Che Guevara

Instrucciones para los cuadros destinados al trabajo urbano

 

 


Escrito: 1967
Fuente: El Diario del Che en Bolivia (Edición autorizada), Ocean Press, © 2005.
Transcripción/HTML: Ocean Press/Juan R. Fajardo.
Derechos: © 2005 Aleida March, Centro de Estudios Che Guevara y Ocean Press. Reproducido con su permiso. Este material no se debe reproducir sin el permiso de Ocean Press. Para mayor información contactar a Ocean Press a: info@oceanbooks.com.au o a través de su sitio web en www.oceanbooks.com.au
Versión digital: Archivo Che Guevara  de la Sección en Español del Marxists Internet Archive (www.marxists.org) 2006.  Este documento se ha reproducido aquí con el permiso de Ocean Press.  


 

 

La formación de una red de apoyo del carácter de la que queremos formar debe guiarse por una serie de normas cuya generalización haremos.

La acción será fundamentalmente clandestina, pero alternará con ciertos tipos de trabajo en que será necesario el contacto con individuos o entidades que obligará a salir a la superfi cie a ciertos cuadros. Esto obliga a ser muy estricto en la compartimentación, aislando cada uno de los frentes en que se trabaje. Los cuadros deben regirse estrictamente a la línea general de conducta ordenada por la jefatura del Ejército a través de los centros dirigentes pero tendrán entera libertad en la forma práctica de llevar a cabo esa línea.

Para poder cumplir las difíciles tareas asignadas, y sobrevivir, el cuadro clandestino debe tener muy desarrolladas las cualidades siguientes: disciplina, hermetismo, disimulo, autocontrol y sangre fría y practicar métodos de trabajo que los pongan a cubierto de contingencias inesperadas.

Todos los compañeros que hagan trabajos semipúblicos tendrán un escalón superior clandestino que les impartirá las instrucciones y controlarán su trabajo.

En lo posible, tanto el jefe de la red como los distintos encargados tendrán una sola función y los contactos horizontales se harán a través del jefe. Los cargos mínimos para una red ya organizada son los siguientes:

- El Jefe
- Un encargado de abastecimientos.
- Un encargado de Transporte.
- Un encargado de Información.
- Un encargado de Finanzas.
- Un encargado de Acción Urbana.
- Un encargado de atender a los simpatizantes.

Al desarrollarse, precisará un encargado de comunicaciones, dependiente, en general, del jefe.

El jefe recibirá las instrucciones de la dirección del ejército y las pondrá en práctica a través de los diferentes encargados. Debe ser conocido solo de este pequeño núcleo dirigente para evitar poner en peligro a toda la red con su eventual captura.

Si los encargados se conocieran entre sí, de todas maneras su trabajo será conocido del uno para el otro y cualquier cambio no será comunicado.

Se tomarán medidas para que la detención de un miembro importante de la red provoquen el cambio de domicilio o de métodos de contacto del Jefe y de todos aquellos que lo conocieran.

El encargado de abastecimientos tendrá por tarea el abastecer al Ejército, pero su tarea es organizativa: a partir del centro irá creando redes menores de apoyo que lleguen a los confi nes del ELN ya sea una organización puramente campesina, ya con ayuda de comerciantes u otros individuos u organizaciones que presten su concurso.

El encargado de transporte se ocupará de trasladar los abastecimientos desde los centros de acopios hasta los puntos en que lo tomen las redes menores o directamente hasta el territorio liberado, según sea el caso. Estos compañeros deben trabajar bajo mantos sólidos por ejemplo, organizando pequeñas empresas comerciales que los pongan a cubierto de sospechas de las autoridades represivas cuando se haga público la magnitud y los fi nes del movimiento.

El encargado de la información centralizará toda la información militar y política recibida mediante los contactos adecuados (en acción semipública de contacto con simpatizantes del Ejército o el gobierno, lo que hace particularmente peligroso el cargo). Todo el material recogido será remitido al encargado de información de nuestro Ejército. Este encargado estará sujeto a una doble jefatura; la del jefe de la red y la de nuestro servicio de inteligencia.

El encargado de fi nanzas debe controlar los gastos de la Organización. Este compañero debe tener una clara visión de lo importante que es su función, pues el cuadro clandestino, a pesar de estar sujeto a muchos peligros y expuesto a una muerte oscura, por el hecho de vivir en la ciudad no pasa por las penalidades físicas del guerrillero y se puede acostumbrar a manejar con despreocupación las cantidades de abastecimientos y de dinero que pase por sus manos corriendo el riesgo de que su estatura revolucionaria decrezca en contacto permanente con fuentes de tentación. El encargado de fi nanzas debe analizar hasta el último peso gastado, evitando que se entregue un solo centavo sin causa justifi cada. Además, será el encargado de administrar el dinero producto de colectas o impuestos y organizar su cobro.

El encargado de finanzas está bajo las órdenes del jefe de la red pero será también su inspector en lo referente a los gastos. De todo esto se desprende que el encargado de fi nanzas debe ser ideológicamente muy fi rme.

La tarea de los encargados de acción urbana se extiende a todo lo que sea acción armada en la ciudad: supresión de algún delator, de algún connotado torturador o un jerarca del régimen, secuestro de alguna persona con el fi n de obtener rescate; el sabotaje a algunos centros de actividad económica del país, etcétera.

Todas las acciones serán ordenadas por el Jefe de la red; este compañero no podrá actuar por iniciativa propia, salvo casos de extraordinaria urgencia.

El encargado de los simpatizantes tendrá las funciones más públicas dentro de la red y estará en contacto con elementos poco fi rmes, esos que lavan su conciencia entregando sumas de dinero o haciendo aportes que no lo comprometan. Son gente con las que se puede trabajar, pero sin olvidar nunca que su apoyo estará condicionado por el peligro que pueda correr y proceder en consecuencia, tratando de convertirlos lentamente en militantes activos e incitándolos a que hagan aportes sustanciales al movimiento, no sólo de dinero, sino también de medicamentos, escondites, informaciones, etcétera.

En este tipo de red hay gente que debe trabajar muy unida; por ejemplo, el encargado de transporte está orgánicamente unido al de abastecimientos que será su jefe inmediato; el encargado de los simpatizantes dependerá de fi nanzas; acción e información actuarán en directo contacto con el jefe de la red. Las redes estarán sujetas a la inspección de cuadros enviados directamente por el Ejército, los que no tienen función ejecutiva, sino que verifi carán que se cumplan las instrucciones y normas dictadas al mismo.

Las redes deberán “caminar” al encuentro del Ejército, en la forma siguiente: La jefatura superior da órdenes al jefe de la red; éste se encarga de organizarla en las ciudades importantes; de éstas parten ramales hacia los pueblos y de allí a aldeas o casas de campesinos que entrarán en contacto con nuestro Ejército y donde se producirá la entrega física de abastecimientos, dinero o información.

A medida que la zona de influencia de nuestro Ejército avance, avanzarán hacia la ciudad los puntos de contacto y crecerá proporcionalmente el área de control directo de éste; en un largo proceso que tendrá altibajos y cuyo desarrollo, como el de toda esta guerra, se mide en años.

La jefatura de la red residirá en la capital; de allí se organizarán en las ciudades que por el momento son más importantes para nosotros: Cochabamba, Santa Cruz, Sucre, Camiri, es decir, el rectángulo que engloba nuestra zona de operaciones. Los responsables de estas cuatro ciudades deben ser cuadros probados en la medida de lo posible; ellos se encargarán de una organización similar, pero más simplifi cada. Abastecimientos y transportes bajo una dirección; fi nanzas y los simpatizantes bajo otra; una tercera acción urbana y se puede suprimir información, encargándose el jefe local de ella. La acción urbana irá ligándose más al Ejército a medida que se acerca a su territorio la ciudad de que se trate; hasta transformarse en guerrillas suburbanas, dependientes de la jefatura militar.

No se debe descuidar tampoco el desarrollo de la red en ciudades hoy alejadas de nuestro campo de acción, donde se debe requerir el apoyo de la población y prepararse con tiempo para futuras acciones. Oruro y Potosí pertenecen a este tipo y son las más importantes.

Particular atención hay que prestarle a los puntos fronterizos. Villazón y Tarija para contactos y abastecimientos desde la Argentina; Santa Cruz para el Brasil; Huaqui o algún otro lugar de la frontera peruana; algún punto de la frontera chilena. Para la organización de la red de Abastecimientos sería conveniente contar con militantes fi rmes que ejercieran desde antes un ofi cio similar a la actividad que se le pide ahora. Por ejemplo: un dueño de almacén que organizará los abastecimientos o participará en esta sección de la red; un dueño de alguna empresa de transporte que organizará esta rama, etcétera.

En caso de no lograrse esto, debe tratarse de ir formando el aparato con paciencia; sin violentar los acontecimientos, evitando así que por instalar un puesto de avanzada sin la sufi ciente garantía, se pierda éste y comprometa otros más. Se deben organizar las fábricas o negocios siguientes:

  • Almacenes de víveres (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Camiri)
  • Empresas de transporte (La Paz-Santa Cruz; Santa Cruz-Camiri; La Paz-Sucre; Sucre-Camiri)
  • Zapaterías (La Paz, Santa Cruz, Camiri, Cochabamba)
  • Confecciones (ídem)
  • Taller Mecánico (La Paz, Santa Cruz)
  • Tierras (Chapare-Caranavi)

Los dos primeros permitirían el acopio y traslado de abastecimientos sin llamar la atención y englobados en ellos implementos de guerra. Las zapaterías y confecciones podrían realizar la doble tarea de comprar sin llamar la atención y fabricar para nosotros. El taller haría lo mismo en su ramo con los implementos bélicos y las tierras nos servirían de base de apoyo en eventuales traslados y para que sus colonos comenzaran la propaganda entre los campesinos.

Es conveniente recalcar una vez más la fi rmeza ideológica que deben tener estos cuadros, recibiendo del movimiento revolucionario sólo lo estrictamente indispensable a sus necesidades y entregando todo su tiempo y también su libertad o su vida si llega el caso.

Sólo así lograremos la formación efectiva de la red necesaria para consumar nuestros ambiciosos planes: la liberación total de Bolivia.


Derechos 2005 Aleida March, Centro de Estudios Che Guevara y Ocean Press.  Reproducido con su permiso. Este material no se debe reproducir sin el permiso de Ocean Press. Para mayor información contactar a Ocean Press a: info@oceanbooks.com.au o a través de su sitio web en www.oceanbooks.com.au