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León Trotsky


Hace falta un nuevo partido en Alemania



Escrito: 29 de marzo de 1933
Primera Edición: Bulletin International de l'Opposition Communiste de Gauche #2/3, abril 1933
Fuente: Leon Trotsky, "Oeuvres" (Tomo I). EDI, Paris 1978
Digitalización - Traducción: Germinal
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2001




Nuestro abandono de la consigna de la "reforma" del K.P.D. puede provocar dudas entre algunos camaradas. Intentemos prever algunas de las posibles objeciones:

a) nosotros hemos proclamado siempre nuestro apego al partido oficial; ahora vamos a darle la espalda. Esto separará de nosotros a los comunistas; b) el partido es ahora ilegal. Existen, un poco por todos lados, numerosas células y organizaciones que están activas: hay que respaldarlas; c) Urbahns y otros dirán que tenían razón contra nosotros al decir que el K.P.D. ya estaba muerto; d) somos todavía demasiado débiles para asignarnos la tarea de crear un nuevo partido.

Todas estas consideraciones son insostenibles. Nuestro punto de partida era que la clave de la situación estaba en las manos del K.P.D. Y eso era correcto. Sólo un giro tomado a tiempo del K.P.D. podía salvar la situación. Oponerse al partido en esas condiciones, proclamando anticipadamente su muerte, habría significado afirmar a priori la ineluctabilidad del fascismo. No podíamos hacerlo. Había que agotar hasta el final todas las posibilidades de la antigua situación. Ahora la situación ha cambiado básicamente. La victoria del fascismo es un hecho, tanto como el hundimiento del K.P.D. Ya no se trata de un pronóstico, ni de una crítica teórica, sino de un acontecimiento histórico considerable que va a penetrar cada vez más profundamente en la conciencia de las masas, incluida la de los comunistas. Debemos edificar el conjunto de nuestra perspectiva y nuestra estrategia sobre las consecuencias inevitables de este acontecimiento y no sobre consideraciones secundarias. No hay duda de que numerosos elementos subjetivamente revolucionarios del antiguo partido intentarán salvarlo sin renunciar a su vieja base de principio. Puede esperarse en un futuro muy próximo , una vez pasado el estupor inicial, una intensificación de las actividades comunistas ilegales. Pero todo este trabajo no tiene ningún futuro sin una revisión fundamental de todo el bagaje ideológico, sin elaboración de nuevos métodos, sin una nueva selección de militantes, etc. Los esfuerzos y los sacrificios consentidos sobre la base de las concepciones de ayer no serán señales de un renacimiento, sino de las convulsiones de la agonía. En condiciones de legalidad, la política del centrismo burocrático -basada en la mentira, el aparato y las finanzas- ha podido dar durante mucho tiempo la impresión de potencia. Pero es exactamente lo contrario para una organización ilegal -que sólo puede sostenerse por la abnegación total de sus partidarios- porque esta abnegación sólo puede nacer de una política justa y de la honestidad ideológica de la dirección. Si estas condiciones no se cumplen, la organización ilegal perecerá inevitablemente (Ejemplo: Italia).Sería inadmisible nutrir ningún tipo de ilusiones sobre las perspectivas del aparato estalinista en la ilegalidad o de orientarse hacia él partiendo de consideraciones sentimentales en vez de hacerlo desde una política revolucionaria. El aparato está infestado de funcionarios retribuidos, de aventureros, de carreristas, de agentes fascistas de ayer y de hoy. Los elementos honestos estarán privados de cualquier brújula. La dirección estalinista instaurará en el partido ilegal un régimen aún más infame y vergonzoso que en el partido legal. En estas condiciones, el despunte del trabajo ilegal sólo será una llamarada, aunque heroica. Sólo producirá podredumbre. La Oposición de izquierda debe situarse enteramente sobre el terreno de la nueva situación histórica creada por la victoria del fascismo. No hay nada más peligroso, durante los giros bruscos de la historia, que aferrarse a las antiguas fórmulas, habituales y cómodas. Es el camino directo para perderse.

Urbahns y Cía. Dirán: "nosotros dijimos siempre que hacía falta un nuevo partido". Pero el autodenominado partido comunista obrero, el K.A.P.D. lo dijo mucho antes que Urbahns, durante los años en que éste se empleaba, contra nosotros, en llevar a su perdición al partido oficial. La esencia del sectarismo consiste precisamente en que mide los procesos históricos con la escala de su propio grupo. El nuevo partido comenzó para Urbahns en el momento de su propia ruptura con la burocracia. Por el contrario, el marxista mide todas las organizaciones y todos los grupos con la escala del proceso histórico objetivo.

Durante el transcurso de los dos últimos años, hemos escrito en varias ocasiones que nuestra actitud frente al partido oficial no tenía valor de dogma y que grandes acontecimientos, que cambiaran radicalmente la situación de la clase obrera, podrían obligarnos a modificar nuestra posición. Y, como ejemplo de tales acontecimientos, citábamos normalmente la victoria del fascismo en Alemania y el derrumbe del poder soviético. Nuestro giro no tiene nada de subjetivo ni de arbitrario: está dictado íntegramente por la marcha del proceso en el que la política de la burocracia estalinista es el elemento principal.

Se nos dice : "Somos demasiado débiles para proclamar el nuevo partido". Pero nadie propone eso. Cómo y cuándo se creará el nuevo partido depende en gran medida de las condiciones objetivas, y no solamente de nosotros. Sin embargo, es preciso que tengamos una línea justa. Manteniendo ilusiones sobre la vitalidad del viejo partido, lo único que conseguiremos será frenar la formación del nuevo.

Por otra parte, no hay que perder de vista ni por un instante que los procesos de descomposición se van a dar no sólo en el partido oficial, sino también en la socialdemocracia, en el S.A.P., en todas las organizaciones, grupos y sectas, que no podrán sobreponerse a la prueba de esta catástrofe histórica. En estas condiciones, hay que crear un eje independiente que permita la cristalización de todos los elementos revolucionarios, con independencia de su pasado partidista.

Quizá se nos responderá: "la lógica de esta posición conduce a una ruptura con la I.C. La lógica formal tal vez. Pero los procesos históricos no se desarrollan con la lógica formal, sino de forma dialéctica. Nosotros no abandonamos nuestros esfuerzos para salvar el poder soviético de la ruina hacia la que lo arrastran los estalinistas. No podemos saber por anticipado cuál será, en las otras secciones de la I.C., la reacción ante la victoria del fascismo. Aquí la verificación corresponde a los acontecimientos, con nuestra ayuda activa.

La cuestión de la ruptura abierta con la burocracia estalinista en Alemania tiene ahora una enorme importancia. ¡La vanguardia revolucionaria no perdonará a los estalinistas el crimen histórico que ha cometido! Alimentando la ilusión de la vitalidad del partido de Thaelmann-Neumann apareceríamos ante las masas como auténticos abogados de su fracaso. Esto significaría que estaríamos en riesgo de deslizarnos por la pendiente del centrismo y de la descomposición.


Sobre la traducción: León Trotsky. Obras. Marzo 1933 - Julio 1933. Publicadas bajo la dirección de Pierre Broué. Introducción y notas de Pierre Broué y Michel Dreyfus. Publicación del Institut Léon Trotsky. Tomo I. París EDI 1978. Études et documentation internationales. Se traducen exclusivamente los documentos de L. Trotsky y las referencias del editor que contribuyen a su identificación.



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