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Yen Ping

Una banda de bicharracos nocivos para el país y el pueblo

 

Crítica a los crímenes de la «banda de los cuatro»
de sabotear los esfuerzos por empeñarse en la revolución
y promover la producción

 

 


Escrito:  En 1976.
Primera publicación: En Renmin Ribao, 14 de noviembre de 1976.
Versión al Castellano: Pekín Informa, no. 48 de 1976 (1 de diciembre).
Esta edición: Marxists Internet Archive, 1 de junio de 2007.


 

 

Basándose en la verdad universal del marxismo-leninismo y resumiendo la experiencia en la revolución y construcción socialistas, nuestro gran líder y maestro el Presidente Mao formuló para nuestro Partido el gran principio de «empeñarse en la revolución y promover la producción». Este principio es un reflejo científico de la relación dialéctica entre la revolución y la producción, entre la superestructura y la base económica, y entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas. Señala el único camino correcto para el rápido desarrollo de la economía nacional a lo largo del rumbo socialista. Para usurpar la dirección del Partido y del Estado, subvertir la dictadura del proletariado y restaurar el capitalismo, la camarilla antipartido de Wang Jung-wen, Chang Chun-chiao, Chiang Ching y Yao Wen-yuan hizo todo lo posible para adulterar y combatir este principio. Esparcieron un cúmulo de falacias y cometieron muchas maldades para minar la revolución y la producción y hacer estragos al país y el pueblo. Sus crímenes son monstruosos.

La «banda de los cuatro» no sabía ni trabajar en la industria, ni cultivar la tierra ni realizar combates. No tenían la verdad ni contaban con el apoyo de las masas. Solamente podían mantenerse esgrimiendo garrotes y poniendo etiquetas calumniosas a otros. No se empeñaban en la producción y se oponían a los que lo hacían. Si uno hablaba de la producción o se dedicaba, a ella, se ponían rabiosos, y lo acusaban indistintamente de seguidor de la «teoría de las fuerzas productivas», bajo el cargo de hablar exclusivamente de la producción y no de la revolución.

¿Es sinónimo de la teoría de las fuerzas productivas ocuparse de la producción? ¡No! La «banda de los cuatro» invirtió completamente lo justo y lo injusto sobre esta cuestión a fin de crear confusión.

La teoría de las fuerzas productivas es una teoría revisionista que exagera unilateralmente el papel decisivo de las fuerzas productivas mientras niega la poderosa reacción de las relaciones de producción sobre las fuerzas productivas y de la superestructura sobre la base económica, niega tomar la lucha de clases como clave, niega poner al mando la política, y niega la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. El Presidente Mao señaló: «La lucha de clases es como la cuerda clave de una red, y todo lo demás son mallas.» «La ideología y la política son el mando, el alma en todo.» Lenin apuntó: «La política no puede por menos de tener supremacía sobre la economía. Razonar de otro modo es olvidar el abecé del marxismo.» (Una vez más acerca de los sindicatos, la situación actual y los errores de Trotsky y Bujarin.)

La relación entre la revolución y la producción, representa la unidad de los contrarios. De las dos, la revolución es el aspecto principal de la contradicción y desempeña el papel dirigente. Determina la orientación y la línea que guían el desarrollo de la producción y al mismo tiempo constituye una poderosa fuerza motriz para su desarrollo. La relación entre la revolución y la producción y entre la política y la economía es la relación entre el eslabón clave y los eslabones subordinados, entre el comandante y el comandado. Es incorrecto invertir esta relación o tomar una actitud ecléctica hacia ella. En el período histórico del socialismo, todavía existen las clases y la lucha de clases; sólo cuando perseveremos en tomar la lucha de clases como clave, nos empeñemos bien en la revolución y reajustemos sin cesar algunas partes discordantes de las relaciones de producción y la superestructura, podremos impulsar el rápido desarrollo de las fuerzas productivas sociales, consolidar la dictadura del proletariado y prevenir la restauración del capitalismo. Al criticar la línea revisionista contrarrevolucionaria de Liu Shao-chi, el Presidente Mao señaló explícitamente: «El trabajo político es la arteria vital de todo nuestro trabajo económico.» Debemos perseverar en todo momento en dar prioridad a la revolución y en poner al mando la política proletaria. Teng Siao-ping estaba completamente errado al predicar «tomar las tres instrucciones como clave» y decir que «un gato, blanco o negro, es bueno con tal que cace ratones». Nos oponemos a la teoría de las fuerzas productivas en todo tiempo, tanto en el pasado y el presente como en el futuro. Pero, esto no significa de ningún modo que nos opongamos a ocuparnos de la producción. La «banda de los cuatro» confundía deliberadamente estos dos conceptos diferentes y ponía en un mismo plano la teoría de las fuerzas productivas y los esfuerzos por promover la producción; lanzaba cargos insolentes contra otros haciendo que nadie se atreviera a ocuparse de la producción ni pudiera hacerlo. De esta manera alcanzó su objetivo criminal de sabotear tanto la producción como la revolución. La confusión creada por la «banda de los cuatro» tiene que ser criticada y clarificada. El principio marxista sobre esto es muy claro. Empeñarse en la revolución y promover la producción es el tratamiento correcto de la relación entre la revolución y la producción. Esto en ningún sentido es la teoría de las fuerzas productivas.

Al dar énfasis al papel de comando de la revolución, no queremos decir que la producción no sea importante, ni mucho menos, prescindible. El marxismo considera las actividades de la producción de la humanidad como las actividades prácticas más fundamentales y la producción material como la base para la subsistencia y el desarrollo de la humanidad. Engels dijo: El hecho más sencillo en la historia humana es «que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, &c.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base.» (Discurso ante la tumba de Marx.) Lenin también señaló en términos explícitos: «El factor más importante, el decisivo para el triunfo del nuevo régimen social, es, en última instancia, la productividad.» (Una gran iniciativa.)

El Presidente Mao nos enseñó: «La lucha de clases, la lucha por la producción y la experimentación científica son los tres grandes movimientos revolucionarios para construir un poderoso país socialista. Constituyen una garantía real de que los comunistas se verán libres del burocratismo e inmunes al revisionismo y al dogmatismo, y permanecerán siempre invencibles; una garantía segura de que el proletariado, en unión con las amplias masas trabajadoras, podrá llevar adelante la dictadura democrática.» En el período del socialismo, solamente tomando la lucha de clases como clave, desarrollando activamente la producción y realizando bien la construcción socialista, podemos proveer de una sólida base material a la consolidación de la dictadura del proletariado, construir una poderosa defensa nacional, apoyar aún mejor la revolución mundial, mejorar paso a paso la vida material y cultural del pueblo trabajador, y crear las condiciones materiales para la eliminación gradual de las tres diferencias principales, para el triunfo del socialismo sobre el capitalismo y la realización final del comunismo. Por lo tanto, esforzarse por desarrollar la producción socialista y realizar bien la construcción socialista es una tarea fundamental de la dictadura del proletariado y un deber glorioso de la clase obrera y todos los demás trabajadores. La «banda de los cuatro» practicaba frenéticamente la metafísica. Con motivos ocultos, ellos contraponían la revolución a la producción, la política a la economía, la lucha de clases a la lucha por la producción, y la dictadura del proletariado a la construcción socialista. Se oponían a dedicarse a la producción y la construcción. Como consecuencia, esto no solamente destruiría el desarrollo de la producción, sino que también inevitablemente perjudicaría la gran causa de la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. Según la lógica suya, cuando «los satélites suban al firmamento», «la bandera roja caerá al suelo» inevitablemente, y si los 800 millones de seres del pueblo chino quieren «hacer la revolución», deben vivir del viento noroeste. ¿Acaso no es un insulto monstruoso al marxismo hacer pasar tal «teoría» por marxismo?

Nosotros, el proletariado, queremos tanto hacer flamear la bandera roja de generación en generación como lanzar satélites para asegurar que nuestro país nunca cambiará de color político y además se volverá próspero y poderoso.

Respecto a la relación entre la revolución y la producción, la «banda de los cuatro» pregonaba que «mientras la revolución vaya bien, la producción subirá naturalmente». Al decirlo así también tenían motivos ocultos. Se debe afirmar que la lucha por la producción depende de la lucha de clases. Para desarrollar la producción, debemos primero empeñarnos bien en la lucha de clases y la lucha entre las dos líneas. Los hechos han probado que si la revolución no se hace bien, la producción tampoco andará bien y se desviará. Si se hace bien la revolución, ésta promoverá de seguro la producción.

A fin de desarrollar la producción socialista, sin embargo, debemos también estudiar concienzudamente el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung y esforzarnos por dominar las leyes que rigen la producción y resolver las contradicciones que surjan en el curso de la producción. Debemos fortalecer la dirección del Partido, apoyarnos de todo corazón en la clase obrera y las masas, establecer y perfeccionar los reglamentos y sistemas razonables, realizar bien la contabilidad económica, disminuir los costos de producción, incrementar la acumulación de fondos, desplegar las innovaciones técnicas y la revolución técnica, lanzar la emulación socialista, elevar la productividad, &c. El trabajo económico debe hacerse con creciente esmero. ¿Cómo puede la producción ascender automáticamente sin hacer una gran cantidad de trabajo arduo ni resolver problemas prácticos específicos? La producción socialista necesita la dirección y se desarrolla de manera planeada y proporcionada conforme al rumbo socialista. Al clamar que «la producción subirá naturalmente», la «banda de los cuatro» quería negar la dirección del Partido y sumir la producción en caos, de modo que la economía socialista se sumergiera «naturalmente» en un estado de anarquía y se restaurara el capitalismo.

La gavilla de los arribistas y conspiradores Wang, Chang, Chiang y Yao lanzaba al cielo el grito de la «revolución» y la «lucha de clases». ¿Se empeñaban realmente en la revolución? ¡No! ¡Absolutamente no! Ellos son falsos revolucionarios; son contrarrevolucionarios.

La «banda de los cuatro» se apasionaba por practicar el revisionismo, trabajar por la escisión y urdir intrigas y maquinaciones. Lo que soñaba día y noche era cómo usurpar la dirección del Partido y el Estado. No se preocupaba absolutamente por el desarrollo de la producción ni la seguridad del pueblo. Luego del fuerte terremoto en Tangshan, el Presidente Mao y el Comité Central del Partido Comunista mostraron gran solicitud, y el camarada Jua Kuo-feng visitó la zona afectada para expresar la simpatía al pueblo damnificado. Pero los bichos nocivos de esta banda dijeron que «el terremoto afectó sólo unos centenares de kilómetros cuadrados de tierra; es sólo un problema de varios meses». Comparado con su «gran causa» de la restauración contrarrevolucionaria, sólo un asunto de menor y «parcial» importancia. Después del terremoto en Tangshan, los camaradas dirigentes a cargo del trabajo antisísmico y de rescate, señalaron que era necesario hacer bien este trabajo a fin de garantizar la seguridad del Presidente Mao, del Comité Central del PC y del pueblo. La «banda de los cuatro», sin embargo, calumniaba sin escrúpulos a estos camaradas diciendo que «desatendían la política y la lucha de clases». ¿Qué tipo de «política» procuraban estos malos sujetos? Acostados en camas antisísmicas de alta calidad, tarareaban versos como «no me importan nada el derrumbamiento de las montañas y la rajadura de la tierra» y citaron versos de un antiguo poema: «El movimiento de la Tierra es en efecto presagio de una nueva Tierra; la revolución del cielo abre una nueva dinastía celestial permanente», acariciando el sueño dorado contrarrevolucionario de «dominar todo el país» y restaurar el capitalismo. ¡Esta era su política!

En nombre de la «revolución» la «banda de los cuatro» metía sus manos en todas partes y atizaba el fuego por doquier. «No teman que se suspendan la producción y el trabajo», gritaba públicamente con el fin de socavar el plan para la economía nacional y el principio estratégico de «hacer preparativos para enfrentar la guerra, hacer preparativos contra las calamidades naturales y hacerlo todo en bien del pueblo». Allí donde llegaba, traía consigo el fraccionalismo burgués y la escisión, deteriorando la dirección del Partido y dividiendo las filas de la clase obrera. Perturbaba la administración de las empresas, minaba las políticas financiera y económica gubernamentales y desataba desenfrenadamente el viento siniestro del economicismo. Incitaba y apoyaba a las masas a golpear, despedazar y robar, y oponía la reaccionaria consigna de «atacar mediante razonamiento y defenderse por la fuerza» a la instrucción del Presidente Mao de que, durante el debate, «se debe recurrir al razonamiento y no a la coacción ni a la fuerza», azuzando el uso de la fuerza que afectó la economía nacional y causó serias pérdidas en algunos lugares. En una palabra, la «banda de los cuatro» sentiría satisfacción si destruyera toda la economía socialista y derribara la dictadura del proletariado. ¡Cuán siniestros y venenosos son sus designios!

La «banda de los cuatro» son típicos contrarrevolucionarios de doble faz. Se disfrazaban de héroes contra el «control directo y exclusivo de las empresas por el ministerio concerniente», pero en realidad ejercían con todas sus energías una dictadura con la «banda de los cuatro» como centro. Combatían a gritos los «incentivos materiales», pero de hecho los practicaban. Acusaban a otros de abogar por el «servilismo ante lo extranjero», mientras ellos mismos adoraban cosas extranjeras, adulaban a los extranjeros, mantenían relaciones ilícitas con el extranjero y practicaban flagrantemente el capitulacionismo y el entreguismo. Cantaban rimbombantemente «restringir el derecho burgués», pero estaban obsesionados por ampliarlo y sobrepasaban a los capitalistas. Se apropiaban a su albedrío de los frutos de la labor del pueblo, gastaban el dinero como les daba la gana y llevaban una vida decadente y disoluta. Se entregaban a orgías, cazaban, montaban a caballo, escuchaban óperas viejas y veían películas pornográficas. Son cien por ciento «elementos burgueses que chupan la sangre a los obreros».

La «banda de los cuatro» son archicriminales en el sabotaje de los esfuerzos por empeñarse en la revolución y promover la producción. Como una piedra pesada, cabalgaban sobre la cabeza de los millones de seres del pueblo. Una vez aplastada la camarilla antipartido de la «banda de los cuatro», el pueblo en sus centenares de millones de seres ha mostrado un entusiasmo sin precedentes por el socialismo. La revolución está avanzando y la producción toma un nuevo aspecto. Muchas fábricas y minas sobrepasan todos los días sus cuotas de producción, creando el nivel más alto en la historia. En aquellos lugares y entidades que habían sufrido seriamente por la interferencia y el sabotaje de la «banda de los cuatro», la situación de la revolución y la producción ha mejorado rápidamente, y la gente de allí está determinada a trabajar más enérgicamente para recuperar las pérdidas causadas por la «banda de los cuatro». La situación en dichos lugares es excelente y estimulante. Los hechos muestran vívidamente que la revolución es la locomotora de la historia y la poderosa fuerza motriz para el desarrollo de la producción.

El Presidente Mao formuló para nosotros el principio marxista-leninista de «empeñarse en la revolución y promover la producción», y estableció personalmente las dos brillantes banderas rojas de Taching y Tachai como ejemplos para que aprendamos de ellos y los alcancemos. Debemos unirnos de la manera más estrecha en torno al Comité Central del PC encabezado por el sabio líder el Presidente Jua Kuo-feng, adherirnos con firmeza a la línea fundamental del Partido, criticar a fondo los crímenes contrarrevolucionarios de la «banda de los cuatro» y ajustar cabalmente las cuentas con ella. Debemos persistir en la línea general de poner en tensión todas las fuerzas y pugnar por marchar siempre adelante para construir el socialismo según la norma de cantidad, rapidez, calidad y economía, profundizar el movimiento masivo de aprender de Taching e la industria y aprenden de Tachai en la agricultura, aplicar aún mejor la Constitución de la Empresa Siderúrgica de Anshan,* tomar el camino de ser rojos y calificados, trabajar con vigor y elevada moral para lograr victorias en la revolución y la producción, y esforzarnos por cumplir y sobrepasar el plan económico nacional. La clase obrera, los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior y las amplias masas populares de China tienen altas aspiraciones, confianza y capacidad para acelerar el paso, superar las dificultades y hacer ascender la economía nacional, esforzarse por consolidar en mayor grado la dictadura del proletariado, materializar la completa modernización de la agricultura, la industria, la defensa nacional y la ciencia y la tecnología, convertir a China en un poderoso país socialista dentro del presente siglo y hacer realidad finalmente el comunismo. (Renmin Ribao, 14 de noviembre de 1976.)

(*) Se refiere a los principios básicos formulados por el Presidente Mao para el manejo de las empresas socialistas, a saber: persistir en poner al mando la política; fortalecer la dirección del Partido; desarrollar a gran escala el movimiento de masas; practicar el sistema según el cual los cuadros participan en el trabajo manual productivo, los obreros participan en la administración, se transforman los reglamentos y sistemas irrazonables y anticuados, y los obreros, cuadros dirigentes y técnicos trabajan en estrecha cooperación; y llevar a cabo vigorosamente las innovaciones técnicas y la revolución técnica.