Guillermo Lora

 

Papel contrarrevolucionario del P.C.B.

 


Redactado: Marzo de 1984.
Publicado por vez primera: Bolivia, 1984.
Fuente de la version digital: Partido Obrero Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2011.  


 

 

NOTA EDITORIAL

“Vocero Fabril” ha realizado un seminario sobre el nefasto y contrarrevolucionario papel que juega el PCB (stalinismo) en el gobierno. Un resumen de las deliberaciones ofrecemos en la presente publicación.

Consideramos que los trabajadores tenemos que conocer la conducta de los partidos que se autoproclaman obreros y explicar adecuadamente esa conducta con referencia a las ideas programáticas de cada organización política. El PCB, revolucionario de palabra, ha resultado contrarrevolucionario en los hechos.

El asalariado no podrá libertarse si no logra realizar una política independiente, si no enarbola sus propias ideas y sus propios objetivos, en esto consiste la actividad revolucionaria. El PCB nos somete a la política burguesa, nos hace perder nuestra independencia de clase, en fín, nuestra finalidad estratégica.

En la actualidad, estamos obligados a luchar por mejores salarios, a fin de que el hambre no destruya nuestros hogares. Mientras tanto los llamados partidos “marxistas” no tienen el mismo reparo en ejecutar la política de la burguesía, es decir, de nuestros explotadores. El PCB ya no defiende ni siquiera nuestros objetivos inmediatos, se ha colocado al servicio de nuestros enemigos de clase.

No es suficiente limitarse a constatar todo esto, es necesario, dar una explicación teórica y política de la inconducta de quienes se nos presentaron en el pasado como nuestros dirigentes y salvadores. Ahora estos señores quieren convencernos que volvamos al trabajo disciplinadamente, que no hagamos reclamos ni huelgas, porque esto perjudica a los capitalistas y al imperialismo. Estas amonestaciones las rechazamos con toda energía y estamos dispuestos a marchar por nuestro propio camino, en busca de la materialización de nuestra propia emancipación y de toda la sociedad.

No podemos olvidar tan facilmente que Marx y la historia han demostrado que la lucha de clases conduce a la dictadura del proletariado.

El texto que va a leerse debe servir para que los compañeros obreros discutan los problemas que plantea.

 

 

PRIMERA PARTE

LO QUE HACE EL P.C.B. EN EL GOBIERNO

 

1.

RESPONSABLE DE TODO LO QUE HA HECHO LA U.D.P.

Desde octubre de 1982 el PCB (stalinismo) tiene a su cargo dos ministerios: Trabajo y Minas, es decir, forma parte del gobierno burgues de Siles. A veces se nos dice que dicho partido no está de acuerdo con tal o cual medida adoptada por el régimen y que es responsable solo de las cosas bonitas. Esto es pura demagogia, un engaño. Es preciso tener en cuenta las emergencias del hecho de pertenecer a un equipo ministerial.

De las prescripciones de la Constitución Política se desprende que los ministros de Estado son hombres que gozan de la confianza del presidente, pues es éste quien los designa. La confianza aqui se refiere a la cuestión política, quiere decir que los ministros del gabinete se identifican de manera total con la política que desarrolla el primer mandatario. No puede concebirse a ministros que sean opositores al gobierno del que forman parte como ejecutores de una determinada política.

Los que conforman la cabeza del poder ejecutivo no se limitan a discutir o discursear, sino que son los llamados a hacer cumplir las decisiones adoptadas, a gobernar.

Lo anterior quiere decir que los miembros del gabinete, los ministros de Estado, son todos igualmente responsables de lo malo o bueno que haga el gobierno. Ninguno de ellos puede decir “yo soy responsable solamente de tales o cuales medidas y nada tengo que ver con el resto de las decisiones adoptadas por el gabinete”. Si un ministro entra en discrepancia con el presidente o no está de acuerdo con la política oficial que llevan a la práctica sus colegas, no tiene más camino, que renunciar, si no lo hace será echado del gabinete. Lo que es consecuencia de la ley que guarda conformidad con el sentido común. Unicamente los dirigentes pecistas quieren emborracharnos jugando a la gallinita ciega.

El hecho mismo de ingresar a un gobierno quiere decir, sobre todas las cosas, identificarse con la política de aquél. Si se diese el caso curioso de que un ministro no está de acuerdo en su fuero interno (en su cabeza y en silencio) con cierta medida gubernamental, pero que no llegaría a expresar públicamente tal discrepancia, no importando por qué motivos, todos tendriamos que suponer que suscribe la decisión adoptada, que está de acuerdo con ella.

El PCB es un partido verticalista, las decisiones más importantes se las impone de arriba hacia abajo. Un ejernplo: los problemas que trata el gabinete no discuten las células, simplemente se les obliga aplaudir los acuerdos, decretos, etc., que se publican en los periódicos. No existe centralismo democrático y menos democracia interna. La primera víctima de la política del gobierno, del que forman parte los dirigentes stalinistas, es la militancia del PCB, que a veces dice estar en oposición a la política antiobrera, antinacional, hambreadora y proimperialista de la UDP.

Lo que no puede permitirse es que los dirigentes del PCB, responsables de la conducta de los ministros “comunistas” en el gabinete, nos vengan con el cuento de que también ellos repudian parte de la poltica del gobierno. Los obreros no son tontos y se dan perfecta cuenta que cuando los ministros comunistas se agarran con dientes y uñas de sus cargos, de los que sacan tanto beneficio, es porque están de acuerdo con la política udepista, que se identifican totalmente con ella. Lo que extraña es que los militantes de base no hagan valer sus derechos más elementales para pedir que la alta dirección de su partido les rinda cuentas de su conducta abiertamente antiobrera. El grueso de los trabajadores está seguro que todos los comunistas son iguales a los famosos ministros, traficantes y traidores.

La dirección del PCB, sin querer, confiesa su total identidad con la política del actual gobierno y por esto incurre en deslealtad ante los obreros cuando les dice que a ella solamente le corresponde el lado bueno de las medidas adoptadas y no así el malo. Cuando corrieron rumores acerca del seguro abandono del gabinete por parte de los ministros “comunistas” o cuando así lo creyeron los militantes de base, la alta dirección dijo reiterativamente que no tenía la menor intención de abandonar el gobierno porque el pueblo soberano les ha encomendado, a traves de la papeleta electoral, defender el programa de la UDP. Esto quiere decir que se identifican totalmente con el gobierno y con el mismo presidente Siles, personificación del MNRI y del programa udepista. La verdad es que desde el gobierno el PCB (o mejor su alta dirección) desarrolla una política francamente traidora a los intereses nacionales y obreros. Los traidores deben ser castigados y marginados de las filas sindicales. Esto exige el presente, el futuro y hasta la misma dignidad de los trabajadores.

 

2.

PIDE A LA CLASE OBRERA MAYOR SACRIFICIO

El equipo gobernante, repitiendo lo que a su turno sostienen la empresa privada y tambien la alta burocracia de los sindicatos, repite todos los días el sermón en sentido de que todos los bolivianos, pobres y ricos, explotados y explotadores, deben sacrificarse pare sacar a Bolivia de la actual crisis económica, que ciertamente es grave y que toca las raíces mismas del país. Si hablamos de una manera precisa, ese pedido quiere decir que los obreros hambrientos trabajen mucho más que ahora y que se dejen de plantear mejoras salariales y hacer huelgas. El país debe convertirse en una taza de leche de hambrientos domesticados.

Según los ministros y dirigentes “comunistas” toda huelga es perjudicial porque entorpece o paraliza la producción porque importa un boycot al actual gobierno interesado en reanimar la economía, etc. Los “marxistas” se han puesto traje burgués y defienden a rajatabla el orden social establecido, la vigencia de las leyes hechas por la burguesía y la explotación de los obreros por los "buenos" capitalistas.

Si la huelga no paralizase la producción (en su forma más sencilla es el abandono del trabajo) dejaría de ser un medio de presión y resultaría ineficaz como medio de lucha. También el gobierno sufre las consecuencias de una huelga y por eso puede verse obligado a resolver prontamente los conflictos. No podemos permitir que nos conviertan en mansos y enflaquecidos corderos.

Como quiera que los ministros del PCB son parte integrante del gobierno burgués, consideran que los obreros tienen el deber elemental de sacar la economía nacional de su actual crisis a costa de su propio sacrificio y de la miseria de sus hogares. Aplican, como buenos sirvientes de la burguesía, la ley del embudo: los más grandes capitalistas estan realizando jugosos negocios, se estan volviendo más ricos, estan concentrando, en sus manos muchas empresas, sobre todo contando con el apoyo del gobierno y de la banca estatal, mientras los trabajadores estan a punto de caer en la hambruna. Esto les parece bien a los ministros "comunistas", a condición de que los obreros no protesten ni salgan a las calles a turbar la tranquilidad de los poderosos.

La plana mayor pecista considera que esto de que se sacrifiquen todos para que engorden unos pocos, es patriótico y se emplean a fondo para imponer a los sindicatos esta monstruosidad. A la clase dominante (de paso hay que recordarles a los ministros de Trabajo y Minas que la clase dominante existe porque explota a los obreros y a la mayoría nacional) le gusta mucho hablar de patriotismo, pues es el taparrabos con el que encubre el amontonamiento que hace de sus ganancias; los altos dirigentes stalinistas, empeñados en complacer al amo, recitan el sermón sin descanso. Los obreros estan totalmente enceguecidos por la propaganda que realizan todos los días los empresarios, el gobierno, la alta burocracia cobista y la dirección del PCB, en sentido de que ellos tambien deben sacrificarse para salvar a Bolivia de la crisis, lo único que demandan es que los propiciadores de la idea tambien trabajen. La dirección del stalinismo al proceder así está actuando contra los intereses obreros, contra el abc del marxismo. La crisis actual no la han generado los trabajadores, lo único que hacen es soportar sus tremendas consecuencias. Estamos en medio de una crisis de dimensiones mundiales y que muestra rasgos inconfundibles de malestar y desintegración del capitalismo atrasado (economía combinada) de Bolivia. Es el propio capitalismo (no los obreros que no estan en el poder) el que ha llevado a la crisis debido a sus contradicciones propias y orgánicas: rebelión de las fuerzas productivas frente a la propiedad privada que tiende a estrangularlas. El gran capital hace buenos negocios antes (época de prosperidad), durante la crisis y después.

Si la crisis actual es del capitalismo, de los capitalistas, consecuencia de su propia actividad de explotadores, resulta contraproducente e inexplicable que se pretenda que sean los obreros, es decir, las víctimas del sistema y de la crisis, los que revienten trabajando para superarla. ¡Que los capitalistas carguen con las consecuencias de sus negocios!

El PCB al cargar la crisis sobre los hombros de la mayoría nacional y particularmente sobre el asalariado (obreros), no hace otra cosa que repetir los puntos de vista de los empresarios privados y demuestra que ha echado por la borda las nociones mas elementales del marxismo sobre la crisis estructural y cíclica.

Los obreros, dando las espaldas a los ministros "comunistas" y a toda la alta dirección del PCB, deben guiarse por la consigna central de: "!La crisis capitalista que la paguen los capitalistas!". Esto quiere decir que los explotados no deben tomar la crisis como si fuera su problema, como si ellos la hubieran desencadenado, sino que deben preocuparse fundamentalmente de defender sus salarios, de evitar que caiga sobre ellos todo el peso de la crisis. Seguramente los dirigentes comunistas responderan que de esta manera se atenta contra la democracia. Esto quiere decir que la tan publicitada democracia ha sido ideada básicamente en beneficio de los capitalistas y que para los obreros es sinónimo de mas hambre. El argumento de los ministros "comunistas" no puede convencer a nadie. Nadie puede estar en desacuerdo que los millonarios dirigentes stalinistas cedan parte de su fortuna para salvar a sus amos de la actual crisis. La colaboración burguesía-PCB, que es todo lo contrario de la lucha de clases, obliga a ello.

 

3. 

SE OPONE AL SALARIO MÍNIMO VITAL

En este problema nos encontramos frente a la mas sucia demagogia. En vísperas del 10 de octubre de 1982, Simón Reyes, alto dirigente del PCE, de la FSTMB y de la COB y parlamentario por su partido, prometió públicamente que al día siguiente de instalado el gobierno de la UDP el país tendría salario mínimo vital. Igual promesa fue lanzada en el paraninfo de la universidad paceña por otro dirigente stalinista, Ramiro Barrenechea, que llegó a ser ministro de Trabajo. Los revolucionarios solamente pueden ofrecer lo que van a cumplir con seguridad. Prometer y no cumplir se llama demagogía y los marxistas no pueden ser demagogos. Lo que sucede es que el PCB (stalinismo) no es revolucionario ni marxista, por eso su arma principal es la demagogia.

Esos mismos dirigentes y los ministros pecistas desde el poder hablan un lenguaje diferente, totalmente contrapuesto a las promesas de ayer. Han descubierto que en la actualidad no puede establecerse el salario mínimo vital por las dificultades económicas imperantes; pero, han ido más lejos, sostienen que correspondería su aplicación a la sociedad socialista, esto hay que entender como si rebasase al capitalismo. Sin embargo, no se olvidan de su demagogia: después de rechazar de plano la posibilidad de aplicar dicha modalidad de salario en el presente -y esto es lo decisivo para explotadores y explotados-, en baja voz difunden algunas palabras adormecedoras y dicen que los obreros tienen razón al plantear el salario mínimo vital y que algún día, cuando ya nuestros huesos y los de nuestros hijos están bajo tierra, podrá convertirse en realidad. Esta es una actitud canallesca: busca servir debidamente a los capitalistas, desbaratando una de las consignas centrales del movimiento obrero, y, al mismo tiempo, conservar su popularidad ofreciendo, igual que los frailes, el paraíso para la otra vida.

A la burguesía no se le puede servir con "El Capital" y el "Manifiesto Comunista" bajo el brazo, para cumplir esta sucia tarea, hay que repudiar las tesis fundamentales del marxismo, como la del valor, por ejemplo, que es lo que hace en el caso presente, la alta dirección del PCB. Algo más, reniega de toda la tradición del movimiento obrero y la traiciona. La consigna de salario mínimo vital (entonces se decía básico vital, que es lo mismo) con escala móvil y referida a los precios, fue lanzada por primera vez por la Tesis de Pulacayo (noviembre de 1946). Durante cuatro décadas de lucha los obreros se han empapado de dicha reivindicación, se han ido educando en su prédica; ahora vienen los vividores ministros "comunistas" a arrojar por la ventana toda esa Iucha, todo ese pasado y toda esa educación.

La reivindicación en sí es modestísima, se trata de lograr que una familia obrera tipo pueda cubrir sus necesidades en condiciones humanas y nada más, por eso debe ser conquistado en el presente y no postergado, para las calendas griegas como quieren los demagogos. El salario es el precio (expresión en dinero del valor) de la mercancía fuerza de trabajo, es la cantidad en dinero que permite comprar cierta cantidad de alimentos imprescindibles para que el obrero pueda reponer sus energías perdidas en el proceso del trabajo, es decir para que pueda producir la fuerza de trabajo. El salario mínimo vital es el precio que corresponde al valor de la fuerza de trabajo o y esto es preciso tener en cuenta en todo momento. Los obreros que olvidan este punto de partida son tragados por los explotadores. Actualmente la fuerza de trabajo se vende muy por debajo de su valor y corresponde a los sindicatos remediar este lamentable estado de cosas, de manera que precio y valor coincidan. Este planteamiento no debe escandalizar a nadie. No se esta pidiendo astronómicas remuneraciones que puedan convertir a los obreros en millonarios, en propietarios de casas y automóviles (como es el caso de lod dirigentes del PCB) y ni siquiera acumulen grasa como los jerarcas, parlamentarios y burócratas stalinistas, sino simplemente lo necesario para alimentarse modestamente.

Si el salario es el precio de la mercancía fuerza de trabajo, es claro que su monto debe estar determinado únicamente por el precio de los alimentos y no por ninguna otra consideración como el monto de la producción, de las ganancias patronales o de la productividad (rendimiento del obrero). Nadie ignora que el gobierno udepista, del que forman parte los ministros "comunistas", pretende tomar esas referencias para calcular los salarios, colocando a un segundo lugar los precios de los alimentos.

La cuestión no se limita que los dirigentes del PCB olvidan la teoría marxista, sino a que los salarios muy por debajo del valor de la fuerza de trabajo están obligando a los obreros a autodestruirse físicamente (esa consecuencia tiene la prolongada miseria); por este camino también resulta afectada toda la familia. Los capos stalinistas están vivamente empeñados en disolver a la familia de los trabajadores.

Las volteretas dados por la dirección pecista le han Ilevado a una situación absurda: para ella la lucha por el salario mínimo vital se ha convertido en una finalidad estratégica. Todos saben que esta reivindicación cuando es formulada como transitoria, permite a las masas, luchando por sus actuates necesidades, encaminarse hacia el poder, lo que no quiere decir que se consume la insurrección no importa en que momento.

Si vamos a esperar la sociedad sin clases para conocer el rostro del salario mínimo, vital estamos, lucidos y esto para gran satisfacción de los Judas dirigentes pecistas. En la sociedad sin clases no habra salario ni mercancias y el salario mínimo vital se estudiará como una curiosidad de la época del capitalismo. ¿No es así señores comunistas?

Algunos militantes de base del PCB que se esfuerzan por justificar la permanencia de sus dirigentes en el gabinete, sostiene que los aumentos salariales concedidos hasta ahora por el gobierno se debe a ellos. Seguramente se quiere dar a entender que la presencia de Ios dirigentes gordinflones en el gobierno ha salvado a los trabajadores de la miseria. El argumento es demasiado débil, pues todos pueden constatar que cada día que pasa aumenta el hambre. La verdad es que todo el gobierno y, por lo tanto, los ministros "comunistas" son los responsables directos y únicos de esta desesperante situación.

Durante los gobiernos de Torrelio y Vildoso las masas se movilizaron buscando imposer el salario minimo vital. El regimen udepista, contando con la ayuda decisiva de los ministros pecistas, pues uno de ellos era de Trabajo, sustituyó el salario mínimo vital por el Ilamado mínimo mensual de $bs. 8.490.- Esta cínica y antipopular maniobra, que logró desorientar por breve tiempo a los bolivianos, estuvo destinada a favorecer a los empresarios, a los inversionistas, etc., y a agravar el estado de miseria de la mayoría, cosa que pudo constatarse casi de inmediato.

Ese "mínimo mensual", no era suficiente ni siquiera para cubrir un tercio de las necesidades mas premiosas de los trabajadores, lo que quiere decir que se partió de un salario de hambre como consecuencia de la traición de los dirigentes pecistas a una de las más caras aspiraciones de la mayoría de la población. El problema capital consiste en saber cual va a ser el punto de partida: un salario capaz de cubrir las necesidades más urgentes o uno de hambre. La dirección del PCB nos ha obsequiado uno de hambre: esta es su obra maestra en este sentido.

La turbia maniobra no paró ahí. El gobierno tomó la medida táctica ideada por los trabajadores para defender los salarios reales (capacidad de compra) frente a la desbocada carrera ascencional de los precios de Ios alimentos y le imprimió un contenido totalmente distorsionado. El objetivo es poder adquirir mañana la misma cantidad de alimentos que ahora. Los trabajadores saben, luego de una dramática experiencia, que el manipuleo con la moneda (inflacción, devaluación, etc.) y con los precios es un recurso favorito de los empresarios y del gobierno para descargar el peso del desbarajuste económico sobre las débiles espaldas de la mayoría nacional. Inflación y mayores precios de alimentos concluyen obligando a trabajar con salarios siempre más y más pequeños, que ya no pueden adquirir Io necesario para comer de una manera normal. La respuesta de los trabajadores, que es revolucionaria y que coincide con sus más elementales intereses, es la escala móvil con referencia al aumento de los precios (hay que repetir que a los explotados no les interesa la producción, la productividad o las ganancias de los explotadores). Esto quiere decir que los salarios deben reajustarse automáticamente, sin esperar una huelga, en la misma proporción en la que se elevan los precios. Es absurdo dejar en manos del Estado el cálculo de los índices de los reajustes, pues está interesado en distorsionar la realidad y en perjudicar a la mayoría de la población mediante la concesión de aumentos siempre por debajo de la real elevación de los precios; el control de esos índices de reajuste debe quedar en manos de los sindicatos, que han demostrado saber calcular debidamente la canasta familiar.

La inflación, la caída vertical de la cotización del peso boliviano con relación al dólar (un billete verde que los obreros generalmente no han vista nunca y que de manera tan brutal concretize el poderío del imperialismo que nos oprime), no es un problema de los trabajadores, sinó de los capitalistas y de sus gobernantes, esta vez de los ministros "comunistas", cuya especialidad es la de sacar las castañas del fuego para los explotadores y su Estado y exigir a los obreros resuelvan la inflación. El hombre de la calle le aplica un fuerte adjetivo, que no repetiremos aquí a este asqueroso trabajito, generalmente muy bien remunerado.

La escala móvil de salarios con referencia al aumento de los precios no tiene la finalidad de eliminar la inflación -es preciso subrayar esto- sino evitar que sus efectos desvastadores caigan sabre los trabajadores. Si la escala móvil es subordinada, como hacen los ministros "comunistas" y el gobierno, al plan de irnpedir una mayor inflación, quedará totalmente desvirtuada y el crecimiento de la miseria puede galopar a sus anchas, sin control alguno. Los militantes de base del PCB están obligados a concluir que la conducta de sus dirigentes es contraria a los intereses más elementales de los obreros y de la mayoría nacional.

El gobierno de Siles, directamente apuntalado por el ministro "comunista " de Trabajo, dictó un decreto estableciendo la escala móvil, con la finalidad de reajustar el salario básico de hambre si los costos superaban al 40%. Los dirigentes pecistas, haciendose los ingénuos, saltaron de alegría porque se había conquistado nada menos que la temible escala móvil. Lo que callaron cínicamente fue decir que las situación era desgarradora y que la mayoría nacional estaba condenada a pagar muy caro la traición pecista (sustituir el salario mínimo vital con el mínimo mensual es la más asquerosa traición del PCB): la famosa escala móvil no haría, como ha demostrado suficientemente la experiencia, más que reeditar cada mes (en cada pago) el salario de hambre del básico. El engaño había sido consumado y desde entonces los trabajadores conocieron los días negros en los que los salarios reales disminuían siempre más y más, bajo Ia sonrisa complaciente de los empresarios y de los ministros pecistas, que no se cansaban de engordar.

La lección tiene que ser debidamente aprovechada: debe partirse del salario mínimo vital, que supone eliminar el hambre, y debe ser cornplementado con la escala móvil con referencia a los precios, para que aquel salario conserve siempre invariable su capacidad de compra, pese al aumento de los precios.

Resulta que el gobierno burgués de Siles, poniendo en evidencia toda su incapacidad y su extremado grado de desintegración, concluyó resistiendose a aplicar sus propias disposiciones en materia salarial. El decreto sobre escala móvil estuvo a punto de no ser ejecutado y únicamente una huelga de hambre obligó a los gobernantes a respetar su palabra empeñada. El reajuste se hizo con mucha tardanza, de manera que el dinero entregado a Ios obreros perdio gran parte de su capacidad de compra. Todo esto es engaño y maniobra y la dirección del PCB se presta gustosa a las imposturas. Y todavía tiene la sinverguenzura de sostener que si no fuera por los ministros "comunistas" no habrían reajustes salariales. Estos reajustes son fraudulentos y apenas si pueden encubrir la evidencia de que la miseria siempre está en aumento, inclusive a mayor velocidad que la elevación de los precios.

 

4.

SALVAR A SILES A TODO PRECIO Y HUNDIR DESPIADAMENTE A LA CLASE OBRERA Y A LAS MASAS

El argumento del gobierno, de los empresarios privados, de Ia burocracia sindical y de la alta dirección pecista, en sentido de que las condiciones imperantes no permiten la concesión del salario mínimo vital, no es del todo falso. El país ha sido Ilevado al descalabro y en esa situación la clase dominante no tiene posibilidades de alimentar a los obreros, ni resolver los problemas nacionales..

Se tiene que comprender con claridad que la burguesía se sobrevive en el poder en un estado de total descomposición, de podredumbre, Una de sus consecuencias y la más grave es el hecho de que ya no puede dar de comer a la población. De la misma manera, ha dejado de tener la suficiente capacidad para tomar grandes medidas que puediesen contribuir a la solución de la crisis estructural: el gobierno impasible deja que las cosas sigan su propio curso, que la economía y las fuerzas productivas se autodestruyan para que así a la larga y cuando el país esté semidesintegrado pueda, de una manera natural, reanimarse la producción. La crisis genera la convulsion social.

Ha llegado el momento en el que la burguesía debe ser expulsada del poder y esta tarea tiene que ser cumplida por la nación oprimida, por las masas en general. El partido revolucionario está en la obligación elemental de organizar, educar y movilizar a los protagonistas de la insurrección hacia el cumplimiento de su misión histórica.

El planteamiento que hacemos es claro: si la burguesía desde el poder ya no puede dar de comer a la población, si es incapaz de tomar medidas de gran vuelo para resolver la crisis, si las masas movilizadas tras la satisfacción de sus necesidades inmediatas solo encuentran como respuesta la intolerancia de las autoridades, las maniobras patronales y gubernamentales destinadas a descargar todo el peso del desbarajuste económico sobre sus espaldas, entonces ha llegado el momento de la lucha por el poder. A esta altura todos los problemas se resuelven en la política revolucionaria, lo que supone que la materialización de la tendencia que anotamos puede darse si las masas arriban al convencimiento de que deben convertirse en gobierno, lo que equivale a decir si la evolución de la conciencia de clase de los protagonistas del cambio revolucionario Ilega a su punto más elevado.

Esta maduración para el cumplimiento de las tareas historicas del proletariado exige una adecuada intervención del partido revolucionario, su orientación para que pueda darse tal proceso. El PCB actúa exactamente en sentido contrario: se esmera en desmovilizar a las masas, les obliga a abandonar su independencia de clase, a someterse a la burguesía, bloquea el camino que conduce a la revolución, todo esto para poder salvar a la burguesía de su caida. En este plano su papel es inconfundiblemente contrarrevolucionario.

La conducta del PCB es por demás nefasta: la supervivencia en el poder de la burguesía caduca y su desintegración importa para las masas el soportar una serie de penurias, esperar ovejunamente el estallido del golpe de estado gorila, que vendrá tarde o temprano si los explotados antes no consuman su propio revolución.

La dirección pecista ha perdido los objetivos de su propio partido y se limita a defender al gobierno de Siles a cualquier precio: no le importa el hambre de las masas, la superexplotación de los trabajadores, la entrega total del país al imperialismo y al F.M.I., todo a condición de que el régimen udepista se ponga a salvo.

Los dirigentes "comunistas", al mismo tiempo que trabajan denodadanente al servicio del burgués Siles, meticulosamente están hundiendo a las masas en la miseria y en la degradación, lo que equivale a la destrucción de Bolivia. Claro que los servicios que prestan a la clase dominante son remunerados con largueza y los "comunistas" en función de gobernantes se dan modos para llenar primero su propia bolsa y parecen decir: luego que venga el diluvio, es decir, los males para la mayoría nacional.

Esta conducta de bellacos no puede ser permitida, tiene que ser desenmascarada y denunciada en voz alta, así lo exige la salud de la revolución, de los trabajadores asalariados y de las masas en general.

La madurez extrema de la estructura económica, crecimiento de las fuerzas productivas en escala mundial y que ya no pueden ser contenidas en el estrecho marco de la propiedad privada burguesa, la evolución de la situación política y la profunda movilización de los explotados, colocan en la orden del día la revolución y dictadura proletarias, esto si los bolivianos no queremos ser destrozados por la hambruna y por la barbarie que acompaña al fascismo, una de las fétidas emanaciones burguesas del capitalismo en descomposición. No se está proponiendo una revolución limitada a la minoría obrera, sino una transformación cualitativa (estructural) de la sociedad protagonizada por la nación oprimida por el imperialismo, por las masas en general, por la mayoría nacional. Tampoco nadie habla de imponer hoy mismo la plenitud del comunismo, sino de que la clase obrera, por ser revolucionaria y la única que puede hacerlo en la actualidad, realice desde el poder y a plenitud las tareas democráctico-burguesas (superar el atraso, transformar el agro, por ejemplo), a fin de que puedan transformarse en socialistas.

Este programa de salvación y liberación de toda la sociedad, de Bolivia, al mismo tiempo que importará la liberación de todos los explotados, es sañudamente combatido por la alta dirección del PCB y por los ministros "obreros", todo porque importa el derrocamiento de la burguesía del poder y la apertura de la transformación socialista, de la expulsión del imperialismo.

El PCB al combatir el programa de la revolución y dictadura proletarias, está combatiendo al proletariado como clase revolucionaria, a los explotados que están llamados a tomar en sus manos el conocimiento y solución de los problemas nacionales y de clase. Está combatiendo la independencia política de los trabajadores, su programa revolucionario, porque su interés central no es otro que someterlos a la tutela de la burguesía. Es fácil comprender por qué se dice que el PCB es un partido contrarrevolucionario, que trabaja activamente por la destrucción de Bolivia y de la mayoría nacional.

 

5. 

COMBATE A LAS HUELGAS

Se sabe que el ordenamiento jurídico vigente es obra exclusiva de la clase dominante, tiene la finalidad de preservar el orden social, los intereses generales del capitalismo, asegurar la explotación de la clase obrera y la apropiación de la plusval la por parte de los empresarios. La actitud correcta de los sindicatos y de los revolucionarios consiste en sacar de las leyes toda la ventaja posible en favor de las masas, combatiendo sus aspectos antiobreros y negativos. La lucha de los trabajadores en favor de la reforma de la legislación busca profundizar y generalizar las garantías democráticas y los beneficios sociales imperantes.

La lucha de clases, la independencia ideológica y política de los explotados, les impide formar parte de los gobiernos burgueses, por muy progresistas u obreristas que éstos fuesen, que ciertamente no es el caso del equipo Siles. Los "comunistas" que se sientan en la misma mesa con los explotadores para "salvar" –dicen- al país y otras pamplinas por el estilo, no hacen otra cosa que dar las espaldas a la lucha de clases, repudiar la independencia de los trabajadores y traicionar los intereses del proletariado. El colaboracionismo clasista, política que actualmente desarrolla la dirección del PCB, conduce a la contrarrevolución, a someter a las masas a las decisiones de los explotadores.

Todos los ministros de Trabajo "comunistas" se han limitado a defender e imponer las leyes burguesas imperantes. A ninguno de ellos se le ha ocurrido propugnar su reforma, buscando eliminar las limitaciones impuestas a los beneficios sociales, etc. ¡Que miserable y servil papel que cumplen los "comunistas" desde el gobierno!. A eso conduce la traición a la lucha de clases y el obsecuente servilismo hacia la clase dominante. Las leyes pueden ser reformadas para que sirvan mejor a las masas, pero, cuando los sindicatos pretenden actuar en este sentido encuentran la resistencia y la represión por parte de los dirigentes pecistas. La actuación diaria de los explotados pone en evidencia las deficiencias y limitaciones de la legislación social vigente, es decir, señala los rumbos que debe seguir una reforma de las leyes que pueda ser favorable a las mayorías. Cuando se presentan así las cosas, los dirigentes del PCB, lejos de colocarse al lado de los trabajadores, los combaten sañudamente y les obligan a someterse a la ley como está actualmente escrita. Esta es una conducta represiva legal", que puede trocarse, como enseña la historia dolorosa de las luchas sociales, en represión sangrienta. Hagamos votos para que esto no suceda. La burguesía no podía haber encontrado mejores sirvientes que los ministros "comunistas".

Tampoco se ignora que la legislación social, inclusive la más generosa, no importa la liberación de los explotados, la liberación de su estado de explotación, sino que, por el contrario, garantiza que se continúe exprimiendo la plusvalía en condiciones normales, lo que ciertamente interesa a la burguesía, que por algo ha sido ideada por ésta.

La huelga, uno de los objetivos de los ataques incesantes de los ministros "comunistas", constituye una creación expontánea de la clase obrera, su método de lucha más importante y una capital conquista. Fue incorporada en 1938 a la Constitución Política, pero con anterioridad los trabajadores arrancaron su ejercicio retazo tras retazo. Por ser el abandono de trabajo, la paralización del proceso de producción, constituye un poderoso medio de presión, que se usa buscando imponer a la patronal y a su gobierno la concesión de ciertas reivindicaciones. Claro que la clase obrera nunca aceptará que se le usurpe su principal arma de lucha o que se la limite aún más que en la actualidad mediante las reglamentaciones legales; este empeño chocará indefectiblemente con la alta dirección pecista.

En la actualidad la huelga se encuentra limitada y amputada por la legislación social y únicamente la acción vigorosa de las masas logra ocasionalmente devolverle todo su contenido revolucionario. La mayor de esas limitaciones consiste en que prácticamente ha sido subordinada al sistema del arbitraje obligatorio, que constituye el extremo opuesto de la acción directa (acción directa que no deja dormir a la dirección pecista, esto porque despierta los temores de la clase dominante frente a la amenaza del comunismo, esta vez del verdadero). Las largas tramitaciones y la virtual colocación de los huelguistas bajo control policial, ponen en evidencia que lo que se busca es reducir el método de lucha revolucionario en una mera protesta pacífica. No debe olvidarse que la huelga es ya el desconocimiento de la propiedad privada burguesa y que lleva en sus entrañas, esto si se convierte en general, la posibilidad de trocarse en guerra civil, en insurrección. La ley prohibe terminantemente las huelgas generales y las llama de simpatía, que expresan la solidaridad de la clase y la tendencia hacia su generalización.

Lo menos que podía esperarse de los "comunistas" en el gobierno udepista, era que eliminasen todas las limitaciones que la burguesía puso a la huelga buscando encadenarla. Para decepción de todos, las cosas ocurrienron de manera contraria: Los ministros pecistas bien pronto demostraron que una de sus especialidades consistía nada menos que en declarar ilegales a todas las huelgas, lo que resulta sumamente fácil sí se toma la letra muerta de la ley, Uno tenía la impresión de estar viviendo en la plenitud de la época del gorilismo. Los ministros burgueses y esta vez también los ministros "comunistas" recurren a la ley para azotar despiadadamente a los explotados.

A los altos dirigentes del PCB no se les ocurrió analizar las circunstancias en las que estallaban los movimientos huelguísticos para descubrir la justificación del paso dado, inclusive a la luz de la legislación vigente.

La actitud inconfundiblemente antiobrera y reaccionaria de los ministros "comunistas" encuentra su explicación en el empeño que tienen estos de asegurar por todos los medios la paz social y la estabilidad política. Hablemos con claridad, esa paz social y estabilidad se confunden con la defensa del orden burgués es decir, del sistema de los explotadores. No importa el aspecto que se analice, la dirección del PCB tiene invariablemente una conducta contrarrevolucionaria y al servicio de la burguesía.

El MNRI, expresando la orientación política del gobierno, ha escrito en los muros de las ciudades la consigna de "Ni huelgas, ni paros, mayor productividad". La huelga enemiga de la productividad éste es el problema. Ya sabemos que la desmovilización de los explotados (exigencia de que se trabaje en silencio) es todo lo contrario de la huelga. El PCB, no en vano es parte integrante del gobierno burgués udepista, es campeón de la campaña antihuelguística y también apuesta a la carta de la mayor productividad. En este aspecto el PCB es igual al MNRI. La posición de Siles al respecto es archiconocida: en 1956-60 desarrolló la teoría de que los obreros no podían ya usar el método de lucha de la huelga porque formaban parte de su gobierno, Entre otras cosas, para eso quiere la burguesía el cogobierno con la clase obrera. También en esta cuestión se dan la mano el MNRI de Siles y el PCB. Esta es otra de las maravillas del colaboracionismo clasista.

La demagogia permite a la burocracia sindical y a la dirección stalinista dar la apariencia de que se oponen a la huelga general desde el punto de vista revolucionario: como las condiciones para la insurrección (armamento, presencia del partido) no están todavía dadas –dicen- no es conveniente precipitar dicho tipo de paro. El observador superficial puede concluir que esta gente está preocupada nada menos que de la insurrección, es decir, de expulsar a la burguesía del poder. La verdad es que se reduce a un esquema de la experiencia histórica para justifícar la oposición en principio a la huelga general, precisamente porque puede desembocar en la insurrección. Burócratas y stalinistas tiemblan ante la perspectiva de que las masas se insurreccionen.

Pese a que el reparo de burócratas y pecistas no merece una rectificación, diremos que es incorrecto identificar huelga general con insurrección o creer que es una sola cosa. En determinadas condiciones, la huelga general puede (se quiere decir que es una tendencia y que no siempre se da de manera mecánica) trocarse en insurrección. Se trata de todo un proceso que marcha en esa dirección. Es absurdo el planteamiento de que las masas estén previa y debidamente armadas antes de declarar una huelga general, pueden o no armarse en el transcurso de ella y seguramente se plantearán la cuestión si las masas concluyen que no les queda más camino que derribar a la burguesía. Los ejemplos históricos y la teoría demuestran que huelga e insurreción pueden estallar aunque no esté presente el partido revolucionario. Su presencia es indispensable para consolidar la victoria y es claro que madurarájunto a los explotados, en la lucha por cumplir su misión.

El pez muere por la boca. El actual ministro del Trabajo, el pecista Grebbe ha anunciado su decisión de proceder a la reglamentación de la ley en lo que se refiere a las huelgas. Esto es sumamente grave. La advertencia ha sido lanzada cuando una oleada huelguísta jaqueaba al gobierno. El "comunista" demuestra estar decidido a dictar severas limitaciones del derecho de huelga, de manera que se torne del todo inofensivo. En ese momento, ¡cómo se frotarán las manos de contento los empresarios y los burgueses en general!. Mientras tanto, ningún adjetivo es demasiado fuerte para calificar la inconducta de los contrarrevolucionarios dirigentes del PCB.

La clase obrera tiene que estar advertida. Debe luchar denodadamente para impedir que con la ayuda de los "comunistas" la reacción le arrebate la mayor de sus conquistas.

La experiencia ha enseñado que en el ejercicio del derecho de huelga hay un aspecto negativo en extremo: la carencia de bolsas pro-huelga en los sindicatos e inclusive en las confederaciones y federaciones más poderosas, como las de mineros y constructores, por ejemplo.

El enemigo más grande que tiene la huelga es el hambre de la familia de los obreros, el gemido de los hijos que no han comido. En la Tesis de Pulacayo se lanzó la advertencia de que urgía crear bolsas pro-huelga para que los movimientos proletarios fuesen mucho más poderosos. Agunos años antes, en 1919, la Liga de Empleados y Obreros de Ferrocarril llevó la idea a la práctica, que es lo que cuenta.

¿Por qué los sindicatos no cuentan con bolsas pro-huelga? Por la sencilia razón de que los dirigentes nunca han pensado que la huelga constiluye el método de lucha que será preciso utilizar con mayor preferencia, ellos buscan entenderse con los patronos y el gobierno a través del diálogo, casi son enemigos de la acción directa. Nuestro movimiento obrero es poderoso por sus ideas programáticas revolucionarias, por las heroicas luchas protagonizadas por los obreros de base, pero en medio de 1a costra de 1as altas direccíones, de 1a burocracia, 1a poderosa la corriente del colaboracionismo clasista, que aflora toda vez que parece abrirse la posiblidad del cogobierno con la burguesía, cuando los capos del sindicalismo creen que pueden resolver los grandes problemas del mundo y de Bolivia dialogando y entendiéndose con la burguesia. Entonces, ¿la lucha de clases es una impostura? ¿entre proletaríos y burgueses no hay intereses materiales contrapuestos? Si éstos pueden resolver los problemas más punzantes en una mesa de discusión, están demás la lucha de clases, el marxismo, la huelga y la revolución. i que les valga 1a ingenuidad a 1os burócratas de 1a COB y del PCB!

Todos esperaban que los dirigentes pecistas, que ofrecieron traernos el paraíso a tiempo de transformarse en gobernantes, creasen condiciones superfavorables para potenciar el uso del recurso de la huelga, como el establecimiento de bolsas pro-huelga, por ejemplo. Esa gente anda ahora decepcionada al comprender que, contra todo lo que preveyeron, los dirigentes "comunistas" se han convertido en los peores enemígos de la huelga.

 

6.

APOYA LA SUBROGACIÓN POR EL ESTADO DE LA DEUDA PRIVADA Y EL MALBARATO DEL GAS

La mayor parte de la economía está estatizada, pero dentro de una economía capitalista, que potencia a la empresa privada y define el carácter burgués del gobierno. Es en estas condiciones que el PCB forma parte del gabinete y necesariamente ha tenido que agachar la cabeza ante las imposiciones de la clase dominante. ¡Qué precio tan caro ha tenido que pagar por su ministerialismo!

Tratándose del verdadero rol que juega el PCB en la actualidad, el problema se plantea de la siguiente manera: el stalinismo se está realizando, como programa y como organización porque está en el gobierno, objetivo que persigue todo partido; aunque no lo monopoliza en su integridad, está de perfecto acuerdo con la 1ínea que sigue el equipo de la UDP. Esto por un lado, por otro se tiene su campaña, abierta o velada, que realiza frente a las masas (en los sindicatos, en su periódico, en el parlamento, en la tribuna de conferencias, etc.), en sentido de que no está de acuerdo con tal o cual medida gubernannental e inclusive con toda la política oficialista, y en voz alta va demandando, al menos públicamente, el retorno al programa electoral de la UDP y la recomposición ministerial. Todos los observadores han señalado que la dirección del PCB peca de un irresponsable dualismo: que tiene una postura con secuencia servil ) en el Palacio de Gobierno y otra muy diferente cuando se enfrenta al gran público: repudio radical de lo mismo que hace como componente del gabinete. Puede ser que el reproche sea exagerado, pero el fenómeno criticado tiene existencia real y sé mueve todos los días ante nuestros ojos.

Corresponde dilucidar cuál de los elementos de la contradicción es el decisivo, cuál es el que define la fisonomía verdadera del stalinismo, cuál es el que va a pesar en su historia posterior. Cuando decimos decisivo nos estamos refiriendo a su definición programática, vale decir, al aspecto vital de su actividad en el presente.

Por su propia naturaleza, es la acción gubernamental la que define a un partido, la que decide su presente y su futuro. La organización politica se realiza y se agota en el poder, ya no queda para ella un otro campo para probar las posibilidades que puede o dice llevar en sus entrañas, o la validez de sus proposiciones programáticas. El PCB es, pues, lo que está haciendo en el gobierno. Desde este punto de vista fundamental, no puede haber la menor duda de que se trata de un partido contrarrevolucionario, adversario de los intereses de la clase obrera, de la mayoría nacional, dócíl a las presiones del imperialismo y del FMI. Está demostrado en los hechos, ahora mismo, no en el campo de la especulación o de las deducciones, que es un partido obrero que realiza una política burguesa. Lo que está haciendo en el gobierno prueba que ha cambiado totalmente de contenido de clase: puede haber sido en el llano, ayer, promesa de realización de una verdadera política comunista, revolucionaria (seguramente eso fue para sus militantes de base y para sus simpatizantes), pero en los hechos decisivos y definitivos (actuación como gobierno) está probando que no es más que dócil instrumento de la política burguesa, que es la encarnación de esta política y es esto lo que queda como saldo en el balance actual, que es lo que definirá, precisamente su marcha futura. Hasta el sentido común aconseja reducir lo que hemos dicho en la siguiente fórmula: el PCB es lo que hace en el gobierno y no otra cosa. Es esto lo que deben comprender los militantes de base y no dejarse arrastrar por el absurdo que insinúa que hay un otro PCB, oculto, clandestino, que conspira sin tregua contra lo que dice y hace el PCB oficialista. La mal intencionada campaña de la industria privada, calibrada para servir sus inconfesables intereses,contribuye a la creación de esa leyenda. Esa campaña quiere hacer creer que el PCB trae bajo el brazo nada menos que la imposición de la dictadura del proletariado y el comunismo. Bien ha dicho oficialmente el PCB que no quiere imponer el socialismo, que quiere y respeta a la democracia burguesa.

Por su parte, la dirección stalinista realiza una activa campaña contra lo que aprueba en las reuniones de gabinete. En esta evidente actitud dual hay insinceridad, demagogia y sucia maniobra encaminada a desorientar al gran público. Cuando un partido actúa de manera tan deshonesta quiere decir que está soportando una poderosa presión desde abajo contra lo que hace arriba como parte del gobierno. En otras palabras: quiere conservar por lo menos parte de la popularidad que está perdiendo aceleradamente como consecuencia de su conducta gubernamental contrarrevolucionaria. Para decirlo de una manera gráfica: con la mano derecha nos empuja al purgatorio y con la izquierda se atreve todavía a señalarnos un lejano e incierto paraíso. Ya sabemos que para las masas lo que cuenta es su propia experiencia, los azotes de la traición que reciben en su pellejo, es decir los hechos de su acción gubernamental: agravamiento del hambre, palpable entreguismo, etc.

Un ejemplo de la demagogia de la dirección pecista: sus dos ministros firman el decreto de subrogación por el empobrecido Estado (se hace cargo) de la deuda de la banca privada ( que sigue realizando jugosos negocios y negociados), que constituye para el país y para sus habitantes un grave quebranto económico. Esto quiere decir que oficialmente el PCB está de acuerdo con esa medida, que respalda su cumplimiento. Este es el hecho definitivo porque se realiza a través de una grave erogación para el Estado, porque constituye en la realidad un sometimiento a los intereses de la gran banca, porque forma parte de una conducta de subordinación al mandato empresarial.

No bien se produjo 1a protesta generalizada de todos 1os sectores de la opinión pública, cuando todo el país se levantó contra esa desvergüenza del poder ejecutivo, la dirección del PCB tuvo la ocurrencia de informar que no había autorizado a sus ministros la suscripción del mencionado decreto, pero no los expulsó y ni siquiera los removió de sus cargos, siguieron formando parte del equipo ministerial, lo que demuestra sin la menor duda de que siguen gozando de la confianza dada de la dirección stalinista, Como se ve, todo se redujo a una torpe maniobra con miras a desorientar a los descontentos. De aquí se deduce que el PCB como partido está de total acuerdo con ese decreto de subrogación por el Estado de la deuda privada, esto porque su política gubernamental sigue esas 1íneas, que es la misma de todo el gobierno udepista. Es esto lo que queda y las protestas públicas se las lleva el viento.

Sin embargo, para cubrir las apariencias, para engatuzar a los tontos, no cesa en su campaña periodística contra los perjuicios que ocasionará la ejecución del famoso decreto. Nadie debe ser empujado al engaño: al PCB hay que indicarle que su verdadero rostro lo muestra a través de sus actos gubernamentales y que en este terreno guarda una total identidad con sus ministros que firmaron el decreto de marrras.

Ya sabemos que los que padecen de una aguda "ministerial", que ésta es la enfermedad de la alta dirección pecista, agotan todos los recursos para permanecer, pese a todas las vergüenzas que tengan que soportar, pegados a sus sillones de "estadistas". En una de las últimas crisis ministeriales, el ministro de minas Carvajal, empeñado en aparecer como caudillo rebelde y no como chivo espiatorio del embrollo, lanzó a la circulación la especie de que si el MNR no retornaba al gabinete el PCB nada tenía que hacer en el Palacio. Al día siguiente lo vimos prestar ovejunamente su juramento de fidelidad a Siles sobre el cadáver de las esperanzas mi ristas. Tal es la conducta "rectilínea y revolucionaria" (en realidad retorcida y digna de redomados proxenetas) de los dirigentes stalinistas. Las piruetas de los ministerialistas concluyen indefectiblemente en la ridiculez. El que uno reciba con una sonrisa todo esto no supone que los perdone políticamente, esto porque está en juego lo que debe entenderse por política revolucionaria.

Los diferentes gobiernos de turno se esmeran por malbaratar el gas, porque así pueden conseguir algunos dólares que les ayudaría a tapar algún agujero perforado por el total desbarajuste de la economía. Lo elemental, inclusive para un burgués bien puesto en sus pantalones, sería el preservar la riqueza gasífera para convertirla en el más valioso auxiliar de la industrialización e inclusive de la metalurgia. La industrialización del gas es lo menos que puede pedirse.

Contrariamente a estas elementales exigencias del desarrollo de la economía nacional, el gobierno udepista sigue aplicadamente los pasos iniciados por el gorila Banzer en materia gasífera. El gobierno udepista acaba de suscribir un acuerdo con el Brasil sobre la prosecución de las discusiones y tratativas para la venta del gas. ¿Seguimos viviendo bajo la dictadura fascista?, es lo menos que se pregunta el hombre de la calle.

El PCB ha repetido algunas de las anteriores consideraciones toda vez que ha tenido que dirigirse al gran público, pero en las reuniones ministeriales, como parte integrante del gobierno, está de acuerdo con lo que hace al respecto el burgués derechista Siles y la prueba definitiva se encuentra en el hecho de que no se va del gabinete. Aquí la dualidad propagandística apenas si puede encubrir la identificación stalinista con una política propia de los vendepatrias y antinacionales, que debitan en comprometer el porvenir de Bolivia y de los bolivianos.

 

7.

ACATA LAS DECISIONES DEL IMPERIALISTA F.M.I.

El imperialismo norteamericano, cuya política opresiva y saqueadora no está en discusión, tiene a uno de sus mejores auxiliares en el FMI, que prácticamente mantiene acogotado a nuestro país. El gobierno udepista, que se ha cansado de discursear acerca de la liberación nacional y otras lindezas, realizatodos los esfuerzos económicos, financieros y presupuestarios imaginables para complacer las exigencias del FMI. Se trata del sometimiento a los mandatos imperialistas, lo que ciertamente está en contra de la liberación nacional.

¿Qué otro camino le puede, quedar al incapaz gobierno burgués? No alcanza a ver que la crisis que soportamos es la consecuencia de la contradicción que se da en la estructura económica del país y mucho menos a adoptar medidas que guarden relación con esta realidad. El gobierno Siles, incluidos los "comunistas", solamente atina a recurrir a algunos parches para colocarle al envejecido traje capitalista, que no otra cosa son los manipuleos monetarios, financieros, etc., los famosos planes (de todo alcance) que se ensayan todos los días y que indefectiblemente acentúan aún más la miseria reinante. Todo se reduce a piruetas consumadas en el ámbito superestructural. Para viabilizar estos remedios se requiere, de manera inevitable, del socorro del FMI, que puede otorgar el aval necesario para entenderse con la banca internacional. El gobierno Siles, incluidos los "comunistas" se agotan en el esfuerzo de lograr algunos empréstitos de capital financiero, que indefectiblemente empeoran nuestro ya insoportable sometimiento al imperialismo. El volumen de la deuda externa se va agigantando sin tregua, pese a que tanto se ha declarado desde el llano acerca de que el pago de intereses y amortización del capital, estrangulan virtualmente a la economía, cuando el monto de las exportaciones se contrae más y más. De esta manera el gobierno udepista y el PCB contribuyen decididamente a acentuar el sometimiento del país al imperialismo. Esta vez el patriotismo del stalilinismo ha quedado por los suelos.

La verdad que fluye de los acontecimientos es la siguiente: el PCB, integrante del gobierno Siles, no se rebela contra el FMI, es decir, contra el imperialismo, sino que se somete, puede ser que a regañadientes, pero se somete a sus dictados. Por otra parte, el gobierno burgués no tiene posibilidad de zafarse de la secante preponderancia del imperia1ismo y del FMI, además no desea seguir un otro camino, el de una efectiva liberación nacional, que solamente puede darse en caso de que el imperialismo sea expulsado del país (expropiación de la banca privada y de las empresas controladas por el capital financiero); bueno, nada de esto se puede esperar de la UDP, de la que uno de sus componentes es el PCB.

Sigamos la argumentación de los dirigentes stalinistas, encaminada a justificar su total sometimiento a los dictados despóticos del FMI.

Los dirigentes del PCB no niegan este sometimiento ni pueden hacerlo por ser demasiado evidente. Claro que la explicación que dan de su impotencia no puede satisfacer a nadie y ni siquiera a los más ilusos.

Dicen que estando sometidos al imperialismo y no existiendo dólares en el país no hay más remedio que entenderse con el FMI. Es evidente que no se trata del entendimiento de dos potencias, sino de que la semicolonia agache obligadamente la cabeza ante las despóticas imposiciones de la metrópoli todopoderosa. Lo extraño es que el PCB se conforme con permanecer en el seno de un gobierno que no tiene la suficiente capacidad para ni siquiera levantar un dedo frente a las exigencias del FMI. No olvidemos qué tina de esas exigencias se refiere a la no concesión de aumentos salariales y a la eliminación de las subvenciones a ciertos artículos alimenticios, lo que no puede menos que traducirse en el agravamiento de la miseria.

Hasta no hace mucho los ministros "comunistas" gustaban decir que el gobierno de Siles era el gobierno de la liberación nacional. Esta afirmación está desmentida por la justificación que ahora hacen de su sometimiento al FMI. La verdad es que en el esquema del gobierno burgués, el MNRI ni el PCB pueden consumar la liberación nacional. La materialización de esta tarea está reservada a la revolución proletaria.

Alguien podría argumentar que la liberación nacional y otras metas del programa del PCB no pueden ser cumplidas porque este partido está en minoría dentro del gobierno y, por tanto, no puede imponer sus decisiones a sus otros colegas de gabinete que son la mayoría. Este planteamiento no es correcto y sólo se explicaría como parte del esfuerzo que se haga para justificar lo injustificable.

Nadie ha obligado al stalinismo a integrar el gobierno de Siles y menos a permanecer en minoría dentro de él. Si acepta las condiciones en las que se mueve es porque está muy cómodo como minoría y porque se identifica totalmente con lo que hace el equipo ministerial, que es lo definitivo. Si no fuera así, hace tiempo que hubiera renunciado al gobierno.

La dirección stalinista ya no puede decir que se queda en el gobierno porque está empeñada en consumar la tan prometida liberación nacional, pues acaba de declarar que es inevitable y necesaria la subordinación al FMI. La realidad ha golpeado despiadamente al PCB. Si desde el gobierno nos obliga al sometimiento al FMI, importando poco las justificaciones que puedan invocarse, y esto, en lugar de liberación nacional, quiere decir que ha perdido su norte, su finalidad estratégica.

Ha venido repitiendo hasta el cansancio que la razón de ser de su existencia era nada menos que la emancipación del imperialismo. El POR, para citar un ejemplo, plantea la cuestión de otra manera: la liberación nacional es un aspecto del programa de la revolución proletaria.

El gobierno de la UDP no solamente está sometido al FMI, sino también al capital financiero europeo a través de su interesada sujeción a la socialdemocracia.

Confesión de parte del ministro de Trabajo, el stalinista Horst Grebbe (no es casual que ostente nombre de gringo), ha declarado a la prensa (Presencia, 11 de marzo) Es factible llegar a un acuerdo con el FMI ya que es una fuente de financiamiento que existe en el mundo y a la cual Bolivia tiene derecho por ser país miembro; el problema es que este organismo pretenda imponer las condiciones de política económica que atenten a nuestra soberanía". El comentario de ANF : "Por tanto, el ministro de Trabajo sostiene que a partir de un programa coherente de política económica puede explorarse la posibilidad de obtener financiamiento". En las mismas declaraciones volvió a tronar contra las huelgas a las que llamó, como también lo hacen los burgueses, "vacaciones pagadas".

El acuerdo con el FMI, que no es una institución de caridad, solamente puede concluirse dentro de las normas que impone el organismo imperialista y que no son otras que la de sometimiento de la semicolonia a la metrópoli lo que importa un menoscabo de la tan pisoteada soberanía nacional, todo por culpa de los gobiernos burgueses. Hay que concluir que no hay contradicción entre PCB y FMI.

 

8.

NO HA DADO A LOS EMPLEADOS PÚBLICOS LA SINDICALIZACIÓN

Los movimientos obrero y revolucionario nunca han dejado de luchar en favor de la sindicalización de los empleados públicos. Para ellos se trata de una norma el empeño por ensanchar el derecho de sindicalización a todos los sectores de la vida social, incluidos los carabineros. El artículo 104 de la Ley General del Trabajo prohibe terminantemente la sindicalización de quienes trabajan por cuenta del Estado y contra esta disposición se ha venido batallando sin tregua. En los primeros decenios del presente siglo estaban impedidos de sindicalizarse los telegrafistas, los maestros, los funcionarios estatales y por temporadas hasta los ferroviarios. De manera paulatina y gracias a un combate sostenido de los explotados y oprimidos, todos los sectores, menos los empleados públicos, han sido incorporados al régimen de la sindicalización. Todo este proceso es parte de nuestra tradición.

Gobiernos nacionalistas, populares, de izquierda, interesados en ganarse la confianza de las masas, etc., como los del MNR, de Torres, de Lidia Gueiler, en fin, de Siles, han tolerado y toleran a los sindicatos de trabajadores del Estado, pero ninguno de ellos se ha atrevido a consagrar legalmente ese derecho. Estamos seguros que únicamente una profunda movilización puede eliminar el nefasto artículo 104 del Código del Trabajo. Tan extraña actitud de los gobiernos populares se explica porque la sindicalización que estamos tratando puede debilitar el secante control que el poder ejecutivo tiene sobre los funcionarios públicos y porque éstos organizados pueden convertir en realidad la estabilidad funcionaria, el respeto a los trabajadores por parte de las autoridades y lo que es más delicado, llegar a paralizar el funcionamiento del aparato estatal con el uso del derecho de huelga.

Lo que se ha dicho sobre los gobiernos burgueses no puede aplicarse mecánicamente al PCB, si se lo supone representante de los intereses populares y, por tanto, de los empleados públicos. Desde el poder no tenía más que cumplir lo que tantas veces prometió desde el llano, esto exigía la honestidad revolucionaria. La verdad es que en la actualidad la sindicalización de los empleados públicos, que para no ser desconocida en cualquier momento tiene que partir de la derogatoria del mencionado artículo 104, se encuentra extraviada en los recovecos del parlamento.

Los ministros de Trabajo, todos militantes del PCB, han tratado con dureza a los funcionarios del Estado, toda vez que han pretendido usar de los derechos inherentes a la sindicalización, como es el caso de la huelga. No solamente se sabotea la demanda de los empleados, sino que se combate deslealmente a los sindicatos que funcionan en los diferentes ministerios y otras reparticiones estatales.

La alta dirección stalinista ha dado pruebas suficientes de su mentalidad autoritaria y antidemocrática: desearía un Estado totalitario donde las órdenes se impongan despóticamente de arriba hacia abajo. En uno de los últimos movimientos huelguísticos de los empleados públicos y cuando estos ocuparon los ministerios a fin de que no prosperasen los esfuerzos que hacían las altas autoridades para romper el paro, Kolle, el burócrata stalinista de mayor jerarquía, no tuvo el menor reparo en declarar a la prensa (16 de febrero): " Se ha llegado a la alternativa de tomar los ministerio?, La advertencia es feroz y demuestra que la dirección del PCB está totalmente identificada con el gobierno de la UDP, inclusive con sus tendencias más represivas, por tanto derechistas.

Los burócratas stalinistas no bien se apoderan de un ministerio persiguen a los empleados y concluyen sustituyendolos por sus parciales. Los abusos se pretenden justificar con el argumento de que la administración pública está llena de paramilitares y garciamecistas.

Seguramente hay muchos paramilitares incrustados en los sindicatos de trabajadores del estado, sin embargo, la existencia de estas organizaciones es progresista. No por perseguí a un paramilitar vamos a destruir una organización de masas, cuya naturaleza es de frente de clase; lo correcto es luchar en su seno por dotarla de una dirección revolucionaria y por expulsar a los fascistas si los hubiera.

 

9.

LA SUPERCHERIA DE UN GABINETE IZQUIERDISTA

L'Arceciór stalinista parece tener una sola respuesta a la grave situación económico-política: la recomposición del gabinete que permita ensanchar la base social de sustentación del actual gobierno hacia la izquierda, mediante la incorporación del MNR, PRIN, PS-1, etc. Hay que analizar qué significaría esta variante en caso de realizarse y que constituye la contraoferta al pedido derechista de configurar un ministerio preferentemente compuesto de tecnócratas y que, en verdad, constituyen el grupo social con el que maniobra a sus anchas el presidente Siles.

El gobierno actual tiene un claro contenido de clase, es burgués y esta su naturaleza,expresada en el programa electoral y en la conducta diaria de la UDP, no puede ser modificada con la inclusión de alguno buenos caballeros que ofician de izquierdistas. La cuestión no se reduce a jugar con algunos individuos, capaces o incapaces, buenos o malos, sino de saber qué clase social monopoliza el poder.

Lo que puede decirse con toda certeza es que el proletariado, como expresión de los explotados, no se encuentra gobernando. El MNRI y Siles representan a una determinada capa de la burguesía, de los empresarios, a la capa democratizante, y son ellos los que definen las líneas maestras que se imparten desde el Palacio Quemado. Todo esto ha sido dicho en respaldo del planteamiento en sentido de que la inclusión de algunos políticos izquierdistas no modificaría el contenido de clase del actual régimen, que constituye el factor decisivo de la política. El stalinismo cree que puede suceder este milagro porque descarta la posibilidad de la toma del poder por la vía insurreccional y está seguro que a esta finalidad conduce el parlamentarismo, los medios pacíficos y las componendas en las cumbres partidistas (una forma de transformar la política revolucionaria en vulgar politiquería burguesa).

El planteamiento de la dirección del PCB lleva implícita la posibilidad de que ese ensanchamiento hacia la izquierda la fortalezca dentro del gabinete. Una posibilidad relativa y condicionada al grado de resistencia de las otras agrupaciones izquierdistas frente a la posibilidad de convertirse en parte de la mayoría con la ayuda del grupo de Siles.

El gabinete reajustado y contando con visibles figuras izquierdistas, tampoco podrá resolver los agudos problemas de la crisis económica, eje central de toda la actividad gubernamental. Ya tenemos indicado que la crisis sólo puede resolverse satisfactoriamente a través de una transformación revolucionaria de la estructura económica y no de modificaciones ministeriales, del juego con o cuales personajes, que no pasa de serla parte anecdótica y reformista de la política.

El PCB ya no se atreve a plantear una salida revolucionaria o acaso cree que el gobierno udepista es ya la revolución, y se consuela con la esperanza de que todas las dificultades serán superadas mediante el fuego con algunos personajes del submundo de la política. Más que nunca, el stalinismo aparece retratado de cuerpo entero y entregado a las intrigas de la baja politiquería. El rótulo de obrero ya le queda demasiado grande.

 

 

SEGUNDA PARTE

CAUSAS PROGRAMÁTICAS DE LA CONDUCTA CONTRARREVOLUCIONARIA DEL P.C.B.

 

1.

PARTIDO OBRERO-BURGUÉS

Toda la exposición hecha más arriba demuestra que el PCB es un partido obrero-burgués. Obrero por la composición social de su militancia, por contar con obreros en sus filas, y burgués porque desarrolla aplicadamente la política propia de la burguesía, por jugar el papel de quinta uínta columna en servicio del enemigo de clase en el seno mismo de los explotados. Para los trabajadores es, pues, un partido sumamente peligroso.

En los hechos existen muchos partidos obreros, que se nutren capturando militantes en las diferentes capas del proletariado, que es una clase heterogénea. La vanguardia, la mayoría rezagada, la gran capa intermedia que solamente se interesa por la actividad sindical y en cuyas filas se nutren sin cesar las corrientes apolíticas, pueden servir y sirven en los hechos de basamento para los más diversos partidos obreros. El PRIN, por ejemplo, puede sobrevivir con el rótulo de "partido obrero" gracias a las capas rezagadas de la clase, que le prestan débil respaldo.

Si bien hay varios partidos obreros, existe uno solo revolucionario, que es aquel que en su programa expresa los objetivos estratégicos de la clase: la revolución y dictadura proletarias, estrategia que lleva implícita la utilización del camino ínsurreccional. En el escenario político boliviano los numerosos grupos izquierdistas repudian, de manera encubierta o franca, la estrategia del proletariado y únicamente el POR la enarbola con orgullo desde hace tiempo, justificándola y defendiéndola en toda oportunidad.

De manera curiosa se ha ido organizando una particular sociedad de socorros mutuos entre las diferentes organizaciones obreras e izquierdistas. Todos se entretienen lanzándose alabanzas, ponderando sus virtudes y repartiéndose prebendas y canonjías que pueden lograrse con una conducta sospechosa y al servicio de la burguesía. Todos se consideran revolucionarios, izquierdistas, obreristas y se cuidan mucho de discutir entre si, de someter a análisis sus numerosas proposiciones. Los obreros quedan atónitos frente a la existencia de tantos partidos revolucionarios y de que su propia liberación no avance, que cada día se pierda más y más la independencia de clase y hasta el necesario orgullo plebeyo que caracteriza a los luchadores, Algo más grave: todos declaran que renuncian a sus puntos de vista, a los intereses partidistas, para lanzarse a la conformación de frentes políticos, que no se sabe para qué, pues se dice a cada momento que nadie busca potenciarse y que todos se sacrifican en favor de un abstracto conglomerado. Por nuestra parte diremos que un programa y un partido que tan fácilmente son arrojados por la ventana no merecen ninguna consideración por inservibles. Si se tiene programa y partido es porque constituyen instrumentos indispensables para la actuación diaria en el seno de las masas, porque pueden permitir aproximarse y realizar la revolución. Todo lo demás es vacuidad e hipocresía. Esta gente llena de tonterías sigue considerando al PCB un partido revolucionario pese a su labor contrarrevolucionaria desde el poder, que nos párece la prueba máxima que puede pedirse a todo actor de la historia.

Los izquierdistas que están en el poder y los que se encuentran en la oposición, repudian toda polémica, toda confrontación de ideas, porque consideran que así se atenta contra la necesaria unidad obrerista. Se olvida que la discusión frente a las masas es nada menos que el medio más importante para su educación, para la solución de su conciencia. Esta polémica es parte inseparable de la actividad revolucionaria. La misma lucha de clases y la revolución son descomunales polémicas.

 

2.

P.C.B.: CONSECUENCIA CON SU PROGRAMA

Algunos militantes de base del PCB argumentan que la incorporación de dicho partido al gobierno burgués fue un error táctico y que, por tanto, puede ser enmendado sobre la marcha. Nadie ignora que una parte de las bases y también algunos dirigentes han exigido el retiro de su partido de las funciones de gobierno, demanda que ha sido reiteradamente rechazada por el aparato burocratizado. Para comprender el fenómeno de un partido con militancia obrera sirviendo a la clase dominante, hay que tomar en cuenta que en el stalinismo se trata de una verdadera tradición.

Nadie ignora que el actual PCB viene del vientre del PIR, en su momento un partido stalinista. Esta organización no tuvo el menor reparo en aliarse con la rosca y la gran minería, bajo el pretexto de combatir al nazi fascismo que lo ha encarnado en el nacionalismo movimientista, el partido de Siles. No lo olvidemos masacró a los mineros de Potosí (1947) y pretendió ocultar su crimen con la especie de que dichos trabajadores se habían convertido en fascistas. Fue uno de los autores de la masacre blanca consumada en Catavi (1947) al servicio de la Patiño: se autorizó el despido total del personal y su posterior recontratación, no sin antes haberse purgado a los activistas sindicales que eran considerados peligrosos para la patronal. Combatió sañudamente a la naciente Federación de Mineros (la rama laboral era la artesanal Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia) y fue catalogada como dócil instrumento del gobierno. La reiteración de estas traiciones y de otras no puede tratarse de simples errores, sino que detrás de ellas se encuentran profundas razones políticas.

El PCB y el stalinismo en general, en Bolivia y en todos los rincones del mundo, es contrarrevolucionario no porque a nosotros se nos ocurra calificarlo así, sino porque ha abandonado totalmente los objetivos históricos de la clase obrera: la revolución y dictadura proletarias (lucha afanosamente por instaurar y defender gobiernos democráticos, populares, antiimperialistas, que son variantes de los burgueses) para adoptar como suya la política burguesa; porque ha dejado de defender los intereses de los trabajadores para pasar a defender incondicionalmente las prerrogativas, privilegios e intereses de la clase dominante. Hay que explicar cómo se produce este proceso.

Sostiene que nuestro país apenas si ha madurado económica (desarrollo de las fuerzas productivas) y socialmente (incipiencia de la clase obrera) para hacer posible la revolución democrática o burguesa (éste es el verdadero proceso democrático), lo que importa decir que el país todavía se desarrollará dentro del marco capitalista y durante todo un período (muchas decenas de años), en el que los trabajadores aumentarán considerablemente de número y se educarán política y sindicalmente bajo un gobierno democrático. Solamente después de cumplido este proceso, los explotados podrán pensar en plantear sus objetivos de clase, socialistas, toma del poder, marcha hacia el socialismo, etc., mientras tanto les corresponde apuntalar a la burguesía progresista, que de una manera natural deviene clase-dirección política en el proceso de la revolución democrática. Cuando el stalinismo no encuentra a esta burguesía progresista, la inventa. Esto explica por qué el stalinismo se encuentra tan a sus anchas en el seno de la burguesa UDP.

Según el PCB hay dos revoluciones, separadas entre sí por un considerable espacio de tiempo: la democrática (burguesa) y la socialista. Una no debe confundirse con la otra. Ahora, sostiene, nos encontramos en la etapa burguesa y resulta prematuro y utópico plantear la organización de todas las masas bajo el comando del proletariado y que éste plantee sus propios objetivos: revolución y dictadura proletarias, que únicamente deben formularse mucho después. Esta postura constituye una revisión total del marxismo y el retorno a los planteamientos mencheviques, que son del agrado del nacionalismo de contenido burgués.

1os objetivos estratégicos del stalinismo para la presente etapa son el desarrollo independiente del país (importa decir desarrollo capitalista) y consumar la liberación nacional. Aparecen concretizados en confusas fórmulas gubernarnentales: gobierno popular, democrático y antiimperialista, es decir, un bloque de clases en el gobierno. El PCB empuja a los explotados a la trinchera burguesa, a fin de que se sometan a la política de la clase dominante. En estas condiciones resulta incorrecto hablar de independencia de clase.

Si la clase obrera no puede por ahora pensar en la conquista del poder, en la consumación de la revolución proletaria, le corresponde luchar por mejorar gradualmente sus condiciones de vida y de trabajo, cuidándose de plantear la transformación de la sociedad capitalista, que se basa en la explotación del proletariado. De esta manera el PCB aparece como inconfundiblemente reformista. Si las reformas molestan a la burguesía también se las arroja por la borda que es lo que ahora hace.

Marx y Engels plantearon la marcha hacia el socialismo a través de la revolución violenta, que supone la destrucción del capitalismo. Ni duda cabe que esta tesis no es del agrado de la burguesía y encuentra su resistencia. El stalinismo se ha dedicado a inventar nuevos caminos pacíficos, democráticos, electorales, que permitan la transformación del capitalismo en socialismo, Se dice que las particulares condiciones políticas de los diversos países y el inusitado desarrollo de la democracia formal, abren la posibilidad de llegar a la nueva sociedad por medios pacíficos, particularmente por los parlamentarios. El euro-comunismo, esa manifestación extrema del stalinismo, sostiene que puede arribarse a la meta final nada menos que colaborando con la burguesía en el poder.

El PCB, sin ser eurocomunista, cumple ajustadamente este programa. Los eurocomunistas han sacado las necesarias consecuencias de sus planteamientos y han procedido a borrar de sus programas la consigna de la revolución y dictadura proletarias; los otros partidos comunistas gradualmente están llegando a la misma meta. Entre borrar las consignas de revolución y dictadura proletarias y relegarlas para un futuro indeterminado, hay muy poca diferencia.

La integración del PCB a la UDP, su ingreso al gobierno, el esmero que pone en cumplir la política burguesa, su oposición a toda manifestación de la independencia de c1ase de los obreros, su conducta contrarrevolucionaria, antiobrera y antinacional, no son otra cosa que el cumplimiento de su programa, de su ideología. El PCB era ya contrarrevolucionario antes de ingresar al gobierno.

El PCB es uno de los partidos más leales a la 1ínea impartida desde Moscú. Nunca se ha rebelado contra su amo y tampoco ha tenido el coraje de denunciar su conducta contrarrevolucionaria y menos ha podido oponerse a ella. No se puede descartar que de tarde en tarde oscile hacia posiciones radicales, sobre todo por la presión de sus propias bases, entonces la burocracia del Kremlin da un tirón de orejas a sus testaferros criollos y les obliga a volver a la 1ínea ortodoxa. El stalinismo se opone a la revolución en todo el mundo.

El stalinismo sirve a los gobiernos burgueses para controlar a las masas, para domesticarlas y para someterlas al colaboracionismo clasista. Por esta razón el PCB está interesado en lograr las direcciones sindicales y en perpetuarse en ellas, de aquí arranca su fuerza e influencia. Para lograr estos objetivos no trepida en corromper y burocratizar a las direcciones sindicales, pues no tiene posibilidad de influenciarlas con una ideología revolucionaria, de la que carece por otra parte. La lucha contra la burocratización de los sindicatos es también una lucha contra el nacionalismo burgués y contra el stalinismo.

 

3.

AYER Y HOY: AL SERVICIO DE LA BURGUESÍA

La posición stalinista (común al PIR, al PCB, al nacionalismo, etc.) fije planteada con meridiana claridad por José A. Arce, en carta dirigida al entonces presidente Villarroel, el 11 de enero de 1944: " El PIR recalca que, en las condiciones feudales y semicoloniales de Bolivia, lo esencial es una nacional cooperación entre las fuerzas del capital nacional y extranjero y las del trabajo, tendiente a libertar al país del feudalismo y de los abusos de los imperialismo extranjeros". No debe olvidarse que era la época de la cooperación y alianza entre la URSS y la “Democracia” imperialista norteamericana, por eso el jefe pirista se inclinaba en favor de la cooperación con las fuerzas del capital extranjero y propugnaba no la expulsión del imperialismo, sino la lucha contra los posibles abusos que pudiera cometer.

La tesis es repetida una y otra vez como punto central de las concepciones políticas stalinistas. Aconsejó que para dar un amplio respaldo al gobierno Radepa-MNR debería conformarse una "unión democrática", integrada al menos por los cinco siguientes sectores: lo. Fuerzas jóvenes del ejército. 2o. La Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia. 3o. El Partido de la Izquierda Revolucionaria. 4o. El Movimiento Nacionalista Revolucionario. 5o. Algunas organizaciones y personas de carácter independiente y de posición antifascista.

Arce, en su entrevista con Villarroel, se presentó como el mago capaz de lograr el reconocimiento diplomático de los otros países y por eso recalcó que debería ampliarse la base de sustentación del nuevo gobierno y alejarse de situaciones directivas de la administración a los elementos "conocidos por sus simpatías pasadas o presentes hacia el nazi-fascismo y hacia el falangismo".

Otra de las obsesiones de Arce era la creación de un consejo de economía planeada, aunque no tuvo el atrevimiento de plantear la estatización de los medios deproducción, en ese momento en manos de sus amigos capitalistas nativos y extranjeros. El tan famoso consejo debía tener las siguientes características: a) Participación de la Confederación Sindical de Trabajadroes y de las fuerzas del Capital. b) Coordinación de los organismos de producción y de consumo. c) Adopción de presupuestos fiscales planeados para un período mínimo de cuatro años".

Para nosotros esta música no es desconocida, la burocracia sindical, el gobierno y los empresarios la entonan todos los días.

Según el PIR era total su identificación con la "revolución" que culminó en la Junta de gobierno presidida por Villarroel, pues la consideraba también su obra: "Habiendo sido la revolución de 20 de diciembre resultado de una acción colectiva en que jugaron papel principal y preponderante las organizaciones sindicales obreras y el PIR, mediante sus enérgicas campañas contra los abusos del régimen del gral. Peñaranda". Estaba seguro de encontrarse en plena revolución democratica burguesa, donde correspondía cooperar con la burguesía e inclusive el imperialismo. Solamente después de que Villarroel rechazó la oferta de Arce, el PIR, del brazo con la rosca, se dedicó a combatir sin tregua el nazifascismo en el poder. La identidad del PIR con la rosca fue total y se llegó al extremo de que Arce fuera defendido en el parlamento nada menos que por el carnicero del pueblo boliviano Mamerto Urriolagoitia.

El jefe pirista habló claro, el PCB se esfuerza por camuflar sus Posiciones.

El PCB conformó el CONADE, junto a Guevara, el Partido Demócrata Cristiano, el MNR de Paz Estenssoro, la iglesia, etc. Se movió a sus anchas en esa expresión de la unidad nacional organizada y dirigida por la clase dominante, cuando nada de ensanchar la UDP quiere volver a las andadas; ofrecer una variante-célebre CONADE.

En todos los casos, el stalinismo se encarga de empujar a las masas, generalmente usando promesas demagógicas y a las burocracias sindicales, hacia las trincheras de la reacción, de los explotadores. Esta es una tarea sucia y traidora.

Está dicho que la revolución proletaria en Bolivia será protagonizada por la nación oprimida, por la mayoría nacional. De aquí se desprende la urgencia de estructurar la unidad de las masas en general bajo la dirección política del proletariado.

El stalinismo se inclina en favor de una fórmula grata para la burguesía, la conformación de la unidad nacional dentro de la dirección de la clase dominante. Eso fue el CONADE y a ese objetivo se dirige en su actividad diaria.

 

4.

DEFENDER LA "DEMOCRACIA"

La dirección del PCB justifica su sometimiento a la política burguesa y su misma permanencia en el poder con el argumento central de que así defiende el proceso democrático, que según ella debe ser colocada por encima de toda otra consideración. A veces nos habla también de profundizar dicho proceso.

Si en Bolivia realmente existiese proceso democrático, su profundización no sería otra cosa que la consolidación de la sociedad y democracia burguesas, basadas en la explotación inevitable del proletariado. Semejante objetivo no puede ser formulado por un partido que se dice revolucionario. La liberación del proletariado supone superar la democracia burguesa. Pero, sucede que en Bolivia no hay democracia en su acepción propia. El proceso democrático significa el cumplimiento de las tareas democrático-burguesas. La verdad es que el atraso y el sometimiento al imperalismo se agravan en lugar de atenuarse o superarse.

La democracia formal es una forma de gobierno del Estado burgués. Importa la constitución de los tres poderes, iguales e independientes, conforme a la libre expresión, a través del proceso electoral, de la voluntad popular. En Bolivia está ausente un parlamento poderoso, que legisle y controle los excesos del poder ejecutivo y éste monopoliza en sus manos las atribuciones de los otros poderes. Vivimos bajo una dictadura de mano blanda que puede trocarse en brutal.

No funciona la forma de gobierno democrático porque la ausencia de una clase media rica, interesada en asegurar sus plácidas digestiones y la consagración de su afán reformista en el marco parlamentario. Esto se debe a la extrema pobreza del país, a su atraso. Están ausentes las condiciones económicas estructurales para hacer posible un generoso desarrollo de la democracia formal.

También puede entenderse por democracia la vigencia de garantías democráticas. Estas garantías las existen, aunque limitadas para las masas y en peligro de perderse. Han sido conquistadas por los explotados en su lucha contra el gorilismo y el gobierno de la UDP se ha aprovechado de ellas. Lo correcto es sacar ventaja de esas garantías, luchar por su ensanchamiento en favor de las masas en general, todo para que los explotados puedan encaminarse a la conquista del poder, que mportará la destrucción de la democracia burguesa y del parlamentarismo.

El PCB es limitadamente democratizante y su cretinismo parlamentario ha llegado a extremos insospechados.

Otra cosa es la democracia en favor de la mayoría nacional, de la que será excluida la minoría burguesa, impuesta por la dictadura del proletariado: pero, para esto antes hay que hacer la revolución.

 

NOTA MARGINAL

La crítica anterior ha sido hecha desde el punto de vista revolucionario y marxista y nada tiene que ver con los reparos que hacen la derecha y la empresa privada al supuesto "comunismo" del PCB.

marzo de 1984