Carlos Marx

 

Carta a F.  Engels

 


Escrito:  El 8 de enero de 1868.
Traducción al castellano:  Por Francisca Lazo. La traducción se publicó, como apéndice, en la página 121 del libro: Maurice Dobb, Marx Como Economista y Sobre la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Editorial Nuestro Tiempo, México, 1977.
Transcripción/HTML:  Diego Calvelo Álvarez/Juan R. Fajardo, 2015.
Esta edición digital: Marxists Internet Archive, 20151.   


 

[Londres,] 8 de enero de 1868.

Con respecto a Dühring. Es mucho para este hombre el que acepte casi positivamente el capítulo sobre la Acumulación Primitiva. Es todavía joven. Como discípulo de Carey, en completa oposición a los librecambistas. A esto se agrega que es profesor universitario. y por ello no es de lamentar que el Professor Roscher, quien bloquea el camino de todos ellos, reciba algunos palos. Una cosa de su exposición me ha llamado mucho la atención. Es ésta: en tanto que la determinación del valor por medio del tiempo de trabajo quede «indeterminada», como en Ricardo, no hace temblar a la gente. Pero, tan pronto como se la pone en exacta conexión con la jornada de trabajo y sus variaciones, cae sobre ellos una luz muy desagradable. Creo que una de las razones de Dühring al comentar mi libro fue su rabia contra Roscher. Por cierto que se percibe muy fácilmente su temor de ser tratado como Roscher. Es extraño que el tipo no se dé cuenta de los tres elementos fundamentalmente nuevos del libro:

(1) Que en contraste con todos los sistemas anteriores de economía política, que empiezan los fragmentos particulares de plusvalía con sus formas fijas de renta, beneficio e interés como ya dadas, yo empiezo por tratar la forma general de la plusvalía, en la cual se hallan todavía sin diferenciación todos esos elementos (como si dijéramos en solución).

(2) Que, sin excepción, los economistas no han advertido el simple punto que si la mercancía tiene un doble carácter -valor de uso y valor de cambio- entonces el trabajo encarnado en la mercancía también debe tener un doble carácter; en tanto que el análisis simplemente malo del trabajo, como el de Smith, Ricardo, elc., está obligado a enfrentarse en todas partes con lo inexplicable. Este es, en efecto, todo el secreto de la concepción crítica.

(3) Que por primera vez los salarios se muestrarn como la forma irracional en que aparece una relación oculta, y esto está exactamente representado en las dos formas del pago de salarios: salario por tiempo de trabajo y por pieza. (Me fue de ayuda el hecho de que fórmulas similares se encuentran a menudo en matemática superior.)

Y en cuanto a las modestas objeciones de Dühring contra la definición del valor. se asombrará cuando vea en el Volumen II cuán poco cuenta «directamente» para la sociedad burguesa la determinación del valor. Por cierto que ninguna forma de la sociedad puede impedir el hecho que, en una u otra forma, el tiempo de trabajo a disposición de la sociedad regule la producción. Pero, mientras esta regulación no se cumpla por el control directo y consciente de la sociedad sobre su tiempo de trabajo -lo que sólo es posible bajo el sistema de la propiedad común-, sino por el movimiento de los precios de las mercancías, las cosas quedan como tú las describiste muy correctamente ya en los Deutsch-Französische-Jahrbücher.