La Toma de Las Vueltas y El Jicaro, Chalatenango

(1982)

 


Fuente: "La Toma de Las Vueltas y El Jicaro, Chalatenango", en DiarioCoLatino.com, 21 de junio de 2013.


 

La comandancia guerrillera decidió pasar a la etapa de Las Batallas Decisivas por lo que ordenó una amplia maniobra militar a nivel nacional.

Las FPL decidió en el Frente Norte Apolinario Serrano realizar una compleja operación (para la época) consistente en una emboscada para aniquilar o capturar a por lo menos 500 soldados de los cuarteles de Chalatenango y El Paraíso, en octubre de 1982. Como anzuelo atacaríamos a una compañía del ejército acantonada en EL Jícaro; como también a Guardias Nacionales y patrulleros en Las Vueltas.

Los cálculos eran que los jefes militares de aquellos cuarteles no permitirían que los guerrilleros les mataran o capturaran a más de cien de sus efectivos. Los ataques comenzarían a la 1:00 a.m., y durarían todo el día para dar tiempo a que llegaran los “ansiados” refuerzos. Al no venir, los guerrilleros asaltaríamos todas las posiciones, tipo 5:00 p.m.; pues se consideraba que los militares solo aparecerían semanas después en una operación de gran envergadura encabezada por sus Batallones Elites.

Todo comenzó tal como lo planeado, simultáneamente en Las Vueltas y El Jícaro. Explosiones, ráfagas de ametralladoras y fusiles por todos lados... Los guerrilleros comenzamos a tomar las primeras trincheras en lugares estratégicos, recuperación de armas y captura de prisioneros... En El Jícaro, el jefe de los soldados gritaba con todo garbo: “Esto es un hostigamiento, nadie se corra o se rinda. Quien lo haga, lo fusilo”. Aquel hombre en su arrogancia no supo entender que se trataba de un fuerte ataque de asalto y que ese día era el último de su vida.

En Las Vueltas, los guardias y patrulleros que lograban escapar de las trincheras tomadas por nosotros, se concentraban en las del interior hacia el centro del pueblo y al rededor de su comandancia... Duros combates. La aviación llegó varias veces en el transcurso del día ametrallar y a dejar caer estruendosas bombas que sacudían todo; mientras sus esquirlas o metralla surcaban los aires haciendo un ruido infernal. También desde Chalatenango disparaban con artillería pesada... Nada hizo retroceder aquellos guerrilleros y guerrilleras que estábamos dispuestos a cumplir nuestra misión.

Al marcar el reloj las 4:00 p.m., y no ver ni por asomo los refuerzos militares, los insurgentes decidimos poner toda la presión a lo que faltaba. Asaltando todas las posiciones alrededor de las 5:00 p.m.

En El Jícaro murieron unos diez guerrilleros. Soldados más de 30, muchos heridos a los que dejamos marchar junto a su personal de cocina (menos a un Teniente Cadete,) 64 soldados fueron hechos Prisioneros. Los insurgentes arrebatamos a los militares la mayoría de las armas: fusiles, ametralladoras , lanzagranadas, un mortero 81mm, munición de diferente tipo, mochilas, botas, uniformes, radios de comunicación, alimentos almacenados y cualquier cosa que nos pudiera servir.

En Las Vueltas murieron 3 de nuestros compañeros. Entre los guardias y patrulleros unos 15; también 8 GN fueron prisioneros. Las armas recuperadas fueron 2 ametralladoras, varios fusiles G-3, y todas las armas de los patrulleros. En la comandancia de los GN encontramos abundante munición, un radio de comunicación militar (PRC-77), un mapa completo de La Montañona y una copia del plan de la operación de Octubre de 1981, entre otras cosas.

Ese día, en Chalatenango, el FMLN dio un gran salto al acabar con una compañía del ejército en sus propias trincheras; también con el mito que la GN era invencible. Su grito: “La Guardia Nacional no se rinde” quedó en el pasado, la casa cuartel destruida dejó ser lugar de tortura y muerte. Talvez esas fueron las razones para que Las Vueltas, se convirtiera por varios meses en el lugar más turístico del frente norte.

La emboscada insurgente fue desmontada el siguiente día de los ataques; pues los refuerzos nunca llegaron... La operación de gran envergadura la hicieron después de un mes.

Los prisioneros fueron trasladados a Laguna Seca, donde continuaron recibiendo buen trato. Allá los GN se burlaban de sí mismos por pensar que en Las vueltas los guerrilleros les colgaríamos del árbol de carao frente a la iglesia, porque escucharon al jefe guerrillero pedir un lazo largo. El cual solo sirvió para pasarlo entre los brazos que todos tenían amarrados hacia atrás y de esa forma evitar que alguien se escapara... Era gracioso ver aquellos militares cuando se les ordenaba formar y luego en términos guerrilleros les mandábamos hacer algún giro o dar tantos pasos para algún lado en terminología diferente. Todos a revesados... A cualquiera le daban ganas de reír.

Después de algunos días todos los prisioneros fueron liberados sanos y sin sufrir malos tratos. Al despedirnos, militares y guerrilleros parecíamos familiares o buenos amigos. Abrazos, apretones de mano, deseos de buena suerte, entre los que un día peleamos a muerte.

Había acuerdo para entregarlos a la Cruz Roja Internacional en un lugar neutral, pero los jefes militares en Chalatenango no permitieron paso a la caravana al momento de entrega, por lo que los compañeros plantearon a los prisioneros regresar al campamento o marchar todos juntos hacia Chalatenango bajo su propio riesgo.

Decidieron por lo segundo; pero en vez de ir a su Cuartel Central por temor a que sus jefes los fusilaran llegaron a La Sierpe, donde permanecía un contingente dirigido por mandos medios y bajos; quienes les protegieron e intermediaron con altos jefes, los cuales ordenaron que se les trasladara al cuartel de Chalatenango en camiones encerrados para que los civiles no les vieran; pues era algo muy vergonzoso para ellos y buena publicidad para la guerrilla. Tenían miedo que la población al saber que los insurgentes estábamos ganando la guerra se nos unieran en masa.

Todos los prisioneros fueron interrogados por el alto mando de aquel cuartel y luego a unos les dieron de baja, otros los incorporaron a labores de limpieza o mantenimiento y a los demás al combate. Varios de ellos se rindieron nuevamente en enfrentamientos posteriores, debido a que les habíamos aconsejado que la mejor forma de salvar sus vidas era rendirse de inmediato.