Comunicado del Frente Democrático Revolucionario denunciando el asesinato de sus dirigentes

 

 


Fecha: 1 de diciembre de 1980.
Fuente: Texto ubicado y digitalizado por el Centro de Estudios Marxistas "Sarbelio Navarrete" (CEM); puesto en internet por el Servicio Informativo Ecuménico y Popular (SIEP), el 24 de noviembre de 2009.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2011.  Al citar o reproducir el documento, aparte de marxists.org, favor de mencionar al CEM y al SIEP como las fuentes originales de la versión digital.


 

 

El Frente Democrático Revolucionario (FDR), instancia política en la que se condensan todas las fuerzas populares de oposición a la actual Junta de Gobierno, condena enérgicamente el asesinato de cinco miembros del Comité Ejecutivo que el jueves 27 de noviembre se hallaban reunidos en el Externado San José en una sesión ordinaria de trabajo.

El crimen cometido contra nuestros compañeros Enrique Álvarez Córdova, Juan Chacón, Enrique Barrera Escobar, Manuel Franco, Humberto Mendoza y Doroteo Hernández, de la UPT, tiene todas las características del más salvaje acto represivo que se haya cometido en país alguno contra una organización política de masas, abierta y pluralista, en la línea de potenciar una alternativa de verdadero cambio estructural y democratización del país.

El Frente Democrático Revolucionario ha comenzado a recibir la solidaridad nacional e internacional ante la pérdida de los valiosos compañeros, secuestrados, torturados y luego eliminados físicamente por comandos y tropas especiales apoyados en un amplio cerco militar, actuando en la mayor impunidad, ante muchísimos testigos que a esa hora, once y cuarto de la mañana, transitaban por el lugar.

El Frente Democrático Revolucionario ante el dolor que embarga a todas las organizaciones aliadas, quiere dejar constancia de que el asesinato de los compañeros no quedará sin castigo y que, de ninguna manera, acepta las explicaciones oficiales del gobierno.

El FDR responsabiliza a la fracción derechista de la Fuerza Armada y al grupo fantoche de la Democracia Cristiana y al Gabinete de Gobierno cómplices del genocidio, quienes insisten en la aplicación de una serie de reformas con represión que sólo muerte, tragedia y luto han traído al país. Como en el caso del asesinato de Monseñor Romero, el FDR está seguro que nada se esclarecerá mientras persista la estructura represiva que impide la vigencia de los derechos humanos en El Salvador.

Ante los hechos consumados, el FDR declara su consolidación, el mantenimiento de su Dirección, y que la unidad y la lucha seguirán hasta lograr un régimen de auténtica justicia social. El camino de la liberación popular está trazado. Nada ni nadie logrará detener el avance del proyecto político popular, enriquecido con la sangre de millares de mártires, caídos frente a la embestida de la oligarquía, el imperialismo y altos mandos militares comprometidos en la ola de sangre y violencia que abate al país.

El Frente Democrático Revolucionario llama al pueblo a mantener la moral alta y a no atender provocaciones que pudieran redundar en mayores desgracias para la nación. El FDR asume, desde este momento, en su totalidad, el liderazgo político de unidad y combatividad, de manera que la lucha se produzca dentro de los llamados que, por diversos conductos, se harán llegar a los miembros de las distintas organizaciones que componen el FDR

1ro. de diciembre de 1980