INTRODUCCIÓN (II)
Para captar en toda su magnitud
el pensamiento de Trotsky sobre la economía de transición en la
Unión Soviética debemos plantear al lector el recaudo metodológico
de relacionar los trabajos que se presentan en esta sección con los análisis
sobre la situación y la dinámica del capitalismo mundial de la
primera parte de este libro. Vale la pena a este respecto recordar cuando en
octubre 1926, durante la XV Conferencia del Partido Comunista -la última
en la que pudo intervenir antes de ser enviado al destierro por la burocracia
gobernante-, Trotsky contestó irónicamente a la manera en que
Bujarin quería presentar la controversia entre la Oposición Unificada
y el bloque gobernante. Bujarin había escrito que "la controversia
gira en torno a esto: ¿podemos construir el socialismo y completar su
construcción si echamos a un lado los asuntos internacionales..?".
Trotsky replicó: "Si echamos a un lado los asuntos internacionales,
podemos hacerlo; pero el hecho es que no podemos echarlos a un lado. Podemos
salir desnudos a pasear por las calles de Moscú en enero si echamos a
un lado el clima y la policía. Pero me temo que ni el clima ni la policía
nos echarán a un lado a nosotros..."1.
En esta concepción, en la cual el destino de la URSS -un país
económicamente atrasado- no podía deducirse independientemente
de la política y economía mundiales, Trotsky no hacía más
que continuar lo que había sido un patrimonio común de los bolcheviques
hasta que Stalin proclamó en 1924 la pseudo-teoría del "socialismo
en un solo país". Desde el triunfo mismo de la revolución
los bolcheviques consideraban que el destino del primer Estado obrero de la
historia estaba ineluctablemente ligado a las perspectivas de la revolución
proletaria internacional. Lenin afirmaba que "... nosotros pusimos nuestras
esperanzas en la revolución socialista internacional, y ello era perfectamente
justificable... Nosotros siempre subrayamos que vemos las cosas desde un punto
de vista internacional y que es imposible llevar a cabo en un solo país
una empresa como la revolución socialista". En otra oportunidad
señaló: "Nosotros les hemos dicho siempre y repetidamente
a los obreros que... la condición básica de nuestra victoria reside
en la propagación de la revolución a varios, cuando menos, de
los países más avanzados". Y ante el VI Congreso de los Soviets
afirmó: "La victoria completa de la revolución socialista
es inconcebible en un solo país, pues ella requiere la cooperación
más activa de varios países avanzados cuando menos, entre los
cuales no puede contarse a Rusia..."2. Fue este punto de vista internacionalista
el que Trotsky preservó contra la perversión del marxismo en que
consistía la "teoría" del "socialismo en un solo
país".
Como el lector podrá comprobar en los textos que aquí presentamos,
la concepción internacionalista de Trotsky estaba acompañada por
un análisis minucioso de la dinámica de la situación en
la Unión Soviética misma, en particular de la relación
entre el proletariado y el campesinado (en términos económicos,
entre la industria y la agricultura) y entre la economía soviética
y el mercado capitalista mundial. Como tantas otras, no fue más que una
fábula (repetida hasta el infinito) aquélla que presentaba a Stalin
"como un constructor realista" y a Trotsky como un "teórico
fantasioso". Por el contrario. La rigurosidad teórica de Trotsky
le permitió anticipar las contradicciones a las que en distintos momentos
se enfrentaría la economía soviética, mientras que el empirismo
extremo de la burocracia la llevaba a actuar como reacción a los acontecimientos,
en zigzag como caracterizaba Trotsky, con costos enormes para el proletariado
soviético e internacional.
En estos trabajos, que abarcan un período que va de 1918 hasta la elaboración
en 1936 de La Revolución Traicionada, se encuentran muchas apreciaciones
que van más allá de su especificidad histórica, que son
verdaderos principios a tener en cuenta para encarar el desarrollo económico
con métodos socialistas en los países económicamente atrasados;
es decir, aquellas naciones en las que, como ocurrió en Rusia y Trotsky
plantea en las tesis sobre la revolución permanente, en determinadas
circunstancias pueden llegar a la dictadura del proletariado antes que los países
avanzados pero nunca antes que ellos al socialismo.
Del comunismo de guerra a la NEP
A poco de la conquista del
poder, los bolcheviques se enfrentaron a una dura guerra civil, en la que lucharon
contra una coalición de los defensores de la vieja sociedad con los ejércitos
imperialistas que vinieron en su ayuda. La guerra civil se inició en
mayo de 1918 con el levantamiento de la Legión Checoslovaca, extendiéndose
rápidamente. Pasarán más de treinta meses hasta que el
Ejército Rojo, puesto en pie por Trotsky prácticamente de la nada,
logre las victorias decisivas sobre los ejércitos blancos: en noviembre
de 1920 son derrotadas las tropas reunidas bajo el mando del barón Wrangel,
un ex general zarista, que apoyado por consejeros, capitales y armamento francés
había atacado la Ucrania soviética.
Las decisiones económicas de este período estuvieron determinadas
por las necesidades de la guerra civil. Luego de un primer momento en que fueron
expropiados los terratenientes entregando la tierra a los campesinos y se estableció
el control obrero en la industria3, se procedió a la expropiación
del conjunto de la burguesía. Para garantizar la alimentación
de las ciudades y del ejército se implantó lo que se conoció
con el nombre de "comunismo de guerra" que, junto a la nacionalización
completa de la industria y la distribución, establecía la requisición
obligatoria por parte del Estado del sobreproducto campesino. "La confiscación
de los excedentes de granos de los campesinos y el reparto de raciones no eran
medidas propias de una economía socialista, sino de una fortaleza asediada",
decía Trotsky en 1922. Sobre las necesidades que guiaron esta política
Trotsky señalaba:
"Una vez conquistado el poder, el trabajo de construcción, sobre
todo en el campo económico, se convierte en el trabajo clave, y también
en el más difícil. Su solución depende de factores de muy
variado orden y de diferente magnitud. (...) La importancia relativa de estos
factores para la construcción del socialismo sigue este orden. El factor
fundamental es el nivel de las fuerzas productivas; luego, el nivel cultural
del proletariado; finalmente, la situación política y militar
en la que se encuentra el proletariado tras la conquista del poder. Pero este
es un orden rigurosamente lógico. En la práctica, la clase obrera,
al asumir el poder, se enfrenta inicialmente a las dificultades políticas.
En nuestro país hemos tenido los guardias blancos, las intervenciones
militares, etc. En segundo lugar, la vanguardia proletaria se tropieza con las
dificultades que surgen del nivel cultural inadecuado de las más amplias
masas trabajadoras. Y sólo después, y en tercer lugar, la construcción
económica choca con los límites establecidos por el nivel existente
de las fuerzas productivas. Nuestro partido, una vez en el poder, debía
casi siempre llevar adelante su trabajo bajo la presión de las necesidades
de la guerra civil. La historia de la construcción económica durante
los cinco años de existencia de la Rusia soviética no puede ser
comprendida únicamente desde un punto de vista económico. Debe
ser abordada en primer lugar, con el barómetro de las necesidades político-militares,
y sólo en segundo lugar, con el de la conveniencia económica.
Lo que es racional en la vida económica no siempre lo es en la vida política.
Si me veo amenazado por una invasión de guardias blancos, hago volar
el puente. Desde el punto de vista de la conveniencia económica abstracta,
esto es un barbarismo, pero desde el punto de vista político es una necesidad.
Sería un tonto y un criminal si no volara el puente en el momento justo.
Estamos reconstruyendo nuestra economía de conjunto, bajo la presión
de la necesidad de asegurar militarmente el poder de la clase obrera (...) Las
potencialidades de organización del Estado obrero se encontraban muy
lejos de la nacionalización total. pero la verdad es que bajo la guerra
civil tuvimos que llevar a cabo esta nacionalización. Es fácil
demostrar y comprender que si hubiéramos actuado más prudentemente
al nivel económico; es decir, expropiando a la burguesía a un
ritmo racional y gradual, ello habría sido una gran irracionalidad política
y una locura por nuestra parte. Esta política no nos hubiera permitido
celebrar el quinto aniversario de la revolución, en Moscú, con
los comunistas del mundo entero."4
Hacia fines de 1920 y principios de 1921, el "comunismo de guerra"
era evidente que entraba a un callejón sin salida. Según señala
el mismo Trotsky, las discusiones fraccionales surgidas entre los bolcheviques
(como la aguda polémica sobre los sindicatos) tenían como trasfondo
esta situación a la que era necesario encontrar una salida.
La crisis era aguda. Pierre Broué describe como el país "en
el que la revolución ha alcanzado su primera victoria y en el que se
ha iniciado la construcción del primer Estado obrero parece llegar, tres
años después de estos triunfos, al borde mismo de la desintegración.
Regiones enteras viven en un estado de anarquía rayando en la barbarie
bajo la amenaza de las partidas de bandidos. Toda la estructura económica
parece haberse derrumbado. La industria fabrica, en cantidad, sólo un
20% -un 13% en valor- de su producción de preguerra. La producción
de hierro supone un 1,6%, la de acero un 2,4%. Las producciones de petróleo
y de carbón, que son los sectores menos afectados, no representan más
que el 41% y el 27% respectivamente de las cifras de preguerra: en los otros
sectores el porcentaje oscila entre un 0 y un 20%. El equipo está prácticamente
destruido: el 60% de las locomotoras están fuera de uso y el 63% de las
vías férreas son inutilizables. La producción agrícola
ha sufrido un descenso tanto en cantidad como en valor. La superficie cultivada
se reduce en un 16%. En las regiones más ricas los cultivos especializados,
destinados al comercio o a la ganadería, han desaparecido dejando su
lugar a unos cultivos de subsistencias de ínfimo valor. Los intercambios
entre las ciudades y el campo se han visto reducidos al mínimo, a la
requisa y al trueque entre individuos."5 Esta situación se veía
acompañada por la ausencia de un triunfo proletario en Occidente, con
el cual los bolcheviques habían contado, y una estabilización
capitalista relativa luego de la oleada revolucionaria de la inmediata postguerra,
cuestiones que se expresaron en la orientación planteada en el III y
IV Congresos de la Internacional Comunista (junio de 1921 y noviembre de 1922
respectivamente).
La salida encontrada fue la llamada Nueva Política Económica,
la NEP. La NEP fue adoptada por el X Congreso del partido, en marzo de 1921,
concebida por Lenin como una "retirada forzada" hacia el mercado,
con el fin de lograr el aumento de la producción en el agro y la industria.
"Su propósito inmediato -señala Isaac Deutscher-, era inducir
a los campesinos a vender alimentos y a los comerciantes privados a traer los
alimentos del campo a la ciudad, del productor al consumidor"6. Las concesiones
dadas al intercambio y a la producción privados eran controladas con
la mantención en poder del Estado de los principales recursos de la industria
y el transporte así como del riguroso monopolio del comercio exterior7.
Esta política provocó un importante reanimamiento de la producción
agrícola y de la industria liviana, aunque no de la industria pesada8.
La oposición de 1923-24: El nuevo curso
A fines de 1922 la NEP había
logrado resultados positivos. La producción agrícola se había
renovado. La cosecha de trigo de 1922 llegaba ya a las tres cuartas partes de
la obtenida antes de la guerra. Las ciudades vuelven a poblarse y también
la industria se recupera. Pero los progresos de la industria estatal son menos
notorios que los del pequeño artesano y la industria privada, y los de
la industria pesada son lentos en comparación con los de la industria
ligera. Esto provoca que mientras los precios agrícolas disminuyen producto
de las buenas cosechas, aumentan los precios de los productos industriales.
El consumidor campesino es privado así de una parte sustancial de sus
beneficios, mientras se produce una nueva depresión relativa del nivel
de vida del proletariado industrial. A estas consecuencias sociales de la NEP,
hay que agregar el aumento de la diferenciación social que provoca en
el campo (el kulak, campesino rico, es el principal beneficiario de la nueva
situación), la fuerza cobrada por los comerciantes privados y que "los
cuadros técnicos de la pujante industria, administradores e ingenieros,
reclutados entre los especialistas de extracción burguesa y preocupados
tan sólo por el rendimiento y la productividad, cobran una importancia
que inquieta a los sindicatos"9. Lenin diría sobre las nuevas contradicciones
sociales generadas por la NEP: "Hay más contradicciones en nuestra
realidad económica que las que existían antes de la nueva política
económica: mejoras parciales y pequeñas en la posición
económica de algunos sectores de la población y que afectan a
pocas personas; y absoluta incapacidad para que los recursos económicos
satisfagan las necesidades perentorias del resto, de la mayoría. Estas
contradicciones se han agudizado. Y es natural que, mientras hacemos un pronunciado
viraje, no sea posible escapar enseguida de estas contradicciones."10
Esta situación abrió diferencias entre los dirigentes bolcheviques
sobre las medidas a tomar. Desde 1922 Trotsky venía haciendo hincapié
en la necesidad de gestionar de una manera más articulada los recursos
económicos en manos del Estado. Bregaba por la formulación de
un plan general sobre el cual organizar los recursos de las distintas regiones
y departamentos, particularmente encaminado al aumento de la productividad en
la industria pesada, que era muy baja. Esto no podía lograrse sin la
racionalización de los recursos existentes y el aumento de las inversiones
en la industria pesada, a partir de fondos recabados mediante el cobro de impuestos
a los sectores más enriquecidos, los kulaks y los nepman11. Con esta
posición confrontaban en el elenco dirigente, grosso modo, dos posiciones.
Una, minoritaria, sostenía que los fondos para la industria debían
provenir de empréstitos provistos por potencias extranjeras, postura
que era planteada por Krasin. Otra, mayoritaria en el Politburó, restaba
importancia al problema y ponía el centro en seguir otorgando créditos
a los campesinos, mientras que condenaba toda postura a favor de mayor planificación
como "una vuelta a los tiempos del comunismo de guerra".
Lenin había sufrido su primer ataque de apoplejía en mayo de 1922.
Sólo retomaría sus labores en un breve lapso, entre octubre de
ese año y febrero de 1923, cuando sufriría un tercer ataque que
lo postraría hasta su muerte en enero de 1924. Como es sabido, sus últimos
combates estuvieron dirigidos contra la burocratización del partido,
que para Lenin habían alcanzado rasgos harto preocupantes y que se encarnaban
en la figura de Stalin, Secretario General del partido12. El XII Congreso del
partido se realizó poco después del último ataque sufrido
por Lenin. Aunque las divergencias crecían en el seno del Politburó,
máximo organismo de dirección partidaria después del Comité
Central, las diferencias sobre el rumbo económico a tomar no se plantean
en forma de tesis contrapuestas en el Congreso. En el mismo, Trotsky desarrolla
sus ideas económicas en las Tesis sobre la Industria y otros trabajos
(como el Informe sobre la producción dado al Congreso, que publicamos
aquí bajo el título de Producción y revolución),
que son una expresión acabada sobre las medidas que según él
era imprescindible tomar para remontar la difícil situación que
se vivía en esos momentos13. Durante una de sus alocuciones al Congreso,
Trotsky mostró al partido la envergadura de la crisis que se abría
por la distorsión de los precios agrícolas e industriales (la
"crisis de las tijeras"), y el peligro que ello significaba para la
alianza obrera y campesina (smytchka). E. H. Carr narra esa situación
en El interregno: "Trotsky exhibió un diagrama que mostraba las
relaciones de precios entre los productos agrícolas y los industriales
desde el verano anterior. Las dos líneas convergían y se cruzaban
en septiembre de 1922 (este era el punto de paridad calculado con arreglo a
los precios de 1913) y desde ese punto divergían gradualmente tanto,
que daban al diagrama el aspecto de unas tijeras abiertas. Las tijeras representaban
el rápido movimiento de los precios desde el otoño de 1922 a favor
de la industria, neutralizando y cancelando el movimiento de precios a favor
de la agricultura, que se había producido con la introducción
de la NEP. Con arreglo al diagrama de Trotsky, los precios industriales en marzo
de 1923 se encontraban por encima del 140% del nivel de 1913, mientras los precios
agrícolas descendieron más de un 80%. Y esta disparidad continuaba
aumentando con gran rapidez."14
Junto a distintas propuestas más coyunturales, Trotsky sostuvo una serie
de ideas claves. Insistía en primer lugar en plantear el rol general
que debía tener la industria en la economía soviética:
"Las relaciones mutuas que existen en nuestro país entre la clase
obrera y el campesinado se basan en último análisis sobre las
relaciones mutuas entre la industria y la agricultura. En última instancia,
la clase obrera puede mantener y fortalecer su rol dirigente, no mediante el
aparato del Estado o el ejército, sino por medio de la industria que
da origen al proletariado. El partido, los sindicatos, las asociaciones juveniles,
nuestras escuelas, etc., tienen como tarea la educación y la preparación
de las nuevas generaciones de la clase obrera. Pero todo este trabajo resultará
construido sobre pies de barro si no tiene como base una industria continuamente
en expansión (...) Sólo en la medida en que la industria haga
progresos reales y que la industria pesada -que constituye la única base
firme para la dictadura proletaria- se recupere, y en la medida en que el trabajo
de electrificación sea completado, será posible, y en verdad inevitable,
alterar la importancia relativa en nuestra vida económica de la agricultura
y la industria y desplazar el centro de gravedad desde la primera a la segunda
(...) Cuánto tiempo durará el período de la importancia
predominante de la economía campesina en el sistema económico
de nuestra federación dependerá no sólo de nuestro progreso
económico interno (...) sino también del proceso de desarrollo
que tiene lugar más allá de las fronteras de Rusia, esto es, sobre
todo de los caminos que tome la revolución en Occidente y Oriente. El
derrocamiento de la burguesía en cualquiera de los países capitalistas
más avanzados rápidamente imprimiría su marca al ritmo
del conjunto de nuestro desarrollo económico, ya que multiplicaría
de inmediato los recursos técnicos y materiales para la construcción
socialista"15.
En el XII Congreso Trotsky también sostiene que es necesario sobrepasar
la etapa de la "acumulación socialista primitiva"16, término
acuñado originalmente por V. N. Smirnov (que pertenecía a los
"centralistas democráticos") y que luego fue popularizado por
Preobrazhensky en sus debates contra Bujarin y sus seguidores en los años
1925-2617. Un país atrasado como Rusia, sin poder contar con el auxilio
inmediato del proletariado en el poder en los países más avanzados
de Occidente, debía realizar una transferencia de recursos de la agricultura
a la industria para hacer más productiva a ésta. Para Trotsky
la planificación era fundamental para lograrlo y consolidar las posiciones
socialistas en la economía. Sólo aumentando la producción
y la productividad tanto en la industria ligera como pesada, podría ver
el campesino, recibiendo bienes de consumo más baratos a la vez que nuevos
medios de producción modernos sobre los cuales incluso avanzar en una
colectivización gradual, las ventajas del nuevo régimen y se alejarían
las tendencias hacia la restauración capitalista que brotaban por todos
los poros de la economía campesina. Trotsky planteaba la ecuación
de la economía soviética en términos de la competencia
entre un sector de la economía nacionalizado, expresión del poder
del proletariado en la economía, con los sectores de la economía
librados al dominio del mercado, a su vez apoyados en el capitalismo mundial.
Estos elementos ganarían fuerza si no se los controlaba rígidamente
y se utilizaban los recursos generados por él para fortalecer la productividad
de la industria nacionalizada. De ahí que se inclinaba por ir dando pasos
en una superación gradual de la NEP: "Nuestra nueva política
económica se estableció con firmeza y por un largo período,
pero no para siempre. Adoptamos la ´nueva´ política para,
sobre sus propias bases y en buena parte utilizando sus propios métodos,
tratar de superarla... a la larga ampliaremos este principio de planificación
al conjunto del mercado y, al hacerlo, lo eliminaremos. En otras palabras, nuestros
éxitos con la Nueva Política Económica nos van acercando,
automáticamente, a su liquidación y a reemplazarla por una política
económica, más nueva todavía, que será ya una política
socialista."18
Luego del XII Congreso, realizado en abril de 1923, la "crisis de las tijeras"
se agravó, llegando a su pico máximo en octubre. A la espera de
obtener mejores precios, las industrias retenían sus productos y no los
enviaban a los campesinos; estos, a su vez, manifestaban su descontento. Paralelamente,
en agosto y septiembre se desató una importante oleada de huelgas obreras.
Es sobre esta base que las diferencias que se venían dando en el Politburó
y en el Comité Central se profundizarán. Poco después que
Trotsky dirigiera una carta al Politburó con cuestionamientos al aumento
del dominio del poder del aparato y a la falta de medidas en relación
a la crisis económica, saldrá la declaración conocida como
El programa de los 46, donde cuarenta y seis importantes dirigentes del partido
(entre ellos Preobrazhensky, Alsky, Serebriakov, Piatakov, Antónov Ovseienko,
Iván N. Smirnov, Vladimir Smirnov, Muralov, Sapronov, Osinsky, Sosnovsky
y Vladimir Kossior) plantean su crítica a la inacción del partido
en el plano económico y a la degeneración burocrática en
el régimen partidario:
"La extrema gravedad de la situación nos obliga (en interés
de nuestro partido, en interés de la clase trabajadora) a manifestar
con entera claridad que continuar con la política que sigue la mayoría
del Politburó amenaza con acarrear a todo el partido lamentables reveses.
La crisis económica y financiera iniciada a fines de julio del presente
año, con todas las consecuencias políticas e internas del partido
que se derivan de ella, ha revelado inexorablemente la incapacidad de la jefatura
del partido, tanto en el dominio económico como en el de las relaciones
internas del partido.
El carácter ocasional, superficial y carente de sistematización
de las decisiones del Comité Central, que no ha conseguido poner orden
en el dominio económico, nos ha llevado a una situación en la
que, a pesar de los indudables éxitos logrados en el campo de la industria,
la agricultura, las finanzas y el transporte -éxitos conseguidos espontáneamente
por la economía del país, y a pesar de la ineptitud de la jefatura,
o más bien, a pesar de la ausencia de toda jefatura- estamos abocados
no sólo a la desaparición de todos estos éxitos, sino también
a una grave crisis económica (...) la crisis económica, crediticia
y financiera ... ya ha comenzado. Si no se toman desde ahora medidas enérgicas,
meditadas y planificadas, si continúa la falta de dirección, nos
enfrentaremos con la posibilidad de un colapso económico muy grave que,
inevitablemente, acarreará complicaciones políticas internas y
una parálisis total de nuestra efectividad externa y de nuestra capacidad
de acción. Y esto último, como todos pueden comprender, nos es
ahora más necesario que nunca; de ello depende el destino de la revolución
mundial y de la clase trabajadora de todos los países.
Igualmente, en el dominio de las relaciones dentro del partido vemos cómo
la misma inepta dirección lo paraliza y desarticula; esto se deja ver
con especial claridad en la crisis por la que ahora atravesamos (...)"19.
La Oposición se fue disponiendo a dar pelea teniendo en vista la próxima
XIII Conferencia del partido. Si bien Trotsky no fue firmante de la declaración20,
pronto se transformó en el centro de los ataques del "triunvirato"
conformado por Stalin, Zinoviev y Kamenev, que había tomado el control
del partido. Estos lanzaron una dura lucha contra los oposicionistas, acusándolos
de "fraccionalismo". Inicialmente las posiciones de la Oposición
habían recibido un importante apoyo en Moscú, aunque el aparato
fue realizando una política persecutoria que provocó el aislamiento
y derrota de la oposición, cuestión que se vio favorecida por
la derrota sin combate del Partido Comunista Alemán, que dejó
pasar una situación revolucionaria aguda que desde Rusia se anticipaba
como la posible emergencia del "octubre alemán". En el transcurso
del debate Trotsky publica los artículos aparecidos con el título
de El nuevo curso, en los que se encuentran sus puntos de vista acerca de los
distintos aspectos en discusión (la política economica, el papel
del aparato, el carácter del "leninismo", etc.). En particular
cobra trascendencia la anticipación de Trotsky en el análisis
de la naturaleza del burocratismo. Mientras que Stalin lo señala como
producto de los "resabios del comunismo de guerra", Trotsky lo indica
como producto específico de las nuevas condiciones generadas tras la
estabilización de la situación luego de terminada la guerra civil21.
Fue en esta lucha donde se alentaron los mitos sobre los que se atacaría
a Trotsky por varios años: las acusaciones de "extraño al
leninismo", "superindustrialista", "subestimación
y desprecio al campesinado", corrían como reguero de pólvora
por las bocas y las plumas de los miembros de la troika y de sus seguidores.
La discusión cobró nuevo impulso tras la publicación de
Trotsky de Lecciones de Octubre, un trabajo realizado como prólogo a
la edición de un tomo de sus Obras consagrado, precisamente, a sus escritos
durante octubre de 1917. La reacción de los triunviros no se hizo esperar.
La "revolución permanente" fue estigmatizada como herejía
"antileninista". En el otoño ruso de 1924, Stalin se aventuraba
a proclamar que Rusia podía prescindir del proletariado mundial para
construir el socialismo.
¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?
Luego de la derrota de la
oposición en la XIII Conferencia y en el XIII Congreso del partido, y
de la muerte de Lenin, Trotsky atendió sus funciones gubernamentales
aunque relegado a un segundo plano. Cinco meses después de su salida
del Comisariado de la Guerra, forzada por la troika, fue nombrado miembro del
Supremo Consejo de la Economía Nacional, donde presidió tres comisiones:
el Comité de Concesiones, la Dirección de Desarrollo Electrotécnico
y la Comisión Industrial Tecnológica. Mientras las divergencias
surgían en el seno del anterior bloque oficialista (el XIV Congreso va
a dar lugar a la "Oposición de Leningrado", en la que Zinoviev
y Kamenev con el apoyo de Krupskaia se enfrentan al eje mayoritario constituído
por Stalin y Bujarin), Trotsky se mantiene a la expectativa.
Desde el Comité de Concesiones encara una serie de trabajos e investigaciones.
Entre otras va a realizar un detallado estudio sobre el estado de las concesiones
y del comercio exterior de Rusia, que le facilitó la realización
de una investigación comparativa de la productividad de la mano de obra
rusa y la occidental: los resultados mostraban que la productividad de la mano
de obra rusa era sólo una décima parte de la norteamericana.
A su vez, en su puesto en la Dirección de Desarrollo Electrotécnico,
Trotsky realizó numerosos viajes, informes y proyectos. En uno de ellos
planteaba la utilización de los rápidos del Dniéper para
construir una central eléctrica, proyecto que se concretaría en
la década siguiente con el nombre de Dnieprostroy, que fue uno de los
prodigios de la industrialización soviética. Sus posiciones en
ese entonces sobre la economía soviética encuentran su más
acabada expresión en su gran trabajo ¿Hacia el capitalismo o hacia
el socialismo? donde, mientras registra los resultados positivos de la política
económica soviética en relación al fortalecimiento del
sector socialista sobre el sector capitalista de la economía de transición,
señala las nuevas contradicciones que se presentan a causa de los éxitos
logrados en la reconstrucción de la economía, en particular aquellas
que resultan de la mayor relación con el mercado mundial. Mientras que
hasta ahora la tarea consistía en volver a los niveles de preguerra,
alcanzada esta meta se plantea una superior, que es avanzar hacia la productividad
conquistada por los principales países de Occidente22. Este debe ser
para Trotsky el nuevo índice de comparación con el que deben medirse
los logros económicos del régimen soviético. Para avanzar
en ellos es necesario, aprovechando la ventaja de que los medios de producción
en manos del Estado obrero hacen que no deban despilfarrarse recursos en sostener
clases parasitarias, programar un aumento del coeficiente de crecimiento industrial
que duplique los niveles más altos que este había alcanzado bajo
el zarismo. Trotsky se pronuncia enemigo de la política de autarquía
económica que algunos sostenían como forma de "salir"
de las influencias de la economía mundial y, por el contrario, señala
que el monopolio del comercio exterior -el proteccionismo socialista- es un
gran instrumento para valerse de las relaciones económicas con el mercado
mundial para mejorar la calidad de la producción soviética: "La
división internacional del trabajo mundial es un factor que no puede
ignorarse. No podemos acelerar nuestro propio desarrollo por doquier si no nos
beneficiamos de un modo apropiado de los recursos que surgen de ésta"23.
Por último, Trotsky se plantea que toda perspectiva sobre el futuro de
la Unión Soviética debe analizarse en función de lo que
acontezca con el capitalismo mundial. Aquí sus preguntas van hasta el
nudo de la cuestión en cuanto a la pregunta de "¿quién
triunfará?". Sus planteos van de figurarse la hipótesis más
favorable del triunfo de una revolución socialista en Europa en los años
inmediatos a otras dos suposiciones en el caso que el mundo capitalista se mantuviese
en pie aún algunos decenios. Una se plantea si estos decenios serían
"décadas de flujos y reflujos tumultuosos, de cruel guerra civil,
de estancamiento o incluso de decadencia económica (...) En estas condiciones,
parece evidente que en el período de transición nuestra economía
alcanzaría el predominio simplemente a causa de la estabilidad incomparable
de nuestra base económica". La otra posibilidad es lo que sucedería
si, por el contrario, "en el curso de los próximos decenios se conformara
en el mercado mundial un nuevo equilibrio dinámico, una reproducción,
aunque más amplia, del período comprendido entre 1871 y 1914,
entonces el problema adquiere un aspecto completamente diferente. Este ´equilibrio´
equivaldría a suponer una nueva expansión de las fuerzas productivas
(...) Es completamente evidente que lo improbable se hará real, si lo
imposible se vuelve posible. Si el capitalismo mundial y, más específicamente,
el capital europeo, encontrara un nuevo equilibrio dinámico (no mediante
sus inconstantes combinaciones gubernamentales, sino mediante sus fuerzas productivas),
si la producción capitalista experimentara en los próximos años
o décadas un renacimiento, esto nos colocaría en la posición
particular de estar obligados a alcanzar a un tren expreso, aunque estamos todavía
tratando de cambiar nuestro lento tren de carga por un tren de pasajeros. Dicho
más simplemente, ello significaría que nos habríamos equivocado
en las apreciaciones históricas fundamentales, ello significaría
que el capitalismo no ha cumplido todavía su ´misión´
histórica y que la fase imperialista en que nos encontramos no sería
forzosamente una fase de decadencia del capitalismo, la fase de su agonía,
de su descomposición, sino la precondición de un nuevo período
de prosperidad.
Es evidente que bajo las condiciones de un renacimiento capitalista en Europa
y en el mundo entero, que posiblemente dure varios años, el socialismo
en un país atrasado se enfrentaría con peligros colosales. ¿Cuál
sería la naturaleza de estos peligros? Podrían ser los peligros
que surgen de una nueva guerra que, esta vez, el proletariado europeo ´apaciguado´
por las condiciones prósperas sería nuevamente incapaz de impedir,
y en la que el enemigo tendría una superioridad técnica colosal.
O podría tomar la forma de una inundación de mercancías
capitalistas que serían mucho mejores y más baratas que las nuestras,
que podrían quebrar el monopolio del comercio exterior y, junto con él,
las otras bases de nuestra economía socialista. Esta es, en el fondo,
una cuestión de importancia menor. Pero es evidente para todos los marxistas
que el socialismo en un país atrasado se encontraría bajo enorme
presión, si al capitalismo se le diera nuevamente una oportunidad no
sólo de vegetar, sino de desarrollar las fuerzas productivas en los países
más avanzados por un largo período de años."24 Los
veinte años que siguieron no vieron ni el triunfo de la revolución
proletaria ni un nuevo florecer del capitalismo europeo y mundial, sino convulsiones
de las más agudas sufridas por la humanidad en este siglo -ya de por
sí convulsivo-. La crisis del ´30, el triunfo del nazismo, el ascenso
revolucionario en Francia y su desvío mediante el Frente Popular, la
revolución y la guerra civil en España, el ascenso del proletariado
norteamericano, la consolidación de la burocracia thermidoriana en el
poder en la URSS: los acontecimientos que fueron marcando el camino hacia la
segunda guerra mundial, con sus secuelas de barbarie y destrucción sin
igual. La intrincada dialéctica del desarrollo histórico mostró
que, si la URSS pudo en este período mantenerse y su economía
fortalecerse aprovechando las contradicciones del capitalismo mundial, la consolidación
de la burocracia en el poder permitió que al fin de la segunda guerra
mundial ésta jugase el papel contrarrevolucionario más grande
de la historia, al desviar la revolución europea y permitir de este modo
los veinte años de recuperación del capitalismo mundial, conocidos
como el "boom" de la postguerra.
La Oposición Unificada (1926-1927)
Prácticamente todas
las ideas fundamentales de la antigua oposición del ´23 van a ser
tomadas por la Oposición Unificada, que surge en 192625 agrupando a las
anteriores oposiciones de Moscú y Leningrado, y a la que se van a sumar
varios seguidores de las antiguas Oposición Obrera y los centralistas
democráticos. Las consecuencias de la línea oficial defendida
por el bloque Stalin-Bujarin, de concesión en concesión al kulak
y al nepman, se apreciaban cada vez más claramente. La diferenciación
social no dejaba de aumentar en el campo, donde existía un proceso ininterrumpido
de concentración de tierras en manos del kulak. En el período
1925-26 se alquilan 15 millones de hectáreas frente a los 7,7 millones
del período 1924-25, casi todas ellas arrendadas por kulaks. En conjunto
los nepman, los kulaks y los burócratas alientan la política inmovilista
alimentada por las teorías que son la base para la política del
bloque gobernante: las de Bujarin sobre la estabilización del capitalismo
mundial por un largo período y de la integración pacífica
del kulak en el socialismo, y la formulada por Stalin sobre la construcción
del socialismo en un solo país. Bujarin diría que en la Unión
Soviética el socialismo avanzaría "a paso de tortuga".
Esta política de concesiones al kulak y al nepman se ve acompañada
por una orientación oportunista en el terreno internacional, que se expresará
en forma particularmente aguda en esos años.
La Oposición se dio a conocer formalmente en una sesión del Comité
Central en julio de 1926, por medio de la lectura de Trotsky de una declaración
firmada junto a Zinoviev y Kamenev, en la que señalaban su propósito
común de liberar al Partido de la tiranía del aparato y de luchar
por la restauración de la democracia en el Partido. La Oposición
se definía asimisma como "izquierda bolchevique", defensora
de los intereses de la clase obrera contra el campesinado rico, la burguesía
nepista y la burocracia. Incluía entre sus primeros reclamos el de un
aumento general de los salarios en la industria, financiados con impuestos más
altos a la burguesía de la NEP. La Oposición Unificada también
planteaba un aumento del ritmo de industrialización, la necesidad de
mejorar el nivel de vida de la clase obrera y los campesinos pobres y una crítica
a los postulados del "socialismo en un solo país", que era
una de las posturas esenciales del bloque dirigente. La Oposición rechazaba
abiertamente la idea de que pudiese construirse un socialismo autosuficiente
en el plano nacional, concepción que era incompatible con la tradición
leninista y los principios marxistas. "Nuestro partido, en su período
heroico, postuló sin reservas la revolución internacional, no
el socialismo en un solo país. Bajo esta bandera y con un programa que
declaraba francamente que la Rusia atrasada... no podía alcanzar por
sí sola el socialismo, nuestra juventud comunista vivió los años
más duros de la guerra civil, soportando el frío, el hambre y
las epidemias, realizó voluntariamente arduos trabajos en jornadas de
fin de semana, estudió y pagó cada paso adelante con innumerables
sacrificios. Los miembros del Partido y de las Juventudes Comunistas combatían
en los frentes y se ofrecían como voluntarios para cargar leños
en las estaciones de ferrocarril, no porque esperaran construir con aquellos
leños el socialismo nacional, sino porque le servían a la causa
de la revolución internacional, para la cual era esencial que la fortaleza
soviética resistiera; cada leño iba a reforzar esa fortaleza...
Los tiempos han cambiado... pero el principio conserva aún toda su vigencia.
El obrero, el campesino pobre, el guerrillero y el joven comunista han demostrado
por medio de toda su conducta hasta 1925 que no necesitan un nuevo evangelio.
Son el funcionario que mira con desprecio a las masas, el pequeño administrador
que no desea que lo molesten y el parásito del aparato del Partido ...
quienes la necesitan. Son ellos quienes piensan... que no se puede tratar con
el pueblo sin una doctrina de consolación... El obrero que comprende
que es imposible construir un paraíso socialista como un oasis en medio
del infierno del capitalismo mundial, y que comprende que el destino de la República
Soviética y el suyo propio dependen enteramente de la revolución
internacional, ese obrero cumplirá sus deberes para con la Unión
Soviética mucho más enérgicamente que aquél a quien
se le dice y cree que ya tenemos ´un socialismo al 90%´."26
La lucha duró prácticamente alrededor de dieciocho meses, culminando
finalmente con la derrota de la Oposición27. Nuevamente, al igual que
sucedió en la lucha de 1923-24, los resultados de los acontecimientos
internacionales no favoreció a los oposicionistas de izquierda. En el
curso de la lucha fraccional se produjeron la traición de la huelga general
inglesa por parte del Consejo General de las Trade Unions (que conformaba el
Comité Anglo-ruso con los sindicatos soviéticos), silenciada por
la camarilla stalinista, y fue derrotada la revolución china de 1926-27,
en la que la Oposición batalló contra la política menchevique
de Stalin de subordinación al Kuomintang de Chiang Kai Shek28.
Tras la derrota de la revolución china luego de la insurrección
de Cantón, y en medio de una feroz persecusión, superior a todo
lo que se había visto hasta entonces en el partido, Trotsky y la mayoría
de los oposicionistas fueron expulsados del partido y condenados al destierro,
mientras Zinoviev y Kamenev iniciaban el camino de capitulación ante
Stalin que poco después seguirían otros oposicionistas.
La colectivización
forzosa y la industrialización acelerada
Luego de derrotada la Oposición Unificada, todas las contradicciones
económicas y sociales que ésta había señalado, y
que fueron tratadas con sorna por el bloque dirigente, se manifestaron con agudeza.
En 1928 estalló la crisis del trigo. A principios de enero la cantidad
de trigo entrada en el mercado disminuye en un 25%, buscando los kulaks un aumento
de los precios que provocan la carestía en las ciudades. Se toman entonces
medidas de emergencia: incautación de los stocks en aplicación
del artículo 107 del Código Penal que prevé la incautación
de los stocks de especuladores; préstamos forzosos a los que se bautiza
como ´leyes de autoimposición´, refuerzo del congelamiento
de precios, vigilancia del precio del pan y prohibición de la compra
y venta directa en los pueblos. En abril, el Comité Central da una parcial
marcha atrás en estas medidas y autoriza un aumento del precio del pan,
ante la entrada del campo en pie de guerra contra las medidas gubernamentales.
Sin embargo, poco después, a fines de mayo, Stalin bosqueja los rasgos
de una política que toma el camino opuesto a la aprobada en el XV Congreso.
Las diferencias surgen abiertamente entre las dos tendencias del grupo gobernante,
la fracción "centrista" encabezada por Stalin y el "ala
derecha" representada por Bujarin, Rikov y Tomski29.
Temeroso ante la prepotencia del kulak, después de haber sostenido la
tesis de que se disolvería pacíficamente en el socialismo, Stalin
sostuvo un abrupto viraje hacia la industrialización acelerada y la colectivización
forzosa de la producción agraria. El ala derecha que encabezaba Bujarin
intentó resistir pero capituló sin dar batalla abierta.
Un sector de la Oposición de Izquierda, con figuras importantes como
Preobrazhensky y Radek a la cabeza, luego de un primer período de destierro,
sostuvieron que había que volver al partido dado que la fracción
de Stalin, encaminándose a la industrialización y llamando a combatir
al kulak, había tomado parte esencial del programa por el que la Oposición
había combatido. Desde el punto de vista económico cobran entonces
importancia las reticencias (formuladas en 1926)30 que Trotsky tenía
con aspectos de las formulaciones teóricas de Preobrazhensky, en el sentido
de que su formulación de la "ley de la acumulación socialista"
podía verse como compatible con la teoría del "socialismo
en un solo país"31: "El análisis de nuestra economía
desde el punto de vista de la interacción (tanto en sus conflictos como
en sus armonías) entre la ley del valor y la ley de la acumulación
socialista es en principio un enfoque extremadamente provechoso -más
precisamente, el único correcto-. Dicho análisis debe comenzar
dentro del marco de la cerrada economía soviética. Pero ahora
hay un peligro creciente de que este enfoque metodológico sea convertido
en una perspectiva económica acabada que prevea el ´desarrollo
del socialismo en un solo país´. Hay motivos para esperar, y temer,
que los seguidores de esta filosofía, que se han basado hasta ahora en
una cita mal entendida de Lenin, van a tratar de adaptar el análisis
de Preobraszhensky convirtiendo un enfoque metodológico en una generalización
para un proceso casi autónomo. Es esencial, a toda costa, detener esta
clase de plagio y falsificación."32
Trotsky, desde el destierro en Alma Ata primero y el exilio en la isla de Prinkipo
después, siguió paso a paso el desarrollo de los acontecimientos
en esos años. mientras se empeña en la organización de
la Oposición de Izquierda Internacional. Primero fue el análisis
del viraje y la muestra, con la crisis del trigo, que las tesis de la Oposición
se habían mostrado completamente ciertas. "...toda la teoría
del socialismo en un solo país fue sacada de la smytchka33. La línea
de pensamiento era ésta: dado que la smytchka consiste en relaciones
correctamente equilibradas entre la industria estatal y la agricultura campesina
o en relaciones que se vuelven cada vez más correctamente equilibradas,
¿no es evidente que un desarrollo gradual, aunque lento, de las fuerzas
productivas, descansando sobre la base de la smytchka, llevará automáticamente
el socialismo (si la intervención extranjera no lo impide)?
El conjunto del argumento descansa sobre un encadenamiento de errores de novatos.
En primer lugar, estas premisas parten de que la smytchka ya ha sido realizada.
La crisis de la recolección del grano es una categórica refutación
empírica de esta idea (...) En segundo lugar, incluso si hubiera un sólido
lazo entre la industria y la agricultura campesina, en realidad no constituiría
la base de una futura economía socialista en un marco nacional, sino
solamente una base sobre la cual construir una relación equilibrada y
estable entre el proletariado y el campesinado al interior de un solo país
aislado por todo el período de "respiro", es decir, hasta una
nueva guerra o nuevas revoluciones en otros países."34
Diez meses después, Trotsky analizaría los resultados de la nueva
política, señalando los avances en la industrialización
como una clara muestra de la superioridad de la planificación económica,
a la vez que desarrollando una dura crítica a la forma aventurera en
que la burocracia dirigía este proceso. "La industria logró
y continúa logrando conquistas sin precedentes en el capitalismo. Mucho
menos significativo, pero también evidente, es el progreso agrícola
de estos últimos años. A la vez, observamos una paradoja absoluta:
en el mercado hay una severa escasez de mercancías, que pese a los éxitos
económicos persiste de año en año y en determinados períodos
se agudiza al extremo. Pese al rápido crecimiento de la industria, faltan
los artículos manufacturados necesarios. Pero lo que resulta especialmente
crítico e intolerable es la escasez de productos agrícolas, a
pesar de que el país es predominantemente campesino (...) Las causas
fundamentales radican en la situación objetiva de un país económicamente
atrasado que, debido a la dialéctica histórica, terminó
siendo el primero en llegar a la dictadura del proletariado y a la construcción
socialista. Las causas secundarias residen en la política errónea
de la dirección, que cede a las influencias pequeñoburguesas y
aplica una política cuya función consiste en satisfacer únicamente
las necesidades inmediatas, y que es incapaz de comprender las circunstancias
en el momento necesario y de aprovechar al máximo los recursos económicos
y políticos de la dictadura."35
A la política oficial oponía: "Una correcta dirección
económica de la URSS significa que se utilicen los recursos y oportunidades
de manera tal que un ascenso genuino y notorio del nivel de vida de las masas
trabajadoras acompañe el avance del socialismo. Ahora el objetivo práctico
no es ´sobrepasar´ a toda la economía mundial -una fantasía-
sino consolidar las bases industriales de la dictadura proletaria y mejorar
la situación de los trabajadores, fortaleciendo el requisito político
de la dictadura, es decir, la unidad del proletariado con el campesinado no
explotador. La política correcta de la URSS significa prolongar lo más
posible la existencia de la dictadura en las condiciones de aislamiento en que
se encuentra. La política correcta para la Internacional Comunista implica
impulsar en todo lo posible el triunfo del proletariado de los países
avanzados. En un cierto punto estas dos líneas tienen que unificarse.
Sólo con esta condición el contradictorio régimen soviético
actual -sin thermidor, ni contrarrevolución, ni nuevas revoluciones-
podrá convertirse en una sociedad socialista sobre la base de la expansión
del socialismo que finalmente deberá abarcar todo el mundo."36 Y
culminaba diciendo: "Saludamos el decimotercer año desde el destierro,
la prisión y el exilio. Pero no somos pesimistas. El principio de la
dictadura proletaria dejó su marca indeleble en la historia. Demostró
la fuerza tremenda de una joven clase revolucionaria dirigida por un partido
que sabe lo que quiere y es capaz de unir su voluntad con el proceso objetivo
en desarrollo. Estos doce años demostraron que la clase obrera, aún
en un país atrasado, no sólo se las puede arreglar sin banqueros,
terratenientes y capitalistas, sino también hacer avanzar la industria
más rápidamente que bajo el dominio de los explotadores. Estos
doce años demostraron que la economía planificada centralizada
es inconmensurablemente superior a la anarquía capitalista, representada
por poderosos trusts que se combaten entre sí. Las conquistas, ejemplos
y lecciones son inconmovibles. Se grabaron para siempre en la conciencia de
la clase obrera mundial. No rechazamos ni lamentamos nada. Vivimos con las mismas
ideas y actitudes que en Octubre de 1917. Podemos ver más allá
de estas dificultades circunstanciales, pues, por más que se desborde
el río, siempre va a parar al océano."37
Poco después Trotsky reforzaría sus temores ante el carácter
aventurero de la política de Stalin y los nuevos peligros que se abrían,
criticando la colectivización general de la producción agraria
sin que se contase con medios técnicos acordes a la explotación
colectiva de la tierra: "La colectivización de la agricultura supone
la existencia de cierta base técnica. Una granja colectiva es, ante todo,
grande. Sin embargo, para determinar racionalmente la extensión de la
granja hay que tomar como patrón el carácter de los medios y métodos
de producción que se aplican. El arado y la jaca campesina, incluso la
suma de todos los que están en existencia, no sirven para crear grandes
granjas colectivas, así como no se puede construir una nave con la suma
de una escuadra de botes pesqueros. La agricultura no se puede colectivizar
si no es a través de la mecanización. De allí surge que
el nivel general de industrialización de un país es el elemento
que determina el ritmo de colectivización de su agricultura."38
La forma brutal en que la burocracia stalinista llevó adelante esta política
tuvo resultados terribles para el campo ruso. No sólo los kulaks sino
una gran proporción de campesinos medios prefirieron quemar sus pertenencias
y matar sus animales antes que entregarlos a la requisición estatal.
Era lo contrario de la política de convencimiento gradual del campesino
sobre las ventajas de la producción colectiva que propugnaba Trotsky39.
Las consecuencias económicas del bonapartismo soviético
En 1932 Trotsky creía
que la catástrofe que preparaba Stalin podría llevar, acompañada
por las acciones del proletariado occidental, a una reacción al interior
del partido. En una serie de artículos, atravesados por la agudeza que
iban tomando los enfrentamientos de clase en Alemania, y por los efectos internacionales
de la crisis económica internacional, analiza los nuevos riesgos que
enfrenta la Unión Soviética. En Rusia se incrementaban las tensiones
(Trotsky decía que eran las más agudas desde la guerra civil)
en medio de la crisis que golpeó la economía a fines del Primer
Plan Quinquenal. Mientras las señales de descontento crecían,
el aparato reforzaba la coerción sobre las masas y sobre el partido.
Trotsky refuerza la crítica a la planificación burocrática,
que prescinde de todo control para con la aplicación de las metas del
plan, en particular el de la democracia soviética. En La economía
soviética en peligro (octubre de 1933) sostiene que "Los instrumentos
de los grupos que componen la sociedad soviética son -o deberían
ser- los soviets, los sindicatos, las cooperativas y, en primer lugar, el partido
gobernante. Sólo se puede imprimir una orientación correcta a
la economía de la etapa de transición por medio de la interrelación
de estos tres elementos: la planificación estatal, el mercado y la democracia
soviética. Sólo de esta manera se podrá garantizar, no
la superación total de las contradicciones y desproporciones en unos
pocos años (¡eso es utópico!) sino su mitigación,
y en consecuencia el fortalecimiento de las bases materiales de la dictadura
del proletariado hasta el momento en que una revolución nueva y triunfante
amplíe la perspectiva de la planificación socialista y reconstruya
el sistema."
En el terreno político, hasta aquí la Oposición de Izquierda
Rusa y la Oposición de Izquierda Internacional sostenían la política
de "reforma" del Partido y la Internacional. Se consideraban una fracción
pública, el ala izquierda del comunismo. Fue ante la ausencia de toda
crítica a la catastrófica política llevada adelante en
Alemania, que había permitido el ascenso de Hitler al poder, que Trotsky
saca la conclusión de que la política de "reforma" había
llegado a su fin y eran necesarios un nuevo partido comunista en la Unión
Soviética y una nueva (cuarta) internacional. El partido gobernante había
completado su ciclo degenerativo y la III Internacional (al igual que había
acontecido con la II Internacional en la Primera Guerra Mundial) se había
convertido en un instrumento muerto para la revolución proletaria. Para
devolver al proletariado el poder que la burocracia le había expropiado
era necesaria una revolución política, única forma de salvaguardar
las conquistas de octubre que la burocracia amenazaba a cada paso. En La naturaleza
de clase del Estado soviético están concentrados los avances dados
en las posiciones de Trotsky a este respecto. En este trabajo polemiza agudamente
con las corrientes que sostenían que la consolidación de la burocracia
en el poder en la URSS implicaba que en ella ya no existía una dictadura
del proletariado: "Contra la afirmación de que el Estado obrero
ya está prácticamente liquidado se levanta, primero y principal,
la importante posición metodológica del marxismo. La dictadura
del proletariado se impuso a través de un cambio político y una
guerra civil que duró tres años. Tanto la teoría de la
sociedad de clases como la experiencia histórica atestiguan la imposibilidad
de la victoria del proletariado a través de métodos pacíficos,
es decir, sin grandiosas batallas de clase libradas con armas en la mano. En
este caso, ¿cómo se puede concebir una contrarrevolución
burguesa imperceptible, ´gradual´?... La tesis marxista referente
al carácter catastrófico de la transferencia del poder de las
manos de una clase a las de otra no se aplica solamente a las épocas
revolucionarias, en las que la historia avanza barriendo locamente con todo,
sino también a las épocas contrarrevolucionarias, en las que la
sociedad retrocede. El que afirma que el gobierno soviético ha ido cambiando
gradualmente de proletario en burgués no hace más, por así
decirlo, que proyectar de atrás hacia delante la película del
reformismo."40 Ataca también a aquéllos que hablaban de la
burocracia como una "nueva clase explotadora": "Para un marxista
el término clase tiene un significado especialmente importante y además
científicamente riguroso. Una clase no se define solamente por su participación
en la distribución de la renta nacional sino por su rol independiente
en la estructura económica general y sus raíces independientes
en los fundamentos económicos de la sociedad. Cada clase (la nobleza
feudal, el campesinado, la pequeña burguesía, la burguesía
capitalista y el proletariado) ejerce sus propias formas especiales de propiedad.
La burocracia carece de esas características sociales... Sus funciones
se relacionan básicamente con la técnica política del dominio
de clase. La existencia de una burocracia, en sus distintas formas y con diferencias
en su peso específico, caracteriza a todo régimen de clases. Su
poder es de carácter reflejo. La burocracia está indisolublemente
ligada con una clase económica dominante, se alimenta de las raíces
sociales de esta, se mantiene y cae junto con ella."41
La desigualdad social existente entre la burocracia y las masas trabajadoras
no la transforman por ello en una "clase explotadora", sino que expresan
que el régimen soviético no es una sociedad socialista sino de
transición entre el capitalismo y el socialismo. "Por supuesto,
en una sociedad socialista sería absolutamente imposible la desigualdad,
y más aún una desigualdad tan obvia. Pero pese a las mentiras
oficiales y semioficiales, el actual régimen soviético no es socialista
sino transicional: todavía arrastra la mostruosa herencia del capitalismo,
particularmente la desigualdad social, no solamente entre la burocracia y el
proletariado sino también dentro de la propia burocracia y dentro del
proletariado... Aunque explica la desigualdad, el carácter transicional
del actual sistema de ningún modo justifica esos mostruosos y evidentes
privilegios que se arrogaron los incontrolados dirigentes de la burocracia.
La Oposición de Izquierda no esperó... para anunciar que la burocracia
en todas sus manifestaciones está aplastando las raíces morales
de la sociedad soviética, engendrando una aguda y lícita insatisfacción
entre las masas y preparando el terreno para los grandes peligros. Sin embargo,
por sí mismos los privilegios de la burocracia no cambian las bases de
la sociedad soviética, porque ella no deriva sus privilegios de relaciones
de propiedad especiales que le sean peculiares como ´clase´ sino
de las relaciones de propiedad creadas por la Revolución de Octubre,
fundamentalmente adecuadas a la dictadura del proletariado."42
Las ideas presentadas en este trabajo serían luego completadas en la
última y más acabada obra dedicada por Trotsky al análisis
de la Unión Soviética: La Revolución Traicionada, terminada
en agosto de 1936, poco antes del comienzo de los primeros "juicios de
Moscú". El principal cambio existente en las elaboraciones de Trotsky
es sobre el carácter del régimen de la burocracia stalinista,
al que deja de definir como "centrismo burocrático" para hacerlo
como "bonapartismo soviético". En el medio había modificado
su apreciación sobre lo que consideraba el "thermidor soviético"43.
En un artículo de febrero de 1935 publicado bajo el título de
Estado obrero, thermidor y bonapartismo, en el que contra sus posiciones anteriores
que veían el "thermidor" como producto de un desplazamiento
del poder del grupo gobernante hacia los sectores de la burocracia que expresaran
más directamente los intereses de los sectores capitalistas, Trotsky
considera que fue el grupo de Stalin el que realizó el thermidor años
atrás.
Especialmente a fines de que el lector que recién se acerca a la obra
de Trotsky pueda apreciar sus definiciones últimas sobre la naturaleza
del Estado y la economía soviética, incluimos para cerrar este
volumen un apéndice con dos capítulos de La Revolución
Traicionada, uno de sus más grandes trabajos, que a pesar de los años
pasados desde su edición original sigue siendo el punto de partida esencial
para la comprensión del stalinismo, tanto de su ascenso como de su caída.
De entre todas las ideas que Trotsky expone en este clásico trabajo (muchas
que han mostrado un sentido verdaderamente profético, que expresan la
enorme superioridad del marxismo como método de análisis), queríamos
resaltar una en la cual expone la relación entre democracia soviética
y desarrollo económico: "El papel progresista de la burocracia coincide
con el período de asimilación. El gran trabajo de imitación,
de injerto, de transferencia, de aclimataciones, se ha hecho en el terreno preparado
por la revolución. Hasta ahora, no se ha tratado de innovar en el dominio
de las ciencias, de la técnica o del arte. Se puede construir fábricas
gigantes según modelos importados del extranjero por mandato burocrático,
y pagándolas, es cierto, al triple de su precio. Pero mientras más
lejos se vaya, más se tropezará con el problema de la calidad,
que escapa a la burocracia como una sombra. Parece que la producción
está marcada con el sello gris de la indiferencia. En la economía
nacionalizada, la calidad supone la democracia de los productores y de los consumidores,
la libertad de crítica y de iniciativa, cosas incompatibles con el régimen
totalitario del miedo, de la mentira y de la adulación.
Al lado del problema de la calidad se plantean otros, más grandiosos
y más complejos, que se pueden abarcar en la rúbrica de la acción
creadora técnica y cultural. Un filósofo antiguo sostuvo que la
discusión era la madre de todas las cosas. En donde el choque de ideas
es imposible, no pueden crearse nuevos valores. La dictadura revolucionaria,
lo admitimos, constituye en sí misma una severa limitación a la
libertad. Justamente por eso, las épocas revolucionarias jamás
han sido propicias a la creación cultural para la que preparan el terreno.
La dictadura del proletariado abre al genio humano un horizonte tanto más
vasto cuanto más deje de ser una dictadura. La civilización socialista
no se desarrollará más que con la agonía del Estado. Esta
ley simple e inflexible implica la condenación sin recurso posible del
actual régimen político de la URSS. La democracia soviética
no es una reivindicación política abstracta o moral. Ha llegado
a ser un asunto de vida o muerte para el país."44
Esperamos que estas lecturas de Trotsky valgan, a 59 años de su asesinato,
no sólo para ayudar a la comprensión del pasado, sino para sobre
la misma aportar, a la construcción del futuro.
Buenos Aires, agosto de 1999
Christian Castillo
Coordinador General del CEIP "León Trotsky" de Argentina
1 Citado por Isaac Deutscher
en El profeta desarmado, Ed. Era, 1966, México, pág. 280.
2. Íbidem, pág. 270.
3. Ver Control obrero y nacionalización, pág. 229.
4. León Trotsky, Informe sobre la Nueva Política Económica
soviética y las perspectivas de la revolución mundial, ver pág.
233.
5. Pierre Broué, El partido bolchevique, pág. 197.
6. Isaac Deutscher, Op. cit., pág. 19.
7. Broué señala: "La NEP se caracteriza por la supresión
de las medidas de requisa, sustituidas por un impuesto progresivo en especie,
por el restablecimiento de la libertad de comercio y la reaparición de
un mercado, por la vuelta a la economía monetaria, por la tolerancia
de la pequeña y mediana industria privada, por la petición, bajo
control estatal, de inversiones extranjeras." (Op.cit. pág. 206)
8. En el Informe sobre la Nueva Política Económica Soviética
y las perspectivas de la revolución mundial, dirigido al IV Congreso
de la Internacional Comunista reunido en Moscú en noviembre de 1922,
que hemos citado anteriormente, Trotsky hace un racconto de este proceso y contesta
a las críticas de quienes planteaban esta política como una "capitulación
al capitalismo".
12. Lenin había planteado a Trotsky realizar un bloque común contra
Stalin. Aunque sin nombrar directamente a éste, algunos de los últimos
artículos de Lenin en Pravda van dirigidos directamente en su contra.
En Más vale menos pero mejor, aparecido el 6 de febrero, descarga un
alud de críticas implícitas sobre Stalin: "Cuando interviene
el aparato de Estado las cosas se vuelven repugnantes (...) no hay peor institución
que la Rabkrin (Inspección obrera y campesina, a cargo de Stalin hasta
1922, N de R)". Se debe terminar con "la burocracia no sólo
en las instituciones soviéticas, sino también en las pertenecientes
al partido". Poco antes había escrito con respecto a las brutalidades
burocráticas cometidas por Stalin y Ordjonikije contra los comunistas
georgianos: "El georgiano que contempla con desdén este aspecto
del asunto, que profiere despreciativas acusaciones de ´social-nacionalismo´
(cuando él mismo no sólo es un verdadero y auténtico ´social-nacionalista´
sino, por añadidura, un brutal polizonte gran ruso), ese georgiano, en
realidad lo que hace es atacar a la solidaridad proletaria". Por el maltrato
que Stalin había tenido para con Krupskaia, mujer de Lenin y miembro
del Comité Central, había incluso roto toda relación personal.
Por último, su testamento, en el que recomienda remover a Stalin del
cargo de Secretario General y, sobre todo, la posdata agregada al mismo, son
pruebas concluyentes de la batalla que Lenin había lanzado contra Stalin
y la burocratización del aparato del partido.
13. Sin traducción castellana disponible en la actualidad, hemos realizado
especialmente para la edición de este libro una traducción de
la versión en inglés de la misma publicada en In defence of the
Russian Revolution, selección de escritos de los dirigentes bolcheviques
entre 1917 y 1923 realizada por Al Richardson, ver pág. 266.
14. E. H. Carr, Op. cit., pág. 33.
15.León Trotsky, Tesis sobre la industria, abril de 1923.
16. Ver Producción y Revolución, pág. 282.
17. En La Nueva Economía, Preobrazhensky será quien formulará
claramente la distinción teórica entre la "acumulación
socialista", realizada gracias a los recursos propios del sector socialista
(la sobreproducción de los trabajadores empeñados en ese sector)
y la "acumulación primitiva socialista", realizada gracias
a la apropiación por el sector socialista de una gran parte de la sobreproducción
privada.
18. Citado por E. H. Carr, Op. cit., pág. 35.
19. Íbidem, pág. 364-65. También publicada en español
en El nuevo curso, Ed. Pasado y Presente.
20. Tampoco es firmante de la Declaración, aunque apoya totalmente sus
puntos de vista, Christian Rakovski, quien va a ser uno de los principales dirigentes
de la Oposición y compañero de ideas de Trotsky hasta 1934, fecha
en la que es empujado a la capitulación por el régimen stalinista.
21. Véase en este mismo volumen las tesis presentadas bajo el título
de Burocratismo y revolución, pág. 289.
22. "A menudo se dice que nosotros trabajamos ´casi´ como los
alemanes o como los franceses. Yo estoy dispuesto a declararle la guerra santa
a este ´casi´. Casi no quiere decir nada... Debemos comparar costos
de producción, debemos descubrir cuánto cuesta un par de zapatos
aquí y cuánto cuesta en el extranjero, debemos comparar la calidad
de los artículos y el tiempo que se necesita para producirlos. Sólo
entonces podremos hacer comparaciones con los países extranjeros (...)
No debemos quedarnos a la zaga de los demás (...) Nuestra consigna primera
y esencial... es la de no quedarnos rezagados. Sí, nos encontramos extraordinariamente
rezagados respecto de los países capitalistas avanzados." Citado
por Isaac Deutscher, Op. cit., pág. 199-200.
23. León Trotsky, ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?,
ver pág. 313.
24. Íbidem.
25. En la sesión de abril de 1926 del pleno del Comité Central
se plantean coincidencias entre Trotsky y Kamenev sobre las críticas
a la resolución económica propuesta por Rikov. Se abrían
así las coincidencias para el entendimiento que llevaría poco
después a la formación de la Oposición Unificada. En este
volumen se incluye el trabajo Enmiendas a la resolución de Rikov, donde
están sintetizadas las posiciones de Trotsky al respecto. Ver pág.
359.
26. León Trotsky, The Third International after Lenin (en español,
Stalin, el gran organizador de derrotas. La Tercera Internacional después
de Lenin, Ed. El Yunque).
27. Presentamos aquí al lector los capítulos centrados en las
posiciones económicas de la Oposición tal como aparecen en la
Plataforma de la Oposición Conjunta, redactada en julio de 1927 con miras
al XV Congreso partidario (ver pág. 368). La Plataforma sólo pudo
circular ilegalmente y para la realización del Congreso la Oposición
ya había sido derrotada.
28. Las posiciones de Trotsky sobre la revolución china van a ser más
claramente expresadas luego de la ruptura con Zinoviev y Kamenev.
29. Ver en esta misma edición Pravda toca la alarma, El Pleno de julio
y el peligro de derecha y Qué es la smytchka, págs. 406, 410 y
417 respectivamente.
30. Ver en esta misma edición Notas sobre las cuestiones económicas,
pág. 365.
31. Tanto Preobrazhensky como Radek se opusieron al punto de vista sustentado
por Trotsky en relación a la revolución china. Precisamente La
revolución permanente está escrito por Trotsky en polémica
abierta con Radek. Las divergencias con Preobrazhensky sobre este punto se encuentra
en una serie de cartas cruzadas a partir de marzo de 1928, poco antes de que
éste capitulase ante Stalin. Hay traducción castellana bajo el
título de Correspondencia entre Trotsky y Preobrazhensky, incluida en
el volumen Trotsky: teoría y práctica de la revolución
permanente, compilado por Ernest Mandel, y en los Escritos de León Trotsky
(1929), editados por Ed. Pluma.
32. León Trotsky, Nota sobre las cuestiones económicas, 2-5-1926.
33. Término en ruso que puede ser traducido como "lazo", "ligazón",
"vínculo" o también "alianza".
34. León Trotsky, Qué es la smytchka, Diciembre de 1928, ver pág.
417.
35. León Trotsky, El duodécimo aniversario de Octubre, 17-10-1929,
ver pág. 424.
36. León Trotsky, íbidem.
37. León Trotsky, íbidem.
38. León Trotsky, El nuevo curso de la economía soviética,
13-2-1930, ver pág. 430.
39. Más en general, abarcando el conjunto de los problemas económicos
y políticos del momento en lo que hace a la situación de la Unión
Soviética, el lector podrá apreciar en Problemas del desarrollo
de la URSS, escrito en abril de 1931, uno de los documentos básicos de
la Oposición de Izquierda Internacional, una visión global de
las conclusiones a las que había llegado Trotsky en esta etapa.Ver pág.
501.
40. León Trotsky, La naturaleza de clase del estado soviético,
1-10-1933, ver pág. 584.
41. Íbidem.
42. Íbidem.
43. Thermidor se utiliza en analogía al mes en el cuál se produjo
el golpe que durante la revolución francesa bajó del poder al
Comité de Salvación Pública encabezado por Robespierre
en 1794.