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CAPITULO XII

DIVISION DEL TRABAJO Y MANUFACTURA

1. Doble origen de la manufactura

La cooperación fundada en la división del trabajo asume su figura clásica en la manufactura. En cuanto forma característica del proceso capitalista de producción, predomina durante el período manufacturero propiamente dicho, el cual dura, en líneas muy generales, desde mediados del siglo XVI hasta el último tercio del XVIII.

La manufactura surge de dos maneras.

La primera consiste en reunir en un taller, bajo el mando del mismo capitalista, a trabajadores pertenecientes a oficios artesanales diversos e independientes, por cuyas manos tiene que pasar un producto hasta su terminación definitiva. Un coche, por ejemplo, era el producto global de los trabajos efectuados por gran número de artesanos independientes: carreros, guarnicioneros, tapiceros, cerrajeros, latoneros, torneros, pasamaneros, vidrieros, pintores, barnizadores, doradores, etc. La manufactura de coches reúne a todos estos artesanos diversos en un taller, donde pasan a trabajar simultánea y organizadamente. No se puede dorar un coche, por cierto, antes de que esté hecho. Pero si se fabrican muchos coches al mismo tiempo, es posible dorar continuamente una parte de los mismos, mientras otra parte recorre una fase anterior del proceso de producción. Mientras tanto, nos hallamos aún en el terreno de la cooperación simple, que encuentra, preexistiéndola, su material humano y las cosas que requiere. Pero pronto ocurre un cambio esencial. El tapicero, cerrajero, latonero, etc., que sólo se ocupa en la fabricación de coches, al perder la costumbre pierde también poco a poco la capacidad de ejercer su antiguo oficio artesanal en toda su amplitud. Por otra parte, su actividad, ahora unilateral, asume la forma mejor adecuada para el campo de acción restringido. Originariamente la manufactura de coches aparecía como una combinación de oficios artesanales inpendientes. Poco a poco se convierte en una división de la producción de coches en las diversas operaciones particulares que la componen, cada ua de las cuales cristaliza en función exclusiva de un obrero, siendo ejecutada la totalidad de las mismas por la asociación de esos obreros parciales. Del mismo modo surgió la manufactura de paños y toda una serie de otras manufacturas, esto es, a partir de la combinación de diversos oficios artesanales bajo el mando del mismo capital [1].

Pero la manufactura se origina, también, siguiendo un camino inverso. Muchos artesanos que producen lo mismo o algo similar, por ejemplo papel, o tipos de imprenta, o agujas, son utilizados simultáneamente por el mismo capital en el mismo taller. Estamos ante la cooperación en su forma más simple. Cada uno de esos artesanos (con la ayuda talvez de uno o dos oficiales) hace la mercancía íntegra y, por tanto, ejecuta sucesivamente las diversas operaciones requeridas para su producción. Trabaja a su [411] vieja manera artesanal. Con todo, circunstancias exteriores pronto dan motivo a que se utilice de otro modo tanto la concentración de los trabajadores en el mismo espacio como la simultaneidad de sus trabajos. Es necesario, por ejemplo, suministrar en un plazo dado una cantidad mayor de mercancías terminadas. En consecuencia, se divide el trabajo. En vez de hacer que el mismo artesano ejecute las diversas operaciones en una secuencia temporal, las mismas se disocian, se aíslan, se las yuxtapone en el espacio; se asigna cada una de ellas a otro artesano y todas juntas son efectuadas simultáneamente por los cooperadores. Esta distribución fortuita se repite, expone sus ventajas peculiares y poco a poco se osifica en una división sistemática del trabajo. La mercancía, antes producto individual de un artesano independiente que hacía cosas muy diversas, se convierte ahora en el producto social de una asociación de artesanos, cada uno de los cuales ejecuta constantemente sólo una operación, siempre la misma. Las mismas operaciones que en Alemania se ensamblaban como actividades consecutivas del productor gremial de papel, se volvieron autónomas en la manufactura holandesa de papel, pasaron a ser operaciones parciales, ejecutadas una al lado de la otra por muchos obreros que cooperaban entre sí. El productor gremial de agujas en Nuremberg constituye el elemento básico de la manufactura inglesa del mismo ramo. Pero mientras que aquel artesano solitario ejecutaba una serie de quizás 20 operaciones ucesivas, aquí tenemos poco después 20 obreros que trabajan juntos y cada uno de los cuales efectúa sólo una de las 20 operaciones; fundándose en la experiencia, más tarde se acentuó mucho más aun el proceso de división, aislamiento y autonomización de dichas operaciones, que pasaron a ser funciones exclusivas de tales o cuales obreros.

Vemos, pues, que el modoen que se origina la manufactura, su formación a partir del artesanado presenta un carácter dual. Surge aquélla, por una parte, de la combinación de oficios artesanales autónomos, de índole diversa, que pierden su autonomía y se vuelven unilaterales hasta el punto de no constituir más que operaciones parciales, mutuamente complementarias, en el proceso de producción de una y la misma mercancía. La manufactura se inicia, por otro lado, a partir de la cooperación de artesanos del mismo oficio, disgrega el mismo oficio individual en sus [412] diversas operaciones particulares y las aísla y autonomiza hasta el punto en que cada una de las mismas se vuelve función exclusiva de un obrero en particular. De una parte, pues, la manufactura introduce la división del trabajo en un proceso de producción o la desarrolla aun más; de otra parte, combina oficios antaño separados. Pero cualquiera que sea su punto particular de arranque, su figura es la misma: un mecanismo de producción cuyos órganos son hombres.

Para comprender acertadamente la división del trabajo en la manufactura es esencial retener los siguientes puntos: en primer término, el análisis del proceso de producción en sus fases particulares coincide aquí por entero con la disgregación de una actividad artesanal en sus diversas operaciones parciales. Compuesta o simple, la operación sigue siendo artesanal, y por tanto dependiente del vigor, habilidad, rapidez y seguridad del obrero individual en el manejo de su instrumento. El artesanado continúa siendo la base, base técnica estrecha que excluye, en realidad, el análisis científico del proceso de producción, ya que todo proceso parcial recorrido por el producto debe ser ejecutable como trabajo parcial de índole artesanal. Precisamente porque, de esta manera, la destreza artesanal continúa siendo la base del proceso de producción, cada obrero queda ligado exclusivamente a una función parcial y su fuerza de trabajo se transforma en órgano vitalicio de dicha función. Por último, esa división del trabajo constituye un tipo particular de la cooperación, y varias de sus ventajas derivan de la esencia general de la cooperación, y no de esa forma particular de la misma.

2. El obrero parcial y su herramienta

Si enfocamos más de cerca y en detalle nuestro objeto, comprobaremos en primer término que un obrero dedicado de por vida a ejecutar la misma operación simple convierte su cuerpo entero en órgano automático y unilateral de dicha operación, y que por eso emplea en ella menos tiempo que el artesano que efectúa alternativamente toda una serie de operaciones. Pero el obrero colectivo, [413] combinado, que constituye el mecanismo vivo de la manufactura, se compone tan sólo de esos obreros parciales y unilaterales. En comparación con la artesanía independiente, pues, se produce más en menos tiempo, esto es, se acrecienta la fuerza productiva del trabajo [2]. Asimismo, una vez que el trabajo parcial se ha vuelto autónomo convirtiéndose en función exclusiva de una persona, su método se perfecciona. La repetición continua de la misma actividad limitada y la concentración de la atención en dicha actividad enseñan empíricamente a alcanzar con el empleo mínimo de fuerzas el efecto útil propuesto. Pero como las diversas generaciones de trabajadores conviven siempre y cooperan al mismo tiempo en las mismas manufacturas, los secretos técnicos del oficio, adquiridos de esa suerte, pronto se afianzan, acumulan y trasmiten [3]. En realidad, la manufactura promueve el virtuosismo del obrero detallista, puesto que reproduce en el interior del taller y lleva sistemáticamente hasta sus extremos, la segregación natural de los oficios, segregación a la que ya encontró, preexistente, en la sociedad. Su transformación del trabajo parcial en ocupación vitalicia de un hombre, por otra parte, corresponde a la tendencia de sociedades anteriores a hacer hereditarios los oficios, a petrificarlos en castas o, caso que determinadas condiciones históricas suscitaran una variabilidad del individuo incompatible con el régimen de castas, a osificarlos en gremios. Castas y gremios surgen de la misma ley natural que regula la diferenciación de plantas y animales en especies y variedades; sólo que cuando se alcanza cierto grado de desarrollo el carácter hereditario de las castas o el exclusivismo de los gremios son establecidos por decreto, como ley social 4. "La muselina de Dacca jamás ha sido superada en finura, ni los calicós y otros géneros de Coromandel en el brillo y duración de los colores. Y sin embargo se los produce sin capital ni maquinaria, sin división del trabajo o cualquier otro de esos medios que ofrecen tantas ventajas al sistema fabril en Europa. El tejedor es un individuo aislado que produce la tela, por encargo de un cliente, con un telar de construcción simplísima compuesto a veces de unos pocos palos malamente ensamblados. Ni siquiera dispone de un aparato para enrollar la urdimbre, por lo cual es necesario que el telar permanezca extendido a su longitud máxima; se vuelve así tan informe y ancho que no cabe en la choza del productor, el cual debe efectuar su trabajo al aire libre, donde toda mudanza atmosférica lo interrumpe" [5]. Es sólo esa destreza especial, acumulada de generación en generación y trasmitida de padres a hijos, la que confiere al hindú, como a la araña, ese virtuosismo. Y sin embargo uno de esos tejedores indios, si se lo compara con la mayor parte de los obreros de las manufacturas, efectúa un trabajo muy complejo.

Un artesano que ejecuta sucesivamente los diversos procesos parciales en la producción de una obra, debe cambiar ora de lugar, ora de instrumento. El paso de una operación a otra interrumpe el curso de su trabajo y genera poros, por asi decirlo, en su jornada laboral. Cuando el artesano ejecuta continuamente y durante todo el día la misma operación, esos poros se cierran, o bien desaparecen en la medida en que decrece el cambio de una operación por otra. La productividad acrecentada obedece aquí [415] o a un gasto creciente de fuerza de trabajo en un espacio dado de tiempo intensidad creciente del trabajo, pues o a una disminución del consumo improductivo de fuerza de trabajo. Ese excedente en la aplicación de fuerzas exigida por todo tránsito del reposo al movimiento, en efecto, se compensa por la duración mayor de la velocidad normal, una vez alcanzada. Por otra parte, la continuidad de un trabajo uniforme destruye la tensión y el impulso de los espíritus vitales, que encuentran su esparcimiento y su estímulo en el cambio mismo de actividades.

La productividad del trabajo no sólo depende del virtuosismo del trabajador, sino además de la perfección de sus herramientas. En procesos de trabajo diferentes se emplean herramientas de la misma clase instrumentos cortantes, perforantes, punzantes, de percusión, etc. , y en el mismo proceso de trabajo un mismo instrumento sirve para diversas operaciones. Sin embargo, no bien las distintas operaciones de un proceso de trabajo quedan reciprocamente disociadas y cada operación parcial adquiere, en manos de un obrero parcial, la forma lo más adecuada y por ende lo más exclusiva posible, se vuelven necesarios cambios en las herramientas que ates servían para distintas finalidades. La orientación de su cambio de forma resulta de la experiencia acerca de las dificultades especiales que se oponen a la forma no modificada. La diferenciación de los instrumentos de trabajo, en virtud de la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas especiales para cada aplicación útil particular, y su especialización, merced a la cual cada uno de tales instrumentos especiales sólo opera con toda eficacia en las manos de un obrero parcial específico, son rasgos característicos de la manufactura. En la ciudad de Birmingham sola se producen unas 500 variedades de martillos, y no sólo cada una de ellas sirve únicamente para un proceso de producción, sino que cierto número de variedades a menudo no sirven más que para tal o cual operación en el mismo proceso. El período manufacturero simplifica, mejora y multiplica las herramientas de trabajo, adaptándolas a las funciones especiales y exclusivas de los obreros parciales [6]. [416] Crea con ello, a la vez, una de las condiciones materiales para la existencia de la maquinaria, que consiste en una combinación de instrumentos simples.

El obrero detallista y su instrumento constituyen los elementos simples de la manufactura. Examinemos ahora la figura que presenta ésta en su conjunto.

3. Las dos formas fundamentales de la manufactura:

manufactura heterogénea y manufactura orgánica

La organización de la manufactura presenta dos formas fundamentales que, pese a su entrelazamiento ocasional, difieren esencialmente por su tipo y desempeñan también un papel enteramente distinto, sobre todo en la ulterior transformación de la manufactura en la gran industria, fundada en la maquinaria. Este carácter dual dimana de la naturaleza misma del artículo producido. O se lo forma mediante el ensamblamiento puramente mecánico de productos parciales independientes, o debe su figura acabada a una secuencia de procesos y manipulaciones interrelacionados.

Una locomotora, por ejemplo, se compone de más de 5.000 partes independientes. No es posible, sin embargo, presentarla como ejemplo del primer tipo de la manufactura propiamente dicha, ya que es una hechura de la gran industria. Pero sí el reloj, del que también William Petty se sirve como ejemplo de la división manufacturera del trabajo. De obra individual de un artesano de Nuremberg, el reloj pasó a ser el producto social de un sinnúmero de obreros parciales, tales como los que, respectivamente, fabrican piezas en bruto, cuerdas, esferas, espirales, los que perforan los agujeros en que van engastadas las [417] piedras, los que fabrican palancas de rubí, agujas, cajas, tomillos, los doradores; con muchas subdivisiones, como por ejemplo fabricantes de ruedas (nueva subdivisión, según se trate de ruedas de latón o de acero), de piñones, de la minutería, el acheveur de pignon (fija las ruedas en los piñones, pule las facetas, etc.), el que hace los pivotes, el planteur de finissage (coloca diversas ruedas y piñones en la máqina), el finisseur de barillet (termina de dentar las ruedas, hace que los agujeros tengan el ancho adecuado, ajusta la posición y el registro), el que hace los escapes; en los escapes de cilindro, a su vez, los que respectivamente fabrican los cilindros, la rueda catalina, el volante, la raqueta (el mecanismo por el cual se regula el reloj); el planteur d'échappement (que es en rigor el que hace los escapes); luego el répasseur de barillet (da el último toque a la caja en que va la cuerda y la posición), el que pule el acero, el pulimentador de las ruedas, el que pule los tornillos, el dibujante de números, el que hace las esferas (aplica el esmalte sobre el cobre), el fabricant de pendants (se limita a hacer la argolla de la caja), el finisseur de charnière (fija el perno de latón en el centro de la caja, etcétera), el faiseur de secret (produce los resortes que hacen saltar la tapa de la caja), el graveur [grabador], el ciseleur [cincelador], el polisseur de boîte [pulimentador de la caja], etc., etc., y finalmente el répasseur, que arma todo el reloj y lo entrega en funcionamiento. Sólo unas pocas piezas del reloj pasan por distintas manos, y todos estos membra disiecta [miembros dispersos] [7] se reúnen por primera vez en la mano que finalmente los ensambla en un todo mecánico. Esta relación externa entre el producto terminado y sus diversos elementos hace que en este caso, como en el de obras similares, la combinación de los obreros parciales en el mismo taller resulte aleatoria. Los trabajos parciales bien pueden practicarse, a su vez, como oficios artesanales mutuamente independientes; tal es lo que ocurre en los cantones de Vaud y Neuchâtel, mientras que en Ginebra, por ejemplo, existen grandes manufacturas de relojes, esto es, la cooperación directa de los obreros parciales bajo el mando de un capital. Pero también en este último caso es raro que se fabriquen en la manufactura misma la esfera, las cuerdas y las cajas. La empresa manufacturera combinada sólo es lucrativa aquí cuando se dan condiciones excepcionales, ya que la competencia entre los [418] obreros que han de trabajar en sus domicilios es la máxima, el fraccionamiento de la producción en una masa de procesos heterogéneos deja poco lugar al empleo de medios de trabajo colectivos, y el capitalista, en el caso de la fabricación dispersa, ahorra la inversión que demandan los edificios fabriles, etc [8a]. Aun así, la posición de este obrero detallista que trabaja en su casa pero para un solo capitalista (fabricante, établisseur [empresario]) difiere radicalmente de la del artesano independiente que trabaja para sus propios clientes [9].

El segundo tipo de manufactura, su forma consumada produce obras que recorren fases de desarrollo interrelacionadas, una secuencia de procesos consecutivos, como sucede con el alambre en la fabricación de agujas de cosser, por ejemplo, que pasa por las manos de 72 y hasta de 92 obreros parciales específicos.

Como tal manufactura combina oficios artesanales originariamente dispersos, reduce la separación espacial entre las fases particulares de producción del artículo. Disminuye el tiempo de su pasaje de un estadio al otro, y otro tanto [419] ocurre con el trabajo mediante el cual se efectúan esas transiciones [10]. De esta suerte se gana fuerza productiva, en comparación con la artesanía, y esa ganancia deriva precisamente del carácter cooperativo general de la manufactura. Por otra parte, su peculiar principio de la división del trabajo implica un aislamiento de las diversas fases de producción, las cuales, en cuanto otros tantos trabajos parciales de índole artesanal, mantienen su independencia recíproca. Para establecer y conservar el nexo entre las funciones aisladas, se vuelve imprescindible transportar continuamente el artículo de unas manos a otras y de un proceso a otro. Desde el punto de vista de la gran industria, se presenta esto como una limitación característica, costosa e inmanente al principio de la manufactura [11].

Si tomamos en consideración determinada cantidad de materia prima, por ejemplo de trapos en la manufactura del papel o de alambre en la de agujas, vemos que recorre una serie temporal de fases de producción, en las manos de los diversos obreros parciales, hasta adquirir su figura final. Si, por el contrario, consideramos el taller como un solo mecanismo colectivo, la materia prima se encuentra simultáneamente y de una vez en todas sus fases de producción. El obrero colectivo, constituido por la combinación de los obreros detallistas, tira del alambre con una parte de sus numerosas manos, armadas de instrumentos, mientras con otras manos e instrumentos lo tensa y con otras lo corta, lo aguza, etc. De una sucesión temporal, los diversos procesos escalonados pasan a convertirse en una yuxtaposición espacial. De ahí que en el mismo espacio de tiempo se suministre una mayor cantidad de mercancías terminadas 12. Esa simultaneidad, por cierto, deriva de la [420] forma cooperativa general del proceso global, pero la manufactura no sólo encuentra, preexistentes, las condiciones de la cooperación, sino que las crea en parte por vez primera al descomponer la actividad artesanal. Por otra parte, logra esa organización social del proceso de trabajo, pero sólo porque engrilla el mismo obrero al mismo detalle.

Como el producto parcial de cada obrero parcial, a la vez, no es más que una fase particular alcanzada en su desarrollo por el mismo producto, un obrero suministra a otro, o un grupo de obreros a otro grupo, su materia prima. El resultado del trabajo de uno constituye el punto de arranque para el trabajo del otro. Aquí, pues, un obrero ocupa directamente al otro. Se determina por la experiencia el tiempo de trabajo necesario en cada proceso parcial para obtener el efecto útil deseado, y el mecanismo total de la manufactura se funda en el supuesto de que en un tiempo de trabajo dado se alcanzará un resultado dado. Sólo en este supuesto pueden seguir su curso ininterrumpida y simultáneamente y yuxtapuestos en el espacio los diversos procesos de trabajo que se complementan entre sí. Es evidente que esta interdependencia directa de los trabajos, y por tanto de los obreros, obliga a cada individuo a no emplear para su función más que el tiempo necesario, con lo cual se genera una continuidad, uniformidad, regularidad, orden [13] y sobre todo una intensidad en el trabajo, radicalmente distintas de las que imperan la artesanía independiente e incluso en la cooperación simple. En la producción de mercancías en general el hecho de que en una mercancía no se emplee más tiempo de trabajo que el socialmente necesario para su fabricación, presenta como norma exterior impuesta por la competencia y se presenta así porque, expresándolo de un modo superficial, todo productor individual se ve obligado a vender la mercancía a su precio de mercado. En la manufacturas [421] por el contrario, el suministro de una cantidad dada de productos en un espacio dado de tiempo, se convierte en ley técnica del proceso de producción mismo 14.

Operaciones diferentes requieren lapsos desiguales para su ejecución y en los mismos espacios de tiempo, por ende, suministran cantidades desiguales de productos parciales. Por eso si el mismo obrero debe efectuar siempre, día tras día, sólo la misma operación, tendrán entonces que emplearse diversas cantidades proporcionales de obreros para las distintas operaciones: por ejemplo, 4 fundidores y 2 desmoldeadores por cada pulimentador en una manufactura de tipos de imprimir en la cual el fundidor funde 2.000 tipos por hora, el desmoldeador desmoldea 4.000 y el pulimentador pule 8.000. Reaparece aquí el principio de la cooperación en su forma más simple ocupación simultánea de muchos obreros que hacen algo similar , pero ahora como expresión de un nexo orgánico. La división manufacturera del trabajo, pues, no sólo simplifica y multiplica los órganos cualitativamente diferentes del obrero colectivo social, sino que además genera una proporción matemáticamente fija para el volumen cuantitativo de esos órganos, vale decir, para el número relativo de obreros o la magnitud relativa de los grupos de obreros en cada función especial. Desarrolla, a la par de la subdivisión cualitativa, la regla y proporcionalidad cuantitativas del proceso social de trabajo.

Si ha sido fijada, fundándose en la experiencia, la cantidad proporcionalmente más adecuada de los distintos grupos de obreros parciales, en correspondencia con la escala determinada a la que ha accedido la producción, sólo podrá ampliarse dicha escala empleando un múltiplo de cada uno de esos grupos obreros particulares [15]. [422] Agréguese el hecho de que el mismo individuo ejecuta tan bien ciertos trabajos en pequeña como en gran escala; por ejemplo el trabajo de supervisión, el transporte de los productos parciales de una fase de la producción a la otra, etcétera. La autonomización de estas funciones, o su asignación a trabajadores especiales, no se volverá ventajosa mientras no aumente el número de los obreros utilizados, pero este aumento habrá de abarcar de inmediato y proporcionalmente todos los grupos.

El grupo individual cierto número de obreros que cumplen la misma función parcial se compone de elementos homogéneos y constituye un órgano especial del mecanismo colectivo. En diversas manufacturas, empero, el grupo mismo es un cuerpo articulado de trabajo, mientras que el mecanismo colectivo se forma por la reiteración o multiplicación de estos organismos productivos elementales. Examinemos, por ejemplo, la manufactura de botellas. La misma se desglosa en tres fases esencialmentes diferentes. En primer lugar la fase preparatoria: preparar la composición del vidrio, mezclar la arena, cal, etcétera, fundir ese compuesto hasta convertirlo en una masa fluida de vidrio [16]. En esta primera fase se ocupan diversos obreros parciales, y otro tanto ocurre en la fase final, o sea el retirar las botellas de los hornos de secado, clasificarlas, embalarlas, etc. Entre ambas fases, en el medio, se encuentra la fabricación del vidrio propiamente dicha, o sea la elaboración de la masa fluida de vidrio. En la misma boca del horno de vidriería trabaja un grupo al que en Inglaterra se denomina "hole" (agujero), y que se compone de un bottle maker o finisher [el que hace las botellas o las termina], un blower [soplador], un gatherer [recolector], un putter up o whetter off [estibador o amolador] y un taker in [acomodador]. Estos cinco obreros parciales constituyen otros tantos órganos especiales de un cuerpo laboral único que sólo puede operar como unidad, o sea sólo en virtud de la cooperación directa de los cinco. Si falta un miembro del cuerpo quinquemembre, éste se paraliza. Pero el mismo horno de vidriería tiene distintas aberturas, de 4 a 6 en Inglaterra, por ejemplo, cada una de las cuales encierra un [423] crisol de cerámica con vidrio fundido y da ocupación a un grupo propio de trabajadores, constituido también por cinco miembros. La subdivisión de cada grupo por separado se funda aquí directamente en la división del trabajo, mientras que el vínculo entre los diversos grupos análogos es la cooperación simple, ésta, mediante el uso en común de uno de los medios de producción el horno, en el presente caso , hace que se los consuma más económicamente. Cada uno de tales hornos, con sus 4 y hasta 6 grupos, constituye un taller de vidriería, y una manufactura de vidrio se compone de cierta cantidad de estos talleres, junto con las instalaciones y obreros destinados a las fases inicial y final de la producción.

La manufactura, por último, así como en parte surge de la combinación de diversos oficios artesanales, puede transformarse en combinación de diversas manufacturas. Las mayores vidrierías inglesas, por ejemplo, fabrican ellas mismas sus crisoles de cerámica, porqu de la calidad de éstos depende en lo esencial el éxito o fracaso del producto. La manufactura de un medio de producción queda aquí ligada a la manufactura del producto. Puede ocurrir, a la inversa, que la manufactura del producto se asocie con manufacturas en las cuales aquél sirve a su vez de materia prima, o con cuyos productos posteriormente se lo ensambla. De esta suerte, por ejemplo, encontramos que la manufactura de cristal se combina con el esmerilado del vidrio y la fundición de latón, esta última para el montaje metálico de múltiples artículos de vidrio. Las diversas manufacturas combinadas constituyen entonces departamentos de una manufactura global, más o menos separados en el espacio, y a la vez procesos de producción recíprocamente independientes, cada uno con su propia división del trabajo. A pesar de las diversas ventajas que presenta la manufactura combinada la misma no adquiere, sobre su propio fundamento, una verdadera unidad técnica. Dicha unidad sólo surge cuando la manufactura se transforma en la industria maquinizada.

El período manufacturero, que no tarda en proclamar como principio consciente la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de mercancías [17], [424] esporádicamente desarrolla también el uso de máquinas, en particular para ciertos procesos primarios simples que hay que ejecutar masivamente y con gran desgaste de energías. Así, por ejemplo, en la manufactura papelera pronto se utiliza el molino de papel para desmenuzar los trapos y en la metalurgia el llamado molino quebrantador para triturar el mineral [18]. Con el molino hidráulico, el Imperio Romano nos había legado la forma elemental de toda maquinaria [19]. El período artesanal nos deja los grandes inventos de la brújula, de la pólvora, de la imprenta y el reloj automático. En líneas generales, sin embargo, la maquinaria desempeña ese papel secundario que Adam Smith le asigna junto a la división del trabajo 20. De gran trascendencia fue el esporádico empleo que de las máquinas hizo el siglo XVII, pues ofreció a los matemáticos eminentes de esa época puntos de apoyo y alicientes prácticos para la creación de la mecánica moderna.

La maquinaria específica del período manufacturero sigue siendo el obrero colectivo mismo, formado por la combinación de muchos obreros parciales. Las diversa operaciones que el productor de una mercancía ejecuta alternativamente, y que se entrelazan en la totalidad de su proceso de trabajo, le plantean exigencias diferentes. En una de aquéllas debe emplear más fuerza, en la otra más destreza, en la tercera más atención intelectual, etc., y el mismo [425] individuo no posee estas cualidades en grado igual. Tras la separación, autonomización y aislamiento de las diversas operaciones, se distribuye, clasifica y agrupa a los trabajadores según sus cualidades predominantes. Y si bien sus peculiaridades naturales constituyen la base en la que se injerta la división del trabajo, la manufactura, una vez implantada, desarrolla fuerzas de trabajo que por naturaleza sólo sirven para desempeñar una función especial y unilateral. El obrero colectivo posee ahora, en un grado igualmente elevado de virtuosismo, todas las cualidades productivas y las ejercita a la vez y de la manera más económica puesto que emplea todos sus órganos, individualizados en obreros o grupos de obreros particulares, exclusivamente para su función específica [21]. La unilateralidad e incluso la imperfección del obrero parcial se convierten en su perfección en cuanto miembro del obrero colectivo [22]. El hábito de desempeñar una función unilateral lo transforma en órgano actuante naturalmente seguro de la misma, mientras que la interconexión del mecanismo total lo obliga a funcionar con la regularidad inherente a la pieza de una máquina [23].

Como las diversas funciones del obrero colectivo son más simples o más complejas, más elementales o más elevadas, sus órganos las fuerzas de trabajo individuales requieren un grado de adiestramiento muy diferente y poseen por ende valores muy dispares. La manufactura, pues, desarrolla una jerarquía de las fuerzas de trabajo, a la que corresponde una escala de salarios. Si, de una parte, el obrero individual es asignado y anexado vitaliciamente a una función unilateral, las diversas operaciones laborales se adaptan, asimismo, a esa jerarquía de capacidades naturales y adquiridas [24]. Aun así, todo proceso de producción conlleva ciertas manipulaciones simples que cualquier hombre común y corriente es capaz de ejecutar. Las mismas quedan separadas ahora de su conexión fluida con los momentos más importantes de la actividad y se osifican como funciones exclusivas.

En todos los oficios de los que se apodera, como vemos, la manufactura genera una clase de trabajadores que la industria artesanal excluía por entero, los llamados obreros no calificados. Así como aquélla, a costa de la capacidad conjunta de trabajo, desenvuelve hasta el virtuosismo la especialización totalmente unilateralizada, comienza también a hacer de la carencia de todo desenvolvimiento una especialización. Junto a la gradación jerárquica entra en escena la simple separación de los obreros en calificados y no calificados. En el caso de los últimos los costos de aprendizaje desaparecen totalmente; en el de los primeros se reducen, si se los compara con el artesano, porque se ha simplificado la función. Y en ambos casos disminuye valor de la fuerza de trabajo [25]. La excepción se registra cuando el desdoblamiento del proceso de trabajo genera nuevas funciones comprehensivas, que en la industria artesanal no existían en absoluto o no habían adquirido un volumen similar. La desvalorización relativa de la fuerza [427] de trabajo a causa de la supresión o mengua de los costos de aprendizaje, implica directamente una mayor valorización del capital, pues todo lo que reduce el tiempo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo expande los dominios del plustrabajo.

4. División del trabajo dentro de la manufactura

y división del trabajo dentm de la sociedad

Analizamos primero los orígenes de la manufactura; luego sus elementos simples el obrero parcial y su herramienta , por último su mecanismo en conjunto. Brevemente nos referiremos ahora a la relación que media entre la división manufacturera del trabajo y esa división social del mismo que constituye la base general de toda producción de mercancías.

Si nos atenemos únicamente al trabajo mismo, se puede denominar división del trabajo en general al desdoblamiento de la producción social en sus grandes géneros, como agricultura, industria, etc., división del trabajo en particular, al desglosamiento de esos géneros de la producción en especies y subespecies; y división del trabajo en singular, a la que se opera dentro de un mismo taller [26].

Al igual que la división del trabajo dentro de la manufactura, la división del trabajo dentro de la sociedad y la consiguiente reclusión de los individuos en órbitas [428] profesionales particulares tienen su origen en puntos de partida contrapuestos. Dentro de una familia [27]bis, y luego de desarrollo posterior dentro de una tribu, surge una división natural del trabajo a partir de las diferencias de sexo y edad, o sea sobre una base estrictamente fisiológica. Con la expansión de la entidad comunitaria, el aumento de la población y, particularmente, el conflicto entre las diversas tribus y el sometimiento de una tribu por otra, dicha división natural del trabajo amplía sus materiales. Por otra parte, como hemos observado ya [b], el intercambio de productos surge en los puntos en que diversas familias, tribus, entidades comunitarias entran en contacto, puesto que en los albores de la civilización no son personas particulares, sino las familias, tribus, etc., las que se enfrentan de manera autónoma. Diversas entidades comunitarias encuentran distintos medios de producción y diferentes medios de subsistencia en su entorno natural. Difieren, por consiguiente, su modo de producción, modo de vida y productos. Es esta diversidad, de origen natural, la que en el contacto de las entidades comunitarias genera el intercambio de los productos respectivos y, por ende, la transformación paulatina de esos productos en mercancías. El intercambio no crea la diferencia entre las esferas de producción, sino que relaciona entre sí las esferas distintas y las transforma de esa suerte en ramos, más o menos interdependientes, de una producción social global. La división social del trabajo surge aquí por el intercambio entre esferas de producción en un principio diferentes pero independientes unas de otras. Allí donde la división fisiológica del trabajo constituye el punto de partida, los órganos particulares de un todo directamente conexo se dislocan unos de otros, se disocian proceso de disociación al que el intercambio de mercancías con entidades comunitarias extrañas da el impulso principal [429] y se independizan hasta un punto en que es el intercambio de los productos como mercancías lo que media la conexión entre los diversos trabajos. En un caso se vuelve dependiente lo que antes era autónomo; en el otro, se independiza lo antaño dependiente.

La base de toda división del trabajo desarrollada, mediada por el iatercambio de mercancías, es la separación entre la ciudad y el campo 28. Puede decirse que toda la historia económica de la sociedad se resume en el movimiento de esta antítesis. No nos detendremos aquí, sin embargo, para considerarla.

Así como cierta cantidad de obreros empleados simultáneamente constituye el supuesto material para la división del trabajo dentro de la manufactura, ese supuesto es, cuando se trata de la división del trabajo dentro de la sociedad, la magnitud de la población y su densidad, que aquí sustituyen la aglomeración en el mismo taller [29]. Con todo, esta densidad es un elemento relativo. Un país relativamente poco poblado pero cuyos medios de comunicación han alcanzado un buen desarrollo, tiene una población más densa que otro, más poblado pero con medios de comunicación no desarrollados; en este sentido, por ejemplo, los estados septentrionales de la Unión norteamericana están más densamente poblados que la India [30].

[430] Siendo la producción y circulación de mercancías el supuesto general del modo capitalista de producción, la división manufacturera del trabajo requiere que la división del trabajo dentro de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez y desarrollo. Y viceversa: la división manufacturera del trabajo reactúa, desarrollándola y mulplicándola, sobre esa división social del trabajo. Con la diferenciación de los instrumentos de trabajo se diferencian cada vez más las industrias que producen dichos instrumentos [31]. Cuando el sistema manufacturero hace pie en una industria que hasta entonces era explotada como rama principal o secundaria, junto con otras, por el mismo productor, de inmediato se opera una disociación entre esas industrias, éstas se vuelven independientes unas de otras. Si se adueña de una fase especial en la producción de una mercancía, las diversas fases de producción de la misma se transforman en diversas industrias independientes. Hemos indicado ya que donde el producto no es más que un todo integrado de manera puramente mecánica por productos parciales, los trabajos parciales pueden recuperar su autonomía, convirtiéndose nuevamente en artesanías independientes. Para establecer una división del trabajo más perfecta dentro de una manufactura, el mismo ramo de la producción se desdobla en varias manufacturas enteramente nuevas algunas de ellas a tono con la diversidad de sus materias primas o las diversas formas que puede revestir el mismo material en bruto. Así, por ejemplo, ya en la primera mitad del siglo XVIII sólo en Francia se tejían más de 100 tipos distintos de sedas, y en Aviñón, por ejemplo, era ley que "cada aprendiz no debía dedicarse más que a una clase de fabricación, y no podía aprender a confeccionar varios tipos de tejidos a la vez". La división territorial del trabajo, la asignación de ramos particulares de la producción a regiones particulares de un país, recibió un nuevo impulso con el régimen manufacturero, que explota todas las particularidades [32]. La expansión [431] del mercado mundial y el sistema colonial, que entran en la esfera de las condiciones generales de existencia propias del período manufacturero, le proporcionan a éste un copioso material para la división del trabajo dentro de la sociedad. No es éste el lugar para dilucidar más pormenorizadamente cómo esa división del trabajo hace pie, además de en la esfera económica, en todos los demás dominios de la sociedad, echando por doquier las bases para ese perfeccionamiento de la especialización, de las especialidades, para esa parcelación del hombre que ya hizo exclamar a Adam Ferguson, el maestro de Adam Smith: "Constituimos naciones enteras [c] de ilotas, y no hay hombres libres entre nosotros" [33].

No obstante, pese a las muchas analogías y a los nexos que median entre la división del trabajo en el interior de la sociedad y la división dentro de un taller, una y otra difieren no sólo gradual, sino esencialmente. La analogía aparece como más palmariamente indiscutible allí donde un vínculo interno entrelaza los diversos ramos de la industria. El ganadero, por ejemplo, produce cueros, el curtidor los transforma en cuero curtido, el zapatero convierte a éste en botines. Cada uno produce aquí un producto gradual o serial, y la figura última, acabada, es el producto combinado de sus trabajos especiales. Añádanse a esto los múltiples ramos laborales que suministran medios de producción al ganadero, al curtidor, al zapatero. Cabe imaginar, con Adam Smith, que la diferencia entre esta división social del trabajo y la manufacturera es puramente subjetiva, o sea, rige sólo para el observador, que en el último caso abarca con una sola mirada, espacialmente, los múltiples trabajos parciales, mientras que en el otro la dispersión de éstos en grandes superficies y el número elevado de los que cultivan cada ramo especial oscurecen la interconexión [34]. ¿Pero qué es lo que genera la conexión entre los [432] trabajos independientes del ganadero, el curtidor, el zapatero? La existencia de sus productos respectivos como mercancías. ¿Qué caracteriza, por el contrario, la división manufacturera del trabajo? Que el obrero parcial no produce mercancía alguna 35. Sólo el producto colectivo de los obreros parciales se transforma en mercancía [36]bis. La [433] división del trabajo en el interior de la sociedad está mediada por la compra y la venta de los productos de diversos ramos del trabajo, la interconexión de los trabajos parciales en la manufactura, a su vez, por la venta de diversas fuerzas de trabajo al mismo capitalista, que las emplea como fuerza de trabajo combinada. La división manufacturera del trabajo supone la concentración de los medios de producción en las manos de un capitalista, la división social del trabajo, el fraccionamiento de los medios de producción entre muchos productores de mercancías, independientes unos de otros. Mientras que en la manufactura la ley férrea del número proporcional o proporcionalidad subsume determinadas masas de obreros bajo determinadas funciones, la casualidad y el arbitrio llevan a cabo su enmarañado juego en la distribución de los productores de mercancías y de sus medios de producción entre los diversos ramos sociales del trabajo. Ciertamente, las diversas esferas de la producción procuran mantenerse continuamente en equilibrio, puesto que si bien por una parte cada productor de mercancías tiene que producir un valor de uso, y por tanto que satisfacer una necesidad social especial, el volumen de estas necesidades difiere cuantitativamente y un nexo interno enlaza las distintas masas de necesidades, las concatena en un sistema de origen natural; puesto que, por otra parte, la ley del valor de las mercancias determina qué parte de todo su tiempo de trabajo disponible puede gastar la sociedad en la producción de cada tipo particular de mercancías. Pero esta tendencia constante de las diversas esferas de la producción a ponerse en equilibrio, sólo se manifiesta como reacción contra la constante abolición de dicho equilibrio. La norma que se cumplía planificadamente y a priori en el caso de la división del trabajo dentro del taller, opera, cuando se trata de la división del trabajo dentro de la sociedad, sólo a posteriori, como necesidad natural intrínseca, muda, que sólo es perceptible en elcambio barométrico de los precios del mercado y que se impone violentamente a la desordenada arbitrariedad de los productores de mercancías. La división manufacturera del trabajo supone la autoridad incondicional del capitalista sobre hombres reducidos a meros miembros de un mecanismo colectivo, propiedad de aquél; la división social del trabajo contrapone a productores independientes de mercancías que no reconocen más autoridad [434] que la de la competencia, la coerción que ejerce sobre ellos la presión de sus mutuos intereses, así como también en el reino animal la bellum omnium contra omnes [guerra de todos contra todos] [37] mantiene, en mayor o menor medida, las condiciones de existencia de todas las especies. La misma conciencia burguesa que celebra la división manufacturera del trabajo, la anexión vitalicia del obrero a una operación parcial y la subordinación incondicional de los obreros parciales al capital como una organización del trabajo que acrecienta la fuerza productiva de los mismos, denuncia por eso con igual vigor todo control y regulación sociales y conscientes del proceso de producción, control y regulación en los que ve un cercenamiento de los sacrosantos derechos de propiedad, de la libertad y de la "genialidad" que se determina a sí misma del capitalista individual. Es sumamente característico que los entusiastas apologistas del sistema fabril no sepan decir nada peor, contra cualquier organización general del trabajo social, que en caso de realizarse la misma transformaría a la sociedad entera en una fábrica.

Si la anarquía de la división social del trabajo y el despotismo de la división manufacturera del trabajo se condicionan mutuamente en la sociedad del modo de producción capitalista, encontramos por el contrario que formas anteriores de la sociedad, en las cuales la especialización de las industrias se desarrolla primero de manera espontánea, cristalizando luego y por último consolidándose legalmente, ofrecen de una parte la imagen de una organización planificada y autoritaria del trabajo social, mientras que de otra parte excluyen por entero la división del trabajo dentro del taller, o sólo la desarrollan en una escala raquítica, o de un modo esporádico y casual [38].

Esas antiquísimas y pequeñas entidades comunitaarias indias, por ejemplo, que en parte todavía perduran, se fundan en la posesión comunal del suelo, en la asociación directa entre la agricultura y el artesanado y en una división [435] fija del trabajo, que sirve de plan y de esquema predeterminados cuando se establecen nuevas entidades comunitarias. Constituyen conjuntos de producción autosuficientes, con una superficie productiva que oscila entre cien acres [d] y algunos miles. La masa principal de los productos se produce con destino al autoconsumo directo de la comunidad, no como mercancía y por tanto la producción misma es independiente de la división del trabajo establecida en el conjunto de la sociedad india, división que está mediada por el intercambio de mercancías. Sólo el excedente de los productos se transforma en mercancía, e incluso en el caso de una parte del mismo esa transformación no ocurre sino cuando llega a manos del estado, al que desde tiempos inmemoriales afluye, bajo la forma de renta en especies, determinada cantidad de tales productos. En distintas regiones de la India existen formas distintas de la entidad comunitaria. En la forma más simple, la comunidad cultiva la tierra colectivamente y distribuye los productos del suelo entre sus miembros, mientras que cada familia practica el hilado, el tejido, etc., como industria doméstica subsidiaria. Al lado de esta masa ocupada de manera semejante, encontramos al "vecino principal", juez, policía y recaudador de impuestos, todo a la vez, el tenedor de libros, que lleva las cuentas acerca de los cultivos y registra y asienta en el catastro todo lo relativo a los mismos, un tercer funcionario, que persigue a los delincuentes y protege a los forasteros acompañándolos de una aldea a la otra, el guardafronteras, que vigila los límites entre la comunidad y las comunidades vecinas, el inspector de aguas, que distribuye, para su uso agrícola, el agua de los depósitos comunales, el brahmán, que desempeña las funciones del culto religioso, el maestro, que enseña a los niños de la comunidad a escribir y leer en la arena, el brahmán del calendario, que en su condición de astrólogo indica los momentos propicios para la siembra y la cosecha, así como las horas favorables o desfavorables para todos los demás trabajos agrícolas; un herrero y un carpintero, que construyen y reparan instrumentos de labranza; el alfarero, que produce todas las vasijas de la aldea, el barbero; el lavandero, ocupado en la limpieza de la ropa; el platero, y aquí y allá el poeta, que en algunas comunidades remplaza al platero, en otras al [436] maestro. Esta docena de personas se mantiene a expensas de toda la comunidad. Si la población aumenta, se asienta en tierras baldías una nueva comunidad, organizada conforme al prototipo de la antigua. El mecanismo comunitario muestra una división planificada del trabajo, pero su división manufacturera es aquí imposible, puesto que se mantiene inalterado el mercado en el que vuelcan sus productos el herrero, el carpintero, etc., y a lo sumo, según el tamaño diverso de las aldeas, en vez de un herrero, un alfarero, etcétera, nos encontramos con dos o tres de ellos [39]. La ley que regula la división del trabajo comunitario opera aquí con la autoridad ineluctable de una ley natural, mientras que cada artesano particular, como el herrero, etc., ejecuta en su taller todas las operaciones correspondientes a su oficio, a la manera tradicional, pero independientemente y sin reconocer ninguna autoridad sobre él. El sencillo organismo productivo de estas entidades comunitarias autosuficientes, que se reproducen siempre en la misma forma y que cuando son ocasionalmente destruidas se reconstruyen en el mismo lugar, con el mismo nombre [40], proporciona la clave que explica el misterio de la inmutabilidad de las sociedades asiáticas, tan sorprendentemente contrastada por la constante disolución y formación de estados asiáticos y el cambio incesante de las dinastías. Las tempestades en la región política de las nubes dejan indemne la estructura de los elementos fundamentales económicos de la sociedad.

Como ya hemos observado, las leyes gremiales impedían sistemáticamente, mediante la limitación severísima [437] del número de aprendices que podía emplear un solo maestro gremial, la conversión de éste en capitalista. Asimismo, el maestro sólo podía emplear oficiales en la artesanía en que era maestro, y exclusivamente en ella. El gremio se defendía celosamente contra toda intrusión del capital comercial, única forma libre del capital que se le contraponía. El comerciante podía comprar todo tipo de mercancías, a excepción del trabajo en cuanto mercancía. Sólo se lo toleraba como Verleger 41 de los productos artesanales. Si las circunstancias externas provocaban una división progresiva del trabajo, los gremios existentes se escindían en subgéneros, o nuevos gremios se agregaban a los antiguos, pero sin que diversos oficios artesanales se combinaran en el mismo taller. La organización gremial excluye pues la división manufacturera del trabajo, por más que entre las condiciones materiales de existencia del período manufacturero se cuenten la especialización, aislamiento y perfeccionamiento de las industrias propios de aquella organización. Los obreros, en líneas generales, quedaban tan ligados a sus medios de producción como el caracol a su concha, con lo cual faltaba el fundamento primero de la manufactura, la autonomización de los medios de producción, en cuanto capital, frente al obrero.

Mientras que la división del trabajo dentro de la sociedad en su conjunto, se encuentre o no mediada esa división por el intercambio de mercancías, es común a las formaciones económico-sociales más diversas, la división manufacturera del trabajo configura una creación plenamente específica del modo capitalista de producción.

5. El carácter capitalista de la manufactura

Un número relativamente grande de obreros puestos bajo el mando del mismo capital; tal es el punto de partida natural, tanto de la cooperación en general como de la manufactura. Y viceversa, la división manufacturera del trabajo convierte en necesidad técnica el aumento del número de obreros empleado. La división existente del trabajo prescribe al capitalista individual el mínimo de obreros que debe utilizar. De otra parte, las ventajas de una división ulterior están condicionadas por el aumento ulterior del número de obreros, lo que sólo se puede hacer por múltiplos. Pero con la parte variable debe aumentar también la parte constante del capital junto al volumen de las condiciones de producción colectivas edificaciones, hornos, etc. , también ha de acrecentarse, y mucho más rápidamente que la cantidad de obreros, la materia prima. La masa de materias primas consumida en un tiempo dado por una cantidad dada de trabajo, aumenta en la misma proporción en que, a causa de su división, se acrecienta la fuerza productiva del trabajo. El aumento progresivo del mínimo de capital en manos del capitalista indiviual, o la transformación progresiva de los medios de subsistencia y medios de producción sociales en capital es, pues, una ley que surge de las características técnicas propias de la manufactura [42].

Al igual que en la cooperación simple, el cuerpo actuante del trabajo es en la manufactura una forma de existencia del capital. El mecanismo social de la producción, compuesto por los numerosos obreros parciales, pértenece al capitalista. Por ende, la [sterling]uerza productiva resultante de la combinación de los trabajos se presenta como fuerza productiva del capital. La manufactura propiamente dicha no sólo somete a los obreros, antes autónomos, al mando y a la disciplina del capital, sino que además crea una gradación jerárquica entre los obreros mismos. Mientras que la cooperación simple, en términos generales, deja inalterado el modo de trabajo del individuo, la manufactura lo revoluciona desde los cimientos y hace presa en las raíces mismas de la fuerza individual de trabajo. Mutila [439] al trabajador, lo convierte en una aberración al fomentar su habilidad parcializada cual si fuera una planta de invernadero sofocando en él multitud de impulsos y aptitudes productivos, tal como en los estados del Plata se sacrifica un animal entero para arrebatarle el cuero o el sebo. No sólo se distribuyen los diversos trabajos parciales entre distintos individuos, sino que el individuo mismo es dividido, transformado en mecanismo automático impulsor de un trabajo parcial [43], realizándose así la absurda fábula de Menenio Agripa [44], que presenta a un hombre como un mero fragmento de su propio cuerpo [45]. Si en un principio el obrero vende su fuerza de trabajo al capital porque él carece de los medios materiales para la producción de una mercancía, ahora es su propia fuerza de trabajo individual la que se niega a prestar servicios si no es vendida al capital. Unicamente funciona en una concatenación que no existe sino después de su venta, en el taller del capitalista. Incapacitado por su propia constitución para hacer nada con independencia, el obrero de la manufactura únicamente desarrolla actividad productiva como accesorio del taller del capitalista [46]. Así como el pueblo elegido lleva escrito en la frente que es propiedad de Jehová, la división del trabajo marca con hierro candente al obrero manufacturero, dejándole impresa la señal que lo distingue como propiedad del capital.

Los conocimientos, la inteligencia y la voluntad que desarrollan el campesino o el artesano independientes, aunque más no sea en pequeña escala al igual que el salvaje que ejerce todo el arte de la guerra bajo la forma de astucia personal , ahora son necesarios únicamente para el taller en su conjunto. Si las potencias intelectuales [440] de la producción amplían su escala en un lado, ello ocurre porque en otros muchos lados se desvanecen. Lo que pierden los obreros parciales se concentra, enfrentado a ellos, en el capital [47]. Es un producto de la división manufacturera del trabajo el que las potencias intelectuales del proceso material de la producción se les contrapongan como propiedad ajena y poder que los domina. Este proceso de escisión comienza en la cooperación simple, en la que el capitalista, frente a los obreros individuales, representa la unidad y la voluntad del cuerpo social de trabajo. Se desarrolla en la manufactura, la cual mutila al trabajador haciendo de él un obrero parcial. Se consuma en la gran industria, que separa del trabajo a la ciencia, como potencia productiva autónoma, y la compele a servir al capital [48] 49.

En la manufactura el enriquecimiento del obrero colectivo y por ende del capital en fuerza productiva social, se halla condicionado por el empobrecimiento del obrero en fuerzas productivas individuales. "La ignorancia es la madre de la industria, así como lo es de la superstición. La reflexión y la imaginación están sujetas a error, pero el hábito de mover la mano o el pie no dependen de la una ni de la otra. Se podría decir, así, que en lo tocante a las manufacturas su perfección consiste en poder desembarazarse del espíritu [e], de tal manera que se puede [...] considerar al taller como una máquina cuyas partes son hombres" [50]. Es un hecho que a mediados del siglo XVIlI, algunas manufacturas, para ejecutar ciertas operaciones que pese a su sencillez constituían secretos industriales, preferían emplear obreros medio idiotas [51].

[441]"El espíritu de la mayor parte de los hombres", dice Adam Smith, "se desenvuelve necesariamente a partir de sus ocupaciones diarias. Un hombre que pasa su vida entera ejecutando unas pocas operaciones simples... no tiene oportunidad de ejercitar su entendimiento... En general, se vuelve tan estúpido e ignorante como es posible que llegue a serlo un ser humano." Luego de haber descrito el embrutecimiento del obrero parcial, continúa Smith: "La uniformidad de su vida estacionaria corrompe de un modo natural el empuje de su inteligencia... Destruye incluso la energía de su cuerpo y lo incapacita para emplear su fuerza con vigor y perseverancia en cualquier otro terreno que no sea la actividad detallista para la que se lo ha adiestrado. De este modo, su destreza en su actividad especial parece haber sido adquirida a expensas de sus virtudes intelectuales, sociales y marciales. Ahora bien, en toda sociedad industrial y civilizada, es ésta la condición en la que tiene necesariamente que caer el pobre que trabaja (the labouring poor), o sea la gran masa del pueblo" [52]. Para evitar el descaecimiento completo de las masas populares, resultante de la división del trabajo, Adam Smith recomendaba la instrucción del pueblo por cuenta del estado, aunque en dosis prudentemente homeopáticas. Germain Garnier, su traductor y comentarista francés, que bajo el Primer Imperio se metamorfoseó, como era natural, en senador, polemiza consecuentemente contra esa propuesta. La instrucción popular infringiría las leyes primordiales de la división del trabajo; adoptarla equivaldría a "proscribir todo nuestro sistema social". "Como todas las demás divisiones del trabajo, la que existe entre el trabajo manual y el trabajo [442] intelectual [53] se vuelve más intensa y acentuada a medida que la sociedad" (Garnier, acertadamente, emplea este término para designar al capital, a la propiedad de la tierra y a su estado) "se vuelve más opulenta. Como todas las otras, esta división es efecto de los progresos pasados y causa de los progresos venideros... ¿El gobierno debe entonces contrariar esa división del trabajo y retardarla en su curso natural? ¿Debe emplear una parte del ingreso público en el intento de confundir y mezclar dos clases de trabajo que tienden a dividirse y alejarse?" [54].

Cierta atrofia intelectual y física es inseparable, incluso, de la división del trabajo en la sociedad como un todo. Pero como el período manufacturero lleva mucho más adelante esa escisión social entre los ramos del trabajo, y por otra parte hace presa por vez primera con la división que le es peculiar en las raíces vitales del individuo, suministra también por primera vez el material y el impulso necesarios para la patología industrial 55 56.

"Subdividir a un hombre es ejecutarlo, si merece la pena de muerte, o si no la merece asesinarlo [...]. La subdivisión del trabajo es el asesinato de un pueblo" [57] 58.

[443] La cooperación fundada en la división del trabajo, esto es, la manufactura, es en sus inicios una formación debida a un proceso natural. No bien su existencia adquiere cierta consistencia y amplitud, se convierte en una forma consciente, planificada y sistemática del modo capitalista de producción. La historia de la manufactura propiamente dicha muestra cómo la división del trabajo que le es peculiar, adquiere primero empíricamente las formas adecuadas, como si dijéramos a espaldas de las personas actuantes, mientras que luego, al igual que en el caso de las artesanías gremiales, pugna por retener de manera tradicional la forma encontrada otrora, y en algunos casos la retiene por siglos. Si esta forma se modifica, salvo que sea en aspectos accesorios, ello obedece siempre a una revolución de los instrumentos de trabajo. O bien la manufactura moderna y no me refiero aquí a la gran industria, fundada en la maquinaria encuentra ya disponibles los disiecta membra poetæ [miembros dispersos del poeta] [59] en las grandes ciudades donde surge, como ocurre por ejemplo con la manufactura de ropa, y en tal caso sólo tiene que reunirlos sacándolos de su dispersión; o bien el principio de la división es de una evidencia palmaria, y entonces, simplemente, las diversas operaciones de la producción artesanal (de la encuadernación, pongamos por caso) se asignan en exclusividad a obreros especiales. En tales casos no insume ni siquiera una semana de experiencia la tarea de determinar el número proporcional de los brazos necesarios para cada función [60].

A través del análisis de la actividad artesanal, de la conversión de los instrumentos de trabajo en específicos, de la formación de los obreros parciales y de su agrupamiento y combinación en un mecanismo colectivo, la división manufacturera del trabajo genera la gradación [444] cualitativa y la proporcionalidad cuantitativa de procesos sociales de producción, o sea determinada organización del trabajo social, y desarrolla así, a la vez, una nueva fuerza productiva social del trabajo. Como forma específicamente capitalista del proceso social de la producción y sobre las bases preexistentes no podía desarrollarse revistiendo una forma que no fuera la capitalista la manufactura no es más que un método especial de producir plusvalor relativo o de aumentar a expensas de los obreros la autovalorización del capital, o sea lo que se denomina riqueza social, "wealth of nations" [riqueza de las naciones], etcétera. No sólo desarrolla la fuerza productiva social del trabajo para el capitalista, en vez de hacerlo para el obrero, sino que la desarrolla mediante la mutilación del obrero individual. Produce nuevas condiciones para la dominación que el capital ejerce sobre el trabajo. De ahí que si bien, por una parte, se presenta como progreso histórico y fase necesaria de desarrollo en el proceso de formación económica de la sociedad, aparece por otra parte como medio para una explotación civilizada y refinada.

La economía política, que como ciencia especial no surgió hasta el período manufacturero, considera la división social del trabajo únicamente desde el punto de vista de la división manufacturera del trabajo [61], esto es, como medio para producir más mercancías con la misma cantidad de trabajo, y por tanto para abaratar las mercancías y acelerar la acumulación del capital. En antítesis radical con este énfasis en la cantidad y en el valor de cambio, los escritores de la Antigüedad clásica se atenían exclusivamente a la calidad y al valor de uso 62 63. A consecuencia de la separación [445] entre los ramos de la producción social, se producen mejor las mercancías, los diversos impulsos y talentos de los hombres escogen los campos de acción que les convienen [64] 65, y sin limitación es imposible hacer algo importante en ningún campo [66] 67. Producto y productor, por tanto, mejoran gracias a la división del trabajo. Si, ocasionalmente, se menciona también el aumento en la masa de productos, ello sólo ocurre con relación a la mayor abundancia del valor de uso. No se dedica una sola sílaba al valor de cambio, al abaratamiento de las mercancías. Este punto de vista del valor de uso es el que predomina tanto en Platón [68] 69, [446] quien en la división del trabajo ve el fundamento de la separación social en clases, como en Jenofonte [70], que con su característico instinto burgués se aproxima ya a la división del trabajo dentro de un taller. La república platónica, en la medida en que en ella la división del trabajo figura como el principio formativo del estado, no es más que la idealización ateniense del sistema egipcio de castas. [447] También para muchos contemporáneos de Platón, como por ejemplo Isócrates [71], Egipto era considerado el estado industrial modelo, significación que conservó incluso para los griegos del Imperio Romano [72].

Durante el período manufacturero propiamente dicho, es decir, el período en que la manufactura es la forma dominante del modo capitalista de producción, la plena realización de las tendencias de la misma choca con múltiples obstáculos. Aunque la manufactura, como hemos visto, además de la gradación jerárquica de los obreros establece una separación simple entre obreros calificados y no calificados, la influencia preponderante de los primeros hace que el número de los últimos se mantenga muy restringido. Aunque adapta las operaciones particulares al diferente grado de madurez, fuerza y desarrollo de su órgano vivo de trabajo, y promueve por tanto la explotación productiva de mujeres y niños, esta tendencia fracasa, en términos generales, por los hábitos y la resistencia de los obreros varones. Aunque la disociación de la actividad artesanal abate los costos de adiestramiento y, por ende, el valor de los obreros, para los trabajos de detalle más difíciles sigue siendo necesario un período de aprendizaje prolongado, que los obreros reivindican celosamente aun allí donde se ha vuelto superfluo. En Inglaterra, por ejemplo, nos encontramos con que las laws of apprenticeship, con su aprendizaje de siete años de duración, mantuvieron su plena vigencia hasta el término del período manufacturero; sólo la gran industria las arrojó por la borda. Como la destreza artesanal continúa siendo la base de la manufactura y el mecanismo colectivo que funciona en ella no posee un esqueleto objetivo, independiente de los obreros mismos, [448] el capital debe luchar sin pausa contra la insubordinación de éstos. "La fragilidad de la naturaleza humana es tan grande", exclama el amigo Ure, "que el obrero, cuanto más diestro es, se vuelve tanto más terco e intratable, y por tanto inflige con sus maniáticos antojos graves daños al mecanismo colectivo" [73]. [74] De ahí que durante todo el período manufacturero cundan las quejas acerca de la indisciplina de los obreros [75]. Y si no dispusiéramos de los testimonios de escritores contemporáneos, hablarían con la elocuencia de bibliotecas enteras los simples hechos de que desde el siglo XVI hasta la época de la gran industria el capital no lograra apoderarse de todo el tiempo de trabajo disponible de los obreros manufactureros; de que las manufacturas tienen vida breve y que con las inmigraciones y emigraciones de obreros, abandonan un país para establecerse en otro. "Hay que establecer el orden, de una manera o de otra", exclama en 1770 el tantas veces citado autor del "Essay on Trade and Commerce". Orden, contesta como un eco, 66 años más tarde, el doctor Andrew Ure: "orden" es lo que faltaba en la manufactura, fundada sobre "el dogma escolástico de la división del trabajo" y "Arkwright creó el orden".

Al mismo tiempo, la manufactura no podía ni apoderarse de la producción social en toda su amplitud, ni revolucionarla en profundidad. Descollaba, como obra económica de artificio, sobre la amplia base de las artesanías urbanas y de la industria domiciliaria rural. Al alcanzar cierto grado de desarrollo, su propia y estrecha base técnica entró en contradicción con las necesidades de producción generadas por ella misma.

Una de sus creaciones más logradas fue el taller para la producción de los propios instrumentos de trabajo, y ante todo, también, de los complejos aparatos mecánicos ya empleados entonces. "Un taller tal", dice Ure "desplegaba ante la vista la división del trabajo en sus múltiples gradaciones. El taladro, el escoplo, el torno tenían cada uno sus propios obreros, jerárquicamente ordenados según el grado de su destreza" [76]. Este producto de la división manufacturera del trabajo, a su vez, producía... máquinas. Y éstas eliminan la actividad artesanal en cuanto principio regulador de la producción social. Se suprime así, por una parte, el fundamento técnico de la anexión vitalicia del obrero a una función parcial. Y caen, por otra parte, las barreras que ese mismo principio oponía aún a la dominación del capital. [1] 26 Para brindar un ejemplo más moderno de este tipo de formación de la manufactura, permítasenos la siguiente cita. La hilandería y tejeduría de seda de Lyon y Nîmes "es enteramente patriarcal; emplea muchas mujeres y niños, pero sin agotarlos ni corromperlos; los deja que permanezcan en sus hermosos valles del Drôme, del Var, del Isère, de Vaucluse, dedicados a criar los gusanos y devanar sus capullos; [...] nunca pasa a ser una verdadera fábrica. Para estar tan bien observado... el principio de la división del trabajo asume aqui un carácter especial. Hay, sin duda, devanadores, torcedores, tintoreros, encoladores y además tejedores, pero no están congregados en un mismo establecimiento, no dependen de un mismo patrón: son todos independientes". (A. Blanqui, "Cours d'économie industrielle", recopilado por A. Blaise, París, 1838-1839, p. 79.) Desde que Blanqui escribió estas líneas, los diversos obreros independientes, en parte, han sido reunidos en fábricas. {F. E. Agregado a la 4ª edición. Y desde que Marx escribió lo precedente, el telar mecánico ha sacado carta de ciudadanía en esas fábricas y desplaza rápidamente al telar de mano. La industria sedera de Krefeld tiene también algo para contarnos a este respecto.}

[2] 27 "Cuanto más se distribuya y asigne a diferentes artesanos una manufactura de mucha variedad, tanto mejor y con más rapidez habrá de efectuarse, con menos pérdida de tiempo y de trabajo." ("The Advantages of the East India Trade", Londres, 1720, p. 71.)

[3] 28 "El trabajo efectuado fácilmente es [...] destreza trasmitida". (Th. Hodgskin, "Popular Political Economy", [Londres, 1848,] página 48.)

4 29 "También las artes... han alcanzado en Egipto el debido grado de perfección. Ya que sólo en este país los artesanos de ningún modo pueden mezclarse en los negocios de otra clase de ciudadanos, sino reducirse a practicar la profesión hereditaria asignada por ley a su tribu... En otros pueblos, vemos que quienes practican los oficios dispersan su atención en muchos objetos... Ya prueban con la agricultura, ya se lanzan a las actividades comerciales, ya se ocupan en dos o tres artes a la vez. En los estados libres, las más de las veces frecuentan las asambleas populares... En Egipto, por el contrario, incurre en severas penas todo artesano que se entremeta en los asuntos del estado o desempeñe a la vez varios oficios. Nada, pues, puede perturbar su dedicación profesional... Además, así como disponen de muchas reglas heredadas de sus antepasados, cuidan celosamente de descubrir nuevos perfeccionamientos." (Diodorus Siculus, "Historische Bibliothek", lib. I, capítulo 74.)

[5] 30 "Historical and Descriptive Account of British India"..., por Hugh Murray, James Wilson, etc., Edimburgo, 1832, vol. II, pp. 449, 450. El telar indio es de lizos altos, es decir, la urdimbre se estira verticalmente.

[6] 31 En su obra sobre "El origen de las especies", que ha hecho época, Darwin observa con respecto a los órganos naturales de plantas y animales: "Mientras un mismo órgano tiene que ejecutar diversos tipos de trabajo, talvez pueda encontrarse un motivo de su mutabilidad en el hecho de que la selección natural conserva o suprime toda pequeña variación formal, en este caso, menos cuidadosamente que cuando aquel órgano está destinado a un solo propósito especial. Del mismo modo, los cuchillos que están adaptados para cortar todo tipo de cosas pueden ser, en líneas generales, de una misma forma; pero un instrumento destinado a que se lo utilice exclusivamente de una manera, es necesario que tenga una forma diferente para cada uso diferente".

[7] [62] Membra disiecta (miembros dispersos), disiecta membra poetæ (miembros dispersos del poeta).-- Dice Horacio que aun en su estado fragmentario se reconocen los miembros (la obra) de un poeta como Enio. "Sátiras", libro I, sátira 4, V. 62.-- 131; 417; 443.

[8] 32 En 1854 Ginebra produjo 80.000 relojes, ni siquiera un quinto de la producción relojera del cantón de Neuchâtel. Chaux-de-Fonds, a la que se podría considerar como una sola manufactura de relojes, suministra anualmente, ella sola, el doble de esos aparatos que Ginebra. De 1850 a 1861 esta última ciudad proddujo 750.000 (a) relojes. Véase "Report from Geneva on the Watch Trade", en "Reports by H. M.'s Secretaries of Embassy and Legation on the Manufactures, Commerce"..., nº 6, 1863. La falta de conexión entre los procesos en que se descompone la producción de obras meramente ensambladas, ya dificulta, en sí y para sí, la transformación de tales manufacturas en la empresa maquinizada característica de la gran industria; pero en el caso de los relojes se superponen otros dos obstáculos; la pequeñez y delicadeza de sus elementos y su carácter suntuario, y por tanto su variedad, de tal modo que en las mejores casas de Londres, por ejemplo, a lo largo de todo un año apenas se fabrican doce relojes cuyo aspecto sea similar. La fábrica relojera de Vacheron & Constantin, que emplea con éxito maquinaria, a lo sumo entrega 3 ó 4 tipos diferentes por su forma y tamaño.

[a] a En la 4ª edición: "720.000".

[9] 33 En la fabricación de relojes, ese ejemplo clásico de la manufactura heterogénea, se puede estudiar con gran exactitud la diferenciación y especialización recién mencionadas de los instrumentos de trabajo, las cuales se originan en la desintegración de la actividad artesanal.

[10] 34 "Cuando las personas están lan estrechamente agrupadas, el transporte necesariamente tiene que reducirse." ("The Advantages"..., p. 106.)

[11] 35 "El aislamiento entre las diferentes fases de la manufactura, debido al empleo de trabajo manual, acrecienta inmensamente el costo de producción; en lo fundamental, la pérdida obedece a los simples desplazamientos de un proceso a otro." ("The Industry of Nations", Londres, 1855, parte II, p. 200.)

12 36 La división del trabajo "genera, pues, una economía de tiempo al separar el trabajo en sus diferentes ramos, todos los cuales pueden ser ejecutados en el mismo momento... Al efectuarse simultáneamente todos los diferentes procesos que un individuo tendría que haber ejecutado por separado, surge la posibilidad de producir una multitud de alfileres, completamente terminados, en el mismo tiempo en que podía cortarse, o bien aguzarse, un solo alfiler". (Dugald Stewart, "Works", p. 319.)

[13] 37 "Cuanto mayor sea la variedad de artesanos en una manufactura... tanto mayores serán el orden y la regularidad de todos los trabajos; éstos tendrán que hacerse necesariamente en menos tiempo y habrá de reducirse el trabajo." (The Advantages..., página 68.)

14 38 Con todo, en muchos ramos la empresa manufacturera sólo alcanza imperfectamente ese resultado, porque no sabe controlar de manera segura las condiciones químicas y físicas generales del proceso de producción.

[15] 39 "Cuando la experiencia, según la naturaleza especial de los productos de cada manufactura, ha dado a conocer cuál es la manera más ventajosa de dividir la fabricación en operaciones parciales, así como el número de obreros necesarios para las mismas, todos los establecimientos que no empleen un múltiplo exacto de ese guarismo producirán a costos más altos... Es ésta una de las causas de la colosal expansión experimentada por los establecimientos industriales." (Ch. Babbage, "On the Economy of Machinery and Manufactures", Londres, 1832, cap. XXI, pp. 172, 173.)

[16] 40 En Inglaterra el horno de fundición está separado de aquel en que se elabora el vidrio, mientras que en Bélgica, por ejemplo, el mismo horno sirve para ambos procesos.

[17] 41 Puede verse esto, entre otros, en William Petty, John Bellers, Andrew Yarranton, "The Advantages of the East-India Trade y Jacob Vanderlint".

[18] 42 Aun a fines del siglo XVI se empleaban en Francia morteros y zarandas para triturar y lavar el mineral.

[19] 43 La historia de los molinos cerealeros permite recapitular la historia entera del desarrollo de la maquinaria. En inglés la fábrica se sigue denominando mill [molino]. En obras tecnológicas alemanas de los primeros decenios del siglo XIX todavía se encuentra el término Mühle [molino], aplicado no sólo a toda la maquinaria impulsada por fuerzas naturales, sino incluso a todas las manufacturas que emplean aparatos de naturaleza mecánica.

20 44 Como veremos más en detalle en el libro cuarto de esta obra, Adam Smith no formula ni siquiera una sola tesis nueva con respecto a la división del trabajo. Pero lo que lo distingue como el economista en que se compendia el período manufacturero es el énfasis que pone en dicha división. El papel subordinado que asigna Smith a la maquinaria dio pie a la polémica de Lauderdale en los inicios de la gran industria, y de Ure en época más avanzada. Adam Smith confunde además la diferenciación de los instrumentos en la cual los obreros parciales de la manufactura intervinieron muy activamente con la invención de la maquinaria; no son los obreros manufactureros, sino sabios, científicos e incluso campesinos (Brindley), etc., quienes desempeñan aquí un papel.

[21] 45 "Como el trabajo se divide en varias operaciones diferentes, cada una de las cuales requiere grados diversos de destreza y fuerza, el patrón manufacturero puede procurarse la cantidad exacta de fuerza y destreza que es necesaria para cada operación. Si, por el contrario, un obrero tuviera que ejecutar todo el trabajo, el mismo individuo tendría que poseer la destreza suficiente para las operaciones más delicadas y la fuerza bastante para las que requieren más esfuerzo." (Ch. Babbage, op. cit., cap. XIX.)

[22] 46 Desarrollo muscular unilateral, deformaciones óseas, etc., por ejemplo.

[23] 47 Tiene toda la razón el señor William Marshall, general manager [director general] de una manufactura de vidrio, cuando responde a la pregunta que le formulara un comisionado de investigación acerca de cómo se mantiene la laboriosidad entre los jóvenes obreros: "Les resulta imposible descuidar el trabajo. Una vez que han empezado a trabajar tienen que proseguir; es exactamente lo mismo que si fueran piezas de una máquina". ("Children's... , Fourth Report", 1865, p. 247.)

[24] 48 En su apoteosis de la gran industria, el doctor Ure pone de relieve las características de la manufactura con más perspicacia que los economistas precedentes que carecían del interés polémico de Ure por el tema e incluso que sus contemporáneos, por ejemplo Babbage, quien aunque sin duda lo supera como matemático y mecánico, en el fondo sólo concibe la gran industria desde el punto de vista de la manufactura. Ure observa a este respecto: "La asignación del obrero a cada operación especial constituye la esencia de la división del trabajo". De otra parte, califica esta división de "adaptación de los trabajos a las diversas capacidades humanas" y, por último, caracteriza todo el sistema manufacturero como "sistema de gradaciones según el rango de la habilidad"; de "división del trabajo conforme a los diversos grados de destreza", etcétera. (Ure, "Philosophy"..., pp. 19-23 y pássim.)

[25] 49 "Todo artesano al que... se lo ponga en condiciones de perfeccionarse por la práctica en una operación parcial, se convierte... en un obrero más barato." (Ibídem, p. 19.)

[26] 50 "La división de trabajo tiene su punto de partida en la separación de las profesiones más diversas y prosigue hasta esa división en la cual varios trabajadores se distribuyen en la confección de un mismo producto, como en la manufactura" (Storch, "Cours d'économie politique", París, t. I, p. 173.) "Entre los pueblos que han llegado a cierto grado de civilización encontramos tres tipos de división de la industria: la primera, que denominaremos general, lleva a la diferenciación de los productores en agricultores, manufactureros y comerciantes y corresponde a los tres principales ramos de la industria nacional; la segunda, que se podría llamar especial, es la división de cada género de industria en especies... ; la tercera división de la industria, finalmente, a la que se debería calificar de división de la faena o división del trabajo propiamente dicha, es la que se establece en las artes y oficios separados..., la que se establece en la mayor parte de las manufacturas y talleres." (Skarbek, "Théorie des richesses, pp. 84, 85.)

[27] 50 bis {F. E. Nota a la 3ª edición. Estudios posteriores sobre la situación del hombre primitivo, muy sistemáticos y profundos, llevaron al autor a la conclusión de que originariamente no fue la familia la que se desarrolló hasta convertirse en tribu, sino que, a la inversa, fue la tribu la forma natural y primitiva de la asociación humana fundada en la consanguinidad, de tal modo que sólo más tarde, cuando comenzaron a disolverse los vinculos tribuales y a partir de esa disolución, se desarrollaron las variadísimas formas de la familia.}

[b] b Véase aquí, vol. I, p.107.

28 51 Sir James Steuart es quien ha dilucidado mejor este punto. Lo poco conocida que es hoy su obra, editada diez años antes que la "Wealtk of Nations", lo demuestra entre otras cosas el que los admiradores de Malthus ni siquiera sepan que en la primera edición de su libro sobre la "Population", si prescindimos de la parte puramente declamatoria, éste casi no hace otra cosa que plagiar a Steuart, y por añadidura a los curas Wallace y Townsend.

[29] 52 "Existe cierta densidad de población que es la conveniente tanto para el trato social como para la combinación de fuerzas gracias a la cual se acrecienta el producto del trabajo." (James Mill, "Elements"..., p. 50.) "Al acrecentarse el número de trabajadores, la capacidad productiva de la sociedad aumenta en razón compuesta a ese incremento, multiplicado por los efectos de la división del trabajo." (Th. Hodgskin, "Popular Political Economy", página 120.)

[30] 53 A causa de la gran demanda de algodón que se dio a partir de 1861, en algunos distritos densamente poblados de las Indias Orientales se extendió la producción del textil a expensas de la de arroz. El resultado fue que surgieron hambrunas localizadas, pues, por falta de medios de comunicación, y por tanto de conexiones físicas, la escasez de arroz en un distrito no se podía compensar con el aporte de otros distritos.

[31] 54 Así, por ejemplo, en Holanda la fabricación de lanzaderas constituía ya durante el siglo XVII un ramo industrial especial.

[32] 55 "¿Acaso la manufactura lanera de Inglaterra no está dividida en varias partes o ramos, asignados a lugares particulares que son los únicos o los principales donde se los explota, como paños finos en Somersetshire, paños bastos en Yorkshire, telas de doble ancho en Exeter, media seda en Sudbury, crespones en Norwich, tejidos de lana con algodón o lino en Kendal, frazadas en Whitney, etcétera?" (Berkeley, "The Querist", 1750, SS 520.)

[c] c En la 4ª edición: "Constituimos una nación".

[33] 56 A. Ferguson, "History of Civil Society", Edimburgo, 1767, parte IV, secc. II, p. 285.

[34] 57 En las manufacturas propiamente dichas, dice Smith, la división del trabajo parece ser mayor, porque "a menudo los que trabajan en cada ramo laboral diferente pueden estar reunidos en el mismo taller, y puestos a la vez bajo la vista del observador. En esas grandes manufacturas (!), por el contrario, destinadas a satisfacer las principales necesidades de la mayor parte de la población, cada ramo laboral diferente da ocupación a un número tan elevado de obreros que es imposible reunirlos en el mismo taller..., la división del trabajo no es ni con mucho tan obvia". (A. Smith, "Wealth of Nations", lib. I, cap. I.) El célebre pasaje de ese mismo capítulo que comienza con las palabras: "Obsérvese el alojamiento del artesano o jornalero más modesto en un país civilizado y floreciente", etc., y que luego se explaya acerca de cómo múltiples y variadas industrias cooperan para satisfacer las necesidades de un obrero corriente, está copiado casi literalmente de las Remarks [notas] de Bernard de Mandeville a su Fable of the Bees, or Private Vices, Publick Benefits". (Primera edición sin las "Remarks", 1705; con las "Remarks", 1714.)

35 58 "Ya no hay nada que podamos denominar la remuneración natural del trabajo individual. Cada obrero no produce más que una parte de un todo, y como cada parte carece por sí misma de valor o de utilidad, no hay nada que el obrero pueda tomar y decir: éste es mi producto, con esto me quedaré." ("Labour Defended Against the Claims of Capital", Londres, 1825, p. 25.) El autor este excelente trabajo es el ya citado Thomas Hodgskin.

[36] 58 bis Nota a la 2ª edición. "Los yanquis han podido comprobar de manera práctica esa diferencia entre división social y división manufacturera del trabajo. Uno de los nuevos impuestos ideados en Washington durante la guerra civil fue el gravamen del 6% sobre "todos los productos industriales". Pregunta: ¿qué es un producto industrial? Responde el legislador: una cosa está producida "cuando está hecha" (when it is made), y está hecha cuando está lista para la venta. Damos un ejemplo, entre muchos. Antes las manufacturas de Nueva York y Filadelfia "hacían" paraguas con todos sus accesorios. Pero como un paraguas es un mixtum compositum [mezcla dispar] de partes completamente heterogéneas, poco a poco estas últimas fueron convirtiéndose en artículos mutuamente independientes, cuya producción estaba a cargo de ramos industriales ubicados en diferentes lugares. Los productos parciales de esos ramos confluían ahora, como mercancías independientes, en la manufactura de paraguas, que se limitaba a combinarlos en uno de estos artículos. Los yanquis bautizaron "assembled articles" (artículos combinados) a los productos de esta índole, nombre que merecían literalmente por estar sujetos a una combinación de impuestos. El paraguas, de este modo, "combinaba" un gravamen inicial del 6 % sobre el precio de cada uno de sus elementos y un 6 % adicional sobre su propio precio total.

[37] [152] Bellum omnium contra omnes. --Marx cita a Thomas Hobbes, para el cual "el estado de los hombres fuera de la sociedad civil [...] no era otro que una guerra de todos contra todos". (De Cive, prefacio; cfr. también "Leviathan, or the Matter, Form and Power of a Commonwealth, Ecclesiastical and Civil, parte I, cap. IV.).-- 434.

[38] 59 "Se puede... formular como regla general que cuanto menos regida por la autoridad esté la división del trabajo dentro de la sociedad, tanto más se desarrollará la división del trabajo dentro del taller, y tanto más estará sometida allí a la autoridad de uno solo. De manera que la autoridad en el taller y la que existe en la sociedad, en lo tocante a la división del trabajo, están en razón inversa." (K. Marx, "Misère de la philosophie"..., pp. 130-131.)

[d] d Unas 40 hectáreas.

[39] 60 Teniente coronel Mark Wilks, "Historical Sketches of the South of India, Londres, 1810-1817, vol. I, pp. 118-120. Un buen compendio acerca de las diversas formas de la entidad comunitaria india se encuentra en George Campbell, "Modern India", Londres, 1852..

[40] 61 "Los habitantes del país han vivido... bajo esta sencilla forma desde tiempos inmemoriales. Rara vez se modifican los límites entre las aldeas, y aunque en ocasiones la guerra, el hambre y las epidemias las han azotado e incluso devastado, el mismo nombre, los mismos límites, los mismos intereses e incluso las mismas familias, se han mantenido a través de las edades. A los aldeanos no les preocupan la ruina y división de los reinos; mientras la aldea se conserve intacta no les importa a qué poder es transferida, o devuelta a qué soberano; su economía interna se mantiene inalterada." (Th. Stamfort Raffles, ex teniente gobernador de Java, "The History of Java", Londres, 1817, vol. I, página 285.)

41 [153] Verleger. --El término alemán no tiene, que sepamos, un equivalente castellano exacto. El Verleger es un empresario que encarga a artesanos la producción de mercancías, de cuya venta se ocupa; los productores trabajan en pequeños talleres o incluso en sus casas y el Verleger les suministra o no, según los casos, herramientas y materias primas. (La palabra alemana significa hoy, casi exclusivamente, editor, a lo que no ha de ser ajeno el hecho de que la industria editorial actual mantenga diversas características de la actividad desplegada por los viejos Verleger.) En TFA 265 se traduce Verleger por débitant, pero éste es más bien un commerçant qui vend au détail; en Justo 274: "almacenista"; Pedroso 264: "vendedor"; Roces 292: "editor"; Mazía 352: "distribuidor". Salvo la de Roces, insostenible, las otras traducciones del término no son incorrectas, pero sí incompletas.-- 437.

[42] 62 "No basta que el capital necesario" (debería decir: que los medios de subsistencia y de producción necesarios) "para la subdivisión de los oficios esté disponible en la sociedad; se requiere, además, que esté acumulado, en las manos de los empresarios, en masas suficientemente grandes para permitirles hacer trabajar en gran escala... A medida que aumenta la división, la ocupación constante de un mismo número de obreros exige un capital cada vez más considerable en materias primas, herramientas, etc". (Storch, "Cours d'économie politique", París, pp. 250, 251). "La concentración de los instrumentos de producción y la división del trabajo son tan inseparables entre sí como lo son, en el dominio de la política, la concentración de los poderes públicos y la división de los intereses privados." (K. Marx, "Misère de la philosophie, página 134.)

[43] 63 Dugald Stewart llama a los obreros manufactureros "autómatas vivientes... empleados en los detalles del trabajo". ("Works", página 318).

[44] [154] En el año 494 a.n.e. los plebeyos romanos se habrían retirado al Monte Sacro ("primera secesión") como manera pasiva de terminar con la opresión y explotación a que los sometían los patricios. El ex cónsul Menenio Agripa, prototipo (casi seguramente ficticio) de incontables charlatanes posteriores, para convencerlos de que regresaran les habría contado la fábula de los miembros y el estómago: aquéllos eran los plebeyos; éste, los patricios; al negarse a alimentar al estómago, los miembros también languidecían y morían. Según la leyenda, los plebeyos se dejaron persuadir. Se ha sostenido que la fábula atribuida a Agripa es la adaptación de un cuento alegórico elaborado por sofistas griegos.-- 439.

[45] 64 En los corales cada individuo constituye, en realidad, el estómago de todo el grupo. Pero le aporta sustancias nutritivas, en vez de quitárselas como el patricio romano.

[46] 65 "El obrero que lleva en sus brazos todo un oficio puede ir a cualquier lado a ejercer su industria y encontrar sus medios de subsistencia; el otro" (el obrero manufacturero) "no es más que un accesorio que separado de sus compañeros ya no tiene ni capacidad ni independencia, hallándose obligado por tanto a aceptar la ley que se juzgue adecuado imponerle." (Storch, "Cours d'économie politique", San Petersburgo, 1815, t. I, p. 204.)

[47] 66 A. Ferguson, "History of"..., p.. 281: "Puede haber ganado uno lo que el otro ha perdido".

[48] 67 "Se opera una separación radical entre el sabio y el trabajador productivo, y la ciencia, en vez de estar en manos del obrero para acrecentar sus propias fuerzas productivas [...], en casi todos lados se le enfrenta... El conocimiento deviene un instrumento que se puede separar del trabajo y contraponerse a éste" [[[155]]]. (W. Thompson, "An Inquiry into the Principles of the Distribution of Wealth", Londres, 1824, p.. 274.)

49 [155] En Thompson, según TI 361, este pasaje presenta algunas diferencias, especialmente en su parte final: "El hombre de ciencia y el trabajador productivo terminan por quedar sumamente separados entre sí, y la ciencia, en vez de ser la asistenta del trabajo que en manos del trabajador acrecienta las fuerzas productivas de éste, se ha puesto en orden de batalla contra el trabajador... engañándolo y extraviándolo para hacer que las fuerzas musculares de éste se vuelvan completamente mecánicas y obedientes."-- 440; 917.

[e] e En la 4ª edición esta frase de la cita de Ferguson comienza así: "Las manufacturas, en consecuencia, prosperan más allí donde más se prescinde del espíritu,".

[50] 68 A. Ferguson, op. cit., p. 280.

[51] 69 J. D. Tuckett, "A History of the Past and Present State of the Labouring Population", Londres, 1846, val. I, p. 148.

[52] 70 A. Smith, "Wealth of Nations", lib. V, cap. I, art. II. Como discípulo de Adam Ferguson, quien había expuesto las consecuencias negativas de la división del trabajo, Smith veía este punto con toda claridad. En la introducción de su obra, en la que celebra ex professo la división del trabajo, se limita a anotar de pasada que la misma es fuente de las desigualdades sociales. Sólo en el libro V, sobre los ingresos del estado, reproduce las tesis de Ferguson. En "Misére de la philosophie" he dicho lo pertinente sobre la conexión histórica entre Ferguson, Adam Smith, Lemontey y Say, en lo referente a su crítica de la división del trabajo, y presentado también allí, por primera vez, la división manufacturera del trabajo como forma específica del modo de producción capitalista. (Ibídem, p. 122 y s.)

[53] 71 Ferguson dice ya en la obra citada, p. 281: "E incluso el pensar, en esta era de separaciones, puede convertirse en un oficio especial".

[54] 72 G. Garnier, t. V de su traducción, pp. 4-5.

55 73 Ramazzini, profesor de medicina práctica en Padua, publicó en 1713 su obra "De morbis artificum", traducida en 1777 al francés y reimpresa en 1841 en la "Encyclopédie des sciences médicales. 7e. Div. Auteurs Classiques". El período de la gran industria, por supuesto, ha ampliado considerablemente su catálogo de las enfermedades obreras. Véanse, entre otras obras, "Hygiène physique et morale de l'ouvrier dans les grandes villes en général, et dans la ville de Lyon en particulier". Por el doctor A. L. Fonteret, París, 1858, y [R. H. Rohatzsch,] "Die Krankheiten, welche verschiednen Ständen, Altern und Geschlechtern eigentümlich sind", 6 tomos, Ulm, 1840. En 1854 la Society of Arts [[[156]]] designó una comisión investigadora de la patología industrial. La lista de los documentos reunidos por dicha comisión se encuentra en el catálogo del Twickenham Economic Museum. Muy importantes son los "Reports on Public Health", de carácter oficial. Véase también Eduard Reich, doctor en medicina, "Über die Entartung des Menschen", Erlangen, 1868.

56 [156] La Society of Arts arld Trades (Sociedad de Artes y Oficios), fundada en 1754, tenía por finalidad la "promoción de artes y oficios y del comercio" y efectuaba investigaciones sobre la situación fabril.-- 442; 457

[57] 74 "To subdivide a man is to execute him, if he deserves the sentence, to assassinate him, if he does not... The subdivisión of labour is the assassination of a people." (D. Urquhart, "Familiar Words", Londres, 1855, p. 119.) Hegel tenía opiniones extremadamente heréticas sobre la división del trabajo: "Por hombres cultos debemos entender, ante todo, aquellos que pueden hacer todo lo que hacen otros", dice en su "Filosofía del derecho" [[[157]]].

58 [157] Georg Wilhelm Hegel, "Grundlinien der Philasophie des Rechts, oder Naturrecht und Staatswissenschaft im Grundrisse, Berlín, 1840, SS 187, agregado. Véase también, sobre la división del trabajo, el SS 198.-- 443.

[59] [62] Membra disiecta (miembros dispersos), disiecta membra poetæ (miembros dispersos del poeta).-- Dice Horacio que aun en su estado fragmentario se reconocen los miembros (la obra) de un poeta como Enio. "Sátiras", libro I, sátira 4, V. 62.-- 131; 417; 443.

[60] 75 La campechana creencia en el genio inventivo que, a priori, desplegaría el capitalista en la división del trabajo, únicamente se encuentra entre los profesores alemanes. Como por ejemplo el señor Roscher, quien a modo de recompensa dedica "diversos salarios" al capitalista, de cuya cabeza jupiterina surge ya pronta y acabada la división del trabajo. La aplicación más amplia o más exigua de la división del trabajo depende del tamaño de la bolsa, y no de la magnitud del genio.

[61] 76 Escritores anteriores como Petty, como el anónimo autor de las "Advantages of the East-lndia Trade", etc., exponen mejor que Adam Smith el carácter capitalista de la división manufacturera del trabajo.

62 77 Una excepción entre los modernos la constituyen algunos escritores del siglo XVIII, como Beccaria y James Harris, que en lo tocante a la división del trabajo casi se limitan a repetir a los antiguos. Beccaria, por ejemplo: "Cualquiera comprueba, por la experiencia, que si siempre se aplican la mano y el ingenio al mismo género de trabajos y de productos, se obtienen resultados más fáciles, más abundantes y mejores que si cada cual hiciese por separado todas las cosas necesarias para sí mismo, y solamente esas cosas... De este modo, para utilidad pública y privada, los hombres se dividen en varias clases y condiciones". (Cesare Beccaria, "Elementi di economia pubblica", col. Custodi cit., parte moderna, t. XI, p. 28.) James Harris, más tarde conde de Malmesbury, célebre por los "Diaries" escritos durante su embajada en San Petersburgo, llega a decir en una nota a su "Dialogue Concerning Happiness [[[158]]], Londres, 1741, reimpreso luego en "Three Treatises"... , 3ª ed., Londres, 1772: "Toda la argumentación para demostrar que la sociedad es algo natural" (esto es, por la "división de las ocupaciones") "está tomada del segundo libro de la "República" de Platón".

63 [158] El "Dialogue Concerning Happiness" (1741) es de James Harris (1709-1780), no de James Harris (1746-1820), conde de Malmesbury, a quien se deben los Diaries a los que se refiere Marx, y que éste citara extensamente en sus manuscritos sobre Polonia. (Véase Karl Marx, "Beiträge zur Geschichte der polnische Frage", Varsovia, 1971, p. 456 y ss.).-- 445.

[64] 78 Así, por ejemplo, en la "Odisea", XIV, 228: "Pues cada hombre se regocija en trabajos diferentes", y Arquíloco, en Sexto Empírico: "Cada cual recrea sus sentidos en otro trabajo" [[[159]]].

65 [159] (W) Marx cita esta frase de Arquíloco según la obra de Sexto Empírico "Adversus mathematicos", libro XI, 44.-- 445.

[66] 79 (texto en griego) ["Él sabía muchos oficios, pero todos los sabía mal."] El ateniense, en cuanto productor de mercancías se sentía superior al espartano, porque en la guerra el lacedemonio podía disponer de hombres, sin duda, pero no de dinero. Así se lo hace decir Tucídides a Pericles en el discurso en que éste incita a los atenienses a la guerra del Peloponeso: "Los que producen para sí mismos están más dispuestos a hacer la guerra con sus cuerpos que con dinero". (Tucídides, lib. I, cap. 141.) No obstante, también en la producción material seguía siendo su ideal la en griego) [autarcía], que se contrapone a la división del trabajo, "pues con ésta hay bienestar, pero con aquélla también hay independencia". Debe tenerse en cuenta, a este respecto, que aun en tiempos de la caída de los Treinta tiranos [[[160]]] no llegaban a 5.000 los atenienses que carecían de tierra.

67 [160] Treinta tiranos. --Junta oligárquica que ejerció el poder en Atenas (404 a.n.e.) al término de la guerra del Peloponeso. Los Treinta tiranos, que gobernaron despóticamente en interés de los ciudadanos ricos y con apoyo militar espartano, fueron derribados en 403 por la acción conjugada de los partidarios de la democracia (esclavista), acaudillados por Trasíbulo, y de los oligarcas moderados.-- 445.

[68] 80 Para Platón, la división del trabajo dentro de la entidad comunitaria deriva de la multilateralidad de las necesidades y de la unilateralidad de las dotes del individuo. En Platón, el criterio fundamental es que el trabajador tiene que ajustarse a la obra, y no la obra al trabajador, lo que sería inevitable si éste ejerciera varias artes a la vez, y por tanto la una o la otra quedara relegada a la condición de accesoria. "Puesto que el trabajo no ha de esperar a que tenga tiempo libre el que lo hace, sino que el trabajador debe dedicarse a la obra, y no de un modo despreocupado. Esto es necesario. De ello se desprende que se producirá más de todo, y mejor y más fácilmente, si cada uno sólo hace una cosa, conforme a su talento natural y en el momento oportuno, libre de toda otra actividad." ("De Republica", I, 2ª ws., Baiter, Orelli, etcétera) [[[161]]]. Análogamente en Tucídides, obra citada, capítulo 142: "La navegación es un arte como cualquier otro, y no se lo puede practicar ocasionalmente, como actividad accesoria, sino que, antes bien, no se puede ejercer ninguna otra como ocupación accesoria junto a ella". Si la obra, dice Ptatón, tiene que esperar al obrero, a menudo pasará el momento crítico de la producción y se echará a perder el trabajo, (texto en griego) ["se perderá el momento oportuno para el trabajo"]. En la protesta de los propietarios ingleses de blanquerías contra la cláusula de la ley fabril que fija una hora determinada para la comida de todos los obreros, volvemos a encontrar la misma idea platónica. Su industria no podría ajustarse a la conveniencia de los obreros, ya que de "las diversas operaciones de chamuscar, lavar, blanquear, satinar, calandrar y teñir, ninguna puede suspenderse en un momento dado sin riesgo o daño... Imponer la misma hora de comida para todos los obreros puede, ocasionalmente, hacer que valiosos bienes corran riesgo de ser dañados por operaciones incompletas". Le platonisme où va-t-il se nicher! [[exclamdown]Adónde ha ido a cobijarse el platonismo!]

69 [161] En la versión de "La república" de Platón realizada por Antonio Camarero y anotada por Luis Farré ("Eudeba", Buenos Aires, 1963, pp. 161-162) este pasaje (libro II, 370, b) dice así: "Porque cada trabajo, a mi juicio, no puede supeditarse al momento en que el trabajador esté desocupado, y éste no debe considerar su obra como algo accesorio, sino consagrarse de verdad a ella. --Es preciso que así sea --dijo. --Por consiguiente, se rinde más y mejor, y con mayor facilidad, cuando cada individuo realiza un solo trabajo, de acuerdo con sus aptitudes, y en el momento exigido, sin preocuparse de otros trabajos".-- 446.

[70] 81 Jenofonte narra que no sólo era honroso alimentarse en la mesa del rey de los persas, sino que los manjares que allí se servían eran también mucho más sabrosos que los demás. "Y esto no es de asombrarse, pues así como las demás artes se perfeccionan especialmente en las grandes ciudades, las comidas regias se preparan de una manera muy especial. Ya que en las ciudades pequeñas el mismo hombre hace camas, puertas, arados, mesas; suele construir casas, por añadidura, y se siente contento cuando de esta manera encuentra una clientela suficiente para su sustento. Es enteramente imposible que un hombre que se dedica a tantas cosas las haga todas bien. En las grandes ciudades, empero, donde cada individuo encuentra muchos compradores, basta también un oficio para sustentar a un hombre. E incluso, a menudo, ni siquiera le corresponde a éste un oficio entero, sino que uno hace zapatos de hombre, el otro zapatos de mujer. Aquí y allá, un hombre vive sólo de coser zapatos, el otro de cortarlos; el uno sólo corta las piezas para los vestidos, el otro se limita a coserlas. Ahora bien es inevitable que quien ejecuta el trabajo más simple también lo efectúe de la mejor manera. Lo mismo ocurre con el arte culinario." (Jenofonte, "Cyropædia", lib. VIII, cap. 2.) Jenofonte se atiene aquí exclusivamente a la calidad del valor de uso que se desea alcanzar, aunque sabe ya que la escala de la división del trabajo depende de la amplitud del mercado.

[71] 82 Busiris "los dividió a todos en castas particulares... Ordenó que siempre los mismos individuos ejerciesen los mismos oficios, porque sabía que quienes cambiaban de ocupación no se capacitaban en ninguna; aquellos, en cambio, que constantemente desempeñan las mismas actividades, ejercen cada una de la manera más perfecta. Encontramos, en realidad, que en lo que respecta a las artes y oficios, han sobrepujado a sus rivales más de lo que el maestro supera al chapucero; y en lo concerniente a la institución en virtud de la cual conservan la monarquía y el resto de la constitución estatal, son tan sobresalientes que los filósofos célebres que han analizado el punto elogian la constitución de Egipto por encima de las demás". (Isócrates, "Busiris", cap. 8.)

[72] 83 Cfr. Diodoro Sículo.

[73] 84 Ure, Philosophy..., p.20.

[74] [162] En TI 367 la cita de Ure es como sigue: "Debido a la fragilidad de la naturaleza humana, ocurre que el obrero, cuanto más diestro, tanto más susceptible es de volverse terco e intratable, y por supuesto tanto menos apto como componente de un sistema mecánico en el cual... puede infligir gran daño al conjunto".-- 448.

[75] 85 Lo indicado en el texto se aplica mucho más a Inglaterra que a Francia, y más a Francia que a Holanda.

[76] [163] Los editores de Werke dan como fuente de esta cita A. Ure, "The Philosophy of Manufactures", Londres, 1835, p. 22; Marx utilizó aquí, como en otras partes, la versión francesa de la obra de Ure. En TI 368: "Una fábrica maquinizada, dice Ure, <<despliega la división del trabajo en múltiples gradaciones: la lima, el taladro, el torno, cada uno con su obrero diferente, conforme al orden de destreza>>.".-- 448.