[261]

CAPITULO XI

TEORIAS SOBRE EL CAPITAL FIJO

Y CIRCULANTE. RICARDO
[a]
Ricardo sólo menciona la diferencia entre capital fijo y circulante para exponer las excepciones a la regla del valor, a saber: aquellos casos en que la tasa del salario afecta los precios. De esto hablaremos sólo en el libro III.[b]
Pero la ambigüedad originaria se manifiesta desde un principio en la yuxtaposición irrelevante: "Esta diferencia en el grado de durabilidad del capital fijo y este cambio en las proporciones en las que pueden estar combinados los dos tipos de capital."[1]
Si preguntamos cuáles son los dos tipos de capital, obtenemos esta respuesta: "También las proporciones en que pueden estar combinados, de diversas maneras, el capital que ha de mantener el trabajo y el capital invertido en herramientas, maquinaria y edificios."[2] Como vemos, capital fijo = medios de trabajo, y capital circulante = capital desembolsado en trabajo. Capital que ha de [262] mantener el trabajo es ya una expresión absurda, tomada de Adam Smith. Por un lado, aquí se mezcla el capital circulante con el capital variable, es decir, con la parte del capital productivo desembolsada en trabajo. Pero por otro lado, como la antítesis no se extrae del proceso de valorización capital constante y variable sino del proceso de circulación (la vieja confusión de Smith), se obtienen como resultado determinaciones doblemente equivocadas.
Primero: se conciben como equivalentes las diferencias en el grado de durabilidad del capital fijo y las diferencias que surgen de la composición del capital en capital constante y variable. Pero esta última diferencia determina la diferencia en la producción del plusvalor, en cambio la primera, en la medida en que se considera el proceso de valorización, sólo sé refiere a la manera en que un valor dado se transfiere del medio de producción al producto; cuando se considera el proceso de circulación, sólo afecta al período de renovación del capital desembolsado o, visto de otra manera, al tiempo por el cual se adelanta el capital. Cuando, en lugar de comprender el movimiento interno del proceso capitalista de producción, uno se coloca en el punto de vista de los fenómenos acabados, entonces estas diferencias en realidad coinciden. En la distribución del plusvalor social entre los capitales invertidos en los distintos ramos de explotación, las diferencias entre los diversos períodos por los cuales se adelanta capital (y por ende, a modo de ejemplo, los distintos tiempos de vida en el caso del capital fijo) y las distintas composiciones orgánicas del capital (y en consecuencia también las distintas maneras de circular del capital constante y del variable) contribuyen igualmente a la nivelación de la tasa general de ganancia y a la transformación de los valores en precios de producción.
Segundo: desde el punto de vista del proceso de circulación están de un lado los medios de trabajo, capital fijo, y del otro el material de trabajo y el salario, capital circulante. En cambio, desde el punto de vista del proceso de trabajo y de valorización están de un lado los medios de producción (medios de trabajo y material de trabajo), capital constante, y del otro fuerza de trabajo, capital variable. Para la composición orgánica del capital [263] (libro I, cap. XXIII, 2, p. 647 [c]) resulta totalmente indiferente que la misma cantidad de valor de capital constante consista en muchos medios de trabajo y poco material de trabajo o en mucho material de trabajo y pocos medios de trabajo, mientras que todo depende de la proporción entre el capital desembolsado en medios de producción y el desembolsado en fuerza de trabajo. Y a la inversa: desde el punto de vista del proceso de circulación, de la diferencia entre capital fijo y circulante, resulta igualmente indiferente en qué proporciones una cantidad dada de valor de capital circulante se divide en material de trabajo y salario. Desde uno de los puntos de vista el material de trabajo se coloca en la misma categoría que los medios de trabajo, por oposición al valor de capital desembolsado en fuerza de trabajo. Desde el otro punto de vista, la parte de capital desembolsada en fuerza de trabajo se coloca junto con la invertida en material de trabajo, por oposición a la parte de capital desembolsada en medios de trabajo.
Por eso, en Ricardo, la parte de valor del capital desembolsada en material de trabajo (materias primas y auxiliares) no aparece ni de un lado ni del otro. Desaparece por completo. No se encuadra bien, en efecto, del lado del capital fijo, porque en su modo de circular coincide totalmente con la parte de capital desembolsada en fuerza de trabajo. Y por otra parte no se la puede colocar del lado del capital circulante, porque haciéndolo se eliminaría a sí misma la equiparación de la antítesis: capital fijo y circulante con la antítesis: capital constante y variable, equiparación tomada de Adam Smith y mantenida tácitamente. Ricardo tiene demasiado instinto lógico para no sentir esto, y de ahí que para él esta parte de capital desaparezca por completo.
Aquí hay que señalar que el capitalista, conforme al modo de expresarse de la economía política, adelanta en plazos distintos el capital desembolsado en salarios, según los pague, por ejemplo, semanal, mensual o trimestralmente. En realidad, las cosas ocurren a la inversa. El obero le adelanta su trabajo al capitalista por una semana, un mes, tres meses, según se le pague semanal, mensual [264] o trimestralmente. Si el capitalista comprara la fuerza de trabajo, en lugar de pagarla a posteriori, es decir, si le abonara al obrero por adelantado el salario por día, por semana, por mes o por tres meses, entonces se podría hablar de un adelanto por estos plazos. Pero como paga después que el trabajo ha durado días, semanas, meses, en lugar de comprarlo y pagarlo por el plazo que ha de durar, todo es un quidproquo capitalista, y el adelanto que el obrero le da en trabajo al capitalista se transforma en un adelanto que el capitalista, le da en dinero al obrero. Y las cosas no se modifican para nada por el hecho de que el capitalista sólo recupere de la circulación o sólo realice en plazos más o menos prolongados el producto mismo o su valor (junto con el plusvalor incorporado a éI), según los distintos períodos que requiere la elaboración del producto o, también, según los distintos tiempos necesarios para su circulación. Lo que el comprador de una mercancía quiera hacer con ella le resulta totalmente indiferente al vendedor. EL capitalista no consigue mas barata una máquina porque tenga que adelantar todo su valor de una vez, mientras que el mismo valor sólo refluye a sus manos, desde la circulación, paulatina y fraccionadamente; ni paga más caro el algodón porque su valor entre íntegramente en el valor del producto fabricado con él y por tanto se reponga íntegramente y de una vez mediante la venta del producto.
Volvamos a Ricardo.
1 ) Lo característico del capital variable es que una parte de capital determinada, dada (y por ende, como tal, constante), una suma dada de valor (que se supone igual al valor de la fuerza de trabajo, aunque aquí resulta indiferente que el salario sea igual, mayor o menor que el valor de la fuerza de trabajo), se intercambia por una fuerza que se valoriza, que crea valor: la fuerza de trabajo, que no sólo reproduce su valor, pagado por el capitalista, sino que al mismo tiermpo produce un plusvalor, un valor que no existía antes y que no es pagado por ningún equivalente. Esta propiedad característica de la parte de capital desembolsada en salario, que la distingue toto coelo [por entero], como capital variable, del capital constante, desaparece tan pronto como se considera la parte de capital desembolsada en salario meramente desde el punto de vista del proceso de circulación, y así esta parte [265] aparece como capital circulante frente al capital fijo desembolsado en medios de trabajo. Esto resulta ya de la circunstancia de que esta parte se contrapone entonces, junto con un componente del capital constante, el desembolsado en material de trabajo, y bajo el mismo rubro el de capital circulante , a otro componente del capital constante, el desembolsado en medios de trabajo. Al hacerlo, se prescinde por completo del plusvalor, es decir, precisamente de la circunstancia que transforma en capital la suma de valor desembolsada. De la misma manera se prescinde del hecho de que la parte de valor que el capital desembolsado en salarios agrega al producto se produce por primera vez (y en consecuencia, también, se reproduce realmente, mientras que la parte de valor que la materia prima agrega al producto no se produce por primera vez, no se reproduce realmente, sino que sólo se mantiene, se conserva en el valor del producto, y por ende sólo reaparece como parte constitutiva de valor del producto. La diferencia, como se presenta ahora desde el punto de vista de la antítesis entre capital fijo y circulante, consiste sólo en que el valor de los medios de trabajo empleados para producir una mercancía no entra más que parcialmente en el valor de la misma, y por ende, también, se lo repone sólo en forma parcial mediante la venta de esa mercancía; sólo se lo repone, en general, de manera fraccionada y paulatina. Por otra parte: el valor de la fuerza de trabajo y de los objetos de trabajo (materias primas, etc.) empleados para producir una mercancía entra íntegramente en la mercancía y por ende se lo repone también en su totalidad mediante su venta. Por eso, con respecto al proceso de circulación, una parte del capital se presenta como fija, la otra como fluida o circulante. En ambos casos se trata de una transferencia al producto de valores adelantados, dados, y de su reposición mediante la venta de dicho producto. La diferencia sólo consiste ahora en que la transferencia de valor, y por tanto la reposición de valor, ocurra fraccionada y paulatinamente o de una vez. De esta manera se borra la diferencia entre capital constante y variable, la diferencia que todo lo decide; es decir, se borra todo el secreto de la formación de plusvalor y de la producción capitalista, las circunstancias que transforman ciertos valores y las cosas [266] en que ellos se manifiestan en capital. Todas las partes constitutivas del capital ya sólo se distinguen por su modo de circular (y la circulación de la mercancía sólo tiene que ver, desde luego, con valores ya existentes, dados); y una manera particular de circular es común al capital desembolsado en salario y a la parte de capital desembolsada en materias primas, productos semielaborados, materiales auxiliares por oposición a la parte de capital desembolsada en medios de trabajo.
Se comprende, pues, por qué la economía política burguesa se aferró instintivamente a la confusión de Adam Smith entre las categorias "capital constante y variable" y las categorias "capital fijo y circulante", por qué la repitió de manera maquinal y acrítica de generación en generación, durante todo un siglo. Para ella, la parte de capital desembolsada en salario ya no se distingue en nada de la desembolsada en materia prima, y sólo se distingue formalmente según que el producto la haga circular por fracciones o en su totalidad del capital constante. Así se derriba de un solo golpe el fundamento a partir del cual se puede comprender el verdadero movimiento de la producción capitalista, y por ende de la explotación capitalista. Sólo se trata de la reaparición de valores adelantados.
En Ricardo, la adopción acrítica de la confusión esmitiana no sólo es más molesta que en los apologistas posteriores, en los cuales la confusión conceptual es más bien lo que no molesta, sino que resulta más molesta que en el propio Smith, porque Ricardo, al contrario de éste, desarrolla el valor y el plusvalor de manera más consecuente e incisiva, sosteniendo, en realidad, al Smith esotérico contra el exotérico.
En los fisiócratas no se encuentran ni indicios de esta confusión. La diferencia entre avances annuelles [adelantos anuales] y avances primitives [adelantos originarios] sólo se refiere a los distintos períodos de reproducción de las distintas partes constitutivas del capital, especialmente del capital agrícola, mientras que sus opiniones sobre la producción del plusvalor constituyen una parte de su teoría que es independiente de estas distinciones, precisamente la parte que ellos destacan como lo más notable de la teoría. La formación del plusvalor no se explica a partir del capital como tal, sino que se la atribuye [267] sólo a una esfera determinada de producción del capital, a la agricultura.
2) Lo esencial en la determinación del capital variable y en consecuencia, para la transformación de una suma cualquiera de valor en capital es que el capitalista intercambia una magnitud de valor determinada, dada (y en este sentido, constante)[d] por fuerza creadora de valor; una magnitud de valor por producción de valor, por autovalorización. Que el capitalista le pague al obrero en dinero o en medios de subsistencia no modifica en nada esta determinación esencial. Sólo modifica el modo de existencia del valor adelantado por él, que una vez existe bajo la forma del dinero con el cual el obrero se compra él mismo en el mercado los medios de subsistencia, y la otra bajo la forma de medios de subsistencia que consume directamente. La producción capitalista desarrollada presupone en realidad que al obrero se le paga en dinero, así como presupone, en general, el proceso de producción mediado por el proceso de circulación, es decir, la economía dineraria. Pero la creación del plusvalor y por ende la capitalización de la suma de valor adelantada no surge ni de la forma dineraria ni de la forma en especie del salario o del capital desembolsado en la adquisición de fuerza de trabajo. Surge del intercambio de valor por fuerza creadora de valor, de la conversión de una magnitud constante en una variable.
La fijeza mayor o menor de los medios de trabajo depende del grado de su durabilidad, es decir, de una propiedad física. Según el grado de su durabilidad, si las demás circunstancias no varían, se desgastarán con mayor o menor rapidez, es decir, funcionarán como capital fijo por un tiempo más o menos prolongado. Pero lo que hace que funcionen como capital fijo no es meramente, de ninguna manera, esta cualidad física que es la durabilidad. En las fábricas metalúrgicas la materia prima es tan duradera como las máquinas utilizadas en la fabricación y más duradera que muchas partes constitutivas de éstas, partes que son de cuero, madera, etc. No obstante, el metal que sirve como materia prima constituye una parte del capital circulante, y el medio actuante de trabajo, hecho [268] quizás del mismo metal, es una parte del capital fijo. Por tanio, no es la naturaleza física material, no es su mayor o menor caducidad lo que hace que el mismo metal se clasifique una vez en el rubro de capital fijo, y la otra bajo el título de capital circulante. Esta diferencia surge, antes bien, del papel que desempeña en el proceso de producción, una vez como objeto de trabajo, la otra, como medio de trabajo.
La función del medio de trabajo en el proceso de producción requiere promedialmente que sírva siempre de nuevo, durante un período más o menos prolongado, en repetidos procesos de trabajo. Su función exige, pues, una mayor o menor durabilidad de su materia. Pero la durabilidad de la materia de la cual está hecho no lo convierte en sí y para sí en capital fijo. La misma materia, cuando es materia prima, se convierte en capital circulante, y en los economistas que confunden la diferencia entre capital mercantil y capital productivo con la diferencia entre capital fijo y circulante, la misma materia, la misma máquina, es capital circulante como producto, capital fijo como medio de trabajo.
Aunque la materia duradera de la que está hecho el medio de trabajo no lo convierta en capital fijo, sin embargo, su papel como medio de trabajo exige que esté hecho de un material relativamente duradero. La durabilidad de su materia es pues una condición de su función como medio de trabajo, y en consecuencia, también fundamento material del modo de circulación que lo convierte en capital fijo. Si las demás circunstancias no varían, la mayor o menor caducidad de su materia le imprime en grado mayor o menor el sello de la fijeza y en consecuencia está esencialmente compenetrada con su cualidad de capital fijo.
Ahora bien: si se considera la parte de capital desembolsada en fuerza de trabajo exclusivamente desde el punto de vista del capital circulante, es decir, por oposición al capital fijo; si, por tanto, también se mezclan las diferencias entre capital constante y variable con las diferencias entre capital fijo y circulante, resulta natural que, así como la realidad material del medio de trabajo constituy un fundamento esencial de su carácter de capital fijo, ahora, por oposición a este último, se deduzca de la realidad material del capital desembolsado en fuerza de trabajo su [269] carácter de capital circulante, y luego se determine, a su vez, el capital circulante mediante la realidad material del capital variable.
La verdadera materia del capital desembolsado en salario es el trabajo mismo, la fuerza de trabajo en actividad y que crea valor, el trabajo vivo, que el capitalista intercambia por trabajo inanimado, objetivado, y que él ha incorporado a su capital, en virtud de lo cual el valor que se encuentra en sus manos se transforma por primera vez en un valor que se valoriza a sí mismo. Pero el capitalista no vende esta fuerza de autovalorización. Ella sólo constituye siempre un componente de su capital productivo, al igual que sus medios de trabajo; nunca de su capital mercantil, como por ejemplo el producto terminado, que él vende. Dentro del proceso de producción, como partes constitutivas del capital productivo, los medios de trabajo no se contraponen como capital fijo a la fuerza de trabajo, así como tampoco coinciden con ella el material de trabajo y los materiales auxiliares, en cuanto capital circulante; la fuerza de trabajo se contrapone, como factor personal, a ambos, mientras que ellos son los factores que son cosas, esto, desde el punto de vista del proceso laboral. Ambos se contraponen a la fuerza de trabajo, al capital variable, como capital constante, esto, desde el punto de vista del proceso de valorización. O, si ha de hablarse aquí de una diferencia material, en la medida en que influye sobre el proceso de circulación, sólo es la siguiente: de la naturaleza del valor, que no es más que trabajo objetivado, y de la naturaleza de la fuerza de trabajo en actividad, que no es más que trabajo que se está objetivando, se sigue que la fuerza de trabajo, mientras dura su funcionamiento, crea constantemente valor y plusvalor; que lo que del lado de la fuerza de trabajo se presenta como movimiento como creación de valor, se presenta, del lado de su producto, en forma estática, como valor creado. Si la fuerza de trabajo ha actuado, entonces el capital ya no consiste en fuerza de trabajo por un lado y en medios de producción por el otro. EL valor de capital que había sido desembolsado en fuerza de trabajo es ahora valor que se ha agregado (+ plusvalor) al producto. Para repetir el proceso el producto debe venderse, y con el dinero que se saca por él hay que comprar constantemente de nuevo la fuerza de trabajo e incorporarla al capital productivo. [270] Es esto entonces lo que a la parte de capital desembolsada en fuerza de trabajo, así como también a la desembolsada en material de trabajo, etc., le confiere el carácter de capital circulante, por oposición al capital que queda fijado en los medios de trabajo.
Si, en cambio, se convierte en determinación esencial de la parte de capital desembolsada en fuerza de trabajo la determinación secundaria de capital circulante, determinación ésta que es común a dicha parte y a una parte del capital constante (las materias primas y auxiliares) y que consiste en que el valor desembolsado en ella se transfiere en su totalidad al producto en cuya producción se la consume, y no de manera paulatina y fraccionada, como en el caso del capital fijo, y en que, en consecuencia, ese valor debe reponerse también en su totalidad mediante la venta del producto , entonces la parte de capital desembolsada en salario también debe consistir materialmente, no en fuerza de trabajo en actividad, sino en los elementos materiales que el obrero compra con su salario, es decir, en la parte del capital mercantil social que entra en el consumo del obrero: en medios de subsistencia. El capital fijo consiste entonces en los medios de trabajo, que se gastan más lentamente y que por eso deben reponerse a intervalos más prolongados, y el capital desembolsado en fuerza de trabajo consiste en los medios de subsistencia que [e] deben reponerse a intervalos más breves.
Sin embargo, los límites entre la caducidad más y menos rápida se borran.
"Los alimentos y la vestimenta que el obrero consume, los edificios en que trabaja, las herramientas que le ayudan en su trabajo, son todos de naturaleza' perecedera. Pero existe una gran diferencia entre los tiempos que duran estos distintos capitales: una máquina de vapor dura más que un barco, un barco, más que la vestimenta del obrero, la vestimenta del obrero, a su vez, más que los alimentos que él consume."[3]
[271]
Y aquí Ricardo olvida la casa en que vive el obrero, sus muebles, sus utensilios de consumo, como cuchillos, tenedores, vajilla, etc., que poseen todos el mismo carácter de la durabilidad que los medios de trabajo. Las mismas cosas, las mismas clases de cosas, aparecen aquí como medios de consumo, allá como medios de trabajo.
La diferencia, tal como la expresa Ricardo, es la siguiente: "El capital se clasifica como capital circulante o fijo según que sea rápidamente perecedero y haya que reproducirlo a menudo, o que se lo consuma lentamente."[4]
Y acerca de esto, elabora la siguiente nota: "una división que no es esencial y en la cual, además, la línea divisoria no se puede trazar con precisión."[5]
Y así hemos vuelto a llegar con toda felicidad a los fisiócratas, para quienes la diferencia entre avances annuelles y avances primitives era una diferencia entre los tiempos de consumo, y por ende también entre los distintos tiempos de reproducción, del capital empleado. Sólo que, lo que para ellos expresa un fenómeno importante para la producción social y en el "Tableau économique" se presenta también en conexión con el proceso de circulación, se convierte aquí en una diferencia subjetiva y, como dice el propio Ricardo, superflua.
Tan pronto como la parte de capital desembolsada en trabajo sólo se distingue de la desembolsada en medios de trabajo por su período de reproducción, y en consecuencia por su plazo de circulación, tan pronto como una de las partes consiste en medios de subsistencia y la otra en medios de trabajo, de manera que los primeros sólo se distinguen de los últimos[f] por ser más rápidamente perecederos, [272] así como los primeros, a su vez, son perecederos en distintos grados, se borra, por supuesto, toda differentia specifica entre el capital desembolsado en fuerza de trabajo y el desembolsado en medios de producción.
Esto contradice enteramente la doctrina del valor que sostiene Ricardo, así como su teoría de la ganancia, que en realidad es teoría del plusvalor. El sólo considera, en general, la diferencia entre Capital fijo y circulante, en la medida en que distintas proporciones de ambos, tratándose de capitales de igual magnitud, invertidos en distintos ramos de negocios, influyen sobre la ley del valor, y precisamente, en la medida en que un aumento o una reducción del salario como consecuencia de estas circunstancias, afectan los precios. Sin embargo, incluso dentro de esta investigación limitada, comete, debido a la confusión de capital fijo y circulante con capital constante y variable, los más grandes errores y parte, en realidad, de una base de investigación totalmente equivocada. Por lo tanto: 1) en la medida en que la parte de valor del capital desembolsada en fuerza de trabajo debe subsumirse bajo el título de capital circulante, las determinaciones del propio capital circulante se desarrollan equivocadamente, y en especial las circunstancias que subsumen bajo este rubro la parte de capital desembolsada en trabajo. 2) Se produce una confusión entre la determinación según la cual la parte de capital desembolsada en trabajo es variable, y aquella según la cual es circulante, por oposición al capital fijo.
Desde un principio resulta claro que la determinación del capital desembolsado en fuerza de trabajo como circulante o fluido es una determinación secundaria, en la cual se ha borrado la differentia specifica de ese capital en el proceso de producción; pues, por un lado, en esta determinación son iguales los capitales desembolsados en trabajo y los desembolsados en materias primas, etc.; un rubro que identifica una parte del capital constante con el apital variable no tiene nada que ver con la differentia specifica del capital variable por oposición al constante. Por otra parte, si bien es cierto que se contraponen entre sí las partes de capital desembolsadas en trabajo y en medios de trabajo, esta contraposición no se establece, de ninguna manera, con relación al hecho de que entran de modos totalmente distintos en la producción del valor, sino en virtud de que [273] ambas transfieren su valor dado al producto, sólo que en lapsos distintos.
En todos estos casos se trata de cómo un valor dado, que se desembolsa en el proceso de producción de la mercancía, ya sea salario, precio de la materia prima o precio de los medios de trabajo, se transfiere al producto, y en consecuencia, de cómo el producto hace circular ese valor y de cómo éste, mediante la venta de aquél, vuelve a su punto de partida o se repone. La única diferencia consiste aquí en el "cómo", en la manera particular en que se verifica la transferencia y por ende también la circulación de ese valor.
El que el precio de la fuerza de trabajo, determinado previamente por contrato en cada caso, se pague en dinero o en medios de subsistencia, no modifica para nada su carácter: el de ser un precio dado determinado. Sin embargo, en el caso del salario pagado en dinero, es evidente que en el proceso de producción no entra el dinero mismo, de la misma manera en que no sólo el valor, sino también la materia de los medios de producción entra en el proceso de producción. Si, en cambio, se colocan los medios de subsistencia que el obrero compra con su salario directamente como figura material del capital circulante junto a las materias primas, etc., en el mismo rubro, oponiéndolos a los medios de trabajo, esto le da otra apariencia al asunto. Si el valor de estas cosas, de los medios de producción, se transfiere al producto en el proceso laboral, el valor de aquellas otras cosas, de los medios de subsistencia, reaparecerá en la fuerza de trabajo que los consume y, mediante la activación de la misma, se transferirá también al producto. En todo esto se trata igualmente de la mera reaparición, en el producto, de los valores adelantados durante la producción. (Los fisiócratas tomaban esto en serio y por eso negaban que el trabajo industrial creara plusvalor.) Así, en el pasaje ya citado [g] de Wayland: "No importa bajo qué forma reaparece el capital... Se modifican, asimismo, los diversos tipos de alimentos, vestimenta y vivienda necesarios para la existencia y bienestar del ser humano. Se los [274] consume en el transcurso del tiempo, y su valor reaparece, etc." ("Elements of Political Economy", pp. 31, 32.) Los valores de capital adelantados a la producción bajo la figura de medios de producción y medios de subsistencia reaparecen aquí uniformemente en el valor del producto. De esta manera, pues, se consuma con toda felicidad la transformación del proceso capitalista de producción en un misterio absoluto y el origen del plusvalor existente en el producto se sustrae por completo a las miradas.
Además se consuma así el fetichismo peculiar de la economía burguesa, que transforma el carácter económico, social, que se les imprime a las cosas en el proceso social de producción, en un carácter natural, que surge de la naturaleza material de estas cosas. Por ejemplo: los medios de trabajo son capital fijo; una determinación escolástica que conduce a contradicciones y confusión. De la misma manera que se demostró, en el caso del proceso laboral (libro I, cap. V)[h] que el que los componentes objetivos actúen como medios de trabajo, como material de trabajo o como producto, depende por entero del papel que desempeñen en cada caso en un proceso laboral determinado, de su función, exactamente de la misma manera, los medios de producción sólo son capital fijo allí donde el proceso de producción es en general proceso capitalista de producción y donde, en consecuencia, los medios de producción son capital sin más ni más, poseen la determinación económica, el carácter social de capital; y en segundo lugar, sólo son capital fijo cuando transfieren su valor al producto de una manera particular. Si no, siguen siendo medios de trabajo sin ser capital fijo. Asimismo los materiales auxiliares, como el abono, si transfieren valor de la misma manera particular que la mayor parte de los medios de trabajo, se convierten en capital fijo aunque no sean medios de trabajo. No se trata aquí de definiciones bajo las cuales se subsumen las cosas. Se trata de funciones determinadas que se expresan en categorías determinadas.
Si la propiedad de ser capital desembolsado en salario pasa por ser una propiedad correspondiente a los medios de subsistencia en sí, bajo cualesquiera circunstancias, entonces el "mantener el trabajo", "to support labour" {Ricardo, p. 25} se convierte también en característica de este [275] capital "circulante". Por tanto, si los medios de subsistencia no fueran "capital", no mantendrían la fuerza de trabajo; mientras que precisamente es el carácter de capital que tienen esos medios lo que les da la propiedad de mantener el capital mediante el trabajo ajeno.
Si los medios de subsistencia son en si capital circulante después que éste se ha transformado en salario , resulta, además, que la magnitud del salario depende de la proporción entre el número de obreros y la masa dada de capital circulante un principio económico que goza del favor general , mientras que en realidad la masa de medios de subsistencia que el obrero sustrae al mercado y la masa de medios de subsistencia de que dispone el capitalista para su consumo dependen de la proporción entre el plusvalor y el precio del trabajo.
Ricardo, al igual que Barton,[6]bis [i] confunde siempre la relación entre capital variable y constante con la relación entre capital circulante y fijo. Más adelante veremos cómo esto falsea su investigación sobre la tasa de ganancia.[j] Las diferencias que surgen, en la rotación, de motivos que no son la diferencia entre capital fijo y circulante son equiparadas por Ricardo, además, con esta diferencia: "Además hay que observar que el capital circulante puede circular o refluir en lapsos muy desiguales a quien lo emplea. El trigo comprado para la siembra por un arrendatario es capital fijo, comparado con el trigo que compra un panadero para transformarlo en pan. Uno lo deja en el suelo, y sólo al cabo de un año puede recibir un reflujo; el otro puede hacerlo moler, convirtiéndolo en harina, y venderlo como pan a sus clientes, de manera que, en una semana, vuelve a tener su capital libre para comenzar de nuevo la misma operación o iniciar cualquier otra con él."[7]
[276]
Aquí lo caracteristico es que el trigo, aunque sirve de simiente, no como medio de subsistencia sino como materia prima, es en primer lugar capital circulante porque es en si medio de subsistencia, y en segundo lugar capital fijo, porque su reflujo se demora un año. Pero no es sólo el reflujo más o menos rápido lo que convierte a un medio de producción en capital fijo, sino la manera determinada en que transfiere valor al producto.
La confusión suscitada por Adam Smith ha llevado a los siguientes resultados:
1) Se confunde la diferencia entre capital fijo y circulante con la diferencia entre capital productivo y capital mercantil. Así, por ejemplo, la misma máquina es capital circulante cuando se encuentra, como mercancía, en el mercado, y capital fijo cuando está incorporada al proceso de producción. A partir de esta confusión no se comprende en absoluto por qué determinado tipo de capital ha de ser más fijo o más circulante que otro.
2) Todo capital circulante se identifica con el capital desembolsado o que se ha de desembolsar en salario. Es lo que hacen John Stuart Mill [8] y otros.
3) La diferencia entre capital variable y constante, que ya Barton, Ricardo y otros confunden con la diferencia entre capital circulante y fijo, finalmente se reduce por completo a ésta, como ocurre, por ejemplo, en la obra de Ramsay, [9] donde todos los medios de producción, materias primas, etc., así como los medios de trabajo, son capital fijo, y sólo el capital desembolsado en salario es capital circulante. Pero como la reducción se efectúa en esta forma, no se comprende la diferencia real entre capital constante y variable.
4) Para los economistas ingleses contemporáneos, especialmente los escoceses, que consideran todo desde el punto de vista indeciblemente estrecho del empleado bancario, como Macleod, [10] Patterson [11] y otros, la diferencia entre capital fijo y circulante se transforma en la diferencia entre money at call y money not at call [k] (depósito de dinero que puede retirarse sin aviso o sólo con aviso previo).


[a]

a En el manuscrito de Marx (II, p. 69) el título de este texto es simplemente: "Ricardo" (R 636/2).
[b] b Véase, en la presente edición, t. III, vol. 6, cap XI.
[1] 25 "This difference in the degree of durability of fixed capital, and this variety in the proportions in which the two sorts of capital may be combined." Principles... , p. 25.
[2] 26 "The proportions, too, in which the capital that is to support labour, and the capital that is invested in tools, machinery, and buildings, may be variously combined." (Ibídem.)
[c] c Véase en la presente edición, t. I, vol. 3, p. 771. Véase también p. 760, subnota.
[d] d La frase continúa así en el manuscriio de Marx: "por fuerza de trabajo, cambia valor"...
[e] e En el manuscrito figuran aquí estas palabras, omitidas en las ediciones de Engels: "son de menor duración y por tanto"...
[3] 27 "The food and clothing consumed by the labourer, the buildings in which he works, the implements with which his labour is assisted, are all of a perishable nature. There is, however, a vast difference in the time for which these different capitals will endure: a steam-engine will last longer than a ship, a ship than the clothing of the labourer, and the clothing of the labourer longer than the food which he consumes." Ricardo, "Principles...," p. 26.
[4] 28 "According as capital is rapidly perishable and requires to be frequently reproduced, or is of slow consumption, it is classed under the heads of circulating, or fixed capital."
[5] 29 "A division not essential, and in which the line of demarcation cannot be accurately drawn."
[f] f En la 1ª y 2ª ediciones: "de manera que los últimos sólo se distinguen de los primeros"...
[g] g Véase, en la presente edición, t. I, vol. 1, p. 251. La versión castellana que de ese pasaje figura allí se basa en el original inglés, tal como lo reprodujo Marx en ese lugar; aquí, en la versión alemana (hecha por Marx, a tal vez por Engels) del mismo pasaje.
[h] h Véase, en la presente edición, t. I, vol. 1, p. 221
[6] 29 bis "Observations on the Circumstances which influence the Condition of the Labouring Classes of Society", Londres, 1817. En el libro I, p. 655, (i) nota 79, se cita un pasaje sobre este asunto.
[i] i Véase en esta edición, t. I, vol. 3, pp. 785-786, n. 79.
[j] j Véase aquí, t. III, vol. 1, caps. I a III.
[7] 30 "It is also to be observed that the circulating capital may circulate, or be returned to its employer, in very unequal times. The wheat bought by a farmer to sow is comparatively a fixed capital to the wheat purchased by a baker to make into loaves. The one leaves it in the ground, and can obtain no return for a year; the other can get it ground into flour, sell it as bread to his customers, and have his capital free, to renew the same, or commence any other employment in a week" (pp. 26, 27).
[8] [45] (TI) John Stuart Mill, "Essays on Some Unsettled Questions of Political Economy", Londres, 1844, p. 164.-- 276.
[9] [46] (TI) George Ramsay, "An Essays on the Distribution of Wealth", Edimburgo, 1833, pp. 21-24.-- 276.
[10] [47] (TI) Henry Dunning MacLeod, "The Elements of Political Economy", Londres, 1858, pp. 76-80.-- 276.
[11] [48] (TI) Robert H. Patterson, "The Science of Finance. A Practical Treatise", Edimburgo y Londres, 1868, pp. 129-144.-- 276.
[k] k En la 1ª edición: "money on call and money not on call"