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PROLOGO DE F. ENGELS

A LA TERCERA EDICION ALEMANA DE 1885

El que se haya hecho necesaria una nueva edición del "Dieciocho Brumario", treinta y tres años después de publicada la primera, demuestra que esta obra no ha perdido nada de su valor.

Y fue, en realidad, un trabajo genial. Inmediatamente después del acontecimiento que sorprendió a todo el mundo político como un rayo caído de un cielo sereno, condenado por unos con gritos de indignación moral y aceptado por otros como tabla salvadora contra la revolución y como castigo por sus extravíos, pero contemplado por todos con asombro y por nadie comprendido, inmediatamente después de este acontecimiento, se alzó Marx con una exposición breve, epigramática, en que se explicaba en su concatenación interna toda la marcha de la historia de Francia desde las jornadas de febrero, se reducía el milagro del 2 de diciembre [4] a un resultado natural y necesario de esta concatenación, y no se necesitaba siquiera tratar al héroe del golpe de Estado más que con el desprecio que se tenía tan bien merecido. Y tan de mano maestra estaba trazado el cuadro, que cada nueva revelación hecha pública desde entonces no ha hecho más que suministrar nuevas pruebas de lo fielmente que estaba reflejada allí la realidad. Esta manera eminente de comprender la historia viva del momento, esta penetración profunda en los acontecimientos, al mismo tiempo que se producen, es, en realidad, algo que no tiene igual.

Mas para ello había que poseer también el conocimiento tan exacto que Marx poseía de la historia de Francia. Francia es el [407] país en el que las luchas históricas de clase se han llevado siempre a su término decisivo más que en ningún otro sitio y donde, por tanto, las formas políticas sucesivas dentro de las que se han movido estas luchas de clase y en las que han encontrado su expresión los resultados de las mismas, adquieren también los contornos más acusados. Centro del feudalismo en la Edad Media y país modelo de la monarquía unitaria estamental desde el Renacimiento [5], Francia pulverizó al feudalismo en la gran revolución e instauró la dominación pura de la burguesía bajo una forma clásica como ningún otro país de Europa. También la lucha del proletariado cada vez más vigoroso contra la burguesía dominante reviste aquí una forma aguda, desconocida en otras partes. He aquí por qué Marx no sólo estudiaba con especial predilección la historia pasada de Francia, sino que seguía también en todos sus detalles la historia contemporánea, reuniendo los materiales para emplearlos ulteriormente, razón por la cual jamás se veía sorprendido por los acontecimientos.

Pero a esto vino a añadirse otra circunstancia. Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta. Dicha ley, que tiene para la historia la misma importancia que la ley de la transformación de la energía para las Ciencias Naturales, fue también la que le dio aquí la clave para comprender la historia de la Segunda República francesa [6]. Esta historia le sirvió de piedra de toque para contrastar su ley, e incluso hoy, a la vuelta de treinta y tres años, tenemos que reconocer que la prueba arroja un resultado brillante.

F. E.

Escrito en 1885. Se publica de acuerdo con el

texto del libro.

Publicado en el libro "Karl Marx.

«Der Achtzehnte Brumaire des Traducido del alemán.

Louis Bonaparte», Hamburgo,

1885.


NOTAS

[4] 212. El 2 de diciembre de 1851: día del golpe de Estado contrarrevolucionario que llevaron a cabo en Francia Luis Bonaparte y sus partidarios.- 406, 410

[5] 213. Renacimiento: período del desarrollo cultural e ideológico de varios países de Europa occidental y central relacionado con el nacimiento de las relaciones capitalistas. Abarca la segunda mitad del siglo XV y el siglo XVI. Este período se suele relacionar a menudo con el turbulento florecimiento del arte y la ciencia, con el despertar del interés por la cultura del Mundo Antiguo (de donde proviene la propia denominación del período).- 407

[6] 214. La Segunda República existió en Francia en los años 1848-1852.- 407


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