Salvador Allende

Palabras pronunciadas ante el pueblo reunido espontáneamente en la Plaza de la Constitución


Pronunciado: El 23 de agosto de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 10 de febrero de 2016.


Queridos compañeros jóvenes:

Nada más satisfactorio para mí, que en estas horas duras y difíciles que vive Chile, la juventud venga a expresar su leal decisión de siempre de estar junto al Gobierno de los Trabajadores, de entregar sus mejores energías creadoras a Chile y a seguir, con fe, con profunda fe, la senda revolucionaria que ha de expresarse en hacer posible una vida distinta y mejor para el hombre y la mujer de la Patria.

Nada puede representar para mí un estímulo mayor, que la consciente actitud de ustedes; la responsable actitud de ustedes. Cuando malos chilenos, esgrimiendo pretextos gremiales, una vez más atentan contra la economía de Chile y contra la vida normal de nuestro pueblo, cuando los transportistas han sacudido a Chile con su acción, destinada a quebrar su economía, a dificultar el trabajo de las empresas por falta de materias primas e insumos; cuando se ha puesto en peligro la siembra de primavera por no poder llevar la semilla y los abonos a la tierra que ha de entregarnos sus frutos; cuando se han acumulado en bodegas de DINAC o en la estación de Ferrocarriles las cargas, la juventud, la patriótica juventud de la Unidad Popular, ha vuelto a revivir las horas de esfuerzo y sacrificio de octubre pasado.

Yo estuve otra vez junto a ustedes, mis compañeros, y seguramente habrá aquí muchos que estuvieron en DINAC, cuando yo visité esa distribuidora. Y quiero expresar mi reconocimiento a los 400 muchachos que diariamente laboraron allí. Muchachas y muchachos, levantando con su esfuerzo la carga que no podía llevarse continuamente a las poblaciones, pero que gracias a ellos ha llegado, para entregar siquiera en parte el alimento que requiere nuestro pueblo. (Aplausos).

A lo largo de Chile ha sucedido otro tanto. Por eso, como Compañero Presidente, me puedo sentir orgulloso de la demostración que da la juventud de la Unidad Popular, como me sentí orgulloso de la presencia ‐hace horas‐ de miles y miles de compañeras, que traían, también, su tierno fervor y su decisión irrevocable de estar junto al Gobierno en estas horas tensas.

Lo dije y lo repito: no habrá proceso revolucionario que se profundice y avance sin la participación directa, activa y permanente de la mujer. Y lo han comprendido las compañeras.

Y cada día es mayor el número de las que están vitalizando el proceso de cambios y están presentes en toda clase de trabajos. Y están también en los trabajos voluntarios. Es la nueva conciencia que palpita y se hace presente, sobre todo en estas horas que son tan dolorosas para un porcentaje muy alto de nuestros compatriotas.

Vivimos los minutos en que se aprecia con mayor claridad la intención de los sectores que hacen oposición a este Gobierno. Como siempre, los fascistas, con sus métodos tenebrosos, con su insolencia cobarde, utilizando los medios del sabotaje, provocando e hiriendo a Chile en sus líneas férreas, en sus puentes, en su electricidad, en sus industrias. Más que eso, inclusivo atentando contra gente modesta, militantes de nuestras filas. Sabotaje que, indiscutiblemente, en un alto porcentaje ha tenido que tener, y tiene, como inspiradores a los que han impulsado a la huelga del transporte, que en su inmensa mayoría, en sus actos criminales, han estado destinados, precisamente, a impedir que pueda llevarse la carga, transportarse las mercaderías, los insumos, los abonos o las semillas.

Aquellos que hacen oposición dentro del marco de la democracia, con su actitud contribuyen a facilitar la obra de aquellos otros que quieren atentar contra la estabilidad del Gobierno.

La Cámara de Diputados ha acordado, ha tomado ‐como ellos lo llaman‐ un proyecto de acuerdo. Mejor dicho, aprobaron un proyecto de acuerdo destinado a señalar que el Gobierno, ha sobrepasado la Constitución y las Leyes. (Pifias).

Saben que no tiene efecto jurídico ninguno, Pero es un impacto de extraordinaria significación internacional, que además podrá hacer que algunos que tienen dudas, que vacilan, puedan equivocarse más profundamente y creer que esto es así. Sí bien es cierto, algunos de esos mismos sectores han expresado rechazan toda tentativa que signifique pretender derrocar al Gobierno.

Pero es la realidad. Y en la forma cómo proceden, facilitan el camino para aquellos que buscan la caída del Gobierno Popular.

Declaro frente a ustedes, que tengo mi conciencia tranquila, que he rechazado ‐y rechazaré mañana con sólo argumentos jurídicos y políticos‐ el proyecto de acuerdo de la Cámara de Diputados.

La Constitución establece un solo camino, que es la acusación contra el Presidente de la República. Ellos saben que no la pueden presentar, porque aunque pretendieron conquistar los dos tercios, el pueblo les salió al paso el 4 de marzo y derrotó su absurda pretensión. (Aplausos).

Quiero, finalmente, decirles algo que yo sé que van a sentir, que les va a extrañar. Más que eso, que les va a doler. He aceptado la renuncia a su cargo de Comandante en Jefe del Ejército, General Prats, y he aceptado la renuncia de su cargo de Ministro de Defensa Nacional. En su actitud hay una vez más un superior sentido de responsabilidad y de lealtad al Gobierno. En la forma más torva, en la forma más inserviblemente ruin, durante meses, se ha venido socavando la estatura moral del General Prats y se llegó, siendo el Comandante en Jefe, a obtener que se resquebrajara la disciplina de un sector del Ejército. Y por eso estuvieron los tanques aquí el 29 de junio. Y fue el propio General Prats quien, personalmente, detuvo la tentativa sediciosa. Pseudo demócratas, o gente que se llama demócrata, que se calló cuando sonaban las balas en nuestro recinto, que no levantaron sus voces para defender ‐aunque eso no se les podía pedir‐ pero por lo menos para señalar que este es un Gobierno legítimo, constitucional. Nunca me imaginé que esa gente pudiera defender este Gobierno, pero sí tenían la obligación de defender sus conceptos de democracia, ya que todos los días hablan de ella. Pero cuando está amenazada, agredida y en peligro, se callan, con la esperanza de ser herederos de este Gobierno, si este no cumpliera el término que tiene su mandato.

Por eso es que han arreciado los ataques en contra del General Prats y por eso es que se llegó a lo que nunca antes había ocurrido en este país. Se han empleado, utilizados, a las mujeres para arrastrarlas en un ataque en contra del que fuera Ministro de Defensa y Comandante en Jefe del Ejército.

Lamentablemente, algunas de esas señoras están vinculadas a algunos personeros de las Fuerzas Armadas. Ante este hecho, con un sentido superior de la dignidad de su cargo, ante lo acaecido, sabiendo la intención que tienen los ataques y la actitud que algunos han asumido, el General Prats ha querido dar, con su renuncia, un apoyo más a este Gobierno. ¡Qué gran lección! Le rindo un homenaje a su lealtad a su Institución, que no ha querido que se quiebre.

Le rindo un homenaje porque le ha dado una lección a muchos, que la necesitan. Y además, porque señala que el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Chile sabe y tiene conciencia que con este gesto levantará una barricada contra aquellos que pretenden separar a las Fuerzas Armadas del Gobierno y del pueblo de Chile. (Aplausos).

Por eso he querido narrarles esto, que es una etapa de significación moral extraordinaria en este proceso histórico, y para recordarles que con gestos así, los pueblos consolidan sus conquistas y elevan el nivel de sus luchas.

Compañeros jóvenes: tendremos horas duras por delante. Muy duras. Frente a la oposición que toma acuerdos como los de ayer, frente a un Parlamento que seguramente nos seguirá negando los financiamientos a los proyectos que necesitamos. Tendremos que vivir horas angustiosas todavía, que serán unas horas largas, antes da poder hacer posible una distribución democrática, equitativa y justa de los alimentos, que ha de ser un gran factor para llevar a las poblaciones, a los campos, a las industrias, el pensamiento real de lo que está pasando; para indicar que la agresión en contra de este Gobierno nace desde fuera y se proyecta hacia adentro, a través de malos chilenos.

Internacionalmente, los grupos pro‐imperialistas y reaccionarios, ya invirtieron inútilmente su dinero para impedir que llegáramos aquí. Ya internacionalmente las empresas transnacionales, como la ITT, dejaron las huellas digitales de sus atentados cobardes, que llegaron hasta el extremo de tratar de provocar una guerra civil en nuestra Patria. Se pretende el fracaso de este Gobierno, porque para esos sectores lo que aquí hagamos, sin que nosotros queramos que se proyecte más allá de las fronteras, se proyecta y puede ser un camino para muchos pueblos que también luchan como nosotros, por su independencia económica y su dignidad.

Los que desde adentro nos combaten, es porque pretenden recuperar sus granjerías, sus privilegios, o sueñan con volver al poder, porque lo tuvieron y no lo emplearon, como le dijeron al pueblo, que lo harían.

Pero, compañeros jóvenes, ustedes entienden bien el proceso que vivimos y llevan el mensaje de claridad y de verdad a las grandes masas chilenas. Si ustedes se convierten en voceros ‐y deben serlo‐ de cada hecho político para proyectarlo en la conciencia de los pueblos, nosotros iremos consolidando más y más las bases de sustentación de este Gobierno. Solo un pueblo organizado, disciplinado y consciente; sólo un pueblo con vocación patriótica de sacrificio, podrá hacer posible el justo anhelo del Chile que añoramos en esta hora. Nosotros abrimos el camino. Ustedes construirán definitivamente la etapa del proceso socialista que anhelamos para Chile y los chilenos.

Compañeros jóvenes, no hay nacía más difícil, no hay tarea más dura que la que tenemos que realizar, limitados por leyes que no podemos dejar de respetar. Con un Congreso con mayoría adversa. Con Tribunales de Justicia que aplican leyes que tienen más de cien años y que nada tienen que hacer, muchas de ellas, con la realidad social y económica que vivimos. Con trabas administrativas. Sin embargo, tenemos que avanzar, consolidar lo conquistado y proyectar, generosamente, un gran esfuerzo y sacrificio. ¿Quién mejor que la juventud? ¿Quién mejor que ustedes, compañeros?

Gracias. No porque estén aquí, sino por lo que han hecho y por lo que harán. Ustedes son la savia que tiene que edificar el proceso revolucionario chileno. Y yo tengo fe en ustedes porque son la reserva del pueblo y el futuro socialista.

Gracias compañeros. ¡A luchar a trabajar! ¡A no dejarse provocar! Sigan adelante, camaradas.

Por Chile, háganlo camaradas, con la entereza de la juventud auténticamente revolucionaria. (Aplausos).