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VI

Ahora leed el informe presentado por el Comité del Jura al Congreso de los Dieciséis.

«Su lectura» —dice su periódico oficial, "La Révolution Sociale" (16 de noviembre)— «dará la medida exacta de lo que se puede esperar de los afiliados a la federación del Jura, en cuanto a abnegación e inteligencia práctica».

Empieza por atribuir a estos «terribles acontecimientos» (la guerra franco-alemana y la guerra civil en Francia) una influencia «en parte desmoralizadora... sobre la situación de las secciones de la Internacional».

Si bien, en efecto, la guerra franco-alemana, al enrolar a gran número de obreros en ambos ejércitos, debió haber tendido a la desorganización de las secciones, no es menos cierto que la caída del Imperio y la proclamación abierta de la guerra de conquista hecha por Bismarck provocaron en Alemania y en Inglaterra una lucha enconada entre la burguesía, que se colocó junto a los prusianos, y el proletariado, que afirmó más que nunca sus sentimientos internacionalistas. Por eso mismo, la Internacional había de ganar terreno en esos dos países. En América, el mismo hecho produjo una escisión en la inmensa emigración proletaria alemana; la fracción internacionalista se separó sin equívocos de la chovinista.

Por otra parte, el advenimiento de la Comuna de París ha dado un impulso sin precedentes al desarrollo exterior de la Internacional y a la reivindicación viril de sus principios por las secciones de todas las nacionalidades. Pero de esto son una excepción los del Jura, cuyo informe continúa así: «...desde el principio de la gigantesca lucha... la reflexión se ha impuesto... Unos se apartan, para esconder su debilidad... Para muchos, esta situción» (en las filas de ellos) «es un síntoma de vejez», pero, «muy al contrario... es una situación propicia para transformar completamente la Internacional»... a su imagen y semejanza. Este modesto deseo se comprenderá después de examinar a fondo lo próspero de su situación.

Prescindiendo de la disuelta Alianza, reemplazada desde su disolución por la sección de Malon, el Comité tenía que justificar la situación de veinte secciones. De ellas, siete le vuelven limpiamente la espalda; he aquí lo que se dice de ellas en el informe:

«La sección de engastadores y la de grabadores y pulidores de Bienne no han contestado a ninguna de las comunicaciones que les hemos dirigido».

[297]

«Las secciones profesionales de Neuchâtel, es decir, las de carpinteros, engastadores, grabadores y pulidores, no han enviado respuesta ninguna a las comunicaciones del Comité federal».

«No hemos podido conseguir ninguna noticia de la sección de Val-de-Ruz».

«La sección de grabadores y pulidores del Locle no ha dado respuesta alguna a las comunicaciones del Comité federal».

He aquí lo que se llama un comercio libre de secciones autónomas con su Comité federal.

Otra sección,

«la de grabadores y pulidores del distrito de Courtelary, después de tres años de tenaz persistencia... se constituye en sociedad de resistencia».

fuera de la Internacional, lo que no le impide en absoluto hacerse representar por dos delegados en el Congreso de los Dieciséis.

Después vienen cuatro secciones bien muertas.

«La sección central de Bienne ha caído por el momento; sin embargo, uno de sus miembros abnegados nos escribía últimemente que no se han perdido todas las esperanzas de ver renacer la Internacional en Bienne».

«La sección en Saint-Blaise ha caído».

«La sección de Catébat, después de una asistencia brillante ha tenido que ceder ante las intrigas urdidas por los señores» (!) «de esta localidad para disolver tan valiente» (!) «sección»

«Por último, la sección de Corgémont también fue víctima de las intrigas patronales».

Viene a continuación la sección central del distrito de Courtelary, que

«tomó una medida de prudencia: suspendió su actuación»;

lo cual no le impidió enviar dos delegados al Congreso de los Dieciséis.

Después vienen cuatro secciones de existencia más que problemática.

«La sección de Grange se encuentra reducida a un pequeño núcleo de obreros socialistas... Lo reducido de su contingente paraliza su actuación en la localidad».

«Los acontecimientos han quebrantado mucho a la sección central de Neuchâtel y, a no ser por la abnegación, por la actividad de algunos de sus miembros, su caída hubiera sido segura».

«La sección central del Locle, despuers de pasar varios meses entre la vida y la muerte, había acabado por disolverse. En fecha muy reciente, se ha vuelto a constituir»;

evidentemente, con el único fin de enviar dos delegados al Congreso de los Dieciséis.

«La sección de propaganda socialista de La Chaux-de-Fonds, está en una situación crítica... Su posición, lejos de mejorar, tiende más bien a empeorar».

[298]

Hay a continuación dos secciones, los círculos de estudios de Saint-Imier y de Sonvillier, que no se mencionan más que de pasada y sobre cuya situación no se dice una palabra.

Y queda, por último, la sección modelo, la cual a juzgar por su nombre de sección central, no es sino residuo de otras secciones desaparecidas.

«La sección central de Moutier es, sin duda, la menos quebrantada... Su Comité ha estado constantemente en relación con el Comité federal... Todavía no se han fundado secciones».

Y todo esto se explica así:

«La actuación de la sección de Moutier está particularmente favorecida por la excelente disposición de una población obrera... de costumbres populares; nos gustaría ver a la clase obrera de esta región hacerse aún más independiente de los elementos políticos».

Se ve que, en efecto, este informe

«da la medida exacta de lo que se puede esperar de los afiliados a la federación del Jura, en cuanto a abnegación e inteligencia práctica».

Hubieran podido completarlo añadiendo que los obreros de La Chaux-de-Fonds, sede primitiva de su Comité, han rehusado siempre toda comunicación con ellos. En fecha aún reciente, en la asamblea general del 18 de enero de 1872, han contestado a la circular de los Dieciséis con votaciones unánimes confirmando las resoluciones de la Conferencia de Londres, así como la resolución tomada por el Congreso de la Suiza francesa en mayo de 1871

«de expulsar para siempre de la Internacional a los Bakunin, Guillaume y sus adeptos».

¿Es preciso decir algo más sobre el peso de ese pretendido Congreso de Sonvillier, que, según él, ha «desencadenado la guerra, la guerra abierta en el seno de la Internacional»?

Es cierto que esos hombres que hacen más ruido cuanto más insignificantes son han obtenido un éxito innegable. Toda la prensa liberal y policíaca se ha puesto abiertamente de su parte. En sus calumnias personales contra el Consejo General y en sus ataques anodinos contra la Internacional, han sido secundados por los sedicentes reformadores de todos los países: en Inglaterra, por los republicanos burgueses, cuyas intrigas ha frustrado el Consejo General; en Italia, por los librepensadores dogmáticos que, bajo la bandera de Stefanoni, acaban de fundar una «sociedad universal de los racionalistas», cuya sede obligatoria está en Roma (organización «autoritaria» y «jerárquica» de conventos de frailes y monjas ateos y cuyos Estatutos conceden un busto de mármol en la sala [299] del Congreso a todo burgués que haga un donativo de diez mil francos) [45]; por último, en Alemania, por los socialistas bismarckianos que, aparte de editar un periódico policíaco, el "Der Neuer Social-Demokrat" [46], hacen de camisas blancas [47] del Imperio pruso-alemán.

El cónclave de Sonvillier pide a todas las secciones internacionalistas, en un llamamiento patético, que insistan sobre la urgencia de un Congreso «para reprimir», como dicen los ciudadanos Malon y Lefrançais, «las constantes extralimitaciones depresivas del Consejo de Londres»; en realidad, para sustituir a la Internacional por la Alianza. Este llamamiento ha obtenido un eco tan alentador, que en seguida se han visto reducidos a tener que falsificar una votación del último Congreso belga. En su órgano oficial ("Révolution Sociale", del 4 de enero de 1872), dicen:

«Por último, una cosa más grave: las secciones belgas se han reunido en un congreso, en Bruselas, los días 24 y 25 de diciembre y han votado por unanimidad una resolución idéntica a la del Congreso de Sonvillier sobre la urgencia de convocar un Congreso General».

Hay que hacer constar que el Congreso belga ha votado todo lo contrario. Ha encargado al próximo Congreso belga, que no se reunirá hasta junio, la elaboración de un proyecto de nuevos Estatutos generales para someterlo al próximo Congreso de la Internacional.

De acuerdo con la inmensa mayoría de la Internacional, el Consejo General no convocará el Congreso anual inmediatamente, sino en septiembre de 1872.


NOTAS

[45] 237. En noviembre de 1871, el demócrata burgués Stefanoni expuso un proyecto de creación de una «Sociedad Universal de Racionalistas», cuyo programa era una mezcla de concepciones democrático-burguesas con ideas del socialismo utópico pequeñoburgués (organización de colonias agrícolas para la solución del problema social, etc.). La sociedad se planteaba distraer la atención de los obreros de la Internacional e impedir la propagación de ésta en Italia; al propio tiempo, Stefanoni proclamaba su solidaridad con la Alianza de la Democracia Socialista. Las intervenciones de Marx y Engels denunciando los auténticos objetivos de Stefanoni y los vínculos directos entre los anarquistas y los demócratas burgueses, lo mismo que las intervenciones de varios líderes del movimiento obrero italiano contra el proyecto de Stefanoni hicieron fracasar los intentos que había hecho este último para poner el movimiento obrero de Italia bajo la influencia burguesa.- 299.

[46] 238. "Neuer Social-Demokrat" («El Nuevo Socialdemócrata»), periódico alemán, se publicó en Berlín de 1871 a 1876. Organo de la Asociación General de Obreros Alemanes fundada por Lassalle. Sostenía una lucha contra la dirección marxista de la Internacional y el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán. Apoyaba a los bakuninistas y los representantes de otros partidos antiproletarios.- 299, 453, 455.

[47] 239. Se denominaban «camisas blancas» o «blusas blancas» las bandas organizadas por la Prefectura de la Policía del Segundo Imperio. Integradas por elementos desclasados, estas bandas, que se hacían pasar por grupos obreros, organizaban manifestaciones e intervenciones a fin de provocar pretextos para perseguir a las organizaciones auténticamente obreras.- 299.


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