Salvador Allende

Palabras con motivo del viaje a Cuba de 25 mineros, invitados por el Gobierno Revolucionario


Pronunciado: El 7 de septiembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Tengo información, no ahora, sino de hace algunos meses, de que ustedes habían sido invitados por el comandante Fidel Castro, cuando él estuvo en Chuquicamata y cuando presenció el trabajo de ustedes y dialogó con ustedes.

El hecho de que vayan a Cuba como consecuencia de la visita del comandante Castro, es muy importante y significativo.

Desde luego como era de suponerlo, es la confirmación de la actitud de Fidel, del hombre que tiene el aprecio y el afecto por los trabajadores, no sólo de su Patria sino de todos los países. Y además la palabra verídica del jefe revolucionario, que cumple cuando ofrece la hospitalidad su Patria.

Ustedes van a Cuba y creo que para ustedes, especialmente para el movimiento popular chileno, es decisivo lo que ustedes observen, aprendan y miren, en el proceso de la revolución cubana. Háganlo sin prejuicios y observando a fondo lo que es una revolución que ha tenido que ir superando duros embates del imperialismo de la reacción mundial y continental.

Piensen lo que significaba Cuba antes, no olviden jamás que era uno de los países más dependientes en lo económico, en lo político; país que no tuvo nunca como nosotros, un proceso democrático burgués, propiamente tal. Un país en donde las Fuerzas Armadas eran guardias pretoriana, al servicio un dictador; un país donde la clase obrera no tenía una estructura sólida de partidos políticos de una envergadura que les hubiera permitido elevar la conciencia política de las masas.

Sin embargo, allí, la voluntad un grupo de hombres y el apoyo amplios sectores populares, ha permitido en 11 años, consolidar un Estado socialista en donde los logros alcanzados en el campo de la cultura, de educación, del trabajo, de la vivienda, del deporte, del desarrollo económico del país, son hechos innegables y además irreversibles.

Ustedes podrán apreciar lo que es una disciplina revolucionaria, una responsabilidad revolucionaria. Y es bastante conveniente que se den cuenta de ello. Muchas veces yo he dicho, que está es una obligación, hacer entender a muchos compañeros que creen que la revolución está destinada a dar ventajas de tipo personal. La revolución es un proceso en donde se requiere generosidad, espíritu de sacrificio, porque se está construyendo fundamentalmente para el mañana y no para el presente. Se está terminando con un presente de ignominia, pero construir el futuro de progreso, de transformación, no es una tarea sencilla ni que pueda realizarse sin un pueblo disciplinado y consciente, que comprenda la misión histórica a que está comprometido. Fundamentalmente, y en repetidas oportunidades, yo me he referido al cobre, porque en los países dependientes como el nuestro, mono productor, la riqueza básica es y será por mucho tiempo, nuestro cobre. Destacado como el acto primero del gobierno, la iniciativa más importante, la nacionalización del cobre, y ello dentro del marco de un país, en donde el cobre representa más del 74% de los ingresos de divisas y un 26% del presupuesto fiscal. Y es donde indiscutiblemente la herencia imperialista, desde el punto de vista de la técnica, desde el punto de vista de gente preparada, ha dejado deficiencias extraordinarias y donde también, por desgracia, a veces no hemos encontrado una respuesta revolucionaria de algunos pocos trabajadores.

He criticado duramente la tendencia economicista, destinada a obtener ventajas sobre la base de la presión que implica ser una empresa ligera y ser trabajadores del cobre, en comparación con el resto los trabajadores del país.

He tenido duras palabras para criticar, tanto a los trabajadores de Chuquicamata, como los de las otras grandes minas, que después de arreglados los pliegos de peticiones, crean conflictos artificiales o actos de determinados paros, en determinadas secciones, que repercuten por cierto, en el proceso de la producción general cuando un gobierno dice que es, y es el gobierno los trabajadores, cuando los trabajadores están representados en la dirección de la empresa, cuando los trabajadores sienten, no la vocación, sino la convicción revolucionaria, estos hechos no pueden seguir ocurriendo, no deben seguir ocurriendo. Cuando se tiene la conciencia de que las empresas del cobre son del pueblo de Chile; cuando se tiene que tener la convicción absoluta de que el cobre es la riqueza esencial del país, que el dejar de producir 10, 15 mil toneladas por paros absurdos, sin contenido ‐lo que refleja una responsabilidad ‐, son millones y millones de pesos que se pierden, con lo que podría levantarse escuelas, caminos, hospitales, empresas, industrias y fuentes de trabajo.

Ser trabajador del cobre es un privilegio; un privilegio que inclusive por lo que ganan en comparación con el resto los trabajadores, es un privilegio mucho mayor, por lo que representa el trabajador de la riqueza fundamental del país que ahora está en manos de los chilenos. Junto con criticar a estos sectores de trabajadores que han arrastrado muchas veces a la totalidad de los trabajadores, que reconoció también, a otros sectores de trabajadores que han entregado con pasión su esfuerzo en trabajos voluntarios, en hacer que la producción alcance un nivel superior, en entender, a través de los Comités de Producción, la responsabilidad que tiene; en participar en sesiones sindicales sin perder la tónica de la acción sindical, pero al mismo tiempo comprendiendo que la revolución tiene otros valores, que no son sólo los valores de tipo económico; que además lo que ganan los técnicos, los profesionales, los obreros del cobre, son niveles muy superiores a los que ganan los técnicos y profesionales del resto del país.

Por eso, compañeros, me complace que vayan a ver ustedes un país socialista, enclavado en el norte de nuestra América Latina, un país socialista donde ustedes podrán apreciar sus condiciones; todavía hay una lucha muy dura, para que sepan qué distancia y entre un país que ha tenido que sacrificarse con razonamiento a las dificultades que a veces no quiere ni siquiera sobrellevar alguna gente cuando no puede darse el lujo de tomarse una docena de cervezas al día; cuando en ese país, por ejemplo, durante años, la gente no ha podido tomarse más que una pilsener al mes o cuando ha tenido que racionar, inclusive, lo que para ellos es una producción abundante como es el tabaco; donde han tenido que establecer diversos racionamientos para que no haya posibilidad de acaparamiento o discriminación, en ventaja para subgrupos poderosos económicos que quedaban al comienzo del proceso revolucionario, que nosotros no podemos implantar por falta de conciencia revolucionaria.

Para que aprecien las dificultades que nosotros tenemos internamente, como consecuencia de hacer nuestra revolución dentro de los marcos de una democracia burguesa, con las dificultades donde el poder ha estado centralizado y en donde no ha existido ‐como en el caso nuestro‐ una oposición que tenemos que respetar y un grupo sedicioso que no respetamos y que es difícil combatir cuando se disimula inclusive en las capas opositoras legales.

Yo creo que será muy provechoso para ustedes ver un proceso de consolidación socialista y entender que la presencia de los trabajadores aquí como allá, son el factor esencial, para hacer posible este camino de transformación.

Pero a llamar a entender también lo que es la disciplina revolucionaria, que algunos compañeros no quieren siquiera que uno mencione en este país, ni siquiera en el trabajo. Allá van a ver que el pueblo se inspira en el estudio, disciplina en el rendimiento, disciplina en el acatamiento de las tácticas que los responsables de la marcha en el proceso revolucionario han trazado; disciplina consciente, voluntaria, disciplina que nace de la conciencia y que no tiene que ser impuesta con la violencia, mucho menos en un gobierno popular que no puede recurrir a ella.

Ustedes dirán muy de cerca lo que hemos hecho este país, en los casi 20 meses de gobierno, que yo sostengo que bastante, pero al mismo tiempo se dan cuenta cómo hay que consolidar esto.

No sacamos nada contener el cobre sigue aumentando la producción de cobre, si no hacemos que el cobre sea un factor dinámico en el proceso de desarrollo económico. No sacamos nada con haber expropiado latifundios en Chile si la tierra va a producir menos, y el campesino no comprende igual que el obrero del cobre, su tremenda responsabilidad; la tremenda responsabilidad que tiene en este proceso porque ahora es un ciudadano como cualquiera de nosotros.

Si acaso los empleados, los técnicos y profesionales pretenden no impulsar a los obreros para mejorar sus condiciones, sin llegar su concurso técnico, si creen que el concepto de la vida está destinado tan sólo aventaja de tipo material, sí que anhelan traducir en este país la posibilidad de una sociedad de consumo que distante a la realidad económica y social que vivimos nosotros, entonces compañeros, las cosas se dificultarán más.

Es significativa la presencia de ustedes, muchos de los cuales ‐y ojalá sea la mayoría‐ han demostrado un espíritu distinto, han hecho trabajos voluntarios, han aumentado la producción, han recuperado dólares para la economía nacional.

Me alegro que ustedes hayan sido distinguido por la suerte, porque sé que ha habido un sorteo para viajar a Cuba, donde podrán ver un proceso revolucionario, consolidado, pero consolidado sobre el sacrificio de muchos, inclusive de sus vidas, y el sacrificio de todos durante años para poder garantizarles a los cubanos el futuro a los hijos de ellos un destino distinto al que padecieron. Nada más compañeros. (Aplausos).

Obrero: Compañero Presidente, hemos querido venir a despedir usted y además pasar a saludarlo. 25 compañeros que venimos aquí, más el grupo de trabajadores voluntarios, venimos a ofrecerle el apoyo y que tenga confianza en nosotros porque poco a poco hemos ido afirmándonos en estos trabajos.

Estamos construyendo un camino de Calama a Chuquicamata, fuera de trabajar en la mina. Y ese es nuestro deseo, que siga adelante con el proceso, que tenga confianza en los trabajadores del cobre, porque no todos hemos perdido la conciencia. Nada más. (Aplausos).

Obrero (otro más habla): O sea, al mismo tiempo nosotros quisiéramos aprovechar la ocasión para hacerle entrega un objeto recordatorio que simboliza el primer aniversario los trabajos voluntarios en las minas de Chuquicamata. Hecho que representa para el país una extracción aproximada de unas 500 mil toneladas y que traducido en dinero representa alrededor de $ 1.200.000 dólares, sin considerar los trabajos de reparación de recuperación y de manutención, aporte de aspectos sociales y la construcción de la gran minería Calama‐Chuquicamata.

Presidente: Muy bien, muy bien, muchas gracias, por sus palabras.

Ayer también me entregaron el diseño de la medalla para condecorar con ella a los trabajadores que se hayan distinguido en todos los campos de actividades es la medalla al mérito del trabajo “Manuel Rodríguez” tiene el nombre del guerrillero nuestro. Así que ya, dentro de algunos días más, visitaremos los decretos, algunos para condecorar póstumamente a algunos compañeros que en trabajos voluntarios fallecieron, y otros para señalar los que han aportado al progreso, al esfuerzo, a la producción en las distintas áreas del país.

Compañeros, muy buen viaje, aprovecho saluden a los trabajadores cubanos; seguramente, con certeza, estarán con Fidel y, denle un saludo muy afectuoso y aparte, dígale que aumenten la ración de helados de coco. Está mandando muy poco, que piense que el vino y el pisco deben estar equiparando a los helados de coco que se derrite mucho. (Risas).

Agradézcanle de todas las demostraciones de afecto de preocupación y de cariño; la atención que ha tenido con todos los compañeros que han ido allá; sobre todo la gran preocupación por la marcha este proceso, que sabemos que contamos con la solidaridad de Cuba, como Cuba cuenta con nuestro afecto y solidaridad. Buen viaje compañeros. No se olvide de sus familias; escriban, van a ir a un país socialista con una moral distinta, no se olvide. Una moral distinta en todos los aspectos.