OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III

 

       

NITTI Y LA BATALLA ANTIFASCISTA*

 

La resolución del duce del fascismo de dejar la mayor parte de los ministerios que había asumido en el curso de sus crisis de gabinete, ha seguido casi inmediatamente a una serie de artículos de política antifascista del ex presidente del Consejo más vivamente detestado por las brigadas de "camisas negras": Francisco Saverio Nitti. No hay que atribuir, por cierto, a la ofensiva periodística de Nitti, diestro en la re quisitoria, la virtud de haber hecho desistir a Mussolini de su porfía de acaparar las principales carteras. Es probable que desde hace algún tiempo el jefe del fascismo se sintiese poco cómodo con la responsabilidad de tantos ministerios a cuestas.

En casi todos, su gestión ha confrontado dificultades que no le han sido posible resolver con la prosa sumaria y perentoria de los decretos fascistas. El acaparamiento de carteras imprimía un color muy marcado de dictadura personal al poder de Mussolini que, a pesar de todas sus fanfarronadas de condottiere, no ha osado despojarse de la armadura constitucional, frente al ataque de la "variopinta" oposición. A Mussolini no le preocupan excesivamente los argumentos que la concentración del poder en sus manos puede suministrar a los quebrantados partidos y facciones que lo combaten; pero sí lo preocupan los factores capaces de perjudicar la apariencia de consenso en que sus discursos transforman la pasividad amedrentada de la gran masa neutra. Y lo preocupan, sobre todo, los escrúpulos de la finanza extranjera, y en especial norteamericana, de que depende el fascismo tan fieramente nacionalista. Mussolini no puede desentenderse del todo de las ambiciones de figuración de sus lugartenientes.

Los artículos de Nitti han tenido, desde luego, extensa resonancia en el ambiente burgués, —dispuesto a cierta indiferencia, y muchas veces a una franca tolerancia, ante los actos del fascismo—, de los países en que se han publicado. Nitti emplea, en su crítica, argumentos que impresionan certeramente la sensibilidad, algo adiposa y lenta siempre, de las capas demo-burguesas. Todos sus tiros dan en el blanco. Sus artículos no son otra cosa que un rápido balance de los bluffs y de los fracasos, del rimbombante

régimen de las camisas negras. Nitti opone las altaneras promesas a los magros resultados. Mussolini ha conducido a Italia a diversas batallas que se han resuelto en clamorosos descalabros. La "batalla del trigo" no ha hecho producir a Italia la cantidad de este cereal de que ha menester para alimentar a su población. Nitti cita las cifras estadísticas que prueban que la importación de este artículo no ha disminuido. La "batalla del arroz" no ha sido más feliz. La exportación italiana de este producto ha descendido. La "batalla de la lira" ha estabilizado con grandes sacrificios el curso de la divisa italiana en un nivel artificial que estanca las ventas al extranjero y paraliza el comercio y la industria. A Italia le habría valido más ahorrarse esta "victoria" financiera de Mussolini. La "batalla de la natalidad", ha sido una derrota completa. La cifra de los nacimientos ha disminuido. El duce no ha tenido en cuenta que estas batallas no se ganan con enfáticas voces de mando. La natalidad no obedece, en ninguna sociedad, a los dictadores. Si las subsistencias escasean, si los salarios descienden, si la desocupación se propaga, como ocurre en Italia, es absurdo conminar a las parejas a crecer y multiplicarse. Los solteros re­sisten inclusive al impuesto al celibato. La inse­guridad económica es más fuerte que cualquier orden general del comando fascista.

Nitti trata a Mussolini, en cuanto a cultura y competencia, con desdén y rigor. Mussolini, dice, carece de los más elementales conocimien­tos en los asuntos de Estado que aborda y re­suelve con arrogante estilo fascista. Es un auto­didacta sin profundidad, disciplina, ni circuns­pección intelectuales. "No poseyendo ninguna cultura ni histórica ni económica ni filosófica y como los autodidactas se atreve a hablar de to­do. La lectura de los manuales populares de pocos centavos, le ha provisto de una especie de formulario. Pero, en el fondo, su acción se desarrolla de acuerdo a su temperamento. Per­tenece a esa categoría que Bacón llama idola theatri".

No serán, empero, los ataques periodísticos del autor de Europa sin paz los que socaven so­cial y políticamente el régimen fascista. La verda­dera batalla contra el fascismo se libra, calladamente, en Italia, en las fábricas, en las ciudades, por los obreros. El fascismo podría considerar tranquilo el porvenir si tuviese que hacer fren­te sólo a adversarios como el combativo ex mi­nistro y catedrático napolitano.

 

 


NOTA:

 

* Publicado en Mundial, Lima, 20 de Setiembre de 1929, en la sección "Lo que el cable no dice".