueblo el que debe multiplicarse y multiplicarse, porque la fuerza del Pueblo, porque las manos del Pueblo, porque la capacidad del Pueblo son infinitas.

Somos nosotros los que podemos establecer esa red fundamental de esfuerzo, sacrificio y tesón que permita superar la etapa que estamos viviendo y afianzar el mañana sobre la gran tarea que tenemos que realizar.

Por eso la organización es esencial. La organización para defender este Gobierno, que es el Gobierno de Uds.; la organización para controlar el proceso productivo; la organización para establecer la responsabilidad de los malos funcionarios; la organización para comprender que sólo un Pueblo organizado, consciente y responsable tiene el derecho a llamarse Pueblo Revolucionario y a construir su propia revolución.

Rechazamos el enfrentamiento

Y tenemos que tener claridad, absoluta claridad. Rechazamos todo enfrentamiento.

Evitaremos -y lo vamos a conseguir- que este país caiga en la violencia generalizada y mucho menos en la guerra civil. No hay temor de nuestra parte; es el sentido superior de los que quieren a Chile por sobre todas las cosas y los que saben del deterioro material y humano que traería una guerra civil.

A veces no comprendo cómo gentes con cultura, cómo gente a la cual uno le supone un sentido superior de su existencia y de la vida, cómo gente que dice tener una vocación pública, cómo gente que dice querer a Chile y su historia, hablan así, en forma superficial de la guerra civil.

¿Qué nos enseña el ejemplo de otros pueblos?

Cicatrices que no se cierran después de generaciones, y generaciones; economías aplastadas y destruidas. Yo tengo una obligación y la voy a cumplir: impedir la violencia, evitar la violencia, que sepan los violentistas que pueden estar encubiertos o disfrazados dentro de la izquierda que ellos son contrarrevolucionarios; y decirles a los fascistas que son violentistas descarados, que la voluntad popular me entregara el mandato de ser Presidente de Chile, la voy a ejercer para evitar en nuestro país la guerra civil.

Y es por eso también que sé, que más allá de las fronteras de la Unidad Popular, hay gentes que piensan como nosotros. Han sido adversarios nuestros; en los caminos políticos de la Patria, estuvimos separados y a veces juntos, ocasionalmente. Pero tienen un sentido político que les indica que hay que buscar la solución política y el Pueblo que es mayoría tiene que indicar el camino de esta solución y entender con claridad cómo alcanzarla.

Yo he visto con satisfacción, por ejemplo, la aclaración que Radomiro Tomic ha hecho al propio diario de la Democracia Cristiana, “La Prensa”, que desfiguró, o cambió o tergiversó, o mal comprendió sus palabras. Yo sé que hay sectores de trabajadores de la propia Democracia Cristiana, campesinos, obreros, técnicos y profesionales, o militantes de la dirección de ella, que buscan también una salida política; yo sé que hay miles y miles de chilenos que no militan ni en la oposición ni en las filas de los partidos de Gobierno y tampoco quieren un enfrentamiento. Y para ellos nuestra palabra; y para ellos la posibilidad de que Chile alcance en la etapa de expresión de la voluntad del Pueblo, la solución de este momento duro, difícil, grave que estamos viviendo.

Yo pienso que no hay, desde el punto de vista ciudadano, ningún enfrentamiento posible; antes se hablaba de plebiscito, que nosotros no hemos rehuido, pero el plebiscito ya no puede realizarse, no está en el primer plano, no hay una observación a una Reforma Constitucional que nos permita llamar a plebiscito, y no lo vamos a hacer como ellos quisieran, porque hemos dicho que si se aprobara lo que pretenden en el proyecto Hamilton-Fuentealba iremos nosotros al Tribunal Constitucional; lo que tenemos por delante entonces, es una meta, y esa meta son las elecciones de 1973; hay una renovación parcial del Senado y hay una renovación total en la Cámara de Diputados.

Oposición parlamentaria

El Gobierno ha encontrado una cerrada oposición en el Parlamento. Hemos alcanzado una parte del poder del Estado. Somos el Gobierno, pero el Estado en Chile está formado por el Parlamento y el Poder Judicial, que son tres poderes independientes. Nosotros podemos influir y alcanzar otro pedazo del poder que necesitamos. En el Congreso, la oposición ha obstruido iniciativas fundamentales que el Gobierno Popular ha impulsado y que necesita.

La pasión política ha llegado hasta el extremo, por ejemplo, de impedir que se despache, después de un año ocho meses de discusión en el Congreso, el proyecto que crea el Ministerio del Mar. No me voy a referir a los presupuestos, no me vaya referir al Área Social de la Economía, no me vaya referir a la participación de los trabajadores, no me voy a referir a las iniciativas que implican una concepción distinta tributaria; no, me voy a referir tan sólo a este proyecto, el proyecto que crea el Ministerio del Mar. Un país que tiene más de 4 mil kilómetros de costa, en un mundo en el que el mar hoy día adquiere el contenido de una riqueza extraordinaria, el mar es minas, compañeros; en su fondo hay más cobre que en el resto de las minas del subsuelo o sobre el suelo de la tierra en el orbe.

El mar tiene riquezas profundas, Chile es un país fundamentalmente marítimo; Chile es un país de dilatadas costas y tenemos medios artesanales; no hemos podido avanzar, no hemos podido lograr una etapa de progreso. Cuando nosotros hemos traído los barcos soviéticos que han permitido que la pescada llegue como alimento a los hogares modestos y humildes de nuestra Patria, y sin embargo se nos negó el instrumento para hacer posible que esas riquezas puedan nutrir y desarrollar la vida de los trabajadores chilenos, y no hemos podido obtener el despacho del proyecto que crea el Ministerio del Mar, como tampoco hemos podido obtener el despacho del proyecto que crea el Ministerio de la Familia.

Nosotros, a quienes se nos acusó que cuando triunfáramos, llevaríamos a los niños chilenos a Cuba o a la Unión Soviética, una de las primeras iniciativas ha sido esa: crear un Ministerio de la Familia para proteger a la familia, núcleo fundamental de la sociedad; para amparar al niño y al anciano, extremos de la vida, para defender a la madre soltera, para hacer más esperanzadas las horas de la mujer que está esperando familia.

Queremos el Ministerio de la Familia y dictaremos el código de la familia porque creemos en la familia base de la sociedad camaradas.

Compañeros, es fundamental que se entienda que tiene que tener una salida política y nosotros garantizamos, como es lógico, que los procesos electorales tienen que desenvolverse como se han desenvuelto siempre en nuestro país. Ya llevamos cuántas elecciones complementarias y nadie nos ha acusado de intervención, por lo tanto, no puede pensarse que el Gobierno vaya a colocar el peso de la fuerza gubernativa al servicio de determinadas candidaturas. Por lo demás, el pueblo no se deja presionar y es el Pueblo el que juzgará si merecen o no los candidatos de la Unidad Popular llegar al Congreso. Lo que queremos decir, es algo muy claro. Nosotros somos un Gobierno lo suficientemente sólido, para que se entienda que grupos minúsculos no podrán torcer nuestro camino.

Desde el punto de vista electoral, tomando en cuenta las elecciones que hemos perdido, el 47% del electorado ha votado a favor del Gobierno de la Unidad Popular. Nunca después de un año 8 meses de Gobierno, otro Gobierno tuvo desde el punto de vista electoral, un apoyo como éste.

Y desde el punto de vista social, la economía en manos de quién está, quiénes controlan los factores fundamentales de la producción en este país, son los trabajadores.

Derrumbar este Gobierno, es hacer estallar este país, camaradas, pretender derrumbarlo, porque no lo van a derrumbar, es destruir este país.

Nosotros somos la garantía de un pueblo organizado y consciente; nosotros somos la seguridad más plena de la democracia y de la libertad y deben entenderlo.

La fuerza del Pueblo se ha expresado de tantas maneras y ya está bueno que se den cuenta que este Gobierno es el Gobierno más sólido que ha tenido la historia de Chile, porque es el Gobierno de los trabajadores, y los trabajadores políticos, económica y socialmente son la base fundamental de la existencia de nuestra Patria.

Compañeros: ¿cuáles son las perspectivas que tenemos? ¿volver al pasado, establecer de nuevo la fórmula del viejo capitalismo, devolver los bancos, las tierras, las industrias nacionalizadas? Utopías, sueños trasnochados. El proceso económico y social de Chile es irreversible.

Ya el campesino sabe que es un ciudadano igual que otro, ya el obrero tiene conciencia de sus derechos y los ejerce a plenitud; ya el técnico, el profesional, la mujer chilena comprenden que este es un Gobierno y que en función de ello ponemos la economía a su servicio.

Que los errores que hemos cometido los reconocemos y que los vamos a superar con el esfuerzo de todos; que por lo menos nadie podrá decirnos que no tenemos la estatura moral de reconocer nuestras propias faltas y nuestros propios yerros, y así iremos, compañeros, con el esfuerzo común y la verdad para todos caminando hacia el futuro.

No se volverá al pasado

Nadie pretende, entonces, que se podrá volver al pasado; nadie se imagine que aquí va a haber una dictadura implacable. Ya he dicho lo que es la fuerza de este Gobierno y lo que significaría no sólo, la paralización de Chile definitivamente, sino que tendrían que destruir, materialmente este país y hacer un genocidio para poder aplastarnos, y no lo van a hacer, no podrán hacerlo, no tienen cómo hacerlo y se los vamos a impedir compañeros.

Por eso, no hay otra salida, como lo he dicho, que la campaña que debemos dar en marzo de 1973. Pero no con un sentido corriente electoral, no con una campaña electoral más, tenemos que levantar una gran plataforma que señale al Pueblo la tarea que tiene que alcanzar, tenemos que decirles que hay que dictar una nueva Reforma, una nueva Reforma Agraria, una nueva ley de Reforma Educacional, un nuevo Código Tributario, un nuevo Código del Trabajo, debemos establecer la nueva seguridad social; debemos, compañeros, hacer posible los derechos y los deberes de los trabajadores.

Debemos afianzar la presencia de los trabajadores definitivamente en el manejo de la cosa pública, y junto a las iniciativas programáticas que no constituyen una plataforma electoral -digo-, que debemos nosotros, dictar una nueva Constitución y para ello debemos ganar la primera batalla, obtener la primera victoria en la campaña electoral del 73 y conquistar mayoría en la Cámara de Diputados. Y si no la alcanzáramos tendríamos siempre la perspectiva de una gran tarea por delante, y luchar por ella, como ésta tarea está al servicio de los trabajadores, no sólo debe alcanzar en su preocupación a las que militan en nuestras filas, sino también lograremos nosotros que miles de trabajadores estén junto a la posibilidad de establecer nuevas instituciones para que así Chile camine de acuerdo con su propia realidad económica y social.

El Chile de hoy, no es el Chile de comienzos de siglo. El Chile de hoy, 5 de septiembre de 1972, no es el Chile del 4 de noviembre o el 3 de noviembre de 1970.

Chile dictó la Constitución Pelucona el año 1833 y la Constitución Liberal el año 1925. Va a cumplir 50 años el año 1975.

Tenemos que dictar una nueva Constitución, una Constitución para esta nueva etapa que estamos viviendo, para este proceso revolucionario.

No podemos dictar una Constitución burguesa, ni una Constitución socialista. Tenemos que dictar una Constitución que abra el camino hacia el socialismo, que consagre derechos y que haga que los trabajadores gobiernen este país.

Debemos entregar, entonces, las ideas fundamentales para que sean discutidas, analizadas y conversadas en el sindicato, en las faenas, en las industrias, en las escuelas, en los hospitales, en el taller y en el hogar.

Que no haya muchacho que no sepa leer ni escribir; que no haya anciano, que no haya analfabeto, que no oiga explicar y leer las bases de la Constitución que queremos.

Que el pueblo por primera vez entienda que no es desde arriba, sino que debe nacer de las raíces mismas de su propia convicción la Carta Fundamental que le dará su existencia como pueblo digno, independiente y soberano.

Por eso yo quiero entregar esta tarde, como tarea al pueblo de Chile, el estudio, la discusión y el análisis de las bases fundamentales de la nueva Constitución que con el esfuerzo, el tesón y el empuje pondremos en marcha, una vez que conquistemos el instrumento que nos permita hacer efectivamente que Chile tenga esa Constitución, de acuerdo a la realidad presente que estamos viviendo.

Los trabajadores darán la solución

La solución de las dificultades presentes sólo pueden darla los trabajadores, e imponer su propia concepción del orden social sobre el de la burguesía.

Las instituciones políticas presentes están concebidas para una sociedad capitalista que ya no existe en su contenido original.

Tampoco el socialismo es una realidad. El país se encuentra en movimiento y necesita darse el régimen político más idóneo para organizar y encauzar la vida nacional.

Un Estado como el chileno no puede funcionar indefinidamente con la obstrucción sistemática, irreconciliable, contra el Gobierno por parte de los otros poderes.

En forma sutil, pero real, el Congreso ha construido un cerco de fuerzas alrededor del Gobierno, al rechazarle una tras otras iniciativas fundamentales de orden social y económico.

Una situación de enfrentamiento de esta naturaleza es peligrosa, crea incertidumbre e inquietud.

Deben por consiguiente resolverse para la izquierda, para el Gobierno Popular, las soluciones que da la clase trabajadora. Para la mayoría actual del Congreso la solución es imponer los intereses de los capitalistas por encima de los trabajadores. Por eso necesitamos redefinir totalmente la Carta Fundamental que rige nuestra vida política. Y para ello necesitamos nosotros alcanzar la victoria en la Cámara de Diputados y después plantear la necesidad de la nueva Carta Fundamental.

En esta Carta Fundamental, y me interesa a Uds. dirigentes y al pueblo que me escucha, exponerlo con claridad, debemos encauzar dos aspectos esenciales de la vida del pueblo.

Dar más libertades, ampliar las libertades y derechos, incorporando a la Carta Fundamental, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Garantizar el pluralismo social, político y cultural, asegurar a los grupos étnicos autóctonos el derecho a desarrollar su personalidad cultural y el cultivo de su lengua materna, reconocer a la Isla de Pascua el derecho a tener un representante en el Congreso.

Establecemos para los trabajadores la estabilidad del empleo y una remuneración mínima digna para él y su familia, la necesidad de superar las diferencias entre el trabajo manual e intelectual, entre la ciudad y el campo.

Los trabajadores deberán dirigir las empresas. Se dará reconocimiento constitucional de los sindicatos, como expresión orgánica de los trabajadores, y de la CUT como su expresión máxima.

Las prestaciones de seguridad social, deben otorgarse en consideración al estado de necesidad de los beneficiados.

Todas las personas tienen derecho, en igualdad de condiciones, a idénticas prestaciones ante un mismo estado de necesidad, hay que asegurar el derecho a la educación desde la etapa preescolar y su carácter permanente, establecer los derechos fundamentales de la familia, reconocer la igualdad plena del hombre y de la mujer, la protección especial de la madre soltera, la investigación de la paternidad y la obligación del Estado de hacer efectivos sus principios y deberes básicos.

Todo hombre tiene el deber de trabajar de acuerdo con su propia capacidad y no puede reclamar beneficios de la sociedad, si no rinde con sus posibilidades corporales, intelectuales o la creación, un resultado que represente un aporte material científico, cultural a la comunidad.

El derecho se otorga al que cumple con deberes, y el deber fundamental que establecerá nuestra Constitución, es el deber de trabajar por el progreso de Chile.

En el régimen económico hay que establecer el principio de que la economía del país está al servicio del Pueblo, delimitar claramente nuestra concepción de la coexistencia necesaria de la economía. En la industria, minería, agricultura y servidos.

Reservar para el Estado todas las riquezas básicas del suelo, del subsuelo, del fondo del mar dentro de 200 millas del mar territorial, institucional, el plan de desarrollo como instrumento superior de la actividad económica y social, con participación fundamental de los trabajadores.

(Un plan democrático en su gestación central, en su formulación y descentralización en su ejecución).

Organizar el sistema financiero y tributario al servicio del sistema nacional de Planificación.

Fuerzas Armadas y de Orden, a los criterios vigentes existentes destinados a defender soberanía nacional y la integridad de la frontera se agrega a su papel de las Fuerzas Armadas, relevante, en la seguridad nacional, lo que implica su presencia activa en las industrias y servicios estratégicos en la planificación.

A los servicios de orden público, Carabineros e Investigaciones debe corresponder junto a sus tareas específicas una amplia labor social que hoy cumplen, pero que hay que especificar mayormente. Tribunales de Justicia y Contraloría, modernización y democratización de la función judicial, ampliar las facultades del Tribunal Constitucional, crear los Tribunales de lo contencioso y administrativo. Establecer la temporalidad de los cargos de los Ministros de la Corte Suprema y su duración al cumplir 65 años de edad. Democratizar el Tribunal Calificador de Elecciones, garantizar a todos los ciudadanos la atención jurídica. Modernizar la Contraloría General de la República y establecer su interrelación con la Superintendencia de Previsión Social.

Constitucionalidad y legalidad, el actual sistema legislativo, confuso, contradictorio y acrónico debe ser reemplazado por otro sencillo, claro, sistemático y adaptable a las actuales condiciones de la vida social.

La organización jurídica del Estado se basa en las normas constitucionales y legales. Las autoridades del Gobierno y los funcionarios son responsables de los abusos que cometan y de las omisiones y lenidades en que concurran.

Administración y planificación descentralizada

Administración territorial, la administración y planificación de Chile debe ser democrática y descentralizada. En. cada provincia debe organizarse una Junta Provincial encargada de promover el desarrollo económico y social, integrada por representantes de los servicios del Estado, de los municipios y de los cabildos vecinales. La región, los cabildos vecinales, las comunas y municipios, las provincias deben coordinar su capacidad de trabajo dentro de la concepción más adecuada, a las exigencias económicas actuales de esa región. La administración de la región debe contar con un Consejo Económico Regional encargado de proponer las orientaciones del desarrollo económico social y ejecutar las directivas del plan.

Al frente de cada región debe haber un Viceministro Regional dependiente, directamente del Presidente de la República, encargado de coordinar y ejecutar los planes y programas de la región. Hay que institucionalizar el’ poder de los trabajadores. Día tras día estamos contemplando el esfuerzo de nuestro pueblo por actuar organizada mente a través de instituciones nuevas, desconocidas apenas unos meses atrás. Es así como en el centro de trabajo agrícola, industrial o minero, de los lugares donde viven, las Asambleas de Trabajadores, los Comités de Producción, la participación de los trabajadores en la dirección son hoy una realidad. El proceso de configurar, debe configurarse en las empresas e industrias del área social, en los asentamientos, en los centros de Reforma Agraria, en los hospitales, en las oficinas, por todas partes deben estar Uds. y están siendo probadas, ensayadas, nuevas reformas de organización popular.

En las comunas, el pueblo debe asumir directamente responsabilidad de dirección central a través de las organizaciones comunitarias y de las juntas de abastecimiento popular.

Este es el Chile de los trabajadores en movimiento.

Es nuestra tarea contribuir a que la energía creadora de los trabajadores en la búsqueda de una nueva organización que les asegure realmente el ejercicio del poder, encuentre el cauce adecuado.

Debemos hacer que la Constitución reconozca el poder de los trabajadores en las comunas, en los centros de trabajo, en el aparato del Estado.

Comunas. Proponemos la creación en cada comuna, de cabildos vecinales, que entreguen a los representantes de las organizaciones comunitarias y de trabajadores los medios de atender directamente sus problemas locales en colaboración con los servicios públicos.

En los centros de trabajo debe elevarse el nivel de principios fundamental que los trabajadores dirijan sus centros de trabajo de acuerdo con la Ley, en el aparato del Estado.

Las organizaciones representativas de los trabajadores, deben participar institucionalmente en la elaboración de la política económica del Gobierno, particularmente en la formulación democrática del plan de desarrollo.

El Consejo de Desarrollo Económico Social debe ser reconocido por la Constitución, pero no debemos limitamos a establecer la simple participación, de las organizaciones sindicales en la planificación central, sectorial, regional, comunal y las empresas.

Trabajadores deben ser mayoría

Los trabajadores deben conseguir ser ellos la mayoría del país, quienes tengan la palabra decisiva en todo lo que se refiere a economía del país.

Son los trabajadores, la fuerza creadora de la economía.

Son ellos quienes deben tener el predominio en la economía nacional. Cómo conseguir que los trabajadores dirijan la economía del país, controlen el poder político. Esta es la cuestión fundamental, indispensable para que Chile progrese resueltamente por el camino revolucionario que nuestra historia nos ha trazado.

Todos los trabajadores deben discutir y resolver esta cuestión política fundamental, los trabajadores vale decir, obreros, campesinos, técnicos profesionales, empleados, trabajadores independientes que viven de su propio trabajo, sin explotar a nadie, asentados, pequeños propietarios, comerciantes e industriales.

Aquí reside la fuerza de Chile, y esta fuerza debe dirigir desde el Estado mismo la economía nacional. En el Gobierno mediante su participación activa en la planificación, pero también en el Congreso. Por eso, proponemos la discusión que el nuevo Congreso se ajuste a la realidad social del presente y del futuro revolucionario. Por eso proponemos que se discuta, se analice la naturaleza del futuro Congreso. Caben, a mi juicio, tres opiniones principales: mantener el Congreso Bicameral presente, eso es poco aceptable y opino que no puede ser así.

El Congreso con una sola Cámara de Diputados elegida por todos los ciudadanos del país como la actual, todos los trabajadores deben elegir en votación nacional, secreta y directa la Cámara de Trabajadores.

El proceso revolucionario exige, en forma cada vez más perentoria, que el poder del Estado responda realmente a la mayoría del país, a las fuerzas creadoras en forma democrática y pluralista, posibilitando la expresión de todas las corrientes de opinión, pero asegurando a la clase trabajadora la supremacía, porque en esto consiste nuestra revolución anticapitalista, en conseguir que el poder esté en manos de los trabajadores.

La representación parlamentaria, debe ser actualizada de acuerdo con la real distribución de la población y debe elegirse un Diputado por cada 70 mil habitantes.

Las elecciones parlamentarias deben realizarse conjuntamente con la elección del Presidente de la República, cada 6 años. El Presidente de la República, elegido por la autoridad de los ciudadanos podrá disolver el Congreso una vez en su mandato convocando a nuevas elecciones.

Debe ser institucionalizado el Consejo de Ministros, que presidido por el Presidente de la República, adoptará las resoluciones generales en materia de orden económico, político social y administrativo, coordinando la actividad de los Ministerios. La administración del Estado debe constituir un todo, una totalidad orgánica.

Se trata de que el Pueblo conozca y discuta. El Gobierno quiere promover la discusión clara del futuro político del país, para resolver lo que los trabajadores conscientemente decidan.

Si me he reunido esta tarde o esta noche con ustedes, si he ampliado demasiado mis observaciones, es porque creo que un pueblo que ha alcanzado la etapa revolucionaria en la conciencia que tiene el Pueblo chileno, debe comprender que es fundamental institucionalizar su Revolución.

Tenemos que establecer un Estado de derecho, el Estado de derecho del Gobierno del Pueblo y cada hombre y cada mujer, cada joven y cada anciano de Chile debe entender que es su obligación profundizar en los aspectos que he planteado.

No se trata de entregarles fórmulas prefabricadas.

Se trata de que ustedes mismos analicen, piensen y sientan la necesidad de darse la Carta Fundamental y esa será la gran bandera, que levantaremos no sólo con un contenido electoral, sino como un proceso social para hacer posible que esta Revolución que se expresa en el Pueblo, en las canes, en la oficina, en la escuela y en el trabajo, que esta Revolución, que es mayoritaria por la voluntad consciente de la inmensa mayoría de los chilenos alcance los niveles institucionales que la hagan permanente e irreversible.

Compañeros, y compañeras, ciudadanos de mi Patria, en esta etapa de Chile necesitamos la conciencia de ustedes para afianzar la Revolución Chilena hecha de acuerdo con nuestra historia y nuestra voluntad.