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CAPITULO XVIII
LA ROTACION DEL CAPITAL COMERCIAL
LOS PRECIOS
La rotación del capital industrial es la unidad de su tiempo de producción y circulación, y abarca por ello todo el proceso de la producción.
En cambio la rotación de capital comercial, puesto que de hecho es sólo el movimiento autonomizado del capital mercantil, sólo representa la primera fase de la metamorfosis de la mercancía, M-D, como movimiento de un capital particular que refluye hacia sí mismo; D-M, M-D, en el sentido comercial, en cuanto rotación del capital comercial.
El comerciante compra, transforma su dinero en mercancía, luego vende, transformando nuevamente la misma mercancía en dinero, y así sucesivamente en constante repetición.
Dentro de la circulación, la metamorfosis del capital industrial siempre se presenta como M1-D-M2; el dinero obtenido por la venta de M1, de la mercancía producida, se utiliza para comprar M2, nuevos medios de producción; éste es el verdadero intercambio de M1 y M2 , y de ese modo el mismo dinero cambia de mano dos veces.
Su movimiento media el intercambio de dos mercancías de diversa índole, M1 y M2.
Pero para el comerciante, a la inversa, en D-M-D' la misma mercancía cambia dos veces de manos; sólo media el reflujo del dinero hacia el comerciante.
Por ejemplo si el capital comercial es de £ 100, y el comerciante compra mercancía por esas £ 100, vendiéndola luego a £ 110, ese capital suyo de £ 100 habría efectuado una rotación, y el número de rotaciones en el [388] año depende de la frecuencia con la cual se haya repetido este movimiento D-M-D' en el transcurso del año.
Prescindimos por entero aquí de los costos que puedan estar incluidos en la diferencia entre precio de compra y precio de venta, puesto que tales costos en nada modifican la forma que debemos considerar aquí en primer lugar.
Por consiguiente, el número de rotaciones de un capital comercial dado tiene aquí ciertamente una analogía con la repetición de los ciclos [Umläufe] del dinero en cuanto mero medio de circulación.
Así como el mismo tálero que circula diez veces compr otras tantas veces su valor en mercancías, así el mismo capital dinerario del comerciante, de £ 100 por ejemplo, si rota diez veces, compra diez veces su valor en mercancías o realiza un capital mercantil global de valor décuple = 1.000.
Pero la diferencia es la siguiente:
en el ciclo del dinero como medio de circulación se trata de la misma pieza dineraria que pasa por diferentes manos, es decir que desempeña repetidamente la misma función, y que por ello repone, en virtud de la velocidad con que circula, la masa de las piezas de dinero en circulación.
Pero en el caso del comerciante es el mismo capital dinerario sin que importe de qué piezas dinerarias está compuesto , o sea el mismo valor dinerario el que compra y vende repetidamente capital mercantil por el monto de su valor, por lo cual refluye repetidamente hacia su punto de partida como D + D, como valor más plusvalor.
Esto es lo que caracteriza su rotación como rotación del capital.
Sustrae de la circulación constantemente más dinero del que lanza a ella.
Por lo demás, es obvio que al acelerarse la rotación del capital comercial (predominando asimismo la función del dinero como medio de pago en caso de un sistema crediticio desarrollado) también circula con mayor rapidez la misma masa de dinero.
Pero la rotación repetida del capital dedicado al tráfico de mercancías jamás expresa otra cosa que la repetición de compras y ventas, mientras que la rotación repetida del capital industrial expresa la periodicidad y la renovación del proceso global de la reproducción (en el cual se incluye el proceso de consumo).
En cambio, para el capital comercial esto sólo aparece como una condición exterior.
El capital industrial debe volcar permanentemente mercancías en el mercado y volver a sustraérselas, para que sea posible una rápida rotación del capital comercial.
Si el [389] proceso de la reproducción es lento en general, también lo será la rotación del capital comercial.
Ahora bien, por cierto que el capital comercial media la rotación del capital productivo; pero lo hace sólo en la medida en que abrevia su tiempo de circulación.
No influye directamente sobre el tiempo de producción, que constituye asimismo una barrera para el tiempo de rotación del capital industrial.
Ésta es la primera limitación para la rotación del capital comercial.
Pero en segundo lugar, al margen de la barrera constituida por el consumo reproductivo, esta rotación se ve restringida en última instancia por la velocidad y el volumen del consumo individual global, puesto que de ello depende toda la parte del capital mercantil que entra en el fondo de consumo.
Pero ocurre (prescindiendo por completo de las rotaciones que se verifican dentro del mundo del comercio, en el cual un comerciante siempre vende la misma mercancía al otro, y donde este tipo de circulación podrá tener un aspecto sumamente floreciente en tiempos de especulación) que, en primer lugar, el capital comercial abrevia la fase M-D para el capital productivo.
En segundo término, en el moderno sistema crediticio, el capital comercial dispone de una gran parte del capital dinerario global de la sociedad, de modo que puede repetir sus compras antes de haber vendido definitivamente lo ya comprado, para lo cual tanto da que nuestro comerciante le venda directamente al consumidor final, o que entre ambos haya otros 12 comerciantes.
Dada la enorme elasticidad del proceso de reproducción, que siempre puede ser llevado más allá de cualquier límite dado, el comerciante no halla limitación alguna en la propia producción, o bien sólo un límite muy elástico.
Por lo tanto, además de la separación de M-D y D-M, que se desprende de la naturaleza de lamercancía, se crea aquí una demanda ficticia.
A pesar de su autonomización, el movimiento del capital comercial nunca es otra cosa que el movimiento del capital industrial dentro de la esfera de la circulación.
Pero en virtud de su autonomización se mueve, dentro de ciertos límites, en forma independiente de las barreras del proceso de reproducción, por lo cual lo impulsa más allá de sus límites.
La dependencia interna y la autonomía externa llevan las cosas hasta un punto en el cual se restablece por la fuerza, mediante una crisis, la conexión interna.
[390] De ahí el fenómeno que ocurre en las crisis, de que éstas no se revelen y estallen por primera vez en la venta al pormenor, que tiene relación con el consumo directo, sino en las esferas del comercio mayorista y de los bancos, que ponen a disposición de éste el capital dinerario de la sociedad.
Es posible que el fabricante le venda realmente al exportador y que éste a su vez venda a sus clientes en el extranjero, es posible que el importador venda sus materias primas al fabricante, éste sus productos al comerciante mayorista, etc.
Pero en algún punto individual e invisible, la mercancía se halla invendida, o bien en otra ocasión resultan paulatinamente colmadas las reservas de todos los productores e intermediarios.
Precisamente en ese momento el consumo se halla habitualmente en pleno florecimiento, en parte porque un capitalista industrial pone en movimiento a una serie de otros colegas, en parte porque los obreros que ocupa, hallándose plenamente ocupados, tienen para gastar más de lo habitual.
Con los ingresos del capitalista aumentan asimismo sus gastos.
Además, y tal como ya lo hemos visto (libro II, sección III) [a], se efectúa una circulación ininterrumpida entre capital constante y capital constante (aun prescindiendo de la acumulación acelerada), una circulación que es independiente, en primera instancia, del consumo individual en la medida en que nunca entra en el mismo, pero no obstante se halla limitada por éste, en fin de cuentas, debido a que la producción de capital constante jamás tiene lugar por sí misma, sino sólo porque se necesita más capital constante en aquellas esferas de la producción cuyos productos entran en el consumo individual.
Sin embargo, esto puede seguir tranquilamente su curso durante un tiempo, estimulado por la demanda en perspectiva, y en esos ramos los negocios de comerciantes e industriales, por ende, avanzan viento en popa.
La crisis se presenta no bien los reflujo de los comerciantes que venden al exterior (o cuyos acopios también se han acumulado en el interior) se tornan tan lentos y escasos que los bancos urgen el pago o las letras libradas contra las mercancías adquiridas caducan antes de haber tenido lugar la reventa.
Comienzan entonces [391] las ventas forzadas, las ventas que se efectúan para poder pagar.
Y con ello habrá llegado la catástrofe [Krach] que pone súbito fin a la aparente prosperidad.
Pero el carácter externo y no conceptual de la rotación del capital comercial es aun mayor, porque la rotación del mismo capital comercial puede intermediar, simultanea o sucesivamente, las rotaciones de muy diferentes capitales productivos.
Pero la rotación del capital comercial puede mediar no sólo las rotaciones de diferentes capitales industriales, sino también la fase opuesta de la metamorfosis del capital mercantil.
El comerciante le compra, por ejemplo, el lienzo al fabricante, y se lo vende al blanqueador.
En consecuencia, en este caso la rotación del mismo capital comercial de hecho el mismo M-D, la realización del lienzo representa dos fases opuestas para dos capitales industriales diferentes.
En la medida en que el comerciante vende para el consumo productivo, su M-D representa siempre el D-M de un capital industrial, y su D-M constituye siempre el M-D de otro capital industrial.
Si, tal como ocurre en este capítul, omitimos K, los costos de circulación la parte del capital que el comerciante adelanta además de la suma desembolsada en la compra de las mercancías , es natural que también desaparezca K, la ganancia adicional que obtiene sobre este capital adicional.
Éste es, pues, el modo estrictamente lógico y matemáticamente correcto de considerar las cosas si se trata de ver cómo influyen sobre los precios la ganancia y la rotación del capital comercial.
Si el precio de producción de 1 libra de azúcar fuera £ 1, el comerciante podría comprar 100 libras de azúcar con £ 100.
Si en el curso del año compra y vende esta cantidad y si la tasa media anual de ganancia es del 15 %, recargaría £ 15 sobre las £ 100 y 3 chelines sobre £ 1, el precio de producción de 1 libra.
Por lo tanto, vendería la libra de azúcar a £ 1 y 3 chelines.
Si en cambio el precio de producción de 1 libra de azúcar descendiese a 1 chelín, el comerciante compraría 2.000 libras con £ 100, y vendería la libra a 1 chelín y 1 4/5 peniques.
Como antes, la ganancia anual sobre el capital de £ 100 desembolsado en el negocio azucarero sería = £ 15.
Sólo que en un caso debe vender [392] 100 libras, mientras que en el otro debe vender 2.000.
El nivel más alto o más bajo del precio de producción nada tendría que ver con la tasa de ganancia, pero tendría mucho que ver, decisivamente, con la magnitud de la parte alícuota del precio de venta de cada libra de azúcar que se resuelve en ganancia comercial, es decir, del recargo de precio que carga el comerciante sobre determinada cantidad de mercancía (producto).
Si el precio de producción de una mercancía es reducido, también lo será la suma que adelante el comerciante en su precio de compra, es decir para una masa determinada de la misma, y por ello, con una tasa de ganancia dada, el monto de la ganancia que obtenga sobre esta cantidad determinada de mercancía barata, o, lo que resulta ser lo mismo, con un capital dado, por ejemplo de 100, podrá comprar una gran masa de esta mercancía barata, y la ganancia gloal de 15 que obtenga sobre los 100, se distribuirá en pequeñas fracciones a través de cada fragmento individual de esa masa de mercancías.
Y a la inversa en el caso contrario.
Esto depende total y absolutamente de la mayor o menor productividad del capital industrial con cuyas mercancías comercia.
Si exceptuamos los casos en los cuales el comerciante es monopolista y al mismo tiempo también monopoliza la producción, como fue otrora el caso, por ejemplo, de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales [1], nada puede ser más absurdo que la idea corriente de que depende del comerciante si éste quiere vender mucha mercancía con poca ganancia o poca mercancía con mucha ganancia sobre la mercancía individual.
Los dos límites de su precio de venta son:
por un lado, el precio de producción de la mercancía, acerca del cual no decide; por otro lado, la tasa media de ganancia, que es algo que tampoco depende de él.
Lo único que puede decidir, pero en lo cual intervienen asimismo la magnitud de su capital disponible y otras circunstancias, es si quiere comerciar con mercancías caras o baratas.
Pero eso, la conducta del comerciante depende total y absolutamente del grado de desarrollo del modo capitalista de producción, y no de su propio arbitrio.
Una compañía meramente comercial, como la antigua Compañía Holandesa de las Indias Orientales, que ejercía el monopolio de la producción, podía imaginarse que mantenía, bajo condiciones totalmente cambiadas, un método que a lo [393] sumo correspondía a los comienzos de la producción capitalista [2]a En la 1ª edición, "trade" ("comercio", "negocio") en vez de "tilde" ("marea")..
Lo que mantiene en pie ese prejuicio popular que, por lo demás, al igual que todas las ideas erróneas sobre ganancias, etc., surge de considerar solamente el comercio y del prejuicio comercial son, entre otras, las siguientes circunstancias.
Primero:
Fenómenos de competencia, pero que sólo afectan a la distribución de la ganancia comercial entre los diversos comerciantes, entre quienes poseen una participación en el capital comercial global; por ejemplo, si alguien vende más barato para quitar de en medio a sus adversarios.
Segundo:
un economista del calibre del profesor Roscher puede seguir imaginándose en Leipzig que fueron razones de "sensatez y humanidad" [3] las que produjeron el cambio en los precios de venta, y que éste no fue resultado de un trastocamiento en el modo de producción [b]
Tercero:
si disminuyen los precios de producción a causa de un aumento en la fuerza productiva del trabajo, y por consiguiente también disminuyen los precios de venta, a menudo aumenta la demanda mas rápidamente que la oferta, y con ella aumentan los precios de mercado, de modo que los precios de venta arrojan más que la ganancia media.
[394] Cuarto:
un comerciante podrá rebajar el precio de venta (que de cualquier modo no es otra cosa que una rebaja de la ganancia habitual que recarga sobre el precio), para hacer rotar más rápidamente un capital mayor en su negocio.
Todas ésas son cuestiones que sólo se refieren a la competencia entre los propios comerciantes.
Ya hemos demostrado en el libro I [c] que el nivel alto o bajo de los precios mercantiles no determina la masa del plusvalor que produce un capital dado, ni la tasa del plusvalor; aunque con arreglo a la cantidad relativa de mercancía que produce una cantidad dada de trabajo, el precio de la mercancía individual, y por consiguiente también la parte de plusvalor de ese precio, es mayor o menor.
Los precios de cada cantidad de mercancías están determinados, en la medida en que corresponden a los valores, por la cantidad global del trabajo objetivado en esas mercancías.
Si se objetiva poco trabajo en mucha mercancía, entonces el precio de la mercancía individual será bajo, y el plusvalor encerrado en ella será escaso.
Cómo se divide en trabajo pago e impago el trabajo encarnado en una mercancía, qué cantidad de ese precio representa por ende plusvalor, es cosa que nada tiene que ver con esta cantidad total de trabajo, vale decir con el precio de la mercancía.
Pero la tasa del plusvalor depende no de la magnitud absoluta del plusvalor contenido en el precio de la mercancía individual, sino de su magnitud relativa, de su relación con el salario que se encierra dentro de esa misma mercancía.
Por consiguiente la tasa puede ser grande, aunque la magnitud absoluta del plusvalor para cada mercancía individual sea pequeña.
Esta magnitud absoluta del plusvalor en cada mercancía individual depende, en primera instancia, de la productividad del trabajo, y sólo en segundo término de su división en trabajo pago e impago.
Y más aun; en el caso del precio de venta comercial, el precio de producción es un supuesto dado desde el exterior.
En tiempos pasados, el nivel de los precios comerciales de las mercancías se debía 1) al nivel de los precios de producción, es decir de la improductividad del trabajo; 2) a la falta de una tasa general de ganancia, al apoderarse el capital comercial de una cuota de plusvalor mucho más [395] elevada de lo que le hubiese correspondido con una movilidad general de los capitales.
El cese de esta situación, pues, en ambos aspectos es un resultado del desarrollo del modo capitalista de producción.
Las rotaciones del capital comercial son más largas o más breves; su número anual es, en consecuencia, mayor o menor en los diversos ramos del comercio.
Dentro del mismo ramo comercial, la rotación es más rápida o más lenta en diversas fases del ciclo económico.
No obstante se verifica un número medio de rotaciones que se halla mediante la experiencia [d].
Ya hemos visto que la rotación del capital comercial difiere de la del capital industrial.
Esto surge de la naturaleza de las cosas; una fase aislada en la rotación del capital industrial aparece como la rotación completa de un capital comercial propio o por lo menos de una parte del mismo.
También difiere su relación con la determinación de la ganancia y del precio.
En el caso del capital industrial, la rotación expresa, por una parte, la periodicidad de la reproducción, y por ello depende de la misma la masa de mercancías que se vuelca al mercado en un lapso determinado.
Por otro lado, el tiempo de circulación constituye un límite, por cierto elástico, que tiene una influencia más o menos restrictiva sobre la formación del valor y del plusvalor, por el hecho de influir sobre el volumen del proceso de producción.
De ahí que la rotación entre en forma decisiva, no como elemento positivo, sino restrictivo, en la masa del plusvalor anualmente producido, y por consiguiente en la formación de la tasa general de ganancia.
En cambio, la tasa media de ganancia es una magnitud dada para el capital comercial.
No influye directamente sobre la creación de la ganancia o plusvalor, y sólo entra determinantemente en la formación de la tasa general de ganancia en la medida en que extrae sus dividendos de la masa de ganancia producida por el capital industrial de conformidad con la parte que representa, dicho capital comercial, del capital global.
Cuanto mayor sea el número de rotaciones de un capital industrial bajo las condiciones expuestas en el libro II, [396] sección II, tanto mayor sería la masa de ganancias generada por él.
En virtud del establecimiento de la tasa general de ganancia se distribuye por cierto la ganancia global entre los diversos capitales, no según la proporción en la cual participan directamente en su producción, sino según las partes alícuotas que forman del capital global, es decir en proporción a su magnitud.
Sin embargo, esto en nada cambia la índole de las cosas.
Cuanto mayor sea el número de rotaciones del capital global industrial, tanto mayor será la masa de ganancias, la masa del plusvalor anualmente producido, y por ello, bajo circunstancias en lo demás iguales, la tasa de ganancia.
Otro es el caso del capital comercial.
Para éste, la tasa de ganancia es una magnitud dada, determinada por una parte por la masa de las ganancias producidas por el capital industrial, y por la otra por la magnitud relativa del capital comercial global, por su relación cuantitativa con el total del capital adelantado en el proceso de producción y en el proceso de circulación.
De cualquier modo, el número de sus rotaciones influye decisivamente sobre su relación con el capital global o sobre la magnitud relativa del capital comercial necesario para la circulación, al estar claro que la magnitud absoluta del capital comercial necesario y la velocidad de rotación del mismo son inversamente proporcionales entre sí, mientras que su magnitud relativa o la parte que constituye del capital global se halla dada por su magnitud absoluta, presuponiendo constantes todas las demás circunstancias.
i el capital global es de 10.000 y el capital comercial equivale a 1/10 del primero, el segundo será entonces = 1.000; si el capital global es de 1.000, entonces 1/10 del mismo será = 100.
En tal medida es diferente su magnitud absoluta a pesar de permanecer constante su magnitud relativa, diferente según la magnitud del capital global.
Pero aquí suponemos como dada su magnitud relativa, digamos de 1/10 del capital global.
Sin embargo, esta su magnitud relativa misma resulta determinada, a su vez, por la rotación.
En caso de una rotación rápida, su magnitud absoluta es, por ejemplo, = £ 1.000 en el primer caso, = 100 en el segundo, y por consiguiente su magnitud relativa es = 1/10.
En caso de una rotación más lenta su magnitud absoluta es, digamos, = 2.000 en el primer caso, = 200 en el segundo.
De ahí que su magnitud relativa haya aumentado de 1/10 a 1/5 del capital global.
Circunstancias [397] que abrevian la rotación media del capital comercial, como por ejemplo el desarrollo de los medios de trasporte, hacen disminuir pro tanto la magnitud absoluta del capital comercial, y elevan en consecuencia la tasa general de ganancia.
Y a la inversa en el caso contrario.
Un modo capitalista de producción desarrollado, en comparación con las condiciones anteriores, influye de dos maneras sobre el capital comercial, la misma cantidad de mercancías se hace rotar con una masa menor de capital comercial realmente operante; a causa de la más rápida rotación del capital comercial y de la mayor celeridad del proceso de reproducción en el cual se basa, disminuye la proporción entre el capital comercial y el capital industrial.
Con el desarrollo del modo capitalista de producción, toda la producción se convierte en producción de mercancías, y por ello cualquier producto cae en manos de los agentes de la circulación, a lo cual se suma que en el modo de producción anterior, que producía en pequeña escala, y prescindiendo de la masa de productos que el propio productor consumía directamente in natura [en especie] y de la masade prestaciones que se satisfacían in natura, gran parte de los productores vendía directamente su mercancía al consumidor, o trabajaba por encargo personal de éste.
A pesar de que, por ello, en los modos de producción anteriores el capital comercial es mayor en proporción al capital mercantil que hace rotar, es
1) menor en términos absolutos, porque una parte desproporcionadamente menor del producto global se produce como mercancía, tiene que entrar en la circulación como capital mercantil y cae en manos de los comerciantes; es menor porque lo es el capital mercantil.
Pero es al mismo tiempo relativamente mayor, no sólo a causa de la mayor lentitud de su rotación, y en proporción con la masa de las mercancías que hace rotar.
Es mayor porque el precio de esa masa de mercancías, y en consecuencia también el capital comercial que hay que adelantar sobre ella, es, a causa de la menor productividad del trabajo, mayor que en la producción capitalista, y por ello el mismo valor se presenta en masas menores de mercancías.
2) Sobre la base del modo capitalista de producción no sólo se produce una masa mayor de mercancías (debiendo deducirse el valor disminuido de esta masa de mercancías); sino que la misma masa de producto, por ejemplo [398] de granos, constituye una mayor masa de mercancías, es decir que cada vez entra una mayor proporción de la misma en el comercio.
Como consecuencia de ello no aumenta, por lo demás, la masa del capital comercial, sino en general todo el capital que se halla invertido en la circulación, por ejemplo en la navegación, ferrocarriles, telegrafía, etcétera.
3) Pero y éste es un punto de vista cuyo desarrollo corresponde efectuarlo en la "competencia de los capitales" [4] el capital comercial que no funciona, o que lo hace a medias, crece con el progreso del modo capitalista de producción, con la facilidad para intercalarse en el comercio minorista, con la especulación y con el exceso de capital liberado.
Sin embargo, presuponiendo como dada la magnitud relativa del capital comercial con relación al capital global, la diversidad de las rotaciones en diversos ramos del comercio no influye sobre la magnitud de la ganancia global que le corresponde al capital comercial, ni sobre la tasa general de ganancia.
La ganancia del comerciante está determinada no por la masa del capital mercantil que hace rotar, sino por la magnitud del capital dinerario que adelanta para mediar dicha rotación.
Si la tasa general anual de ganancia es del 15 % y el comerciante adelanta £ 100, suponiendo que su capital rota una vez en el año venderá su mercancía a 115.
Si su capital rota cinco veces en el año, el comerciante venderá un capital mercantil cuyo precio de compra es de 100, cinco veces en el año a 103; es decir que en todo el año venderá un capital mercantil de 500 a 515.
Pero sobre su capital adelantado de 100 esto equivale, al igual que antes, a una ganancia anual de 15.
Si no fuera éste el caso, el capital comercial arrojaría ganancias mucho más elevadas que el capital industrial, en proporción al número de sus rotaciones, cosa que contradice la ley de la tasa general de ganancia [e].
[f] El número de rotaciones del capital comercial en diversos ramos del comercio afecta directamente, pues, los precios comerciales de las mercancías.
La magnitud del recargo comercial del precio, de la parte alícuota de la ganancia [399] comercial de un capital dado que corresponde al precio de producción de la mercancía individual, es inversamente proporcional al número de rotaciones o a la velocidad de rotación de los capitales comerciales en diversos ramos de los negocios.
Si un capital comercial rota cinco veces en el año, sólo añadirá al capital mercantil equivalente 1/5 del recargo que otro capital comercial que no puede rotar más que una vez por año adicionará a un capital mercantil de igual valor.
La influencia del tiempo medio de rotación de los capitales en diversos ramos del comercio sobre los precios de venta se reduce a que, en relación con esa velocidad de rotación, la misma masa de ganancias que con una magnitud dada del capital comercial está determinada por la tasa anual general de ganancia, es decir que está determinada independientemente del carácter especial de la operación comercial de ese capital, se distribuye de diferente manera sobre masas de mercancías del mismo valor, agregando, por ejemplo, en caso de cinco rotaciones al año 15/5 = 3 %, mientras que en el caso de una única rotación en el año añade un 15 % al precio de la mercancía.
Por ende, la misma tasa porcentual de ganancia comercial aumenta los precios de venta de las mercancías, en diversos ramos del comercio y según la relación de sus tiempos de rotación, en porcentajes sumamente diversos calculados sobre el valor de esas mercancías.
En cambio, en el caso del capital industrial el tiempo de rotación no influye en modo alguno sobre la magnitud de valor de las diversas mercancías producidas, a pesar de que afecta la masa de los valores y plusvalores producidos por un capital dado en un tiempo dado, por afectar la masa del trabajo explotado.
Sin embargo, esto se oculta y parece ser diferente en cuanto se toman en cuenta los precios de producción, pero sólo porque los precios de producción de las distintas mercancías divergen de sus valores en virtud de leyes anteriormente desarrolladas.
Si consideramos el proceso global de la producción, la masa de mercancías producida por el capital industrial global, hallamos confirmada de inmediato la ley general.
Por lo tanto, mientras que una consideración más exacta de la influencia del tiempo de rotación sobre la formación de valor en el capital industrial nos lleva de regreso a la ley general y a la base de la economía política de que los [400] valores de las mercancías están determinados por el tiempo de trabajo contenido en ellas , la influencia de las rotaciones del capital comercial sobre los precios comerciales revela fenómenos que, sin un análisis muy detenido de los eslabones intermedios, parecen presuponer una determiación puramente arbitraria de los precios; más exactamente, una determinación sólo en virtud del hecho de que el capital estaría decidido a obtener una cantidad determinada de ganancia en el año.
En virtud de esta influencia de las rotaciones pareciera, en especial, que el proceso de circulación determinara en cuanto tal el precio de las mercancías, independientemente, dentro de ciertos límites, del proceso de producción.
Todas las concepciones superficiales y erróneas del proceso global de la reproducción han sido deducidas del examen del capital comercial y de las ideas que suscitan sus movimientos peculiares en las mentes de los agentes de la circulación.
Si, tal como lo ha descubierto el lector muy a pesar suyo, el análisis de las conexiones internas reales del proceso capitalista de producción es una cuestión sumamente intrincada y un trabajo muy minucioso; si es una tarea de la ciencia reducir el movimiento visible y solamente aparente al movimiento real interno, va de suyo que en las mentes de los agentes de la producción y de la circulación capitalistas deben formarse ideas acerca de las leyes de la producción que diverjan por completo de esas leyes, y que son sólo una expresión consciente del movimiento aparente.
Las ideas de un comerciante, de un especulador bursátil, de un banquero son, necesariamente, erróneas por completo.
Las de los fabricantes se hallan falseadas por los actos de la circulación a los cuales se ve sometido su capital, y por la nivelación de la tasa general de ganancia [5].
En esas mentes, la competencia también asume necesariamente un papel por entero equivocado.
Si los límites del valor y del plusvalor están dados, resulta fácil comprender cómo la [401] competencia de los capitales transforma los valores en precios de producción y, mas aun, en precios comerciales, y el plusvalor en ganancia media.
Sin estos límites, no obstante, resulta absolutamente imposible comprender por qué la competencia reduce la tasa general de ganancia a este límite en lugar de reducirla a aquél otro, al 15 % en lugar del 1.500 %.
A lo sumo, podrá reducirla a un nivel.
Pero no contiene absolutamente ningún elemento para determinar ese propio nivel.
[g] Desde el punto de vista del capital comercial, la rotación misma aparece, pues, como determinando los precios.
Por otra parte, mientras que la velocidad de rotación del capital industrial, en la medida en que posibilita que un capital dado pueda explotar más o menos trabajo, opera determinando y delimitando la masa de ganancias e influye por ende sobre la tasa general de ganancia, la tasa de ganancia le está extrínsecamente dada al capital comercial, y la conexión intrínseca de la misma con la formación de plusvalor se halla totalmente extinguida.
Si el mismo capital industrial rota cuatro veces en el año en lugar de dos manteniéndose constantes las demás circunstancias, y especialmente en el caso de una misma composición orgánica produce doble cantidad de plusvalor, y por ende de ganancia; y esto se revela palpablemente no bien el capital posee el monopolio del método de producción perfeccionado que le posibilita esta aceleración de la rotación, y mientras lo posea.
Por el contrario, el diferente tiempo de rotación en los diversos ramos del comercio se revela en que la ganancia que se obtiene sobre la rotación de un capital mercantil dado es inversamente proporcional al número de rotaciones del capital dinerario que hace rotar estos capitales mercantiles.
Small profits and quick returns [ganancias pequeñas y rotaciones rápidas] se le antojan especialmente al shopkeeper [tendero] como un principio al que obedece por principio.
Por lo demás, es obvio que esta ley sobre las rotaciones del capital comercial en todos los ramos del comercio, y al [402] margen de la alternancia de rotaciones más rápidas y más lentas que se compensan entre sí, sólo rige para el promedio de las rotaciones que efectúa todo el capital comercial invertido en este ramo.
El capital de A, quien trabaja en el mismo ramo que B, podrá efectuar más o menos rotaciones que el número medio.
En tal caso, los demás efectuarán menos o más.
Esto en nada modifica la rotación de la masa total del capital comercial invertido en este ramo Pero tiene importancia decisiva para el comerciante o para el minorista individuales.
En este caso, éste obtiene una plusganancia, tal como la obtienen los capitalistas industriales cuando producen en condiciones más favorables que las condiciones medias.
Si la competencia lo obliga a ello, podrá vender más barato que sus colegas, sin rebajar su ganancia por debajo del promedio.
Si las condiciones que le posibilitan una rotación más veloz son, a su vez, condiciones que puedan comprarse verbigracia, ubicación de los locales de ventas podrá pagar por ellas una renta extraordinaria, es decir que una parte de su plusganancia se transformará en renta de la tierra [h] [6].
[a]
a Véase, en la presente edición, t.
II, vol.
5, pp.
515-519 y 524-529.
[1] [86] En 1602 los Estados Generales dispusieron la fusión de diversas empresas rivales en una sola Compañia Holandesa de las Indias Orientales (Ostindische Vereenigde Maatschappij), a la que otorgaron el monopolio del comercio con la región del globo comprendida entre el cabo de Buena Esperanza y el estrecho de Magallanes, la exención del pago de todo arancel aduanero sobre la importación de mercancías (sólo un 3% gravaba su exportación), el derecho de acuñar moneda y el de mantener ejércitos y escuadras, así como la facultad de hacer la guerra y concluir la paz en nombre del estatúder.
La compañía, que llegó a contar con fuertes y factorías en El Cabo, la India, Ceilán, Siam, Camboya, Tonkín y Formosa, centró su actividad en la conquista y expoliación del Archipiélago Malayo (la actual Indonesia), para lo cual no sólo aplastó a sangre y fuego la resistencia inicial y las frecuentes insurrecciones posteriores de la población local, sino que se empeñó en largas guerras contra sus predecesores portugueses (que gracias a su colonia en Amboina habían monopolizado entre 1521 y 1605 el comercio del clavo de olor) y sus competidores británicos.
El saqueo de las islas y de Malaca por la compañía (durante la primera mitad del siglo XVII la misma pagó un dividendo anual medio de 25%, el cual se había elevado hacia 1669 a un 40%) constituyó una de las fuentes principales de la acumulación originaria del capital en Holanda, así como de la posterior prosperidad de ese país.
La Compañía Holandesa de las Indias Orientales conoció una lenta decadencia a lo largo del siglo XVIII, hasta su disolución (1798) en momentos en que Holanda, ocupada por los franceses, se había transformado en República Bátava.
- 392; 421.
[2] 40 "Por principio general, la ganancia es siempre la misma, cualquiera que sea el precio; mantiene su lugar como un cuerpo que flota cuando sube o baja la marea (a).
Por ello, cuando los precios aumentan, el comerciante los aumenta; y cuando los precios bajan, el comerciante los rebaja." (Corbet, "An Inquiry into the Causes etc.
of the Wealth of Individuals", Londres, 1841, p.
20.) Aquí, lo mismo que en el texto en general, sólo se habla del comercio ordinario, no de la especulación, cuyo examen, así como en general todo cuanto se refiera a la división del capital comercial, cae fuera del círculo de nuestro enfoque.
"La ganancia del comercio es un valor agregado al capital e independiente del precio; la segunda" (la ganancia de la especulación) "se funda en la variación en el valor del capital o en el propio precio." (loc.
cit., p.
128.)
[3] [87] Wilhelm Roscher, "Die Grundlagen der Nationalokönomie", 3a.
ed., Stuttgart-Augsburgo, 1858, p.
192.
Las diferencias de redacción entre la presente versión castellana de ese breve pasaje y la que figura en la p.
287 de este mismo tomo de nuestra edición, corresponden a disimilitudes análogas en la presentación de la cita por Marx (o Engels).
- 393.
[b] b Según Rubel, este párrafo es en realidad una nota (manuscrito I, p.
270; Engels, por error, lo incluyo entre las fuentes del prejuicio popular acerca de la libertad de acción del comerciante.
(Véase R 1078/1.)
[c] c Véase, en la presente edición, t.
I, vol.
2, pp.
629-643.
[d] d En la 1ª edición, "hallan"; modificado según el manuscrito de Marx.
[4] [88] Maximilien Rubel señala en este lugar:
"He aquí una nueva precisión sobre el contenido de la «rúbrica» que Marx debía dedicar a la «competencia entre los capitales»".
- 398.
[e] e A continuación se lee en el manuscrito (véase R 1081/1):
"Por consiguiente, dos cosas caracterizan el capital comercial por oposición al capital industrial:"
[f] f Párrafo precedido, en el manuscrito, del numeral 1).
[5] 41 Es una observación sumamente ingenua, pero al mismo tiempo sumamente correcta:
"Por ello, seguramente, la circunstancia de que una misma mercancía pueda obtenerse de diversos vendedores a precios fundamentalmente diferentes tiene muy a menudo sus fundamentos en un cálculo incorrecto." (Feller y Odermann, "Das Ganze der kaufmännischen Arithmetik", 7ª edición, 1859 [p.
451).
Esto demuestra cómo la determinación de los precios se torna puramente teórica, es decir abstracta.
[g] g Párrafo precedido en el manuscrito por el numeral 2).
En Rubel, pero sin anotación que fundamente la causa de esa variante, la primera frase del párrafo dice así:
"2) Desde el punto de vista del capital comercial parece, pues, contrariamente a lo que ocurre con el capital industrial, que la rotación misma determinara los precios".
(Véase Rubel, ed.
cit., p.
1083.)
[h] h En el manuscrito (I, p.
275), "se transformará en lenta" {89}.
(R 1084/1.)
[6] [89] La corrección de estilo efectuada por Engels contribuye a demostrar que para éste, como para Marx, "Rente" (renta) y "Grundrente" (renta de la tierra o del suelo) son simples sinónimos:
toda renta es para ellos renta de la tierra.
- 402.