BIBLiOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFÍA E HISTORIA LAS CRISIS INDUSTRIALES EN PO It TOUGA N -BA RA NOWSKI TRADUCCIÓN POR J MORENO BAF{UTELL Precio: OCHO pesetas. LA ESPAÑA MODERNA López IIO3O% i MADRiD LIBROS PUBLICADOS POR "LA ESPAÑA MODERNA" qne se hallan de venta en su Administración, cafle de López de Hoyos, 6, ladrid. 4gntk.i Rio.- 1ii (eSIeMi y la flvol uelóii ilel flerecho (ivil, 2 tomos, l5pesetas.-J.a Iteforiii" iii egral d* la leislwiói, ('lvii s- par 'e de 1 a (4i'eit), 4 pesetss. 1 te fu ,,ietø.- flan a a nistori, , 1 pese? ss 1 mle'l.--1)ip.nii uit ¡mo, 9 I)4etas. rióii iino.---Acadéitiicas?, 1 peseta.-Cnrrita Albornoz, 1 peseta. 1 n Lol H e.--('iitso de ICconoin ¡a aoci al, tomos, lii ese tas. 1 rei. Hl.- ¡Ci l)ereeho ¡1 (4racin., 3 pta.-- 1t1 vÍsit* dor del preso, 3. JCI 1)elito (Joleetivo, 1,50. 1 iiió.- Ser'idiij, re" rñat i(aa y ,,r s.i5. 7 p. Asenio.-Vida de Fernán Caballero, 1 peseta..-Pi'zón, 3 pesetas. 1er.-l)erecho i,iternseioiia.i privado. ti pta. 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I'onriiier.-lCl Imigenio en la historia, 3 pt Fransiriuo.-l4ógiea d las pruebas, toos, 15 Froinentin.--La Pintura en Bélgica y Hu. lan da, 6 pesetas. tMabba.- l)ereelao civil moderno, ta., 15 litas. 1ariiet.- ¡liatori*m de la Literatura italiana 9 pesetas. Iwavofa.lo.-Ia (Iniminologia, $0 pesetas.- Timdeinimización á las víctimas del delito. 4 peseta s.-1.s superstición socialista, 5 ptas -El delito como fenómeno social. dpesetas. Justicia y Civilización, 4 pesetas. Gautier.-Vida de Ucine, 1 peseta.-Lae bomibas prusianas, 3 p setss.-Nerval y Bandelaire. 3 pesetas.-Madame de Girardin y Balzac, 3 pesetas. Gay.-Los salones céebres, 3 pesetas. (eorge.-Proteecióii y librecambio, 9 ptas Problemas socialea, 5 pesetas. Girard.-La elocuencia ática, 4 ptas.-El sentimiento religioso en la Literatura grie. ga, 7 pesetas. 4hu.rtatl.- l.os errores judiciales, 7 pesetas. -El Plagio, 8 pesetas. GIddl i.gs.-Piincipioa de Sociologia. lO ata. -Sociología md tictiva, 6 pesetas. 4ladsdoiie.• Vida de Lord Macaulay, 1 p. (,uethe -Meinorias 5 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN IIGLATERRA Algunas de las obras que se hallan de venta en la Administración de "La España Moderna", López de Hoyos, 6.-Madrid. Antoine.-Curso de Economía Social, dos tomos, 16 pesetas. Boccardo.-Historia del Comercio, de la Industria y de la Ecoriomía política, 10 pesetas. Buylla, Neumann, Klelnwachter, Narse, Wagner, Mitol y Lexis.- Economía política, dos tomos, 10 pesetas. CaIllaux.-Los impuestos en Francia, tres tomos, 18 pesetas. Fisher.-Economia política y geométrica, 8 pesetas. George .-Protección y librecambio, 9 pesetas. -Problemas sociales, 5 pesetas. Goschen.-Teoria sobre los cambios. extranjeros, 7 pesetas. Kells Ingram.-Historia de la Economía politica, 7 pesetas. Kropotkiu.-Campos, fábricas y talleres, 6 pesetas. Laveleye. -Economía politica, 7 pesetas. -El socialismo contemporáneo, 8 pesetas. Leroy-Beaulieu. -Economía política, 8 pesetas. Liesse. -El trabajo, 9 pesetas. Marshall.-Economia política, tres tomos, 21 pesetas. Scheel y Mombert.--La explotación de las riquezas por el Estado y por el Municipio, 4 pesetas. Sombart.-El socialismo y el movimiento social en el siglo xix, 3 p'esetas. Willaughby.-Legislación obrera en los Estados Unidos, 3 pesetas. Imprenta y encuad. de Y. Tordesillas,-Tutor, 16, teléfono 2.O4. BIBLIOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFÍA E HISTORIA LAS CRISIS NDUSTRTALES EN INGL ATE ERA POR TOUGAN-BA RANO WSKI TRADUQCIÓN POR Jq MORENO BARUTELL LA ESPAÑA MODERNA López Hoyos, 6 MADRID PRÓLOGO DEL AUTOR En esta obra se estudia el ciclo indttstrial en las en - sis periódicas de la industria, el fenómeno de la vida eco - nómica moderna más enigmático, y que la ciencia no ha podido esclarecer. En las crisis económicas se manifiestan las antinomias más profundas de la economía capitalista. La sociedad capitalista está sometida a sus leyes todavía no bien conocidas, pero cuya fuerza brutal y oculta siempre se muestra. He aquí por qué esas crisis se presentan como fenómenos misteriosos. La sociedad no es capaz de dirigir las fuerzas que ellas han creado, y se encuentra impotente ante el conflicto. He tratado en este libro de probar la existencia del ciclo industrial en la vida económica moderna, y de estudiar su naturaleza. La historia de las crisis industriales de Inglaterra, país en donde el ciclo industrial aparece con más evidencia en la evolución económica, me ha suministrado abundantes materiales. Partiendo de esos hechos, formulo una nueva teoría de las crisis que, a mi juicio, es la síntesis de las doctrinas, de la economía clásica y de lo expuesto por Marx en el segundo volumen, de la obra titulada El Gapital. 'l 2 PRÓLOGO A pesar del gran interés teórico y práctico que ofrece el estudio de este problema, son muy pocas las obras científicas que tratan de su historia. La mayor parte de los trabajos publica dos tienen carácter descriptivo y no pro.. fundizan el problema teórico. He escrito la historia de las crisis inglesas valiéndome de los datos oficiales, añadiendo a ese conjunto de hechos un estudio teórico de la materia. Al mismo tiempo, he extendido el campo de mis investigaciones a las consecuencias sociales de las crisis. Siendo el cielo industrial un factor de gran trascendencia en el conjunto de la vida social inglesa, me ha parecido muy conveniente analizar el influjo de las crisis so bre los movimientos políticos y sociales más importantes de la clase obrera inglesa. Procurando ser lo más conciso posible, sin creer nece sano imponer al lector un gran número de citas de auto res, puesto que la falta del aparato científico no autoriza a suponer que desconozco las publicaciones que no se hallan anotado. Esta edición no es una sencilla reimpresión de las diversas ediciones rusas y de la alemana, publicadas hasta ahora. La historia de las crisis llega a los últimos tiempos (en la edición rusa y alemana alcanza únicamente a 1900; no se estudia la de 1900 y 1907); además, se ha refundido; cuidadosamente y desenvuelto más ampliamente la teoría de las crisis, gracias a un examen más profundo del problema. Sin embargo, no he cambiado las bases; las críticas que me han dirigido en Alemania y en Rusia no han variado en nada mi sistema. Esta edición aparece en un período de progreso uni versal en la industria; pero, partiendo de la teoría que expongo, es fácil prever que se avecina una crisis. A me.nos de precipitarse alguna catástrofe política, por ejemplo, una guerra europea, acaecerá probablemente hacia POR TOUGAN-BARANOWSKI 3 1914-16. Ya expuse esta opinión en la prensa rusa hace dos años, y muy recientemente, la comisión francesa encargada de estudiar el problema de las crisis industriales formula sus previsiones de manera casi idéntica. No hay que forjarse ilusiones por la brillante situación actual, ni perder de vista su término inevitable. 'I. TOUGAN-BARAOWSKI 20 Noviemlire 1912. Petersburgo. LAS CRISIS INDUSTRIÁLIS EN INGLATERRA. PRIMERA PARTE 1-listorla de las crisis. CAPÍTULO PRIMERO OJEADA SOBRE EL DESENVOLVIMIENTO DE LA INDUSTRIA INGLESA. 1.-Lucha de las máquinas con el trabajo manual.-Escaso desenvolvimiento de la industria de tejidos a máquina antes de 1820.-Despojo del trabajo manual por las máquinas en la fabricación del tejido de algodón desde 1830 a 1850.-Ferrocarriles y vapores.-Decrecimiento de la población agrícola. -Acrecentamiento enorme de la producción fabril. -Falta de salidas para los productos fabricados.-Movimiento en favor del librecambio. Reducción del poder adquisitivo del obrero inglés.=II.-El triunfo de las máquinas y la conquista de nuevos mercados.-Triuiifo del librecambio.- Aumento de la extensión de la red ferroviaria.-Descubrimiento de yacimientos auríferos en California y Australia.- Alza en el precio de las mercancías.-Aumento del comercio exterior.=IIl.-Declinación de la supremacía industrial inglesa.-Paralización en el desenvolvimiento de la industria y comercio ingleses.-Baja en los precios.-La concurrencia alemana aumenta.-El proteccionismo.-La exportación inglesa cambia de carácter.-El comercio de depósito disminuye en Inglaterra. 1 La lucha de las máquinas con el trabajo manual y ¿a falta de salidas para ¿os productos elaborados. Se habla de una "revolución industrial", provocada en Inglaterra a fines del siglo XVIII por la introducción de 6 LAS CRISiS INDUSTRiALES EN iNGLATERRA nuevos métodos industriales. Sin duda fue una revolución, pero de especial carácter, muy diferente de los súbitos trastornos a que llamamos revoluciones políticas. La revolución industrial inglesa fue un largo y complejo encadenamiento de hechos, que comprende una veintena de años, no pudiendo determinarse de modo preciso ni los comienzos ni el fin. En cierto sentido, puede decirse que aún no ha terminado, pues persiste la violenta lucha entre la fábrica y el pequeño taller, entre la máquina y el trabajo manual. La gran industria continúa rechazando a la pequeña. La fábrica prosigue su curso progresivo, extendiendo sin cesar su campo de acción; no obstante, falta mucho para que la fábrica sea, aun en la Inglaterra contemporánea, la única forma de la industria. Hemos dicho que la revolución industrial ha sido un largo encadenamiento de hechos. Nuevos métodos de producción se han implantado sucesivamente en las diversas ramas de la industria. Mientras que en algunos dominios- la revolución ha terminado, dando a la fábrica la supremacía absoluta, la pequeña industria reina todavía en otros, no menos soberanamente. Cada rama de producción tiene su historia, según sus condiciones técnicas, económicas y sociales. En todos los países capitalistas vemos coexisten las formas más diversas en la industria, desde el trabajo independiente del industrial aislado, hasta los enormes amontonamientos de obreros en las grandes fábricas. La evolución histórica de la industria está constituida por la mayor extensión de UnO de esós modos, y por un desenvolvimiento más lento o la decadencia del otro, la fisonomía industrial de un país se halla por esto modificada en un sentido determinado. La producción mecánica primeramente se apodera de una rama relativamente poco considerable: la filatura del algodón. A consecuencia de circunstancias técnicas, las POR TOUGAN-BARANOWSKI 7 máquinas poseen en este orden enormes ventajas sobre el trabajo manual. El triunfo de la máquina en la hilandería fue de los más rápidos, Pocos años después de que Arkwright fundase en Nottingham, en 1768, la primera fábrica de hilados, desaparece por compléto en Inglaterra el hilado de algodón a mano. El hilado ha sido en Inglaterra, desde los comienzos del siglo xix, exclusivamente in trabajo de fábrica. El estampado de las telas de algodón se realiza muy pronto por las fábricas; pero en lo que concierne a los tejidos, la 1uha entre la grande y la pequeña industria fue muy enérgica y prolongada. El empleo de las máquinas para los tejidos implicaba grandes dificultades técnicas. El telar mecánico de Corwright, inventado en 1785, estaba muy lejos de ser una máquina tan perfecta como la de Arkwright o la Mule de Cromton. Fue preciso toda una serie de invenciones para que la máquina de tejer fuera prácticamente utilizable. El tipo ac tual de telar mecánico se ha fijado solamente en el año de 1820 (con el privilegio de invención obtenido por Sharp y Roberts), y a partir de esa fecha comienza el desenvolvimiento rápido de la industria de tejidos fabricados en máquinas. En 1813 existían en Inglaterra, en total, 2.400 telares mecánicos y 200.OQO telares de mano para la fabricación de algodón. De 1813 a 1820, el número de máquinas para tejer llega a 11.750. Si recordamos que estos telares mecánicos se empleaban casi exclusivamente en la industria del algodón, y que en las otras ramas de la industria textil no se conocía más que el tejido a mano, vemos fácilmente lo poco avanzada que estaba en 1820 "la revolución industrial" en el dominio de la fabricación de los tejidos. Si nos colocamos en el punto de vista de las masas obreras, la época más "revolucionaria" no fue en la última década del siglo xviii y los primeros añs del xix, 8 LAS CRISIS IÑDUSTRIALES EN INGLATERRA como se considera generalmente, sino el período comprendido entre el año 1825 y 1850, en que el tejido fabricado con máquinas hizo notables progresos a expensas del hecho a mano. El fin del siglo xviii se señala por invenciones técnicas qué debían producir el trastorno económico más pro- fundo. Pero la utilización práctica de esas invenciones no fue inmediata. Una de las ramas industriales más importantes de las que ttenen por objeto el trabajo de las primeras materias es, a juzgar por el número de las personas que ocupa, la industria de tejidos, y en este dominio ya hemos dicho que la má quina no penetra hasta muy tarde. Hasta 1830, el número de tejedores a mano casi no disminuyó. En esta época su número total en las Islas Británicas llegaba, según los datos facilitados por la comisión parlamentaria que éxaminó su situación, de 1834 a 1835, a un millón. Después, las máquinas comienzan a suplantar rápidamente a los tejedores a mano, y hacia 1860 casi han desaparecido para los tejidos de algodón. El siguiente cuadro resume el movimiento: Número de trabajadores empleados en ¿os tejidos de algodón en las Islas Británicas (1). DURANTE LOS AÑOS 1819-21 1829-31 1844-46 1859-61 a) Obreros de fábricas... 10.000 50.000 150 .000 203.000 b) Tejedores a domicilio (tejidos hechos a mano). 240.000 225.000 60.000 7.500 (1) Tomás Ellison: The otton trade of Great Britain, Londres, 1886, pág. 66. Los cálculos para los tejedores a mano no son más que aproximados; en el periodo de 1820 a 1834 aumenta el número. Véase E. Baines: History of tlie Ootton Manufacture 'n Great Britain. Londres, 1835, pág. 236 POR TOUGAN-BARANOWSKI 9 De 1830 a 1850, millares de tejedores a domicilio debieron dejar su oficio y entrar en las fábricas. Fue una completa transformación en una de las ramas más importantes de la industria inglesa; metamorfosis que repercute en la situación de la clase obrera aún con más fuerza que el gran cambio acaecido en la hilandería de algodón a fines del siglo xviii. Si queremos asignar a la "revolución de la industria " el período histórico exacto, debemos colocarla en el egundo cuarto del siglo xix, más bien que a fines del siglo xviii. Tanto más, cuanto que este período es en el que se verifica el cambio más completo en el dominio de la locomoción. En 1830 se inaugura el primer ferrocarril entre Liverpool y Manchester, y hacia 1850 está terminada en lo esencial la red de los ferrocarriles ingleses. En 1838, i primer barco movido por el vapor hace la travesía entre Liverpool y Nueva York. El tonelaje de los vapores pertenecientes al Reino TJnido de la Gran Bretaña aumenta de 7.243 toneladas (1820) a 173.580 toneladas (1849). En 1840 se realiza en Inglaterra la reforma postal de .Rowland Hill, que inaugura una nueva era en el servicio de correos. Los medios de locomoción representan tan preponderante papel en la vida económica, que nunca se exagerará bastante la importancia de estos hechos. La locomotora y el barco de vapor han contribuído a formar, más aún que las máquinas de hilar y tejer, nuestra organización económica y capitalista, con todos sus buenos y malos resultados. Profundos cambios se han realizado también en la agricultura. Hasta 1821, la población agrícola inglesa habfa ido en aumento. Así, según Porter, el número de fami has ocupadas en la agricultura en las Islas Británicas 10 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA acreció, de 895.998 (1811), a 978.656 (1821), a pesar de las disposiciones restrictivas dictadas para el disfrute de los bienes comunales, la transformación de las pequeñas granjas en grandes y la expulsión por apremio (clearing of st ates) de los modestos colonos, para transformar los campos laborables. en dehesas y prados. La revolución agraria, de la que habla Arnoldo Toynbee, no alcanza, en los primeros diez años del siglo xix, la fuerza suficiente para impulsar hacia la ciudad la población de los campos. Pero, a partir de 1821, no hay un solo empadronamiento en las Islas Británicas en el que no se compruebe la disminución de la población agrícola. Es indudable que únicamente desde esta época la ciudad inglesa arrastra a la población rural. Las nuevas condiciones de la existencia y del trabajo producen una lenta, pero constante, despoblación de los campos. El segundo cuarto del siglo xix vió las nuevas formas económicas rechazando enérgicamente a las antiguas. La substitución de la pequeña industria por la grande, y del trabajo manual por la máquina, causan un enorme acrecentamiento de la productividad del trabajo. Según Tomás Ellison, los perfeccionamientos más importantes se implantan en la hilandería entre el añó 1820 y 1830, y en la fabricación de los tejidos desde 1830 al 1845. Los siguientes datos permiten juzgar del aumento de la productividad del trabajo en la industria del algodón en Inglaterra: Cantidad Producción Producción A N O S anual de hilo anual de tejido en el Reino Unido por oi ero 01 orero (en millones de (en libras). (en libras), libras). 1819-1821 968 342 120 1829-1831 1.546 521 242 1844-1846 2.754 1.681 588 POR TOUGAN-BARANOWSKI 11 Este rápido aumento de la productividad del trabajo ha óriginado, como lo muestra el anterior cuadro, un gran progreso en la producción. Iguales cambios se realizaron en las demás ramas de la industria inglesa, en la pañería, ferretería, extracción del carbón, etc. La productividad del trabajo adquiere en casi todas las ramas de la industria gran aumento, seguido de acrecentamiento muy considerable en la cantidad de los productos obtenidos. Así, según Porter, el hierro en bruto producido por Inglaterra sube, de 442.000 toneladas (1823), a 2.093.000 toneladas (1848). La cantidad de hulla transportada de unos puertos de Inglaterra a otros o al extranjero, que fue de 4.803.000 teneladas en 1820, llega en 1849 a 11.381.000; la importac.ión de lanas extranjeras para las fábricas inglesas sube, de 16.623.000 libras (1821), a 76.769.000 en 1849, etc. Los progresos realizados en la misma época por la agricultura inglesa no fueron tan rápidos. Según el cálculo de Porter, la agricultura de las Islas Británicas podía en 1821 a 1830 mantener cerca de 15 millones de habitantes, y en 1841 a 1849, de 16 a 17 millones. El aumento de la producción agrícola fue insignificante, mientras que la industrial crece en enorme proporción. Visto el estado del país, la exportación era el único medio de hallar salida para el incesante aumento de los productos de la industria inglesa; pero esa vía estaba poco abierta para Inglaterra. La protección reina en casi todo el continente europeo. En Francia rige la tarifa de 1816, que prohibe, con pocas excepciones, la importación de todos los productos de algodón, de lana, de hierro y de acero (a excepción de las máquinas, cuyos derechos de entrada no son excesivos). En Alemania, después del establecimiento de la Unión aduanera (Zoflverein), habían adoptado sin grandes cambios la tarifa prusiana, de carácter protector, pero no prohibitivo. La tarifa española se ase- 12 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN JNGLAT1RRA mejaba a la francesa, prohibía la importación de los tejidos de algodón. Suecia tenía también un carácter casi prohibitivo. Las de los otros Estados europeos protegían la producción nacional. Muestra lo que perjudicaban al comercio de Inglaterra las tarifas proteccionistas de los Estados europeos, que desde 1840 a 1850 exportaba menos mercancías para Francia que para Holanda; que el valor de las exportaciones británicas para Francia fue de 2 millones y medio de libras esterlinas, mientras que para Holanda pasaba de 3 millones. Lo mismo, la exportación para España era inferior a la de Portugal (500.000 libras para España y un millón para Portugal). El comercio exterior afluía por los escasos canales que le estaban abiertos, y en los paises vecinos, que hubieran podido ser unos para otros excelentes puntos para la exportacion, no se efectuaban más que cambios insignificantes. El mercado europeo no podía absorber la masa sin cesar creciente de los productos in-. gleses. No quedaba a la industria inglesa más que un metilo para lograr éxito: apoderarse de las salidas que aún le quedaban abiertas, las colonias inglesas, y, en general, los países fuera de Europa. Este fue el caso especial para los productos de la rama más importante de la industria inglesa, que importaba cerca de la mitad de la total exportación, la industria algodonera. El siguiente cuadro indica la exportación inglesa de los productos de algodón (1): (1) Eltison, 64. POR TÓUGAN-BARANOWSKI 13 AÑOS TEJIDOS 1820 1830 1840 1850 Europa (no está comprendida Turquía) 51 31 25 15 Tui'quia, Egipto y Africa 4 9 9 14 America (no se comprende a los Estados Unidos) 22 32 35 27 Estados Unidos 5 12 4 8 India oriental inglesa 6 13 18 23 China, Japón, Java 6 13 4 8 Las demás naciones 7 5 4 4 HILO DE ALGODÓN Europa (excepto Turqula) 96 87 78 79 Turqufa 2 2 3 4 India oriental inglesa " 8 14 16 China, Japón y Java " 8 2 3 Los demás paises 2 3 5 9 Mientras que Europa disminuye su importancia como mercado para los productos de algodón de Inglaterra, la industria inglesa se apodera de nuevas salidas, de la India Oriental, de la China y del Egipto. En 1820, Europa era la principal salida para el comercio inglés; casi todo el hilo de algodón. y más de la mitad de la producción de tejidos de algodón se absorbían por ella. En 1850 está muy por bajo, respecto a la importación de tejidos, de la India Oriental y casi en la misma línea que Turquía y Africa. Las quejas habituales de los industriales ingleses en el período comprendido entre 1830 a 1850, se refieren a la falta de salidas para sus productos. El movimiento en favor del librecambio, cuyo punto de partida es la famosa petición presentada en 1820 por los comerciantes de Londres, se vió coronada por el éxito, a causa de haberse suscitado por la necesidad apremiante de extender las salidas de la industria inglesa al exterior. La argumentación de Freetraders se basaba en la repetición incesante de la 14 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA misma idea; la industria inglesa necesita dar salida a su productos; no puede hacerlo más que por el desenvolvimiento del comercio exterior. La supresión de los derechos de entrada a los objetos importados en Inglaterra debe -pretenden los librecambistas -favorecer de dos maneras la exportación inglesa. Primero, sería un golpe mortal para el proteccionismo en todo el mundo, pues Inglaterra es el principal baluarte del sistema, y su. conversión al librecambio arrastrará a los demás países. En seguida, la supresión de los derechos de aduana en los productos agrícolas tendrá por resultado aumentar su importación en Inglaterra-y esto debe producir un aumento en la exportación de los productos de la industria inglesa, pues la base del comercio internacional, como de todo comercio, es el cambio de productos. Si Inglaterra no admite en su mercado los frutos de los países agrícolas, éstos tienen también que renunciar a adquirir los objetos de la fabricación inglesa, puesto que carecen de los medios para pagarlos. Hay en esta argumentación mucho de verdad. Los industriales ingleses y sus ideólógos -los librecambistas- tenían razón al pretender que el derecho de entrada so bre los cereales equivale a un derécho de salida sobre los objetos de las fábricas. Sin duda era posible que algún país, importador de cereales en Inglaterra, no tuviese ninguna necesidad de productos ingleses; pero es indudable que el aumento de la importación de los productos agrícolas en Inglaterra había de acrecentar el "poder para comprar" de los países agrícolas, y, por lo mismo, suprimir un importante obstáculo para la exportación inglesa. La insuficiencia de elasticidad en mercado exterior, que no podía más que lentamente absorber los productos de la industria inglesa, aparece igualmente, si se compa POR TOUGAN-BARANOWSKJ ra el cambio del valor y de la cantidad en la exportación inglesa de 1830 a 1850 (1): Valor oficial 1 Valor real Tanto de los Tanto de la exportación anual por ciento mismos productos por ciento de productos del Reino Unido de (en millones de (en millones aumento. de aumento. de libras esterlinas), libras esterlinas). 1821-39 36,6 " 48,8 " 1831-40 45,2 24 79,8 63 1841-50 57,4 27 131,8 65 Mientras que la exportación respecto a la cantidad aumentaba rápidamente, el acrecentamiento de su valor era mucho más lento. Podemos consignar que el progreso en la exportación fue seguido de un descenso considerable en el precio, o, mejor dicho, no se obtuvo sino por medio de esa baja. En efecto, la tendencia a la baja en el precio fue característica en esta época. Su causa principal se debe al rápido rfeccionamiento de los medios de producción; pero otra causa obraba en concurrencia con ella. La dificultad de hallar salidas para las enormes cantidades de productos que arrojaban en el mercado las fábricas, por los nuevos métodos perfeccionados de prodi cción. Si el mercado exterior era poco accesible a la industria inglesa, las necesidades del mercado interior no eran (1) Según las Tables of tke Revenue, Population, Commerce, etc., of the United Kingdom. Se. llamaba valor oficial al precio de la mercancía, calculado según ciertas normas invariables, fijadas en 1694. El aumento del valor oficial de la exportaçión británica corresponde a un aumento de la cantidad de las mercancías exportadas. 16 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tampoco susceptibles de un rápido acrecentamiento. Más adelante se me presentará ocasión de hablar del espantoso empobrecimiento de la mayoría de la población inglesa desde 1830 a 1850, originado directamente por el desenvolvimiento de las nuevas formas económicas en su lucha con las antiguas formas. El "poder adquisitivo" de la clase obrera inglesa, no solamente no aumenta en razón del progreso de la producción, sino tiene un retroceso. He aquí algunas cifras: Valor medio anual Precio medio de los tejidos del azúcar de algodón Por Consumo en Londres, comprados de azúcar comprendido ANOS por el h a b i - Años. por el derecho Reino-Unido tante habitante de (en millones (en libras) (2). aduanas de libras (por quintal). esterlinas) (1). 1836-40 18,5 14,43 1826-30 18,4 2 17 ch. 1841-45 17,9 13, 2 1831-35 18 2 13 " 1846-50 16,5 11,10 1841-45 17,4 2 18 " _____ ____ - Podernos caracterizar la situación de la industria inglesa, en 1830 a 1850, de la manera siguiente: La producción se extiende con rapidez, gracias al acrecentamiento de la productividad del trabajo; pero, al mismo tiempo, el acceso al mercado extranjero le estaba vedado por las barreras de las aduanas, y el interior padecía por el empobrecimiento de la clase obrera. Estas condiciones desfavorables no impidieron el progreso de la (1) Formado según los cuadros de G. Mann, The Cotton Trade of Great Britain, Manchester, 1860. Esos cuadros se hallan en Ure, Tlze Cotton Manufacture, II, pág. 408. (2) Formado según el cuadro del Economist, 1859, 15 Enero, suplemento, pág. 18. POR TOUGAN-BARANOWSKI 17 producción, pero sí causaron una baja en los precios. El capital se acumula y la industria se desenvuelve; pero, como veremos más lejos, ee desenvolvimiento pasa por crisis largas y difíciles. II El triunfo de la máquina y la conquista de nuevos mercados. A. partir de 1850, comienza una nueva época en la historia de la industria inglesa. La supresión de las leyes respecto al trigo, en 1846, fue la primera de una serie de medidas de política comercial y financiera, que tuvieron por objeto liberar por completo al comercio interior y exterior de Inglaterra de toda tutela gubernamental. La reilucción o la supresión completa del impuesto sobre un gran número de objetos de consumo, al mismo tiempo que la supresión de los derechos de entrada sobre las primeras materias, redujeron los gastos de producción de los objetos fabricados por la industria inglesa y favorecieron su salida. La baja en el precio del pan y de otros alimentos de la clase obrera, permiten a la gran masa de la población inglesa realizar compras más numerosas, y la importación de cereales, muy aumentada desde la abolición de las leyes sobre el trigo, da a los consumidores extranjeros los medios necesarios para la adquisición de las mercaderías inglesas. Así, la supresión de los derechos de entrada sobre los cereales y sobre las primeras materias extiende los mercados abiertos a las mercancías inglesas; pero no se limita ahí solamente el efecto de estas grandes reformas. Los demás Estados, como lo habían previsto los librecambistas de 1840, siguieron el ejemplo de Inglaterra, y reducen 2 18 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA igualmente los derechos de entrada sobre los principales objetos importados en ellos. De 1850 a 1855, la mayor parte de los Estados europeos revisaron sus tarifas con espíritu liberal. Los derechos de aduanas sobre gran número de mercancías exportadas por Inglaterra se rebajan por Rusia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Cerdeña, Prusia y otros países. España pasa de una tarifa pro.. hibitiva a una protectora, y Francia baja sus derechos de entrada sobre el hierro, el acero y los productos metalúrgicos. En Inglaterra misma continuaron las reformas en la política comercial, y en Hacienda en el mismo sentido. En 1853, Gladstone suprime el impuesto sobre los jabones, lo mismo que los derechos de importación, en 123 categorías de objetos, y rebaja esos mismos derechos en gran núme ro de otras mercancías. Los derechos sobre el te se reducen a la mitad. La guerra de Crimea obliga al gobierno inglés a elevar el impuesto sobre el alcohol y la cerveza, lo mismo que los derechos de entrada de algunos productos coloniales; pero, una vez restablecida la paz, Inglaterra vuelve a la reducción sistemática de las contribuciones indirectas. El acohtecimiento más importante en la política aduanera de esta época-no solamente para Inglaterra, sino para el mundo entero,-fue el tratado de comercio celebrado en 1860 entre Francia e Inglaterra. Este tratado constituye un triunro para el librecambio, pues conquista al país que siempre había sido considerado como el baluarte del proteccionismo en el contiriente europeo: a Francia. Por el tratado de 1860, Francia se obliga a suprimir en su tarifa todas las prohibiciones y a rebajar todos los derechos de entrada sobre los pro - ductos de la industria británica. Esos derechos no debían sobrepasar el 30 por 100 hasta el 10 de Octubre do 1864, POR TOUGAN-BARANOWSKI 19 y después de esa fecha el 25 por 100 del valor. Inglaterra suprime, en justa reciprocidad, casi todos los derechos de entrada sobre los productos de la industria francesa, y reduce mucho los derechos en lo que concierne a las bebidas alcohólicas de origen francés. No considerando más que los términos del tratado, parece más ventajoso para Francia que para Inglaterra; pero la industria inglesa, que nada tenía que temer de la competencia francesa, gana mucho; las ventajas de que se aprovecharon los vinateros franceses se compensaron, hasta cierto punto, con las pérdidas de los fabricantes franceses, para los que la competencia inglesa fue muy perjudicial. Podemos evaluar la importancia de este tratado, lo mismo que la reducción 'precedente de los derechos de la aduana francesa para la industria británica, considerando la exportación británica para Francia. El valor de los productos importados en Francia por el Reino Unido fueron: de 1841 a 1850, de 2.500.000 libras por año; de 1853.a 1860, de 4.400.000 libras, y alcanza en 1861 a 1870, 10.200.000 libras. De 1840 a 1850, muchos países de segundo orden fueron mejores salidas para los productos británicos que Francia. En 1860, Francia ocupa el quinto lugar desde el punto de vista de importancia para la exportación del Reino Unido en la Gran Bretaña. No hay delante de ella más que los Estados Unidos, la India Oriental, Alemania y Australia. A ese tratado siguieron otros semejantes con otros Estados europeos: Bélgica, Italia, La Unión Aduanera Alemana, Austria y Suiza. Hay un período de librecambio que no dura mucho. En realidad, el comercio exterior no era completamente libre más que en Inglaterra; renuncia a toda protección del trabajo nacional y no mantiene más que algunos impuestos fiscales sobre escaso número 20 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de objetos de importación. Las tarifas de otros Estados europeos conservaron un carácter más o menos proteccionista; pero en casi todas partes se rebajan los derechos protectores, y numerosos gobiernos se declaran en favor del librecambio. Unicamente los Estados Unidos se apartaron del movimiento general. La tarifa americana de 1862 tiene carácter absolutamente proteccionista. La reducción de los derechos de aduana ha contribuí- do mucho al desenvolvimiento del comercio mundial, en el que Inglaterra representa papel preponderante; pero aún mayor ha sido, bajo este aspecto, la influencia ejercida por la extensión de los ferrocarriles y de la navegación por vapor. Mientras que vastas regiones, aun en países civilizados, no tenían suficientes vías de comunicación, el comercio internacional, con sus mercaderías a bajo precio, no podía tomar grandes proporciones. Inglaterra enviaba sus mercancías al mundo entero, pero su campo de salida se limitaba con frecuencia a las regiones próximas a las costas. Lo que causaba la insignificancia relativa, por ejemplo, del comercio de productos ingleses en un país tan poblado como la India Oriental. No podían transportarse las mercancías a largas distancias por malos caminos. Hacia 1850 se construyen rápidamente ferrocarriles en numerosos países extranjeros. Las distancias se acortan, puede decirse que los países se aproximan unos a otros. Las regiones alejadas de las riberas del mar son tan accesibles al comercio mundial como la costa. Tanto los pesados impuestos que gravaban las mercancías inglesas, como los gastos de un lejano transporte, se reducen considerablemente. Se hallan los productos británicos en el interior de los continentes. El ejemplo de la India Oriental nos muestra las facilidades que los ferrocarriles dieron a' los mercados para las salidas del comercio inglés. Hacia 1860, el valor de la exportación británica para la India Orlen- POR TOUGAN-BARANOWSKI 21 tal era de siete a ocho millones de libras. En esta época se comienzan a construir vías férreas en la India con la ayuda del capital inglés, y algunos años más tarde, el valor de la exportación británica llega a 17 millones de libras. Tanto el cambio del sistema proteccionista por el librecambista, adoptado por Inglaterra, y en menor grado por el resto de Europa, y el progreso de los ferrocarriles y de la navegación por medio del vapor, extendieron cQflsiderablemeflte el campo para la salida de los productos ingleses. Un tercer factor obra en el mismo sentido: el descubrimiento de ricos yacimientos auríferos en California y Australia. En 1848, por casualidad se descubre oro en California, y en 1851 en Victoria, colonia australiana. La importancia de estos descubrimientos para el comercio inglés proviene del hecho de que California y Australia fueron inmediatamente mercados muy importantes para las mercancías inglesas. La noticia de las fabulosas riquezas que se encontraban en las solitarias playas del Sacramento y de Murrey, atrajo a sus riberas a millones de emigrantes de todas partes del mundo. Los desiertos de California, que no habían hollado más que las pisadas de los salvajes, se hallaban ahora poblados con inusitada rapidez. Australia era país más civilizado; pero su población estaba muy diseminada, y hasta que uno de los indígenas, que había vuelto de California, encontró en la ribera de un río australiano arenas auríferas, esta población no comienza a crecer tan rápidamente como la de California. Como no había ni en California ni en Australia, por decirlo así, industria indígena, todos los productos necesanos a estas poblaciones tuvieron que importarse de otros países. Australia era una colonia británica, y, por 22 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA lo tanto, fi,ie muy natural que Inglaterra le suministrase, principalmente, las mercaderías que necesitaba. El valor medio de la exportación de los productos británicos para Australia, durante los años de 1842 a 1851, no fue más que de un millón 6 de libras esterlinas; para los diez siguientes años de 1852 a 1861, fue de diez millones 10 de libras esterlinas. A consecuencia del descubrimiento de oro en Austraha, Inglaterra gana un nuevo mercado, que en importancia excede al francés, al italiano y a otros países ya de largo tiempo en relaciones comerciales con la Gran Bretaña; no se sobrepasa más que por el de los Estados Unidos, Alemania y la India Oriental. Más difícil es determinar la importancia económica que tiene para Inglaterra el aumento de la cantidad de oro disponible. La extracción del oro ha progresado extraordinariamente de 1850 a 1870. Durante la primera mitad del siglo xix, no se obtuvo en todo el mundo más que 118.487 kilogramos de oro, mientras que en los años de 1850 a 1860 se obtuvieron 401.138 kilogramos. Después del descubrimiento de América, no ha habido nunca un aumento tan súbito y considerable en la cantidad de los metales preciosos en Europa. En el siglo xvi, la llegada de plata procedente do América fue seguida de un alza considerable en el precio de las mercancías; según la opinión más extendida, se debió a la baja en el precio de la plata. ¿El aumento del oro extraído desde 1850 a 1860 ha tenido influencia en la baja de su valor y en el alza del precio de las mercancías? Me parece muy dudoso; aunque es cierto que su precio ha subido de 1850 a 1870. Según el cálculo de Jevons, esa alza ha sido, por lo menos, de un 10 por 100; .pero no POR TOUGAN-BARANOWSKI hay en absoluto ninguna razón para atribuirla a la baja del valor del oro. Al mismo tiempo que el aumento en la extracción del oro, han obrado otros factores en el mismo sentido sobre el precio de las mercancías. Por ejemplo: las guerras que estallaron de 1850 a 1870, después de largos años de paz, habían de hacer subir, naturalmente, el precio dé las mercaderías; los elevados precios de los cereales, del lino, del cáñamo y de otras mercancías rusas en Inglaterra, hacia el año 1855, fueron una consecuencia de la guerra de Crimea, y el alza extraordinaria del precio del algodón, tuvo por causa la Guerra civil en los Estados Unidos. De 1830 a 1850, a la industria inglesa le faltaban salidas; el precio de las mercaderías tenía que ser bajo, pues la oferta era mayor que la demanda. Desde 1850, las salidas para los productos de la industria británica se extendieron considerablemente, y, por consecuencia, el alza en los precios fue inevitable. Al lado de las fluctuaciones periódicas de los precios que ya conocemos, hay en los mercados largos períodos de alza y de baja. El segundo cuarto del siglo xix fue un período de baja, a consecuencia de la situación desfavorable del mercado mundial, mientras que el comprendido de 1850 a 1873 ha sido favorable. 'El acrecentamiento de la cantidad de oro obtenido en California y en Australia no podía tener acción directa en el precio de las mercancías inglesas, sino en tanto que resultase un aumento en la demanda de mercaderías de parte de los países productores del oro; pero este aumento ha sido mínimo en relación con el que resulta de la extensión del librecambio y del perfeccionamiento de los medios de transporte. La tasa elevada del descuento en la banca de Inglaterra desde 1850 a 1870, muestra que la 24 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA afluencia del oro en Inglaterra no pudo influir en el precio de las mercaderías por la reducción del cambio. No niego que no haya ejercido cierta acción sobre el precio de laE mercaderías inglesas; sin duda el alza fue provocada por otras causas, pero no hubiera sido posible si la abundancia del oro llegado de California y Australia no hubiese fortificado las cajas de la banca de Inglaterra y si el nuevo oro no se pusiera en circulación para satisfacer a la necesidad, siempre creciente, de los medios del cambio. (Según algunas evaluaciones, la cantidad de monedas de oro se aumenta en esta época en 20 millones de libras eterlinas) Si la guerra de Crimea no tuvo una influencia desastrosa para la situación económica y financiera de Inglaterra y no provocó una crisis, fue porque la Gran Bretaña, al mismo tiempo que enviaba para satisfacer los gastos de la guerra grandes cantidades de moneda, recibía oro de los países auríferos. Lo mismo, si las salidas de plata amonedada hacia el Oriente en los anteriores y posteriores años de 1860, provocada por el aumento de la importación de los productos orientales en Europa no trastornó por completo el mercadoS monetario europeo, se debió únicamente a que Francia guardaba enormes reservas de plata que pudo enviar al Oriente, recibiendo en cambio plata y oro de Inglaterra. - El oro tiene gran importancia, pero no la que se le atribuye; no obró directamente sobre el precio de las mercancías, pero hizo posible el alza correspondiente a la situación general del mercado. Hemos visto que durante el segundo cuarto del siglo XIX el importe total de la exportación inglesa, a causa de la baja del precio provocado por la falta de salidas y los progresos de la técnica, no pudo acrecer sino lentamente. De 1850 a 1870, tenemos otro cuadro. Nuevas salidas se abren a la industria inglesa, y el montante de la POR TOUGAN-BARANOWSKI 25 exportación aumenta rápidamente a pesar de que los progresos de la técnica no eran tan rápidos como antes. 1! Carga anual media Valor anual niedio de los barcos que han salido de los productos exportados dRiino - por el Reino Unido para el extranjero y las ANOS (en mil)ones de libras) colonias britgnicas (en millones de toneladas). Aumento de Aumento de 1841-1850 57,4 60,3 1851-1860 106,5 85 or 100 103,2 71 por 100 1861-1870 . 166,0 56 por 100 153,9 49 por 100 La exportación aumenta con la mayor rapidez. Mientras que en el perfodo precedente la cantidad de mercan efas exportadas progresaba más que su valor, en otros términos, el precio bajaba. Ahora, por el contrario, el valor de las mercancfas exportadas progresa más vivamente que el número de toneladas transportadas por los barcos que parten do Inglaterra. Esto es una prueba del alza en los precios, y además, por que Inglaterra exporta principalmente objetos fabricados en los que no hay progreso técnico. En efecto; en la industria del algodón, la era de los descubrimientos se cierra en 1840 a 1850. La producción continúa progresando, pero no con la antigua rapidez. El consumo anual del algodón asciende de 755 millones de libras (18514855) a 971 millones (1866-1870), La producción de hierro en bruto pasa de 2 millones 1 de toneladas (1849), a 4 millones 7 (1861-1870).Enlas otras ramas, el acrecentamiento de la producción no fue tan rápido más que en los años de 1830 a 1850; pero el precio de los productos no tuvo ninguna tendencia a la baja y la 26 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA industria se desenvuelve gracias a la buena situación del mercado. Los empresarios realizan grandes ganancias, quedando completamente satisfechos do la experiencia del librecambio. La riqueza de las clases medias acreció tan rápidamente, que Gladstone pudo, con razón, calificar en su famoso discurso sobre el presupuesto de 1863 este acrecentamiento de embriagador. III Decadencia de ¿a supremacía industrial inglesa. Pero esa prosperidad no debía durar mucho. No bien transcurridos veinte años de la conclusión del famoso tratado de comercio de Cobben, ciertos signos hacen presentir el fin de la supremacía industrial inglesa. El año de 1875 señala una variante en la historia de la industria británica. Al período do expansión sigue uno muy prolongado y difícil de estancamiento. Nada había en. esto de extraordinario; lo mismo que al flujo sigue necesariamente el reflujo, en Inglaterra languidecían inevitablemente los negocios después de un período de prosperidad; pero esta vez, los días felices de otros tiempos no vuelven para la industria inglesa. El fabricante inglés comprueba con extrañeza que su antigua superioridad sobre todos sus concurrentes, pasaba cada vez más al dominio de la tradición. La industria mundial se desenvolvía vivamente, y por cierto, en el país en que Inglaterra estaba acostumbrada a considerar los mercados, por decirlo así, como de su patrimonio. La América. del Norte, que une a todas las ventajas de un país joven y poco poblado, las de una cultura muy elevada y de una técnica que sobrepasa con mucho a la de la vieja Europa, se esforzaba con éxito para liberarse de la dependencia en que se hallaba con relación POR TOUGAN-BARANOWSKI 27 a la industria inglesa. Las colonias de la Gran Bretaña, como el Canadá y la Australia, desenvolvían su industria con ayuda de los derechos de entrada y protectores. Los países del extremo Oriente, que absorbían la mayor parte de los productos de la industria algodonera inglesa, a partir de 1880 comienzan a construir sus propias fábricas. Las hilanderías de Bombay, no sólo hacen gran competencia a Lancashire en el mercado de la India Oriental, sino también se apoderan poco a poco de algunos importantes mercados extranjeros, en los que Inglaterra había sido hasta entonces la tnica dueña. Así, la exportación de algodón de Inglaterra a China y al Japón no aumenta a partir de 1875, mientras que la exportación de la India Oriental progresaba allí tan grandemente, que el algodón inglés no forma más que una mínima parte de algodón extranjero en aquellos mercados. El algodón de la India oriental ha conquistado casi por completo los mercados del Japón y de la China. También ha sido completamente desfavorable para Inglaterra la política comercial de las demás naciones. De 1870 a 1890 casi todos los países han desenvuelto su industria-a excepción de Bélgica y Holarida;-las tarifas aduaneras se revisaron con espíritu proteccionista. Los Estados Unidos, por la tarifa de Mac - Kinley, que no ha sido casi atenuada por las reformas aduaneras posteriores, llevaron el proteccionismo hasta el último extrémo. Aun algunas colonias inglesas se han protegido con derechos de entrada elevados contra los productos de su pro- pta madre-patria. En 1886 se instituye en Inglaterra una Real comisión para inquirir las causas del estancamiento de los negocios. La mayor parte de los industriales oídos por ella se quejaron de la competencia extranjera en general, y de la concurrencia alemana en particular. Según ellos, las mercancías alemanas, belgas y francesas, no 28 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA solamente habían conseguido desterrar los productos ingleses de numerosos mercados extranjeros, sino también habían aparecido en proporciones amenazadoras en Inglaterra. Los fabricantes ingleses, que en pasados tIempos desafiaron con entera confianza al mundo entero, no buscando más que la libertad de la concurrencia, no podían ahora defender ni su propio mercado. Ellos, los caballeros del librecambio, se humillan solicitando derechos de entrada protectores para no sucumbir ante el asalto del extrarijero. De 1880 a 1890, comienza en Inglaterra el movimiento en favor del proteccionismo. Una minoría, de la comisión de que hemos hablado, propuso directamente y sin ambajes se impusieran a los objetos de fabricación extranjera derechos de entrada; la mayoría no fue tan resuelta, pero se vió obligada a hacer la siguiente declaración: "En lo que concierne a la producción de mercaderías-leemos en la Memoria oficial de la comisión,-las ventajas que tenemos sobre Alemania, si realmente existen, son mínimas; y en lo que concierne al conocimiento del mercado mundial, al esfuerzo para adaptarse a las condiciones locales y para éstableeerse de modo durable en todas las partes en que es posible, los alemanes comienzan a sobrepasamos" (1). La situación industrial de Inglaterra se empeoró, princ palmente en los últimos diez afíos del siglo precedente. Después ha mejorado, y nos podemos dar cuenta de esto consultando las siguientes cifras, respecto a la producción de las fundiciones y de la hulla en Inglaterra (2): (1) Final Repo'rt of tite Boyal Comision appointed to inquire into tite Depression of Trade and Indusiry, 1886, pág. 20. (2) Según las estadisticas del United Rin gdom y los suplementos del Tite Eeonomist. POR TOUGAN-BARANOWSK1 29 Producción Tanto Producción Tanto AÑOS hierro fundido por ciento (en millones por ciento aumento. de toneladas). aumento. 1861-70 4,7 97 1871-80 6,6 40 131 1881-90 7,9 20 164 1891-00 8,1 3 195 18 1901-09 9,1 11 244 25 Aún muy recientemente, Inglatera ocupaba el primer lugar en las fundiciones; hoy ocupa el tercero, después de los Estados Unidos y de Alemania. He aquí las cifras respectivas: AÑOS Inglaterra. Alemania. Francia. Rueia. 1870 6,0 1,6 1,4 1,2 0,3 1880 7,8 3,8 2,7 1,7 0,4 1890 8,2 9,2 4,6 1,9 0,9 1900 9,0 13,8 7,5 2,7 2,9 1910 10,2 26,6 14,2 4,0 3,0 En la industria algodonera, la supremacía inglesa aún no ha variado; pero puede observarse que el aumento de la producción esta lejos de guardar proporción con la de otros países que, viniendo después de Inglaterra, hacen poco a poco progresos para adelantarla. 30 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 2úmero de brocas para hilar el algodón (en millones). Al mismo tiempo, e.s muy interesante observar que la industria inglesa trabaja cada vez más, no para el consumidor extranjero, sino para la producóión extranjera; pues en la exportación inglesa, las diferentes herramientas, esto es, los artículos de producción, toman el puesto de los de consumo. En la primera mitad del siglo dos fueron el principal objeto de Hoy, los productos metalúrgicos, bones tienen el lugar preferente. a este respecto: Hubo un tiempo en que la exportación de los objetos fabricados de algodón constituían casi la mitad del con junto de la exportación. Ahora no llegan a la cuarta parte de las mercaderías exportadas. De ese cambio se des-. prenden dos consecuencias: primera, la decadencia de la xix, los diferentes teji la exportación inglesa. las máquinas y los carVeamos una estadística 1878 Inglaterra. 41,0 Esta dos Unidos. Alemania. 4,6 Rusia. 2,7 10,5 1908 55,2 . 26,1 9,8 8,0 . ANOS Tejidos de al odón g y no trabajado (comprendidas las máquinas). Carbones. 1868-70 1886-88 1896-98 1907-09 54,2 59,5 56,4 87,6 26,3 35,3 39,9 76,5 5,4 10,4 16,7 40,3 POR TOUGAN-BÁRANOWSKX 31 supremacía industrial inglesa; el mercado extranjero cada día pide menos a Inglaterra tejidos y otros producto s fabricados directamente para el consumo; los países se dirigen a su propia industria. Al mismo tiempo se piden más máquinas a Inglaterra, hierro en bruto, etc., que son medios de producción para la industria, rápidamente desenvuelta, de los concurrentes de Inglaterra. En segundo lugar, ese cambio, el considerable aumento de la demanda de los medios de producción en detrimento de la demanda de objetos de consumo, no es especial a Inglaterra. En todos los países industriales aparece el mismo fe - nómeno; en todas partes, el desenvolvimiento económico obedece a la misma ley fundamental. La industria minera, que crea para la industria moderna medios de producción, pasa cada vez más al primer plano. Así, por la disminución relativa en la exportación de los productos británicos inmediatamente absorbidos por el consumo, se manifiesta también la ley fundamental del desenvolvimiento capitalista: cuanto más progresa la técnica, tanto más disminuye la importancia de los objetos de consumo en relación con los medios de producción. El consumo humano representa un papel cada vez de menos importancia en relación con el consumo productor de los medios de producción. El mercado extranjero tiene para Inglaterra una importancia vital. La agricultura en ese país está en retroceso; sólo en una parte ínfima del territorio se cultivan cereales. Unicamente, la salida de los objetos fabricados para los mercados extranjeros puede proveer a la población inglesa, sin cesar creciente, de los alimentos necesa - nos que no produce el terreno inglés. Mientras Inglate - rra conserva su supremacía indutrial sobre todos los paf- 32 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ses, este estado de cosas no tiene para ella nada de peligroso. Inglaterra llegó a ser la fábrica del mundo entero. De todas partes recibía primeras materias, y después de transformarlas en objetos fabricados, las enviaba a las cuatro partes del mundo; pero más o menos pronto, la supr macía industrial inglesa debía tener un fin. En efec to, ¿qué ventajas disfrutaba Inglaterra que no pudieran lograr las demás naciones? Las principales ventajas de las que se ha beneficiado y beneficia la industria de la Gran Bretaña, son la riqueza colosal de Inglaterra y. la incomparable habilidad técnica del obrero inglés. Pero los capitales, ¿no emigran aún con más facilidad que los obreros? En los últimas tiempos, la emigración de los capitales ingleses ha acrecido extraordinaríamente. La habilidad técnica del obreró inglés no es tampoco un monopolio exclusivo. El obrero americano le sobrepasa y el alemán se . le acerca muy vivamente. Una enorme ventaja en provecho de Inglaterra pro - venía en pasados tiempos de la excelencia de sus vías de comunicación. La Gran Bretaña es el país en el que más pronto se ha creado una red de ferrocarriles; ésta es una de las causas del progreso de la industria Ínglesa dQsde 1850. Hoy los ferrocarriles se han extendido por todas partes, y no son de ningún modo la propiedad exclusiva de luglaterra; su riqueza mineral (carbón y hierro) .es susceptible de agotamiento. Las ventajas de Inglaterra sobre los otros países, dado el curso del desenvolvimiento económico mundial, tienen que disminuir. Los países que producen las primeras materias necesarias a su industria, gozan esa enorme ventaja que nada puede compensar. Inglaterra importa algodón de la India Oriental, le transforma en tejidos y los exporta nuevamente a la India Oriental. Ese gasto de un doble transporte es una prima natural a favor de la industria india- POR TOUGAN-BARANOWSKI 33 na. Nada hay, pues, de maravilloso en que las fábricas de Bombay sean cada día más peligrosos concurrentes de las de Lancashire. El concurrente más poderoso de Inglaterra, Alemania, no solamente vence a los fabricntes ingleses. en su proio mercado, el alemán, sino que llega a apoderarse del de los países neutros y aun del interior de, Inglaterra. Todos los que la4 conocen elogian la iniciativa y el espíritu industrial de los fabricantes y comerciantes alemanes por oposición a la obstinación conservadora de los ingleses. Muchos mercados se han perdido para éstos por ese motivo, al no saberse adaptar a las condiciones especiales y a las necesidades de la localidad, no modificando los modelos corrientes. El monopolio de que han gozado largo tiempo sobre el mercado les perjudicó más que a nadie. La prolongada supremacía conduce fácilmente al descuido; y así sucede a Inglaterra. Alemania, que tiene que luchar para conquistar cada nueva salida, ha creado un maravilloso conjunto de instituciones, con el fin de favorecer el comercio y la industria. Hoy se reconoce que los cónsules alemanes son los mejores del' mundo y, además, hay viajantes y representantes del comercio, sociedades para su desenvolvimiento, escuelas cGmerciales y profesionales alemanas. Todo esto explica 'satisfactoriamente la preponderancia de Alemania. El comercio inglés ha recibido además un golpe muy grave. La evolución comercial se caracteriza pór el hecho d que al intermediario, al comerciante al por mayor, se le va desterrando de todas partes; el productor se entiende directamente con el comerciante al por menor, y a veces, con el consumidor. La Real Comisión de 1886, de la que ya hemos hablado, ha recogido en este particular numerosos e instructi3 34 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA vos documentos. Toda una serie de testigos interrogado s por la Cómisión han declarado unánimemente, que las re - laciones entre productores y consumidores tendían a ser cada día más directas (1). Esa tendencia es muy perjudi (1 He aquí algunas de esas deposiciones:. "En estos últimos tiempos nos esforzamos más que nunca en prescindir de los intermediarios. En Oldham tratamos lo más posible de entrar en relaciones directas con los productores d algodón de América. En mi opinión, la práctica ha demostrado que los servicios del Íutermediario son muy onerosos, y su papel se ha reducido considerablemente (declaración del secretario de la Ootton Spiners Ássociation). Véase Andrew: Second Report on Trade Depression Minutes of evidences, C. 4.358 - 4.359) Pregunta: ¿Vende usted los géneros (tejidos de algodón) a negociantes (exportadores)? Respuesta: Los expedimos directamente. Nuestro beneficio está tan reducido, que renunciamos a los intermediarios de los comerciantes, y tenemos que tratar de prescindir de ellos. Hace algunos años, vendíamos todo lo que producíamos a un negociante: hoy exportamos nosotros mismos. (Declaración del fabricante. A. Simpson, 0. 5.673.) Pregunta: ¿Habéis observado un cambio en la forma de la distribución de las mercancias? Respuesta: Si, observamos uno. En otras épocas, nuestra casa era el canal que distribuía las mercancías a los que las necesitaban; pero hoy, por desgracia para nosotros, las relaciones directas entre productores y consumidores son cada vez más frecuentes. Muchos de los comerciantes al por menor, que antes se dirigian a nosotros para obtener las mercancías que necesitaban, hoy se relacionan directamente con los productores. (Declaración del representante de una gran casa de vestidos al por mayor, O. Gribble, 0. 4.070.) Hace veinticinco años, el comercio con Nueva York se efectuaba del modo siguiente: el importador (americano) compraba mercancías (telas) en la fábrica, y a veces en una casa de comisión de Manchester o en un centro de ventas importante. En seguida venia el comerciante al por mayor, que compraba los géneros al im.. portador, y aquél los revendía al comerciante al p.or menor..1 Hoy, el importador hace mucho tiempo que ha desaparecido, el comerciante al por mayor también va en decadencia rápida y los comerciantes al por menor de Nueva York reciben las mercancías que necesitan directamente de los fabricantes. (Declaración del fabricante de tejidos R. Reade, C. 7.038.)" POR TOUGAN-BARANOwSKI 35 ciad a Inglaterra, que respecto a otros países representa un papel de negociante. La enorme importancia de Inglaterra en el comercio mundial, provenía de su papel de intermediario en el comercio de Europa con el Oriente y los otros países extra-europeos que cambian sus productos por los de la industria europea. El algodón de América, de la India, del Egipto; el café de la India Oriental, del Brasil y de la Arabia; el té y la seda do China, y muchos otros productos de los trópicos, no llegaban a Europa más que por intermedio de Inglaterra. Londres y Liverpool eran los depósitos de enormes cantidades que pasaban de tránsito por Inglaterra. La tendencia hacia la reducción del comercio intermediario tenía, en primer lugar, que repercutir sobre el comercio inglés (1). (1) Pregunta: ¿En los últimos tiempos se ha manifestado alguna tendençia a pasarse en todo lo posible sin intermediario en las relaciones comerciales y nuestro comercio de depósito ha pagado las consecuencias? La tendencia natural de los últimos veinte años se ha inclinado a desterrar de los mercados a nuestro intermediario y al establecimiento de las relaciones directas entre el lugar de la producción y el continente. El canal de Suez ha contribuido enormemente al desenvolvimiento del comercio directo; de suerte que Inglaterra no es ya, como en otros tiempos, el depósito de las mercancías. (Thircl Report on 7'; D. M. of E., Declaración del armador Williamson 0. 11.191.) Pregunta: ¿Nuestro comercio de depósito está en peligro? Respuesta: Sin duda alguna, para muchas mercancías. Tomemos por ejemplo el té. En otras épocas, visábamos muchas pólizas de seguros para el té transportado de Londres a San Pctersburgo e importado directamente de China a Londres; hoy no visamos ni una; el té va directamentede China a Odesa. Antes, la seda se enviaba, sin ninguna excepción, de Oriente a Londres, y se vendía en este mercado, y nada más que de allí se expedía una parte al continente, a Lyón o a otras partes; mientras que en los tres o cuatro últimos años, la seda ha ido directamente a Marsella y a Venecia, y se ha dispersado de esas 36 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA La fase más reciente en la evolución de la industria inglesa está caracterizada por una parada en su progreso. La extensión de la forma de producción capitalista en el mundo entero ha causado un extraordinario acrecentamiento en la competencia sobre el mercado mundial, e Inglaterra no ha logrado mantener su antigua hegemonía industrial y comercial. poblaciones por el continente, sin pasar por Inglaterra. Respecto al algodón, he estado la semana última en Liverpool, y los comerciantes se quejan. de la carencia de negocios. Me dicen que una rama comei'cial ha desaparecido por completo, la que consiste en comprar algodón en el mercado de Liverpool y expedirlo, ora a Rusia, ora a los diversos puntos del continente. (Declaración del armador W. Price, 0. 10.072.) La decadencia del comercio de depósito en Inglaterra se atestigna igualmente por los demás armadores consultados por la comisión. (Devitt, 0. 10.283-89, Cattrans, 12.332; Seholefleid, C 10.848, y otros.) CAPÍTULO II LAS CRISIS DE 1825 A 1850 Característica general en las fluctuaciones de la industria Inglesa.-La crisis de 1825.-Apertura de nuevos mercados en la América del Sur.-Especulaciones sobre los valores suramericanos. - La locura en las especulaciones. -Cons - trucción de nuevas hilanderlas.-El éxodo del capital in glés hacia la América del Sur.-Las causas de la crisis.- La crisis de 1836.-Buenas rocolecciones.-Éxodo del capital inglés a los Estados Unidos.---Especulacioncs sobre las tierras del Estado.-La crisis financiera de 1835.-El carácter de la fiebre de especulaciones en 1836.-La circular del Presidente Jackson.-Diferencia entre el curso del oro en el extranjero y en el interior del pais.-El estancamiento de los negocios en los años que siguieron a 1840.-La crisis de 1847.-Buenas cosechas.-Construcoión de ferrQcarriles. -La crisis financiera do 1845.-Las malas recolecciones de 1846 y 1847.-Disminución en las exportaciones.-Por qué el capital inglés no se emplea en el extranjero?-Cambio de política de la banca de Inglaterra en lo que concierne a la tasa del descuentq.---Fluctuaciones en el precio de los cereales.-Suspensión de las operaciones de banca en 1844.--Diferencia entre las crisis de 1847 y la precedente. El retorno periódico de épocas de prosperidad y de crisis es un rasgo característico de la forma de producción capitalista. Estas fluctuaciones no deben çonfundirse con los cambios en la situación de la industria que abrazan grandes períodos. 38 LAS CRISIS INDU5TRÍALS N INGLATERRA Por ejemplo, la industria inglesa se desenvolvió rá pidamente hasta 1875; después, ese movimiento se ha detenido considerablemente. Pero, como en otras épocas, la industria inglesa está sujeta a fluctuaciones periódicas. En los años que siguieron al triunfo del librecambio, Inglaterra no pudo evadirse de graves crisis industriales, acompañadas del estancamiento completo de los negocios; el último período, poco próspero de la evolución de la industria inglesa, tuvo sus momentos de progreso. Los contemporáneos no están, ordinariamente, en estado de distinguir las fluctuaciones periódicas de los cambios más profundos en el dominio de la industria. Durante una crisis industrial se escuchan quejas aterradoras, que anun cian la ruina de la nación. Si la crisis se prolonga, las profecías encuentran más credulidad en las gentes, y la desesperación es general. Por el contrario, la prosperidad industrial borra pronto de la memoria el recuerdo de los días difíciles de pasados tiempos; en la Bolsa todo se ve de color de rosa, y ese estado del espíritu se transmite a todo el mundo económico. Parece que jamás hubo crisis, que ha llegado una era indüstrial que promete la prosperidad general. Pero lo mismo que una ola que bate la ribera no es aún la prueba de un flujo general, lo mismo no puede deducirse del progreso industrial de algunos años el cambio en la evolución industrial de un país. En medio de la corriente, siempre cambiante, de la his toria universal, esta sucesión regular de períodos de pros peridad industrial y de decadencia es un hecho muy no table. En otros tiempos no se ha conocido este fenómeno. Siempre ha habido crisis industriales. Así, en el. sigb xviii se puede señalar una serie que tiene más de un rasgo común con las de hoy. Sin embargo, desde cierte punto de vista, las crisis recientes son completamente di- POR TOUGAN-BARANOWSKI 39 versas de las otras. Las antiguas estaban provocadas por circunstancias excepcionales, con frecuencia de orden polftico, y no muestran en su retorno ningún carácter de periodicidad, y este es el rasgo característico de las crisis modernas de la producción capitalista. Estas son las únicas que en el dominio social se han realizado muchas veces, según las predicciones de los hombres de ciencia. El retorno periódico de las crisis no comienza en Inglaterra hasta el año 1820. Las crisis de 1811, 1815 y 1818 se clasifican, según su tipo, como las del siglo xviii, pero son consecuencia de la guerra de Inglaterra con Napoleón. Muy otro es el carácter de las crisis inglesas que siguieron: su periodicidad muestra que no provienen de circunstancias exteriores, sino de la esencia misma del orden económico moderno. En una época de prosperidad general, en medio del gran impulso comercial e industrial, estalla como una tempestad, con todas sus consecuencias: bancarrotas, huelgas, miseria en la población, etc. Son especialmente típicas las crisis de 1825 a 1850, de las que vamos a hablar. El siguiente cuadro y el diagrama número 1 (págs. 40 y 41), formado según esos datos, sirve para orientarnos respecto al carácter general de las fluctuaciones periódicas de la industria inglesa durante esos años. (Véase el cuadro siguiente.) Los trazos verticales del diagrama indican los años durante los que en Inglaterra hubo crisis industriales. En el período que consideramos hay tres: las de 1825, 1836 y 1847. En 1839 se produce una crisis financiera, que se indica en el diagrama por una línea de puntos vertical. Es fácil observar la relación que existe entre las variaciones de todas las curvas. Las variaciones de las de exportación son análogas a las del precio del hierro, con la diferencia que la primera Curva asciende, por lo general, 40 LAS CRISIS iNDUSTRIALES EN INGLATERRA Importe total En caja en el Banco de i Número de Inglaterra de quiebras en Cambios hasta fines de exportación Inglaterra en AÑOS Reino Unido y en el el precio del Agosto de 1831 y aespués al fin (en millones pais de Gales hierro inglés. de Octubre de los de libras). por decenas). (2) siguientes aflos (1) (1) (en millones de ____________ _______________ _______________ libras) (3). 1823 35,5 1.240 78 12,7 1824 38,4 1.230 94 11,8 1825 38,9 1.470 114 3,6 1826 31,5 3.300 100 6,8 1827 37,2 1.680 86 10,5 1828 36,8 1.510 80 10,5 1829 35,8 2.160 72 6,8 1830 38,3 1.720 66 11,2 1831 37,2 1.820 63 6,4 1832 36,5 1.730 61 8,3 1833 40,0 1.290 65 9,5 1834 41,6 1.370 65 6,4 1835 47,4 1.310 64 6,1 1836 53,4 1.190 86 4,7 1837 42,1 1.950 74 7,9 1838 50,1 1.090 77 9,1 J.839 53,2 1.470 77 26 1840 51,4 J.890 63 3,0 1841 51,5 1.840 61 4,0 1842 47,4 1.660 51 9,8 1843 52,3 1.260 43 11,9 1844 58,6 1.100 43 14,1 1845 60,1 1.160 59 14,0 1846 57,8 1.530 60 14,8 1847 58,8 1.910 60 8,4 1848:...: 52,9 -- 47 13,3 1849 63,6 - 40 15,3 1850 71,4 - 37 16,0 Medio.. 47,1 160 67 9,3 (1) Según las Tables of Revenue,etc., of ¿he United Kingdorn. (2) Según los cuadros de Jevons, Investigations in Ourrency and Finance, Londres, 1884. Artículo "The variation of Prices", páginas 145 y 147. (3) Según los Jieports of the Bank of Ingland Cliaster, 1833, apéndice núm. 5. Reports of ¿he Bank of Souse, 1840, apéndices núm. 12, 6. Reports on Oommercial Distress, 1848, apéndice núm. 8. Reports on Bank Acts, 1857, apéndice. • + 4) t Lf f o t ' .4 1 .4 4 o • 1 • o "1:1 e .4 q .: 8 'ti 'o 5' 52, 14 1#0 3' 46 a o 1 u, .2tf 436 POR TOUGAN-BÁRANOWSKI 41 mientras que la otra desciende: las variaciones de las otras dos, la de las bancarrotas y la de la reserva del numerario del Banco de Inglaterra, se dirigen en sentido contrario. Las mayores variaciones son las de los años de crisis. DTAGI{AMA NUM. 1 AÑOS 1. 42 LAS CRISÍS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIÁGRAMA NUM. 1 (CoNTINUACIÓN) • n + 4 • ' • 41 '44 e • e 3L • ¿4 e a) • IL ¡ e 4 e g - o - - 41 - 41 AÑOS 1 ' ¡ hL .4' -lo -a .1*0 - -'4 -G1 1.. h. Los tres primeros años, de 1823 a 1825, constituyen un período de prosperidad industrial y comercial; la exportación aumenta, el precio del hierro sube mucho; la reserva del Banco, por el contrario, disminuye lentamente hasta 1824, con más rapidez en seguida. Es indudable que en 1825 acaeció una catástrofe en el morcado mono- -- - -- - -- -- -- -- -- -.+14 ::: :: :: ::: = :::: :: -- -- -- -- - r-- __L - -- -- -- ---ir -1-- -- - - -- 4.lj ' +(.Ó 'fI11U fl -- -- Ei:EEEIE U 1 -- UT T 1 POR TOUGAN-BARANOwSKI 4 tarjo ingles; en su curso el Banco entregó todo su nu merario. Esa catástrofe tuvo por consecuencia, al año siguiente, un aumento enorme en las bancarrotas, disminución en las exportaciones y baja en el precio del hierro. Por el contrario, el numerario de la caja del Banco aumenta en 1826. Los seis años siguientes no ofrecen para la historia industrial de Inglaterra nada de particular. En 1829 a 1831 se. observa aumento en las quiebras y disminución en la caja del Banco de Inglaterra, pero los dos fenómenos son menos intensos que en 1825 y 1826. El total de la exportación es el mismo; el precio del hierro decae poco a poco. A partir de 1833, comienza un nuevo período de prosperidad. La exportación y el precio del hierro aumentan con rapidez; la caja del Banco de Inglaterra se vacía rápidamente, y cae de nuevo hacia 1835 al mínimum de 1825. La curva de la exportación salta súbitamente a la baja; el precio del hierro, lo mismo; las quiebras se multiplican, y el oro y la plata vuelven a la caja del Banco. En 1839, la reserva metálica del Banco de Inglaterra llega al punto más bajo de todo el período que estudiamos. Inglaterra pasa, durante este año, por una crisis financiera muy grave, que repercute sobre el precio del hierro, y en un grado menor sobre la exportación. Los años que preceden y siguen inmediatamente a 1840 se caracterizan por la baja en los precios, en la exportación y por el gran número de quiebras. En 1843 comienza el tercer período de prosperidad, que termina por la crisis de 1847. El año 1848 corresponde, desde el punto de vista económico, a los años 1826 y 1827. Durante el período que estudiamos, hubo tres crisis industriales en Inglaterra: 1825, 1836 y 1847. No tuvieron carácter accidental; están ligadas orgánicamente, de la manera más íntima, a la evólución industrial y comercial de la Gran Bretaña; y se prueba al observar 44 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA que cada crisis fue precedida de la misma situación del mercado, tanto del monetario como del de mercancías. Cada período de prosperidad termina por una crisis in - dustrial, seguida de un período, más o menos prolongado, de estancamiento en los negocios; después de la crisis de 1825, la exportación no aumenta en mucho tiempo; y lo mismo acontece en la doble crisis de 1836 y 1839. El efecto de la crisis de 1847 fue menos duradero; no repercute más que sobre la situación comercial del siguiente año. Así,. durante los años que consideramos, cada movimiento importante de prosperidad comercial va seguido de una crisis en la industria. La historia de cada una de ellas nos mostrará sus causas inmediatas. Crisis industrias de 1825. Las dos crisis de 1815 y 1818, que siguieron a la terminación de la paz, sumieron al comercio inglés en un largo marasmo. La tasa del interés baja, lo que produce un alza en los éonsolidados ingleses 3 por 100, que de 73 h/ (en Abril de 1823) llegan a 96 1/4 en Noviembre de 1824). El mercado monetario inglés se halla pletórico de capitales, que buscan en vano colocación. La baja de la tasa del interés permite al Gobierno operar toda una serie de conversiones; en 1824, el empréstito 5 por 100 y 4 por 100 (por el total de 215 millones de libras esterlinas) se convirtió en 4 y 3 /2 por 100. La abundancia del oro en la caja del Banco de Inglaterra era tan importante, que se podía desde 1821 volver a pagar en dicha moneda al contado, aunque el Parlamento había fijado el año de 1823. Tal estado de cosas, en el que los capitales abundaban en el mercado y las fuerzas productoras sociales no po- POR TOUGAN-BARANOWSKJ 45 dfan desenvolverse, únicamente porque la crisis precedente había provocado la suspensión en la circulación de las mercancías, no debía prolongarse mucho. Poco a poco sale la industria de su marasmo. Los empresarios buscan nuevas salidas, solicitan órdenes de compra, y la mayor demanda trae el aumento natural en la producción. Basta con un ligero impulso para que todo el organismo dispuesto a funcionar se ponga en movimiento. La suma potencial acumulada durante el período de estancamiento es tan grande, que el efecto de cualquier acontecimiento económico favorable está con frecuencia en desproporción con su causa. Una de las impulsiones se produjo en el momento de que hablamos, por la apertura de nuevos mercados en la América Central y del Sur, que antes eran colonias españolas y portuguesas. En Inglaterra se creía que esos países poseían riquezas naturales, inagotables, que no se habían explotado bajo el dominio despótico e ignorante de un gobierno extranjero, y la independencia de los Estados americanos del Sur abren un campo de extrema importancia, a la iniciativa inglesa y al capital de la Gran Bretaña. Las minas de oro y de plata de Méjico, sobre cuya riqueza corrían los rumores más exagerados, se habían dejado casi sin explotar durante la guerra de la Independencia, y después de la paz no podían reanudarse los tra bajos por falta de capitales. En esa época, Inglaterra no sabe dónde colocar sus capitales, que afluyen a los Bancos y dificultan el mercado monetario; nada de extraño tiene que esos capitales ingleses se precipitasen, sobre las nuevas salidas que se les ofrece, con la violencia del agua que se precipita por la abertura de un dique. A partir de 1824, la Bolsa de Londres se inunda de valores suramericanos. Enios dos años de 1824) y 1825, los Estados de América del Sur emiten en Londres más de 46 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA - 20 millones de libras de empréstitos para los Estados (1). Además, se venden en la Bolsa de Londres enorme cantidad de acciones y otros valores de Compañías para la explotación de las riquezas naturales del Nuevo Mundo, principalmente minas, que con fiecuencia no existían más que en la imaginación de los especuladores. Toda clase de acciones hallan acogida.favorable; su valor sube rápi - damente y una fiebre de especulación se apodera del público; no hay que olvidar que los suscriptores de acciones no estaban obligados a pagar la totalidad de la suma al recibIrlas; bastaba ingresar el primer plazo, esto es, un 5 6 10 por 100 de la suma suscrita. Así, todos podían jugar en la Bolsa con un pequeño capital. Puede formarse idea de lo que fue la especulación en la Bolsa de Londres, respecto a esos valores, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que las acciones de la Compañía anglo-mejicana se cotizaban en 11 de Enero de 1825 con una prima de 128 libras (lo percibido eran 104 libras); las acciones de la Compañía Real del Monte, con una prima de 1.350 libras (ingresado 70 libras); las colombianas, con una prima de 82 libras (entregadas 10 libras), etc. (2). En el intervalo de un mes, de 10 de Diciembre de 1824 a 11 de Enero de 1825, subieron las acciones anglo-mejieana 125 libras; las del Real del Monte, 800 libras: las de las Compañías Reunidas-Mejicanas, 120 libras; etc. Se ganaron inmensas fortunas en la Bolsa en poco tiempo. En estas condiciones, era inevitable que la especulación degenerase en verdadera pasión y llega a traspasar la Bolsa misma. Todas las clases acomodadas de la población fueron a la Bolsa para especular en esos valores a la alza. (1) Memoria de The 1elect Üommitee on tite Bank of Ingland Oharter, 1833. Apéndice, núm. 95. (2) Jonh Francis: History of the Bank of Engiand. Londres, t. II, pág. 4. POR TOUGAN-BARANOWSKI 47 Los príncipes, los aristócratas, los políticos, los funcionarios, los abogados, los médicos, los eclesiásticoS, los ifiósofos, los poetas, los jóvenes, las mujeres casadas y las viii- das-leemos en el Annual Register de 1825-se precipitaron a colocar su dinero en empresas de las que nada conacían, a no ser el nombre. Ese delirio, al apoderarse de la multitud, se asemejaba a una epidemia; cuanto alcanza a más personas, más se ven amenazadas. Pero no debemos olvidar que si se propaga esa epidemia, es únicamente por la acumulación en Inglatarra de muchos capitales inactivos, que no po - dían hallar colocación ventajosa en el mercado interior. Como dijo Palmer, director del Banco de Inglaterra, el punto de partida y la causa de la especulación sobre los valores extranjeros, fue la conversión operada por el Gobierno inglés de 1820 a 1825 (1). El capitalista no podía obtener un interés elevado más que colocando su dinero en valores extranjeros. Además, los Estados suramerica - nos le ofrecían las condiciones más atrayentes; los empréstitos. se emitían al 7 y 8 por 100 y aun a veces a más, mientras que la cotización de los consolidados ingleses al 3 por 100 estaba sobre la par. Sin duda, los Estados americanos ofrecían esas condiciones sin tener la intención de cumplir sus promesas; pero los capitalistas ingleses consideraban como muy serios los empréstitos de los Estados europeos emitidos en la Bolsa de Londres en 1818, y se consideraron como colocaciones seguras y ventajosas para el capital inglés. No fue preciso mucho tiempo para que esa fiebre de especulaciones que comienza con los valores extranjeros ganase el mercado interior; se formaron innumerables pro- (1) Memoria del Bank ot England Chccrter. Declaración de Palmer, 606. 48 LAS CRISIS INDUSTRIALES iNGLATERRA yectos para la construcción de ferrocarriles y cánales, establecimientos de líneas de navegación, compañías de seguros, bancos, fábricas, etc. Muchas se fundaron únicamente para la especulación. Así surgieron empresas tan fantásticas como la compañía de la apertura del istmo de Panamá, cuyos contornos aún eran casi desconocidos, como la compañía para la pesca de perlas en las riberas de Colombia, etc. El capital nominal de las compañías, proyectadas o fundadas en 1824 y 1825, alcanzaba, según algunas evaluaciones, a 372 millones de libras esterlinas. En los siguientes años representaban únicamente 102 millones; los demás, se habían liquidado o no se habían fundado (1). Tal era la situación de la Bolsa de valores de Londres hacia el fin de 1824 y comienzos de 1825. En el mundo industrial también había una gran animación, aunque completamente distinta de la fiebre de especulación, de la que la Bolsa era el teatro. En efecto; el fabricante no está en condiciones de elevar considerablemente el precio de sus productos, con objeto de especular, porque el precio de las mercancías depende más o menos de las condiciones efectivas de la oferta y de la demanda. Sin embargo, en 1825, el precio de las mercancías había subido mucho; por ejemplo, el de los tejidos de algodón sube en 1825 el 25 por 100 (2); este aumento parece insignificante comparado con el alza de valores, pero ésta es con frecuencia ficticia, mientras que un penny o un schilling más en el precio de los productos de la industria aumenta las rentas de clases enteras de la sociedad; y en efecto, el alza en los (1) Francis: History of the Bank. of E'ngiand, t. II, pág. 30. (2) Según el cuadro de Nield en el Journal of the Stat. Society of London, 1861, Diciembre. An account of tite Prices of Printing club. POR TO'tJGAN-BARANOWSKI 49 precios de los tejidos de algodón produjo la rápida constracción de nuevas fábricas en Lancashire. No fue raro que se construyesen sin ningfin capital disponible, por medio de los Bancos, que adelantaban' el dinero con la garantía hipotecaria. "Nume.rososBancos de Laneashire-según consta en la declaración de uno do los directores del Banco de Manchester, Juan Du.yer-hicier:Dfl los mayores esruorzos para aumentar el importe do sus préstamos, lo que imp ulsó la construcción de nuevas fábricas en enormes proporciones" (1). La apertura de mercados suramericanos, no solamente provoca en Inglaterra especulaciones financieras, sino también el aumento en la exportación inglesa. No hay que suponer que Inglaterra envía montes de oro a la América del Sur para pagar todos los empréstitos hechos en Londres. En realidad, el pago no se efectuaba en oro, sino también en proporciones considerables en mercaderías. La exportación de los productos británicos para la América Central y la del Sur, sube de 2.942.000 libras esterlinas (1821) a 6.426.000 libras esterlinas (185); esto es, en cuatro años alcanza más del doble de su valor. El objeto principal de la exportación fueron los teidos de algodón. El aumento en la demanda provoca alza en el re'cio, y el acrecentamiento de su producción en Inglaterra hace subir la cantidad de algodón en bruto' empleado de 129 millones de libras (1821) a 167 m1lo- nes (1825.') Pero los medios para poder comprar la América del Sur el doble do mercancías que e 1821, se suministran por los ingleses. Los empréstitos hechos en la• Bolsa de Londres sirven para pagar las me'cancías importadas. (1) Report on tite Bank of Englanci Oharler Minutes of evid ce. Declaraciones de J. Duyer, 4.368-4.394. 50 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Los fabricantes ingleses se engañaron con las demandas que crearon ellos mismos, y debían convencerse muy pronto, por su propia experiencia, de la locura de sus exageradas esperanzas. Observamos que, a pesar del impulso general del comercio, la exportación inglesa para muchos países no aumenta. Por ejemplo, la exportación para los Estados del Norte de Europa bajó de nueve millones de libras esterli - nas (1821) a ocho millones y medio (1825). La exportación para los Estados del Sur de Europa, de 6,9 millones a 6,1 millones durante el mismó lapso de tiempo. Casi todo el acrecentamiento de la exportación británica se debe a la América del Sur y a la América Central y, eñ parte menor, a los Estados Unidos. En 1824 la situación de la industria británica es muy buena, y, sin embargo, el precio de las mercancías en general sube poco. La fiebre de la especulación, que se había apoderado de las clases desahogadas de la sociedad inglesa, no se extiende a las mercancías, puesto que ningún cambio importante se verifica en la proporción de la oferta y la demanda. A fines de 1824, la situación del mercado se modifica. Las reservas de materias brutas de todas clases disminuye mucho a consecuencia del consumo intensivo del año transcurrido. Al mismotiempo, se comienza a temer que las recolecciones de los nuevos productos vegetales necesarios, y principalmente de algodón, no bastan a las necesidades crecientes de la industria y de la población. Esto hace que la especulación gane también a este mercado. A los comienzos de 1825, los precios de las mercancías suben rapidamente, alcanzando el máximum en el mes de Julio de aquel año. El alza más importante la tuvo el algodón en bruto, que fue objeto de las má locas especulaciones. No solamente los negociantes en algodón, sino también los fabricantes, acaparan gran- POR TOUGAN-BARANOW8I 51 des cantidades, sobrepasan con mucho sus habituales compras, con la intención de que se eleven aún más los precios. Durante algún tiempo lo consiguen. El precio del algodón en Liverpool sube más rápidamente que en el mercado más importante de algodón americano en Nueva Orleans. He aquí los correspondientes datos: Alza del precio en las mercancías ene! mercado de Londres, de Diciembre de 1824 a Junio de 1825, en comparación a Julio-Noviembre de 1824(1). Algodón (Georgia) ± 109 por 100 Indigo (de la India Oriental) ± 21 " Seda (China) -1- 20 " Tabaco (de Virginia) + 33 " Azúcar (Habana) 4- 39 " Café (Santo Domingo) ± 30 " Hierro en bruto (británico) ± 77 " Plomo + 30 " Madera para la construccióx ± 20 " Salitre + 82 " El nivel medio del precio de las mercancías, según el index number he Jevons en 1825, subió, en comparación con el del año precedente, el 17 por 100 (2). El alza del precio de as meróancfas provoca un aumento en la importación de éstas, que aprovecha en el mercado de Londres la carestía anormal. Así, en 1825, la importación de algodón aumenta e 53 por 100, la del tabaco el 81 por 100, la madera el 21 por 100, etc. En 1824, el precio en el mercado de Londres no se eleva, y, por consecuencia, la importación inglesa no acrece cuantitativamente, con relación al año anterior, más (1) Calculado según Tooke: Ifistory of Prices, II, pág. 157. (2) Ibid. 52 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA que el 5. por 100 (el valor oficial de la importación del ReinaUnido asciende a 35 millones 8 de libras en 1823, y a 37 millones 6 en 1824); la exportación, por el contrario, aumenta el 12 por 100. En 1825, los precios de las mercancías en Inglaterra suben considerablemente. Así, la exportación aumenta cuantitativamente en 1825 el 17 por 100, y la exportación (cuantitativamente) disminuye el 3 por 100 (el valor oficial de la exportación (le los productos británicos se eleva en 1824 a 48 millones 8 de libras esterlinas, y en 1825 a 47 mililones 2; el va br oficial de la importación es de 44 millones). En 1825 se produce en el comercio exterior de Inglaterra el siguiente cambio: la importación aumenta mucho, la exportaçión disminuye. Este es el punto de partida de los acontecimientos que siguieron, impulsados por un en cadenamiento necesario, y que sumen a la industria y al comercio inglés en completo marasmo. He aquí en algunas palabras cuál fue el curso general de esos acontecimientos. A consecuencia del aumento en la importación, el balance en los pagos les fue desfavorable; el oro comienza a salir de Inglaterra para el extranjero, las reservas del Banco de Inglaterra bajan rápidamente, y se ve ese establecimiento en 'peligro de tener que. suspender sus pagos. En el siguiente cuadro se sigue el movimiento de las reservas del Banco de Tngia terra, en relación con el cambio sobre París (1): (1) Memoria del Bank of England Ohaster; Apeiid1cesnú- meros 6, 5 y 97. POR TOUGAN-BARANOW8KI En caja en el Banco de Inglaterra (en millones de libras esterlinas). 1824.-31 Enero 1 13,5 27 Marzo.... ......, 13,9 26 Junio 12,8 28 Agosto 11,8 24 Diciembre 10,7 18'25 . -26 Febrero 8,9 28 Mayo 6,1 25 Junio 5,5 30 Ju1i - 4,2 27 Agosto 3,6 24 Setiembre 1 3,5 29 Octubre 3,2 25 Noviembre 3M 31 Diciembre 1,3 1826 .-28 Febrero ... 2,5 31 Agosto Como sabernos, se reconoce más seguramente en el curso del cambio, el movimiento internacional de los metales preciosos. Cuando el cambio de Londres sobre París está por bajo de 25,10 francos (a la vista), es ventajoso enviar oro de Londres a París; pero, cuando el cambio está por encima de 25,35 francos, es beneficioso enviar francos de París a Londres. Así, el curso de los cambios por bajo de 25,10 francos provocaba la salida de los metales preciosos de Inglaterra al extranjero; y viceversa, el alza del cambio a 25,35 francos hacía afluir el oro del extraujero a Inglaterra. El estado del curso de los cambios en Londres, al comienzo del año de 1824, muestra que en ese momento el oro extranjero afluye a Inglaterra. Pero, a partir de Junio, la afluencia del oro proviniente del extranjero cesa, y al fin del año empieza a salir de la Gran Bretaña. Estas salidas persisten, con creciente intensidad, hasta Setiembre de 1825;. el aspecto del mercado varía; suben los cambios, pero la reserva metálica del Banco continia ba Ourso del cambio, sobre París, a la vista (el agio del oro está rebajado). 25 frs. 34 cts. 25 " 37 " 25 " 25 " 25 " 8 .25 " 2 " 25 " O " 25 ' O " 24 " 96 " 25 " 1 " 25 " 1 ' 25 " 12 " 25 " 9 > 25 " 2 " 25 " 10 " 25 " 41 " 25 " 42 " LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA jando; a partir de los comienzos del año de 1826, la afluencia del oro hacia Inglaterra vuelve a empezar. Todas esas variaciones, en el flujo y reflujo de los metales preciosos, son muy comprensibles, y guardan fntima relación con el estado del comercio exterior inglés. Al comienzo de 1824, la exportación inglesa aumenta mucho, lo que indudablemente provoca la afluencia del oro hacia Inglaterra; en 1825, el aumento de la importación de los productos extranjeros en Inglaterra es mayor, y el oro empieza a salir de la Gran Bretaña. El Banco de Inglaterra es el depósito en donde se reúnen las reservas metálicas de toda la Gran Bretaña, y esas reservas son el fundamento sobre que reposa el crédito inglés; pues por extendido que esté el sistema del crédito, siempre supone una reserva en metálico. Si comparamos las fluctuaciones en el curso de los cambios con la reserva del Banco de Inglaterra, es fácil observar la relación que existe entre los dos. Cuando los cambios son favorables a Inglaterra, las reservas del Banco se elevan, y cuando son desfavorables, disminuyen. El aumento en las reservas de oro y plata en las cajas del Banco, durante los tres primeros meses de 1824, se explica por el curso elévado del cambio. La disminución considerable de esas reservas en la segunda mitad de 1824 y los primeros meses de 1825, puede explicarse igualmente por la baja de los cambios y la salida del oro hacia el extranjero. Pero en los últimos meses de 1825, las reservas del Banco no dependen del curso del cambio, En Setiembre sube mucho, y, sin embargo, el oro continúa saliendo de Inglaterra y de la caja del Banco. En Octubre y en Diciembre los cambios no están muy bajos, y, no obstante, observamos que el oro sale en gran cantidad de las cajas del Banco. Hay dos diferentes causas que -______ POR TOUGAN-BARANOWSKI 55 producen la baja en las reservas del Banco de Inglaterra en 1825; el balance desfavorable del comercio y de los pagos y la salida del oro hacia el extranjero habían influido en el curso de los cambios en los ocho primeros meses del año; y la otra causa que tenemos aún que determinar, comienza a obrar en Setiembre de 1825, y en cuatro meses la caja del Banco casi se agota. Como ya hemos dicho, el alza de los precios en las mercancías sobre el mercado de Londres, en la primera mitad de 1825, provoca un aumento en la importación de mercancías extranjeras. Aunque el precio pudo igualmente subir bajo la influencia de la especulación, está, sin embargo, determinado por las condiciones efectivas de la oferta y la demanda. Las ofertas de las mercancías extranjeras sobre el mercado de Londres, en 1825, se aumentan; lo que provoca, primero, la detención en el movimiento ascendente de los precios, y después, una baja rápida, inevitable, pues la demanda en las mercancías no podía aumentar en proporción de la oferta, siempre creciente. Las fábricas de la Gran Bretaña no aumentaban la producción, pues los mercados exteriores estaban por entonces atiborrados de mercancías inglesas, y precisamente por este motivo el consumo de los géneros coloniales no acrece, puesto que el nivel de la producción determina la riqueza del país y la renta de todas las clases de la sociedad. Así, el preci.o de las mercancías, después del alza exagerada, debía descender más o menos pronto, lo que acaeció en la primera mitad del afio de 1825, y más aún en los primeros meses del siguiente año. 56 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Baja de los precios de las mercancías en Londres en Junio de 1826, en comparación con Diciembre de 1824 y Junio de 1825 (1). Algodón (Georgia) - 60 por 100 indigo (India Oriental, calidad supe rior - 36 " Seda (China).. - 39 " Azúcar (Habana) - 23 " Café (Santo Domingo) - 38 Hierro en bruto (británico) - 27 " Plomo * -27 " Madera para la construcción - 24 " Salitre... - 34 " La baja del precio arruinó a todos los especuladores que compraron mercancías, con la esperanza de revender-. las con beneficio. El espíritu del mercado y de la industria cambia bruscamente: lo mismo que en otros tiempos había reinado una confiancia sin límites, viviendo con la esperanza de mejor porvenir, ahora impera el abatimiento, el temor de nueva baja en los precios. Al mismo tiempo se coniprueba que todas las especulaciones sobre los valores suramericanos carecían de base seria. No había en los estados del Sur de América, en la mayoría de los casos, el pensamiento de cumplir las obligaciones contraídas; los intereses no se pagaban, y muchos de los acreedores perdían todo lo que habían entregado. Las sociedades por acciones para la explotación de minas y otras riquezas naturales del Nuevo Mundo no habían conducido más que a un empleo improductivo del capital, no dando beneficios. El alza de los cambios en los valores de Bolsa tenía que cesar, pero el éxito de los primeros especuladores in (1 Calculado según Tooke: History of Prices, t. II, pág. 157. POR TOUOAN-BARANOWSKI 57 citaba a otros a imaginar empresas siempre nuevas. La demanda de capitales aumenta, y por inmensos que fuesen tenían que agotarse. Poco a poco, la cantidad de capitales disponibles en el mercado disminuye. Se produjo un momento de paralización, y lespués otro de lucha entre los alcistas y bajistas, y, por último, el hundimientó rápido del castillo de naipes de las efímeras empresas que habían inundado a la Bolsa de Londres. He aquí la situación en la segunda mitad del año de 1825. Las reservas de la caja del Banco están casi por completo agotadas por las salidas del oro al extranjero, y muchos especuladores arruinados por la baja de los valores en la Bolsa. Pero las casas comerciales e industriales no estaban aún en quiebra; es preciso que transcurra un plazo de dos o tres meses antes que se presente a concurso de acreedores ninguna casa comercial, esto es, hasta el momento en que se ve obligada a cumplir sus compromisos; las primeras quiebras fueron las de los Bancos; se habían comprometido mucho en las especulaciones de este período. La falta que perdió a más de un Banco formal y honrado, fue la siguiente: La banca colocaba, por lo general, sus capitales en forma que, en caso. de necesidad, no podía realizarlos inmediatamente. En un período de pánico del mercado monetario, un ru mor insignificante sin el menor fundamento basta para que los acreedores del Banco reclamen en seguida el importe de sus créditos. El Parlamento, en 1822, permitió a los Bancos privados la emisión de billetes de una libra esterlina, y su situación se hacía aún más peligrosa, pues los tenedores de esos billetes no eran, por lo general, personas ricas, sino artesanos, comerciantes al por menor, labradores, esto es, las gentes que están más a la merced de un pánico, y que se inclinan también más a una 58 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA desconfianza exagerada durante un período crítico (1) Muchos de los testigos oídos por la flomisión parlamentaria de 1833, atribuyen la crisis de 1825 a la exagerada emisión de billetes de una libra esterlina. Es. indudable que se cometieron muchos abusos en la emisión de esos billetes por los Bancos provinciales. Según un cálculo de Lord Liverpool, el valor de los billetes emitidos por los Bancos de las provincias, al comienzo del año 1825, era doble que a fines del año 1823. Sin embargo, se exagera al considerar como la causa más importante de la crisis la emisión de billetes de Banco en general, y sobre todo, de los billetes de una libra; sin duda, éstos hicieron más dolorosa la situación de los Bancos particulares durante la crisis; la enorme emisión de billetes había también provocado facilidades para el crédito durante el período de prosperidad, y, por lo tanto, aumenta la intensidad de la crisis que siguió a esta época; pero en realidad, era inevitable. En Octubre de 1825, cinco Bancos de provincia se declaran en quiebra; los Bancos más fuertes se asaltan por el público que tenía en ellos créditos, y corrían el peligro de tener que cesar en sus pagos. Aunque los billetes del Bancó de Inglaterra gozan de la confianza ilimitada del público, en todo el país se reclamaba dinero contante. Las salidas del oro para el extranjero fue reemplazada por las salidas de dicha moneda para las provincias. Según las declaraciones de personas cempetentes, oídas por la Comisión parlamentaria de 1833, la disminución en las reservas del Banco de Inglaterra, a fines de 1825, fue provocada exclusivamente por este último he (1 Véase la declaración de Horsley Palmer: Minutes of evi dence, Report Qn the Bank of England Oharter, 271-279. POR TOUGAN-BARANOWSKI 59 cho (1). Durante varios meses, la Casa de la Moneda acuña continuamente piezas do oro, que se remiten inmediatamente a las provincias. Las causas de esta mayor necesidad de oro en el pueblo inglés fueron las siguientes: 1 •a Los billetes de una 11- bra de los Bancos provinciales no podían cambiarse por especies metálicas, pues el Banco de Inglaterra no tenía el derecho de emitir nuevos 1cillotes de este valor. Cúando se presentaron al cambio cantidades enormes de esos billetes a los Bancos de provincias, éstos recurrieron a todos los medios para reforzar sus cajas con metálico (2). 2.° Los gastos corrientes de los particulares para casa, pago de obreros y compras, no podían hacerse más que en metálico, luego cuando se retiraba un depósito de algún Banco tenía que dar una parte en oro. Algunos de los banqueros, interrogados por la Comisión do 1833, dan explicaciones interesantes; por ejemplo, los banqueros Beckett y Smith declaran que cuando los fabricantes tenían necesidad de dinero, tomaban la tercera parte de la suma pedida en billetes, y los otros dos tercios en oro (3). 3.° En el momento de una crisis, a causa del quebrantamiento del crédito, las operaciones al contado son más numerosas, lo que hace que el público trate de aumentar sus reservas; por lo que se necesita más numerario, tanto en metálico cómo en papel, siempre que este último goce de la confianza del público. Los medios de cambio son, en tiempo normal, el numerario y el crédito; la reducción del crédito es, pues, una disminución de los medios de cambio; debe, por lo tanto, (1) Declaración de Horsley Palmer, 272; de J. Harmanu, 2.226: Minutes of evidence on tke B. of Cliarter. (2) Declaración de Palmer, 274: Qn the B. of E. Q/iarter, (3) Declaración de W. Beckett, 1.300-1302, y de Smith, 1.474: On the B. of E. Charter, 60 LAS CRISIS INDU$TRIALES NN INGLATERRA ir acompañada de un aumento en la cantidad necesaria en metálico. El dinero encarece, no porque esté ms osca so, sino porque es mayor la demanda. El cuadro anterior muestra que la reserva metálica del Banco de Inglaterra, durante los primeros nueve meses de 1825, a consecuencia de las salidas del oro para el extranjero, ha disminuido, llegando a 6 millones de libras esterlinas. En Setiembre quedaban menos de 4 millones; con reserva tan reducida el Banco tenía que tomar medidas para su conservación y disminuye los préstamos. En Octubre, el Banco descuenta letras por valor de 6 millones 2; en Noviembre, 5 millones 2. La dirección del Banco se niega a prestar su ayuda a los Bancos de provincia que estaban más necesitados de socorros. La dirección esperaba retener así el oro en la caja del Banco, pero el resultado obtenido fue completamente contrario. La negativa del Banco para conceder préstamos no consigue más que aumentar el pánico en todos los mercados, y especialmente en el monetario; mayores cantidades de oro se retiran de la caja por los depositarios, y los Bancos de provincia comienzan a quebrar unos después de otros. Para darse perfecta cuenta de la importancia de la quiebra de un gran Banco o de una empresa industrial, en el conjunto de la vida económica de un país, es preciso considerar que, en el orden económico actual, cada organismo está ligado con mil lazos invisibles a los demás organismos. Todos juntos forman una inmensa red, en la que la crisis se extiende como una avalancha; por eso tiene una acción tan destructora. La quiebra de cinco Bancos en Octubre tuvo por consecuencia la suspensión de pagas en setenta Bancos, durante los meses de Diciembre de 1825 y Enero de 1826. La reserva del Banco de Inglaterra disminuye cada vez más, y el 24 de Diciembre do POR TOUGAN-BARANOWSKJ 61 1825 no tiene más que 1.027.000 libras esterlinas. 1'ii 1797 tuvo en sus cuevas más cantidad de reserva efl oro, y, sin embargo, se vió obligado a cesar en el cambio de sus billetes. También esta vez estuvo muy próximo a tomar esta medida extrema; pero el Gobierno se opuso enérgicamente Entonces, el Banco ensaya la táctica contraria: en lugar de proteger sus cajas negándose a abrir créditos, resuelve extenderlos; esto le fue tanto más fácil,cuanto que recibió de Rotschild una importante sumaen oro (300.000 soberanOs). El Banco se decide a ayudar al comercio y a la industria, a descontar las letras seguras que los Bancos particulares se negaban a admitir, temiendo dismuyesen sus reservas; a conceder grandes créditos a todos los Bancos de Londres y de provincias que no podían salvar- se más que con una ayuda inmediata (1). Para conseguirlo, el Banco halla un medio en el aumento de la emisiónde billetes, cuyo importe pasa dc 17'mlllones de libras (en de Diciembre de 1825) a 26 millones 1 en Enero de 1826. Al mismo tiempo, el importe de los descuentos hechos por el Banco se eleva de 7 millones de libras (Diciembre de 1825) a 13 millones 7 de libras (2). Este método audaz fue coronado por un completo éxi tó. A pesar del aumento de los préstamos, no sólo no disminuye en la caja del Banco, sino que aumenta, y en Fiébrero de 1826 la reserva en metálico sube a 2.500,000 (1) Declaración de J. Harmann, 2.217: B. of E. Chartr Mnutes o evidence. (2) Se cuenta que la dirección del Banco habia encontrado una caja con antiguos billetes de una libra (no estaba permitido al Banco emitir nuevas series de ésos biliétes), y esos billetes tranquilizaron rápidamehte el mercado, como por encanto. Tal influencia revela la fe supersticiosa que reina en la masa del público, respecto al papel dél dInero en metálico en las roladoiies sociales. 62 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA libras, pues se pedía oro para el extranjero, y en parte, del interior del país para mantener el crédito quebranta do; los billetes del Banco pudieron, hasta cierto punto, reemplazar las especies metálicas. Pero aún fue más importante el efecto moral producido por la intervención del Banco en el momento en que el pánico se había apoderado del comercio y de la banca. Si el Banco hubiera recurrido a esta medida seis meses antes, cuando se solicitaba dinero para pagar letras extranjeras, entonces todos los billetes nuevamente emitidos se hubieran vuelto a cobrar al Banco, pues en el mercado internacional la moneda metálica es la única que tiene curso, la caja del Banco aún se hubiera quedado más vacía. Pero a fines de 1825, la situación del mercado monetario era muy distinta. La salida del oro para el extranjero había cesado, y el Banco recibe de Holanda y de otros países cantidades en oro muy importantes; el Banco de Francia le presta dos millones de libras. Si el oro salía del Banco, era únicamente por la perturbación del crédito en el interior del país. Los billetes del Banco de Inglaterra gozaban de la misma confianza que la moneda metálica. Así, su multiplicación en tiempo oportuno contribuye a restablecer la confianza en el mercado monetario. Como existe íntima relación eutre los diversos elemen tos del orden económico moderno, las quiebras de los Bancos, que continúan pendientes durante toda la mitad del año de 1826, tienen por consecuencia la quiebra de sus clientes, fabricantes y comerciantes; y viceversa, las bancarrotas de éstos fueron, con mucha frecuencia, la causa que obligó a los Bancos a la suspensión de pagos. En todo el año de 1826 se hicieron las liquidaciones de las empresas del año anterior. El comercio y la industria sufrieron mucho en esta crisis, principalmente las grandes casas dedicadas a la exportación, que quebraron casi to POR POUGAW-BARANOWSKI 63 das (1). Las especulaciones más arriesgadas se hicieron en la industria algodonera, y, por consecuencia, es la que experimenté mayores pérdidas. En Liverpool y en Man - chester las bancarrotas fueron especialmente numerosas. El daño causado por la crisis no consistió, principalmente, en la destrucción directa de los capitales; sin duda, los colocados en empréstitos extranjeros y otras empresas desgraciadas desaparecieron. Así, la Compañía Real del Monte, por ejemplo, gastó más de un millón de libras esterlinas para la explotación de las minas de plata en Méjico, y, finalmente, tuvo que vender todas sus propiedades en 27.000 libras (2). En los nueve empréstitos extranjeros que se emitieron en Inglaterra, en los años de 1824 y 1825, los capitalistas ingleses perdieron más de 10 millones de libras (el capital invertido fue de 13 millones y medio de libras esterlinas, y su valor comercial era, después de la crisis, de 3 millones de libras esterlinas) (3). Sin embargo, no puede decirse que faltase capital en Inglaterra después de la crisis; desde el mes de Febrero de 1827, la caja del Banco de Inglaterra sube a 10 millones 2, y los depósitos particulares llegan a 8 millones 1 de libras esterlinas. La industria inglesa padeció durante los tres o cuatro años que siguieron a la crisis, no por falta de capitales, sino por la dificultad de hallar para éstos una colocación remuneradora. La crisis no disminuye las fuerzas productivas nacionales, pero turba todo el mecanismo de la circulación del (1) V. Took: Considerations of the state of currency. Londres, 1826, pág. 159. (2) Leoni Levi: History of Britisk Comm erce. Londres, 1872, pág. 179. (3) James Wilson: Fluctuations of currency, Uommerce and Manufactures, referable the Corn Laws. Londres, 1849, pág. 46. <34 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN iNGLATERRA dinero y las mercancías. Los produetores reducen la producción, los obreros pierden sus colocaciones, las fábricas tienen que cerrarse y las máquinas quedan inactivas, pues las salidas de las mercaderías se habían paralizado. La circulación regular de las mercancías se interrumpe y no puede en algún tiempo restablecerse. Los resultados fueron los mismos que si el país lubiese perdido realmente una gran parte de sus capitales. Tal estado de cosas no dura mucho tiempo; toda crisis lleva en sí misma las condiciones de su curación. Lo mismo que, en los años que preceden inmediatamente a la crisis, todo concurre a una extensión exagerada de la producción, lo mismo en los años que la sigueii, todo concurre a la purificación de la atmósfera económica y a la restauración de la confianza. Los pequeños capitalistas y especuladores quiebran; la especulación se reduce, y así, la causa principal que ha promovido la crisis; la baja de los precios, desaparece; el mercado, descongestionado, comienza de nuevo a pedir mercancías, y toma nuevo impulso. Desde cierto punto de vista, la crisis de 1825 ejerció una acción bienhechora sobre la industria inglesa. Según la declaración del fabricante Siith ante la comisión parlamentaria de 1833, desde esa crisis sé emplea la máquina de vaporen casi todas las fábricas inglesas (1). Enla fundición igualmente se realizaron importantes mejoras a partir de 1825, que, a dar crédito al fabricante Tui, han bajado muchísimo los gastos de producción del hierro (2). La disminución de los beneficios, provocada por la baja de los precios, determina a los fabricantes a buscar los (1) Report on Manufactures, Üomrnerce and Shipp3ng, 1333. Minutes of Evidnce Dciaraeiones de Smith, pág. 563. (2). Deciaraciónde Hill, pág. 620. POR TOUGAN-BARANOWSKI 65 medios de abaratar los productos. Así, los añós que siguieron a la crisis de 1825 se caracterizan por un rápido progreso en la técnica. La crisis industrial de 1836. Los cuatro años de 1833 a 1836 se caracterizan en la historia económica inglesa por excelentes recolecelónes. Las cosechas fueron tan abundantes, que en algunos años Inglaterra no ha tenido casi necesidad de importar cereales, y el precio del trigo inglés fue el más bajo de aquellos últimos sesenta años. El término medio de la importación de cereales en Inglaterra, desde 1833 a 1836, no llega al 4 por 100 de la importación media de los cuatro años anteriores. Estas recolecciones dan un nuevo impulso a la industria inglesa. Ya estaban completamente borrados los vestigios del estancamiento en los negocios que siguió a la crisis de 1825; se halla la prueba en las declaraciones de los testigos interrogados por la Comisión parlamentaria de 1833, nombrada para inquirir la situación del comercio y de la industria. Un nuevo período de prosperidad llegaba para la industria inglesa, después de la prolongar da depresión 'de 1820 a 1830; cuatro abundantes recolecciones contribuyeron naturalmente a ese cambio (1). Al mismo tiempo, la situación del mercado exterior se mejora igualmente. De 1820 a 1830, nuevos mercados se habían abierto para Inglaterra en la América del Sur; de 1830 a 1840, la exportacion inglesa a los Estados Unidos aumenta extraordinariamente. El acrecentamiento desde (1) Véase Beport on Manufactures, commerce and Shipping, of Evening. Declaración de S. Gurney, Josua, Bates, Thompsón, etcétera. 5 66 lAS CRISIS INDUSTRIAL13S EN INGLATERRA 130 a 1836 se debe principalmente a los Estados Unidos, como lo muestran las siguientes cifras (1): Importe de la exportación del Reino-Unido (en miles de libras esterlinas). Este rápido progreso de la exportación inglesa hacia los Estados Unidos, hace surgir dificultades en el mercado americano para las mercancías inglesas, y puede considerarse como la causa inmediata de la crisis industrial de 1836. Ya hemos visto que el enorme aumento de la exportación británica para la América del Centro y la del Sur, en 1820 al 1830, fue provocada por la afluencia del capital inglés hacia esos países. Los ingleses habían pagado por sí mismos su exportación. Lo mismo volvía a suceder ahora. En 1834, la importación de los Estados Unidos excede a la exportación en 6 millones de dolares; pero, al mismo tiempo, la importación de metales preciosos sobrepasa a la exportación de esos metales en cerca de 16 millones de dolares. En 1836, el excedente de la importación de las mercancías llega a 52 millones, y, sin embargo, hay un (1) Según Los Accounts relating to Trade aud Navigation of tite United Kingdom, 1842. En la ANOS En los Estados Unidos. En la Europa sep- tentrional. En la Europa me- ridional. En Asia. América del Centro y del Sur. 1832 5.468 9.897 5.867 4.235 4.272 1833 12.426 10.000 9.001 6.751 5.955 POR TOUGAN-BARANOWSKI 67 excedente de metales preciosos importados sobre los exportados de 9 millones (1). Tenemos que deducir de estos hechos, que el pago de las mercancías importadas -en los Estados Unidos no se realizaba en oro, sino por medio de otros valores. ¿Cuáles eran éstos y de dónde procedían? Los Estados Unidos no eran ricos en capitales, y el excedente de la importación no podía de ninguna manera representar los intereses del dinero americano prestado a otros países; este excedente no era otra cosa sino el capital tomado a préstamo por los Estados Unidos. En efecto; de 1830 a 1840, el dinero europeo, y sobre todo el inglés, afluye con abundancia hacia los Estados Unidos. Sin la ayuda de los capitales europeos no hubieran emprendido la construcción de una completa red de ferrocarriles y canales, comenzada en esta época. La mayor parte de las acciones de ferrocarriles, lo mismo que las de otras empresas de la América del Norte, se colocan en Inglaterra. Los capitales se emplean en la América del Norte, en parte, para extender el comercio y la industria (la afluencia del dinero hizo se implantasen una porción de empresas industriales); pero, en parte también, los capitales se debieron a la Bolsa y se promueven toda clase de especulaciones. La abundancia de capitales disponibles impulsa la fundación de nuevos Bancos. En el transcurso de dos años, 1835 y 1836, se fundan seseñta y un Bancos, con un capital de 52 millones de dolares (2). Por el mismo motivo aumenta grandemente la compra de tierras del Estado en el Oeste, tomando un carácter de especulación. Los compradors no tenían la menor idea de ocuparse en trabajos en agricultura; se adquiere la tierra únicamente para revenderla. En 1833, aún no alean (1 .Williarn Sumner: A llistory of American Currency. Nueva York, 1875, pág. 134. (2) Véase W. Sumner, 123. 68 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA zaban las compras de tierras del Estado a 4 millones de dolares; en 1836 había compradas por un valor de 24 millones 8 (1). Las especulaciones sobre las tierras son, en l América del Norte, excelente signo de la situación del mercado monetario. Aunque de 1830 a 1840 las tierras del Estado no se vendían más que al contado, las personas sin capital podían especular sobre esos terrenos, pues los Bancos fundados especialmente con este objeto concedían fácilmente su. crédito a los especuladores, y esos Bancos tampoco necesitaban grandes capitales. Mientras que la caja del Estado no exigiese el pago en oro, aquellos establecimientos extendían sus operaciones, aumentando la emisión de billetes hasta el infinito. La compra de terrenos degenera muy. pronto en un verdadero juego de Bolsa. Todos estos motivos, la abundancia de capitales, la prosperidad del comercio y de la industria, el alza en los precios de las mercancías y de los terrenos, provocaron en América una demanda intensiva de mercancías europeas; pero, además, los capitalistas ingleses favorecen la importación de las mercaderías inglesas en América, abriendo crédito liberal a los importadores americanos. Algunos grandes Bancos de Inglaterra se especializan en este comercio. Concedían créditos a los negociantes americanos, y cuando llegaba el término para el pago, no era raro que aquéllos pagasen en un Banco con la ayuda del crédito que les abría otro establecimiento bancario. Así, siete casas de banca (seis de Londres y una de Liverpool) que poseían en conjunto cerca de 2 millones de libras, aceptan, en 1836, más de 15 millones en letras y créditos (1) W. Sumnei', 119. POR TOUGÁN-BAIUNOWSKI 69 americanos (1). Se comprende que, en estas condiciones, la importación de las mercancías inglesas en América sobrepasase vivamente los límites habituales del consumo americano, tomando carácter de especulación. Lo mismo que en 1820 a 1830, la América del Sur y del Centro compran mercancías inglesas, que pagan con dinero inglés; en 180 a 1840, los Estados Unidos compran mercancías inglesas, gracias a capitales ingleses. Al cesar la afluencia de estos capitales ingleses, la demanda de productos de la Gran Bretaña se detiene. Volvamos a Inglaterra. Hacia 1835, el mercado inglés estaba muy animado, sin tener el carácter de la fiebre de especulación, signo precursor habitual de una crisis. Lós precios de las mercancías subieron algo, pero esta alza hallaba explicación en las condiciones normales de la demanda; sube el precio del algodón, de la seda, del lino, del hierro, del cobre y, en general, los precios de toda clase de primeras materias; cosa natural, pues al extenderse la producción acrece la demanda de primeras materias; el alza, por otra parte, no fue exagerada. Pero en la Bolsa, la situación era muy distinta. De Julio de 1833 a fines de 1835, España y Portugal contrajeron una serie de empréstitos en Inglaterra. Su emisión había producido a los banqueros, que lograron se cotizasen en Bolsa, ganancias importantés, y no pasa mucho tiempo sin que la especulación se extienda igualmente a los valores extranjeros. Subieron rápidamente, algunos hasta el doble de su valor. Bien pronto ocurre una catástrofe en la Bolsa. "Hasta el mes de Febrero de 1835-dice el director del Banco de Inglaterra, Palmer,-no llegaba correo del continente que no viniese cargado de - toda clase de fondos (1) Edimburgh Reviezv, 1836. Tlie Grisis in American Trade. 70 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA extranjeros, destinados a venderse en nuestro mercado. En 1835 sobrevino la reacción: el pánico se apodera de los especuladores, y los valores extranjeros bajan aún con más rapidez de lo que habían subido" (1). Así, la crisis de la Bolsa en Inglaterra ya había esta- liado en 1835; pero es muy característico el comprobar la escasa repercusión que tuvo sobre la industria. El pánico de la Bolsa se limita al círculo de especuladores, y no se extiende en absoluto a las otras capas de la población; así, este pánico no pudo retener el impulso industrial. El mercado no muestra, según Tooke, hasta 1836, ningún signo de nerviosidad anormal. En 1836 cambia la situación. La prosperidad del comercio y de la industria degenera en manía de espe culación. La fiebre de 1836 se distingue de la de 1825, eh que las especulaciones de 1825 tenían por principal objeto empresas extranjeras, mientras que en 1836 se espe.cula en empresas formadas en Inglaterra misma, y se comprende. Hacia 1820, el progreso de la industria inglesa surge de una impulsión exterior: la apertura de mercados en la América del Sur. Después, en 1830, la causa inmediata de la prosperidad fue una serie de excelentes cosechas en inglaterra. En 1825, las acciones de minas mejicanas y suramericanas constituyen el objeto favorito de las especulaciones en la Bolsa de Londres; y en 1836, las acciones de ferrocarriles y de los Bancos particulares ingleses. Aparte de la renovación de las constituciones del Banco de Inglaterra, en 1833, la fundación de los l3ancos de depósito, constituídos por acciones, se había autorizado en todas partes; pero hasta 1836, el número de éstos, recientemente fundados, no era grande; en el ci (1 J. Hosley Palmer: Causes anci Consequences of the Pressure on tlie Monay Market, 1837, pág. 28. POR TOUGAN-i3ARANOWSKI 71 tado año, aumenta considerablemente, hasta el número de 48 nuevamente establecidos (1): La especulación se arroja, además, sobre las acciones de ferrocarriles, de minas, de canales y de otras empresas. "No puede formarse idea, declara en el Parlamento, en Mayo de 1836, uno de los ministros, Thompson, de las proporciones tomadas por la locura de la especulación. No leemos un periódico, una revista de Bolsa o cualquier otra publicación comercial, sin encontrar un anuncio que da cuenta de la formación de una nueva sociedad por acciones, entre ellas hay algunas cuya insolvencia aparece a primera vista. La mayoría se fundan por especuladores, que quieren revender sus acciones realizando un beneficio. Se esfuerzan en hacer subir artificialmente el valor de las acciones, dejando el cuidado de las empresas fundadas por ellos a los compradores que han sido tan cándidos para colocar su dinero de esa manera... El aumento en el número de Bancos por acciones me llena de la más viva inquietud, pues a muchos puede aplicarse todo lo peor que se dice respecto de las sociedades por acciones" (2). En efecto, muchos de los Bancos por acciones no eran más que una especulación sobre la credulidad de los accionistas, Para reunir con más facilidad los capitales necesarios, emitían acciones a precios mínimos; por ejemplo, en 1836 se emitieron de un valor de 5 a 10 libras esterli nas; se comprende fácilmente que a un precio tan módico se alentaba la especulación (3). (1) Report from ¿lic select Oommitee on Joint Stock Banks together witli de Minutes of evidence. Apéndice e indice, 1837, ap. 11, núm. 1. (2) Citado por Took: Hisory of prices, II, 276. (3) Report on Joint Stoclc Banks, 1837, Minutes of evidence. Declaración de James Marshall, 4.O2. 72 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA • Como indica León Levi, el capital nominal de las sociedades por aecionesfundadas desde 1834 a 1836 en el Reino Unido, so eleva a 105 millones 2 de libras esterlinas: 69 millones 6 dedicados a ferrocarriles; 23 millones 8, a establecimientos bancarios; 7 millones 6, a Sociedades de seguros; 7 millones, a empresas mineras; 3 millones 7, a canales, etc. (1). La repercusión de todos estos acontecimientos sobre el mercado de géneros no se hace esperar. Alza en los precios en el mercado de Londres, en Julio de 1835 y de 1836, en comparación a los que regian en Julio de 1833 (2). Julio 1835. Julio 1836. Precio del Algodón.; ± 25 -1- 31 0/ - de la lana (espafiola) ± 33 " ± 22 " -: dela seda (italiana) ± 17 + 40 " - del hierro en bruto (británico) - 9 " ± 60 " - del plomo (británico) + 32 " ± 95 - del azúcar (Habana) + 23 " ± 80 " - del indigo (de la India oriental) didad superior + 31 " + 45 " - del tabaco (de Virginia) ± 22 " 4- 44 " La influencia del alza en los precios del comercio ex tenor de Inglaterra se muestra en seguida. En 1886, la cantidad de mercancías exportadas del Reino Unido no aumenta más que el 7 por 100 comparativamente a la exportación del precedente año, mientras que la cantidad de mercancías importadas aumenta el 17 por 100. (En (1) Leone Levi: History of British Commerce. Londres, 1872, pág. 229. (2) Calculado según los cuadros deTooke: Ristory of Prices, pág. 229, vol. II. POR TOUGAN-RARÁNOWSIU 73 1835, el valor oficial de la exportación era de 91 millones 2 de libras esterlinas, y el de la importación, de 48 millones 9; en 1836, el de la exportación era de 97 millones 6 libras esterlinas y el de la importación 57 millones.) Los acontecimientos impulsaban a 1os Estados Unidos irremisiblemente a una eriis. Para contener las especulaciones sobre las tierras, el presidente Jackson publica, el 11 de Julio de 1836, la famosa circular que hacía al partido hostil al presidente responsable de todo el daño inminente. Se prohibe la venta de las tierras del Estado, a no ser que el pago se realice en oro o plata; en el caso en que estuviese permitido a la caja del Tesoro público aceptar el pago en billetes de Banco, debía el Tesoro pre sentar inmediatamente esos billetes al Bancó correspondiente para que se los reembolsase en numerario. El efecto de esta circular fue muy rápido; la especulación sobre las tierras cesa inmediatamente, pues los Bancos no pudieron conceder créditos a sus clientes y tomaron enérgicas medidas para aumentar sus reservas, temiendo se les exigiese oro. Pero, como siempre en casos semejantes, esas medidas, acordadas demasiado tarde, no alcanzan el objeto apetecido. Los clientes, no recibiendo el apoyo de los Bancos, que ya no descuentan las letras ni los créditos, se precipitan y retiran sus depósitos, exigiendo el pago en metálico. El pánico estalla. En los Estados del Oeste, que fueron el principal centro de especulación sobre las tierras, los Bancos comienzan a quebrar; después vienen las báncarrotas de los comerciantes y de los industriales, primero en el Oeste, después en Nueva York. Los acontecimientos de los Estados Unidos repercuten en seguida en Inglaterra. El Banco de la Gran Bretaña eleva el descuento para detener el éxodo del oro que sale de sus cajas para los Estados Unidos, y da así la primer 'señal de inquietud. Para comprender los acontecimientos 74 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA que siguen, debemos ver, en primer lugar, cuál era el estado de la cuenta del Banco de Inglaterra en 1836 y 1837 Cuenta del Banco de Inglaterra y curso del cambio de Londres sobre París. meses de 1836, los camfavorables a Inglaterra; por consecuencia, el oro extranjero a la Gran Bretaña. A partir del mes el cambio es desfavorable y el oro comienza a sa li del Banco. En el mes de Agosto, el Banco eleva el descuento de 4 a 4 y 1/2 por 100, y en Setiembre, al 5por 100; pero esto no impide la salida del oro; en Noviembre vuelve a ser favorable a Inglaterra, signo cierto de que las salidas del oro para el extranjero, han cesado. Sin embargo, la caja del Banco continúa vaciándose; evidentes En millones de libras esterlinas Pasa mínima del descuento Préstamos a los partícular s (en millones de ibras eterliflas'). Curso del cambio sobre París. 1836 5Enero 5 Abril 3 Mayo 7 Junio 5 Julio 2 Agosto 6 Setiembre 4 Octubre 1 Noviembre.. 6 Diciembre.... 1837 3 Enero 4 Abril 2 Mayo 6 Junio 1 Agosto 7,7 7,8 7,5 7,1 6,7 5,6 50 4,7 3,9 4,2 4,4 4,4 5,1 6,1 4 4 4 4 4 4 5 5 5 5 5 5 5 17,5 11 10,4 12,4 14,9 1 2,7 13,4 14,2 13,5 18,1 20,0 15,2 14,1 13,0 12,1 Durante los cuatro primeros bios son fluye del de Mayo, 25 frs. 31 cts. 25 " 28 " 25 " 14 " 25 08 " 25 "10 >' 25 " 11 " 25 " 14 " 25 " 15 " 25 " 20 " 25 " 27 25 29 " 25 " 30 " 25 " 31 " 25 " 30 " 25 " 32 " POR TOUGAN-BARONOWSKI mente, al "external dram" (salida de oro para el extranjero) sucede un "internal dram" (salida del oro al interior del país), aún más peligroso. La disminución de las reservas del Banco de Inglaterra, de Mayo a Setiembre de 1836, se produjo por la balanza comercial desfavorable a la Gran Bretaña, lo mismo que por la demanda considerable de oro para los Estados Unidos, provocada por la circular del Presidente Jackson, adversario enérgico de los Bancos de emisión; por lo que, cuando expiró el término del privilegio del principal etablecimiento de esta clase en 1836, no fue renovado; así, "el Banco de los Estados Unidos", que participa de la mayor parte en todas las especulaciones de esta época, tuvo, para asegurar su caja, que contraer en Londres un empréstito de un millón de dolares en oro. Los demás bancos hicieron igualmente lo posible para consolidar su caja; así se inunda la Bolsa de Londres, durante el verano de 1836, de papel americano, que venden los Bancos de aquel país a cambio de dinero contante. Para garantir su caja, el Banco de Inglaterra eleva, en el mes de Agosto, la tasa de su descuento, y resuelve no descontar los créditos de ciertas casas que tenían íntimas relaciones con América. Los préstamos a los particulares disminuyen algo, pero las salidas de oro continúan aumentando; de suerte que las medidas del Banco de Inglaterra no causaron primeramente más que alarma en el mercado. La difícil situación de muchos Bancos por acciones nuevamente fundados se agrava, por el hecho de que esos establecimientos tenían numerosas sucursales; y como cada una de ellas dispone de su caja especial, los Bancos se veían obligados a tener mayores reservas de especies metálicas que si hubieran tenido una sola caja. El 7 de Noviembre, el Banco de Ulst y el de Belfast suspenden sus pagos; el 9 de Noviembre le toca el turno 76 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA a otro gran Banco irlandés (AgricuUural and ommercial Bank of IrelancZ), que en el curso del mes de Octubre tuvo que pagar al público, a la presentación de billetes de Banco o por reembolso de depósitos, 150.000 libras esterunas en oro (1.). Este Banco tenía 45 sucursales, y esta fue, según el director del Banco, Dowyer, una de las causas de su quiebra. La primera bancarrota, como siempre sucede en tales casos, provoca el pánico. La mayoría de los Bancos irlandeses tuvieron que sufrir lo que los ingleses llaman un run, esto es, el asalto del público exigiendo la devolución de sus depósitos y cuentas corrientes. Para salvarse, aumentan por toda clase de medios sus reservas metálicas, y de ahí la salida del oro de la caja del Banco de Inglaterra, que es el gran depósito común del numerario de todo el Reino Unido, para Irlanda. En Noviembre y en Diciembre se envían de Inglaterra a Irlanda dos millones de libras esterlinas en oro, únicamente para consolidar las reservas de los Bancos irlandeses. Ese oro se tomó de las reservas del Banco de Inglaterra (2). Si la disminución de sus reservas no fue muy importante (desde 1.° de Noviembre de 1836 a 3 de Junio de 1837 no bajó más que 500.000 libras), se debe únicamente al curso favorable del cambio, bajo cuya influencia el oro comienza a voÍver a Inglaterra. £1 hecho de que en momentos críticos para el crédito inglés el cambio le sea favorable, le hallaremos con frecuencia: desde que comienza el "internal dram", el "external dram" cesa. En el momento más agudo del pánico, cuando el crédito de las casas más serias se quebranta, el oro deja de (1) Report on Joint Stock Banks, 1837. Minutes of evidence. Declaración de Dowyer, 2.722-2.734. (2) Declaración de Mahony, 4.055-4.058. Report on Joint Stoch Banks) Minutes of evidence. POR TOUGAN-BARANO WSKI 77 salir para el extranjero y refluye de nuevo a Inglaterra. Las causas de este fenómeno son fáciles de comprender. La salida del oro de los establecimientos de crédito centrales hacia el interior del país se provoca por el aumento de la demanda de oro en el interior del país, o sea por el alza del precio del oro en el mercado interior. Como cualquiera otra mercancía, el oro en circulación en el comercio internacional acude al mercado adonde el precio es más alto; así, cada vez que el pánico invade el mercado monetario de un país, esto es, cuando en ese país la demanda de oro alcanza el máximum, el oro afluye del extranjero a ese país, la "internal dram" suprime la "external dram" y establece un movimiento contrario del oro en las relaciones internacionales. La demanda de oro fue considerable, sobre todo, en Irlanda, porque no se sabía si los billetes del Banco de Inglaterra tenían valor legal para los pagos como en Inglaterra (1). Además, la legislación irlandesa, respecto a los Bancos, difería en muchos puntos de la inglesa. Así, los Bancos irlandeses tenían derecho a emitir billetes de un valor de menos de 5 libras esterlinas; y ya sabemos que cuando se produce un pánico, los primeros billetes que se presentan al cambio son los pequeños. Por este motivo toma el pánico en Irlanda tan grandes proporciones, por lo que fue necesario se envíase de Inglaterra tanto oro. En Inglaterra escaseaba el dinero. Muchos Bancos de provincia, que habían dado a sus operaciones exagerada extensión, hicieron todo lo posible para aumentar su caja, en esos momentos en que todo el mundo quería recibir oro y nadie quería darlo. A fines de Noviembre, el gran Banco por acciones, "Northern and Central Bank", se vió 4 (1) Declaración de Mahony, 4.060. 78 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA obligado, para evitar la bancarrota, a solicitar ayuda del Banco de Inglaterra. La quiebra de aquel gran establecimiento amenazaba a todo el crédito inglés con tal sacudida, que el Banco de Inglaterra, impulsado por el sentimiento de su propia conservación, accede a su demanda. Si al mismo tiempo que el pánico irlandés se hubiera producido otro en Inglaterra, seguramente hubiera salido de las cajas del Banco lo poco que le quedaba de numerario. En Noviembre de 1836, el precio de numerosas mercancías había bajado; sin embargo, la baja no era de consideración. Baja del precio en las mercancias en Noviembre de 1836, comparativamente al mes de Junio del mismo ao (1). Algodón (Georgia) 26 O/ Plomo Íinglós. . ... 11 " Hierro en bruto (británico) 13 " Cobre (británico) 7 " Azúcar (Habana) 11 " Estafo (británico) 18 " El curso de los precios es el mejor índice de la situación industrial. Mientras que los precios son elevados, no puede haber crisis comerciales. La baja del precio es, a la vez, la causa y la consecuencia de la ruina de los fabricantes, de la reducción en la producción, del marasmo comercial y de otros fenómenos, cuyo conjunto constituye una crisis industrial. En 1837, el precio de la mayor parte de las mercancías desciende aún más. La baja de las mercancías en Julio de 1835, en comparación a Julio de 1836, es la siguiente: El precio del algodón baja. 45 O/ - del tabaco 31 " (1) Según los cuadros de Tooke, Ilistory of.Price, II. POR TOUGAN-BARANOwSKT 79 El precio del azúcar 20 - del hierro 44 " - del cobre 29 " - delestaño • 39 - del plomo 33 " - de la seda italiana... 31 " A consecuencia de la crisis americana, el comercio de Inglaterra. con los Estados Unidos cesa por completo. Los importadores americanos no podían vender grandes cantidades de mercancías compradas por ellos. La exportación de los productos ingleses a os Estados Unidos baja, en 1837, de 12 millones de libras esterlinas (1836) a 4 millones 7; esto es, cerca de la tercera parte. La crisis de 1836 no tuvo gran extensión; casi no llega a la Europa septentrional. No disminuye el importe de la exportación inglesa para esos países; por el contrario, aumenta en un 15 por 100. Más del 70 por 100 de la disminución de la exportación británica se debe a los Esta dos Unidos. Durante los cinco primeros meses de 1837, la reserva del Banco de Inglaterra es muy pequeña (unos 4 millones de libras esterlinas), aunque el curso del cambio durante este período fue favorable a la Gran Brétaña, a excepción del mes de Febrero. En Abril y Mayo, Inglaterra recibe oro del extranjero; pero la reserva metálica del Banco de Inglaterra no aumenta. Evidentemente, el oro se extiende en el interior del país, o, en otros términos, el crédito disminuye, la desconfianza cunde, y la crisis llega a su máximum en Junio. En el transcurso de este mes, tres grandes casas que especulaban en el comercio con América, concediendo enormes créditos a importadores americanos, tuvieron que suspender sus pagos. Su pasivo fue de 5 millones de libras esterlinas. El número de bancarrotas aumenta en 1837, en comparación con 1836, en el 64 P0r 80 LAS CRISIS INDUSTRIALFS EN INGLATERRA - 100. Entre todas las i'amas de la industria inglesa, la algodonera :eS la más castigada por la crisis. En 1837, la cantidad de tejidos de algodón exportados del Reino Unido disminuye el 26 por 100. Si comparamos la crisis de 1835 con la de 1837, hallamos en ellas mucha semejanza. Las dos fueron provocadas por el rápido progreso de las exportaciones, y, en los dos casos, la demanda extranjera se crea por una gran emi - gración de capitales ingleses, que en 1825 se importaron en la América del Sur y en la del Centró, y en 1836 en los Estados Unidos. Pero las especulaciones de 1836 se realizan principalmente sobre empresas inglesas, mientras que en 1825 so efectuaron sobre empresas extranjórás El movimiento en los precios fue, en 1836, semejante al de 1825. En Julio, los precios de la mayor parte de las mercancías alcanzan en el mercado de Londres su máximum; en Noviembre sobreviene la baja, al principio lenta, después más rápida, y dura la mayor parte del siguiente año. Las quiebras de los Bancos y el pánico en el mercado monetario se producen, las dos veces, en otoño: en 1825, en Octubre, y en 1836, en Noviembre. La disminución en las reservas del Banco de Inglaterra fti.e, en los dos casos, provocada: primero, por la salida de oro de Inglaterra para el extranjero; después, para el interior del país. Hasta fines de 1836, la crisis se desenvolvió como en 1825, con esta diferencia esencial: que en 1825 lafiebre de especulación en la Bolsa de valores y en la de mercancías fue mayor, y que el transtorno en el mercado inglés del oro y, por consecuencia, de toda la industria inglesa, tuvo resultados más funestos. En 1836, los precios de las principales mercancías en Inglaterra no eran mucho más altos que en 1825, y esó tiene su repercusión sob el comercio exterior inglés. En 1825, la cantidad dé productos expórtados del Reino Unldó POR TOUGAN-BARANOWSKI 81 baja un poco, y la cantidad de mercancías importadas acrece extraordinariamente. En 1836, por el contrario, tanto la exportación como la importación aumentan, aunque el acrecentamiento de la importación es más notable. Por esto, se explica el hecho de que las salidas del oro hacia el extranjero, en 1825, fueron más considerables que en 1836 (en 1825, las reservas del Banco de Inglaterra disminuyen, a consecuencia del oro remitido al extranjero, en 6 millones de libras, y en 1836, únicamente en 2 mi llones). Lo mismo que el vértigo de la especulación de 1825 fue mayor en 1825 que en 1836, la reacción y la crisis son menos intensas la segunda vez que la primera. En los últimos meses de 1825, muchos Bancos de provincia se presentan en quiebra, mientras que en 1836 ni un Banco inglés suspende sus pagos. En 1826, el número de bancarrotas aumenta en 125 por 100, mientras que en 1837, tan sólo en 64 por 100. Por otra parte, el pánico de 1825 es sin duda más fuerte, pero de menor duración. En los comienzos de 1826, el oro empieza a refluir rápidamente a la caja del Banco de Inglaterra; en 1837, aunque el oro afluye del extranjero, la caja del Banco no se llena sino muy lentamente hasta Junio, y la crisis se extiende durante casi todo el año. La crisis de 1839. Los dos años siguientes fueron para la agricultura inglesa muy desfavorables. A consecuencia de dos cosechas muy malas, el precio medio del trigo sube, en 1839, en comparación a los del año de 1836, el 48 por 100, y la cantidad de cereales importada en el Reino-Unido para el consumo inglés alcanza la suma jamás vista, de 10 millones de libras esterlinas. En 1836, el valor de los cereales importados es de 0,1 por 100 del total de la ex 82 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA portación de los productos británicos, y en 1839 llega al 20 por 100 de ese total. El aumento de la importación, no yendo acompañado del acrecentamiento equivaleilte en la exportación, hace que la balanza comercial sea desfavorable a Inglaterra. A esto se une una serie de circunstancias que provocan en Londres una baja extraordinaria en el curso del cambio sobre todos los mercados extranjeros, y un reflujo considerable del oro de Inglaterra hacia el extranjero. (Véase el cuadro adjunto.) En la caja Curso del del cambio Banco sobre París, de Inglaterra á la vista (en millones (deducido de libras el esterlinas). agio del oro) (1) 1838.-6 Noviembre 9,2 25fr. 24eént. 4 Diciembre 9,6 25 " 15 " 1839.-1 Enero 9,0 25 " 04 " 5Marzo 6,7 24 " 98 " 7 Mayo 4,3 24 " 99 " 2Ju1io 3,7 25 03 " 3 Setiembre 2,4 25 " 18 " 5 Noviembre 2,7 25 " 16 " 3 Diciembre 3,6 25 " 09 " 1840.-7 Enero.. . . 4,5 25 " 15 1 Diciembre 3,6 25 " 19 " A partir de Diciembre de 1838, el curso del cambio desciende rápidamente, y durante la primera mitad de 1839 es extraordinariamente bajo. Al mismo tiempo, las reservas del Banco de Inglaterra disminuyen considerablemente y llegan, el 3 de Setiembre, a 2 millones 4; er ocho meses, salen de su caja 6 '/ millones de libras esterlinas. Las causas de este éxodo, mayor que en 1836, provienen, aparte de la extraordinaria importación de cerea (1 Firs Report from tlie Select Gomrnitee on Banks, 1840. apéndice núm. 9, 12; Second Report, 1841, ap. núm 6, 28. POR TOUG-AN-BARANOWSKI 83 les, de que la crisis de 1836 no estaba aún completamente liquidada en los Estados Unidos, a pesar de las quiebras. En 1837, todos los Bancos de los Estados Unidos habían suspendido el reembolso de sus billetes, suspensión que. no era sinónimo de bancarrota, pues el Congreso había permitido a los Bancos recurrir a esta medida extrema. El Banco de los Estados Unidos que, bajo la dirección de N. Beadie, participa de todas las especulaciones en este período, aprovechó la autorización del Congreso para extender sus negocios por medio de especulaciones arriesgadísimas. Así, este Banco compra grandes cantidades de algodón en bruto en los Estados Unidos y los revende en Europa, a tan alto precio, que la industria algodonera se ve en la necesidad de reducir su producción; el Banco emprendió toda clase de especulaciones en la Bolsa sobre valores americanos y extranjeros, etc. En 1839, en el momento en que la especulación sobre la venta de algodón en bruto alcanzaba las mayores proporciones, y cuando las enormes cantidades de algodón no vendido, perteneciente al Banco de los Estados Unidos, estaban acumuladas en los almacenes, la Bolsa de Londres se ve inundada de papel americano, que halla en la capital inglesa salida fácil; la confianza no estaba definitivamente quebrantada por la risis de 1836 (la mayoría de los Bancos americanos cumplieron puntualmente sus compromisos, a pesar del trastorno del crédito). Precisamente porque el Gobierno de los Estados Unidos detuvo, en 1837, la extensión de una crisis, otra nueva estalla en ese país, en 1839, con violencia mayor y provocando un éxodo del oro de Inglaterra a América. Además, aumenta la salida del oro de Inglaterra hacia el continente europeo, a consecuencia de la quiebra del Banco de Bélgica, en el otoño de 1838. Esta catástrofe provoca, al comienzo del año de 1839, un pánico en Bélgica y en Francia; como el mercado monetario inglés 84 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA no se perturba a causa de aquella crisis, y el crédito no se conmueve, el oro afluye allí donde la demanda es más importante: al continente europeo y a América. Todo esto provoca, en 1839, un "external dram" muy extraordinario por su duración e intensidad, que vacía casi por completo la caja del Banco de Inglaterra. Para retener el oro, el Banco eleva, el 16 de Mayo, el descuento a 5 por 100, y el 1.0 de Agosto, al 6 por 100. Pero como el crédito no está mermado y el precio de las mercancías no baja, las salidas del oro para el extranjero continúan sin interrupción; para no zozobrar, el Banco tuvo que recurrir a un medio extremo; por intermedio de la casa de Banca Baring, contrajo en París un préstamo de dos millones de libras esterlinas. Los banqueros parisinos consintieron en aceftar pagarés a la orden por esta suma, que poco a poco se realizó por el Banco, lo que hizo subiesen mucho los cambios al comienzo del mes de Setiembre. El oro lentamente refluye a la caja del Banco. Después, el curso del cambio fue siempre bajo durante 'el año de 1839 y aun en el siguiente año. Con medidas enérgicas, logra contener el éxodo del oro; pero no puede producir un movimiento en sentido contrario, y, por consecuencia, la caja del Banco de Inglaterra contenía parecidas reservas al fin de 1840 que a fines de 1839. Por lo tanto, a pesar de la situación crítica del Banco de Inglaterra en 1839, esta crisis tuvo en la aran Bretaña el carácter exclusivo de financiera, y no le sigue el trastorno de la industria, como en 1825 y 1837. Ni un solo Banco del Reino Unido cesa en sus pagos; el número de bancarrota no aumenta. El precio del algodón en bruto tiene, a causa de las manipulaciones del Banco de los Estados Unidos, enormes fluctuaciones. El precio de los cereales sube mucho en 1839, por la mala cosecha, y baja al año siguiente pues la recolección. fue mejor; pero el POR TOUGAN-BARANOWSKI 85 precio de los diversos metales (es en donde se refleja la situación de la industria) bajó, en 1840, relativamente poco; por ejemplo, el precio del plomo, en Julio de 1840, no es inferior más que en un 5 por 100 del de Julio del precedente año; el del cobre sube 1 por 100, el del estaño baja el 4 por 100; únicamente el del hierro desciende el 20 por 100. La industria inglesa padeció en 1836 una sacudida tan considerable, que no había lugar en Inglaterra para la explosión de una nueva crisis en 1839. La crisis de 1836 ejerce sobre los mercados, tanto de géneros como de metálico, una influencia purificadora, y separa los elementos malsanos procedentes do la fiebre de especulación del año anterior; la mayor parte de los especuladores ingleses se arruinaron en 1837, y precisamente por esto, en 1839, la salida del óro para el extranjero no fue seguida de ninguna crisis comercial, como sucedió en 1825 y 1830. El "external dram", en Inglaterra, no se transforma, pues, al fin de 1839, en un "internal dram", y el crédito inglés no sufre sacudidas. Si comparamos el movimiento de las reservas del Banco de inglaterra durante el año de 1840 conel de 1826, observamos entre los dos gran diferencia. Al fin de 1826, la reserva del Banco en metálico es la misma que al comienzo de 1825; todo el oro que sale de la caja vuelve a allí, mientras que en 1840 queda en cantidad tan reducida como a fines de 1839; el oro no vuelve a la caja del Banco, a pesar de medidas tales como la elevación del descuento al 6 por 100 (en 1825 la tasa del descuento no había sobrepasado el 5 por 100 en el Banco de Inglaterra). ¿Cuál fue la causa de esta baja tan persistente? Obedece a que en Inglaterra era (no es lo mismo respecto a los Estados Unidos) una crisis financiera y no indus 86 LAS CRISIS INDUST MALES EN INGLATERRA trial (1); ésta siempre provoca ciertos trastornos en el mercado monetario, pero rápidos. El oro afluye a la circulación en el interior del país, para colmar el vacío abierto por la disminución del crdito; pero desde que vuelve la confianza, refluye con mayor rapidez. La disminución de la circulación de mercancías, que sigue a una crisis industrial, deja disponibles grandes sumas en metálico, que se hallaban antes en circulación, y todo este dinero disponible se acumula en los Bancos. Así, la liquidación de una crisis industrial va siempre seguida de in aumento en las reservas metálicas de los Bancos (2). Cuando, por el contrario, las salidas del oro para el extranjero no tienen por origen ñi una crisis industrial ni el pánico, la crisis financiera puede tomar carácter crónico, porque, en este caso, no interviene ninguna disminución en la circulación de las mercancías que pueda hacer refluir el numerario a las cajas de los Bancos. El cuadro de la página 66 muestra que, en 1840, el total de la exportación británica casi no disminuyó. He aquí por qué las reservas metálicas del Banco de Inglaterra permanecieron tan bajas en todó el transcurso de ese año. En los Estados Unidos, la crisis de 1839 tiene otro carácter, como ya hemós dicho: el Gobierno de aquella nación permite, en 1837, a muchos Bancos, cuya situación era difícil, y que estaban ya hacía mucho tiempo en la imposibilidad de hacer frente a sus compromisos, esquivar (1) En cuanto al hecho de que no se produzca ningún gran trastorno en el comercio en Inglaterra, véase Firsf Report on Banks, Minutes of evidence. Declaración de Loyd, 3.589. Se halla lo mismo en Took History of Prices, II, 270. (2) Este fenómeno se explica muy bien en el libro de Clement Juglar, Des crises commerciales et de leur retour perioclique. Paris, 1889, L parte, cap. XVII. POR TOUGAN-BARANOWSKI 87 la bancarrota, autorizándoles a suspender los pagos de sus billetes. Esto retarda la liquidación de la crisis, que debía continuar durante varios años. Los Bancos americanos, liberados de cumplir sus compromisos, continuaron sus atrevidas especulaciones. Hasta 1841, el Congreso no exige el restablecimiento de los pagos, y hasta entonces no llega la hora del castigo. El "Banco de los Estados Unidos", la casa de banca más importante del país y la más atrevida en sus especulaciones, se declara insolvente. Así, la liquidación definitiva de la crisis de 1836 no se hace en los estados Unidos hasta 1841. El número de bancarrotas en los Estados Unidos asciende, según los datos oficiales, durante los tres años de 1837 a 1840, a 33.000; el pam sivo total se eleva a 440 millones de dolares (1) y, como entre el mercado americano y el inglés existen los VmnciIlos más estrechos, se comprende fácilmente que en 1841 y en 1842 la industria inglesa se halle en situación mny comprometida. La crisis industrial de 1847. Después de algunos años de una depresión económica que llega a su máximum en 1842, Inglaterra entra de nuevo en un período de prosperidad industrial. Al comienzo de 1842, las reservas del Banco de Inglaterra alcancan la cifra más alta a que jamás llegó: 16 millones de libras esterlinas; el Banco baja el descuento a 1 3/ por 100. Según frase frecuentemente citada, John Buli puede soportar mucho, pero no el 2 por 100 en el cambio. Las fuerzas productivas del país estaban dispuestas (1) Clement Juglar: Des crises commerciales, pág. 467. 88 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA para una nueva acción enérgica, y no se hizo esperar largo tiempo. Las recolecciones de 1843 y 1844 fueron muy buenas; los productos agrícolas estaban a buen precio; la demanda de objetos fabricados era considerable. En el mercado exterior habían desaparecido los vestigios de las precedentes crisis, y la conclusión de la paz entre Inglaterra y China, en 1842, abre a la industria inglesa un nuevo y enorme mercado, pero del que los industriales ingleses exageran la importancia. La industria se resarce, y los tres años de 1843 a 1845 se caracterizan por un acrecentamiento considerable en la exportación de los productos de la industria inglesa, por un gran aumento en la producción, y al mismo tiempo por el mejoramiento en las condiciones de vida de las clases obreras. Así, el inspector del trabajo, Leonardo Horner, se expresa en Noviembre de 1845, en su relación semestral, de la siguiente manera: "En los últimos años no recuerdo haber visto semejante prosperidad industrial, principalmente en lo que concierne a los hilados de algodón, como durante el invierno y el otoño precedentes. "JJurante este período, no ha pasado una semana sin que me hayan dejado de informar de la construcción de nuevas fábricas o del agrandamiento de las existentes, de la adquisición de nuevas máquinas más perfeccionadas, etc.; de todas partes he oído quejas respecto a la dificultad de procurarse obreros y de la elevación del precio en los salarios. Personas muy enteradas mé dicen también que los fabricantes han realizado grandes beneficios, gracias a los elevados precios del hilo y a los muy bajos del algodón en bruto (1). Según los datos aportados (1) Reporf of Inspector of Faetones: L. Horner, Noviembre, 1845, pág. 13. POR TOUGÁN-BARANOWSKI 89 por Horner, el número de fábricas en su distrito, de 1842 a 1845, es de 524, casi exclusivamente de hilados y tejidos.. Hemos visto, por ejemplo, de las crisis precedentes que el desplazamiento de los capitales ingleses en cada período de prosperidad industrial se efectúa en una dirección determinada. De 1820 a 1830, los capitales ingleses disponibles van hacia la América del Centro y del Sur; en 1835 se dirigen a los Estados Unidos, y los que quedan en Inglaterra se inclinan principalmente hacia las empresas de ferrocarriles y la fundación de Bancos por acciones. De 1840 a 1850 no hay emigración de importancia hacia el extranjero. No es porque la cantidad de capitales disponibles en Inglaterra haya disminuido; hay más que antes, pero se les ofrece colocación ventajosa en el interior, en la construcción de una inmensa red ferroviaria. Importe Gasto neto de las concesiones de la construcción de ferrocarriles - hechas (le ferrocarriles por el Parlamento (en millones (en mi iones de de libras esterlinas) libras). (1) Hasta 31 Diciembre 1843 81,9 6,6 En 1844 20,4 6,7 En 184 60,5 16,2 En 1846 131,7 37,8 En 1847 44,2 40,7 En 1848 153 33,2 En 1849 3,9 29,6 Según el cálculo de Wilson, el gran economista de esta época, fundador del Tlze Economist, la acumulación anual del capital en la Gran Bretaña alcanzaba la suma (1) Took Ilistory of Prices, V. 352. 90 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de 60 millones de libras esterlinas (1). Así, en 1846, el total de vías férreas nuevamente concedidas sobrepasa en más del doble la acumulación anual del capital inglés. El importe de la demanda para la construcción de los ferrocarriles no fue menor de los dos tercios de toda la demanda extranjera de productos británicos. El número de los obreros ocupados en la construcción de ferrocarriles se eleva a 200.000; la enorme alza del precio del hierro muestra la gran cantidad consumida en la construcción. Hacia 1845, la industria y el comercio se hallaban en Inglaterra en excelente situación. La producción aumentada, los precios de las mercaderías considerablemente altos, la demanda en el mercado interior muy en auge, lo mismo que la exportación de los productos británicos en el extranjero. Como siempre, la prosperidad industrial no tarda en dar origen a la especulación, que esta vez se dirige principalmente sobre las empresas ferroviarias. La especulación sobre las empresas de ferrocarriles comienza en 1844. "Al principio de 1844, dice Took, cuando parece indudable que la industria del país entra en un período de prosperidad, la atención general se impresiona por los favorables resultados obtenidos por los ferrocarriles ya construídos; parecía verosímil que la extensión de esa red ferroviaria sería de tan buen resultado, tanto más, cuanto el precio del hierro y de otros materiales necesarios para la construcción no eran muy elevados. En la primavera y el verano, las acciones de las antiguas compañías de ferrocarriles tuvieron fuerte alza, y además se proyectaron gran número de nuevas líneas. En Setiembre de 1844 se presentan al Parlamento más de 90 proyectos de nuevas líneas férreas, cuya ejecución no exigirá menos de 100 millones de libras; y el número de esos proyectos (1) Wllson: Capital, Currency anci Banking, IX. POR TOUGAN-BARANOWSKI 91 aumenta sin cesar hasta fin del año." En 1845, la especulación sobre los ferrocarriles se anima aún más y provoca una crisis financiera. "En Agosto, después que el Parlamento acuerda las concesiones proyectadas, las especulaciones degeneran en verdadera locura; pero al mismo tiempo aparecen indicios de una próxima reacción. "Todo el mundo comprende que los especuladores no estaban unánimes respecto al éxito de las empresas; contaban sencillamente con el estado de espíritu predominante en la Bolsa en determinado momento, en relación con tales o cuales acciones de ferrocarriles; no se compran éstas como colocación definitiva, sino para venderse inmediatamente a un precio más elevado. Mientras que el número de personas que quieren especular aumenta, el valor de las acciones sube también; pero a fines de Octubre comienza a manifestarse el deseo, en los tenedores do las acciones, de realizar los beneficios que prometen los altos cambios a que se cotizan; ese deseo termina por transformarso en pánico; las acciones comienzan a bajar rápidamente, y las Bolsas de las diferentes ciudades del Reino, que hasta entonces habían rebosado de especuladores, se vieron completamente vacías de esos elementos" (1). A la industria inglesa no le alcanzó esta crisis bursátil de 1845; no hallamos su influencia, ni en la cuenta del Banco de Inglaterra, cuyas existencias en caja, en Noviembre de 1845, so elevan a más de 1 millones de libras esterlinas, ni en el número de quiebras, ni en la situación. general del precio de las mercancías. La crisis de 1845 nó sobrepasa el círculo de la Bolsa, lo mismo que en 1835 no perjudica a la industria. Esto se explica por el hecho de que, a pesar de la catástrofe en la especulación de las (1) Según los Cuadros de J. A. Mann: Tite Cotton Trade of Great Britain, 1860. 92 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN ING-LATERRA acciones de ferrocarriles en 1845, la construcción de estos últimos precisamente en esta época comienza a tomar grandes proporciones, dando a la demanda en el mercado interior extraordinaria extensión: era natural esperar en este momento un movimiento inaudito de impulso a favor de la industria inglesa. Nada significa algunos millones de libras en la disminución de las exportaciones de productos británicos, en 1846 y 1847, en relación con los 100 millones de libras gastados, durante estos dos años, por las compañías de ferrocarriles en la compra del material necesario para la construcción de las vías férreas, y por los obreros en la compra de objetos de consumo. Sin embargo, al examinar las estadísticas relativas a la cantidad de tejidos de algodón consumido por el mercado interior inglés, no comprobamos un progreso, sino, por el contrario, una baja. En 1845, el consumo de tejidos de algodón fue, en el reino, de 21 millones de libras; en 1846, de 19 millones; y en 1847, únicamente de 13 millones (1). 'Se explica este retroceso por las malas recolecciones, En 1845 aparece en Irlanda e Inglaterra una enfermedad en la patata, que destruye casi por completo la cosecha, y a la vez, la recolección de cereales fue ese año muy mala. En 1846 no hubo tampoco cosecha de patatas, y la de cereales fue aún peor que la del pasado año. El Parlamento se vió en la necesidad de votar un crédito de 8 millones de libras para socorrer a la población hambrienta de Irlanda. En 1847 se importan por valor de 29 millones de libras esterlinas, de cereales destinados al consumo de la Gran Bretaña. Esta importación iguala al 50 por 100 de la total exportación de las (1) Cuadros de J. A. Man: Tlie Cotton Trade of Great Britain, 1860. POR TOUGAN-BARANOWSKI 93 mercancías inglesas; mientras que en 1845, la importac ión de cereales únicamente fue el 3 por 100 de la exportación británica. A la deficiente recolección de cereales vino a unirse la pésima cosecha de algodón. Los precios de algodón en bruto, en Manchester, subieron, en Enero de 1847, 65 por 100, en comparación a Enero de 1846. La situación de los fabricantes ingleses era muy difícil; el precio de la primera materia aumenta, y la demanda de objetos fabricados de parte de la población no podía aumentar, a consecuencia de la gran carestía en la vida. Los precios del hilo de algodón no subieron en 1847, y los de los tejidos tienen una alza insignificante. En tales condiciones, la producción no era remuneradora, y tenía que reducirse. La crisis industrial de 1847 110 procede de ninguna especulación en el mercado, como sucedió en las anteriores crisis. En 1847 subieron los precios de numerosas mercancías en el mercado inglés (por ejemplo, los de algodón en bruto, hierro y otros metales); pero el alza no fue el resultado de la especulación de los negociantes; se produjo porque la oferta era insuficiente en relación con la demanda. Unicamente en el comercio de cereale toma grandes proporciones la especulación, aun en período de calma, a causa de las grandes e imprevistas fluctuaciones de sus precios. El cahiz de cereales sube, de Enero a Mayo de 1847, de 6& chelines 10 peniques a 102 chelines 5 peniques. Después baja rápidamente, y en Setiembre el precio es el de 43 chelines 5 peniques (1). Los especuladores contaban con que las provisiones de cereales en Inglaterra no fueran suficientes hasta la (1) Report from tite Select Cornniitee on Co,nme?1eial Distress, 1847-1848. apéndice núm. 6. 94 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA nueva recolección, pero se equivocaron; los altos precios aumentan las importaciones, y la recolección fue mejor de lo que se esperaba, los precios no pudieron mantenerse a una altura anormal. En seguida se produjo una baja que ocasionó la quiebra de gran número de comerciantes en cereales, y como consecuencia de esta catástrofe, una crisis general industrial. Ahora consideremos la situación del Banco de Inglaterra en 1847. Cuenta del Banco de Inglaterra (1). c En caja Minimum Curso del cambio (en millo a de la tasa sobre París, 1S47 nes de del de cuento a la vista, libras es- durante deduciendo el agio termas) los meses de sobre el oro. 2 Enero 15 8,2 Enero, 3 1 Enero, 25 fr. 11 cént. 6Marzo 11,6 5 7 Marzo, 4 2 Marzo, 25 " 01 3 Abril 10,3 3,7 Abril, 4 1 Abril, 25 ' 13 1 Mayo 9,3 2,7 Mayo, 5 4 Mayo, 5 45 bJuiiio 10,2 5.1 Junio, 5 7Junio, 25 13 3fulio 10,4 5,2 Julio, 5 2Julio, 25 08 4 Setiembre.. 9 4,2 Setiembre, 5 1/2 3 Setiembre, 25 ) 11 2 Octubre.... 8,6 3,4 Octubre, 5 1j 1 Octubre, 25 32 3 Octubre.... 8.4 1,2 Noviembre, 7 2 Noviembre, 25 " 24 6 Noviembre. 8,7 2,0 Diciembre, 6 3 Diciembre, 25 " 27 4Diciembre.. 11,0 5,6 (1) Beport frorn the Select Comrnittee on Commercial .Distress, 1847-1848, apéndice núms. 6, 13, 31. Se llama reserva la parte de la caja del Banco de Inglaterra de la que puede, conforme al acta de Pee] de 1844, libremente disponer. El acta de 1844 ha modificado por completo las condiciones de la emisión de billetes para el Banco de Inglaterra. Los billetes emitidos, que sobrepasen la cantidad de 14 millones do libras, han de estar, según el acta, garantidos por el numerario correspoildiente: esta parte de la caja no puede ponerse en circulación; la reserva es la parte de la que el Banco puede disponer. No hay que decir, que el Banco, en sus operaciones, no puede contar más que con sus reservas, pues el resto del oro conte POR TOUGAN-BARANOWSKI 95 Después de lo dicho respecto a la enorme importación de cereales en Inglaterra, se ve con toda claridad la causa de las salidas de oro para el extranjero en 1847. Pero mientras que en 1825 y 1836, las existencias en la caja del Banco de Inglaterra disminuyen sin interrupción durante siete meses seguidos, la salida del oro de Inglaterra para el extranjero no fue ni continua ni de tan larga duración. De Enero a Mayo, las existencias en caja disminuyen; la reserva baja igualmente y los cambios son desfavorables a Inglaterra. De Mayo a Julio, el movimiento del oro cambia de dirección: el oro refluye en las cajas del Banco, las reservas aumentan, y los cambios, durante algún tiempo, suben mucho. Después vuelve a empezar el primer movimiento; bajan los cambios, y el oro vuelve a salir de Inglaterra. En Octubre, los cambios son favorables a la Gran Bretaña, pero la reserva del Banco de Tuglaterra continúa decreciendo, hasta que llega a su cifra más baja: 1 millón 2 de libras esterlillas. En Noviembre y nido en la caja no puede emplearse para las operaciones del Banco. El acta de Peel representa, en la historia de la economía política, un papel de especial importancia. La teoría sobre la moneda y el crédito aceptada por la ciencia moderna, se ha formado, en parte, por las polémicas suscitadas por el acta, entre las que hay que conceder la mayor importanci.a a los escritos de Took y de Fullarton. El acta de,184t no ha podido evitar el retorno de las crisis ni atenuar su repercusión económica, aunque fue uno de los principales objetos de la reforma realizada por sir Roberto Peel. A este respecto, puede decirse que la reforma ha fracasado; únicamente un desconocimiento total de las causas de las crisis pudo conducir a esta idea, completamente falsa, de que las crisis se provocan por la defectuosa organización de los establecimientos de crédito. Las crisis están tan íntimamente ligadas a la forma de la producción capi talista, flue aun la mejor reforma del régimen de los Bancos (y no es éste el caso de la de Roberto Peel no podría impedir se produjesen crisis. 96 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA en Diciembre, el oro vuelve rápidamente a la caja, y de nuevo la reserva del Banco sube considerablemente. En 1847 llama nuestra atención los importantes cambios en la tasa del descuento, que no se producen en 1835 y 1836. En 1825, el Banco no modifica su descuento durante los once primeros meses: 4 por 100 en los créditos a corto plazo, no lo eleva al 5 hasta Diciembre. En 1836, la tasa del descuento no se eleva hasta Julio, de 4 al 4 y '/, y en Setiembre, de 4 y '/ a 5 por 100. La causa de esta diferencia se halla en el hecho de que, durante las precedentes crisis, el Banco conserva una actitud más pasiva en presencia de la disminución de su caja; no recurre al único medio eficaz para retener el numerario: la elevación del descuento. Como sabemos, éste siempre tiende a elevar el curso del cambio y a detener la salida del oro para el extranjero. El valor actual de un billete es igual a su importe nominal, menos el valor del descuento en el lugar en donde se presenta al cambio. La elevación en la tasa del descuento disminuye el va - - br actual de una letra o crédito, y son menos caras en el mercado de que se trata, y se comienza a exportarlas al extranjero (en donde se pagan más) para cambiarlas por oro, y el curso del cambio a la vista, sube. Todo esto es muy sencillo, pero fue necesaria una larga experiencia antes de que se llegara a comprender la influencia del descuento sobre los cambios. Además, antes del acta de Peel, el Banco de Inglaterra era menos sensible a la disminución de sus existencias en caja, principalmente a causa de que podía disponer de todas las sumas en oro y plata que guardaba. Por el conO trario, el acta de 1844 no le permitía disponer más que de una parte de la reserva. Con el nuevo sistema, el Banco estaba obligado a tomar enérgicas medidas para la seguridad de su caa en momentos en que los fondos que guar POR TOUGÁN-BARANOWSKI 97 daba eran relativamente grandes (en 1847 no habían bajado de 8 millones de libras esterlinas sus existencias, y se vió en la necesidad, como ya hemos visto, para salvar- se, de pedir la suspensión de la ley de 1844). En estas dos causas-la nueva política del Banco y su mayor sensibilidad respecto a la disminución de su caja- se halla la explicación de cesar el éxodo del oro en la primavera de 1847; medidas enérgicas pudieron reducir sus operaciones de crédito; la tasa del descuento se elevó, las letras y créditos a largo vencimiento no se aceptaron al descuento, y, lo que aún es más importante, se fijó corta suma, que no debía sobrepasar el total de letras presentadas al descuento por cada casa. Medidas tan severas provocan muy pronto el pánico en el mercado monetario inglés. Como dice Took, la demanda de especies monetarias había aumentado de tal manera en Inglaterra, que letras de pago absolutamente seguro no se descontaron a menos de 12 por 100. El cambio sube inmediatamente, y es favorable a Inglaterra. Según declaración de Gurney, banquero de Londres, una persona, en Liverpool, había encargado al comienzo de Abril 100.000 libras esterlinas en oro amonedado y en lingotes, para transportarlos a los Estados Unidos, con objeto de beneficiarse con los cambios más ventajosos de las letras americanas; a consecuencia del estado financiero de Inglaterra, toda la suma fue de nuevo descargada del barco y quedó en el país, pues on la elevación del curso de los cambios ingleses, la exportación era desventajosa (1). El oro comienza a refluir hacia Inglaterra, la reserva del Banco aumenta, y la dirección pudo levantar sus me •dida prohibitivas. (1) First Report on cornmerciai Distress. Minutes of evidence. Declaración do Gurney, 1.921-23. 7 98 LAS CRISIS iNDUSTRIALES EN INGLATERRA Debemos observar que la industria y el comercio nada padecen por el pánico del mercado monetario, aunque precisamente en ese momento las especulaciones de los negociantes en cereales se multiplicaban; el precio del cahiz de trigo tuvo un alza rápida de gran importancia. Por otra parte, la situación del mercado monetario no ejerce gran influencia en las relaciones comerciales, más que si la situación del comercio favorece esta influencia; pero cuando, y ahora éste es el caso, el malestar financiero coincide con la disminución de la oferta de las mercancías y el acrecentamiento en la demanda, la elevación de la tasa del descuento no puede impedir el alza del precio de las mercancías, y, por consecuencia, el desenvolvimiento de la especulación sobre las mismas. En Julio, el éxodo del oro hacia el extranjero vuelve a comenzar; se emplea en el pago de los cereales, que llegan en abundancia al mercado de Londres, atraídos por el precio exeesivamente elevado a que se pagaban. Importación de los cereales y de la harina en el Reino Unido por millones de quarters (1). Del 24 de Febrero al 30 de Marzo 1.052 " 31 de Marzo al 4 de Mayo 1.332 " 5 de Mayo al 8 de Junio. 1.251 " 9 de Junio al 13 de Julio 1.944 " 14 de Julio al 17 de Agosto 2.010 18 de Agosto al 21 de Setiembre 1.08 " 22 de Setiembre al 26 de Octubre 969 La importación aumenta, y alcanza su máximum en la segunda quincena de Julio y la primera de Agosto. En cuanto al precio de los cereales, llega a su máximum hcia fines de Mayo. La diferencia de los dos meses entre la (1) Report Qn Commecial Disfíes, on. núm. 50. POR TOUG-AN-BARANOWSKI 99 aparición de las dos máximas, es debido al tiempo necesario para el transporte de los cereales del lugar de la exportación al lugar de venta. Los negociantes en cereales habían, en Abril y en Mayo, comprado enormes cantidades de trigo a precios excesivamente altos;. llegaron a Inglaterra en Julio y Agosto, en el momento en que los precios ya habían bajado, porque la recolección parecía mejor de lo que se esperaba. La baja de los precios arruina a los negociantes y produce una grave crisis industrial. A partir de Octubre, los cambios son favorables a La Gran Bretaña, pero la salida del oro del Banco de Inglaterra persiste. Con toda evidencia, el desenvolvimiento de la crisis entra en un nuevo estadio; el "external dram" se convierte en "internal dram". El éxodo del oro hacia el extranjero, provocado por un balance desfavorable, se cambia en un éxodo del oro al interior, a causa del pánico que se extiende en los mercados monetarios y de géneros en Inglaterra. La reserva del Banco de la Gran Bretaña, llega a su mínimum (1 millón 2 de libras) el 30 de Octubre. Desde el día, 2, esto es, en veintiocho días, la reserva del Banco disminuye en 2 millones 2; quedan en caja únicamente 200.000 libras. La disminución de las existencias en caja muestra que en el interior del país no sólo se pedía oro, sino también billetes de Banco. En general, la confianza en los billetes del Banco de Inglaterra persiste durante la crisis, y como el envío de éstos y su cambio es mucho más fácil y cómodo que el cambio del oro, aun durante el pánico de 1847, la demanda de billetes fue mayor que la de oro. Esto es lo que declaran numerosos testigos, oídos por la comisión parlamentaria de 1847-1848. El banquera Birbeck, por ejemplo, declara que durante el pánico, su casa de banca y otras muchas que conocía aumentaron sus reservas de 75 a 100 por 100. Esas reservas 100 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA consistian principalmente en billetes del Banco de Ingla - terra (1). El curso de la crisis de 1847 se ha expuesto perfectamente por el director del Banco de Inglaterra, Morris, en su declaración ante la comisión parlamentaria. "La ruina de gran número de especuladores de cereales, que sigue a la baja de los precios, obligó a una gran casa de banca, que mantenía íntimas relaciones con las provincias, a cesar en sus pagos, destruyéndose así uno de los principales canales de la circulación del crédito entre Londres y las provincias, provocando una inquietud general en el país. Acaeció en seguida el hundimiento de algunas grandes casas dedicadas al comercio de cereales, y entonces suspendieron sucesivamente sus pagos el Banco Real de la Sociedad de Crédito de Liverpool, el Banco del Pais de Gales del Norte y del Sur, algunas casas de banca y el Banco de Newcastle; los de Nortumberlandy de Durham, se vieron grandemente amenazados por el asalto del público para retirar sus cuentas y cambio de billetes. Todas esas catástrofes dieron por resultado un pánico horrible y casi la desaparición del crédito. Los banqueros de Londres no podían conceder a sus clientes el crédito habitual, y éstos tuvieron que dirigirse al Banco de Inglaterra para solicitar su ayuda. Todos aumentan sus reservas, y por este motivo todos se quejan de falta de dinero; entonces que había en circulación de 4 a 5 millones de billetes de Banco y monedas de oro más que en Agosto. A consecuencia del quebranto en el crédito, las casas que mantenían relaciones comerciales con el extranjero, y que acostumbraban a renovar sus créditos después de su expiración, no (1) First Report on comrnercial Distress. Minutes of evidene. Declaración de Birbeck, 5.771-5.773. POR TOUGAN-BARÁNOWSK1 101 pueden cumplir sus compromisos y tienen que suspender us pagos (1). El 23 de Setiembre, el Banco de Inglaterra eleva el descuento para las letras a noventa días a 6 por 100, y en 1.0 de Octubre, la dirección acuerda •no se concedan créditos garantidos con valores del Estado y consolidados. Pero todas estas medidas, lejos de atenuar el pánico, lo agravan, y, por consecuencia, no contienen la disminución en la reserva del Banco, aunque desde Octubre el oro vuelve del extranjero a Inglaterra. Según la declaración de Morris, llega de Rusia, después de la elevación de la tasa del descuento, una importante suma de oro; los destinatarios de esta suma declararon a Morris que si importaban ese oro a Inglaterra, era únicamente porque la tasa elevada del descuento era ventajosa para realizar la operación (2). No procedía de la capital rusa, sino de c4iltalistas ingleses, que habían hallado ventajoso tenerle en el extranjero. Á pesar de todo, la reserva del Banco seguía disminuyendo. A fines de Octubre, era inferior a la suma que los banqueros de Londres tenían en depósito en el Banco de Inglaterra; esos depósitos podían reclamarse a cada momento por sus propietarios, y el Banco corría el peligro de no poder pagar, a pesar de elevarse sus existencias a 8 millones de libras esterlinas. El pánico llega a su máximum. El Gobierno recibe de todas partes peticiones solicitando la derogación temporal del acta de 1844, que había privado al Banco de la facultad de disponer de todas sus existencias. El 23 de Octubre, el Gobierno recomienda a la direc. (1) First Rport on Commercictl Distress Minutes of evience. I)eclaración de Morris y de Prescott, 2.675. (2) Declaración de Morris y Prescott, 2.840. 102 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ción del Banco no se atenga en sus operaciOnes a la ley, peró que eleve el. descuento al 8 por '[00. El pánico 'cesa inmediatamente, pues el público adquiere la certidumbre de que podía, en caso necesario, contar con su ayuda. Según la declaración del banquero Pease, era imposible, algunos días antes de la publicación de las disposiciones gubernamentales de 23 de Octubre, descontar letras de las más seguras; tanto se temía por tódos la disminución de las reservas (1). Lo ordenado por el GobiiErno restablece la confianza, y, lo que es especialmente curioso, renace la confianza por razones puramente psicológicas; en realidad, el Banco de Inglaterra no hizo uso del derecho que le concedieron de eiliitir más billetes que los permitidos por las disposiciones legales. El aumento de préstamos a los particulares fue por completo insignificante, y la suma de billetes emitidos no sobrep asa la cifra fijada por' la ley. Como muestra el cuadro de la cuenta del Banco de Inglaterra, la liquidación de la crisis de 1847 se realizó más rápidamente que la de las precedentes. Desde el comienzo de Diciembre de 1847, la reserva del Banco de Inglaterra se eleva a más de 5 millones, y en caja 4 millones dO libras esterlinas. Bajo la influencia de la crisis de 1847, el número de quiebras en Inglaterra y en el País de Gales aumenta el 24 por 100 en comparación al año anterior; no tiene más que un ligero aumento en comparación con las del aó 1845, 'que fue de 65 por 100. La mayor parte de las bancarrotas se produjeron en Noviembre, ya terminado el pánico en el mercado monetario. La crisis de 1847 tuvo gran influencia sobre las acciones de ferrocarriles. El cambio de esas acciones des- (1) First Report on Commercial Distress Minutee of eviden. ce. Declaración de Pease, 4.619. POR TOUGAN-BARANOwSKI 103 ciende hasta comienzos de 1850. Los ingresos de las nuevas compañías no podían ser de importancia, a consecuencia del estancamiento general del comercio, que causa la disminución en el número de viajeros y reducción en el transporte de mercanoías; las dificultades financieras contribuyen a la baja de las acciones de ferrocarriles. El siguiente cuadro muestra cuáles fueron las pérdidas de los capitalistas ingleses en las empresas ferroviarias desde 1840 a 1850 (1): Diciembre Diciembre 1845. 1849. Capital empleado en la construcción de ferrocarriles en el Reino Unido (en millones de libras) 100 230 Valor de las acciones en Bolsa (en millones de libras) 160 110 Beneficio neto o pérdida de los tene dore de aéciones (en millones de' libras) + 60 - 120 En 1845, las personas que habían colocado sus capitales en las citadas empresas ganaron 60 millones de libras esterlinas. Esto provoca la afluencia aún de 130 millones más dedicados a dichas empresas, y el resultado final fue la pérdida de 120 millones y la total de 180. Los precios de las mercancías, se modifican poco en 1847 (salvo los cereales), pero al año siguiente se observa una baja general. En comparación a Julio de 1847, la baja era en Juho de 1848 de: Algodón en bruto (Georgia) 37 0/0 Azúcar 7 Madera (Danzing) 17 (1) Took, History of J?rices. 104 LAS CRISIS INDUSTRIALEs EN INGLATERRA Hierro (británico) 31. 0/ Cobre (británico) 10 " (1) La crisis de 1847 tuvo su más grave repercusión en la industria algodonera y sobre numerosas ramas de la minera, principalmente sobre la industria del hierro y del carbón. Es un hecho muy interesante, comprobado por las declaraciones ante la comisión parlamentaria, que aunque la causa inmediata cte la crisis fue la mala recolección, los distritos agrícolas de Inglaterra y de Escocia no padecieron nada; en donde produjo los mayores estragos fue en Lancashire y Staffordshire (2). La crisis de 1847 se diferencia esencialmente, en muchos respectos, de las precedentes crisis de 1825 y 1836. Estas dos últimas crisis se provocaron por el rápido progreso del comercio de la Gran Bretaña y la disminución en la exportación sobrevenida en seguida. En 1825 y en 1836, el capital británico emigra al extranjero, y produce una nueva demanda de mercancías británicas. En 1847, el capital británico permanece en Inglaterra, y se emplea en empresas ferroviarias; sin embargo, la demanda de mercancías en el mercado interior, después de tener una progresión muy fuerte, disminuye, porque la influencia favorable de los gastos para las empresas de los ferrocarriles queda contrarrestada por las dos malas recolecciones siguientes; fue necesario una gran importación de cereales, subiendo extraordinariamente el precio del trigo. En 1847 se emplean 40 millones de libras esterlinas en la construcción de ferrocarriles, lo que (1) Estos cálculos se han hecho consultando los cuadros de Took en la History of Prices, t. IV y VI. (2) Véase First Report on Oom. Distress. Declaración de Gurney, 1.710• 1.712. Second Report. Declaración de Marfarlan, 7.648. POR TOUGÁN-BARANOWSKI 105 activa el comercio interior; pero al mismo tiempo se importa, para el consumo del país, cerca de 30 millones de libras esterlinas en cereales, y además para la compra del algodón, que sufrió enormemente con la mala recolección, y estaba en alza, se gastan algunos millones de libras más. El mercado interior inglés, en 1847, no solamente no gana, sino que pierde de importancia. La situación del mercado exterior no era favorable, a consecuencia de la misma causa: las malas cosechas. La crisis de 1847 no se provoca por la excesiva oferta de mercancías, sino por una súbita disminución en la demanda, que siguió al aumento de la producción y a la prosperidad industrial de los precedentes años. Así, los síntomas exteriores de la crisis de 1847 fueron distintos que los de las anteriores. En 1836 y en 1825, a la crisis precedió viva especulación en el mercado, la que hacía subir los precios de la mayor parte de las mercancías, principalmente de los géneros coloniales, que constituían el objeto principal del comercio de dpósito inglés con Europa. En 1847, el precio de la mayoría de las mercancías no sube, únicamente el del trigo, para bajar en seguida, con no menos rapidez. En 1825 y 1836, la crisis llega de repente. La extraordinaria prosperidad de la industria y comercio ingleses, durante la primera mitad del año, había, a fines de éste, cambiado en absoluto, y súbitamente se produjo el hundimiento del crédito y la paralización de los negocios. En 1847, la crisis se prepara poco a poco; la reducción en la producción y el malestar comercial la precedieron. En 1825 y 1836, las existencias del Banco de Inglaterra disminuyen durante todo el año sin interrupción, mientras que en 1847 dos crisis financieras se producen: la primera en Abril, a la que sigue un aumento en la caja de metálico del Banco; y la segunda en Octubre. CAPÍTULO III LAS CRISIS DE. 1850 A 1870 Carácter de las fluctuaciones de la industria inglesa durante este período. Crisis de 1867. Su carácter mundial. -El éxodo del capital europeo en los Estados Unidos.- Especulaciones sobre las tierras y los ferrocarriles.-La baja del precio. del trigo y las quiebras. -El papel del capital inglés en las especulaciones americanas. Crisis en Inglaterra. El éxodo simultáneo del oro al interior del pais y al extranjero.-La suspensión del acta de Peel.-Crisis financiera en 1864.-Salida del numerario hacia Oriente. Política del Banco de Inglaterra con relación al descuento.-Crisis del crédito en 1866 Influencia de la falta de algodón en el estado general de la industria inglesa. -La locura en las especulaciones.-Quiebra de la casa Ovorend y Oompaflia.-Pánico.-Tercera sus pensión del acta de Peel.-Comparación de la crisis de 1866 con otras crisis.-Por qué las crisis industriales se producen generalmente eii otoio? La derogación de las leyes de cereales y la conversión do Inglaterra al librecambio debía, según la creencia de muchos librecambistas ingleses, hacer imposibles las grandes fluctuaciones de pasados tiempos en la industria inglesa; pero el librecambio fue tan inútil para prevenir las crisis como la reforma de Roberto Peel, verdadera- mente perjudicial para esta enfermedad congénita de la producción capitalista. El cuadro siguiente y el diagrama número 2 muestran las variaciones anuales de la industria y del comercio inglés, desde 1851 a 1870. POR TOUGAN-BARANOWSK 107 Vemos en el diagrama que la curva de la exportación, salvo algunas fluctuaciones mínimas, sube considerable- monte. Estas fluctuaciones son cuatro: la exportación decrece en 1854-55 (crisis en Australia), en 1858 (crisis in(lustrial en Inglaterra), en 1861-62 (escasez de algodón) y en 1867-68 (estancamiento de los negocios después de la crisis del crédito en 1866). 1851.... 74 - 40 15,2 1852.... 78 - 4s 21,2 1853.... 99 - 62 15,3 1854.... 97 - 80 13,6 1855.... 96 - 71 11,3 1856.... 116 - 73 9,6 1857.... 122 - 69 8,7 1858.... 117 - 54 19,1 1859.... 130 - 52 16,9 1860.... 136 - 54 14,1 1861.... 125 - 49 14,2 1862.... 124 -- 53 15,5 1863.... 147 790 56 14,4 1864.... 160 997 57 13,1 1865.... 166 1.034 55 13,2 1866.... 189 762 61 16,7 1867.... 181 479 54 22,7 1868.... 179 461 53 19,8 1869.... 190 475 53 18,8 1870.... 200 595 54 22,0 136 699 15,8 (1) Según los &atiscal Abstracts for the United Hin gdom. (2) Según los cuadros de Sauerbeck (Augusto Saue7beck), On Prices of Commodities and ¿he Frecious Metais, Journal of Statiscal Sóciety of London, Setiembre de 1886. (3) Hasta 1857, según el Report from ¿he Select Committee on Bank of Ingland, 1873. AÑOS Importe de la exportación de lOs productos del Reino Unido (en millones de libras) (1). Número (le sociedndes por acciones en el Reino Unido 1). Precio medio del hierro en bruto escocés (la tonelada en chelines) (2) En la caja del Banco de Inglaterra al final del mes de Octubre de cada año (en millones de libras) 3). 108 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIAGRAMA NÚM. 2 AÑOS 41 4c '.5' 43' 32. *Lj b bLO 'Lo 41 ' 4'. o o -" -s - -U .5' -3' 4 ''fo 43J •.LO +1 41, 4.', o - -g -g -0 -.2.0 - - 5L -3' - -qo - '94 -4t '91 e' 'e- •- • • - .- . (.1 ' -.j . O 1 AÑOS ------- ---------------- ----- - ' - z:::::::::: - -- ..----i-- e--- ----- . r POR TOUGAN-BARANOWSKI 109 La curva do la constitución de sociedades por acciones sube extraordinariamente de 1863 a 1866; baja en ese año, llega a su mínimum en 1868, pero en seguida comienza a ascender. La curva de los precios de hierro sube primero rápidamente para descendr en seguida; el mínimum corresponde al año 1858; bajas menores se producen en 1854, 1861, 1865 y 1867-1868. La última curva, la del Banco de Inglaterra, revela la situación del crédito, A partir de 1852, baja sin interrupción hasta 1857, en que la reserva de metales preciosos en la caja del Banco llega a su mínimum. Podemos asegurar que hasta ese año, el crédito inglés ha sido siempre próspero. En 1858, las existencias en caja se elevan súbitamente a más del doble, lo que prueba que en 1858 se ha producido una repentina reducción del crédito y una crisis industrial. En 1861 y 1862, la exportación inglesa baja de nuevo más aún que en 1858. Las existencias del Banco no aumentan, y en 1861 y en 1862 fue el movimiento insignificante. Si el crédito disminuye en 1862, es de escasa importancia su reducción. En 1863 y 1864 observamos baja en las existencias del Banco. Como las crisis industriales siempre van seguidas de un aumento y no de una disminución en las existencias metálicas del Banco, es preciso suponer que no hubo en 1861 y 1862 ninguna. Y en efecto, las dificultades por que pasa la industria inglesa en esos dos años es accidental; tienen su causa en la guerra civil de la América del Norte. La exportación inglesa para los Estados Unidos se elevaba en 1860 a 22 millones 9 libras, al año siguiente desciende a 11 millones; esta disminución provoca la baja en la cifra total de la exportación. inglesa. En 1867, las existencias del Banco de Inglaterra, eii 110 LAS CRISIS INDUSTRIAL[IS EN INGLATERRA caja, es considerable y sigue algunos años siempre, en mayor cantidad que en 1860, lo que prueba que el crédito es aún más reducido que después de la crisis de 1857. La falta de oro, la baja en los precios, el marasmo en la industria, todas las señales de una crisis industrial se observan en 1867 y 1868; pero, al mismo tiempo, no solamente no se observa en 1866, baja en las existencias en metálico del Banco de Inglaterra (lo que precede siempre a una crisis industrial), sino, por el contrario, aumento en la caja. Así, se produjo una crisis en 1866, tuvo carácter particular, su desenvolvimiento fue distinto del de las precedentes, y, en efecto, se distingue en muchos de sus aspectos de las demás. Ni baja' en las existencias metálicas del Banco ni pánico en el otoño, como sucede generalmente en los casos de crisis, sino en primavera; en Octubre, el oro vuelve a la caja del Banco, y así, el año de 1866 es, en nuestro cuadro, un año de aumento y no de baja en las existencias del Banco, aunque no hubo en caja más de 8 millones de libras esterlinas en numerario. Veamos ahora la crisis de este período. La crisis de 1857. Hemos recordado más arriba las condiciones favora bies del período de 1850 a 1860 para el desenvolvimiento de la industria y del comercio de la Gran Bretaña. El descubrimiento de yacimientos auríferos en California y en Australia abre a la industria y al comercio ingleses nuevos y excelentes mercados, y la afluencia permanente del oro de esos países hacia Inglaterra, permite a ésta terminar la guerra de Crimea sin pasar por una crisis financiera. La conclusión de la paz, en 1856, da a la industria inglesa; que se hallaba en próspera situación, un nuevo impulso. POR TOUGAN-BARANOWSKI 111 La crisis industrial de 1857 es la primera crisis mundial. Las de 1825 y 1850 fueron principalmente inglesas y americanas, lo que, por otra parte, se comprende perfectamente. Estas crisis constituyen la enfermedad específica del orden económico capitalista. Hasta 1850, la producción capitalista estaba poco desenvuelta en el continente europeo; la revolución de 1848 anuncia en Europa la nueva era capitalista, por lo que las naciones de la Europa continental no comienzan hasta 1850 a ser regidas, en ms o en menos, según el grado de desenvolvimiento de la producción en cada Estado, por el flujo y re.. flujo del capitalismo. La industria capitalista ha tomado gran impulso en casi todas partes desde 1850, y sobre todo, en países que iban unidas a la iniciativa de sus habitantes grandes riquezas naturales como en los Estados Unidos. Puede decirse que son para Europa un reflujo que recibe el exceso de la población europea, como también los capitales sobrantes. De 1830 a 1840, capitales ingleses son los que emigraron a América; de 1850 a 1855 afluyen a los Estados Unidos, a causa de las perturbaciones políticas, capitales, no solamente de Inglaterra, sino también de otras naciones de Europa. Según la evaluación de A. Schtffle, 1.000 millones de florines, por lo menos, se emplean en valores americanos desde 1849 a 1855 (1). La emigración de los capitales hacia América persiste todavía, aun después de pasar la agitación polftica en Europa, y es curioso observar que ni aun con la elevación del descuento en el Banco de Inglaterra al 5 y al 6 por 100 y la gran demanda de capitales en Inglaterra, no se detiene el éxodo de los ca (1 A. Schtffle: Gesammelte Áüfsaze die Handelskrisis von. 1857, pág. 58. 112 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA pitales ingleses a los Estados Unidos (1). Según muestra la comisión parlamentaria de 1858, los capitalistas ingleses poseían, al comienzo del año de 1857, 80 millones de libras esterlinas en acciones de compañías americanas (2). La afluencia de capitales europeos a los Estados Unidos fue al mismo tiempo la causa y el impulso de la industria americana desde 1850 a 1860. Sin duda, otras causas contribuyeron también a ese movimiento de prosperidad. La guerra de Crimea, que interrumpió la exportación de los cereales de Rusia, fue muy ventajosa para los agricultores americanos. El descubrimiento de yacimientos auríferos en California ejerce también una acción importante en el mismo sentido. Enormes capitales, provenientes de Europa, aparecen primero en la Bolsa para distribuirse desde allí en los diferentes canales de la industria y comercio americano. Las compañías por acciones surgen numerosas en América. La especulación se dirige en primer lugar a los valores que representan el capital fijo del país. Las adquisiciones de tierras del Estado son considrab1es; de 1852 a 1854, se compran a los Estados Unidos por valor de 1 millón 7 de dolares; de 1854 a 1857, se elevan las compras a 20 millones 4 (3). Los valores ferroviarios fueron el objeto favorito de la especulación. Capitales importantes se dedican a la construcción de ferrocarriles. Extendiéndose su red, en 1856, 4.500 millas. Las líneas proyectadas aún ocupaban más extensión, construyéndose muchas de esas líneas, sin que (1) Report of tite select Committee on tite Bank Act of. 1844, 1858. Minutes of evidence. Declaración de Hodgson, 3.699 a 3.703. (2) Report of ¿he seiect Üommittee on ¿he Bank Áct of. 1844, página VIII. (3) A. Shaeffie: Zur Lehre von den Handelskrisen Zeitscitrift für die gesammte Staatswssenschafl), 1858, pág. 443. POR TOUAN-BARANOWS' 113 tratasen de saber si darían buenos rendimientos; únicamente tenían por objeto la especulación (1). El alza cre los precios de las mercancías trajo el aumento en la importación. En 1857, la importación de las mercancías en América (excepto los metales preciosos) acrece 32 millones de dolares, mientras que el acrecentamiento en la exportación era únicamente de 12 millones. Al mismo tiempo, la industria americana se desenvuelve prudentemente. De 1854 a 1855, las fábricas de la América del Norte transforman 679.000 balas de algodón, y de 1856 a 1859, su consumo era ya de 819.000. Este aumento es tanto más notable, cuanto que el precio del algodón, a consecuencia de una mala cosecha, había subido mucho (de 5 d. la libra, en 1855, a 7 6/, en 1856), y, como veremos más adelante, Inglaterra se había visto obligada a desminuir su industria algodonera. Pero el merc.ado de géneros americanos estaba tan animado, que ni el acrecentamiento de la importación de las mercancías extranjeras, ni el alza de las primeras materias, impidieron el aumento de la producción indígena. El aumento del stok de las mercancías en el mercado americano acompaña al alza de aquéllas; situación parecida no es posible se sostenga más que con una rápida extensión en el mercado; pero cualquiera que fuese su elasticidad, no pudo al fin absorber la masa, sin cesar creciente, de los productos indígenas y extranjeros. A. Schffle da, en su. instructivo trabajo sobre la crisis de 1857, el resumen siguiente de la situación del mercado de géneros en Nueva York, desde 1855 a 1858 (2). (1) Moritz Mohi recuerda que la causa principal de la crisis industrial de 1857 en la América del Norte, fue las especulaciones de ferrocarriles. Ueber Bankmanover, Bankgrage un Krisis Stutt, art. 1858, páo. 19 (2) A. Schtffle, Gesammeite ¿4ufsYfz Dic Handeis KriSiS von 1857, pág. 28. LAS CRISIS INDUSTJUALES EN INGLATERRA 114 Importación, en Nueva York. Importación durante os diez primeros Importación meses durante (1 Enero a 31 Octubre. el mes de Octubre. - ---- 1855 1856 1857 1855 1856 1857 Millones Milloiies Millones Mi11one Millore iioes de de de de de dobirs, dolares. ¡ dolares. dolares. dolares. do"are. Importación para el con sum 96,8 1388 117,3 19,1 9,9 En transito, 21,6 31,3 64,2 2,4 28 7,4 Cada año se acumulaban en los depósitos de la Aduana cantidades más considerables de mercancías no vendidas. El consumo del mercado americano no estaba en condiciones de seguir el acrecimiento de la importación. Esto produce un enorme aumento de mercaderías admitidas para el tránsito, esto es, mercaderías que, a consecuencia de la falta de demanda en el mercado americano, no podrían entrar en la circulación interior. Volvamos a Inglaterra; la comisión instituída en 1858 por el Parlamento inglés para examinar los efectos del acta de Peel, indica, como causa fundamental de la crisis del año precedente, "el abuso del crédito y las especulaciones comerciales excesivas provocadas por este abuso". Los testigos oídos por la Comisión explican perfectamente por qué medios los importadores americanos podían aumentar la importación de mercaderías extranjeras, sin exponer de su parte ningún capital. Toda una clase de Bancos ingleses operaba en lo que se llamaba el "foreing Banking": sus operaciones consistían en descontar letras y créditos extranjeros y conceder créditos a comerciantes extranjeros con garantías de determinadas clases, POR TOUGAN-BARANOWSKI 115 a veces sin otra que la buena reputación de la persona a quien el crédito se concedía. Por lo general, el "foreing Banking" yel "local Banking", o sean las operaciones sobre créditos extranjeros y sobre el crédito nacional, se ejecutan por diferentes casas; de suerte que las que de-scuentan créditos extranjeros no descuentan letras inglesas, y viceversa; pero de 1856 a 1858, a consecuencia del desenvolvimiento extraordinario del comercio americano, el sistema del "foreing Banking" toma tal extensión, que muchos de los Bancos que se habían ocupado exclusivamente en operaciones de crédito interior comienzan a abrir cuentas a comerciantes americanos. Estos se dirigen a Bancos americanos en relaciones con casas de bancainglesas; el crédito de éstas se consideraba en todas las Bolsas como de primer orden; así, que una letra aceptada por elias hallaba fácilmente tomador en América. Los banqueros americanos concedían crédito a sus clientes bajo forma de letras giradas a establecimientos de crédito británicos, a consecuencia de pactos especiales con aquellas sociedades. A su vencimiento, las letras se renovaban o reemplazaban por otras, consignándose el arte del juego con las letras (1). Al principio del año de 1857, el crédito americano llega a su último límite de tensión; pero mientras no se quebranta la confianza, se conceden con facilidad préstamos; los :comerciantes americanos no se vieron en la necesidad de vender sus mercancías; así, a pesar del amontonamjen to enorme en el mercado americano y la falta de salidas para la venta, no bajan los precios durante cierto tiempo. Pero no hay que decir que semejante situación no podía durar mucho. El precio de las mercancías llega a su (1) Report on t/ze Bank Act of 1844. Minutes of evidence. Declaraciones de Bali, 1.86192; Colemann, 2.054-58; Fleming, 5.356-75. 116 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA máximum en el verano de 1857 (Mayo-Agosto). Durante algunos meses, la especulación logra no solamente mantener los precios, sino también subirlos algo. En Agosto, sin embargo, hay una reacción. La impulsión se da por la excelente cosecha obtenida en Europa en 1857. Bajan los precios de los cereales, y como en los Estados Unidos constituyen el principal objeto de la exportación, la baja de sus precios repercute, sobre todo, en el mercado americano. A fines de Agosto, desde que se conoció el estado de las cosechas, se produjo una quiebra, la de un Banco insignificante, "Ohio Life Insurance and Trust Company". Este Banco se había comprometido mucho en las especulaciones de ferrocarriles, concediendo múltiples créditos sobre valores de algunas empresas ferroviarias. La pri mera quiebra da la señal del pánico, aunque ese Banco no representa un importante papel en el sistema de crédi to americano. La gran repercusión de esta primera quiebra proviene enteramente de la situación tirante del mercado monetario americano. El comercio, la industria y la Bolsa estaban dispuestos para una quiebra, y la bancarrota estalló. El pánico gana a todas las Bolsas de América. Como en las empresas ferroviarias es en donde más se había pecado, fueron sus acciones las que bajaron más. Después vino la rápida baja en las mercancías. En Di ciembre los precios de la mayor parte de ellas desciende de 20 a 30 por 100.. El desastre financiero fue tan grande, que en Setiembre el descuento oscila en Nueva York entre 12 y 24 por 100, y a mediados de Octubre cesa casi por completo por falta de capital. El pánico dura hasta fines del mes de Octubre; en Noviembre se había calmado; el 17 del mes, el descuento descienie de nuevo al 6 por 100. Por el estrecho lazo que une a Inglaterra con los Estados Unidos, la crisis americana repercute necesaria- POR TOUGANBARANOWSKI 117 mente en Inglaterra; no hay que suponer que representa un papel pasivo, y únicamente en lo que afecta a sus relaciones con América. La crisis de 1857 tuvo, como ya hemos dicho, carácter mundial. La universalidad de la crisis no se provoca solamente por el íntimo lazo que une al comercio de las diversas naciones. La causa principal de su extensión provino de que la febril animación en la industria y el comercio, que siempre es el presagio de una crisis, se manifiesta en mayor o menor grado desde 1850 a 1860 en todos los Estados capitalistas. La crisis estalla prii.eramente en los Estados Unidos, porque la América del Norte fue el campo prefe.. riclo para la colocación del capital internacional. En América es donde la locura de la especulación llega a su apogeo, y allí sobreviene, en primer lugar, la inevitable reacción; no hay que olvidar que la tensión extrema del crédito en América era la principal consecuencia de las especulaciones del capital inglés. En 1857 se renueva exactamente lo que se produjo durante las crisis de 1825 y de 1836. La industria inglesa, en curso de un rápido desenvolvimiento, tiene necesidad de una correspondiente extensión para sus salidas, y ésta, en parte, se crea por el capital inglés al emigrar al extranjero. La afluencia de los capitales ingleses hacia los Estados Unidos fue una de las más importantes causas del impulso industrial de América. En 1856 y 1857, como Inglaterra fue y seguía siendo el principal abastecedor de los productos de la industria extranjera en los Estados Unidos, esta emigración del capital tenía que traer un aumento en la exportación de las mercancías extranjeras hacia los Estados Unidos, y, en efecto, recibe un nuevo impulso en 1856, de 4 millones de libras. No se puede, sin duda, considerar este acrecentamiento (sobre todo si se le compara con el de la exportación inglesa en América desde 1830 118 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA a 140) como muy considerable. La razón está en el desenvolvimiento de la industria americana. Como se ha dicho ya, ese progreso fue, de 1850 a 1860, tan rápido, que, por ejemplo, la industria algodonera americana aumenta en 1857, a pesar de la importante alza del precio del algodón, entonces que ya en Inglaterra se hallaba en baja. Este desenvolvimiento de la industria indígena en America impide el acrecentamiento de la exportación inglesa. Lo mismo que a la crisis de 1836 y 1847 precedieron sacudidas en la Bolsa, lo mismo la crisis industrial de 1857 fue precedida de una crisis financiera, que estaha en 1856; sobretodo, se resienten las Bolsas de París y Londres, que constituían el centro de las especulaciones financieras del continente americano (1). Estudiemos ahora la cuenta del Banco de Inglaterra en 1857. Cuenta del Banco de Inglaterra. : !-' 1- - . . ..-: • - . . 1 r-- • • : : : :- : 4 Enero 10,12 4,8 5,8 3,0 1 6 4Julio 11,5 5,9 75 3,0 6 1Agosto 11,3 5,2 S,0 3 5 '/ 5 Setiembre 11,5 6,1 7,7 2,6 5 '/ 3 Octubre 10,7 4,6 8,5 1 2,7 17 Idem 9,5 3,2 9,7 3,5 7 31 Idem 8.7 2,3 11,1 3,8 8 4Noviembre 8,5 2,2 11,4 3.5 8 11 Idem 7,2 0,96 13,2 4,6 9 18 Idem 6,5 1,1 16,0 5,1 10 2 Diciembre 7,4 2,3 17,8 5,2 10 30 Idem 11,5 6,1 15,2 6,4 8 (1) Véase Otto Michaelis: Vollcsvirtscliaftlcke Scliriften, Berlin, 1873, y. 1, La crisis comercial de 1857, págs. 2.883-24. 119 POR TOUGAN-BARANOWSKI Hasta el mes de Setiembre de 1857, la situación del Banco no inspira ningun temor. Las existencias en metálico no son muy elevadas, pues se pedía el oro en el continente europeo para reemplazar a la moneda que se había exportado para Oriente. El numerario del Banco no disminuye, sino que aumenta en Julio, en 1 millón 3 de libras esterlinas. El acrecentamiento de las reservas permite al Banco bajar el descuento de 6 a 5 y L, por 100; pero hacia mediados de Setiembre llegan a Inglaterra las noticias del malestar en la Bolsa de América; en seguida comienzan a disminuir rápidamente las existencias en metálico. El 11 de Noviembre, la reserva del Banco baja a la insignificante suma de 958.000 libras esterlinas, y el descuento se eleva a 9 por 100. En seguida las reservas suben de 11 de Noviembre a 3 de Diciembre, y aumentan en un millon de libras; pero el acrecentamiento en la caja no e más que de 180.000 libras. A fines del mes de Diciembre, la reserva y la caja están casi lo mismo que a los comienzos de Julio. Aun en el mes de Agosto, la dirección del Banco estaba tan convencida de la firmeza de la situación en el mercado monetario, que consiente en abrir un crédito de un millón de libras a la Compañía de la Tndia oriental. Como siempre, la crisis estalla inopinadamente. Después de la Memoria de la comisión parlamentaria, en la que se asegura que el comercio inglés está u.niversalmente COnsiderado como en absoluto normal y digno de confianza (1) al comienzo de]. otoño del año de 1837. Las noticias de las, quiebras americanas suscitan alguna inquietud; pero los órganos directores de la Prensa aseguran que Inglaterra nada tiene que temer de las crisis industriales. (1) Report of tlie Comitee Oii t/ie Bank Áct of 1844, pág. 7. 120 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Mientras tanto, la elevación muy considerable del descuento en los Estados Unidos comienza a ejercer su habitual influencia y el oro empieza a fluir hacia América. En tres semanas, del 3 al 24 de Octubre, 684.000 soberanos salen de la caja del Banco de Inglaterra para emigrar a América. Al mismo tiempo comienzan las salidas del oro para el interior del país; durante este mismo lapso de tiempo, se mandan 190.000 soberanos a Irlanda y 235.000 a Escocia (no se conoce la cantidad de oro que entra en la circulación en el interior de Inglaterra). Hacia mediados de Octubre bajan mucho los precios de las mercancías inglesas; al mismo tiempo empiezan las quiebras de las casas industriales que mantenían relaciones comerciales con los Estados Unidos. El 24 de Octubre, la "Liverpool Borough Bank" suspende los pagos. La causa de la quiebra de este Banco fue la acumulación de numerosas letras de cambio no pagadas a dicho establecimiento. El pánico se apodera de toda Inglaterra. El 25 de Noviembre, las salidas de oro para los Estados Unidos cesan, pero el oro continúa, más que nunca, exigiéndose en la circulación interior. A primeros de Noviembre, algunos fabricantes y comerciantes, que operaban en el comercio de exportación con América, se presentan en quiebra. Las casas quebradas habían abusado del sistema de pagos de letras por otras nuevas letras de cambio; por ejemplo: una casa en quiebra había descontado en Londres y en Escocia créditos ficticios por un valor total de 235.000 libras (1). Estas bancarrotas provocan la quiebra (1) J?eport on the Bank Act of 1844. Minutes of evidence. Declaración de Flerning, 5.564. 121 POR TOUGAN-BARANOWSKI ----------------------- de un Banco escocés por acciones, el Westerfl Bank, y el City of Glasgow Bank suspende sus pagos (pero este Banco, pocos días después, paga ii débitos). Puede. juzgarse del pánico provocado, por la quiebra de establecimientos que gozaban desde hacía largo tiempo de una reputación de gran seriedad y prudencia en la dirección de sus negocios; en el curso de una semana, del 4 al 11 de Noviembre, se envían de Inglaterra a Escocia 1.060.000 libras esterlinas en oro (1). La quiebra del Western Bank, el 9 de Noviembre, tuvo por inmediata causa la bancarrota de cuatro casas escocesas, que debían al Banco la suma total de 1.604.000 libras, y el capital del Western Bank, dividido en acciones, no se elevaba más que a 1.500.000 libras (2). Este Banco había practicado en gran escala el sistema de concesión de créditos a los especuladores americanos. Cuando se esparcieron en el público los rumores, tocante a la peligrosa situación del Western Bank, éste tuvo que sufrir lo que se llama un " nru ". Las cajas del Banco no se vaciaron a consecuencia del pago de sus billetes, sino por la retirada de los depósitos, que se confiaron en seguida a otras casas de banca. En el mes que precede a la quiebra se retiran del Banco 1.280.000 libras de los depósitos, y éste le obliga a suspender sus pagos. La salida del oro para Escocia, el 10 y el 11 de Noviembre, fue tan consjerable, que según Neaves, gobernador del Banco de Inglaterra, la suspensión del acta de Peel, que se decreta en seguida, fue su consecuencia inmediata. El ansia febril Con que se le pedía oro por Escocia, no (1) Idem: Declaración de Fleming, apéndice, núm. 12. (2) Idem, 53.767, 5.539. 122 AS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA se origina por la desconfianza del pueblo respecto a los billetes emitidos por los bancos locales. Según los testigos oídos por la comisión parlamentaria de 1858, los billetes de los Bancos escoceses circulaban, en el momento de la crisis, con tanta facilidad corno antes. El aumento en la demanda del oro fue más bien la consecuencia de la ley de 1 844, que imponfa a los Bancos escoceses, para la emisión de sus billetes, las mismas disposiciones restrictivas que al Banco de Inglaterra. Como durante un pánico, la demanda de dinero contante crece extraordinariamente, los Bancos escoceses se vieron obligados, para atender a la emisión de sus billetes, a aumentar las provisiones de especies amonedadas que sacaron del Banco de Inglaterra, haciendo de nuevo descontar sus letras y créditos (1). Es interesante hacer constar que en el momento álgido del pánico, en el que todos los Bancos se esforzaban en aumentar sus reservas, los depósitos de los Bancos de Londres en el Banco de Inglaterra, no solamente no disminuyen, sino que aumentan considerablemente. La causa de este fenómeno es la siguiente: La influencia del pánico del mercado monetario sobre la cantidad de los depósitos de los Bancos de Londres en el Banco dé Inglaterra se ve sujeta a dos opuestas direcciones: de una parte, esos depósitos disminuyen, porque los clientes de las provincias de los Bancos de Londres aumentan sus reservas y piden el dinero a Londres; por otra parte, los Bancos de Londres se esfuerzan en fortificar sus reservas, poniéndolas en lugar seguro, como lo es el Banco de Inglaterra, y, (1) V. Report on thc Bank Act of, 1844. Minutes of evidence. Declaraciones de Robertson, 3.337-66. Clark, 3.O7-72. Fleming, 5. 356-9. 123 POR TOUGAN-BARANOWSKI ________ por consecuencia, aumentan sus depósitos, según que una u otra tendencia predomina; los depósitOS particulares del Banco de Inglaterra aumentan disminuYen. Desde 1850, los Bancos ingleses tienen la costumbre de confiar sus fondos disponibles a los "bili brokers"; esto es, a agentes de cambio, o semibanqueros, que se ocupan exclusivamente del descuento de letras, He aquí la razón principal de este procedimiento: los Bancos particulares, desde 1850, pagan intereses por los depósitos que pueden retirarse sin previo aviso, y como el Banco de Inglaterra no los paga, perju.dicaba a los Bancos tener sus depósitos en el Banco de Inglaterra; por lo que compran una parte de sus existencias en metálico a los "hill brokers", que ofrecen un interés a los depósitos pagaderos a la vista. Los "bill brokers" no poseen reservas en especies metálicas; su reserva está formada por los efectos que descuentan y que hacen de nuevo descontar cuando necesitañ dinero. Durante el pánico de 1857, los Bancos de Londres reclamaron sus depósitos a los "hill brokers", confiándoles al Banco de Inglaterra. De ahí procede el considerable aumento de los depósitos de los Bancos al Banco de Inglaterra durante el mes de Noviembre y Diciembre de 1857. En cuanto a los "bili brokers", obtuvieron los fondos necesarios para devolver sus depósitos, descontando sus efectos, en el Banco de Inglaterra. Cerca de la mitad de los efectos descontados durante los tres últimos meses de 1857 por dicho Banco, pertenecen a los "bili brokers", a los que ayudó el Banco por instinto de conservación, Sin esa ayuda, no hubiesen podido devolver a los Bancos sus depósitos, y éstos, por su parte, hubieran tenido que retirar sus depósitos del Banco de Inglaterra para atender a sus compromisos. Así, la extensión de las operaciones del Banco respecto a los descuentos, en el momento de la crisis de 1857, no fue más, hasta cierto punto, que un sencillo 124 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA giro de las mismas sumas de dinero contante de la cuenta de un cliente a la de otro (1). El oro sale del Banco de Inglaterra-lo que siempre sucede durante las crisis,-sobre todo a causa de la extensión del descuento de los efectos; mientras que la suma de las letras descontadas desde 5 de Setiembre a 11 de Noviembre aumenta en 5.899.000 libras, la caja del Banco no disminuye durante ese lapso de tiempo más que 4.328.000 libras. La diferencia se explica por el aumento en los depósitos de los Bancos particulares, y también por el hecho de que el público no sólo sacó oro del Banco, sino también billetes. En 11 de Noviembre, la reserva del Banco desciende a su mínimum: hubo un momento que llegó a 581.000 libras. A pesar de la existencia en la caja del Banco de más de 7 millones de libras esterlinas en oro y plata, el Banco corrió el riesgo de no tener fondos disponibles para el reembolso de los depósitos. La opinión pública reclama entonces con insistencia la suspensión del acta de Peel, y el Gobierno cede. El 13 de Noviembre autoriza a la dirección del Banco a extender la emisión de sus billetes más allá del límite fijado por la ley de 1844. Así el acta de Peel aparece uiia segunda vez como de imposible aplicación. En 1847, el Banco no llega a hacer uso de la autorización concedida; fue suficiente la convicción de que era posible el aumento del crédito para restablecer la confianza. Pero en 1857, el Banco tuvo que sobrepasar los límites legales de la emisión de billetes. Hasta el 18 de Noviembre, a pesar de la elevación del descuento a 10 por 100, la suma de los efectos descon (1 V. Raport on the Bank Act of, 1844. Minutes of evidenee. Declaraciones del gobernador del Banco de Inglaterra. Neave, 616-660 y siguientes. POR TOUÁN-BARANOWSKI 125 tados en la cartera del Banco sube en una semana a cerca de 3 millones de libras; y en otra hay ufl aumento, en los préstamos a particulares, por tiempo determinado, de más de un millón; la caja del Banco baja a 687.000 libras, pero la reserva aumenta 210.000; el total de billetes del Banco emitidos fuera del límite legal se eleva 852.000 libras. Las bancarrotas de los Bancos y de las casas de comercio continúan durante todo el mes de Noviembre: fueron muy numerosas, especialmente en los centros de la industria de hierro. El 25 de Noviembre, la "Northumberland and Durham Bank" suspende sus pagos. El capital de este Banco era de 600.000 libras y una sola compa-. ñía minera en quiebra le debía cerca de un millón (1). En Staffordshire, también algunos Bancos cesan en sus pagos, a causa de la quiebra de algunos propietarios de minas de hierro. Hacia fines de Diciembre, el pánico habia pasado, el período agudo de la crisis termina. El Banco de Inglaterra baja el descuento a 8 por 100: la suma de los efectos descontados disminuye, y el oro comienza a llenar las cajas del Banco. Si comparamos la cuenta del Banco de Inglaterra, en 1857, a las de los años anteriores de crisis, observamos que la de 1857 tuvo carácter completamente distinto de las precedentemente descriptas. Las de 1825, 1837 y 1847 fueron precedidas de una salida considerable de oro hacia el extranjero, provocada por la baja en los cambios. En cuanto el "external dram" cesa, los cambios suben, y entonces sobreviene el "internal dram"; el oro se dirige al interior del país. En 1857, estos dos "drains" no estuvie (1 V. Raport on the Bank Act of, 1844. Minutes of Evidence. Declaración de Hodgson, 3.456-57. LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ron tan claramente separados uno de otro; se producen casi simultáneamente. De Julio a fines de Noviembre, la caja está-con algunas fluctuaciones mínimas-a la misma altura;-pero en Octubre comienza el éxodo del oro para América, y al mismo tiempo, la salida del numerario de la caja del Banco de Inglaterra hacia el interior del país. Salida dei oro de la caja del Banco de Inglaterra (1). Para Para los Escocia e Irlanda. Estados Unidos. En Octubre 758.000 soberanos 853.000 soberanos Durante los diez y siete primeros días de No viembr 1,960000 " 281.000 " El carácter especial de la crisis de 1857 proviene de que las precedentes fueron más locales, no extendiéndose fuera cje Inglaterra (en la del año 1837 hay que añadir a los Estados Unidos). Así, la corriente monetaria en las relaciones internacionales dependía sobre todo de la situación del comercio y del mercado monetario ingleses. El alza de los precios de las mercaderías en el mercado de la Gran Bretaña pudo provocar inmediatamente un aflujo de las mercancías de toda Europa hacia Inglaterra y un éxodo del oro inglés, a causa de que los precios de las mercancías no tuvieron alza tan importante en los otros mercados. El pánico y la elevación del descuento en el mercado inglés provoca también el reflujo del oro hacia Inglaterra, pues en los demás Estados la tasa del descuento era baja. Así, por ejemplo, el Banco de Francia, (1) Declaración de Hodgson, apéndice núm. 12: La cantidad de oro que sale del;Banco para el interior de Inglaterra no se conoce. POR TOTJ(-AN-13ARANOWSKI 127 durante todo el período de 1820 a 1847, había sostenido ivariab1ernente su descuento a 4 por 100. Tan sólo en el año de 1847, en el momento más álgido del pánico en Inglaterra, lo eleva a 5 por 100. La crisis de 1857 es, por el contrario, general, precediéndola un alza más o menos importante de los precios de las mercancías sobre todos los mercados del mundo. El flujo de mercancías no se dirige a un solo punto, sino que se extiende uniformemente sobre todo el país; así no hubo salida del oro inglés para el exterior, y por el mismo motivo el oro no refluye después de la explosión del pánico a Inglaterra de otros países a éste, pues el pá - nico se había propagado a los mercados del mundo entero. En los Estados Unidos era aún mayor que en Inglaterra; así, que el oro salió del Banco de Inglaterra al mismo tiempo para el mercado interior del país y para América. La Gran Bretaña no pudo recibir oro del continente europeo, pues en los principales centros del Oeste de Europa, la tasa del descuento era tan elevada como en Inglaterra; así, por ejemplo, en París, el Banco de Francia eleva en Noviembre su descuento al 10 por 100. Los rasgos característicos de la crisis de 1857 se explican por su carácter mundial; castiga principalmente los mercados de los Estados Unidos y Hamburgo. Inglaterra no padece tanto. Mientras que las precedentes crisis fueron seguidas de un marasmo industrial que dura años, el efecto de la de 1857 se siente poco desde 1859. Una diferencia característica de la crisis de 1857 con respecto a las de 1825 y 1836, es que la primera influye más gravemente enla industria del hierro que en la algodonera. Manifestándose el nuevo aspecto de la producción capitalista, el papel, cada vez mayor, que representan los medios de producción en el mercado de géneros y en la vida económica en general. 128 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA El estancamiento de los negocios impulsa, por lo general, a los empresarios a buscar nuevos mercados para la venta de sus mercancías. Desde este aspecto, la crisis de 1857 ejerció una considerable influencia. La exportación inglesa con los Estados Unidos cae de 19 millones de libras (1857)a 14 millones (1858); pero la exportación a la India oriental sube de 11 millones 7 de libras (1857) a 16 millones 8 (1858). Para hallar una compensación a la disminución de la exportación inglesa en Europa y América, el capital inglés se dirige hacia el Asia. En la India oriental se comenzaba a construir ferrocarriles con intensidad y a mejorar las vías de comunicación interiores, y este esfuerzo aumenta en progresión rápida la demanda de mercancías inglesas en ese país. Crisis monetaria de 1864 y del crédito en 1866.-- El período de 1861 a 1865 fue, bajo cierto aspecto, en la historia de la industria inglesa, extraordinario. La guerra de Crimea se soporta fácilmente por Inglaterra, influyendo muy poco en el mercado inglés. No rompe las relaciones de la Gran Bretaña con ningún importante mercado; no surgen tampoco dificultades para la importación de las primeras materias. Por el contrario, la guerra civil de la América del Norte priva, en ese mismo momento, a Inglaterra de uno de sus más importantes mercados (la exportación inglesa a los Estados Unidos baja de 23 millones de libras esterlinas, en 1861, a 11 millones al año siguiente), y casi interrumpe el arribo de la más importante de las primeras materias, el algodón. Se produce lo que se llama el "hambre del algodón". El consumo del algodón en bruto baja en la Gran Bretaña, de 1.082 millones de libras esterlinas (1860) a 452 millones en 1862. Su precio es más del doble, lo que produce acrecenta POR TOUGAN-BARONOWSKI 129 miento enorme en la cantidad de algodón enviado por la India oriental, Egipto, Brasil y otros países. El total de la producción en Inglaterra de los productos de los países del Oriente aumenta una enormidad. Así, por ejemplo, la importación de los productos de la India oriental pasa, de 15 millones de libras (1860) a 52 millones (1864); la de Egipto, de 10 millones a cerca de 20 (1864), etc. Este acrecentamiento colosal de la importación de los productos orientales provoca en Inglaterra, en 1864, una prolongada y difícil crisis monetaria. Cuenta del Banco de Inglaterra en 1864 (1). TASA MÍNIMA DEL DESCUENTO 6 Enero.... 14,2 7 (a contar desde el 24 de Diciembre de 1863). 20 Enero.... 13,0 8 " 20 de Enero " 2 Marzo.... 14,0 6 " " 25 de Febrero " 27 Abril 12,6 7 " 16 de Abril " 18 Mayo 13,3 9 5 de Mayo 22 Junio .... 14,3 6 " " 16 de Julio " 10 Agosto... 12,6 8 4 de Agosto " 14 Setiembre. 12,9 9 " " 8 de Setiembre " 26 Octubre.. 13,1 9 " " 21 Diciembre 14,3 6 " 15 de Diciembre La táctica del Banco consiste en elevar inmediatamente el descuento, desde que empezó a disminuir el dinero en caja; y gracias a esto, se evita, en 1864, una baja del numerario tan importante como en las precedentes crisis1 Durante las dos primeras semanas de Enero, disminuye en más de un millón de libras esterlinas; el oro sale para la India, y la Casa de la Moneda de Bombay no se daba abasto para acuñar las rupias, que se enviaban inmedia-. tamente al interior del país, en pago del algodón (2). (1) Returns of te Bank of Ingland, 26 Mayo 1873. (2) Emilio de Laveleye: Le marché monetaire et ses crises. Paris, 165, pág. 80. 9 130 LAS CRISIS INDUSTRIALRS EN INGLATERRA El 20 de Enero, el Banco eleva el descuento al 5 por 100, y el numerario refluye a su caja. En Abril, las reservas metálicas del Banco de Inglaterra disminuyen, por la misma razón que en Enero; pero la elevación del descuento ejerce de nuevo su influencia, y en Julio, las existencias en metálico eran las mismas que a comienzos de Marzo. En Agosto, el numerario empieza por tercera vez a salir de la caja; y a principios de Setiembre, el Banco eleva, por segunda vez, la tasa del descuento a 9 por 100; representaba el papel de una bomba para el oro y la plata; todo aumento en el descuento pone inmediatamente esa bomba en movimiento, y e] numerario vuelve a entrar en la caja del Banco de Inglaterra. La crisis de 1874 se limita casi exclusivamente al mercado monetario; en los otros no se produce más que una insignificante baja en los precios, a pesar del descuento tan elevado, que no se establece sino en los momentos de un desastre financiero. La industria y el comercio de Inglaterra no experimentan sacudidas importantes. Lo prueba, que en el año siguiente, en vez del estancamiento de los negocios que sucede a toda crisis industrial, en 1865, por el contrario, hubo gran progreso industrial y comercial. Luego la crisis de 1864 fue exclusivamente financiera (1). A pesar de la carestía del algodón, el comercio inglés no tiene dificultades que vencer durante ese período. La disminución del comercio con la América del Norte se compensa, hasta cierto punto, por el aumento con Europa (1) Laveleye y Juglar consideran la crisis de 1864 como industrial. (y. Le marché monetaire, cap. VI, y Des crises commerciales, 374-383.) Esta apreciación está contradicha por todos los datos estadísticos respecto a la situación de la industria inglesa de 1863 a 1866, que muestran un progreso continuo durante todo este periodo. POR TOUGAN-BARANOWSKI 131 debido a la conclusión de los tratados con Francia, Bélgica, el Zoliverein alemán, Austria e Italia. Los obreros son los que más padecen por el hambre del algodón, pues esa hambre no era una metáfora, sino una triste realidad. En cuanto a los contratantes, se indemnizan de la menor producción por el alza en el precio de los tejidos. La industria algodonera inglesa toma en 1860 y 1861 tal incremento, que grandes reservas de tejidos no vendidos que se acumulaban en los almacenes de fabricantes y comerciantes ingleses, por la suspensión de la producción, venden todos esos tejidos con grandes beneficios. Esta alza fue igualmente beneficiosa a las ramas industriales que hacen la competencia a la industria algodonera. La industria de estambres e hilos comienza precisamente en esta época a hacer grandes progresos, después de haber estado durante una docena de años estacionaria. La producción de los tejidos de lana gana también mucho por la carestía del algodón. La exportación de todos esos tejidos casi es doble en 1865, en comparación a 1862. "La reducción de la industria algodonera -leemos en El Economist-in fluye poco en la prosperidad general del país; puede asegurarse que, con algunas excepciones, el año de 1863 ha sido muy favorable al comercio y a la industria" (1). En 1862 se revisa en Inglaterra la legislación sobre las sociedades por acciones, y la fundación de estas sociedades con responsabilidad limitada se facilita mucho, así que se multiplican rápidamente. En tres años (1863-1865), el capital nominal de las sociedades nuevamente fundadas llega a la suma colosal de 582 millones de libras esterlinas, Según El Economist, todas las ramas más importantes de la industria inglesa, comprendida la algodonera, se hallan, en 1865, en plena prosperidad. El período de 1863 a (1) Manufacturing Distress (The FJconomist, 11 Julio 1873.) 132 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 1865 puede llamarse el de la extensión-manía (la pasión de la expansión), pues durante este período, la nación se esfuerza en aumentar, por toda clase de medios, las empresas comerciales. El número de sociedades por acciones de todas clases, establecimientos bancarios, construcciones de arsenales para la Marina, para la explotación de minas, para empresas comerciales o industriales, aumenta extraordinariamente (1). Como sucede en tales casos, la especulación se dirige con predilección a las empresas ferroviarias. Los Bancos por acciones nuevamente fundados se dedican activamente a esas especulaciones. Aceptan letras de las sociedades de ferrocarriles, pagando esos créditos con acciones y obligaciones de ferrocarriles que ellas mismas realizan. Estos fueron, pues, construídos exclusivamente con dinero de los Bancos, para el aumento de la red ferroviaria en el Reino Unido de la Gran Bretaña; se gastan de 1862 a 1867, 98 millones de libras esterlinas, y el aumento en las vías férreas es de más de 2.000 millas. Aún fueron más considerables los capitales ingleses empleados en la construcción de ferrocarriles extranjeros, sobre todo americanos. El fin de la Guerra civil en la América del Norte da a la industria inglesa nuevo impulso. La exportación a los Estados Unidos sube de 16 millones 7 de libras esterlinas (1864) a 28 millones 5 (1866). Todo esto, bien pronto provoca una crisis; las circunstancias en que ésta se pro- (luce son en absoluto extraordinarias. Las crisis precedentes se produjeron en otoño, durante el último trimestre del año; las precede un éxodo de metales preciosos hacia el extranjero, lo que se llama un "external dram". Ell 1866 (1) T/ie Econornist, 18 Mayo 1867. Tlie causes of tite Existing Depression. POR TOUGAN-BARANOWSKI 133 nada hay parecido. El pánico se extiende súbitamente en Mayo, cuando la reserva del Banco de Inglaterra era relativamente considerable, y en quince días la caja del Banco casi se vacía; de suerte que, por tercera vez, tiene que suspenclerse el acta de Peel. A partir de este momento, durante todo el año, a pesar de la elevación inaudita de la tasa del descuento, el número de quiebras no fue grande entre los industriales y comerciantes, y hasta el año siguiente no aparece con claridad la destrucción completa, no solamente del crédito inglés, sino también de las relaciones comerciales. Al comienzo de 1866, nada hacía suponer la proximidad de la crisis, aunque el aumento extraordinario de las sociedades por acciones manifestase los síntomas de una fiebre en la especulación. La caja y reserva del Banco aumentan hasta fines de Marzo. En Abril empieza una baja lenta en sus reservas; el 9 de Mayo toma amenazantes proporciones; en una semana pierde más de 4 millones de libras. Cuenta del Banco de Inglaterra (1). Reserva. En caja. Letras d e se o n tadas. Importe Préstamos total por de los tiempo depósitos, determina- do. libras esterlinas. En millones de Depósitos de los Bancos de Londres. Tasa mínima del descuento. 3Enero.... 7 Febrero.... 7 Marzo. 28 Marzo 4 Abril 18 Abril 2Mayo 9Mayo. 16 Mayo 30 Mayo 1 Agosto. 3 Octubre.... 26 Diciembre.. 5,3 5,9 7,4 6,9 6,2 5,7 4,8 5,0 0,7 2,4 6,6 11,4 0,7 13,1 13,1 14,1 14,4 14,3 13,9 13,2 13,2 12,3 13,8 16,9 19,2 12,3 10,2 8,3 7,0 7,3 7,8 7,7 8,8 9,2 13,8 11,3 8,9 7,4 13,8 22,3 16,9 18,8 21,7 21,1 18,0 18,5 19,3 24,6 20,9 o'-) 27,3 24,6 5,0 1,3 2,8 5,0 4,8 2,0 2,3 2,3 7,8 5,2 o, 3,6 7,8 6,2 4,3 4,7 5,3 5,3 5,7 5,0 5,1 7,9 6,0 6,5 6,5 7,9 (:2 i2 i2 z i2 02 z (1) Returs of the Bank of Ingland, 26 Mayo 1867, pág. 4, 7 (a contar de 28 Diciembre 1865). 8 " 4 Enero 1866). 7 " 22 Febrero " 6 15Marzo " 6 " " 6 " " 6 " " " 8 " 8Mayo " 10 " 12 Marzo 10 " " " 4V2 " 3 '/ " 27 Setiembre 10 " 30 Diciembre " POR TOUGAN-BARANOWSKI 135 La disminución de la reserva en Abril fue provocada por la catástrofe de dos Bancos por acciones, recientemente fundados: el JointStockDescount-Company y el Burneds Banking Company. La rápida baja de las acciones de estos Bancos, provocada tanto por la mala administración como por las especulaciones ferroviarias. Cuando comienzan a bajar las accioños y se teme la quiebra, el público empieza a retirar sus depósitos, lo que obliga a los dos Bancos a suspender los pagos (1); pero como esos dos establecimientos eran de reciente fundación, no representaban papel considerable en la economía del crédito inglés; su bancarrota no tuvo más que una repercusión poco duradera en el mercado monetario, y hasta comienzos del mes de Mayo hubo calma en la City. A fines de Abril, las acciones del establecimiento más serio del crédito inglés, la casa Overend, Gurney y 0a, empiezan a bajar. La influencia de esta casa en la City se equiparaba a la del Banco de Inglaterra. A principios de Mayo, una letra de la Mid-Wales Railway Company no se pagó por esta casa. La noticia se extiende inmediatamente en la Óity; los depositarios acuden en tropel a reclamar sus depósitos. El 10 de Mayo la casa suspende sus pagos. Su pasivo se elevaba a más de 10 millones de libras. Podemos juzgar del pánico provocado por esta quiebra considerando la disminución de la reserva del Banco 1e Inglaterra; del 9 al 16 de Mayo, no fue importante en .a caja, de un millón; pero la reserva disminuye más de (Uatro millones (2). Este dinero no se retira del Banco para exportarlo al (1) William Fowler: The Crisis of 1866. Londres, 1877, págha 4. 2) The Elements of Banking, 11. D. Mecleod. Londres, 1876, pág. 228. 136 LAS ciusis INDUSTRIALES EN INGLATERRA extranjero, sino para aumentar las reservas del público, impulsado por el pánico. Las operaciones de la casa Overend y 0a tuvieron tal importancia, que su hundimiento causa la inmediata ruina del crédito en toda Inglaterra. Se temían nuevas quiebras en todas partes, y todos se proveen de numerario. Los Bancos de Londres y de fuera toman del Banco de Inglaterra cuatro millones de libras en billetes para reembolsar los depósitos que les habían confiado. El Banco de Inglaterra entrega 648.000 libras esterlinas en billetes de 5 libras, 577.000 en billetes de 10 libras, 1.703.000 en billetes de 20 a 100 libras, 848.000 en billetes de 100 a 1.000 libras (1). La quiebra de la casa Overend y C.° se debió a la im prudencia de sus operaciones: había colocado sumas considerables, procedentes de los depósitos de particulares, en diferentes empresas, poco seguras, entre las que se hallaban numerosas compañías de ferrocarriles, de Inglaterra y del extranjero. Algunas de esas sociedades quiebran en 1866, por ejemplo: en América, el Atlautic and Great Western Railway Company, y en Inglaterra, la London Ohatam and Dover Railway Company. Las obras de dichas compañías se habían construido con fondos de Bancos ingleses y, muy especialmente, de la casa Overend. Esta casa estaba ya insolvente hacia varios años, pero el crédito de que g'ozaba en todo el mundo le había permitido mantenerse a flote. El pánico provocado por la bancarrota de ese establecimiento fue tan grande, que, a pesar de la elevación in mediata del descuento al 10 por 100, el Gobierno se vi en la necesidad de permitir al Banco la emisión de bilktes en mayor cantidad que la señalada por la ley de 184k. (1) R. H. Patterson: On our Home Monetary Drains. (Joi1r- nal of ¿lic &at. Soc. of London, 1870, pág. 224.) 137 POR T0UGANBARANOWSKI ___________ Así se suspende por tercera vez dicha disposición legislativa. Pero el Banco no tuvo que hacer uso de esa autorización, aunque la suma de sus billetes aumenta en 4 millones de libras esterlinas; el 9 de Mayo, el importe de los billetes en circulación asciende a 22 millones 3 de libras, y el 16 de Mayo a 36 millpnes 1 de libra la suma total io traspasa la cifra legal. Esto proviene de que, durante el pánico de 1866, no se retira casi oro del Banco, ni sale tampoco para el extranjero, y en el interior no es impor - tanto la demanda del citado metal, pues el pánico se debe a la desconfianza hacia los Bancos particulares, y no obedece a crisis en el comercio ni en la industria. Así, las existencias metálicas en el Banco: bastan, aun en los mo mentos álgidos del pánico, a cubrir el valor de los nuevos billetes emitidos. Es instructiva la comparación entre el pánico de 1866 y el de 1857. En este año, durante la semana del pánico, del 4 al 11 de Noviembre, el numerario del Banco dismuuye un millón 2 de libras, y su caja un millón 3 de libras. La suma de billetes en circulación excedía con mucho el limite legal. En 1866, el público pide más billetes del Banco de Inglaterra; pero quedan todos cubiertos por la reserva de metales preciosos de la caja del Banco. La diferencia entre los dos pánicos proviene de que en 1857 se provoca una crisis comercial, mientras que en 1866 la bancarrota de un Banco importantísimo. La quiebra de la casa Overend y 0•a fue seguida de las de otros Bancos menos importantes. En Mayo y Junio el Imperial Mercantil Credit Asociation, el Bank of London, el Consolitated Bank, el Agra and Mastermau Banck y otros, cesaron en sus pagos (1). (1) W. Fowler: The Crisis of 1866, pág. 9. 138 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA El crédito inglés aún tiene más quebranto en el extranjero. Es la única explicación del curioso fenómeno que, a pesar de haber subido el descuento al 10 por 100 (entonces que en París estaba al 4 por 100), el oro no refluye a la caja del Banco, y la reserva continúa muy baja. En el extranjero se temía, después de la suspensión del acta de 1844, que el Banco de Inglaterra cesase en el reembolso de sus billetes, y la elevación extraordinaria del descuento no hacía más que fortificar en el continente europeo la desconfianza respecto a la situación económica de Inglaterra; así que la elevación del descuento no produce su efecto habitual. Hacia fines de año, la reserva del Banco de Inglaterra se eleva a 11 millones de libras, y las existencias metálicas en caja a 13 millones; lo que prueba, además del restablecimiento del crédito, el mal estado de los negocios. El pánico de 1866 no fue provocado por ninguna crisis industrial, pero le sigue una gran depiesión. Si la quiebra accidental de la casa Overend y O.a no se hubiera verificado en Mayo, en otoño probablemente hubiera estallado la crisis, pues la fiebre de la especulación de los años precedentes la hacían inevitable. Todas las crisis se han producido en Inglaterra, sin excepción, en otoño; no es esto debido a la casualidad; la• mayor parte de las mercancías importadas o exportadas son de origen vegetal, y, por lo tanto, se recolectan en otoño. En esa época, no solamente se recogen los cereales, sino también el tabaco, el vino y los productos vegetales que suministran a la industria las primeras materias, tales como el algodón, lino, cáñamo; y así es en otoño cuando se fijan los precios de los géneros más importantes; en ese momento aparece, en algún modo, más justificada la especulación. La balanza de los pagos no es, por lo general, favorable a Inglaterra, y los metales pre POR TOUGAN-BARANOWSKI 139 cicsos, en lingotes y en monedas, salen para el extranjero, volviendo a Inglaterra en el curso del año. Los comerciantes ingleses tienen en Octubre más necesidad de numerario, y al mismo tiempo disminuye la reserva metálica. El comercio interior reclama igualmente en otoño, a causa de la circulación más intensa de mercancías, después de la recolección, mayores cantidades en numerario. Es natural que se produzcan reacciones cuando la brutal realidad prueba que los cálculos optimistas eran injustificados, esto es, en el momento de la recolección. Esta es la primera razón para que las crisis se produzcan en esa época. En Inglaterra obran otras causas en el mismo sentido. La Gran Bretaña importa, sobre todo, primeras materias, y exporta objetos de fabricación. Además paga inmediatamente y al contado lo que recibe, y, por el contrario, exporta a crédito, con frecuencia a plazos muy largos. Así, en otoño, la reserva y la caja del Banco de Inglaterra disminuyen, mientras que las operaciones de descuento se multiplican. Lo mismo sucede en los Bancos particulares; sus reservas son menores, tanto a con secuencia del mayor número de operaciones de descuento, como también por la retirada de los depósitos para los comerciantes, industriales y otras personas que en esa époa tienen necesidad de dinero. Todas estas circunstancias ocasionan dificultades económicas; el descuento sube, no se conceden nuevos créditos; las letras tal vez renovadas varias veces, no lo son ya más; todos se apresuran a realizar sus créditos y a proveerse de numerario. Es natural que, en esas circunstancias, las casas no muy sólidas o imprudentes no puedan satisfacer sus compromisos y se presente en quiebra, arrastrando a otros establecimientos en su caída, y se produzca una crisis. He aquí por qué todas las crisis inglesas, no solamente las de 1825, 140 LAS CRTSIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 1837, 1847 y 1857, sino también los anteriores de 1793, 1810, 1814-15 y de 1818, se han producido en Octubre. El pánico y la disminución en el crédito en 1866 no se habían provocado por una crisis industrial. Así, no vemos entre las casas de comercio y las fábricas inglesas, a pesar de las quiebras de muchos Bancos y la gran elevación del descuento, muchas bancarrotas; en .1865 cesaron en sus pagos 831 casas comerciales, y en 1866, únicamente 813. La crisis en la primavera de 1866 puede llamarse la crisis del crédito; después de darle una exagerada extensión, se halla súbitamente reducida, y sobre todo en los establecimientos de crédito. Si ese quebranto no alcanza a la industria, es porque en 1866 ni las circunstancias ni la estación del afio eran favorables. No es esto decir que el pánico de 1866 dejase de influir en la industria inglesa. La disminución del crédito hizo que las operaciones comerciales se ajustasen más que nunca al contado, y, por consecuencia, fue imposible en la industria una nueva explosión de pánico en 1866. El hundimiento de la casa Overend, que provoca la crisis del crédito, previno una crisis industrial, que •era fácil prever en un porvenir muy próximo. Por otra parte, el marasmo en el comercio y en la industria, que siempre sigue a una crisis de este carácter' sobrevino también en Inglaterra, a fines de 1866, y, más aún, en los dos años siguientes. Como hemos visto al seguir las fluctuaciones de la industria inglesa, a un gran impulso industrial sigue siempre una depresión, el estancamiento en los negocios, aunque el paso de uno a otro no va siempre acompañado de una crisis; ésta no hace más que fortificar la reacción, no es la única causa. La reacción sobrevenida en la industria inglesa se POR TOUGAN-BARANOWSKI 141 caracteriza claramente por el cambio en los precios de las mercancías (1). Tanto por ciento en alza y en baja del precio de ¿as mercadenas en el mercado de Londres (comparativamente al precedente año): jO ENERO 1.° ENERO 1866 1867 Café + 11 por 100 - 17 por 100 Azúcar ± 11 " - 9 " Té ±31 " -23 " Seda ±27 " - 9 " Lino y cáñamo + 6 " - 17 " Cobre + 21 " -- 20 " Hierro - 5 " - 12 " Estaño ± 7 " - 7 " Algodón + 15 " - 28 " (En comparación con Julio de 1865). A primeros de Enero de 1866, el precio de la mayor parte de las mercaderías era mucho más alto que en 1.0 de Enero de 1865. El algodón mismo estaba en alza, aunque la importación de este artículo de los Estados Unidos había aumentado mucho; esto indica una viva especulación, pues al volver los Estados Unidos a importar algodón, los precios debían guardar el nivel de 1860 y de los años siguientes, esto es, en baja. El precio del hierro también baja en 1865, pues a consecuencia del fin de la Guerra civil en América del Norte, el número do construcciones de buques disminuye. En 1.° de Enero de 1867, todos los precios, por el contrario, están en baja. El período de prosperidad termina y el de depresión comienza, y ésta se (1) Calculado según los cuadros del Eeonomist, 1867. Commere ial hisiory and Review of 1866, pág. 40. 142 LAS CRISÍS INDUSTRIALES EN INGLATERRA manifiesta, en la esfera de la industria y del comercio, por la baja de los precios, reduccióll de la producción, y en el dominio del crédito, por la baja del descuento y la acumulación de capitales sin empleo en la caja de los Bancos. Hacia 1870, como en 1860, las ramas de la producción más gravemente comprometidas por la depresión económica fueron las que producen el capital inmobiliario, esto es, principalmente, las industrias del hierro, de la maquinaria y la construcción de buques. CAPITULO IV FLUCTUACIONES PERIÓDICAS DE LA INDUSTRIA DURANTE LAS 1TLTIMAS TRES DÉCADAS DEL SiGLO XIX Caracteristica de esas fluctuaciones -Su cambio en relación con las de la época precedente.-Ausencia de saltos bruscos.- Crisis de 1873.-Catástrofe en la Bolsa de Viena. -Crisis americana.-Especulación en la Bolsa de Londres.-Inglaterra se salva de una crisis.-La depresión de 1880 a 1890.- Baja en el precio de ls mercancías, y sus causas.-Cambio en los medios del transporte.-La agricultura inglesa.-El desenvolvimiento de la concurrencia en el mercado mundia l.-Sociedades por acciones.-La quiebra Baring y la depresión de 1890 a 1900. -Especulaciones argentinas .-Progreso extraordinario de la República argentina. -Locura en la especulación.-Quiebra de la casa Baring.-Inglaterra de nuevo escapa a una crisis.-Depresión en los afios 1892-1894.-- Las crisis industriales en Australia y América.-Por qué las crisis inglesas han cambiado de carácter? La considerable lentitud del desenvolvimiento industrial de. Inglaterra, a partir de 1875, no ha puesto fin a las fluctuaciones periódicas de la industria; al contrario, nunca han tenido esas fluctuaciones un carácter más regular que durante las tres últimas décadas del pasado siglo. He aquí el cuadro y el diagrama correspondiente a este período (1): (1) Según las Siatiscal Abstracts for the United Kingdom. En 1883 se publica en Inglaterra una nueva ley concerniente a las bancarrotas, que produce un cambio en la estadística de éstas. Los números absolutos de las quiebras, antes y después de 1388, 144 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA no pueden compararse entre si; he calculado dos lineas medias, una para 1871-1883 y otra para 1884-1889; el diagrama está formado teniendo en cuenta la diferencia de medios. esos dos términos AÑOS D - J S , - 'l -. o • 'CD • ••w • CDO • c, cj -. fr-. -'. o CD .-'. • clz • , c4 . - - CD (• co o B 6.280 6.840 7.490 7.920 7.890 9.250 9.530 11.450 13.130 10.300 9.730 9.040 8.560 4.190 4.350 4.860 4.870 4.860 4.540 4.040 4.240 4.660 4.900 4.790 4.490 4.170 4.100 4.320 -( ( S- - cJ WCD •ci o ' OD 820 1.120 1.230 1.240 1.170 1.070 990 890 1.030 1.300 1.580 1.630 1.770 1.540 1.480 1.890 2.500 2.550 2.790 2.790 2.690 2.610 2.620 2.970 3.890 4.740 5.230 4.650 frfr. fr: ' .. C 'i - fr-a •1 o D O 23,0 21,4 20,9 21,0 23,6 al, 3 23,2 25,5 30,0 26,4 20,8 20,8 QQ 20,4 20,8 19,9 20,2 21,8 23,2 25,0 35,9 35,3 42,5 35,9 31,8 31,5 59 102 117 88 66 59 54 48 47 55 49 49 47 42 42 40 42 40 48 50 47. 42 42 43 44 47 45 47 Afios 71-83 9.030 2.170 Años 84-98 4.490 54 35,1 187! 223 479 1872 256 489 1873 255 607 1874 240 594 1875 243 569 1876 201 496 1877 199 504 1878 193 499 1879 192 489 1880 223 579 1881 234 636 1882 ... . 241 622 1883 240 593 1884 233 580 1885 213 551 1886 213 590 1887 222 608 1888 235 694 1889 249 762 1890 264 780 1891 247 685 1892 227 6i8 1893 . 218 648 1894 216 634 1895 226 759 1896 240 758 1897 234 749 1898 233 810 Medias, . 228 626 12.0 4 UL • ¡oS • Io'i '¡00 4 ti ' 12. • '5 • 'o • 40 • 32. • ¿5 4 ¿9 • ¿0 4 12. 44$ o -9 •8 • 43. 1 - ¿5 • $2. -4o -52. • 5' -'e •49 .132. 4U 4 '44' • 14* • 40* 44044 4 tg + *44 + 4 • '0 3' + 344 • a • 2., 4' 44 12. 1 2. 2. ¿5 32 3' 40 4•4 5' 'o '4 'y 32. POR TOUGAN-BARÁNOWSKI 145 DIÁGRÁMA NUM. 3 AÑOS _;; ; ;; z• - .. . ;• , -.; 4;; .4 •* '4? 4 •I•' •• .•.ø - e. e. e. e., e. e. - • - ..a • •j . - 4. Ø 41 C o - __ O .. g e. 4Ç o o. o A 40 lo + oo 4- + L 4 4 + o 4. 4. 4 ' 4 't • Go • 4- 4 4 + 9 Z 4 ' $ ¡L 9$ o 1 ¿o 4- Do 4- T3 4. 41, ' Go ñ +5 ;; + 41, ( 3t o 2.', ' 4. ¿o - 4- o - 344 14€ LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIAGRÁIVIA NUM. 3 (CONTINUACIÓN) - AÑOS Un rápido examen del diagrama número 3, basta para darnos cuenta de la periodicidad de las fluctuaciones de las dos curvas que caracterizan el comercio exterior y el interior inglés: la curva de la exportación inglesa es la de la cifra de los negocios de la Clearing-House, de Londres (cámara de compensación). Podemos distinguir en el movimiento de estas curvas cuatro avances: el primero alcanza su. máximum en los años de 187 3-1874. Después comienza un prolongado estancamiento industrial, que dura POR TOUGAN-BARANOWSKI 147 hasta 18784879. El segundo avance alcanza su máximum correspondiente hacia 1881 -1883; con posterioridad hay un retroceso con un mínimum correspondiente en los años de 1885-1886. El tercer impulso se atenúa en 1890. Los cuatro años de 1891 a 1895 se caracterizan por el estancamiento de la industria. A partir de 1895, se señala un nuevo movimiento de avance. Análogas fluctuaciones se producen en el precio del hierro: un salto enorme en su precio se da después de 1870; los años 1880 y 1890 corresponden también a un máximum, pues la elevación es insignificante en comparación a la que sigue a 1870. A partir de 1894-95, los precios del hierro se elevaii de nuevo. ¿Qué relación ha existido entre estas fluctuaciones regulares de la industria inglesa y la situación del mercado monetario? En los diez años de 1870 a 1880, las variaciones de la curva de la caja del Banco de Inglaterra están en sentido inverso de las cuatro primeras curvas; en otros términos: las fluctuaciones de la industria dependen en este período de las fluctuaciones del crédito. La baja en los precios de las mercancías de 1874 a 1877 provoca la afluencia del numerario en la caja del Banco-signo cierto de que en el dominio del crédito, una de sus periódicas catástrofes ha sobrevenido; pero le falta mucho para tener su forma típica, puesto que la elevación de las existencias de numerario en la caja del Banco de Inglaterra, no se produce sino progresivamente en el espacio de tres años. En 1877 desciende rápidamente, para subir en seguida, también con rapidez, hasta 1879. Nada semejante sucedió en los precedentes períodos de crisis. La segunda fluctuación de la industria acaece inmediatamente después de 1880, como se muestra en grado diferente en las cuatro primeras curvas; no provoca nin 148 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ún importante quebranto en el crédito: la curva de la caja del Banco de Inglaterra no se eleva por saltos (como siempre sucede después de una crisis industrial), sino que desciende con las demás curvas; es preciso esperar al año 1883 para notar un pequeño progreso. Esto nos prueba que, por la primera vez en todo el siglo xix, han transcurrido diez años en Inglaterra sin una gran conmoción en el crédito. En 1891 se produce, al mismo tiempo que una disminución en la exportación, alza en las existencias en caja del Banco; pero de nuevo es preciso que el alza sea brusca, dura cinco años. La curva de las bancarrotas es la que permite juzgar mejor una crisis. Observamos que, hasta 1874, las quiebras aumentan con cierta regularidad. Con toda evidencia, la crisis de este periodo no tiene el carácter brusco de las precedentes. Los años de 1883 y 1884 no se caracterizan por una elevación, sino más bien por la disminución en el número de bancarrotas; luego no se trata en Inglaterra de una crisis ordinaria. Hasta 1893 las crisis no se multiplican considerablemente; los últimos años de progreso industrial van acompañados de una disminución én el número de bancarrotas. Si se comparan las recientes fluctuaciones de la industria inglesa con las precedentes, se aprecia en seguida la diferencia. Los movimientos no son tan bruscos como otras veces. La curva de la exportación en las anteriores era una línea quebrada con ángulos agudos; tiene ahora forma ondulada, no se ven ángulos muy señalados. En las anteriores, toda baja importante en la exportación iba se-. guida de una elevación aún más considerable; ahora la exportación baja durante largo tiempo. En la precedentes había menos años de disminución que de aumento; ahora lo contrario. Además, las fluctuaciones periódicas de la industria inglesa iban acompañadas, en otras épo POR TOUGAN-BARANOWSKI 149 cas, de una gran conmoción en el crédito. El movimiento de retroceso, una vez pasado el momento culminante, influía violentamente sobre todo el orden económico; ahora las fluctuaciones de la industria no producen quebrantos en el crédito; pasa poco a poco, y sin saltos, del estado de prosperidad al de completa ruina. Consideremos de cerca cada una de las fluctuaciones de la industria inglesa. De 1871 a 1874 fue para toda Europa un período extraordinario de prosperidad industrial. Durante los años que preceden a 1870, la industria padece por la inminencia de una guerra entre Francia y Alemania. Por último, estalla la guerra. Los millares de millones franceses sirven para amortizar las deudas de Alemania; afluyen al mercado alemán considerables capitales, buscando colocación ventajosa; nada de extraño, si sigue una fiebre de especulación que bien pronto llega al delirio. La tierra predilecta para el agiotaje es ahora Alemania y Austria. Como siempre, se arroja con especial ardor sobre el aumento del capital inmobiliario del país; la construccfón de nuevos ferrocarriles, la compra de terrenos comunales para construir casas, fueron las formas preferidas para la especulación del momento. En Viena tomaron estas últimas especulaciones un carácter especialmente violento, y también es donde aparece primero la inevitable reacción. El 8 de Mayo de 1873 se produce en la Bolsa de Viena un pánico, que termina por una catástrofe completa para los especuladores. Poco más tarde, la crisis estalla igualmente en Alemania. Siempre han sido los Estados Unidos, para la colocación de capitales europeos, una tierra llena de promesas, y hubiera sido extraordinario que la locura de los especuladores europeos no se extendiese a América. Pero, aparte de esto, el terreno estaba en América suficientemente pre 150 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA parado para ese movlmiento característico de la economía nacional, que siempre termina por una crisis de la iridustria. Desde 1857 no había habido ninguna crisis en los Estados Unidos; pero después de la guerra civil de 1864, su industria se desenvolvió extraordinariamente, aumentando la riqueza nacional más rápidamente que en ningún otro período de su progreso, y la locura de las especulaciones tenía que producirse, naturalmente, dirigiéndose con preferencia a la formación de compañías ferroviarias. Durante los años de 1870 a 1874 se construye en los Estados Unidos una nueva red de ferrocarriles de 23.406 millas. Precisamente el descalabro de las especulaciones en las construcciones ferroviarias provoca en seguida en América un pánico bursátil. Al comienzo de Enero, uno de ios Bancos más serios de los Estados Unidos, la casa Jay Cooke y C.a, que había prestado a la compañía de ferrocarriles sumas enormes, funda un sindicato, con el objeto de contraer un nuevo empréstito de 300 millones de dólares para la terminación de los ferrocarriles comenzados; pero, a pesar de la adhesión de Rotschild a favor de este sindicato, el empréstito no tiene éxito, y únicamente, con gran trabajó, se reúnen 10 millones (en lugar de los 300 que eran necesarios). Las Bolsas europeas (en donde principalmente se colocaban valores americanos), estaban lo mismo que la Bolsa de Nueva York, ya inundadas de valores ferroviarios, y no pudieron, a pesar de sus ventajosas condiciones, colocar las acciones ofrecidas. Las compañías de ferrocarriles se dirigen entonces a los Bancos, y obtienen préstamos por tiempo determinado, mediante la garantía de sus valores. Esos préstamos no fueron reembolsados a sus vencimientos, y los Bancos que habían prestado a las compañías POR TOUN-BARANOWSKI 151 tuvieron que cesar en sus pagos. La primera quiebra fue la del "New-York Warehouse and Seeurity Company", que había prestado dinero para numerosos ferrocarriles en Kansas, Misuri y Texas; después quiebra otra casa que había hecho préstamos a los ferrocarriles del Canadá, y, en fin, después de la bancarrota de algunas sociedades de ferrocarriles, la casa Jay Cook y C. suspende también sus pagos. Respecto a la repercusión de estos acontecimientos en el mercado monetario, en la industria y el comercio de Inglaterra, consultando las cifras concernientes a la exportación británica, los negocios do la Clairing-House y los precios del hierro, se muestra que los tres años desde 1871 a 1874 se caracterizan por una prosperidad industrial extraordinaria. Como de costumbre, el capital inglés no se emplea únicamente en la fundación de nuevas empresas en el interior del país, sino también en gran eantidad en el extranjero. Se apodera de la Bolsa de Londres una verdadera fiebre por adquirir acciones de empréstitos extranjeros; lo mismo que en Alemania y Austria, se dirige a lacontrucción de casas y ferrocarriles. Durante los cinco aflos de 1870 a 1875, se colocan en Londres empréstitos extranjeros por una suma de cçrca de 260 millones, y mueho de los empréstitos fueron completamente irreflexivos (1). Unicamente, debido a las maniobras vergonzosas de los corredores y banqueros, que se encargaron de la realización de estos empréstitos, pudieron tener pasajero éxito. Así, numerosos Estados de América del Sur, que desde hacía mucho tiempo eran insolventes y no tenían la menor intención de cumplir, logran colocar empréstitos Londres. (1) A. R. Walace: Bczd, Times. Londres, 1886, pág. 18. 152 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Los intereses de esos empréstitos se pagaron únicamente hasta que las sumas recibidas no se disiparon; después el pago de intereses cesa, y los acreedores se meten en un atolladero sin salida posible. De 1875 a 1880, los siguientes Estados no han pagado los intereses de sus empréstitos, o únicamente una parte: Turquía, Egipto, Grecia, Bolivia, Costa Rica, El Ecuador, Honduras, Méjico, el Paraguay, el Perú, Santo Domingo, El Uruguay y Venezuela (1). Pero mientras tanto que la insolvencia de esos Estados no fue manifiesta, sus empréstitos, contraídos en Londres, favorecen naturalmente la exportación inglesa. Lo mismo la construcción rápida y febril de ferrocarriles en los Estados Unidos, provoca una enorme demanda de hierro y de carbón ingleses, cuyos precios se elevan a más del doble. La exportación de los productos británicos para los Estados Unidos sube rápidamente de 28 millones 3 do libras (1870), a 40 millones 7 (1872); pero en seguida baja, y llega en 1878 a 14 millones 6 de libras esterlinas. Los años siguientes a 1870 fueron de una prosperidad inmensa para la industria del hierro y del carbón en Inglaterra; en las otras ramas industriales, el progreso fue mucho menos importante. La exportación del hierro y del carbón aumenta de 1868 a 1874 en más del doble: de 17 millones 6 de libras pasa a 37 millones 7; la del carbón aún tiene acrecentamiento más considerable: de 5 millones 4 de libras a 13 millones 2. Por el contrario, la exportación de tejidos de algodón, durante el mismo lapso de tiempo, pasa solamente de 53 millones a 61 millones 5; la de tejidos de lana, de 19 millones 6 a 25 millones 4, y los tejidos de hilo, de 7 millones 1 a 7 millones 3. (1) W. E. Smith: The recent Depression of Trade. Londres, 1880, pág. 45. POR TOUGAN-BARANOWSK1 153 Podemos juzgar del desenvolvimiento de la industria de hierro en Inglaterra por el siguiente cuadro (1): 1867 1868 1869 1870 1871 1872....f. 1873 Producción de hierro fundido en las Islas británicas (en millones de toneladas). 4,7 4,9 5,4 5,9 6,6 6,7 6,8 Precio medio. Chelines. 52 6 52 9 53 3 54 4 59 0 101 10 117 3 0,644 0,720 0,735 0,782 0,558 0,235 0,200 La rapidez en la producción del hierro no podía seguir a la demanda, lo que muestra la disminución de los depósitos de hierro fundido y la enorme alza en los precios. Es muy interesante hacer constar que la crisis financiera e industrial que estalla en 1873 en la Europa central y en América, no llega a Inglaterra. La catástrofe de Viena no tiene importante repercuSión en el mercado monetario de Londres. La crisis de Septiembre, en América, provoca fuerte elevación en la tasa del descuento en el Banco de Inglaterra; pero no produce en el mercado de Londres ni pánico ni quebranto en el crédito. AÑOS Peniques. Cantidad disponible de hierro fundido (en millones de toneladas). (1) Juglar: Des erises commerciales, pág. 391. 154 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Cuenta del Banco de Inglaterra en 1878 (1). Reserva En caja (en millones (en millones Tasa de del libras libras descuento. esterlinas). esterlinas). 10 Enero 12,3 24,0 4 20 Octubre. .. 7,3 19,7 6 30 idem 7,5 19,4 20 Noviembre 7,6 19,3 9 20 Diciembre 12,1 24,2 4 '/ En los momentos en que el descuento alcanza su máximum, la reserva del Banco es de 7 millones 6. Este cuadro se parece poco al de las crisis precedentes. En 1873, ni un solo Banco inglés suspende sus pagos, y el aumento en el número de las quiebras en las casas de comercio es insignificante. Entonces, en los países cuyo desenvolvimiento industrial era muy inferior al de Inglaterra, la crisis reviste un carácter extraordinariamente destructor, y se asemeja a un huracán que devasta todo a su paso. Inglaterra escapa a una crisis aguda. Esto se explica principalmente por el hecho de que, hasta 1871, no desaparecen por completo los vestigios de la crisis de 1866 en el mercado. "La mina, para servirnos de una expresión muy feliz de Juglar, no estaba aún cargada, o, por lo menos, no lo estaba más que a medias (2)"; por consecuencia, no hubo explosión. Sin duda, desde 1870 a 1880, las especulaciones sobre empréstitos extranjeros toman grandes proporciones en la Bolsa de Londres; pero, como hemos visto repetidas veces (1) Juglar: Des crises cornmerciales, pág. 30. (2) Ibid. POR TOUGA-BARAN0wSKI 155 por el ejemplo de las crisis precedentes, la financiera no ejerce m s que una influencia mínima sobre la economía nacional, Si la especulación y el agiotaje no sobrepasan el círculo de los bolsistas. Inglaterra logra evitar, en 1873, una crisis industrial aguda; no obstante, la industria inglesa queda en los siguientes años en situación muy difícil. La crisis no estaha; pero, sin embargo, padece Inglaterra todas sus consecuencias: baja en los precios, marasmo en los negocios, reducción en la fabricación en grado mayor, durante los años de 1875 a 1880, que los países que habían pasado por la grave crisis industrial. El número de quiebras aumenta cada vez más: en 1875 comienzan las bancarrotas; el acrecentamiento considerable de las existencias en metálico de la caja del Banco de Inglaterra, en 1876, muestra que esta vez el crédito ha tenido una fuerte sacudida. En 1878, algunos Bancos de primer orden suspenden sus pagos; entre otros, uno de los más serios e importantes de Escocia, la "City of Glasgow Bank", cuyo pasivo se elevaba a 12 millones de libras esterlinas, y la "West-England and South Wales Banking Oompany", su pasivo ascendía a 5 millones de libras (1). Sin embargo, no se produce el pánico en la City. y el Banco de Inglaterra se limita a elevar su descuento a 6 por 100. No hubo pánico, pues a esas quiebras siguieron períodos de gran prosperidad industrial; a consecuencia del crédito, muy desenvuelto, los Bancos zozobraban ahora, después de algunos años de paralización en los negocios comerciales, esto es, de crédito reducido. En otras épocas, las crisis industriales comenzaron con la quiebra de lo Bancos; ahora las bancarrotas se producen al final de una depre (1 Tlie Economist, 1879: General Results of the Oommrecial History of 1878. 136 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA sión industrial. Cinco años de paralización en el comercio, habían en los años anteriores a 1880 purificado el mercado monetario inglés de todos los elementos generadores de las especulaciones vergonzosas y atrevidas, por lo que no había lugar para producirse el pánico. La liquidación de la prosperidad industrial de los años que siguieron a 1870 dura mucho tiempo, pero fue menos brusca que las anteriores. De 1870 a 1880 no hay en Inglaterra un pánico en el mercado monetario ni crisis industrial aguda; en lugar de esto, el estancamiento comercial se prolonga extraordinariamente, para terminar en el quebrantamiento del crédito; alcanza el máximum en 1879; en este año la curva de las bancarrotas, que sube por lo regular durante una serie de años, llega a su punto más alto. Después de 1879, comienza una nueva era de prosperidad industrial. En los Estados Unidos sobreviene de nuevo la fiebre en la especulación de los ferrocarriles: desde 1880 a 1883, la red ferroviaria se aumenta en 28.240 millas inglesas; por lo que la exportación de los productos británicos para los Estados Unidos sube de 14 millones 6 de libras (1878) a 31 millones (1882). Lo mismo que de 1870 a 1880, el acrecentamiento de la exportación británica se debe principalmente a las ramas de fabricación que producen la maquinaria y herramientas para la industria. Así, la exportación desde 1878 a 1883 (estimada por su valor) sube: la de hierro y acero, de 18 millones 4 a 31 millones 6; la de maquinaria, de 7 millones 5 a 11 millones 9; mientras que la de tejidos de algodón pasa unicamente de 52 millones 9 a 62 millones 9; la de tejidos de lana, de 16 millolles 7 a 18 millones 8; la de tejidos de hilo, de 5 millones 5 a 6 millones. Estas cifras, lo mismo que el cambio de los precios POR TOUGAN-BAHANOWSKI 157 del hierro, muestran que el progreso industrial después de 1880 era mucho menor que en 1870; así, el paso de la prosperidad al marasmo se realiza para el período de 1880 a 1890 aún más lentamente que durante el período de 1870 a 1880. En otros países va acompañado de quebrantos más o menos graves en el crédito; en Francia, por ejemplo, se produjo en 1884, la famosa quiebra Bontoux; en los Estados Unidos, en 1884, hubo una catástrofe financiera en los ferrocarriles semejante a la de 1873. En Inglaterra, el fin de la prosperidad industrial no va unido a ningún quebranto en el crédito. Pero, sin embargo, jamás hubo en Inglaterra un marasmo comercial tan persistente y tan funesto para el país como en el período comprendido entre 1880 a 1890. En esta época, precisamente, es cuando aparece con toda claridad la obstinada tendencia a la baja en determinadas mercancías. El hecho de esa tendencia es indudable; véase el siguiente cuadro (1): Index-Number Index-Number Index-Number del del del "Economist ". Paigrave. Sanerbeck. 1865-1869 100 100 100 1870-1879 93 97 99 1880-1887 77 82 (1) Calculado según los datos aportados en el Final Report of the Boyal Commission on Goid and silver, 1888, pág. 17. Los etadistas ingleses llaman mdcx 1Vumber al que muestra el nivel de los precios de las mercancias en un momento dado. Naturalm ente, el mdcx Number, varia según las mercancias para los que son calculados. Los tres Index Numbers citados, el de la revista londinense L'Eeonomist, los de Paigrave y los de Sanerbeck se han calculado según los precios de diferentes morcancias por medio de distintos métodos. 18 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA - De 1870 a 1880, la baja en los precios es insignificante; pero, de 1880 a 1890, llega al 15 y hasta a más del 20 por 100. Las quejas respecto a lo insuficiente de los precios, que no remuneraban a los fabricantes, eran generales en 1885. Se alegan por casi todas las personas oídas por lacomisión de 1886 encargada de inquirir las causas de la paralización comercial. Los inspectores de las fábricas se expresan en el mismo sentido. A consecuencia de la situación difícil por la que atraviesa el mercado- leemos, por ejemplo, en la Memoria del inspector Hender- son-se comienza a notar en todas partes, en primer lugar, una baja en los precios de las mercaderías. En algunos ramos de la industria aún no se ha reducido la pro du.eción, pero en todas partes se quejan, asegurando que los beneficios han desaparecido por completo (1)." La Memoria de la comisión insiste expresamente respecto a la extraordinaria baja en el beneficio de los fabricantes y empresarios. Mucho se ha escrito sobre la baja de los precios y el marasmo comercial de 1883 a 1888. Algunos autores consideran como causa principal el aumento del valor del oro, otros la ven en la orientación proteccionista de la política comercial de numerosos Estados durante los años últimos, etc. Todos esos factores pueden haber tenido su parte d.e influencia; pero las causas más importantes de la baja de los precios se hallan en los cambios verificados durante este último período, en el dominio y en el manejo de la maquinaria, y el progreso de los medios de comunicación en el mundo entero. Esta es la opinión de la mayoría de los autores que han estudiado la paralización de los negocios en el período comprendido entre los años de (1) Report of tke Inspector of the Faetones Henderson. 30 OC-f tubre 1885. POR TOUGAN-BARANOWSKI 19 1880 a 1890. Considerándose como el factor más importante la revolución acaecida en los medios de transporte. Los primeros ferrocarriles se construyeron en Inglaterra, fortificando la posición de esta nación en el mercado mundial. Después se construyen en los ricos países del Este de la América del Norte y en el Continente europeo, para dotar en seguida con ellos las naciones menos adelantadas y de población poco densa. Mientras que los ferrocarriles no provocaron el desenvolvimiento importante de la industria indígena en los países atravesados por ellos, su extensión beneficia a Inglaterra, que poseía el monopolio del comercio mundial; pero cuando por la influencia de los ferrocarriles se desenvuelve una industria poderosa que rápidamente progresa, en la mayor parte de los Estados europeos y en los Estados Unidos, cambia la situación para Inglaterra. De todas partes surgen nuevos concurrentes a su comercio, que se apresuran, no sólo en apoderarse del mercado de sus países respectivos, sino también, cuando pueden, de los mercados extranjeros. Un exceso en la producción de las mercancías, o, mejor dicho, una tendencia constante al exceso en su producción, fue la consecuencia natural a este estado de cosas. La oferta sobrepasa la demanda, y el precio de todas las mercancías, para cuya producción la Concurrencia internacional era particularmente activa, baja. No es únicamente Inglaterra la que padece las consecuencias de esta baja, sino todos los países concurrentes; pero en ella es en la que la depresión produce mayores resultados, pues la Gran Bretaña no había tomado parte, o si acaso poco importante, en el movimiento industrial que provoca el descenso, y tenía que padecer los funestos resultados de él, como sus concurrentes más felices. En el precio de los productos agrícolas, y, por lo 160 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tanto, en la agricultura, es sobre la que más se muestra la influencia de la reducción de gastos en el transporte Por las facilidades que daban los ferrocarriles establecidos en la Gran Bretaña, Rusia y la India, con sus vastas extensiones de tierras fértiles y recién roturadas, se colocaron en una situación favorable para aumentar en más del doble la producción de cereales destinados a exportarse a los países de población muy densa del Oeste de Europa. La agricultura de estos países pierde súbitamente la protección más eficaz que antes le había permitido no temer la concurrencia de lejanos países del Oriente y Occidente, en donde la producción podía hacerse en una. vasta escala, a causa de los gastos considerables que por tierra gravaba el transporte de los cereales. La crisis de la agricultura en la Europa Occidental fue su consecuencia. Estos son hechos universalmente conocidos, que no hay más que recordar para encarecer su importancia. La agricultura inglesa padece muy especialmente por la baja en el precio de los cereales. Caird, la mayor autoridad en esta materia, ha calculado, utilizando los resultados de una información oficial, que, desde 1880 a 1890, las rentas de la población agrícóla del Reino Unido de la Gran Bretaña disminuyó en una suma total de 42 millones 8 de libras esterlinas (1). Lo que se confirma por las declaraciones de otros testigos que evalúan la baja de los arriendos de tierras, desde el año 1875 a 1885, en un 30 a 40 por 100 (2). Es natural que esos 40 millones de libras esterlinas perdidos por la población agrícola inglesa, ejerciesen una influencia desfavorable en la situación general del mer (1 Second Report on Tade Depession M. of E. Deposition de Oaid, 7.673-77. (2) 7 /iird Repot on Trade Depress ion M. of E. D'eposition de Col eman, 8.994; de Druce, 9114. POR TOUGAN-BARANOWSKI 161 cado inglés. Los grandes propietarios, los arrendadores y los obreros agrícolas compraban menos objetos manufacturados, y no aumentando la demanda de los labradores americanos, las mercancías inglesas no podían competir en el mercado americano con la industria indígena. Muchos testigos de la información abierta, entre los industriales y fabricantes, atribuyen el marasmo en la industria que se ocupa en el trabajo de primeras materias, a la disminución de la riqueza en la población agrícola (1). La Memoria de la Comisión de 1886 considera igualmente este hecho como una de las causas esenciales del estancamiento en los negocios (2). Todo esto es exacto; pero lo que prueba que la disminución de las rentas de fa población agrícola no fue la causa única de la depresión de 1880 a 1890, es que este marasmo comercial se extiende, no solamente a la Europa Occidental, sino aun a América (en donde la riqueza de la población agrícola había aumentado considerablemente). La crisis agraria no fue más que una de las manifestaciones de la crisis general, provocada principalmente por el trastorno completo de las condiciones del transporte de las mercancías (ferrocarriles, vapores, telégrafo). La tendencia de las mercancías a la baja, que aparece por primera vez en los años de 1880 a 1890, es consecuencia necesaria de la concurrencia, cada día mayor, en el mercado mundial. El principio de la libertad absoluta en la concurrencia se experimenta por la primera vez, no únicamente en el interior de un país, sino en el mercado universal; y entonces se manifiesta la contradicción íntima que hay en el fondo de este principio. La anarquía de (1) Second Report Qn Trctde Depression M. Qf E. Declaración de flixon, 1.363-1.364; de Belk, 2.722; de Broam, 4.76-68, etcétera. (2) Final Report on Trade Depression, XVII. 11 162 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA la producción social provoca la depresión general, y como correctivo necesario, la formachn de los monopolios, convenios, triist, cuyo desenvolvimiento es signo característico de la evolución industrial contemporánea en el mundo entero. "En estos últimos años, leemos en la Memoria de la Comisión de 1886, las condiciones de la vida se han modificado profundamente en todo el mundo civilizado por los descubrimientos de la ciencia, por la aplicación de las fuerzas mecánicas a la producción y al transporte de mercancías. La cantidad de trabajo necesario para obtener un resultado determinado, tanto en relación con la producción como en el transporte, disminuye sin cesar." La dificultad no está ya, como en pasados tiempos, en el precio elevado o en la falta de objetos necesarios a la vida, o de artículos de lujo, sino en la lucha para obtener su parte de trabajo, único medio para la gran mayoría de la población de llegar a la posesión de 'esos objetos, cualquiera que sea la enormidad de sus depósitos, y su bajo precio (1). En otros términos, cada uno se es- fuerza hoy en vencer a sus concurrentes, en apoderarse del mercado, y la concurrencia es una tendencia constan- te por exceso en la producción y por la plétora de mercancías. En cuanto a la concurrencia de las sociedades por acciones, la Comisión de 1886 expone quejas muy numerosas. Muchos testigos pretenden que la causa principal de la baja de los precios es la multiplicación excesiva de las sociedades por acciones en las diferentes ramas industriales. Estas compañías trabajan aún sin obtener beneficios, pues interesa a los que dirigen esos negocios (consejo, di- (1) Final Rport on Trade Depression, XVII. POR TOUGAN-BARANOWSK1 163 rección, etc.), continuar produciendo, cualqukra que sea el beneficio obtenido. En efecto, en muchos casos, el attmento de gran número de sociedades por acciones ha sido extraordinariamente rápido. "La característica de la evolución de la industria algodonera británica en los últimos tiempos-dice Ellison,-es el aumento extraordinario de hilanderías y fábricas de propiedad de sociedades por acciones" (1). La primera fábrica de algodón, perteneciente a una compañía formada por acciones (Sun Mill), fue fundada en Oldham, en 1858, y tuvo gran éxito. De 1870 a 1875, se establecen otras muchas. Todas esas fábricas, de las que la mayoría se concentran en Oldham y en sus alrededores, están provistas de los perfeccionamientos más recientes, y representan la última palabra de la técnica industrial. La multiplicación de las sociedades por acciones, sin duda, ha contribuído a aumentar la concurrencia de los productores y a bajar los precios de las mercancías; pero también es indudable que la importancia de este factor es mínimo, en relación a las causas generales de la baja, o sea la extensión, cada vez mayor, de la industria capitalista en el mundo entero, y la enorme reducción en el coste de los trausportes. Después de 1886 se produce un nuevo progreso industrial, manifestándose como en el precedente en la indu tria de las máquinas y en la minera; la exportación de hierro sube de 1886 a 1890, de 21 millones8 de libr.s esterlinas a 31 millones 6; la maquinaria, de 10 millones 1 a 16 millones 4; la del carbón, de 9 millones 8, a 19 millones. Por el contrario, el aumento en la exportación de los productos textiles .apena.s se nota; la de tejidos de algodón pasa (le 57 millones 4 a 62 millones 1; la de te- (1) The Cotton Trade of O-reat Britain, pág. 133. 164 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA jidos de lana, de 19 millones 7 a 20 millones 4, la de tejidos de hilo, de 5 millones 3, a 5 millones 7. Esta vez, el acrecentamiento de la exportación de los productos ingleses para la República Argentina es muy notable. En 1885, Inglaterra no exporta a dicha República más que por valor de 4 millones 7; en 1889 exporta por valor de 10 millones 7 de libras esterlinas. Poco antes de 1890, comienza en la Bolsa de Londres la especulación sobre los empréstitos extranjeros, especulación muy pare, la de 1870 a 1880; y de nuevo los Estados de la América del Sur y numerosas colonias británicas contraen empréstitos. La deuda del Estado de la República Argentina acrece en enormes proporciones. En 1874, la contraída en el extranjero no llega a 10 millones de libras; en 1890, la deuda nacional, las provinciales y municipales contratadas en el extranjero, y muy especialmente en Londres, importa 59 millones 1 de libras (1). Además, los Bancos de Londres estaban inundados do valores de todas clases, especialmente de ferrocarriles. La aflueucia de capitales extranjeros en la República Argentina provoca un movimiento extraordinario de prosperidad, en un país que poco antes estaba casi desierto. La colocación más importante para los capitales extranjeros fue, en la República Argentina, la construcción de ferrocarriles. En 1883, la red ferroviaria era ya de 31.691 kilómetros. Ese número no comprende más que las líneas efectivamente construídas. Las proyectadas eran todavía más numerosas. Sólo en el año de 1889 se autorizan 39 concesiones para la construcción total de 12.000 kilómetros; pero la mayoría de esas concesiones quedaron en el apel. No se construyeron las líneas, a consecuencia de una crisis industrial de extraordinaria violencia. (1) Tke Argentine Orisis. (The Econornie Journai, 1861, vol. 1.) POR TOUGAN-BARANOWSKI 165 Los años que preceden inmediatamente a 1890 son para la República Argentina una época de las más insensatas especulaciones. Durante tres años, de 1887 a 1890, se constituyen 250 sociedades por acciones; su capital nominal alcanza la suma de 764 :mffbre5 de dólares (1). A esto debe afladirse el extremo descuido del Gobierno argentino; desprovisto de escrúpulos, como la mayor parte de los Gobiernos de la América del Sur, no pensaba en lo porvenir. Los déficits se cubrían con empréstitos, pero no bastaban éstos. El Gobierno no se intimida, y recurre al último extremo, a la emisión del papel moneda; en poco tiempo todo el país se inunda de este papel. Todo acaba, como puede presumirse, por una gran catástrofe, seguida de una revolución y de la guerra civil, que paraliza la industria nacional. El crédito inglés no puede escapar fácilmente a las dificultades que él mismo se había preparado. El Banco particular más importante de Inglaterra, la casa Baring y c.a, que rio gozaba menos confianza que en su tiempo la casa Overend, Gurney y C.a, quiebra en Noviembre de 1890. Era el agente financiero de la República Argentina, y colocaba los valores argentinos en los mercados europeos. Desde 1889, su colocación se hace difícil. La Bolsa no tiene confianza en esos valores; teme una catástrofe, y en Julio el Krach llega. La casa Baring tiene una cantidad importante de valores argentinos no realizados, que la Bolsa no acepta, y cesa aquélla en sus pagos. Se temía un gran pánico en la City; pero no se produjo, en parte, a causa de las medidas tornadas por la Dirección del Banco (1) Otto Hurner: Der Finanzielie Zusornrnen bruch Argen. iiniens. (Jalirbucher fur nat und stat. de Conrad, 1892.) 166 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de Inglaterra (éste se obligó, de acuerdo con otros importantes Bancos de Londres, a tomar a su cargo letras aceptadas por la casa Baring, hasta la concurrencia de 18 millones de libras); en parte, también (y sobre todo) a que la prosperidad industrial y la extensión del crédito no eran tan considerables para que se produjese un gran pá nico. Podemos juzgar de la facilidad con que el mercado monetario inglés soporta la quiebra de la casa Baririg, considerando el movimiento de la elevación del descuento en el Banco de Inglaterra durante el año 1890. Término medio de la tasa mínima del descuento del Banco de Inglaterra durante el año de 1830, Enero, 6 Abril, 3 2/5 Julio, 4 Octubre, 5 Febrero, 5 4/7 Mayo, 3 Agosto, 4 2/3 NovIembre, 5 4/5 Marzo, 4 Junio, 3 /j6 Setiembre, 4 Diciembre, 5 En 1866, después de la catástrofe de la casa Overend y C.a, el Banco de Inglaterra había tenido que mantener durante algunos meses el descuento al 10 por 100; ahora, la quiebra de un Banco, no menos importante, apenas repercute en la tasa del descuento. Después de 1890, la industria inglesa entra en una nueva fase de depresión; el total de la exportación disminuye, el número de negocios baja. Pero de nuevo, como durante el período de 1880 a 1890, el retroceso en el movimiento de prosperidad industrial no va seguido de pánico. No se observa en 1891 aumento notable en la caja del Banco de Inglaterra, y el aumento del número de bancarrotas es insignificante. Lo que caracteriza la evolución industrial de Inglaterra durante los últimos años, es el cambio en el carácter de las crisis industriales; en lugar de pánicos y sacudidas POR TOUGAN-BARANOWSKI 167 súbitas, tenemos depresiones de larga duración. La real Comisión de 1886, después de examinar todas las causas del marasmo comercial de 1880, dice: "Todas estas causas tienden cada día más a que sea menos frecuente y enervante ese estado que se produce en los períodos anormales de ruina comercial, y que se designa bajo el nombre de "pánico". En otros tiempos, el exceso de producción se detenía súbitamente por el quebrantamiento del crédito, pero el aumento de la demanda venía en seguida mejorando la situación. Para lo porvenir, puede esperarse mayor estabilidad en la relación de la oferta y de la demanda, y en beneficios más regulares, aunque menores)> (1). En la nueva fase de la evolución de la economía capitalista, de la que la economía inglesa es la forma típica, las fluctuaciones industriales no han desaparecido ni tampoco son menos intensas; su amplitud más bien aumenta; pero es indudable que su rapidez ha disminuído. En este cambio, la industria nada gana, y más bien pierde. Antes, las crisis industriales producían numerosas quiebras de especuladores y negociantes de modesta posición, provocando por poco tiempo la paralización casi completa del comercio; pero desde que el pánico pasaba, la actividad comercial renacía y entraba en un nuevo período de prosperidad. Ahora el estancamiento de los negocios dura años; pero no es tan absoluto ni sobreviene tan bruscamente. En otras épocas, la curva de la exportación inglesa sube, aunque ese movimiento se interrumpa con bajas súbitas; ahora ondula, pero no sube. Análogos son los cambios en el dominio de la producción. Con el año 1890 comienza-hemos dicho-un nuevo período de depresión. La crisis argentina fue el episodio más saliente. Catástrofe parecida, aunque de menos impor (1 Final Report on Trade Depression, XVIII. 168 LAS CRISiS INDUSTRiALES EN INGLATERRA tancia, se produce en el Transvaal, en Méjico, en el Uruguay y en otros países; pero la paralización comercial que sigue no llega a un grado extremo. El año 1891 no fue difícil para la mayor parte de las ramas de la industria inglesa: algunas de ellas únicamente padecen; por ejemplo, la industria algodonera y, en particular, la fabricación del hilo, tuvieron grandes fluctuaciones (en 1891 el precio del algodón en bruto baja mucho, a consecuencia de una buena recolección, y los fabricantes de hilados, que ya habían hecho grandes compras, tuvieron pérdidas de importancia); en la industria de pañería, lo mismo que en la de tejidos de lana, la nueva tarifa de los Estados Unidos, llamada tarifa Mackinley, provoca la paralización de esas industrias, lo mismo que la del cinc en el país de Gales. La de hilados del algodón también, a consecuencia del desenvolvimiento extraordinario de la concurrencia de sociedades por acciones. "Es triste observar los desastres causados en algunos florecientes valles de Lancashire a causa de la actual competencia-escribe en su informe del año de 1891 el inspector de las fábricas Henderson.-Las fábricas y las casas están cerradas'; no hay nadie en ellas; muchas de aquéllas se están hundiendo; el hilandero de algodón, propietario de su fábrfca y de la maquinaria, desaparecerá en breve; los únicos fabricantes serán las sociedades por acciones... Durante los últimos treinta años, todo ha contribuído a arruinar al pequeño capitalista y al modesto empresario; cada vez les es más difícil sostener la competencia con las poderosas compañías, que poseen grandes fábricas y la maquinaria más perfeccionada. Las mayores exigencias de la legislación respecto a los fabricantes y las dificultades en relación con los operarios, obran también en el mismo sentido. Es indudable que, desde hace algún tiempo, numerosos empresarios han retirado sus capitales de esa industria. Entre las nuevas fá POR TOUGAN-BARANOwSKI 169 bricas que acaban de construirse o que se están edificando en mi distrito, no puedo citar una sola de alguna importancia que pertenezca a un solo propietario" (1). La situación general de la industria inglesa no era, en 1891-como hemos dicho,_-absolutameflte mala. El año siguiente fue peor. "Durante la mayor parte de los últimos doce meses, leemos en el informe de Hen.derson, de 1892, la industria de Escocia y del Norte de Inglaterra ha pasado por una situación muy penosa. Millares de familias se vieron obligadas a pedir limosna, y centenares de modestos industriales y comerciantes quebraron. La industria algodonera pasa por momentos muy críticos. Ahora se tocan los resultados de las arriesgadas especulaciones sobre las acciones que han aumentado el número de brocas, en Oldham, en varios millones. Las fábricas de Oldham arruinaron a los pequeños fabricantes primitivos, y ahora les toca el turno a ellas, aplastadas por las hilanderías de Bombay" (2). En Huddersfield, en Wolverhampton, en Bradford, en el Staffordshire, en el país de Gales y en otros, la paralización industrial se manifiesta, muy especialmente en las industrias que monopolizan el hierro. El año de 1893 fue aún peor. "La industria-escribe Jones, inspector de las fábricas del distrito minero de Cornwall y de Devonshire-pasa por una espantosa crisis; gran número de obreros carecen de trabajo, y nos preguntamos cómo ayudaremos a esas pobres gentes." En Edimburgo: "La situación general de la industria es triste. Reducción en el número de obreros y en las horas de trabajo, inacción de las máquinas: he aquí lo que se ob (1 Report of the c/iief Inspector of Faetones and Wonkshops, 1832, pág. 22. (2) Report of tite Ohief Inspector of Faetones, 1893. 170 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA serva en todas partes." De Blackburn: "Al menos, la mitad de las máquinas están paradas, y una gran parte de las demás no trabajan continuamente. Miliares de obreros se mueren de hambre; tal estado de cosas no se había vuelto a ver desde la Guerra del Norte de América" (1). Comunicaciones parecidas, respecto a la sftuación de la industria inglesa, llenan los informes de los inspectores de fábricas en el año de 1893 y 1894. En 183, estalla en Australia y en los Estados Unidos una gravísima crisis industrial, como siempre, provocada por la locura de las especulaciones comerciales y financieras. La rápida extensión de la red ferroviaria la había, en ambos países, precedido y en gran parte provocado. La crisis americana se agrava por la perturbación monetaria de los Estados Unidos, por la baja en el precio de la plata y los temores de que el Gobierno federal cesase de cambiar plata por oro. La crisis comienza, como de costumbre, por el éxodo del oro hacia el extranjero; a principios del año la caja nacional de los Estados Unidos dispone de 120 millones de dólares, y a primeros de Junio no tiene más que 90 millones. En primavera comenzaron las quiebras de Bancos y de casas de comercio. En el verano, el crédito estaba completamente paralizado y el comercio cae en un absoluto marasmo. El descuento se eleva al 12 y hasta el 18 por 100. El pánico alcanza su máximum en Agosto, cuando cerca de 600 Bancos suspenden por completo sus pagos. El número de quiebras se eleva a 7.538, con un pasivo total de 93 millones de dólares (1890) a 11.174 con un pasivo de 324 millones (2). (1) Report of t/ie Chief Inspector of Factories, 1894. (2) F. W. Taussig: Ilie Crisis in the United States. (Economic. 1893.)-A. Stevens: Plienomene of te panic in 1898. (Quarterly Review of Economics, 1894.) POR TOUGAN-BARANOWSKI - 171 Las Sociedades ferroviarias fueron especialmente castigadas por la crisis; 74 compañías con una red de 29.000 millas se declararon en quiebra. La crisis en Australia comienza en 1891, pero no llega a su plenitud hasta 1893. Estalla bajo una forma muy grave en Victoria. El capital inglés se había empleado con gran abundancia en Australia. Esto provoca especulaciones excesivas y un aumento extraordinario en la red ferroviaria. De los 112 millones de libras esterlinas tomados como empréstito por los tres Estados de Victoria, Nueva Gales y Tasmania, 81 millones se emplearon en la construcción de ferrocarriles y tranvías. La red férrea australiana en 1880 no tenía más que 4.900 millas, y en 1895 es de 15.600. Se fundan muchas sociedades para la construcción de casas en terrenos comunales. Las especulaciones sobre los terrenos fueron especialmente activas durante los años que preceden a 1830. En 1891 comienzan las quiebras de las sociedades constructoras de casas. En 1893 se produce la catástrofe general, y la mayor parte de los Bancos australianos cesan en sus pagos (1). Las crisis australiana y americana provocan una depresión en la industria mundial y repercuten muy gravemente en la industria inglesa; pero no se produce en Inglaterra el menor pánico. El ligero quebranto del crédito en 1890, a causa de la quiebra de la casa Baring, bastó para impedir que se extendiese a Inglaterra el malestar financiero de Australia y de América. En Agosto y en Setiembre, en la plenitud del pánico en Australia y América, el Banco de Inglaterra mantiene su descuento a (1) A. Ellis: Tke Austraijan Banking Crisis. (Economic, 1893.) 172 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 4-4 por 100, mientras que la reserva se eleva a más de 12 millones e libras. En 1895 comienza un nuevo movimiento de prosperidad industrial. Vemos que las crisis industriales del tipo de otras veces han desaparecido en Inglaterra. Las causas de este importante cambio residen, en primer lugar, en las nuevas condiciones del mercado mundid. Se ha mostrado anteriormente que uno de los rasgos más característicos de la evolución económica contemporánea, es la desaparición progresiva del comerciante por junto. Los medios de comunicación más rápidos y menos costosos entre todas las partes del mundo, han contribuído naturalmente a la disminución de los depósitos de mercancías; las relaciones entre la producción y el consumo son cada día más inmediatas. Esto disminuye la importancia económica del capital comercial; y precisamente a éste se debía la mayor parte de la responsabilidad en las locas especulaciones, que provocaban antes los pánicos en el mercado monetario inglés. El fabricante que vende directamente sus productos al consumidor, no tiende a especular sobre esos mismos productos; mientras que en la especulación, el beneficio, a consecuencia de la diferencia en el precio, constituye la eseneia misma del comercio. Además, la especulación comercial reviste otro carácter, que debe producir más bien una disminución que un aumento en las fluctuaciones de los precios. Siendo el transporte de los géneros más conocido (ferrocarriles, vapores, telégrafo, etc.), y las relaciones comerciales más extensas, toda alza en los precios provoca en seguida un aflujo considerable de mercancías, procedentes de los mercados en los que el precio queda estacionario. Estos tienen hoy carácter internacional bien marcado, y la dependencia entre ellos es tal, que los precios de las mercancías, en los países que están abiertos a POR TOUGAN-BARÁNOwSKT 173 la concurrencia extranjera, como, por ejemplo, Inglaterra, se determinan mucho más que antes por la oferta y la demanda mundial; esta relación está expuesta a muchas menos fluctuaciones que la relación entre la oferta y la demanda en cada país. Además, se hah realizado profundos cambios en la naturaleza de industria de Inglaterra. Hemos mostrado muchas veces que las mayores fluctuaciones ya no se producen, como en otros tiempos, en la industria textil, sino en la del hierro, en la fabricación de máquinas, en la producción del carbón y en las demás ramas industriales que suministran las primeras materias para la fabricación. Volveremos a tratar de esta materia en la tercera parte del libro, cuando examinemos las variaciones en la proporción de huelgas en las diferentes ramas industriales. La prosperidad y la paralización en los negocios se manifiestan, en los últimos tiempos sobre todo, en las ramas que tienen por objeto los medios para la producción, y no, como otras veces, en la industria textil. Inglaterra se convierte en la abastecedora no del consumidor, sino de los productores d1 extranjero. Es indudable que el comercio de los objetos de consumo deja mayor campo a las especulaciones que el comercio de los medios para la producción. La demanda de máquinas, de carbón, no puede aumentar mucho por los esfuerzos de sus productores. Mientras que la demanda de objetos de fabricación destinados al consumo improductivo, puede elevarse fácilmente por los esfuerzos de los productores y de los comerciantes, con la ayuda del reclamo, por mejor adaptación de los productos al gusto del público o por adquirirlos nuevas clases sociales, etc. Los tejidos de algodón, por ejemplo, se emplean en el fflufl(iO entero, no solamente en los países clvilizados, sino también en los salvajes; el que comercie en 174 LAS CRISIS INDUSTRIAL1S EN INGLATERRA esos artículos siempre puede contar, teniendo iniciativa, con abrir a sus mercancías nuevos mercados; puede guar dar largo tiempo grandes depósitos de mercancías, con la esperanza de venderlas algún día, con beneficio. Por el contrario, en muchas ramas de la industria metalúrgica no se trabaja más que por encargo, así en la construcción de embarcaciones, rails y maquinaria de importancia, y estas industrias absorben una tercera parte del hierro ccnsumido en Inglaterra, y constituyen más de la tercera parte de la explotación metalúrgica inglesa. El desenvolvimiento del trabajo por encargo suprime al comerciante y quita a aquél todo carácter de especulación. Mientras que en Inglaterra la prosperidad industrial se manifestaba sobre todo en la industria algodonera, las especulaciones comerciales hallaban terreno favorable; la paralización en las salidas para el extranjero provocaba una catástrofe general en las casas de comercio. Ahora la industria algodonera no tiene más que una pequeña parte en la prosperidad industrial. Esto obedece a la decadencia de la supremacía industrial inglesa; los pafses que en otros tiempos se surtían en Inglaterra de tejidos de algodón, ahora lo fabrican. Además, la menor importancia del papel de la industria algodonera en la vida industrial inglesa aparece como consecuencia de la importancia creciente en la industria moderna de la fabricación de máquinas, herramientas, de los medios de producción en general. En todo caso, el impulso del comercio exterior inglés se manifiesta hoy sobre todo por el acrecentamiento de la exportación de los medios de producción. Estas mercancías se fabrican por encargo, esto es, con toda seguridad, sin ningún riesgo; por lo que es natural que las especulaciones comerciales no hallen en el mercado terreno favorable y no puedan desenvolverse como :en otras épocas. POR TOUGAN-BARANOwSKI 17 El cambio de carácter de las crisis industriales en la historia de la industria de la Gran Bretaña de los últimos tiempos se debe, en parte, a la ruina de la supremacía industrial inglesa. Los períodos de prosperidad industrial no han tenido en Inglaterra bastante importancia para producir una reacción tan violenta como otras veces. Existen otras causas no especializadas en Inglaterra, como la menor importancia en las especulaciones comerciales, generadoras de las crisis, a con.secuencia del desenvolvimiento del comercio mundial; la mayor estabilidad de los precios; la fabricación de encargo, que tiende a hacer menos brusco, en el mundo entero, el paso del período de prosperidad al período de estancamiento. Por lo tanto, en los países jóvenes y de crecimiento rápido, como los Estados Unidos, Australia o la República Argentina, se producen aún crisis, a consecuencia del desenvolvimiento extremadamente rápido de las fuerzas productivas de esos países en los años prósperos; y lo mismo sucede en Alemania, en donde ln industria capitalista se desenvuelve con extraordinaria viveza. CAPÍTULO Y FLUCTUACIONES PERIÓDICAS EN LA INDUSTRIA INGLESA DURANTE LOS DIEZ AÑOS COMPRENDIDOS ENTRE 1900-1910 Carácter general de las fluctuaciones de la industria inglesa en los años de 1900 a 1910.-El ciclo industrial persiste, pero han terminado las crisis industriales. - La depresión de 1901 a 1904.- Su escasa importancia en relación con la crisis industrial alemana.- La depresión de 1908-1909. - Su insignificancia comparada con la de los Estados Unidos. Los diez primeros años del siglo se caracterizan por el alza general en los precios de las mercaderfas, después de la persistente baja en los veinticinco años últimos del pasado siglo. Gracias al estado general del mercado, la exportación inglesa de los últimos años aparece bajo un aspecto muy diferente del que nos presenta el diagrama anterior; el valor global de la exportación no permanece estacionario, sino que aumenta rápidamente, como puede verse en el cuadro y diagrama siguientes: OR TOUGAN-BARANOWSKJ 177 CD B ria CD CD CD CDDCD CD ;aDo CD ' ANOS ' -t CD CD OCD O • CDO .-' a : ..-. - .CD : •D2 •.O.. • • : . . . , , • CD - 1899 264 915 4.111 4.975 69,4 31,7 1900. 291 896 4.410 4.966 84,0 32,0 1901 280 956 4.244 3.433 62,6 35,5 1902. .. 283 1.002 4.202 3.929 64,8 32,8 1003 290 1.012 4.286 4.075 63,0 31,5 1904 300 1.056 4.546 3.831 58,4 33,7 1905 329 1.228 4.764 4.358 63,0 31,9 1906 375 1.271 4.436 4.840 70,0 30,3 1907 426 1.273 4.11.1 5.265 74,2 32,8 1908 377 1.212 4.306 5.024 63,4 34,8 1909 378 1.352 4.070 6.373 64,8 34,1 1910 430 1.465 3.880 7.184 68,4 33,6 335 1.136 4.280 4.854 67,1 32,9 Estos diez años pueden considerarse como excepcionales, vista la depresión que les caracteriza. En efecto, durante este perfodo sobrevienen dos depresiones: la que cornienza hacia fines de 1900 para persististir hasta 1904, y la otra, menos prolongada, que comienza en 1907 para terminar en 1909; aparecen muy claramente en la curva de la. exportación. La cifra de los negocios en la "Claring House" no es decreciente; aumenta, por el contrario; esto obedece a causas accidentales, especialmente a la guerra con el Transvaal y a las operaciones financieras del gobierno inglés. Se ve, en el acrecentamiento de las sociedades por acciones, que influyen en los dos períodos de depresión, más en el primero que en el segundo. El precio del hierro baja bruscamente en 1899-1900 (primer período de prosperidad industrial) y en 1905-1907 1 i. + SL t. 4.IL •1 o -it -I - -o - - - - - 17Y45 'te 3SJCLo7 - - - (segundo período de prosperidad industrial). El cambio en la situación industrial se traduce normalmente por una baja en la curva. En cuanto a la curva de la caja del Banco de Inglaterra, varía, como de ordinario, en sentido inverso de la del hierro; pero sus variacioñes son poco importantes, y están exentas de todo carácter brusco. Es evidente que en el es pacio de unos diez años, Inglaterra no ha pasado por crisis industriales violentas semejantes a las de otras épocas. 178 LAS CRISIS INDUSTRIALEs EN INGLATERRA DIAGRÁMA NUM. 4 Ç3 - 'c- o o- O o O c o o o o - - ç_ - - - - .- ? .---'---- - 414 444 '40 ,. , -1 - -1 -1o - ¿1 . p - . ' a- o o o o -.0 o o o _ 0 - - - - a- POR TOUGAN-BARANOWSKI 179 Esto se confirma además por el movimiento de la curva de las quiebras. Las variaciones no denotan ninguna regularidad. La depresión de 1901 no se manifiesta de ningún modo, y la de 1908 ejerce escasa influencia. DIAGRAMA NÚM. 5 1 ¿ 42J. P.ec.o 4€t HL7ro _EJ.deÍ8codcZJ(4tr(t Así, todo concurre a probar que la era de las crisis industriales violentas ha terminado definitivamente para Inglaterra. Pero el ciclo industrial, con sus alternativas periódicas de progresión y retroceso, se muestra en la evolución industrial inglesa en esos diez años con la misma claridad y fijeza que antes. El flujo del impulso industrial, que se sintió en 1898 de manera innegable, aumenta hasta fines de 1900, época en donde hay un canbio en la situación de la industria. El año siguiente se distingue por una depresión. Sin em '-.4 -t - o 180 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA bargo, aunque ese año es difícil para Inglaterra, el estancamiento industrial no tuvo ni con mucho las proporciones de Otras veces. El marasmo se manifiesta menos por la disminución del tráfico que por la baja en los precios de las mercancías y en los salarios. Por el número relativamente menor de depresiones, Inglaterra forma un contraste con Alemania, en donde, en ese mismo año, hay una crisis industrial muy grave, que alcanza las principales ramas de la industria y el comercio. Por el contrario, la otra concurrente más peligrosa de Inglaterra, los Estados Unidos, no tiene ninguna depresión, localizada únicamente en Alemania y algunos otros países del continente europeo. Al mismo tiempo que en Alemania, la crisis aparece en Rusia, en forma muy aguda, verificándose en ese momento una brusea reacción contra el anterior movimiento de prosperidad industrial. Si se comparan los años 1900 y 1901, se observa una disminución apreciable en el comercio exterior inglés. La importación pasa de 523 millones 1 de libras' esterlinas a 522 millones 2, disminuyendo 0,2 por 100. En la exportación la baja es más importante: 291 millones 2 de libras en 1900; y 280 millones 5 en 1901; esto es, 3,70 por 100; pero de una y otra parte, el retroceso fue debido exclusivamente a la baja en los precios. En efecto; la cantidad de productos importados aumenta en 1901 con relación a 1900, en 2,45 por 100, y la de los productos exportados en 1,46 por 100. La cifra de los negocios en el "Clearing-House", de Londres, acrece considerablemente en 1901;pero, como ya se ha dicho, se debe a una causa especial y exterior: a las enormes operaciones financieras del gobierno inglés, que fueron el resultado de la guerra surafricana. Las operaciones de crédito de las Cámaras de compensación provinciales disminuyen mucho; lo que prueba el decrecimiento POR TOUOAN-BARANOWSKI 181 del comercio interior. Así, la.s operaciones de la Cámara de compensación de Manchester pasa de 248 millones 8 de libras esterlinas, en 1900; a 236 millones 2, en 1901; esto es, disminuye el 5 por 100; la de Newcastle desciende de 85 millones 6 a 82 milloies 8; esto es, cerca del 6 por 100; en Liverpool la disminución es de 5,2 por 100; 167 millones 7, en 1900, y 158 millones 9, en 1901, etc. El descenso general del precio de las mercancías se traduce en la bája del Index Number, expresada en la revista The Economist, de la manera siguiente: 1.0 deJulio 1930 2.211 1.0 de Enero 1901 2.126 1.0 de Julio1901 2.007 1.° de Enero 1902.. . 1.948 El precio del carbón, que había tenido un alza extraordinaria durante el precedente período de prosperidad, baja considerablemente. La producción de hierro fundido desciende de 8.909.000 toneladas, en 1900, a 7.858.000, en 1901. Estos cambios van seguidos de una baja en los salarios. Según los datos del Labour Departement, los salarios de los mineros y de los obreros de la industria metalúrgica suben hasta 1900, y sobre todo en el curso de este último año. En 1901 ocurre un cambio brusco: 901.820 obreros de estas dos ramas industriales ven bajar su salario, en dicho año, en 1 chelín 9 peniques por semana; por el contrario, en otras ramas de la industria sube ligeramente el jornal. La baja de los salarios aumenta la agudeza de los conjlictos industriales; el número total de jornadas de huelga forzosa se eleva de 3.152.694, en 1900, a 4.142.287, en 1901. De los 175.000 huelguistas, 110.000 son mineros y nje talúrgicos. 182 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA En el mercado monetario 110 hay variación sensible, como puede verse por los siguientes datos relativos a la tasa del descuento en el Banco de Inglaterra: AÑOS 1898 1899 1900 1901 Libras Libras Libras Libras esterlinas. esterlinas, esterlinas, esterlinas. Número de variaciones en la tasa del descuento 4 6 6 6 Tasa máxima 4 6 6 Tasa rnínim 2 '/ 3 3 3 Tasa media 3,4,9 3,13,6 3,19,6 3,14,5 Vemos que la tasa del descuento sube, durante los tres años de prosperidad, desde 1898 a 1900, lo que es completamente normal; en 1901, el descuento baja, y esto es, en efecto, muy característico de la depresión; pero el mo- virulento no es brusco, lo que prueba que no hubo en 1904 gran quebrantamiento en el crédito, y que la expiración del período de prosperidad no produjo una crisis industrial. El año de 1901, lo mismo que el año 1900, se caracteriza por la extraordinaria emisión de valores. Pero es preciso no olvidar que la mayor parte de esas emisiones son empréstitos del gobierno inglés, a consecuencia de la guerra surafricaria. La emisión de valores industriales fue, por el contrario, muy reducida. La depresión en los primeros años del siglo comienza en la segunda mitad de 1900, y se extiende a los años de 1901, 1902, 1903 y 1904, hasta el momento en que c mienza a manifestarse un nuevo movimiento de prosperidad. POR TOUGAN-BARANOWSKI 183 La proporción de los huelguistas forzosos entre los miembros de los sindicatos obreros progresa regularmente durante esos cuatro años, como lo muestran los siguientes datos: Proporción de huelguistas. Aiio 1900 2,9 O/ 1901 3,8 1902 4,4 1903 5,1 1904 6,5 Los salarios bajan en este período, como lo muestran las estadísticas siguientes del Labour Departement: A fines de 1904 se observa con toda claridad que acaba el período de depresión y que la industria va a entrar de nuevo en una fase de prosperidad. Este movimiento se acentúa en 1905, prosigue en los siguientes años y alcanza el máximum a mediados del año de 1907. En esos momentos estalla en América una crisis gravísima, que produce un notable cambio en la situación europea. Los Estados Unidos no experimentaron casi perjuicios por el estancamiento industrial del pasado siglo. Cuando en 1900, en Alemania, estalla una crisis muy grave y típica, los Estados Unidos ningún daño experimentan en en esta época, aunque la industria americana progresaba Número AÑOS de obreros á quienes ¡ alcanza la baja (le valores, Importe total de la reducción delo salarios. 1901 910.399 1902 886.341 1903 892.922 1904 795.087 78.658 £ 72.971 " 38.557 " 39.117 " 184 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA todavía con más rápidez que en Alemania. En 1901, en el momento en que la industria europea se halla en un estado de extrema postración, la prosperidad industrial persistia aún en América. Como lo demuestra Lescure, los períodos de prosperidad son, en general, de más larga dii- ración en los Estados Unidos que en Europa, y el cambio de situación se manifiesta dos o tres años más tarde que en Europa (1). Lo extraordinario fue que no hubiese alguna crisis durante los años siguientes. En la segunda mitad de 1903 hay gran paralización comercial, y se reduce la producción en dicha República; pero estos dos fenómenos fueron de poca gravedad. La producción del hierro fundido disminuye en 1904 cerca de un 9 por 100; no obstante, el número de quiebras aumenta poco, y desde el segundo semestre de 1904 se anima la industria y va amplificándose su movimiento progresivo hasta 1907. Sin embargo, desde fines del año 1906, la reserva del capital disponible en América estaba tan reducida, que muchas compañías de ferrocarriles se vieron imposibilitadas de colocar sus empréstitos en Bolsa. A consecuencia de esta carencia de capital disponible, la cotización de los valores desciende a partir de Marzo de 1907, y la tendencia a la baja se acentúa. En el mes de Agosto de ese mismo año, las ciudades de Boston y de Nueva York no pueden realizar sus nuevos empréstitos de 4 por 100, a pesar de su indiscutible solidez financiera. Desde el verano, los precios de las mercaderías, y en especial los metales, comienzan a bajar. Hacia el mes de Setiembre, el precio del hierro desciende más del 20 por (1) Jua.n Lescure: Les crises industrielies générales et peno- diques. POR TOUGAN-BARANOWSKI 1S 100 y el del cobre más aún, a consecuencia de las espe- culaciones sobre ese metal, que adquieren carácter internacional y tratan de monopolizar la producción mundial del cobre. En el mes de Octubre, con gran admiración de muchos hombres de negocios (aunque la situación del mercado americano, a los comienzos de 1907, hacia prever claramente una crisis inevitable), estalla el pánico, primero en Nueva York, en donde fue provocado por la quiebra de una gran casa que había tomado parte en las especulaciones sobre el cobre. Muchos Bailcos, tanto de Nueva York como de otras ciudades americanas, suspenden sus pagos. Podemos formar una idea de las proporciones de este pánico, si se piensa que a fines de Octubre, el descuento sobre el dinero contante llega a 125 por 100, y aún más; y con esos descuentos monstruosos no se hallan prestamistas. Esta demanda de dinero contante se debe a la desaparíc ón completa del crédito. El Gobierno recurrió a medidas extremas, a fin de suministrar a los Bancos los medios de satisfacer las necesidades del crédito. Pasado un mes, renace la confianza, y muchos Bancos, que en el momento del pánico habían suspendido sus operaciones, se hallan con medios para satisfacer sus compromisos. Pero la industria de los Estados Unidos padece mucho en estas crisis; todo el siguiente año se señala por una fuerte dpresión industrial y por las huelgas de obreros, que, entre otras consecuencias, tuvo por resultado el que millares de emigrantes llegados de Europa tuviesen que volver a su país por falta de trabajo. La crisis americana, que, por su carácter de gravedad, recuerda las catástrofes financieras del siglo pasado, no tarda en repercutir en el mercado de Inglaterra. El 22 de Octubre comienza a producirse un gran pánico en el mercado monetario de Nueva York, al suspender sus pagos el 186 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Knickerbocker Trust.Las casas de banca más importantes de los Estados Unidos se ven asaltadas por sus clientes reclamando los depósitos. La reducción del crédito que sigue a este acontecimiento (de hecho todos los Bancos del país suspenden sus pagos) provoca en Europa una demanda extraordinariamente considerable de oro. La crisis americana va seguida de numerosas quiebras de grandes establecimientos, aun europeos, en especial en Alemania, en donde un antiguo Banco de Hamburgo, la casa Halle, Scehle y 0a,, quiebra. En Noviembre, la crisis monetaria se manifiesta en forma muy aguda en Chile y en Portugal. Desde el principio del año 1907 se observa en Inglaterra una alza anormal en el descuento. He aquí las variaciones en el descuento del Banco de Inglaterra, durante los tres años de prosperidad industrial: AÑOS 1905 1906 190 Libras Libras Libras esterlin as. esterlin as. esterlinas. Número de variaciones en la tasa del descuento 1 4 7 Tasa máxima 4 6 7 Tasa minima 2 '/ 3 '/ 4 Tasa media 3,3 4,5,3 4,18,6 Desde Octubre, el Banco de Inglaterra, a consecuencia del pánico americano, empieza a subir el descuento, pero sin resultado. El 7 de Noviembre llega al 7 por 100, lo que no se había visto desde el año de 1873. Esta alza tiene por origen la disminución de la reserva del Banco. La elevación POR TOUGAN-BARANOWSK[ 187 del descuento produce su efecto habitual, y el oro entra poco a poco en su caja. No obstailte, a pesar de las perturbaciones del mercado monetario, no se produce en Inglaterra nada comparable a la crisis americana. Una vez más se confirma la regla de que la era de las crisis agudas ha pasado para la Gran Bretaña. El período de prosperidad fue seguido de uno de depresión, pero sin el estadio intermedio de pánico y de crisis aguda. En 1908, la industria pasa por una gran depresión, comparativamente con 1907; el total de la importación baja el 8,1 por 100 (593 millones 1 de libras, en lugar de 645 millones 8), y la exportación en un 11,4 por 100. La exportación de productos de la industria británica a los Estados Unidos pasa de 30 millones 9 de libras esterlinas, a 21 millones 3. Para Alemania, de 41 millones, 4 de libras a 33 millones 4; y para el Japón desciende de 12 millones 1 a 9 millones 9. En la depresión influye la angustiosa situación de la India, aunque en pequeñas proporciones; la exportación a las Indias disminuye 55 millones 1 de libras, en lugar de 58 millones 1. Se puede juzgar de la importancia de la baja en los precios por las variaciones del Index Number, del Econom st. Mayo 1907 2.601 Diciembre 1907 2.310 Diciembre 19O8 2.197 Las cifras de los negocios de la Cámara de Compensación de Londres, bajan de 12 millones 73 de libras a 12 millones 12; esto es, uit 4,8 por 100. Los salarios, que aumentaron en 1907, bajan en 1908. 188 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA - Número de o br e ro s Aumento Djstninueión AÑOS cuyos de los salarios de los salarios salarios semanales. semanales. variaron. 1906. 1.095.601 56.728£ 1907. 1.239.738 199.605 1908. 908.627 61.897 £ La baja en los salarios provoca huelgas de mucha duración. El número total de jornadas perdidas por la huelga, en 1907, es de 2.161.151; y en 1908, de 10.783.000. En 1909, la situación del mercado monetario y del de géneros mejora notablemente, aunque la depresión continúa algo en este último, y las huelgas forzosas son generales. En 1910, un nuevo movimiento de progreso industrial se bosqueja, un nuevo período de prosperidad comienza.. Este dura aún hoy, y si algún acontecimiento político- tina gran guerra europea, por ejemplo-no turba el curso normal de la evolución industrial, debe terminar hacia 1914-1916. SEGUNDA PARTE rFe Oria de las crisis. CAPÍTULO PRIMERO TEORÍA DE LAS SALIDAS 1.-Circulación del capital.-Diferentes formas que reviste el capital; mercaderías, moneda, producción. -Problemas de las salidas.=fl.-Teoria clásica de las salidas.-Teoria de Say.-La de Smith sobre la descomposición del valor de la producción social en elementos de la renta social.-Teoría de Smith y de Ricardo sobre la acumulación del capital.= 11.-Teoría de las salidas deSismondi.-Excedente deproducción.-EI mercado exterior.-Marx y su escuela.-Los puntos fuertes y débiles de la teoría de Sismondi.-Solución del problema de salidas.-Método que considere el conjunto de la economía social.-Quesney, Marx.-Esquema de la reproducción del capital social.-Las paradojas de la economía capitalista. -Elasticidad del capitalismo. =1V. - Comprobación de esta teoría por los hechos.-Disminución de la población ocupada en la producción de los objetos de consumo.- Mercado interior y exterior en los paises capitalistas.=V.- Colocación internacional del capital, y el mercado en los nuevos países capitalistas. -Causas de la internacionalización del capital.-Las condiciones más favorables del mercado en los nuevos paises capitalistas. 1 Circulación del capital social. La historia de las crisis industriales inglesas nos suministran un conjunto de hechos que nos permite ver sus :190 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA causas concretas. Toda crisis, como todo acontecimiento histórico concreto, tiene rasgos individuales, y no es muy difícil determinar las causas inmediatas de las diferentes crisis. Pero al lado de estos rasgos individuales, percibimos, en su historia, gran semejanza entre todas las perturbaciones de la economía capitalista. La situación característica del mercado monetario y del de géneros que precede a cada crisis; los fenómenos que la acompañan; el desenvolvimiento del crédito en el dominio de la circulación de la moneda y de la de signos de crédito; la situación del comercio y de la industria que vienen en seguida, he aquí cómo se manifiestan los rasgos típicos de todas las crisis, cualquiera que sea la multiplicidad de las causas particulares; por lo que resulta su historia tan monótona; sin cesar, hay que repetir las mismas cosas; pero esto mismo prueba su regularidad. Es evidente que no se provocan por las circunstancias fortuitas de un momento histórico dado, sino por fuerzas más poderosas y permanentes, que provienen de la esencia misma del orden económico capitalista. La historia de las crisis nos muestra que se repiten con una regularidad sorprendente. Cada diez años hay en Inglaterra un período de movimiento, de prosperidad industrial; después viene el retroceso, la paralización. Esta regularidad, esta periodicidad de las crisis, parece se rige por una ley; pero aú.n no se conoce; hay que buscar la Nuestra tarea, que es da.r una explicación de las crisis en toda su complejidad, no está terminada, y es preciso que mostremos las causas inmediatas de cada crisis como acontecimiento histórico concreto. Es necesario esclarecer y distinguir sus causas generales, y para esto es indispensable comprender las le- POR TOUGAN-BARANOWSKI 191 yes que regulan las salidas de la producción en la economía capitalista, esto es, las leyes de las salidas. En la economía capitalista, el empresario no produce para su consumo personal, sino para dar salida a sus productos. Si éstos no la hallan, el capitalista no solamente no realiza beneficios, sino también pierde su capi tal; para que lo conserve, es preciso que los productos se expendan de una manera constante. Si las salidas se obstruyen durante un tiempo más o menos largo, se sigue necesariamente la paralización en la producción capitalista. El proceso de la producción capitalista supone, pues, una sucesión constante en las formas del capital social, lo que constituye la circulación del capital social. Si tomamos como punto de partida el momento en que las mer cancías se ponen a la venta, el primer efecto de la circulación es la transformación de las mercancías en dinero. Después viene la segunda parte: la transformación del di - nero en las materias necesarias para volver a comenzar la producción; el dinero realizado por la venta de las mercaderías sirve para las compras de los medios de producción y para los salarios de los obreros. Pero, como el valor de las mercancías fabricadas implica un aumento de valor, cierta parte de él se transforma, no en medios de producción, sino en objetos de consumo para la clase capitalista. Esta parte termina su circulación, transformándose en productos destinados al consumo de la clase capitalista; por el contrario, la parte de valor, transformada en medios de producción y en energía obrera, continua circulando en el proceso de la producción; se transforma en nuevos productos, dando lugar a la creación do un va br mayor, y así la circulación del capital se acaba, para volver a empezar del mismo modo. 192 LAS CRISIS iNDUSTRIALES EN INGLATERRA Todo este proceso se puede representar por un esquema (1): MP M-A-... P...M. T +± + m-a-m m. M expresa la parte del valor de las mercancías que representa el valor absorbido por el proceso de la producción; rn, la parte del valor de las mercaderías que corresponde al exceso del valor. Estos valores, transformados en dinero, están representados por las letras A y a. Las letras M, p y T expresan el valor de los medios de la producción y del trabajo. La letra P y la que tiene puntos, representan el proceso de la producción. La línea de arriba contiene el esquema de la circulación del capital; la de abajo, el de la circulación del exceso de valor creado en el proceso de la producción capi-. talista. La línea superior muestra cómo el capital, btjo (1) Este esquema es el mismo de Marx de El capital, t. II, página 48, con algunas modificaciones. Podemos tomar como punto de partida de la circulación, no importa la forma del capital, poi' ejemplo, la forma dinero o la forma producción. Pero si consideramos el conjunto de la economia social, nos vemos obligados a tornar como punto de partida, y, por consecuencia, como punto término, la forma de mercaderías, pues el proceso social de producción tiene por último resultado la fabricación de mercancías; el dinero no es más que un simple medio de cambio. "La forma M M., con razón, observa Marx, constituye la base del "cuadro económico" de Quesnay, que al adoptar esta fórmula, muestra su gran perspicacia" (El capital, II, página 58). Este esquema supone que el capital se reproduce en la misma proporción; en el caso contrario (acumulación del capital), una parte del mayor valor se transforma, no en objetos de consumo para el capitalista, sino en medios de producción, y se halla que, al fin de la circulación, el valor del capital, bajo forma de mercancías, es más elevado qne al comienzo. POR TOUGAN-BÁRANOWSKI 193 forma de mercancías, se transforma en capital-dinero; des pués, en medios de producción y en fuerza obrera; en seguida viene el proceso de la producción, que tiene por resultado la reconstitución, bajo forma de mercancías del capital gastado en la creación del exceso de valor. Este último, que procede primeramente bajo la forma de mercaderías, se convierte en seguida en dinero, y de nuevo en mercancías destinadas al consumo de los capitalistas. Así, en el ciclo de la circulación, el capital aparece bajo ties formas diferentes: mercancías, dinero, producción. En el proceso de la producción, el capital cambia de forma material, pero no de propietario; el mismo capitalista que ha adquirido la fuerza obrera y los medios de producción, dirige también el proceso de transformación de los medios de producción en nuevas mercancías que se convierten en objetos de cambio. Pero en ese proceso de transformación de mercaderías en dinero, y de éste en capital de producción, hay traslado del capital de manos de un propietario a las de otro. De estos dos actos-venta y compra,-el segundo no ofrece en las condiciones de la economía capitalista ninguna dificultad. Con dinero se hallan con facilidad mercancías a la venta; todo lo contrario sucede en lo que respecta a la venta. En la economía capitalista es más difícil vender que comprar. El conjunto de las salidas de una mercancía determinada se llama el mercado de esta mercancía. La especialidad muy característica de la economía capitalista es que el mercado de todas las mercancías está, por regla general, plagado de ofertas. n las condiciones actuales de la economía, la oferta no puede ser más que momentáneamente inferior a la demanda. Por el contrario, la superioridad de la oferta sobre la demanda, no solamente no es un fenómeno accidental en el actual régimen económico, sino que es la regla general. La situación ordinaria y normal en el mor13 194 IAS CRISIS INDUSTRIALS EN INGLATERRA cado se caracteriza hoy por la dificultad de hallar salidas; de ahí la lucha por los mercados, que constituye la característica de la vida económica actual. En las condiciones de la economía capitalista, la dificultad no consiste en producir, sino en hallar los mercados para la venta. Este último problema, desde el punto de vista de su importancia, lleva al primero a segundo lugar. Sabemos lo compleja que es la organización de los mercados para la venta de los productos; cuántos esfuerzos hacen los empresarios y fabricantes para que. entreil sus productos en la masa compacta de las diversas mercancías que abarrotan los mercados. La ofera, por regla general, va siempre adelante, y el productor tiene que recurrir a todos los medios para estimular la compra. El empresario ha formado una red complicada de mediación comercial, de la que nunca se exagera bastante la importancia económica. Esta red abraza como una tela de araña todo el universo. Los grandes establecimientos comerciales disponen de numerosos agentes sedentarios o viajantes, exclusivamente ocupados en buscar compradores y encargos. Si a estas organizaciones privadas se añade las instituciones públicas, que tienen por objeto descubrir nuevos mercados-las agencias consulares en el extranjero, las exposiciones locales, nacionales o internacionales, los museos comerciales, las sociedades para el desenvolvimiento del comercio, etc., etc,,--nos daremos cuenta del papel preponderante que representa en la economía moderna la organización de las ventas, llamada por otro nombre mercados. El mercado es el nudo de donde parten y en. donde convergen los hi1o de la vida económica actual. El mercado regula la producción, y no ésta al mercado; he aquí el hecho que llama en seguida la atención en el régimen ca- POR TOUGAN-BARANOWSKI 195 pitalista. La economía capitalista dispone de una reserva enorme de fuerzas productoras, de las que sólo una parte halla empleo. Todas las naciones capitalistas podrían aumentar considerablemente su producción, si todas las fuerzas productoras pudieran ponerse en juego; no hay más obstáculo para el desenvolvimiento de la producción social en la economía capitalista, que la dificultad de vendei' los productos, de otra manera dicho, la insuficiencia de mercados; éstos son la fuerza central que regula toda la economía capitalista, y su insuficiencia constantemente se hace sentir; es la faja elástica que impide el desenvol.vimiento de aquélla. El determiiar de dónde proviene esta insuficiencia para las salidas, la dificultad en las ventas, que hace que la producción capitalista pese siempre en el mercado, constituye el problema de los mercados, muy importante y difícil, contra el que la ciencia económica durante mucho tiempo ha luchado en vano. IT Teoría clásica de las salidas. El problema de los mercados se plantea por primera vez de un modo científico por uno de los más superficiales teóricos de la economía política, por J. B. Say, que era incapaz de profundizar la ciencia económica. Su idea central en la teoría de las salidas o ventas, e extremadamente sencilla y elemental; toda la dificultad consiste en asir las consecuencias lógicas explicando los hechos positivos de la evolución capitalista. Se cree, generalmente, que el lujo de las clases ricas, lo que se llame Consumo improductivo, cumple una función necesaria en la economía nacional, favoreciendo la demanda, creando los mere ado s. 196 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN TNGLATERRA Say opone a esta opinión, que supone errónea, su propia tesis, según la cual, cada producto halla tantos más compradores, cuanto los otros productos están en el mercado en cantidades más considerables (1); pues para comprar un producto, es preciso vender otro. Los productos se cambian unos por otros; el dinero no es más que un simple intermediario en el cambio. La opinión corriente supone que sin el consumo improductivo, cierta parte de los productos no hallaría comprador; habría exceso de productos, la oferta social sobrepasaría la demanda; pero tal cosa no es posible; el solo hecho de que una persona se ocupe en producir nuestras necesidades no satisfechas, en el caso contrario, no produciría. Todo producto provoca la demanda de otros. Los mercados de una mercancía se crean por otras mercaderías. Puede suceder que se produzcan mercancías que no sean precisamente las que pide el mercado (en este caso, es preciso modificar la distribución de la producción social); pero es imposible que el conjunto de la oferta, para toda clase de mercancías, sobrepase el conjunto de la demanda social; de una parte, hay superioridad en la oferta sobre la demanda social, y por otra, la oferta es inferior a la demanda social. He aquí cuál era en esencia la teoría de las salidas de J. B. Say. Su suerte ha sido muy curiosa. Atrajo la atención general, y suscitó vivas polémicas. Estas polémicas (principalmente con Malthus) hicieron que Say desenvolviese largamente las ideas que primeramente había expuesto en algunas páginas. Pero esos desenvolvimientos más amplios no eran más que un abandono disimulado de la teoría. Say no podía refutar los argumentos de Malthus, que demostraba la posibilidad de una superioridad (1) J. B. Say: Cours cornpiet d'econornie poiüique pratique, tercera edición, 1852, t. 1, pág. 339. POR TOUGAN-BARANOWSK1 197 de la oferta general de los prodactos sobre la demanda social, de la superproducción, y tuvo que reconocer que no solamente la falta de proporcionalidad en la distribución de la producción social, sino aun la insuficiencia de la demanda social, podrían hacer, imposible la venta de una parte de los productos. En otros términos, Say abandona la doctrina que le hizo célebre. Ese abandono no impide a Ricardo y a toda su escuela defender con energía las primeras aserciones de Say, según el cual, la demanda social se crea por la producción misma, ésta forma sus mercados. Ricardo parte de una idea determinada, del proceso de la acumulación del capital, y esto es lo que, según la opinión general, provoca la superproducción general; pues, en este caso, el capitalista aparta una cantidad de sus rentas, en lugar de gastarla en sus consumos. Ya Smith había opuesto a esta opinión la tesis de que "la masa general de la producción anual del suelo y del trabajo en cada país, o, lo que viene a ser lo mismo, el total de su valor, se descompone en tres partes: renta de la tierra, salarios y beneficios del capital, que constituyen las rentas de las tres clases de la sociedad" (1). Smith repite esta tesis muchas veces como cosa evidente e indiscutible. Ricardo se expresa casi en el mismo lenguaje: "La producción de suelo yIel trabajo en cada país se divide en tres partes: una para los salarios, otra para los beneficios y la tercera para la renta" (2). Con esta tesis, la acumulación del capital no disminuye en nada la demanda creada por el consumo. "Lo que se ahorra anualmente-dice Smith, -se consume con tanta regularidad como lo que se gasta anualmente; pero por otra categoría de personas. La parte de (1) A. Smith: La ricliesse des nations, t. 1, pág. 477. (2) Ricardo: Frincipes d'econornie politique, pág. 221. 198 LAS CRISIS INDUSTRIALE5 EN INGLATERRA renta gastada se consume con frecuencia por gentes inútiles y criados, que nada crean en cambio de lo que consumen. Mientras que el ahorro, que viene a formar parte integrante del capital, se consume casi tan pronto como la primera por otra clase social, por los obreros, empresarios y artesanos, que devuelven con exceso el valor de lo que consumen" (1). Ricardo se representa el proceso de la acumulación del capital casi de la misma manera: "Es preciso no perder de vista, observa, que toda la producción de un país se consume; pero existe una diferencia enorme, que casi no puede imaginarse, en que los consumidores sean los que producen o los que nada dan, en cambio. Cuando decimos que una parte de la renta se ahorra y se una al capital, entendemos por esto que se consume por obreros productivos, en lugar de serlo por personas inútiles" (2). Según Ricardo y su escuela, la acumulación del capital equivale a su consumo por los obreros ocupados en el proceso dela producción. Colocándose en este punto de vista, se observa que la acumulación del capital, por rápida que sea, no puede jamás provocar el exceso de la producción social con relación al consumo; si la superioridad de la oferta sobre la demanda, con la acumulación del capital, las proporciones del consumo social, no disminuyen; lo que sucede es que una clase social consume en vez de otra. J. 5. Mill concibe el proceso de la acumulación del capital de la misma manera. La teoría de las salidas, emitida por Say, que niega la posibilidad de una superproducción social, ha recibido un apoyo científico por la (1) A. Smith: La rickesse des nations, t. II, pág. 111. (2) Ricardo: Frincipes de economie politique, pág. 87-88. POR TOUGAN-BARANOWSKI 199 teoría del capital, de la que Smith ha asentado las bases (1). Así argumentan los partidarios de la teoría de Say. Su argumento se reduce, en definitiva, a afirmar que la acumulación del capital equivale al aumento de las rentas de la clase obrera. Pero, con esta teorfa, una serie de he- (1) El precio de cada producto, dice Smith, se descompone en renta, beneficio y salario. Pero el valor de los medios de producción no está comprendido en el valor de los productos. En el precio del pan., por ejemplo, una parte del precio va a unirse a la renta del propietario agrícola; la segunda, al salario y mantenimiento del obrero y de las bestias de labor, y la tercera constituye el beneficio del labrador. Las tres forman inmediata y definitivamente el precio del pan. Podría con toda evidencia afladirse una cuarta, necesaria para restinir el capital del colono e indemnizarle del empleo de sus bestias de labor y de sus máquinas agrícolas. Pero si se estudia el fondo de las cosas, se observa que el precio de todo apero o máquina agrícola, del caballo, por ejemplo, está constituido también por esas mismas tres partes: renta de la tierra que ha suministrado el pienso para el caballo; su precio siempre puede descomponerse, de manera definitiva, en tres partes constitutivas: renta, trabajo y beneficio. (La richesse des nations, 1, págs. 171-172.) Este razonamiento es un curioso ejemplo de sofisma cándido, y Marx tiene razón cuando le califica de "sorprendente". Porque el mismo razonamiento que permite a Smith suprimir una parte constitutiva del precio del coste--el valor de los medios de producción,-puede permitirle suprimir cualquiera otra parte: podría, por ejemplo, afirmar que únicamente los medios de producción constítuyen el gasto definitivo, y que el salario no debe entrar en cuenta; o que, como los objetos de consumo para el obrero se forman por medio de la producción, éstos constituyen el elemento definitivo del precio, y que el salario está representado en este último. Lo mismo podria afirmarse que los abuelos de un hombre son hombres y no mujeres; cada uno ha tenido una madre, pero la madre no existe, sino porque ha tenido un padre, etcétera. Lo más admirable es que lo absurdo del razonamiento de Smith no se ha visto por los economistas, que continúan afirmando que los medios de producción no están integrados, como parte constitutiva, en el producto social, el cual se descompone por completo en los tres elementos: renta salario y beneficio. 200 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERBA chos de la economía capitalista son incomprensibles: primero, el empobrecimiento de las masas populares en el siglo xix, cuando la riqueza nacional crecía. Si la acumulación del capital equivale a la transformación de las rentas del capitalista en salarios, la parte de la riqueza nacional que va a la clase obrera debiera ser tanto mayor, cuanto la acumulación del capital se realiza con más rapidez. Nadie niega que la acumulación del capital fue más rápida en el siglo xix que en tiempos anteriores. Según la teoría de Ricardo, ha debido transformarse mayor parte de la riqueza nacional en salarios. La prosperidad de la clase obrera debía haber aumentado considerablemente y, sin embargo, la primera mitad del siglo xix se caracteriza por un menor bienestar en las clases obreras, sobre todo en los países en los que el capital se acumulaba con más rapidez, como en Inglaterra. Los hechos están en flagrante contradicción con la teoría de Ricardo. Tampoco explica otra particularidad característica de la evolución de la economía capitalista el período de las crisis. En las primeras décadas del siglo xix, cuando las cri sis industriales se repiten sin gran regularidad, se puede creer que obedecían a perturbaciones accidentales en la circulación de las mercaderías, suscitadas, por ejemplo, por las guerras. Pero cuando se observa que cada diez años se produce en Inglaterra una violenta crisis, contra la cual todos los remedios son ineficaces, se comprende la necesidad de una teoría que explique las leyes porque se rigen en la organización económica contemporánea. En cuanto a la teoría de las salidas de la escuela clásica, que niega la posibilidad de una superproducción general de mercaderías-lo que constituye el rasgo característico de toda crisis industrial,--no solamente rio ha podido explicarla, sino que estaba dispuesta a negar la regularidad y POR TOUGAN-BARANOWSKI 20i periodicidad de las crisis. Esta imposibilidad de explicar hechos positivos de la economía capitalista demuestra la insuficiencia de la teoría clásica, surgiendo por esto una nueva y opuesta teoría respecto a las salidas, que prevalece hoy desenvuelta de la manera más precisa y exacta por Sismondi. III Teoría de las salidas por Sismondi. Lo mismo que la demanda del individuo se determina, por su renta, dice Sismondi, lo mismo la suma de la demanda social se determilla por la suma de la renta social; pues la sociedad es un agregado de individuos; pero la evolución de la economía capitalista hace que la renta social crezca mucho más rápidamente que la producción. Los salarios no aumentan, sino por el contrario, se les ve disminuir; las rentas de los pequeños productores independientes también se aminoran. En cuanto a, la de la clase capitalista, tampoco crecen. proporcionalmente al aumento de la producción, pues a medida que esta última se extiende, se hace más difícil para el capitalista dar salida a sus productos. Tiene que bajar los precios, lo que disminuye sus beneficios. Así, la proporción del beneficio disminuye a medida que los negocios aumentan; por lo que el acrecentamiento de la renta nacional es inferior al acrecentamiento de la producción nacional. Y como la demanda social está determinada por la renta social, resulta que la producción nacional es superior a la deman. da, por lo que se forma e el mercado un excedente de productos que no pueden hallar salida por la insuficiencia de la renta nacional. Estamos entonces en presencia de una superproducción, no parcial, sino general; puede modificarse la distribución de la producción social, pero siem 202 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA pre quedará en el mercado un excedente de productos, pues la renta social es inferior a la producción social. El capitalismo tiene un medio para luchar contra esta situación: el mercado exterior. El sobrante que no puede absorber el mercado interior se exporta al extranjero. Todas las industrias capitalistas tratan de apoderarse del mercado exterior para dar salida a sus productos; pero es evidente que, tarde o temprano, se agotarán por la industria capitalista, que no hallará mercados para colocar su excedente de productos (1). La teoría de Simondi es una construcción armónica y lógica, que explica ios hechos de la evolución capitalista. Partiendo de esta teoría, se comprende fácilmente la lucha del capitalismo para apoderarse del mercado exterior las crisis industriales, el empobrecimiento del pueblo, al mismo tiempo que aumenta la riqueza nacional. Así, no hay que admirarse de que haya impresionado profundamente y que hoy prevalezca. Sus bases se han adoptado por los marxistas. Marx y Engels creían también, como Sismondi, que el mercado capitalista está determinado por la renta social, y que la reducción de las rentas que se emplean en el consumo provoca la formación de un ex cedente de productos. Este es el punto de vista de los marxistas de hoy, de Kautsky, por ejemplo. Sin embargo, aunque disconformes sobre muchos puntos esenciales, las dos teorías de las salidas que acabamos de exponer están de acuerdo en esto, y admiten ambas la demanda del consumo como límite de las salidas. Ricardo es tan claro en este punto como Sismondi, y si Ricardo niega la posibilidad del acrecentamiento de la producción (1) La teoria de las salidas de Sismondi se expone en los Nouveaux principes d'economie politique, 1827, libros II y IV, y en los Etudes sur l'economie poditique, estudios 1, II, XIII y XIV. POR TOUGAN-BARANOWSKI 203 social, más rápida que el de la demanda social, es únicamente porque, según él, el consumo social es siempre igual a la demanda, y no puede ser inferior. No siendo otra cosa la acumulación del capital que la sustitución del consumo por el obrero al del consumo del capitalista, se sigue que, cualquiera que sea la rapidez de la acumulación del capital, no puede haber reducción en el consumo social. Sismondi ve también en este consumo el límite de la deman da social; pero, en contra de la opinión de Ricardo, entiende que la acumulación del capital va acompañada de la reducción en el consumo social; la renta social baja proporcionalmente, y el consumo está limitado por la renta. Sin duda alguna, Sismondi tiene razón en este punto. La escuela de Ricardo no tiene nada que objetar a estos argumentos. No hay más que un medio para vencer dicha teoría: demostrar que su punto de partida, la tesis de la existencia de una relación necesaria entre las proporciones de las salidas y de las demandas del comercio, es un falso punto de vista. Pero esta demostración no está al alcance de la escuela Say-Ricardo, ni de la economía política reinante, que tiene esta tesis por base, y, sin embargo, es errónea, pero está lo suficientemente arraigada para tener las apariencias de la verdad. Resulta de la concepción falsa del proceso de la acumulación del capital; no es de ningún modo la sustitución del consumo por el obrero en lugar del capitalista-por la sencilla razón de que el capital que se acumula se transforma, no solamente en salarios, sino en medios de producción, que no son objeto de consumo para ninguna clase social. El argumento de Sismondi parte del principio de que la demanda social está determinada por el consumo social, y, en definitiva, por la renta social; de aquí para Sismondi la posibilidad, y, en las condiciones actuales de la vida 204 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA económica, la necesidad de un exceso de producción, creado por el rápido desenvolvimiento de las fuerzas productoras, al mismo tiempo que por el menor consumo de las masas populares. Esto es lo que caracteriza la teoría de Sismondi; admite un excesó de producción social, sin posible salida, vista la distribución actual de la renta, y en absoluto independiente de 1a mayor o menor proporcionalidad en el reparto de la producción social. Sin duda, hay en la economía actual un exceso de fuerzas productoras, en el sentido de que la organización económica moderna-el capitalismo-no está en condiciones de utilizar todas las fuerzas de que dispone la sociedad. Sismondi tiene razón, pero la explicación que da de este fenómeno es falsa. Sismondi y todos los que le siguen no tienen la menor idea de las leyes que determinan las salidas de la producción social. Supongamos que las máquinas descartan progresivamente al obrero de la producción. En otro tiempo había trabajo para un millón de obreros; después, para 900.000, para 800.000, etc. Si el salario anual de un obrero es de 1.000 pesetas, el conjunto de la renta obrera durante el primer año es de 1.000 millones de pesetas; después, de 900, 800, etc.; disminuye notablemente la riqueza, y el consumo de la población obrera baja más y más. Pero, ¿habrá una disminución proporcional en el conjunto de la demanda social? Para simplificar el análisis, admitamos que el precio de las máquinas es igual al total importe de los salarios de los obreros descartados por las máquinas, y que las máquinas en el transcurso de un año están ya completamente usadas y renovadas. En este caso, la compra anual de las máquinas cuesta exactamente lo que costaban los obreros, y como es preciso renovarlas al fin del año, y son tan indispensables para la producción social como antes lo eran los obreros reemplazados por las mí- POR TOUGAN-BARANOWSKI 2O quinas, el conjunto de la demanda social no ha disminuido, a consecuencia de la reducción de la demanda de las clases obreras. Las máquinas ocupan el puesto de los obreros, los medios de producción reemplazan en el mercado los objetos de consumo, y, por lo tanto, la suma total de la demanda social no se ha modificado. Vemos que la demanda y la riqueza nacionales no son equivalentes a la renta nacional. Aunque se suponga, no solamente la sustitución de los obreros por las máquinas, y aun la baja de los salarios y de la renta de los pequeños productores independientes, el principio de la imposibilidad con la que choca la formación de un exceso de producción, cuando las fuerzas productivas de que dispone la sociedad están proporcionalmente repartidas, no es menos inatacable (1). Todas las aserciones que sirven de punto de partida a Sismondi y a su escuela pueden rechazarse. No es exacto que la renta nacional y la demanda nacional sean idénticas; tampoco es cierto, como pretende Sismondi, que el equilibrio de la oferta y la demanda en la economía nacional suponga la armonía en la producción y el consumo nacionales. IV Bolución del problema de las salidas. Para resolver de manera satisfactoria este problema, es preciso primero hacer el análisis científico del proceso de la acumulación del capital, y este análisis debe dirigir- (1) Naturalmente, no incluyo en él las interrupciones provocadas en la circulación de las inercaricias por las crisis financieras o las perturbaciones del crédito; en esta discusión teórica se trata únicamente de determinar el papel representado por el reparto de la renta y el consumo social en las salidas de la producción social. 206 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA se, no solamente sobre el capital privado individual, sino también sobre el conjunto del capital social. Si los economistas no han podido hallar la Solución del problema de las salidas, es porque jamás han intentado abrazar con una mirada el conjunto de la economía social. Quesnay ha planteado así su problema al comienzo de la ciencia económica. Si su célebre "Cuadro económico" produjo tan profunda impresión sobre sus contemporáneos, es porque Quesnay considera la economía social como un vasto conjunto, en el que las mercancías se reemplazan y las partes del producto social destruidas en el proceso del consumo y de la producción se reconstituyen. Después de Quesnay no ha habido durante un siglo ningún economista que haya hecho la menor tentativa para seguir el camino trazado por él y aplicar su método al estudio de los fenómenos de la economía nacional. Lo que explica el estado poco satisfactorio de la ciencia económica para todo lo que concierne a los fenómenos relativos al conjunto de la economía nacional; por ejemplo, las teorías del reparto de la acumulación del capital social, de la salida de los productos y de la producción social. Marx ha reanudado los trabajos de Quesnay, publicando en el segundo volumen de su obra titulada El capital, esquemas de la producción capitalista en el conjunto de la economía social. El análisis científico del proceso de la acumulación del capital y la determinación de las leyes que regulan las salidas de la producción social no son posibles más que adoptando el método de Quesnay y de Marx, que consiste en estudiar en conjunto la economía social. Pero el anáiisis de Marx es incompleto, y ni él mismo ha podido sacar conclusiones generales. Sus célebres esquemas están privados de conclusiones lógicas, como un cuerpo completamente extraño al sistema del marxismo. POR TOUO-AN-BARANOWSKI 207 Corno las deducciones lógicas que resultan y que Marx ha desdeñado, están en manifiesta contradicción COfl las ideas que profesaba antes de formular esos esquemaS (1), no es extraño que la escuela de Marx no haya podido continuar la obra del maestro, y que el problema de las salidas haya continuado sin solución. La producción capitalista supone la transformación del capital moneda en medios de producción, y después la transformación inversa del capital bajo forma de mercaderías en dinero. Pero, en el ariálls abstracto de la reproducción social del capital, se puede ignorar las perturbaciones que provocan en la circulación del capital las dificultades de la transformación de los productos en dinero. La reproducción social del capital consiste en reproducir las diferentes formas del capital y en substituirlas por el cambio unas por otras. Esta reproducción y estos cambios tienen por resultado l realización del beneficio del capitalista (más exactamente, la realización de todas las rentas que no provienen del trabajo, o de las rentas, segán la terminología de Rodbertus), así como también los elementos constitutivos del capital. El esquema siguiente formula la reproducción del capital cuando éste se reproduce en las mismas proporciones: (1) La teoria de las salidas que constituye el fondo del tercer volumen de El Capital, está en completa contradicción con los esquemas de la reproducción del capital social publicados en el segundo volumen; pero no hay que olvidar que el tercer volumen fue escrito, como indica Engels, antes que el segundo, que constituye la última obra de Marx, su trabajo más meditado. (Véase el prólogo de Engels, en el segundo volumen de El Oapital.) 208 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ESQUEMA NÚM. 1 SECCIÓN 1 Producción de los medios de la producción: 720 p ± 260 s ± 360 r = 1.440 SECCIÓN II Producción de los objetos de consumo para los obreros: 360p±l8O s±180 r=720 SECCIÓN 111 Producción de los objetos de consumo para los capitalistas: 360 p ± 180 s 4- 180 r = 720 Este esquema muestra cómo se hace la repartición de la producción capitalista, en el caso en que el exceso del valor se consuma por completo. El primer miembro de c1ada trinomio expresa en cualquier clase de unidades (millones de libras, de francos, de pesetas) el valor de los medios de producción empleados (p); el segundo, muestra el valor de la fuerza obrera (salario); el tercero, el exceso de valor (renta), que en aquel caso se identifica con el beneficio de los capitalistas. La relación entre los medios de producción, el salario y el beneficio, es lo mismo en los tres trinomios. La primera sección expresa la producción de los medios de producción; la segunda, la producción de los objetos de consumo para los obreros; la tercera, la producción de los objetos de consumo para los capitalistas (o mejor dicho, para todas las clases que consumen el exceso de valor). Las cifras absolutas se han tomado arbitrariamente. Para simplificar, no se tiene en cuenta en el esquema la diferencia entre el capital fijo y el circulante, mientras que, en realidad, únicamente se destruye una parte de los POR TOUGAN-BARANOWSKI 209 medios de producción durante el año y exigen se renueve, se supone en el esquema que los medios de producción se destruyen por completo, reemplazánclOse durante el año; en otros términos se supone que el capital fijo circula de la misma manera que el capital circulante. En la tercera sección, el esquema indica la producción de los objetos de consumo por los capitalistas (su valor es de 720). La cuarta parte de estos productos se consume por los capitalistas de esta sección (180); otra por los de la segunda sección (su beneficio es también de 180); el resto va a los capitalistas de la primera sección (su beneficio es de 360). En cambio, de los productos enajenados, los obreros de la tercera sección reciben por valor de 180 objetos de consumo, productos de la segunda sección, y los capitalistas de la tercera sección tendrán por valor de 360 para los medios de producción, productos de la primera sección. Así se verifica la salida de todos los pro- duetos de la tercera sección. Los productos de la segunda sección (objetos de consumo para los obreros, su valor es también de 720) se distribuyen de la manera siguiente: un cuarto de estos productos (180) se consume en esta misma sección por los obreros empleados en ella; el segundo cuarto (180), por los obreros de la tercera sección; y la mitad (360), por los obreros de la primera sección. Los capitalistas de la segunda sección recibirán en cambio, de la tercera sección, por valor de 360 en objetos de consumo para su uso, y los obreros recibirán de la segunda sección una suma igual de objetos necesarios para su propio consumo. La demanda de los productos es igual a la oferta. El valor de los medios de producción en productos (1.440) es igual al valor de los medios de producción necesarios a la producción social (720 + 360 ± 360). El valor de los ob14 210 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA jetos de consumo para los obreros (720) es igual a la suma de los salarios (360 ± 180 + 180). Los productos de cada sección se consumen y cambian en parte en el interior de la misma sección, mientras que el resto se cambia por productos de las otras dos secciones. En este esquema es preciso observar que los medios de producción son también los productos puestos en circulación en el mercado al lado de los objetos de consumo para obreros y capitalistas y al mismo tiempo que aquéllos. Esto parece ser la misma evidencia. Sin embargo, es lo que no han comprendido la escuela Smith-Ricardo ni la de Sismondi, que pretenden que todo el producto social se descompone en elementos de renta social. En el esquema anterior se ve que el valor del producto social es igual a 2.880, mientras que la renta social no es más que 1.440; esto es, la mitad del producto social; éste es doble a la suma total de la renta social, y, sin embargo, se absorbe en absoluto por el mercado; no aparece ningún excedente de la oferta sobre la demanda sociales. Para que exista semejante equilibrio entre la demanda y la oferta, es preciso que la producción social se reparta proporcionalmente y conforme a la demanda. En el caso contrario habrá exceso de ciertos productos, así que la demanda sobrepasara a la oferta. En el esquema que acabamos de estudiar no hay acumulación de capital; todo el exceso de valor se consume por los capitalistas. El caso que hemos examinado do la reproducción del capital social es muy sencillo, y no ofrece dificultades; si todo el beneficio del capitalista se consume por él, es fácil comprender que con una distribución proporcional de la producción social, la demanda de todas las mercaderías debe ser igual a la oferta; más complicado es el otro caso, el de la acumulación del capital. Supongamos que los capitalistas cesan de consumir la POR TOUGAN-BARANOWSKI 211 totalidad de sus beneficios, por ejemplo, si se ven obligados por la concurrencia a capitalizar una parte. ¿La oferta, en este caso, no sobrepasará a la demanda social? No admitimos que los capitalistas guarden como un tesoro la parte de su renta que no consumen por sí mismos, y que se contenten con encerrarla en su caja. Suponemos que el capitalista tiende a capitalizar la parte de sus beneficios que no consume, para sacar un nuevo beneficio. Tenemos que plantear un esquema del reparto do la producción social, en donde se realice plenamente esta tendencia. El esquema siguiente representa la acumulación del capital social, suponiendo que la mitad del beneficio so capitaliza: ESQUEMA NÚM II. Reproducción del capital social en una proporción mayor (acumulación del capital). PRIMER AÑO SECCIóN 1 Producción de los medios de producción: 840 p. -J-- 420 s. -f-- 420 r. = 1.680 SECCIÓN II Producción de los objetos de consumo para los obreros: 420 p. + 210 s. + 210 r. = 840 SECCIÓN III Producción de los objetos de consumo para los capitalistas: l8Op.-4--90s.9Oy, =360 212 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA SEGUNDO AÑO SECCIÓN 1 Producción de los medios de producción: 980 p + 490 s. + 490 r. = 1.960 SECCIÓN II Producción de los objetos de consumo para los obreros: 490 p. + 245 s. + 245 r. = 980 SECCIÓN III Producción de los objetos de consumo para los capitalistas: 210 p. + 105 s. + 105 r. = 420 TERCER AÑO SECCIÓN 1 Producción de los medios de producción: 1.143 1/3 p. + 571 2/ s. ± 571 2/3 r. = 2.286 2/ SECCIÓN II Producción de los objetos de consumo para los obreros 571 2/3 p. + 285 /6 s. + 285 /6 r. = 1.143 1/3 SECCIÓN III Producción de los objetos de consumo para los capitalistas: 245 p. + 122 /2 s. ± 122 '/ r. = 490 El primer esquema representa la reproducción del capital, suponiendo que los capitalistas consumen toda su renta. Supongamos ahora que la concurrencia obliga a los capitalistas a no gastar para el consumo personal más que la mitad de sus beneficios, capitalizando el resto. Si la parte ahorrada no se emplea, no dará ningún beneficio; POR POUGAN-BARANOWSKI 213 para que rinda alguno, el capitalista se ve obligado a darle un empleo, no para su consumo personal, sinO COfl Ufl fin productivo, aumentando y extendiendo la producción. Si ésta aumenta uniformemente en todas las ramas de la industria, el objeto de los capitalistas-que es la acumulación del capital y el aumento de sus beneficios,-nO se logrará, pues una considerable parte de los productos no corresponde a ninguna necesidad, o sea la mitad de los objetos destinados al consumo de los capitalistas; no podrá obtener salida, pues hemos supuesto que la demanda se ha reducido a la mitad. Al mismo tiempo, los productos en que la demanda aumenta (los medios de producción y los objetos de consumo para los obreros) es insuficiente. Los capitalistas nó pueden capitalizar sus beneficios más que de un modo: modificando el reparto de la producción social. No es cosa sencilla, pero lo que aquí nos interesa no es el proceso del cambio mismo, son sus resultados. El esquema núm. 2 representa ese reparIo de la producción social, por el cual los capitalistas capitalizan realmente la mitad de sus beneficios. En este esquema el valor total de la producción social para el primer año se supone el mismo que el esquema número 1 (2.880); el valor del total del capital adelantado (el de los medios de producción y de los objetos de consumo para los obreros) es también el mismo. El capital es el resultado de la producción anterior. Lo mismo, la relación entre los medios de producción, de los salarios y del beneficio se supone idéntica en los dos esquemas. La única diferencia que existe entre el esquema núm. 2 (primer año) y el núm. 1, está en el reparto de la producción social. En el esquema núm. 1, la producción social se reparte de tal manera, que el capital no aumenta, el exceso del valor se consume por completo por el capitalista. En el esquema núm. 2, se hace nece 214 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA sana la acumulación del capital por el repRrtO social de la producción misma. El total del beneficio es el mismo para el primer año, tanto en el esquema 2 como en el 1: 420 + 210 + 90 = 720. Pero en el esquema 2, la producción de los objetos de consumo para los capitalistas no es más que de 360, la mitad que en el núm. 1. Por el contrario, otros productos aumentan en 240 para los medios de producción y en 120 para los objetos de consumo. Necesitamos ahora mostrar cómo el nuevo capital acumulado puede hallar un empleo productivo cuando la demanda de los objetos para el consumo de los capitalistas ha disminuido en una mitad. El capital nuevamente acumulado se emplea en el aumento de la producción durante el segundo año. La demanda de los medios de producción aumenta en 240 diirante este segundo año (el valor de los medios de producción necesarios durante el primer año era 840 + 420 ± 180 = 1.440; durante el segundo año es de 980 + 490 + 210 = 1.680). La demanda de objetos de consumo para los obreros aumenta en 120 (los salarios para el primer año eran: 420 + 210 ± 90 = 720; los del segundo año son: 490 + 245 .-f-.. 105 = 840). El excedente de los medios de producción y de los objetos de consumo para los obreros que se había formado durante el primer año, se absorbe por la producción del siguiente año. La salida de los productos del primer año se realiza de la manera siguiente: La producción de los objetos de consumo para los capitalistas (sección III) es de 360. Remos admitido que los capitalistas no consumen más que la mitad de sus beneficios. Como en el primer año el beneficio es de 420, se sigue que los capitalistas de la primera sección pedirán objetos de consumo por un valor de 210; los de la segunda sección, por 105, y los de la POR TOUAN'BARANOWSKI 215 tercera, por 45. El total de la demanda será de 360; ¿abre completamente la oferta. La producción de los objetos de consumo para los obreros durante el primer año es de 840. La demanda, impulsada por la producción acrecida del segundo año, será: para la primera sección, de 490; para la segunda, de 245, y para la tercera, de 105. Aquí también la demanda sera igual a la oferta. Lo mismo, la demanda de los medios de producción para la producción del segundo año (980 para la primera sección, 490 para la sogunda y 210 para la tercera), corresponde exactamente a la producción del primer año (1.680). Así, toda la producción del primer año se emplea.en el segundo. Continuamos suponiendo que, en el segundo año como en el primero, los capitalistas no consumen personalmente la mitad de su renta, sino que la transforman en capital. El reparto de la producción social durante el segundo año es tal, que de nuevo la mitad del beneficio se acumula. La producción del segundo año se absorbe por la producción acrecida del tercero. Al final del segundo año existen: 1.360 medios de producción, 980 objetos consumidos por los obreros y 420 objetos de consumo para los capitalistas. Veamos las salidas de esos productos. El beneficio total del segundo año es de 840 (490 + 245 ..--- 105). Hemos supuesto que los capitalistas gastan la mitad de su beneficio para su consumo. He aquí una salida de 420 para los objetos de consumo producidos diirante el primer año. Los medios de producción que exige el aumento de la producción en el tercer año (1. .143 '/ + 571 2/13 + 245) tienen un valor de 1.960, igual al de los medios de producción creados durante el segundo año. Los salarios del tercer año (571 _j- 285 /6 ± 122 1/,) se elevan a 980, lo que constituye el valor de los objetos de consumo, para uso de los obreros, producidos en el segundo 216 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA año. Así, pues, todos los productos del segundo año tienen salida en el tercero; sus mercados se crean por la produc ción aumentada del tercer año. Es inútil llevar más lejos el análisis del reparto de la producción durante el cuarto, el quinto y los demás años siguientes. Los esquemas anteriores esclarecen la idea, que es muy sencilla, pero que suscita objeciones cuando no se comprende bien el proceso de la reproducción del capital social, y especialmente el hecho de que la producción capitalista crea por sí misma las salidas (1). Con tal que sea posible extender la producción y que las fuerzas productivas existan en cantidad suficiente, la demanda se extenderá en la misma proporción, si la producción social está proporcionalmente repartida; pues con esta condición realizada, cada nuevo producto es una nueva fuerza adquisitiva que permite comprar otros productos. El primer esquema nos muestra toda la insuficiencia de la teoría corriente, según la cual, el producto social se descompone en elementos de renta social. El segundo pone en evidencia la falsedad de toda la teoría de la escuela clásica sobre el proceso de la acumulación del capital; ésta no equivale a la sustitución del consumo por el obrero al consumo del capitalista. El capital que se acumula se transforma, es verdad, en salarios; pero también se convierte en medios de producción. Así únicamente, una parte del capital correspondiente al salario se transforma en elementos de consumo, mientras que la (1) Los anteriores esquemas constituyen una ilustración aritmética de una producción y un reparto sociales en debida proporción. La tesis que hemos establecido podría dernostrarse bajo una forma general; pero la exposición tendría un carácter demasiado abstracto, que podría desconcertar al lector. POR TOUGAN-BARANOWSKI 217 otra es en absoluto independiente de él, y representa una fracción del gasto social, que no es la renta de nadie. Toda la aceleración en el curso de las acumulaciones del capital equivale a una reducción absoluta del consumo social. Cuando el capitalista gasta su renta para satisfacer sus propias necesidades, ésta se convierte por completo en objetos de consumo social; pero cuando esta renta se capitaliza, una parte únicamente se transforma así, la otra queda excluida de los fondos de consumo y pasa a los de la producción social. La demanda de los medios de producción reemplaza en este caso a la demanda de los objetos de consumo. Lo muestran nuestros esquemas. En el primero, el capital no se acumula; el valor de la demanda total es de 2.880 y la demanda de objetos de consumo se expresa por 1.440. En el segundo, la mitad de la renta de los capitalistas se capitaliza. Desde luego, la producción de los objetos de consumo, durante el primer año, está disminuida; su valor no es más que de 1.200 (840 para los objetos de consumo para los obreros y 360 para los de los capitalistas). Durante el segundo año, el valor de los objetos del consumo de los productos es de 1.400 (980 + 420), cuando el valor total de la producción es de 3.360. Toda la producción del segundo año, tanto los medios de producción como los objetos de consumo, se absorbe, como lo muestra el esquema, por el consumo y la producción de la tercera anualidad. Así, si se comparan los dos esquemas, se observa una extensión de la producción social, y al mismo tiempo una reducción del consumo social, sin que se quebrante el equilibrio entre la demanda y ¿a oferta sociales (1). (1) En el segundo esquema, la proporción de los objetos de consumo en el producto social permanece constante de aflo en 218 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA En el esquema de la acumulación del capital se supone que la demanda de fuerzas obreras crece en la misma medida que la producción social. En la realidad, a medida que la técnica hace progresos, la máquina sustituye cada vez más al obrero en los medios de producción, y el salario es una fracción más pequeña del gasto. Las máquinas rechazan a segundo plan al obrero, y, por consecuencia, el mercado creado para el consumo productivo de los medios de producción rechaza a segundo plan el mercado formado para el consumo del obrero. El conjunto de las salidas no disminuye, pero la demanda social cambia de naturaleza; la demanda de los medios de producción reemplaza a la demanda de los objetos de consumo. El salario es una de las formas de la renta social, mientras que la máquina no cobra ninguna renta. Así, la sustitución del obrero por la máquina equivale a la disminución correspondiente de la renta social. Cuanto mayor es la fracción del capital representado por los medios de producción, tanto menor es la fracción del capital transformado en elementos de renta social. La suma de la producción social, y, por consecuencia, la suma de la riqueza social aumenta, y la suma de la renta social disminuye relativamente (y aun en absoluto, cuando el reemplazo del obrero por la máquina se efectúa con cierta rapidez). Pero no aparece ningún excedente de productos, porque la demanda de los medios de producción reemplaza completamente la demanda de los objetos de consumo; la máquina exige por su trabajo, como el obrero, ciertos medios económicos. Si, por ejemplo, en afio, pues el curso de la acumulación del capital permanece invariable. Su aceleración produce una reducción en la proporción de los objetos de consumo. POR TOUGAN-BARANOWSKI 219 una rama de la producción, la máquina ha reemplazado al obrero, la demanda social de los objetos de consumo para la clase obrera se halla reducida proporcionalmente; pero, en cambio, la demanda de las máquinas y de todo lo que es necesario para su. entretenimiento, combustible, aceites, grasas, etc., aumenta otro tanto. Finalmente, las salidas de las mercancías no han disminuído, no hay más que un cambio de los productos demandados. Así es posfble el aumento de la riqueza social (por la cantidad de productos de que dispone la sociedad,), al mismo tiempo que ¿a disminución de la renta social (1). (1) En mis Bases teóricas del marxismo publico esquemas de la acumulación del capital en la hipótesis de una reducción absoluta del consumo social. No se halla ningún excedente de productos, pues la reducción en la demanda de los objetos de consumo se compensa por el aumento de la demanda de los medios de producción. Se pregunta cuál será el em1eo de los medios de producción si la demaLda de los objetos de consumo disminuye. La respuesta no ofrece dificultad. Los medios de producción se gastarán cada vez más para la producción de los nuevos medios de producción. Si todos los obreros, salvo uno, fueran sustituidos por las máquinas, este único obrero harla andar toda la colosal maquinaria, y produciría nuevas máquinas y objetos de consumo para la clase capitalista. La clase obrera habría desaparecido; pero nada importa para la salida de los productos de la clase capitalista. Ésta dispondria de una cantidad cada vez mayor e objetos de consumo, y todo el producto total de un año se absorberiapor la producción y el consumo capitalista del año siguiente. Es posible que, arrastrados por su pasión de acumulación, los capitalistas quieran reducir su propio consumo; en este caso, se verja disminuir la producción de los objetos de consumo para los capitalistas, y una parte aún mayor de la producción social se destinaria, por los medios de producción, a la. extensión ulterior de la producción. Se produciría, por ejemplo, carbón, hierro, para formar el aumento ulterior de estas materias. El aumento en la producción de carbón y hierro de cada año se absorberá por el año precedente, y así hasta que se agoten los yacimientos mineros. La producción tendrá, en este caso, por único objeto la acumulación del 220 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Por muy paradójicas que parezcan estas conclusiones, so deducen inevitablemente del análisis de la circulación del capital en el conjunto de la economía capitalista. Si la ciencia económica enseña que las salidas en la economía capitalista están determinadas por la proporción del consumo social, es porque los economistas no han considerado el problema en su conjunto. De esa tesis han partido las escuelas de Smith-Ricardo y de Sismondi, en el estudio del problema de las salidas. Así, ni una ni otra han podido llegar a la verdadera solución. Si se estudia valiéndose de esquemas la economía capitalista en su conjunto, se llega necesariamente a la conclusión de que las salidas no están determinadas por las proporciones del consumo social. La producción social consiste, no únicamente en objetos de consumo, sino también en medios de producción. Si la máquina reemplaza al obrero, naturalmente, la demanda social de objetos de capital. El capitalista será como el avaro que acumula tesoros de los que no goza, pero de los que puede servirse en todo momeiito. También cuando quiera interrumpir este proceso de acumulación del capital y aprovecharse de las colosales fuerzas productoras puestas a su disposición, a causa de la anterior acumulación, para producir objetos de consumo para su uso, palacios, tejidos de seda, en. lugar de carbón y hierro. Todo esto parece extraño y hasta absurdo. La verdad no siempre es accesible a la inteligencia, pero no por eso deja de ser verdad. No hay que advertir que por verdad entiendo, no esta hipótesis arbitraria y que no corresponde de ninguna manera a la realidad, según la cual, la sustitución del obrero por la máquina puede llegar hasta la casi supresión de los obreros (no me he servido de esta hipótesis más que para mostrar que mi teoria es evidente aun en sus más extremas deducciones), por la tesis que sostiene de que con un reparto proporcional de la producción social, ninguna reducción del consumo social puede provocar la formación de una superproducción. POR TOUGAN-BARANOWSKI 221 - consumo disminuye; pero, en cambio, la demanda de los medios de producción aumenta. Lo mismo cuando la ren - ta del capitalista, en lugar de consumirse por él, se transforma en capital, hay disminución en la demanda de objetos de consumo y, en cambio, mayor demanda de los medios de producción. En regla general, cuando la producción social est4 repartida proporcionalmente, ninguna reducción en el consumo y en la demanda de objetos de consumo puede provocar en el mercado la superioridad de la oferta sobre la demanda. Pero ¿no es el consumo el objeto natural de la producción? Producir, ¿no significa crear objetos de consumo para las necesidades humanas? Respondemos que los sistemas económicos son de tipos diferentes; el objeto de la producción social en los sistemas económicos antagonistas (esclavitud, feudalidad, capitalismo) es muy otro que en los sistemas económicos armónicos (economía primitiva semicomunista, economía municipal de la Edad Media, socialismo). En un sistema económico armónico, el objeto de la producción es, sin duda alguna, el consumo, y se carac teriza por el hecho de que los propietarios de los medios de producción son los obreros mismos, que producen los objetos necesarios a su propio consumo. Por el contrario, en los sistemas antagónicos, la empresa económica se dirige, no por los obreros, sino por otra persona, el propietario de los medios de producción. Para el empresario capitalista no existe diferencia entre los salarios de los obreros y los gastos exigidos por los medios de producción. El pan que consume el obrero, y la cebada que da a un caballo, son para él lo mismo. Se puede decir que los obreros compran por sí mismos los objetos de consumo, mientras que los destinados a los animales se adquieren por el capitalista; pero, desde el punto de vista del repar 222 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA to de los productos en el mercado, no tiene eso gran importancia; lo interesante es saber de (lóflde provienen los medios de compra. Luego son los medios suministrados por el capitalista, que en nada difieren de aquéllos con que compra la hulla, los que permiten al obrero adquirir sus objetos de consumo; así, para el obrero, depende la demanda de éstos de las necesidades de la producción capitalista, por el mismo título que la demanda de la hulla. Sin duda, se considera al obrero como un hombre; no ve en él un medio de producción, sino un fin; pero para el capitalista no hay más que un medio de producción. De ahí el antagonismo social del obrero y del capitalista. Siempre esta lucha se ha entablado fuera del mercado de géneros, en donde los objetos de consumo para las bestias de trabajo en nada se distinguen de los de consumo para el obrero, y, en general, de los medios de producción. Marx muestra que en la economía capitalista, el producto, la cosa, se anima en alguna manera, y se convierte en el dueño del hombre que la ha creado; es lo que llama el carácter idolátrico de la mercancía. Este fetiquismo, del que Marx no ve bien la naturaleza, va más lejos. Si la cosa, en alguna manera, se transforma en. hombre, el hombre también se transforma en cosa. Desciende a nuevo instrumento de trabajo, viene a ser una máquina. Aquí vemos la paradoja de la economía capitalista, que es incomprensible para la economía política actual; no es el consumo social el que dirige la producción y constituye su objeto; es, por el contrario, la producción la que dirige el consumo, y le sirve de fin El hombre para el capital, y no el capital para el hombre: he aquí la divisa de la economía capitalista. Si la escuela de Marx acepta la teoría de Sismondi, no es mis que por una inconsecuencia, por una infidelidad a los principios del marxismo. El fin de la economía capitalista, no es el con- POR TOUGAN-BARANOWSKL - 223 sumo humano, sino la acumulación del capital, realizándose éste según un movimiento circular; el capital bajo forma de productos se transforma en moneda; en seguida, en medios de producción y fuerza obrera; después, nuevamente en productos. En este movimiento rotativo, cada momento puede considerarse como un medio, con relación al siguiente, y como fin, relativamente al anterior. ¿Cuál es, por ejemplo, el objeto de la producción capitalista? ¿Es la fabricación del pan (objeto del consumo), o el hierro fundido (objeto del consumo productivo)? Todo depende del punto de vista desde donde consideremos el proceso de la circulación del capital. Si consideramos la producción agrícola, por ejemplo' la fabricación del pan es su fin, y la fabricación del hierro fundido (arados) no es más que un medio para llegar a ese fin. En una fundición, por el contrario, el objeto de la produción es el hierro fundido, y la fabricación del pan para los obreros ocupados en fundir el hierro no es más que un medio; luego el pan, y el hierro fundido, pueden considerarse con la misma razón como fin y como medio. La manera habitual en que se opone el pan a la fundición (como el fin al medio), muestra únicamente que no comprenden las leyes que regulan la economía capitalista. La paradoja de la economía capitalista, como la dela coexistencia del acrecentamiento de la riqueza social y de la disminución de la renta social, sin que se quebrante el equilibrio entre la oferta y la demanda, se explica por el hecho de que las rentas sociales son, en la economía capitalista, de diferente naturaleza económica. Es preciso distinguir las rentas de las clases que no trabajan y que están a la cabeza de la producción social, de las rentas de la clase obrera que figura en los medios de producción. La renta del obrero es un gasto desde el punto de vista capitalista. Este doble carácter de la renta 224 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA obrera se explica por la doble función económica cumplida por el obrero, a la vez medio de producción y consumidor. Como medio de producción, el obrero puede ser más o menos reemplazado por la máquina. Esta sustitución tiene por resultado, no la reducción, sino el aumento de la riqueza social, pues la suma de productos fabricados aumenta la renta social, y, por el contrario, disminuye a consecuencia de la reducción de la renta de la clase obrera. La suma de la producción social crece, la del consumo social decrece. Todas estas paradojas del capitalismo proceden de la economía antagonista. Es indudable que si los obreros dispusiesen de medios de producción, nada semejante podría ocurrir. Pero los directores de la economía capitalista no son los obreros; para ellos, los obreros no son más que un simple medio de producción. Así, con el reparto proporcional de producción social se mantiene el equilibrio entre la oferta y la demanda, cualquiera que sea la reducción en el consumo. Se podría a lo que parece, asegurar que la economía capitalista jamás puede resentirse por la insuficiencia de mercados; y, por lo tanto, no se comprende, a primera vista, que las empresas capitalistas choquen con tantas dificultades para dar salida a sus productos, ni tampoco que las luchas para obtener mercados constituyan un rasgo tan característico de la economía capitalista. Se explica de la manera siguiente: La producción capitalista dispone de enormes fuerzas productoras, y tiende siempre a aumentar la suma de los productos que ha creado; pero las salidas de los objetos no es pqsible ms que con un reparto proporcional de la producción social, y el capitalismo no tiene ninguna organización que permita realizarlo. De ahí surgen crisis industriales, do las que estudiaremos la naturaleza en el siguiente capítulo. Nos basta por el momento observar que POR TOUGAN-BÁRANOWSKI 225 la falta de organización en lo que se refiere al reparto proporcional de la producción representa en la economía capitalista el papel de una faja elástica, que reduce constantemente la producción, impidiéndola desplegar todas sus fuerzas; de ahí surgen las dificultades eón las que choca la salida de los productos de la economía capitalista. Los mercados son siempre insuficientes para el capitalismo, no porque los consumidores sean poco numerosos, sino porque el reparto proporcional de la producción es abso lutamente irrealizable en las condiciones de la economía capitalista; al capitalismo le cuesta gran trabajo llegar a una aproximación de esta proporcionalidad; lo consigue a costa de crisis y por la supresión de las empresas, cuyo desenvolvimiento ha sido excesivo. y Comprobación de la teoría de las salidas. Ninguna teoría económica puede con siderarse como absolutamente demostrada más que cuando ha sido comprobada por los hechos, y esa verificación es tanto más necesaria, cuanto las teorías como la que acabamos de exponer se separan de tal modo de las opiniones corrientes y tienen un aspecto tan paradójico. La base de esta teoría es, como se ve por lo que precede, el principio de que la demanda de los medios de producción crea un mercado idéntico al que crea la demanda de los objetos de consumo; y, por lo tanto, la disminución en la proporción de los objetos de consumo puede perjudicar las salidas de la producción capitalista. Los hechos muestran, en efecto, que el rasgo característico de la evolución capitalista es el acrecentamiento relativamente lento de la producción de objetos de consu.15 226 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATBRRA mo y el aumento rápido de la producción de los medios de producción. Hace unos diez años, la industria algodonera estaba a la cabeza de la industria capitalista. Hoy lo está la del hierro; la agricultura, desde hace bastantes años, no progresa en la Europa occidental, y casi lo mismo sucede con la de tejidos. Por el contrario, la fundición, los productos químicos, máquinas, hullas, en una palabra, los medios de producción, crecen muy rápidamente, y, por lo tanto, la fracción de la población empleada en la producción de objetos de consumo disminuye, y la fracción empleada en la producción de los medios de producción aumenta. He aquí las estadísticas de Alemania (1): Las estadísticas publicadas del último censo de la industria alemana, en 1907, muestran que la población ocu (1 El primer grupo comprende a los obreros ocupados en la agricultura, la horticultura, la pesca, la industria de tejidos, fabricación de productos alimenticios, confección de vestidos, hospedería; el segundo grupo, a los obreros de la industria minera, trabajo do cantería y arcilla, producción de máquinas e instrumentos, la industria química, fabricación de objetos para el a1umbrado jabón, aceites, papel, trabajos en madera, construcción, reproducción poligráfica. Sin duda alguna, no tenemos la pretensión de ser exactos en la formación de las agrupaciones; queremos únicamente dar una ligera idea. AÑOS Número de personas ocupadas enla producción de objetos de consumo (en millares). Tanto • por ciento de aumento. Número de personas ocupaas enla producción medios de procueción (en millares). Tanto • por ciento de aumento. 1882 1895 11.669 12.560 - 8 2.784 4.414 - 5.9 POR TOUGAN-BARANOWSKI 227 pada en la producción de los medios de producción ha tenido desde 1905 un enorme acrecentamiento. He aquí las estadísticas concernientes a Prusia: úmero de Tanto personas ocupadas por ciento (en millares). _____________________ de 1895 1907 aumento. Industria de tejidos 441,9 445,5 0,8 Confección de vestidos 800,5 901,8 12,7 Fabricación de productos ali menticio 586,4 706,7 20,5 Fondas y hospedajes 326,0 446,7 37,0 Cantería 314,3 447,5 42,4 Industria minera 458,5 736,4 60,6 Iidustria metalúrgica 383,9 573,4 49,3 Fabricación de máquinas e ins trumento 329,4 655,8 99,1 Industria química 66,7 106,0 59,0 Industria de construcciones 596,7 919,7 54,1 La industria de tejidos (para no hablar de la agricultura) queda casi estacionaria; la renta de las clases obreras aumenta muy lentamente para que pueda haber acrecentamiento de la demanda de vestidos para las clases populares. Por el contrario, la fabricación de los medios de producción progresa con una rapidez asombrosa. El aumento del número de obreros ocupados en la fabricación de máquinas y de instrumentos y herramientas casi ha doblado. En 1895, la industria de tejidos ocupaba en Prusia un número de obreros mayor que la fabricación de las máquinas y de los instrumentos; en 1907, la relación está invertida. El mercado para los objetos de consumo no se extiende sino muy lentamente, lo que se explica por la pobreza del pueblo; pero la paralización relativa en la producción de los objetos de consumo no origina el estanca 228 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA miento en el conjunto de la producción social. Por el contrario, ésta aumenta más rápidamente que nunca, orientándose cada día más hacia la fabricación de los medios de producción. ¿Para qué sirven esas máquinas, cuyo número ha aumentado tan considerablemente en Prusia, de 1835 a 907? En parte, para la producción de objetos de consumo; pero sobre todo, y en una proporción siempre creciente, para la producción de nuevas máquinas y otros medios de producción de la industria capitalista, que cada vez se orienta más hacia la fabricación de sus propios medios de producción, a la acumulación del capital; ésta se convierte, en fin, por sí misma, y toda la organización de la producción social a ellase subordina. La producción capitalista se convierte en el mercado de la producción capitalista, y ese mercado se extiende con bastante rapidez, para que el capital pueda proseguir su curso victorioso al través del mundo. Esta acumulación del capital se realiza en todos los países capitalistas, y no se presentan dificultades para las salidas de la producción. Hacia 1840, Engels, partiendo de la teoría que establece que las salidas para los productos de la industria capitalista se determinan por la demanda del consumo, predijo para lo porvenir una dismi nución inevitable en el desenvolvimiento de la industria capitalista y una paralización industrial crónica (1). (1) "Desde que la China es accesible al comercio mundial, escribía Engels, no quedan nuevos mercados que conquistar, y es preciso explotar cada vez más los antiguos. Es indudable que el desenvolvimiento de la industria debe necesariamente detenerse en lo porveriir."-Los industriales ingleses, decía, cuyos medios de producción aumentan incomparablemente más que las salidas de los objetos fabricados, se acercan rápidamente al momento en que se agoten sus expedientes en donde los periodos de prosperidad que hoy separan una crisis de otra desaparecerírn en absoluto bajo la presión de fuerzas productoras desmesu POR TOUGÁN-BARANOWSKI 229 Más de medio siglo ha transcurrido después, y la industria capitalista ha tomado un vuelo gigantesco, sobre todo en la producción de los medios de producción, mientras que la de los objetos de consumo aumenta en proporciones mucho menores. No se ha realizado la predicción de Engels. Nada se observa que se asemeje a un estancamiento industrial erónico, y el capitalismo halla siempre mercado para la cantidad creciente de los medios de producción, a pesar de la disminución relativa de la demanda de objetos de consumo. Tales son los hechos, y es fácil observar cómo se confirma la teoría que hemos expuesto. Pero ¿tal vez la salida de todos los productos de la industria capitalista obedezca únicamente a que el excedente se envíe al mercado exterior? En efecto, todo país capitalista exporta una parte mayor o menor de su producción. Para muchas ramas de la industria inglesa, el mercado exterior tiene más importancia que el interior, y la supresión de aquél sería la ruina de la industria inglesa; pero esto no prueba que la producción capitalista en Inglaterra sobrepase las fuerzas de compra del capitalismo inglés y que los productos no puedan hallar comprador en el interior del país; el hecho de que Inglaterra importa del extranjero mercancías por un valor superior a la do su exportación, lo muestra. El importe total de la importación inglesa, durante estos últimos años, sobrepasa en 150 millones de libras esterlinas el total de la exportación. En otros términos: el consumo del mercado interior inglés excede en 155 millones de libras a la producción nacional. La fuerza para las compras de la economía capitalista inradas, en donde no habrá entre dos crisis más que cortos intervalos de vida industrial floja y poco intensa. Marx y Engels: Ge$arnmelte Sclwifen, t. II, pág. 393, y t. III, pág. 383. 230 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA glesa no es, pues, inferior a las fuerzas productoras; por el contrario, no puede hablarse de superproduccion capitalista cuando el capitalismo inglés compra más productGs que vende (1). Muchos economistas piensan que la industria capitalista tiene necesidad, a medida que se desenvuelve, del mercado exterior. En efecto, la cifra absoluta de la exportación aumenta rápidamente; pero esto no prueba que la im portancia relativa del mercado interior para las salidas de la producción social disminuya. Sombart muestra, por el contrario, que la fracción de la producción alemana (que crece con rapidez extraordinaria) exportada en el mercado exterior disminuye constantemente, y que una fracción mayor cada día se coloca ventajosamente en el mercado interior. Lo más curioso en este informe es que el desenvolvimiento de las diferentes ramas de la industria es desigual Así, la superioridad de la exportación de los productos metalúrgicos sobre su consumo ha bajado, de 1880 a 1900, a pesar del colosal acrecentamiento de la producción metalúrgica alemana, de 29,3 por 100 a 7,8 en el conjunto de la producción, y de la exportación de la hulla ha pasado de 11 por 100 a 7,8; la fracción de la exportación de los productos de algodón, do lana y de otros productos de la industria de tejidos ha bajado mucho menos (2). El mercado interior alemán ha aumentado con mucha rapidez para la hulla y el hierro, y con más lentitud para los vestidos, indudablemente porque el des- (1) Este exceso de la importación sobre la exportación se ex plica, como sabemos, por el hecho de que Inglaterra es la acreedora de los demás paises, que la pagan en mercancias los intereses de sus deudas. (2) Sombart: Die Deutsche Volkswirtschaft im 19 Jahrhun drt, págs. 430-431. - - POR TOUGAN-BARANOWSKI 231 envolvimiento del capitalismo aumenta la demanda de los medios de producción, y no la de los objetos de consumo. Es preciso explicar, partiendo de la teoría expuesta, por qué el mercado exterior es tan necesario a la mayor parte de los países capitalistas; si un país importa mercancías del extranjero, debe exportar otras para pagar lo importado. Si el mercado exterior tiene tanta importancia para Inglaterra es porque su mercado interior está abarrotado de productos extranjeros, por lo que no hay que extrañarse al ver la industria capitalista trabajar más o menos para el mercado exterior. El capitalista busca un comprador, siéndole indiferente que sea extranjero o compatriota. Históricamente, el mercado exterior es el que ha desenvuelto el capitalismo; veámoslo: en el origen, la industria capitalista )roducfa, sobre todo, objetos de lujo; sedería, paños finos, porcelanas; cristalería, armas de subido precio, etc. No había bastante número de consumidores en el país; era preciso buscarlos fuera, en el mundo entero, pues en todas partes los ricos no constituyen más que una fracción insignificante de la población. En general, el capital es cosmopolita, es internacional; tiende a la extensión ilimitada de la producción, y por esto busca su clientela por todas partes. El resultado es que todos los países del mundo están ligados por estrechos vínculos comerciales. Cada país es un mercado para los otros, y recíprocamente, cada país importa y exporta mercancías, y ninguno puede pasarse sin el mercado que constituyen para él las demás naciones, pues su propio mereado está ms o menos invadido por los productos extranjeros. La exportación de un país capitalista para otro país también capitalista, no es una exportación que puede considerarse fuera de los límites de la economía capitalista y no puede dar lugar a la superproduceión, si en realidad 232 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA existe.Asf, los partidarios de esa teoría debieron entender por mercado exterior el del país no capitalista. Colocándose en el punto de vista de esa teoría, es preciso admitir que el capitalismo, al desenvolverse cada día más, tiene necesidad, para dar salida a sus productos, del mercado de los países en que no existe la dicha organización. Y como ese sistema invadió rápidamente el mundo entero, cada paso adelante, limitando el campo de las salidas, la superproducción habría debido detener hace mucho tiempo su progreso por falta de mercados, y el desenvolvimiento del capitalismo no solamente no se detiene, sino que se acelera más y más hace muchos años. Los países capitalistas hallan salidas para la parte de producción que no se coloca en su mercado interior, en primer lugar, en las demás naciones capitalistas. Inglaterra es la que exporta más a lo países no capitalistas; ésta es la razón que la obliga a dar tanto valor a sus colonias; pero sería cometer un grave error el suponer que la mayor parte de su exportación se dirige a aquéllas. Veamos, como ejemplo, el reparto de la exportación del Reino Unido en 1910. hnp orle de la exportación del Reino Unido para los diferentes países (en millones de libras esterlinas). Las colonias absorben una tercera parte de la exportación británica. La exportación inglesa en la Europa Cen Coloidas : britgnicas. : . ' . . : . • . . : o . : . . : V, e-'. o : . • : . o' 145,4 31,4 37 22,7 13,8 12,8 12,5 430,4 POR TOUGAN-BARANOWSKI 233 tral y en los Estados Unidos, esto es, en los países capitalistas, llega a una cifra casi idéntica. Entre los productos exportados, los medios de producción-hierro, máquinas, instrumentos, hulla-representan un papel enorme y siempre en aumento. Valor de ¿os productos exportados por el Reino Unido en (en millones de. libras esterlinas). Durante el período de 1868-70 el valor anual de los tejidos de algodón exportados por el Reino Unido llegaba a 54 millones de libras, el de tejidos de lana a 21 millones, el del hierro 26 millones, el de hulla a 5 millones 4. Así, de 1868 a 1910 el importe de la exportación de tejidos de algodón aumenta el 70 por 100, el de tejidos de seda el 16 por 100, el de hierro el 258 por 100, el de hulla el 604 por 100. La exportación inglesa suministra, cada día más, los medios de producción necesarios a la industria capitalista en los demás países; la exportación de los objetos de consumo disminuye relativamente. VI Exodo internacional del capital y el mercado en tos paises nuevamente capitalistas. Sin embargo, con nuestra teoría de las salidas, la explicación del reflujo del capital de los países de antigua civilización capitalista a los países en que el capitalismo. Productos mauufacturado de algodón. Productos manufacturados de lana. 0 Hierro y objetos de este mineral fabricados (incluso las máquinas) Hulla 92 25 \ 93 38 234 LAS CRISIS INDUSTRIALE5 EN INGLATERRA se ha implantado desde hace poco tiempo, parece presenta grandes dificultades. Este reflujo se realiza en enormes proporciones. Se estima, por ejemplo, que salen de Inglaterra anualmente 50 millones de libras esterlinas, y que en 1890 había colocado en el extranjero un capital inglés de 2 millares 5 de francos, y 40 millares de millones de capital francés están actualmente invertidos en el extranjero. Alemania tiene colocados en el extranjero 26 millares de millones de marcos de su capital. Este éxodo constante y siempre en aumento del capital de la antigua organización capitalista contribuye poderosamente a la propagación del sistema en el mundo entero, gracias al aflujo del capital en los paises nuevos, que conquista en nuestros días; emigrante en el extranjero, permanece siempre el mismo, y extiende en todas partes el nuevo sistema económico. El reflujo del capital puede explicarse sin recurrir a la teoría absolutamente errónea de la superproducción. Efl capital afluye en los países nuevos, primero porque el interés es más elevado. El capital, por su esencia misma, es internacional; la razón y el fin de su circulación es obtener un beneficio lo más elevado posible. Si el interés es más elevado en un país que en otro, emigra necesariamente del país en que la remuneración es menor hacia el otro. Este fenómeno se rige por leyes tan constantes y tan necesarias como el movimiento del agua en vasos, de nivel diferente, puestos en comunicación. Ademas influyen otras causas en el éxodo internacional del capital. En los antiguos países capitalistas, el aumento de la producción social no es posible más que con un reparto proporcional del exceso de valor colocado en la industria. Esta necesidad constituye, ya lo hemos dicho, la faja elástica del capitalismo, un freno perma POR TOUGAN-BARÁNOWSKI 235 nente para el acrecentamiento de la producción capitalista. En los países nuevos, por el contrario, las empresas capitalistas se hallan en medio de un sistema económico de diferente tipo, y su desenvolvimiento es posible al descartar las formas no capitalistas. Tomemos un ejemplo concreto: Para que pueda colocarse en el mercado interior inglés la cantidad de paño suplementario, es preciso que haya aumento en la cantidad de los productos que pueden cambiarse por ese paño. Esto es lo que dificulta la extenSión de la producción del paño en Inglaterra. En Rusia, por el contrario, la extensión de la producción capitalista del paño puede no ir acompañada de un aumento en la producción de los demás productos. El suplemento del paño producido por la manufactura, sencillamente reemplaza el paño de la producción no capitalista; por ejem- pb, el paño hecho por el aldeano para su uso particular. En este caso, la producción capitalista se extiende rápidamente a expensas de las formas de producción no capitalistas, sin hallar el freno que retarda su desenvolvimiento en el país en que el capitalismo es de antigua fecha. El mercado, por la crecienteS cantidad de los productos de una rama dada de la industria capitalista, se forma no por el aumento proporcional en otras ramas, lo que es un proceso complejo y difícil, sino por la desaparición del sistema económico natural de la pequeña producción no capitalista, para la cual la organización capitalista es un encarnizado concurrente. El mercado para los productos de la industria capitalista se extiende con más facilidad en los países nuevos que en los antiguos, y a esta circunstancia se debe principalmente el reflujo del capital de los viejos países a los nuevos. No quiere decir esto, que en los antiguos países capi 236 LAS CRISIS INDUS'I'RIALES EN INGLATERRA talistas, la producción no puede desenvolverse y aumentar. La faja elástica no hace más que detener, no suprime el crecimiento del capitalismo. Vemos la economía capitalista alemana desenvolverse con sorprendente rapidez, sobre todo, por la extensión que toma en el mercado interior. Po1 regla general, no tiene otro límite que el de las fuerzas productoras de la sociedad, y el capital forma por sí sólo sus salidas. Pero esta formación, vista la necesidad de un reparto proporcional del trabajo social, experimenta interrupciones y retardos, que son las crisis económicas; a su estudio está dedicado el siguiente capítulo. En un país como Rusia, en donde subsiste la economía natural, y en donde la producción capitalista no comprende atin más que la minoría de la población, las salidas para los productos de la industria capitalista dependen esencialmente de la prosperidad de las masas, que no están englobadas en la producción capitalista. Una buena cosecha aumenta el poder adquisitivo de la población aldeana, y la demanda de los productos de la producción capitalista se halla igualmente aumentada. El empobrecimiento de los campos tiene, por el contrario, como resultado la restricción del mercado para los productos manufacturados. Todo esto es indiscutible, y en nada contradice las teorías de las salidas expuestas más arriba. Esta teoría explica el proceso de las salidas de la producción dentro de los límites de la economía capitalista. Así parten de la hipótesis de un capitalismo, por decirlo así, cerrado, de un. sistema capitalista que coloca el producto social dentro de su propios límites. Ya se ha visto que el úniQo obstáculo que puede impedir esa salida es la falta de proporcionalidad en el reparto de la producción social, y no en la insuficiencia de la demanda social de objetos de consumo. Sin embargo, este obstáculo retarda POR TOUGAN-BARANOWSKI 237 realmente la evolución capitalista. Se siente menos en los países nuevos, gracias a la existencia de un mercado no capitalista. El empobrecimiento de las clases que se hallan fuera de ese sistema restringen el mercado y aproximan a los países capitalistas jóvenes, en lo que concierne a las condiciones de evolución de la economía capitalista, a los países viejos; pero, lo mismo que en éstos, el do$envolvimiento del sistema no se detiene por la falta de proporcionalidad en la producción social; lo mismo el empobrecimiento de la población en los países jóvenes no puede impedir el progreso de la producción capitalista. CAPITULO II DIFERENTES TEORÍAS DE LAS CRISIS Tres grupos de las teorías sobre las crisis: 1.0 Teorías de la producción (Jevons). 2.° Teorías del cambio (Laveleye, Juglar). 3.° Teorías de la repartición (Sismondi, Rodbertus). En donde aparecen las crisis industriales con más fijeza es en Inglaterra; pero también en los demás países ca - pitalistas se observan fluctuaciones periódicas en la industria. A partir del período de 1870-80, las fases de prosperidad y de paralización comprenden simultánea o casi simultáneamente al conjunto del mundo capitalista. Las depresiones industriales que se produjeron en 1880, 1885, 1890, 1900 y 1908, se han sentido universalmente. La única diferencia ha sido la mayor o menor intensidad en la depresión de los diversos países, y lo mismo para los movimientos de prosperidad. El quebranto en la economía nacional de tal o cual país, al pasar de la prospe-. ridad a la depresión, es, por lo general, proporcional a la intensidad del movimiento de prosperidad. En donde el impulso industrial no tiene carácter brusco, no se observa quebranto rápido en el crédito al pasar al estancamiento; allí donde el impulso es muy violento, la baja del flujo industrial va acompañada de crisis graves y pánicos. Así, Inglaterra, durante los últimos tiempos, no ex- POR TOUGÁN-BAR.iNOWSKI 239 perimenta crisis industriales típicas; no tiene más que períodos de paralización industrial, sin ningún pánico ni quebranto brusco en el crédito. Por el contrario, Alemania y los Estados Unidos han conocido durante esta época una serie de crisis no menos intensas que las antiguas de Inglaterra. ¿Cómo se explica este fenómeno enigmático de la evolución capitalista, su carácter cíclico y la sucesión peri6- dica de las fases de impulso y depresión? Durante mucho tiempo la ciencia económica no supo dar solución a tan difícil problema. Las distintas teorías elaboradas para resolverle pueden dividirse en tres grupos: al primero pertenecen las teorías que han buscado las causas de las crisis en el do rninio de la producción social; al segundo, los que las han visto en el cambio social; al tercero, en fin, las que han creído hallarlas en el reparto social. La característica de las crisis industriales modernas es su periodicidad. Si la caüsa de las crisis estuviera locali zada por completo en la esfera de la producción, su periodicidad no podría provenir más que de las fluctuacio nes periódicas de tal o cual rama de la producción social bajo la influencia de causas especiales propias a esa rama determinada. ¿Cuál es la rama de la producción social que tiene 'esas fluctuaciones independientes? Primero, todo el dominio del trabajo económico que está ligado a las condiciones atmosféricas, esto es, la agricultura. Las reco lecciones de los productos agrícolas implican fluctuaciones importantes, de donde procede las variaciones en los precios de esos productos, y después también la diferencia en las cantidades de productos de las otras industrias demandados por la población agrícola. Las crisis industriales periódicas, ¿no podrán dimanar de las fluctuaciones de las cosechas? 240 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Muchos economistas intentan mostrar esta unión, pero sus esfuerzos resultan vanos. El ciclo capitalista se rige por sus propias leyes, independientes del movimiento de las recolecciones y del precio del pan. Así, por ejemplo, en Inglaterra, el período de prosperidad industrial de 1820 a 1823 comprende precisamente los años de malas cosechas, y la paralización industrial ha coincidido con las buenas recolecciones. Durante el progreso industrial de los años 1845 -47 hubo una gran carestía, y la depresión de 1848 fué acompañada de una buena recolección. La crisis mundial de 1857 acaece al mismo tiempo en que se recoge una excelente cosecha. Los precios elevados del pan en 1870-73 no impidieron el impulso industrial. El estancamiento que sigue no lo evitan las buenas cosechas de aquel tiempo. La paralización industrial de 1885 coincide con el bajo precio del pan. Engeneral, la comparación del precio del pan con las fases del ciclo industrial muestra con toda evidencia que no hay dependencia causal entre estos dos órdenes de fenómenos (1). Conviene, sin embargo, conocer la tentativa hecha por Jevons para tratar de explicar la periodicidad de las crisis industriales, por las condiciones de la producción agrícola. Jevons dice que las crisis industriales periódicas dependen de las fluctuaciones de las cosechas, no tan sólo de Inglaterra y de las naciones europeas, sino también de la carestía y de las hambres periódicas acaecidas fuera de Europa, en los países a que Inglaterra exporta sus productos. La India, especialmente, padece grandes sequías periódicas, que se renuevan cada diez años y se originan (1) Basta para convencerse comparar la curva de los precios del hierro que sigue rigurosamente las fases del ciclo capitalista con las del precio del pan; no se observa ningún paralelismo entre los dos. POR TOUGAN-BARANOWSKI 241 por dichas sequías. Algunos autores que han estudiado sus causas, estiman que tal vez estén en conexión COn las variaciones periódicas de la cantidad de calor que la tierra recibe del sol; a su vez, esas variaciones se explican por el número de manchas observadas en aquel astro. Jevons llega así a esta atrevida conclusión: que la periodicidad de las crisis industriales se determina por la periodicidad en la aparición de gran número de manchas solares. Jevons ve una demostración de su teoría en la coincidencia casi perfecta de la duración del período en que aparecen numerosas manchas solares y el de las crisis. Estudiando las fluctuaciones de la industria inglesa durante dos siglos, Jevons llega a la conclusión de que el ciclo capitalista comprende un término medio de 10 años 466; y el período medio de la aparición del mayor número de manchas solares es también de 10 años 45. Jevons estima que una coincidencia tan perfecta no puede ser fortuita, y que la periodicidad de las fluctuaciones de la industria inglesa debe determinarse por la aparición de las manchas solares. Tal es la teoría de Jevons; es ingeniosa y original, pero no se funda en los hechos. En primer lugar, es absolutamente falso que el cielo industrial comprerida un número rigurosamente determinado de años. Para obtener sus números de periodicidad, Jevons se ha visto obligado a recurrir a toda una serie de explicaciones forzadas. Rechaza ciertas crisis como no periódicas; además, inventa otras que jamás existieron. En el siglo xviii no se ha observado nada que se pareciese a la periodicidad de las crisis industriales, pues en esta época no las había con el carácter típico, como aparecen después. De 1800 a 1820 hubo tres crisis industriales: en 1810, 115 y 1818; pero no fueron periódicas. En esta época no ha podido aún es 242 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tablecerse su periodicidad. De 1825 a 1850 hay en Inglaterra tres crisis periódicas: 1825, 1836, 1847, separadas unas de otras por el mismo período de once años. Las crisis siguientes se manifiestan en 1857 (pasados diez años) y en 1866 (después de nueve años). Con posterioridad, las crisis del antiguo tipo cesan en Inglaterra, y el ciclo capitalista comienza a mostrarse por la sucesión de fases de progreso y de paralización industrial. El impulso industrial alcanza su máximo en 1873, 1882, 1890, 1900 y 1907. En general, el ciclo industrial no constituye una magnitud matemática invariable. Su duración oscila entre siete y once años. De donde resulta que el ciclo capitalista no puede tener por base fenómenos sujetos a una periodicidad rigurosamente matemática, como los fenómenos astronómicos. En general, la periodicidad de las fluctuaciones de la industria está ligada a las condiciones sociales de la or ganización económica. La teoría de Jevons en absoluto no concuerda con las circunstancias reales y positivas que son el origen de las crisis. La exportación de los productos ingleses a la India varía mucho menos que su exportación a los diferentes países capitalistas. Se ha observado que la exportación inglesa en la India, no solamente no baja durante lós períodos que siguen inmediatamente a la crisis, sino, por el contrario, aumenta. Por ejemplo, en 1826, 1858 y en 1867. Esto se explica por el hecho de que el mercado de la India depende muy poco de las fluctuaciones cíclicas de la industria inglesa, pues se halla en condiciones muy distintas. He aquí por qué, durante los períodos de crisis, la exportación inglesa, no hallando salida en los mercados de otros países, se dirige precisamente a la India (1). (1) La teoria de Jevohs se expone por su autor en los artículos Tite Solar Periode and tite príce of Oorn, Tite Periodicity POR TOUGAN-BARANOWSKI 243 Puede considerarse como abortadas las tentativas hechas para explicar la periodicidad del ciclo capitalista por los fenómenos naturales. El segundo grupo de teorías busca las causas de las crisis industriales en el dominio de las condiciones del cambio, del crédito y de la circulación monetaria. Entre esas teorías, la de Laveleye y la de Juglar merecen especialmente nuestra atención. Laveleye observa que a ,las crisis les precede invariablemente el éxodo del oro. Las demás circunstancias varian, ésta es invariable. Así parece natural ver en este éxodo la verdadera causa de las crisis. Puede objetarse que, para un país como Inglaterra, la disminución en la reserva del oro en algunos millones de libras esterlinas no puede tener gran importancia, vista la enormidad de sus riquezas y las colosales proporciones de -su comercio interior y exterior; pero no hay que olvidar que el comercio de Inglaterra reposa sobre la gran extensión de su crédito, y éste a la vez está sostenido por cierta reserva en su numerario. Cuando la organización del crédito es más perfecta, esto es, cuando el país tiene menos necesidad de numerario, es más la importancia de la cantidad en metálico de que dispone. Todo el complejo edificio del comercio y del crédito inglés tiene por frágil base algunas decenas de millones de libras esterlinas, y algunas veces únicamente algunos millones que constituyen la reserva del Banco de Inglaterra. Esos pocos millones son absolutamente necesarios para que las of Gommercial Grises, Gommercial Grises and Sunspots (véase Investigations iii Ourrency and Fi nance). Tiene partidarios; el economista italiano Boccardo ha propuesto, en su libro Economía Política (1877), se organicen, para resolver definitivamente la cuestión, una serie de observaciones astronómicas, botánicas y estadísticas. 244 LAS CRISÍS INDUSTRIALES EN INGLATERRA centenas de millones del capital inglés puedan circular regularmente. Tan pronto como la reserva del Banco de Inglaterra disminuye, la alarma se propaga en todo el país, el crédito se reduce, el precio de las mercaderías baja; la causa de todo esto es, como todo el mundo reconoce, la necesidad, para la industria y el comercio de todo el país, de una suficiente provisión de numerario, que constituye la reserva del Banco de Inglaterra. Cuando más restringidas están las reservas metálicas de un país, tanto más importante es la acción ejercida por el reflujo del oro hacia el extranjero. Así, Inglaterra tiene más crisis industriales que Francia. La existencia de, la relación entre las crisis industriales y la circulación monetaria se halla confirmada por la coincidencia notable de que las crisis se producen generalmente en otoño, y en esta época es mayor la demanda de numerario; en ese momento se pone en venta la gran masa de los productos agrícolas, se pagan los arriendos, se hacen compras para el invierno, etc. Las reservas del Banco de Inglaterra disminuyen, y es natural que las crisis se produzcan en ese momento del año (1). Esta es la teoría propuesta por Laveleye; parece a primera vista muy ingeniosa; pero, en realidad, nada explica. El éxodo del oro es un síntoma habitual de las crisis industriales; pero no es su primera causa. En 1839, las reservas metálicas del Banco de Inglaterra bajaron mucho más que en 1836 y 1847, y, sin embargo, no hubo crisis industrial en 1839. Aun admitiendo que la disminución en la caja del Banco de Inglaterra fuese la causa inmediata de la crisis, sería necesario explicar este reflujo periódico del oro al extranjero. (1) E. de Laveleye: Le marché monétaire et ses crises depuis cinquante ans, 1835, pág. 148. POR TOUGÁN-BARANOWSKI 245 El cambio, en la balanza comercial es un fenómeno secundario que necesita también la explicación de su causa. Además, las últimas fluctuaciones de la industria inglesa no van precedidas de la emigración del oro. Esta emigración precede a las crisis violentas, pero no a los largos períodos de paralización que caracterizan en nuestros días la evolución de la industria inglesa. Juglar tampoco explica las causas latentes del ciclo capitalista. Tiene el mérito de haber demostrado el primero la periodicidad de las fluctuaciones industriales en Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Después de estudiar los balances de los Bancos de Inglaterra y de Francia, así como los de los Bancos más importantes de los Estados Unidos, Juglar deduce la siguiente conclusión: ccSin que intervenga ninguna teoría, ninguna hipótesis, tan sólo la observación de los hechos basta para determinar la ley de las crisis y su periodicidad. Hay épocas de actividad, de prosperidad y de alza en los precios, que siempre terminan por una crisis, y van seguidas por otros años de paralización en los negocios, baja en los precios, que pesan más o menos sobre las industrias y el comercio (1). Guerras, hambres, abusos del crédito, emisiones exageradas de billetes de Banco, todas estas causas no pueden provocar una crisis industrial si no ayuda la situación general de la economía nacional. Pueden, como la gota de agua que hace rebosar al vaso, precipitar la crisis industrial; pero únicamente en el caso en que la situación del mercado monetario y del de géneros esté preparado para que esa crisis sea inevitable. La crisis industrial nunca llega bruscamente; Siempre va precedida de una anima (1 0. Juglar: Des crises commerc iales et de leur retour periodique, 1889, pág. 15. 46 LAS CRISIS INDUSTRIALFS EN INGLATERRA ción industrial y comercial, CUYOS síntomas son tan característicos, que permiten prever la proximidad de la crisis. ¿De dónde procede esta sucesión regular de los períodos de actividad y represión? Juglar no ve más que una primera causa: la fluctuación periódica del precio de las mercancías. El período de prosperidad que precede a la crisis siempre se caracteriza por un alza en los precios' Esta alza se provoca por el acrecentamiento del ahorro en la economía del país capitalista en progreso. Constituye la situación natural del mercado. "La crisis se aproxima cuando el movimiento languidece; estaila cuando cesa. En una palabra, la causa principal, y puede decirse la causa única, de la crisis, es la suspensión del alza en los preeios (1). Juglar presenta el proceso del desenvolvimiento de la crisis de la manera siguiente: "El alza en los precios de las mercancías detiene, naturalmente, la venta; así, a medida que el precio se eleva, la balanza comercial va poco a poco haciéndose desfavorable para el país. El oro comienza a. salir para el extranjero en pago de las mercaderías, cuya importación no cubre ya la exportación. Al principio, la salida del oro es insignificante y no llama la atención. Por último, los precios de las mercancías se elevan de tal suerte, que su salida para el extranjero se hace muy difícil. El precio baja bruscamente, quiebran numerosos Bancos y casas de comercio y el país se encuentra en plena crisis industrial4 No puede negarse que la causa inmediata de las crisis no sea la baja en los precios. La causa del éxodo del nu merario durante el período que precede a la crisis, lo explica perfectamente Juglar: el alza de los precios en el interior disminuye la exportación de las mercaderías iii (1 C. Juglar: Obra cit., pág. 33. POR TOIJGAN-BARANOWSIU 247 dígenas e impulsa al mismo tiempo la importación de las mercaderías extranjeras; el déficit de la exportación de las mercancías se cubre por la exportación del oro. No obstante, la teoría de Juglar no resuelve el problema de las crisis. Si se la compara con la de Laveleye, se ve que Juglar ha dado un paso hacia adelante; muestra que las perturbaciones de la circulación monetaria que caracteriza la proximidad de una crisis son fenómenos secundarios, provocados por el cambio de la elevación relativa del precio de las mercancías en el interior del país y en el extranjero. Pero ¿a qué causa obedece que el precio de las mercaderías tenga esas alzas periódicas que terminan en crisis industriales? Es lo que Juglar no explica, y lo que dice del ahorro del pais no convence a nadie. Si la demanda de las mercancías aumenta, también acrece la oferta. En un país capitalista, no precede la demanda a la oferta, sino siempre es ésta la que precede a la demanda. Generalmente hay superabundancia de capital y de mercaderías que no pueden colocarse en el mercado. La situación natural de éste no es de tendencia al alza, como lo pretende Juglar, sino a la baja de los precios. Así, la teoría de Juglar no da respuesta satisfactoria a la cuestión que está en el fondo del problema de las crisis de las fluctuaciones de los precios. El último grupo de las teorías de las crisis busca la explicación de esos fenómenos en el dominio de la repartición de la renta social; la teoría de las salidas de Sis-. mondi es al mismo tiempo una teoría de las crisis. Según esa teoría, la causa de la aparición de las crisis es la formación por la economía capitalista de un exceso de valor, que no puede ser consumido por la sociedad, a causa de la pobreza de las clases populares. El mercado para los productos de la industria capitalista es, según 248 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Sismondi, demasiado estrecho, comparativamente a las fuerzas productoras de que el capitalismo dispone. Ya hemos visto en el capítulo precedente la refutación teórica do esta doctrina. La historia de las crisis la contradice igualmente. Con esta teoría, el movimiento de prosperidad industrial que sigue a toda crisis es absolutamente incomprensible. La crisis y la paralización industrial no eririquecen al pueblo; sino, por el contrario, lo empobrecen. Si fuese exacta, habría que esperar que la industria capitalista peligrase; la pobreza del pueblo debía impedir el aumento de la producción, la paralización industrial sería crónica, y el espectáculo que se nos ofrece es en absoluto contrario, consiste en el acrecentamiento extremadamente rápido de la producción, a pesar de las interrupciones pasajeras do los períodos de estancamiento. Esta simple consideración muestra lo errónea que es la teoría que ve la causa de las crisis industriales en la insuficiencia del consumo del pueblo. También se contradice por la repetición periódica de las crisis; pues partiendo de sus principios, es preciso esperar una paralización crónica de la producción capitalista. A este mismo grupo de teorías se refiere también la teoría de Rodbertus,. guiado por lo que se llama la ley del bronce, de que Rodbertus era decidido partidario. Según esta ley, el salario tiene siempre por límite el mínimum de los medios de existencia. Sin embargo-dice ese autor,-Ia productividad del trabajo crece con los progresos de la industria; nuevos perfeccionamientos técnicos aumentan la producción del obrero; pero éste continúa recibienile únicamente su primitivo salario. Así, la parte relativa del obrero en el producto del trabajo baja proporcional- 'mente a los progresos técnicos. En. otros términos, los obreros no están en condiciones de consumir más que una POR TOUGAN-BARANOWSKI 249 fracción, cada día más reducida, de la producción social. De lo que resulta, que con los progresos técnicos la fracción del capital social que se empleaba en la producción de objetos de consumo para la clase obrera, se queda sin colocación adecuada y tiene que pasar aotras ramas de la producción; pero esto no se realiza más que con lentitud y con choques. En el caso en que haya obstáculos, las ramas de la industria que producen objetos de consumo para la clase obrera no pueden dar salida a todos sus productos, de lo que resulta una superproducción parcial, que, a consecuencia de la dependencia que existe entre todas las ramas de la industria, se transforma en superproducción general, o sea lo que se llama una crisis industrial (1). Lógicamente, esta teoría está bien formada; no parti. cipa de las ideas de Sismondi sobre las salidas, y no cree que la pobreza de la clase obrera haga imposible las salidas de la producción social. Las crisis no se provocan por la modicidad absoluta del salario, sino por el hecho de que disminuye con los progresos técnicos. En general, reconoce como causa de las crisis, no el exceso de la producción social, sino la falta de proporcionalidad en su reparto. El defecto de esta teoría está en el desacuerdo de sus postulados fundamentales y de los hechos. Además, la del bronce, que es su punto de partida, es inexacta. Durante los períodos de prosperidad industrial, el salario del obrero aumenta y no permanece invariable, como pretende Rodbertus; estas épocas no son de progreso técnico; por el contrario, los progresos técnicos se introducen por lo regular durante los períodos de estancamien (1 La teoría de Rodbertus se expone principalmente en sus cuatro Lettres sociales, dirigidas a Kirchomann. 250 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA to industrial, cuando la baja en los beneficios obliga a los empresarios a buscar los medios de reducir los gastos de producción. Las ramas industriales que producen los medios de producción son las que más padecen en estas crisis, y no las que fabrican los objetos de consumo para la clase obrera. En general, esta teoría, lógicamente perfecta, está formada a priori y no halla el menor apoyo en los hechos. En definitiva, ninguna de las teorías que acabamos de examinar explica satisfactoriamente el proceso del ciclo capitalista, que permanece siempre enigmático e incomprensible. CAPÍTULO III EL CICLO INDUSTRIAL Y LA EXPLICACIÓN DE LA PERIODiCIDAD DE LAS CRISiS Carácter general de esta periodicidad.--El ciclo industrial. - Regularidad de las fluctuaciones en el precio del hierro.- Formación periódica de nuevo capital fljo.-Construcción de ferrocarriles. -La especulación sobre la propiedad inmobiliaria.-Teoría de Enrique George.-Acumulación interrumpida del capital disponible para préstamos.-Diferencia entre la acumulación del capital disponible para préstamos y el capital productivo. -La crisis y la baja del interés.- Imposibilidad de la transformación ininterrumpida del capital disponible para préstamos en capital productivo.-Crisis financieras.-El ciclo del crédito.-Causas de las fases del ciclo industrial.-El comercio exterior. La historia de las crisis inglesas nos ha mostrado la periodicidad del flujo y reflujo de la industria capitalista. El cielo industrial puede extenderse y redueirse, según las condiciones económicas concretas del momento histórico. Así podemos considerar, a primera vista, como falsas todas las teorías que ven en el retorno de las crisis un fenómeno regido por una ley matemática. Sin duda, durante algunos años, las crisis se han renovado a intervalos casi iguales; las de 1825, 1836 y 1847 están separadas unas de otras por un espacio d once años. Sin embargo, la crisis siguiente se produjo después de un intervalo de 252 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA diez años, en 1857; la otra, después de un intervalo de nueve años, en 1866. El período de paralización de los años comprendidos entre 1870 a 1879 comienza en 1873 y termina en 1879; el de los años 1880 a 1887 empieza en 1882 y termina en 1887; el de 1890 a 1895 comenzó en 1891 y termina en 1895. Después, el ciclo industrial se extiende y ha comprendido el espacio de diez años, pues la industria inglesa ha prosperado hasta mediados del año de 1900. En cambio, en los diez primeros años del siglo xx ha habido dos períodos de paralización: 1901 a 1904 y 1908 a 1909. La evolución capitalista es periódica, en el sentido de que va acompañada de una sucesión de períodos de progreso y de agotamiento, de prosperidad y depresión, que se evalúa según un ciclo que abraza aproximadamente (pero tan sólo aproximadamente) diez años. Según las palabras, con frecuencia citadas, de Samuel Lloyd, tenemos cada diez años "calma comercial, después progreso, retorno a la confianza, prosperidad, enervamiento, especulación loca, luchas convulsivas, paralización de los negocios, miseria..., y después, de nuevo la calma comercial". Este ciclo de la industria puede considerarse como una ley inherente a la economía capitalista. Comprende, como puede verse por la historia de las crisis inglesas, de siete a once años (1). La teoría de las salidas nos ha mostrado que no puede admitirse una superproducción de la sociedad capitalista originada por la insuficiencia del consumo, aunque la existencia de un exceso de producción general durante los períodos de estancamiento es innegable. Re (1 El ciclo más corto es el de los diez últimos años; no comprende más que siete años (1901-1908). POR TOUGAN-BARONOWSKI 253 sulta de la teoría de las salidas expuesta más arriba, que no puede ser más que parcial, por lo que necesitamos explicar por qué toma, durante los períodos de crisis, un carácter general. ¿Cómo puede haber una superproduceión general, si la demanda de los productos se determina por la producción, si el aumento de la oferta equivale al aumento de la demanda? Para comprender el hecho de la superprodueción general, es preciso comparar las condiciones de la economía capitalista con las condiciones de los sistemas económicos más primitivos; por ejemplo, el cambio natural, el cambio de un producto por otro producto, sin el intermediario del dinero. Supongamos que se cambian tejidos por pan. En este caso, si hay exceso en la producción del pan en relación con la de tejidos, su precio con relación a éstos baja, y el precio de los tejidos con relación al pan sube. El exceso de la producción del pan cubre la insuficiencia de la producción de los tejidos; la baja en el precio, de una parte, se compensa por el alza observada en la otra. Es evidente que no puede haber exceso en la producción general de esos dos productos, pues el precio del pan, con relación al de los tejidos y el de éstos con relación al pan, no pueden bajar simultáneamente, el exceso de la producción, como también la baja en los precios no puede ser más que parcial. Pasemos ahora al cambio en dinero. Supongamos que el precio del pan y el de los tejidos se expresan por dinero. Si admitimos que la producción del pan sobrepasa las necesidades del fabricante de tejidos, en este caso, el precio monetario del pan disminuye. Esta reducción puede ser tan importante, que implique una disminución considerable en la suma total del dinero recibido por el fabricante de pan; por una cantidad mayor de pan obtendrá una menor suma de dinero. Los medios adquisitivos del fabri 254 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA cante de pan disminuyen, y como se sirve de esos medios para comprar tejidos, resulta una disminución de la de manda monetaria para los tejidos y una baja en el precio de este producto. La baja en el precio del pan irá seguida de una baja en el precio monetario de los tejidos. En otros términos: se produce un exceso de la oferta sobre la demanda monetaria de los productos, y, por consecuencia, una baja general en los precios; luego esta es la manifestación de una superproducción general en las mercaderías. En ese caso, la superproducción tiene por causa el exceso de producción parcial, la falta de proporcionalidad en el reparto del trabajo social. Si la producción de una mercadería sobrepasa las necesidades del consumo, resulta una baja en su precio monetario; y, como existe una conexión entre los precios monetarios de los diversos productos, la baja de los precios influye en las demás mercancías. Así, en nuestro ejemplo, el exceso de producción gene- ral no es otra cosa que la manifestación, en las condiciones del cambio monetario, de un exceso de producción parcial, una falta de proporcionalidad en el reparto del trabajo social. Luego, en la economía natural, el exceso de producción general es posible, pero no es inevitable. Por el contrario,como en este género de economía las necesidades del consumo regularizan la producción social (la acumulación del capital no se considera como un fin), la producción social es tan estable y poco sujeta a variaciones como el consumo social. La producción social consigue fácilmente, cuando la demanda es constante, el reparto proporcional conforme a la demanda. La ruptura de esta proporcionalidad se provoca menos por causas sociales que por causas exteriores y materiales; por ejemplo, las hambres que POR TOUGAN-BARANOWSKI 255 dependen de las influencias atmosféricas, etc. Así, en la economía sencilla de la pequeña producción, que se refiere al tipo de las economías armónicas, el exceso de producción general es una perturbación per accidenien el movimiento normal de la vida económica. Cuadro muy distinto aparece en la economía capitalista: la producción social se determina por la acumulación del capital y no por las necesidades del consumo. En la economía capitalista, la acumulación del capital crea una tendencia constante a la extensión de la producción. El capital pesa, por decirlo así, sobre la producción, la estimula sin cesar; pero para que pueda dar salida a los prodtictos, es preciso un reparto proporcional, y la economía capitalista es caótica en su conjunto, está desprovista de organización, y esta falta, unida a la acumulación del capital que crea la tendencia permanente a la superproducción, que se manifiesta precisamente por esta dificultad de hallar salida para los productos, por esa superabuñdancia constante de las fuerzas productivas, que es tan característica del capitalismo, aun en tiempos normales. La dificultad de hallar mercados no resulta más que de la dificultad de llegar a un reparto proporcional de la producción en las condiciones de la economía capitalista. En tiempo normal, esta dificultad impide el aumento de la producción. Pero a veces sucede que se hace más aguda, y la producción capitalista cae momentáneamente, por decirlo así, en un estado de parálisis general, produciéndose lo que llamamos una crisis industrial. La circunstancia que agrava esas crisis es el medio característico de la circulación de la economía capitalista, el crédito. Si el dinero establece una conexión entre los precios de las mercancías, el crédito la hace más íntima, más estrecha, y éste crece y decrece con igual facilidad, En tiempo favorable, multiplica la fuerza adquisitiva 256 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de la sociedad, y desaparece desde que llegan los momentos difíciles. Gracias al crédito, todas las oscilaciones de la economía adquieren una amplitud mucho mayor, la economía social sube más alto, y su caída es más grave. Pero el crédito no hace más que agravar la crisis, no es su primera causa; tienen varias más profundas, en la naturaleza misma de la economía capitalista. Su necesidad resulta de tres particularidades de ese sistema económico: 1.a La economía capitalista es una economía antagónica, en donde el obrero es un simple medio de producción para el director de laempresa; 2.a,se distingue de los demás sistemas económicos antagónicos (esclavitud, sistema feudal) por su tendencia al aumento ilimitado de la producción (objeto de la acumulación del capital); 3a, está en su conjunto desprovista de organización; no existe el reparto metódico de la producción social entre las diferentes ramas del trabajo. Estas tres particularidades características del capitalismo hacen que las crisis económicas sean inevitables. Sin embargo, esto no explica la periodicidad de las crisis, el ciclo industrial. La historia de las crisis nos puede dar la respuesta. La particularidad más característica de las fluctuaciones industriales es la coincidencia del movimiento extremadamente regular del precio del hierro con las fases del ciclo capitalista; en la fase de prosperidad, el precio del hierro es invariablemente alto, y por extremo bajo en la fase del estancamiento industrial. El precio de los otros productos oscila con mucha menos regularidad. Esto mdiea que existe un estrecho lazo entre las condiciones de la demanda del hierro y las fases del ciclo capitalista. La demanda de ese mineral aumenta durante el período de prosperidad; decrece en la fase de paralización. El hierro es una materia que sirve para la producción de los instru POR TOUGAN-BARANOWSKI 257 mentos de trabajo. Puede juzgarse por la demanda de este mineral la importancia de la demanda de los medios de producción en general. La fase ascendente del ciclo capitalista se caracteriza por el aumento de la demanda de los medios de producción; la descendente, por la baja en la demanda. Luego los medios de producción (hierro, hulla, madera, etc.) se piden cuando aumenta el capital fijo del país, cuando se construyen ferrocarriles, fábricas, casas, etc. La fase de prosperidad es el período de activa construcción, de la formación de nuevas empresas industriales. En nuestros días, las fases de progreso coinciden ordinariamente con la construcción activa de ferrocarriles. L. red ferroviaria se aumenta en el mundo entero por intervalos; en todos los países capitalistas, los períodos de construcción activa coinciden con las fases de impulso indus trial,mientras que durante las fases de paralización laconstrueción de ferrocarriles se interrumpe casi por completo. "Observa muy exactamente Nasse, que en la mayoría de los países del mundo civilizado, la red existente de ferrocarriles ha sido construfda a intervalos; no es el resultado de un plan metódico y regularmente ejecutado, sino más bien el fruto de la actividad, unas veces exaltada al exceso y otras lenta hasta el sopor (1)." Esto se puede comprobar sobre todo en los Estados Unidos. Todas las crisis americanas de los últimos años han sido precedidas de una gran extensión de la red ferroviaria, y lo mismo sucede en las últimas crisis de la República Argentina y Australia. En Inglaterra, la relación entre la crisis y la construcción de ferrocarriles no es tan inmediata. Sin duda se (1) E. Nasse: Die Nerhütung cler Produktionskrjsen dureli &aaliehe Fürsorge (Jahrbücher für Gesetzgebung im Deutchen Keich, torno III, pág. 153). 17 258 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA manifiesta en dos crisis: en la de 1847, y en grado menor en la de 1836; pero las siguientes crisis inglesas no fueron provocadas por las construcciones de ferrocarriles, se comprende fácilmente. Inglaterra no tiene gran superficie, y pronto tuvo los ferrocarriles necesarios; no había, por decirlo así, sitio para extenderse más. La relación entre las crisis inglesas y las construcciones de ferrocarriles se hizo más compleja, pero no se suprimió del todo. La historia, de las crisis inglesas nos muestra el importante papel que representa en la gestación de las crisis el éxodo de los capitales ingleses al extranjero; en los países a que afluyen se emplean con preferencia en la construcción de ferrocarriles. Así, las crisis inglesas fueron igualmente provocadas, aunque indirectamente, por la extensión periódica de los ferrocarriles en el mundo entero. Otro rasgo característico de las numerosas crisis, es la especulación sobre la propiedad inmobiliaria, y, en particular, sobre los terrenos urbanos. En los Estados Unidos preceden a las crisis casi siempre el aumento extraordinario de las compras de las tierras del Estado y del alza considerable en el precio de los terrenos que resulta de esas adquisiciones exageradas. Esta particularidad de las crisis americanas es tan notable, que Enrique George la considera corno el punto de partida de su teoría sobre las crisis. "La causa principal del estancamiento de los negocios-leemos en su libro Progreso y pobreza,-a la que, según él, todas las naciones civilizadas están cada día más expuestas, reside en el alza de los precios de la tierra, provocada por las especulaciones, cuya consecuencia inmediata es que disminuya la remuneración del trabajo y la renta del capital, al mismo tiempo que se paraliza la producción" (1). Estas afirmaciones son muy exageradas; considerar el alza periódica del precio de la tierra como la (1) Enrique George: Pro gress and Poverty, 1885, pág. 185. POR TØUGAN-BARANOWSKI causa principal de las crisis, es simplificar demasiado el problema. Las especulaciones sobre las tierras durante el período de prosperidad son muy características en el aumento del capital social fijo, pero son más bien síntomas de la enfermedad que su causa. Las especulaciones sobre los terrenos urbanos y la locura de las construcciones alcarzan, por ejemplo, grandes proporciones en Viena, en vísperas de la catástrofe de 1873; en Berlín hacia la misma época, y en la República Argentina hacia 1890, etc. Sin duda, en Inglaterra misma las especulaciones de este género no representan gran papel en la generación de la crisis; pero es preciso recordar aquí de nuevo que los capitales ingleses participan en las especulaciones de casi todos los demás países. Inglaterra es el corazón del mundo capitalista y, por consecuencia, todos los acontecimientos de la economía mundial repercuten allí. Además, durante el período de prosperidad se realiza parte de la colocación del capital social (lo que los ingleses llaman "investment"). El período que precede a la crisis se llama habitualmente (le las especulaciones locas. En este momento todo el mundo se apresura a colocar sus fondos disponibles en algunas empresas, y los financieros hábiles se aprovechan para enriquecerse a expen sas del público, demasiado confiado. Toda crisis va inevitablemente precedida de esta locu ra en las especulaciones, de la fundación de un número enorme de nuevas empresas; este delirio en la especula3- ción no es otra cosa que la expansión del capital fijo social,. Podemos formarnos idea aproximada de la relación que existe entre la crisis y las nuevas empresas, por la estadística siguiente de la emisión anual de valores en Inglaterra (rentas, obligaciones, acciones, etc.) (i) 71)Segúu los suplementos anuales del Economist. Millones Millones Millones Millones Millones Millones de de de de de de ANOS . ANOS ANOS . ANOS ANOS ANOS libras libras libras libras libras libras esterlinas. esterlinas, esterlinas. esterlinas, esterlinas. esterlinas. o 1870 923 1880 122,2 1887 111,2 1894 91,8 1904 123,0 1910 267,4 1372 151,6 1881 189,4 1888 160,3 1895 104,7 1905 167,2 1911 191,8 1873 154,7 1882 145,6 1889 207,0 1896 152,7 1906 120,2 1874 114,2 1883 81,2 1890 142,6 1897 157,3 1907 123,6 1875 62,7 1884 109,0 1891 104,6 1898 150,3 1908 192,2 1876 43,2 1885 78,0 1892 81,1 1899 133,2 1909 182,4 1877 51,5 1886 101,9 1893 49,1 1900 165,5 1878 59,2 1901 159,4 1879 56,5 1902 153,6 1903 108,5 POR TOUAN-BARANOWSKi 261. En este cuadro hemos agrupado los años según las fases del ciclo industrial, de suerte que cori cada columna comienza un nuevo ciclo. Es fácil observar que los primeros años se caracterizan por un aumento en el empleo del capital social; pero algunos años bastan para que las nuevas empresas alcancen su máximum. Después sigue una disminución, hasta que el ciclo siguiente trae un nuevo aumento. Las cifras elevadas de los valores emitidos de 1900 a 1902 se explican por causas exteriores, especialmente por la guerra del Transvaal y por los empréstitos emitidos por Inglaterra a consecuencia de esta guerra. A la depresión no sigue, por lo general, de manera inmediata el máximum de emisiones: entre este máximum y la paralización comercial transcurren algunos años. Podemos esperar la próxima crisis periódica para 1914- 1916. Las fluctuaciones anuales de muchas sociedades por acciones recientemente fundadas, que hemos citado más arriba en la exposición histórica de las crisis, muestra también con claridad la relacióñ de las crisis y la especulación. En fin, la estadística de las huelgas, que estudiaremos en la tercera parte de este libro, demuestra 'que las ramas de la producción que tienen mayores fluctuaciones periódicas son las que producen el capital fijo. Muy instructiva es, bajo este aspecto, la declaración del jefe de la sección de estadística industrial del Mirriste-. rio de Comercio inglés, Llewellyn Smith, ante la Comisión parlamentaria de 1895: "Las fluctuaciones periódicas- dice-son especialmente fuertes en las ramas industriales que se ocupan de la construcción de vapores, de máquinas y de otras ramas análogas, que Bagehot llama las industrias instrumentales ("instrumental trade"). El conjunto de la producción nacional no varía sino muy poco de un año para otro... Peró esas pequeñas variaciones bastan para provocar violentas sacudidas en las ramas 262 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN ING-LATERRA industriales que suministran los medios de produe'ción> (1). La causa de que todo aumento intensivo del capital fijo vaya acompañado de un movimiento general de prosperidad industrial, y toda disminución de la actividad en las especulaciones de una paralización general en los negocios, está en la relación y en la dependencia recíproca, en el orden económico capitalista de las ramas irdustriales entre sí. Toda producción crea la demanda de otras mercaderías. Con nada, nada se puede producir; para fabricar nuevas mercaderías es preciso procurarse materias primeras, medios de producción, objetos de consumo para los obreros. La extensión de la producción en cualquier rama aumenta la demanda de mercancías fabricadas por otras industrias. De esta manera, el impulso que recibe la producción se transmite de una a otra rama industrial; por consecuencia, la extensión de la producción es contagiosa y tiene siempre la tendencia a apoderarse de toda la economía socia]. He aquí por qué, durante el período de la extensión del capital fijo, se observa un aumento de la demanda en todas las mercancías. Para construir una fábrica o un ferrocarril es preciso procurarse materiales de construcción (maderas, tejas, hierro, etc.), máquinas, herramientas, tomar obreros, Los materiales de construcción, lo mismo que las máquinas y los objetos de consumo para los obreros, no caen del cielo, se suministran por otras ramas de la producción. Así, cuanto más numerosas son las empresas, es más considerable la demanda de los medios de producción y los objetos de consumo para los obreros, y asimismo para (1) Third Report from tke select Üomnuttec ou Distress from Want of Lmployment, 1895. Declaración de Llewellyn Smith POR TOUGAN-BARANOWSKI 263 las clases superiores de la sociedad, pues la prosperidad de la industria aumenta las rentas de los empresarios; poco a poco toda la industria nacional se activa a consecuencia del aumento del capital fijo, esto es, de la construcción de las nuevas líneas de ferrocarriles, fábricas, casas y vapores, etc. (1). El aumento del capital fijo no se forma progresivamente, poco a poco, sino por saltos violentos, a intervalos desiguales, lo que se explica por las condiciones de la acumulación del capital en el orden económico capitalista. Hemos mostrado anteriormente que, con las condiciones económicas actuales, en todos los países capitalistas ricos existen capitales libres, que no se ligan a ninguna rama industrial y se acumulan rápidamente; aparecen en el mercado bajo la forma de capitales disponibles. Se constitiiyen por la capitalización de las rentas de las clases sociales más diversas, lo mismo que por los fondos en caja de que dispone todo empresario y todo individuo rico. gracias a los Bancos, que reciben y distribuyen ese capital disponible, cada uno está en condiciones de transformar en capital de esa clase la parte de su caja de la que no tiene necesidad para los gastos corrientes (y aun con la costumbre general del uso de los cheques, de la totalidad de su caja). No hay necesidad, para esto, más que confiar su dinero disponible al Banco, en calidad de depósito. Pero la mayor parte de los capitales disponibles que hay en el mercado no están constituidos por los particulares, sino formados por rentas capitalizadas, que, por una u otra razón, no se han colocado en su lugar de origen. No hay que confundir la acumulación de esos capitales con el acrecentamiento del capital productivo. "Todo (1) Marx: Das Kapital, t. 11, págs. 287-288. 264 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA aumento del capital disponible no denota una acumulación real del capital o ua extensión del proceso de reproducción" (1). Esta diferencia del capital entre el productivo y el disponible aparece con la mayor claridad en los empréstitos del Estado. El Estado contrata un empréstito para su empleo improductivo; los acreedores del Estado son capitalistas que adelantan el capital pedido. Después que la suma se ha gastado, el capital de los acreedores no disminuye, aunque el capital productivo del país desaparece en el caso de un gasto improductivo. El tenedor de un valor del Estado posee, en realidad, el derecho de percibir una cierta parte de la renta del país." La acumulación del capital de la deuda del Estado no es otra cosa que el aumento de una categoría de acreedores que tienen el derecho de tomar cierta suma del importe de los impuestos" (Marx). El aumento de la deuda del Estado no prueba de ninguna manera el aumenta del capital real del país, y, sin embargo, en el mercado monetario los valores del Estado se consideran como capital, lo mismo que las obligaciones o acciones de una empresa industrial, que, verdaderamente, representa un capital real. Así, la acumulación del capital disponible es algo muy distinto del acrecentamiento real (le la producción y del capital productivo. El dinero disponible puede acumular- se sin tener en cuenta ni el aumento iii la disminución del capital productivo, y no solamente puede, sino que en realidad se acumula en esas condiciones. En la sociedad capitalista hay una serie de rentas, cuya cifra no depende, o depende muy poco, de la situ.ación de la producción nacional, la ganancia de los empresarios, que es la que más varía; luego vienen los salarios de los trabajadores. Estas dos ciases de rentas progresan (1) Marx: Das Kapital, t. III, 2.° parte, pág. 22. POR TOUGÁN-JJARANOWSKI 26 en las fases favorables del ciclo industrial y bajan en. las desfavorables; pero otras rentas, que dimanan de la propiedad, son mucho más independientes. Así, por ejemplo, los intereses de los empréstitos de los Estados, de hipotecas, de obligaciones, etc., que se pagan tan puntualmente en los años de paralización en los negocios como en los de prosperidad. La renta de la tierra está sujeta a grandes fluctuaciones en el curso de períodos de cierta extensión: por ejemplo, esa renta ha bajado considerablemente du rante los cuarenta últimos años; pero las fases del ciclo industrial casi no la afectan. La suma de las rentas de este género constituye una fracción muy considerable de la renta nacional. Puede verse en la estadística del impuesto nacional sobre la renta en Inglaterra, que las provinientes de la tierra, de los inmuebles, préstamos al Estado, al extranjero y a las colonias, constituyen cerca de la mitad de la renta nacional sujeta a impuestos. Así, en Inglaterra-y lo mismo en todo Estado capitalista,-en todo, una serie de rentas no influyen o influyen muy poco las fases del ciclo industrial. No existe razón para que los rentistas de las diferentes categorías acumulen una parte menor de sus rentas durante un período de paralización en los negocios que durante un período de prosperidad. Por el contrario, puesto que en un período de estancamiento, los precios de las mercaderías, y por consecuencia el coste de la vida, así como otros gastos,.disminuyen las economías de los rentistas y de todos los que tienen una renta fija (militares, empleados, retirados, funcionarios), pueden aumentar; mientras qúe las economías de otras capas de la población, principalmente de los empresarios y de los obreros, necesanamente disminuyen mucho durante las fases desfavorabies del ciclo industrial. Sin ninguna duda, la acumulación del capital en di.- 266 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA nero disponible debe producirse con más regularidad que su transformación en capital productivo; aquél se acumula sin interrupción, y no se transforma en capital productivo más que con grandes intervalos. Ya hemos señalado muchas veces, en el curso de cada una de las crisis, el acrecentamiento considerable de las reservas de los Bancos inmediatamente después del fin de una crisis, en el momento de la paralización de los negocios. En ese mismo instante, los depósitos de los particulares en los Bancos se multiplican igualmente. Es el signo de una acumulación del dinero disponible que busca colocación. La tasa poco elevada del descuento que sigue constantemente a la liquidación de una crisis comercial y persiste obstinadamente durante muchos años, muestra la superabundancia de capital no empleado. En general, lo mismo que las fases favorables del ciclo industrial están caracterizadas por la colocación más considerable de capitales, por la transformación de capital libre en capital fijo, la fase desfavorable se caracteriza por la acumulación del capital disponible, libre y no libre. Esto se manifiesta por muchos economistas (en especial J. St. Mill), que consideran como causa inmediata de las crisis la baja del descuento, que provoca especulaciones en el mercado monetario y la catástrofe que sigue: "Las crisis se producen casi periódicamente-dice J. St. Mill en sus Principios de Economía poUtica.-Si algunos años transcurren sin crisis, el capital existente aumenta de tal modo, que es imposible hallarle empleo que dé el beneficio habitual; los valores del Estado suben mucho, la tasa del descuento para los valores de primer orden baja considerablemente y todos los comerciantes se quejan de la desaparición de los negocios ventajosos. Como se hace imposible realizar beneficios sin correr riesgos, las gentes se inclinan a aceptar sin discusión to OR TOUGAN-BARANOWSKI 267 dos los proyectos que ofrecen la esperanza de grandes beneficios, aun si hay que contar con el riesgo de la pérdida; así se llega a esas especulaciones que, con las reacciones que siguen, destruyen cantidades considerables de capitales o los hacen emigrar al extranjero, lo que provoca una elevación temporal de la tasa del descuento y de los beneficios y desembaraza el terreno para nuevas acumulaciones, y después, el mismo ciclo se reproduce de de nuevo." Mill tiene razón al señalar la acumulación rápida del capital disponible después de la crisis, que provoca una baja en la tasa del descuento y favorece el desenvolvimiento de la especulación; pero en las fluctuaciones de la tasa del descuento aparecen en la superficie del mercado monetario cambios más profundos de la economía capitalista, que Mill ignora por completo. Sin duda, es preciso reconocer una relación entre el pequeño descuento y el ardor en las especulaciones. Muchos testigos oídos por la Comisión parlamentaria de 1833 que tenía que inquirir las causas de la crisis de 1825, la atribuyeron a la baja del descuento, a consecuencia de la conversión de la deuda nacional inglesa. La crisis de 1847 ha sido igualmente atribuida por algunos testigos oídos por la Comisión parlamentaria de 1848 a la tasa excepcionalmente baja del descuento en 1843 y 1844. En general, la tasa del descuento es ordinariamen-. te poco elevada en la fase del ciclo industrial que precede inmediatamente a un movimiento de prosperidad. La acumulación del capital en dinero disponible se efectúa sin cesar; su transformación en capital productivo, su colocación en la industria choca con un obstáculo. La presencia de ese obstáculo es indudable. Los años de paralización de los negocios, el mercado rebosa de capitales disponibles; para transformarles en productivos s 268 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA preciso cierta proporcionalidad en el reparto del capital disponible en las diferentes ramas de la producción; para llegar a esa distribución proporcional, choca con las condiciones económicas actuales, y con la anarquía de la producción nacional. La situación es la siguiente: el eapi tal en dinero disponible se acumula sin cesar, busca obstinadamente una colocación, pero no puede hallarla. El capital sin colocar no produce intereses, no funciona como tal capital, no tiene ningún va1ir productivo para su. propietario. Cuanto más numerosos son los capitales inactivos, más enérgico es su impulso hacia el empleo productivo. Por una parte, la industria está saturada de capitales, y de ótra, nuevos capitales con esfuerzo creciente desean penetrar en la industria. Llega un momento en que se vence la resistencia de la industria, y donde los capitales disponibles acumulados hallan empleo y se transforman en capitales productivos y comienza un nuevo período de prosperidad. Esa transformacion equivale a un aumento do la producción nacional; el primer paso es el único difícil, a consecuencia de la dependencia mutua de todas las ramas de la producción; el aumento de la producción tiene la tendencia de pasar de una a otra rama hasta que invade toda la economía nacional. El capital disponible (que, por ejemplo, reposa corno depósito en un Banco y no se emplea por éste en el descuento de letras) representa una fuerza de compra latente. Esta fuerza, que se acumula durante los malos años, no ejerce ninguna influencia sobre el mercado de géneros mientras no se emplea; pero desde que halla colocación, esa fuerza latente se transforma en fuerza de compra efectiva. El capital se gasta, esto es, se emplea en la compra de tal o cual mercadería, creándose un nuevo capital productivo, lo que aumenta la demanda. POR TOUGAN-BARANOWSKI 269 de los medios de producción, como también los objetos de consumo. La industria abre, por decirlo así, un nuevo mercado, formado por el aumento de la producchn misma, por el gasto de enormes capitales disponibles que antes reposaban inactivos en las cajas de los Bancos. Para la industria, el origen del acrecentamiento súbito de la demanda es indiferente. Lo único que le interesa es que la demanda aumente en relación con toda la suma del capital disponible acumulado y ahora ya gastado. El precio de las mercaderías sube y la producción social se extiende en toda la economía social. Pasan algunos años, el capital acumulado se consume poco a poco. Sin duda, la extensión de la producción social crea una cantidad considerable de nuevos capitales. Pero el mercado los absorbe rápidamente, pues todos los empresarios se esfuerzan para aprovecharse de la conyuntura favorable. Las mercancías hallan salidas, y todos los empresarios hacen lo posible para que acudan a su empresa los capitales que pueden procurarse; se utilizan todas las reservas del capital. La extensión extraordinaria del crédito, tan característica en esta fase del ciclo industrial, denota un empleo intensivo del capital. Mientras que antes reinaba una fuerte concurrencia entre los propietarios de dinero que tenían que colocar sus capitales, cuando la oferta sobrepasaba la demanda, y ahora sucede lo contrario. El alza de la tasa del descuento, que se observa generalmente hacia el fin de esta fase, es indicio cierto de la ausencia de los capitales disponibles. En este momento, sucede con extrañeza general que el oro sube mucho; en realidad no es la moneda, sino el capital disponible el que está caro, y esto porque no quedan en el mercado mone tarjo muchos capitales disponibles. Es un hecho muy característico el de la paralización 270 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de los negocios durante muchos meses y aun años anteriores a las crisis. Así, por ejemplo, las crisis industriales de 1836, 1847, 1857 y 1873 fueron precedidas de crisis financieras, respectivamente, en los años de 1835, 1845, 1856 y Mayo de 1873. La paralización de los negocios de 1892-95 fue precedida de la quiebra de la casa Baring en 1890. Este fenómeno depende muy estrechamente del movimiento del ciclo industrial. Una crisis financiera se produce durante la fase del ciclo industrial en el momento que se siente la falta de capitales disponibles. Cuando éstos abundan, no hay crisis financiera; su abundancia favorece la especulación y el precio de todos los valores es alto. Pero el agotamiento del capital disponible provoca inevitablemente la baja de los valores.Es la señal del pánico, y la catástrofe llega en seguida. Esta última es el signo cierto de que el capital disponible está casi agotado. Sin embargo, la vida industrial guarda durante algún tiempo su animación; el impulso de la industria se mantiene por la formación del capital productivo, que no se realiza súbitamente, sino poco a poco, en el transcurso de largos períodos. Así, por ejemplo, en Inglaterra, las especulaciones sobre las acciones de ferrocarriles cesan desde 1845 con la baja de los valores, y la afluencia del capital para las construcciones de ferrocarriles se detiene a partir de 1846; pero el empleo del capital en la construcción de las ferrocarriles no comienza a tomar grandes proporciones sino a partir de este año, durando bastante tiempo. Lo mismo que la crisis financiera se provoca por el agotamiento del capital disponible, lo mismo la crisis industrial se produce cuando la formación de un nuevo capi tal productivo termina. Por este motivo la crisis industrial de 1847 se declara dos años después de la crisis financiera. POR TOUGAN-BARANOWSKI 271 La catástrofe de Mayo de 1873 en Viena provoca lo mismo la baja de los valores de toda Europa. El total de las emisiones se reduce fuertemente; pero la industria i.nglesa pasa en 1875 por una situación difícil. La formación del capital productivo no había cesadopor completo; transcurridos algunos años después del comienzo de las crisis es cuando la industria inglesa padece verdaderamente. La quiebra de la casa Baring no tuvo repercusión más que en la Bolsa; las emisiones disminuyeron, no era favorable a las nuevas empresas; pero la depresión industrial no llega hasta más tarde cuando la extensión del capital productivo se reduce. Las cifras de las emisiones en Inglaterra, que se han mostrado anteriormente (página 260), pueden considerarse como la prueba estadística de lo que acaba de decirse. El máximum de las emisiones corresponde, para el período de 1870 a 1880, al año de 1873. En el ciclo industrial de 1880 a 1885, al año de 1881, dos o tres años antes del comienzo de la paraliza ción, es en que se hace el mayor número de emisiones; de 1885 a 1890, ese máximum corresponde al año de 1889, un año antes de la quiebra de la casa Baring y del, estancamiento de los negocios que siguió durante largo tiempo a esa catástrofe. Hay varias causas para que todo impulso industrial termine por una reacción, por un marasmo en el comercio; la extensión de la producción absorbe el capital disponible, la fuerza adquisitiva libre inmovilizada, cuya acumulación en el mercado monetario había sido la causa inmediata del movimiento de prosperidad. Por ejemplo, mientras se construye un' ferrocarril, existe una enorme necesidad de mercancías; pero esas construcciones no pueden siempre continuar en la misma proporción que en los días de prosperidad; el capital falta. 272 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA La historia de la crisis americana de 1873 nos ha mostrado que la causa inmediata de su explosión fue la imposibilidad de contraer nuevos empréstitos para los ferrócarriles en el mercado monetario de Ehropa y América. El capital disponible se había agotado, y las construc ciones de ferrocarriles se redujeron. Además, los precios elevados de las mercancías y los grandes beneficios se parecen a una bebida embriagadora, que tomada en gran cantidad hace perder la razón al hombre más fuerte y más razonable. Si no observamos hoy en el mercado de géneros ingleses nada semejante a la locura de las especulaciones en la época presente, es porque la edad de oro de la industria inglesa ha pasado. La tensión del crédito y el delirio de' las especulaciones traen por su parte el quebranto del crédito y el pánico. Una excelente característica del ciclo del crédito se halla en el artículo notable de Mill "Od credit Cycles and the Origen of Coinmercial Panics" (Transactions of the Manchester Btatiscal Society, 1867-1 868). "El pánico del mercado monetario, expone Mill, no destruye el capital, y, sin embargo, ejerce sobre toda la economía nacional la más funesta influencia. ¿Qué se destruye en un pánico, y cuál es el vacío que deja?" El pánico es la muerte del crédito, pero éste tiene el poder de resucitar, el ciclo de su vida es el ciclo industrial moderno. El primer período de un ciclo de crédito sigue inmediatamente al fin de un. pánico. En ese momento la tasa del descuento baja, y en el mercado monetario, la oferta del capital es superior a la demanda. Esta situación se forma: 1.0, por el estado del espíritu' de los propietarios del capital, que sin duda se tranquilizan cuando el pánico termina, y sin embargo, temen separarse de su dinero, que depositan en lugar seguro, esto es, en los Bancos; por esta razón los depósitos de los particu POR TOUGAN-BARAIOWSKI 273 lares se multiplican en los Bancos en esos momentos; 2.°, por el estado de espíritu de los deudores, que no sien ten deseos de contraer nuevós empréstitos, ni de dar extenSión a sus empresas. El primer período dui'a generalmente de dos a tres años. Durante todo ese tienipo, la 'tasa del interés es baja, 1ientras que las reservas de los Bancos permanecen elevadas. Poco a poco, se observa la restauración del crédito; es el período intermedio, el de retorno a la vida. Los prodos de las mercancías y los beneficios se elevan, las empresasse extienden; personas jovenes, que no han visto el pánico anterior, comienzan a tomar parte en los negocios, y se inclinan naturalmente a mirar lo porvenir con más optimismo. El público siempre tiene la tendencia a representarse lo porvenir con los colores de lo presente; vuelve la confianza y la convicción de que el estado favorable del mercado persistirá; penetra en todas las capas sociales. Los capitales circulan con rapidez, y producen buenas rentas, que vuelven en seguida a la circulación; poco a poco los capitales inundan los Lcanales ordinarios de la circulación y los capitalistas buscan nuevos mercados. Entonces comienza el tercer período, el de la especuladón; el crédito cada vez se hace más sensible, los precios alcanzan una elevación normal; finalmente, todo el edificio se hunde, el crédito muere, para resucitar :de nue'VO; tal es el ciclo del crédito. Toda esta exposición es muy notable y sutil; su único defecto es que Mill no describe más que un lado de la cosa; los fenómenos psicológicos de que va acompañado el ciclo industrial; desdeña por completo las causas objetivas del ciclo (sin duda Mili trata de seí'íalaresas cansas, 'pero no lo logra). Es muy cierto que la psicología del einpresario tiene cambios regulares según las fases del ciclo industrial, La psicología de la fase de paraliza18 274 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ción nada tiene de común con la de la fase de prosperidad; ésta impulsa al especulador a franquear el lfmi te que separa la iniciativa razonable de la temeridad irreflexiva, la que no retrocede ante ningún riesgo ni peligro. No hay que olvidar que la especulación no considera más que la diferencia de precio esperado y la elevación absoluta de los precios le es indiferente. El especulador tal vez está convencido de que la baja de los precios se producirá inevitablemente en un porvenir más o menos próximo; no le importa, lo único que le interesa es saber a qué altura estarán los precios de un valor o de una mercancía determinada mañana, en un plazo de ocho días o de un mes. Cuando se han impuesto en el mercado precios elevados, el especulador puede jugar atrevidamente al alza, aunque todo el mundo reconozca que la baja es inevitable, con la esperanza de realizar sus beneficios antes que los valores reaccionen. "Ahora o nunca", tal es la divisa de todo empresario, y con más razón de todo especulador, cuando la coyuntura es favorable. Todos saben lo cortos que son esos momentos, lo que les incita aun más a-aprovecharlos, a contribuir al movimiento ascendente general. No puede extrañarse que este impulso para extender los negocios y comprar mercancías y valores a precios elevados, con la esperanza de venderlos aún a precios más altos, produzca una extrema tensión en el crédito, el delirio financiero, la locura en. la especulación y, finalmente, una catástrofe: todo tiene un fin; el crédito es flexible, pero, forzando su tensión, acaba por estallar. Los precios se mantienen durante cierto tiempo a una altura anormal, a causa de la efervescencia del mercado; pero, tarde o temprano, se ponen en armonía con la relación verdadera de la oferta y la demanda. Empresas llenas de viento; fábricas mal establecidas, cuyos productos no se demandan; ferrocarriles que nada tienen que transportar, pueden sos- POR TOUGAN-BARANOWSKI 275 tenerse cierto tiempo, gracias a la especulación; pero la hora de ajustar cuentas tiene que llegar, el vuelo termina por la caída, la locura de las especulaciones por el pánico; • y cuanto mayor ha sido el delirio, es el pánico más fuerte. • Las fluctuaciones periódicas de la industria, como observa acertadamente Juglar, están estrechamente unidas a las fluctuaciones periódicas de los precios de las mercancías. Los años de progreso industrial son años de precios elevados; los de marasmo, de precios bajos. La crisis de la industria, o la paralización comercial, se manifiesta y tiene su causa inmediata en la baja de los precios de las mercancías. Al explicar los cambios periódicos de éstas, se explica la periodicidad de las crisis. Después de todo lo dicho, esta explicación no ofrece dificultades. La prosperidad industrial nace del empleo de los capitales disponibles acumulados durante los años procedentes, y que representan la fuerza adquisitiva latente • de la sociedad y de la demanda, por lo que suben los precios; pero esa alza traspasa, gracias a la situación favorable del mercado, los límites normales y degenora en especulación, a la que sigue una catástrofe. Siempre es inevitable una reacción, aun si el alza de los precios no es lo bastante considerable para provocar el krach. El capital acumulado acaba por consumirse. Durante las fases de prosperidad, se crea el nuevo capital fijo de la sciedad. Toda la industria social toma una orientación particular: la fabricación de los medios de producción para el primer plan. La producción del hierro, de las máquinas, de los instrumentos de los barcos, de los materiales de construcción, OS más considerable que antes. Finalmente, el nuevo capital fijo se agota; se tienen nuevas fábricas, nuevas casas, nuevos barcos, nuevos ferrocarriles; pero las flUevas empresas van escaseando. La demanda de todos los materiales que constituyQn los elementós del 276 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA capital fijo disminuye. La distribución de la producción deja de ser proporcional: las máquinas, los utensilios, las -tejas, maderas de construcción, se piden menos que antes, puesto que las nuevas empresas no son tan numerosas. Pero los productores de los medios de producción no pueden retirar su capital de sus empresas, y, por otra parto, la importancia del capital comprometido bajo la forma de edificios, máquinas, etc., obliga a continuar produciendo (si no el capital inactivo no daría interés). Hay; por lo tanto, exceso de producción en los medios de producción. En las diversas ramas industriales, como dependen unas de otras, resulta que ese exceso de producción parcial se hace general, los precios de las mercancías bajan, se entra en un período de marasmo. Es, además, evidente que toda disminución en el número de nuevas empresas provoca un desarreglo en el reparto proporcional de la producción social: ésta se modifica, yel equilibrio entre la oferta y la demanda se quebranta. Como las nuevas empresas crean una demanda, no solamente de medios de producción, sino también de objetos de consumo para los obreros, sigue igualmente fln exceso en la producción en las ramas de la industria que suministran los objetos de consumo. El exceso en la próducción se generaliza, o que no quiere decir que las fuerzas productoras de la sociedad sobrepasen su fuerza de consumo. Tenemos la prueba en el hecho de que, transcurridos algunos años después de la crisis, se absorben aún mayores cantidades de mercancías por el mercado nacional; la suspensión de las salidas no es un fenómeno crónico. La razón de ese exceso en la producción (que puede durar, y en efecto dura años) es la falta de proporcionalidad entre las diferentes ramas de la producción. Las perturbaciones en el dominio de la circuIkación del dinero y- del 'crédito no son más que fenómenos POR TOUGAN-BARANOWSKI 277 secundarios, que resultan de esa falta d propQrciOfla- lidad. Aun con independencia de la repercusión ejercida a causa de la disminución de las empresas nuevas sobre, la demanda de las mercaderías, la producción social, después de un movimiento de prosperidad, se desequilibra cada vez más, puesto que las diferentes ramas de producción no adquieren el mismo desenvolvimiento. El aumento de la producción en las diversas industrias se produce en este momento casi con independencia de la situación real de la demanda, únicamente con el objeto de la especulación, y bajo la influencia do las maniobras de la Bolsa. Las industrias que se desenvuelven más son las que ofrecen mayor campo a la especulación. Sucede que al fin de la fase ascendente del ciclo industrial, falta toda, proporcionalidad en el reparto de la producción social, y que sólo puede restablecerso por medio de la destrucción d una parte del capital de las ramas industriales, cuyo desenvolvimiento fue excesivo. Así, una paralización general sucede a un impulso también general, y el ciclo de la industria pasa de la fase favorable a la desfavorable. Durante ésta se acumula el capital disponible; después viene un nuevo período de prosperidad, durante el que se gasta dicho capital, lo que roduce una crisis, y vuelta a empezar. Puede compararse el juego de todo este mecanismo con el trabajo de una máquina de vapor. La acumulación. del capital disponible representa el papel del vapor en el cilindro; cuando la presión del vapor sobre el émbolo alcanza ciertogrado de fuerza, triunfa de la resistencia; el émbolo se pone en movimiento, llega hasta la extremidad del cilindro; el vapor se escapa, y el émbolo torna a su posición primitiva. Lo mismo obra el capital disponible acumulado sobre la industria; cuando llega aquél a cierta 278 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA cifra, la pone en movimiento, se gasta, y la industria vuelve a su situación anterior. En estas condiciones, es lógico que las crisis se produzcan pcriódicamente. La industria capitalista debe recorrer siempre el mismo círculo de desenvolvimiento. La existencia del comercio exterior hace aún más complicado este proceso. Para un país como Inglaterra, que recibe del extranjero enormes cantidades de mercancías, es absolutamente necesario el mercado exterior. En Inglaterra se acumula con mucha rapidez el capitaFdisponible; pero su transformación en capital productivo es imposible sin un aumento correspondiente del pedido de productos ingleses en el extranjero. Esta dificultad, ya señalada por Sismondi, en sus Nuevos principios de economía política, se vence del siguiente modo: Cuando la acumulación del capital disponible inglés alcanza un nivel determinado, se coloca así dicho capital: una parte del mismo permanece en el país, y se transforma en capital productivo, y otra se envía al extranjero bajo la forma de préstamos para operaciones productivas o improductivas, participación en diversas empresas, etc. Esta emigración del capital al exterior es siempre, en Inglaterra, un síntoma de prosperidad industrial. El capital que emigra no queda perdido para la industria inglesa; produce en el extranjero una demanda de productos ingleses, y así la parte del capital nacional que permanece en el país encuentra una colocación productiva. Pero cuando los capitales disponibles se agotan en Inglaterra, y cesan de enviarse al exterior, no hay ya en el extranjero los mismos medios de procurarse productos ingleses, lo que ocasioná una suspensión en el movimiento comercial y la explosión de la crisis. El comercio exterior ha hecho difícil discernir las verdaderas causas de las crisis inglesas de otras épocas. En POR TOUGAN-BARANOWSK1 79 las primeras décadas del último siglo, era la industria algodonera la que más crisis experimentabas por ser una industria que no proporciona medios de producción, sino objetos de consumo. Sin embargo, la fase de prosperidad era provocada, antes como hoy, por el aumento del capital fijo. Pero Inglaterra se hallaba en posesión del monopolio industrial, y al mismo tiempo, la exportación de los medios de producción, relativamente lentos y dificultosos, tropezaba, dada la poca extensión del vapor en la locomoción, con grandes inconvenientes (prohibióse, además, hasta 1842, la exportación de máquinas inglesas); es 16- gico, por consiguiente, que el aumento de los pedidos de mercancías en el extranjero, suscitado por las nuevas empresas fundadas con ayuda del capital inglés, tuviera por consecuencia en Inglaterra la exportación, no de medios de producción, sino de otros objetos fabricados, principalmente de tejidos. Así, la crisis de 1825 fue precedida de un considerable aumento en la exportación de tejidos de algodón inglés para la América central y la del Sur. Pero, ¿de qué provino que aumentara en América la demanda de tejidos ingleses? De que el aflujo de los capitales ingleses provoca allí la formación de una multitud de empresas nuevas, lo que produce un aumento en los pedidos de toda clase de mercancías y, entre ellas, de tejidos. Hoy ha perdido Inglaterra el monopolio industrial; al mismo tiempo, el transporte de los medios de producción no ofrece ya las mismas dificultades que en otras épocas, y, como sabemos las fluctuaciones más importantes de estos últimos tiempos, se han observado precisamente en la fabricación y exportación de los medios de producción. La teoría que acaba de exponerse permite comprender, entre otras, la última crisis americana. En efecto, casi todos los que la han estudiado explican el origen de ella 280 LAS CRISIS INDUSTRIALKS EN INGLATERRA torna:ndp nuestra teoría, como punto de partida.. "El impulso industrial (en América)-leemos en la crónica de. economía nacional de una gran revista alemana de econo mía política-fue demasiado rápido para que pudiera. SÜr guir su curso la formación de los capitales. Es imposible que otros factores provocaran un quebranto tan grande del organismo económico, de l.a América del Norte como el que sobrevino en el otoño de 1907, a causa de la diver gencia que se produjo entre la formación y el consumo del capital" (1). El estado económico que precedió al pánico-dice el autor de la obra sobre la crisis americana, M. Rasenkampf-fue originado por el hecho de que el desenvolvimiento económico, durante los diez últimos años, se produjo con más rapidez que la formación del capital, con.virtiéndos,e en capital fijo una cantidad excesiva de capital disponible, quedando destruídos capitales dema - siado. importantes" (2). En general, casi todos los artículos de las revistas económicas inglesas, americanas, alemanas y francesas que han estudiado la crisis americana reconocen qu la causa más profunda de la crisis fue la falta de capital. No es, pues, la abundancia del capital disponible, sino. la carencia del mismo, lo que suscitó la última crisis (así como las anteriores). Vemos por esto hasta qué punto es defectuosa la teoría de le superprodueción del capital en el sistema capitalista. La misma América, que atrae los capitales de los antiguos países capitalistas, lejos de tener demasiado capital, tuvo demasiado poco para alimen (1 Jalirbüeher für Nationalbiconornie, III, F. T. 35. Fase. 3, págs. 832-833. (2) Hasenkampf: Die wirtschaftliche Krisis des Jahres 1907 in den Veremigten Staaten. POR TOUQ.AN-BARANowSKI 28j tr su industria, durante la fase ascendente del ciclo iiidustrial. No obstante, con la teoría de las crisis que acabanios de exponer parece difícil explicar por qué no hubo en América crisis industrial al comienzo de nuestro, siglo, y por qué, en general, las fases de prosperidad industrial duran más tiempo en América que en Europa. ¿No es más rápido el desenvolvimiento de la industria cii América que en Europa? Parece que esto debería provocar cr1- sis más frecuentes. Sin embargo, se ve que, en casos de crisis, América evita sus perjuicios mucho más. fácilmeiate que Europa, y asimismo, que casi logró escapar a la crisis mundial de principios de siglo. Pero esto es precisamente lo que confirma en absoluto nuestra teoría. Las crisis provienen de que, en las fases de. prosperidad, el consumo del capital es más rápido que su formación; así, esa fase, en cualquier país deque se trate, debe. ser tanto más breve, cuanto dicho país posea menos capitales para alimentar su industria, durante el período ascendente. Las antiguas naciones capitalistas no eolocan en su territorio más que una parte de sus capitales; lo demás va al extranjero. Por el contrario, los Estados Unidos se sirven no solamente de sus capitales, sino también de los capitales extranjeros que les envían los otros países. Ese aflujo del capital extranjero constituye, pues, la ventaja esencial que América tiene bajo este aspecto sobre Ep.ropa. El aflujo del capital eurdpeo es precisamente- como. ha demostrado muy bien Lescure-quien permitió a, América librarse de la crisis de principios del siglo (1). (1) Esta teoría de las crisis va. orgánicamente unida a la teoría de las salidas desenvuelta en el capítulo anterior; ambas subsisten y caen al mismo tiempo. Siu embargo, han hallado en las esferas científicas acogidas muy diferentes. La teoría de las salidas no ha sido bien recibida, Y sólo algunos la han acepta 282 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA El mundo capitalista se halla sometido a sus propias leyes que se imponen con necesidad absoluta. Lo que se llama el buen sentido es un mal guía para todo el que quiera comprender esas leyes. Colocándose en el punto de vista del buen sentido, la producción social existe para satisfacer el consumo social; pero en la economía capitalista se trastorna, en realidad, la relación entre la producción y el consumo social. No es ya el consumo quien exige la producción; es la producción quien determina el consumo. No marcan las fases del cielo industrial las leyes del consumo, sino las leyes de la producción. No se desenvuelve la producción de la fase de prosperidad porque se aumente el consumo; todo al contrario, el aumento del consumo proviene de la extensión de la producción. El mundo capitalista es un sistema en vías de desenvolvimiento y extremadamente complejo, cuyos elementos están constituídos por cada uno de los seres humanos. Todo individuo va guiado, en su actividad económica, por el interés personal; para cada productor considerado aisladamente, el consumo es el fin y la producción el medio. Pero de la acción de todas las voluntades individuales e independientes unas de otras, resulta algo cualitativamente nuevo: el complejo orgánico de la economía capitalista, el absoluto do. En cambio, la de las crisis, que expuse en 1894, en la primera edición rusa de mi obra sobre las crisis industriales en Inglaterra, tuvo bien pro Hto partidarios y sirvió de punto de partida a los estudios de Spithoff, Pole, Eulenbourg, etc., que la adoptaron en todo o en parte. M. Lescure, en su notable obra sobre las crisis, intenta explicar de modo análogo las crisis industriales que se producen en otros paises. Pero, como decimos, una de esas teorías supone la otra; si se acepta la teoría de las crisis, se debe aceptar también su base lógica, la teoría de las salidas, aunque parezca una paradoja, porque no penetra más que superficialmente en el estudio de las leyes que rigen la economia capitalista. POR TOUGAN-BARANOWSKI 283 inconsciente, que no dirige voluntad alguna, a quien no domina ninguna idea, y que es, sin embargo, coherente y se halla sometido a su propia ley. La voluntad de los seres humanos no determina las leyes que rigen el movimiento de ese complejo; por el contrario, cada individuo está sometido a dichas leyes. De tal antinomia entre el fin y las aspiraciones de las personalidades vivientes y las leyes de conjunto del sistema capitalista que ignoran ese fin, y no tienen cuenta alguna de los intereses del individuo, resultan las antinomias del orden económico capitalista. Como hemos demostrado, la principal es la antinomia entre la producción capitalista considerada como sim- pie medio de avalorar y hacer que crezca el capital, y la producción considerada como medio de satisfacer las necesidades del hombre. La existencia de esta antinomia explica claramente el limitado papel histórico del capitalismo; la sociedad capitalista es una sociedad de clases, y la organización capitalista de la economía nacional es una organización económica hecha en interés, no de toda la población, sino de una minoría insignificante, la de los propietarios de los medios de producción. Así, en la serie de su evolución, la economía1 capitalista habrá de transformarso en una forma más elevada, que quedará libre de semejante antinomia. La organización de la economía nacional será entonces tan metódica, estará tan penetrada por un pensamiento director y tan hecha en interés de su sujeto, la sociedad, como hoy es metódica, consciente, y se halla hecha en interés de su sujeto, el individuo, la economía privada. Esta organización económica es lo que se llama Socialismo Durante mucho tiempo, no ha conseguido la ciencia económica resolver el problema de las crisis, porque los economistas buscaban las causas de estas últimas en tal o cual esfera aislada de la economía social, en el terreno 284 LAS CRISIS INDUSTRiÁL8. N. INGLATERRA (le la producción, del cambio o, de. la distribución, y en realidad, el campo en que surgen las crisis está constiç tuído por el conjunto de fenómenos de la economía social, no pudiendo, por consiguiente, referirse aquéllas a ninguna esfera aislada. La circulación del capital social, cpie conduce inevitablemente al ciclo capitalista y a las. crisis, engloba la producción, el cambio y la distribución El capital pasa sucesivamente• de una forma a otra, triunfanclo de las dificultades específicamente propias de ese. sistema ecollómico, es decir, del capitalismo. De la. lucha con esas dificultades proceden las crisis y los ciclos, conforme al mecanismo que hemos analizado anteriormente Es innegable que la opinión común, que ve la causa esencial de las crisis en la miseria de las masas populares, encierra un fondo de verdad. En efecto; hemos demostrado que las crisis son los satélites necesarios de la acumulación del capital social en el sistema ecónomico capitalista, y la rápida acumulación del capital, tan característica fl nuestra época, proviene de que la mayor parte de la renta social cae en manos de la clase capitalista; en otros términos, de que la clase obrera sólo percibe una pequeña. parte del producto de su trabajo. Así, la imperfecta remuueración del trabajo y, por consiguiente, la miseria de. las clases obreras es la causa fundamental, de la rápida,. acumulación del capital social, que es lo que provoca las. crisis. :[ERCERA PARTE c'onseciiencias sociales de las crisis de la indu.stria. CAPITULO PRIMERO INFLUENCIA DEL CICLO INDUSTRIAL SOBRE LA VIDA DE LA NACIÓN 1-Fluctuaciones periódicas de la vida nacional inglesa de 1825 a 1850.-Caracteristica general de la situación económica de la población inglesa durante ese periodo.-Causas del empobreciniiento de la gran masa de la población.-Los tejedores a mano.-Relación entre las fluctuaciones periódicas de la vida nacional y las crisis industriales.-Efecto de la última ley sobre los pobres.-Los paros.-Medidas proyectadas por la comisión de 1830.=JL-Fluctuaeiones de la vida nacional de 1850 a 1870.- La escasez de algodón.-La huelga de Jorkshire de 1858.-Importancia de las fluctuaciones industriales para los patronos y los obreros.=III.-Fluctuaciones de 1870 a 1900.-Nuevo carácter de esas fluctuaciones.-La estabilidad relativa de los salarios.-Importancia a este respecto de las trade-unions.=1V.-Fluctuaciones de los años últimos.-Desaparece la relación entre el ciclo industrial y las fluctuaciones de la vida nacional. 1 Fluctuaciones periódicas de la vida nacional inglesa de 1825 a 1850. Ya sabemos que el erÓdo de 1825 a 1850 fue caracterizado a la vez, en !Englaterra, por un rápido desenvolvirniento de la técnica y de la industria y por un empob 'ecimiento de la g'raii riasa de la población. La reforma 286 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de las leyes sobre los pobres de 1834 disminuye el pauperismo, pero agrava al propio tiempo la penuria de los obreros. La situación económica del obrero inglés empeora, sobre todo, durante los años que precedieron y siguie ron inmediatamente a 1840. En la conocida obra de Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, se publican numerosos relatos de testigos oculares de las espantosas condiciones higiénicas en que vivían los obreros ingleses en los grandes centros industriales, donde las sórdidas y miserables habitaciones se hacinan unas sobre otras. El alojamiento de las clases inferiores de la población obrera, su alimentación, sus vestidos, todo, en fin, denota un grado extremo de escasez y de miseria. "En todo tiempo, dice la citada obra de Engels, excepto en los breves períodos en que la prosperidad llega al summum, la industria inglesa tiene forzosamente una reserva de trabajadores sin ocupación para poder producir, durante los meses de gran animación comercial, las cantidades de mercancías que exige el mercado. Esta reserva es más o menos considerable, según la situación del mercado permita ocupar una parte mayor o menor de la misma. Enorme durante la crisis, e importante también durante el espacio intermedio entre esta última y el summum de prosperidad, constituye "el excedente de población", que se procura lo preciso para vivir miserablemente mendigando y robando, barriendo las calles, recogiendo estiércol, haciendo transportes con borricos o carretillas, ejerciendo el oficio de vendedor ambulante o ejecutando algunos pequeños trabajos" (pág. 125 de la primera edición). El cuadro que nos presenta Engels concuerda perfectamente con los testimonios de otros contemporáneos. Podemos citar como ejemplo un pasaje de D. Tuckett, economista de la época, partidario de la libre concurrencia y nada inclinado a ver siempre las. cosas bajo un aspecto POR TOUGAN-BÁRANOWSKI 287 sombrío: "He aquí, caracterizada de un modo imparcial y con mucha exactitud, la situación de esa parte de la población inglesa que vive del trabajo de las fábricas. Normalmente, la tercera parte de esa población está en la miseria más espantosa, bien cercana al hambre. Otra tercera parte, o quizás más, gana apenas lo mismo que los trabajadores del campo, y escasamente el tercio restante percibe un salario que le permite vivir casi conveniente- • mente y con holgura (i). Según Simmond y Miller, una gran parte de la población de Glascow no tenía manifiestamente de 1830 a 1850, otros medios de subsistencia que el robo y la prostitución. • El Dr. Kay dice otro tanto de Manchester (2). Podríamos multiplicar los testimonios, pero sería superfluo, porque todos repiten lo mismo, sobre poco más o menos. Si consideramos los cálculos estadísticos sobre el movimiento de los salarios en Inglaterra en las diferentes ramas de la industria, durante la primera mitad del silo xix, vemos que en la clase obrera exist8n dos grupos claramente distintos uno de otro. El salario de los obreros de las fábricas no aumenta, pero tampoco disminuye sensiblemente. Si los salarios en dinero disminuyeron, en general, comparativamente a comienzos del siglo, no hay • que olvidar que la moneda inglesa había perdido gran parte de su valor durante la guerra con Napoleón; el pre cio de la mayor parte de los objetos de consumo de la clase obrera fue muy elevado, durante la guerra citada, en (1) S. D. Tuckett: A History of the Part and Present State of the Labouring Population; dos volúmenes. Londres, 1846, 1, pág. 595. Esta obra es uno de los estudios más extensos sobre la situación de la clase obrera inglesa durante la primera mitad del siglo xix. (2) Tuckett: 1, pág. 443 288 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA particular el precio de los cereales. Así, los salarios efectivos podían subir, aun cuando descendieran los salarios en dinero. Este fue precisamente el caso de todos los obreros de las fábricas y, en general, de todos los obreros calificados, mientras disminuyeron los salarios de los obreros no calificados. Así, los obreros ocupados en la gran industria, constituían, con los obreros calificados, la parte de la poblaeión de las ciudades que, según Tuckett, llevaba una existencia aceptable, y podía permitirse algunas comodidades. Pero el resto de la masa obrera, los obreros de la pequeña industria, los trabajadores de los campos, los obreros sin clasificación, etc,,, se encontraban en condiciones completamente distintas. Su situación había empeorado considerablemente al comienzo del siglo, y continuó empeorando durante las décadas que siguieron. Muy difícil llegó a ser la situación de los tejedores a mano, cúyo número, como dijimos antes, subió en las Islas Británicas a un millón. De año en año descendían los jornales. El fabricante Grimshaw, ciñéndose a lo que declaraban sus libros de comercio, comunicó a la Comisión parlamentaria de 1833 cifras 'muy detalladas sobre los ingresos de los tejedores y sus gastos más necesarios en la villa de Barroford, situada en los alrededores de Come; resultaba de esos datos que, de 1820 a 1834, los ingresos de los tejedores habían descendido cerca de la mitad, y cubrían apenas, en los años que se siguieron al 1830, los gastos más indispensables de alimentación y alojamiento, y aun esto a condición de que el trabajo no cesase en todo el año (1); pero, en realidad, los años en que no había paro (1) Report from the8e1ect Oommitee ou'Manufactures, Coinmerce and Shipping, 1833, Minutes of Evidence. Declaración de James Grimshaw, pág 602. POR TOUGAN-BARANOWSICT 289 forzoso constituían una rara excepción; por lo general, los tejedores a mano se veían obligados a cruzarse de brazos durante algunas semanas, ya que no algunos meses, cada año, a consecuencia de la falta de trabajo. Difícil es representarse de qué modo consegufan vivir. Hemos indicado más arriba la reducción del mercado interior para los productos de la industria inglesa; los cálculos de Grimshaw explican perfectamente este hecho. Cientos de miles de personas no tenían recursos para comprarse vestidos. ¿Qué tiene de particular que el importe de los tejidos de algo - dón vendidos en Inglaterra no aumentase, sino, por el contrario, disminuyese de año en año? El rápido decrecimiento de los ingresos de los tejedores a mano debía, dado el gran número de éstos (eran más numerosos que todos los obreros de las fábricas reunidos), atraer la atención del Gobierno y de la opinión pública. El Parlamento nombró más de una vez comisiones encargadas de estudiar las causas de ese fenómeno y de buscar lós medios de suprimirlas. Dichas comisiones reunieron abundantes materiales, que confirmaban los más negros temores de los pesimistas. El informe parlamentario de 1841 pinta muy bien la situación de los tejedores a mano en el Reino Unido durante los años que precedieron inmediatamente al 1830. Los que más sufrían, eran los tejedores que confeccio naban. tejidos de algodón y seda (1). (1) Sus habitaciones son descritas por Symmons, miembro do la comisión, del modo siguiente: "Los jornales de los tejedores en la industria del algodón son la mejor prueba de su penuria... La mayoría de las casas están amuebladas de manera lamentable. Se duerme sobre paja... Me ha ocurrido encontrar restos de hermosos muebles, procedentes de dias mejores y conservados con cierto orgullo, que la miseria no habla podido ahogar, formando un triste contraste CO la lastimosa comida y los macilentos ros19 290 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA En Lancashire, el centro de la producción algodonera inglesa, donde los obreros de las fábricas, percibían jornales relativamente elevados, con bastante frecuencia más de una libra por semana, el ingreso semanal medio de una familia de tejedores ocupados en la producción de tejidos de algodón no pasaba de seis a nueve chelines (1). Los que tejían la lana en Yorkshire ganaban el doble. Pero en el mismo Yorkshire, los obreros de la industria tejedora se encontraban absolutamente en la misma miseria que los del Lancashire. El fabricante R. Dewes describe su situación de la manera siguiente; "La situación de esos tejedores es extremadamente triste: padecen muchas privaciones. Frecuentemente, obreros adultos y vigorosos no pueden, trabajando noche y día, conseguir ganar para vivir, porque los jornales son insuficientes... La caridad privada viene en ayuda de muchos, pero no puede ayudar a todos" (2). Los directores de los hospicios dicen próximamente lo mismo, entre ellos el director Laidier: "He sido cinco años director. Los tejedores son, en general, muy desgraciados; a menudo han venido a mí impulsados por su excesiva miseria. Yo sé, por haberles visto trabajar durante cinco años, que no son perezosos; por el contrario, son, tros de sus propietarios." (Hanci-Loorn Weavers, Report of (he Cornmissioners, 1841, pág. 6.) Informe del miembro de la comisión Fletcher: "En las cercanias de Bulkington y Floleschill, las familias de los tejedores viven ordinariamente en la mayor suciedad y miseria: no tienen camas ni sábanas; su alimento se compone particularmente de pan y manteca, patatas y un poco de té; rara vez se añade a esto algunos pequeños trozos de tocino." (Report, pág. 7.) (1) Cf. Report on (he Hand-Loom Weavers, cuadro de la página 3. (2) Loc. cit. Informe de R Dewes, pág. 9. POR TOUGAN-BARANOWSKL 291 comúnmente muy emprendedores. Los hijos de estos infelices no tienen, con frecuencia, vestidos que ponerse para ir a la escuela" (1). Sin duda, no todos los tejedores padecían igualmente en los casos en que la fabricación de cierto género de tejidos exigía una habilidaddo una fuerza física especiales; los jornales eran sensiblemente más elevados; pero la gran mayoría, aquellos que no poseían talentos especiales, se hallaban condenados a una extrema miseria, como nos muestran los ejemplos citados. Esa penuria era tanto más difícil de soportar, cuanto que venía después de un período próspero para el tejido a mano: el del final del siglo xviii. El recuerdo de los tiempos felices, así como su aversión al trabajo en la fábrica, impedía a los tejedores a mano abandonar su oficio. No podían comprender por qué su trabajo se pagaba antes tan bien y ahora tan mal, y esperaban la vuelta de los antiguos tiempos (2). En efecto, los tejedores a mano estaban a fines del siglo xviii a la cabeza de los obreros ingleses (3). Los más importantes descubrimientos de ese siglo, la "Jenny", de Hargreaves, y la "Mule", de Crompton, fueron obra de simples tejedores, pero su inteligencia y su instrucción no impidieron a los tejedores a mano caer del primer puesto de la clase obrera al último. Evidentemente, debió haber en esto causas cuyo efecto fue tan poderoso, que nada pudieron contra ellas los individuos. No menos desgraciada era la situación de los calceteros (framwork knitters). Los jornales de esa rama indus- trial descendieron sin interrupción de 1811 a 1843, y la baja total fue de 35 por 100 (4). (1) Loc. cit. Informe de Laidier, pág. 10. (2) Loe. eit.: Informe del Dr. Michel, pág. 39. (3) Loe. cit.: Informe de Kingon, pág. 43. (4) Cunninghain: The growtli of Ji]nglish Industry in Modern Times, pág. 618. 292 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Los calceteros trabajaban, como los tejedores a mano, en su domicilio; pero no teniendo trabajo particularmente, prestaban sus servicios a los contratistas. Es tanto más notable que su situación empeorara, cuanto que en esta rama de la producción no intervino nftgún descubrimiento notable que disminuyera el número de obreros necesarios. El empleo de la máquina de vapor en la fabricación de géneros de punto era posible, sin duda, desde el punto de 'vista técnico; pero la escasa retribución del trabajo a mano impidió su introducción. Sin embargo, los jornales de los calceteros descendieron de tal modo, que hacia 1840 el término medio de su ingreso semanal en el Condado de Leicester, centro de producción de los géneros de punto, oscilaba entre 4 y 8 chelines (1). Los jornales de los obreros agrícolas habían disminuido también fuertemente. En 1830, los trabajadores agrícolas del Sur de Inglaterra llegaron a rebelarse abiertamente, impulsados por la pobreza y la escasez. Asaltaron las' granjas e incendiaron las cosechas y los edificios. En 1844, los adversarios políticos del conde de Shaftesbury, jefe del partido de la jornada de diez horas, abrieron una informaci 5n sobre la situación económica de los obreros que tra-, bajaban en sus propiedades. Hallóse que el jornal medio de un hombre adulto sólo ascendía por semana de 7 a 8 chelines, y que el ingreso semanal de toda la familia no pasaba de 10 chelines. Los obreros agrícolas ganaban, pues, próximamente lo mismo que los tejedores a mano (2). Razón tenía Wakefield al contar a los obreros agrícolas entre los paupers, y Sadlez llamarles los esclavos blancos. ¿Qué causas provocaron ese empobrecimiento de la mayor parte de la población obrera inglesa? El informe (1) J. Wand: Workmen and Wages, Londres, 1868, pág. 34. (2) Marx: Das Kapital, tomo 1, edición, pág. 698, POR TOUGAN-BARANOWSKI 23 de la Comisión de 1844 señala como causa principal de I pequeñez de los jornales en el tejido a mano la facilidad extraordinaria con que puede aprenderse ese oficio. Con sólo algunos meses de aprendizaje, podían las mujeres y los niños llegar a ser obreros tan hábiles corno los hom bres adultos. Esto motivó un aumento de la oferta del trabajo, y, por consecuencia, la disminución de los jornales (1). Esta explicación parece muy acertada, pero no lo es en realidad, porque la causa indicada existía lo mismo en el siglo xviii que el xix, y, sin embargo, en el siglo xviii el tejido a mano era un oficio muy productivo, mientras en el xix no aseguraba ya al obrero la subsistencia. Evidentemente, en la primera mitad del siglo xix, además del fácil aprendizaje del oficio, debieron obrar otras causas particulares, que antes no habían entrado en acción y que hicieron que en ese siglo empeorase hasta tal punto la situación económica, no sólo de los tejedores a mano, sino también de todos los demás trabajadores que formaban parte del grupo de lo que se llama el trabajo no calificado (unskilIed labour). Esas causas fueron muy complejas y distintas, pero puede reunírselas a todas bajo un título general: la evolución de la economía capitalista. En el siglo xviii predominaba en Inglaterra la pequeha industria; la ley o la costumbre fijaba las relaciones entre ccntratistas y obreros, y la división del trabajo habfa adquirido muy poco desenvolvimiento. A comienzos del siglo XIX, el pequeño agricultor tenía aún, junto al trabajo de los campos, algún oficio accesorio, y el modesto artesano se ocupaba también de agricultura. La economía capitalista provocó una separación conipleta entre la industria agrícola y la que tiene por objeto el tra (1 Report on the Han-loorn Weavers, págs. 39-44. 294 LAS ORJSIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA bajo de las primeras materias. Los colonos y los obreros de los campos perdieron su oficio accesorio. El huso, que al final del siglo xviii constituía ei apoyo principal de una familia de campesinos, no podía sostener la competencia de la máquina. Los demás pequeños oficios se hallaban en circunstancias semejantes; así es que las gentes del campo se vieron pronto completamente reducidas al trabajo agrícola para procurarse medios de subsistencia. La desaparición del oficio auxiliar arrebató a la población agrícola una fuente muy importante de ingresos y disminuyó su bienestar. La pérdida del disfrute de los terrenos comunales, la remisión de las pequeñas granjas y el clearing of Estates obraron en el mismo sentido. Así como los cultivadores habían perdido sus ocupaciones accesorias en la industria dedicada al trabajo de las primeras materias, de igual modo los obreros de esa industria perdieron la ocupación accesoria que tenían en el trabajo de los campos. A comienzos del siglo xix, los pañeros de Yorkshire se ocupaban de agricultura, a la vez que fabricaban paños (1). Hacia 1850, los tejedores a mano, que vivían en el campo como en otro tiempo y trabajaban en su domicilio, habían abandonado ya completamente la agricultura, y cuando, lo que sucedía rara vez, continuaban ajustándose para el trabajo de los campos, resultaban muy malos obreros agrícolas (2). La filatura y el tejido, como oficios auxiliares, no podían sostener la competencia con los nuevos métodos de (1) Véase el interesantisimo Report on tlie &ate of the Worot n Manufactures of England. 1806. En los alrededores de Leeds habia cerca de 3.500 fabricantes de paño independientes que vivían en aldeas y poseian algunas propiedades, o bien arrendaban pequeños terrenos de 3 a 15 acres. (2) Report on Me Hand-loom Weavers, pág. 9. POR TOUGAN-BARANOWSKI 295 fabricación; así como el obrero que se ocupaba accesoriamente de agricultura, se veía abrumado por el trabajo de las grandes granjas y su intensa producción. La. división del trabajo producido por la evolución de la economía capitalista fue desdQ sus comienzos desfavorable, tanto para los trabajadores de los campos, como para los obreros de la industria que transforma las materias primas, en tanto que éstos hallaban trabajo en la pequeña producción. La reducción de los jornales de los tejedores a mano fue una consecuencia natural del desenvolvimiento de la gran industria. Pero sería un error creer que la única cau sa de la baja de esos jornales fue la concurrencia de la máquina tejedora. Este factor tuvo naturalmente gran importancia, pero no era el único ni tampoco el principal. La mejor prueba es que los jornales de los tejedores a mano comenzaron a descender antes de que se extendieran en la Gran Bretaña los telares mecáanicos. Como ya dijimos, la rápida extensión de los telares mecánicos en Inglaterra y Escocia, sólo comenzó a partir de 1830, mientras los jornales de los tejedores a mano habían descendido, con pequeñas fluctuaciones, desde el comienzo del siglo. Otra prueba en su abono es que los jornales de los calceteros, que no tenían que luchar con las máquinas, descendieron, sin embargo, lo mismo que los de los tejedores a mano. En resumen: los jornales de todos los obreros cuyo trabajo no exigía largo aprendizaje, bajan durante la primera mitad del siglo XIX. El desenvolvimiento del capitalismo produjo la formación de un exceso de población que no conocía la Inglaterra de antaño. Los obreros agrícolas. que se vieron en la necesidad de abandonar la tierra; los pequeños productores independientes que no pudieron sostener la concurrencia de la gran industria; los obreros ven- 296 LAS CRISIS INDUSTIALíS EN .ING-LATERRA cidos por la máquina; los representantes de toda clase de profesiones que habían sido florecientes en las antiguas cir cunstancias yno podían adaptarsealasnuevas condiciones, todas esas masas dela población obrera perdieron sus jornales y tuvieron que hacinyse en las industrias accesibles a todos. La formación de un exceso de población, a causa de a pérdida de trabajo de un gran número de personas, es una consecuencia habitual de todas las grandes revoluciones industriales. La traslación geográfica de los centros industriales debía ya hacer perder sus jornales y sus ingresos a millares de trabajadores, y la industria inglesa cambió varias veces de lugar, a causa del cambio de los métodos de producción. En un principio se hallaba dispersa por los campos, después por la invención de la máquina de Arkwrigt, movida por el agua; las filaturas de algodón trataron de agruparse a orillas de los ríos; la extensión de los motores de vapor aproximó las fábricas a las ciudades, atrayéndolas hacia los países ricos en yacimientos carboníferos. La industria inglesa emigró de los condados del Este y del Sur hacia los condados del Norte: Lancashire, Cheshire y Yorkshire (1). Esta traslación de la industria produjo la prosperidad industrial de algunas regiones y la ruina de otras. Un pueblo se resiste siempre a abandonar los lugares y el medio en que tiene costumbre de vivir; así no se produce un nuevo reparto geográfico de los habitantes, una emigración de los centros industriales que desaparecen hacia los nuevos, que progresan más que cuando la miseria es grande y el éxodo se hace absolutamente necesario. La miseria de los tejedores a mano en Inglaterra contrastaba de manera asombrosa con el relativo desahogo de los tejedores en el continente. Según los datos reunidos (1 Cunningham, pág. 468. POR TOUGAN-BARANOWSKI 297 por la Comisión de que hemos hablado, siempre que se confrontaba la industria tejedora con la agricultura, resultaba satisfactoria la situación de la primera. En Suiza y Austria, el tejido continuó siendo un oficio accesorio para la población agrícola, y los tejedores, aunque sus jornales no fuesen elevados, estaban al abrigo de la miseria. Solamente en Trlanda, la situación de los tejedores a mano era aún peor que en Inglaterra; pero allí también el tejido era la única ocupación de los dedicados a ese oficio. Estos mismos atribuían su penuria a dos causas principales: el aumento de los telares mecánicos y la falta de trade-uníons. Por el: contrario, el informe de la Co misión de 1841 no sólo negaba absolutamente que las asociaciones obreras pudiesen hacer subir los jornales, sino que hasta pretendía que esas asociaciones tuvieron por resultado hacerlos bajar (1). Hoy está fuera de duda que los obreros, y no las Comisiones parlamentarias, eran los que tenían razón. La falta de organización entre los obreros favoreció la baja de los jornales, y los reducidos salarios de los tejedores a mano dificultaron el progreso de la gran industria, porque no había provecho en reemplazar el trabajo a mano por el trabajo a máquina, mientras el primero se daba a tan bajo precio. Así, la falta de organización entre los obreros mantuvo artificialmente el trabajo a mano, aunque éste no estuviera a la altura de los progresos técnicos, con gran perjuicio de la clase obrera, ¿Qué repercusión tuvieron las crisis industriales en la Situación de la clase obrera inglesa? Para responder a semejante pregunta con cifras exactas, hemos empleado el siguiente método: se han elegido algunos condados agrícolas, algunos condados industriales, comparando de año en (1) Report on the Hand-loom Weavers, pág. 31. 298 LAS CRISIS INDUST!IALES EN INGLATERRA año las variaciones en el número de los matrimonios, crí-. menes, fallecimientos y asistencia a los pobres en ambo grupos. Las crisis pesan gravemente sobre las clases d la sociedad que se ocupan en el comercio y en la indus tria, mientras casi no alcanzan a la población agrícola Si las crisis son realmente un importante factor en la vida nacional inglesa, esa diferencia ha de manifestarse por un movimiento distinto de los cálculos estadísticos en cuestión para ls poblaciones industriales y las agrícolas. El grupo de condados agrícolas examinados se compone de los siguientes: Cambridge, Essex, Norfolk, Oxford, Lincoln, Suffolk y Wilts, en donde preclomina la población agrícola; el de los condados industriales se compone de Lancaster y Chester, donde se halla concentrada la mayor parte de la industria algodonera inglesa, y donde la población agrícola sólo está débilmente representada. He aquí cuál era el reparto de la población, desde el punto de vista profesional, en 1841 (1): Tanto por ciento de la población ocupada en En los condados agrícolas. Cambridge 39,3 25,3 Esse"c ...".. .. 39.0 24,6 Lincoln 40,0 24,4 Norfolk .... 32,8 31,8 Oxford 34,9 29,2 Suffolk 38,2 27,5 Wilts 36,3 27,9 En los condados industriales. Lancaster 6,7 62,9 Chester . 15,1 52,9 (1) Cf. Porter: The Progress of the Nation, 1847, pág. 58. comercio agricultura, e industria. POR TOUGAN-BARANOWSKI 299 De 1840 a 1850, la cifra de la población de ambos grupos era próximamente la misma; en 1841 es de 2.021.490 en los siete condados agrícolas, y de 2.063.364 en los dos condados industriales. El cuadro siguiente comprende, para el período de 1822 a 1851, el número de los matrimonios y defunciones por cada 10.000 habitantes; el de los individuos juzgados por los tribunales de justicia por cada 100.000 habitantes, y la cifra anual de socorros a los indigentes por habitante. También se dan estas cifras, tanto para el conjunto de Inglaterra, como para los dos grupos anteriormente indicados de los condados agrícolas e industriales. Los diagramas anejos se han fórmado con arreglo a estos cálculos; el número 6 concierne a los condados agrícolas; el 7, a los condados industriales, y el 8, al conjunto de Inglaterra. 300 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Condados rondados i i terra agrícolas. industriales, ng a :J2 ... .-. e+. i-. .-, O oo 2 9 E cb P3 9.z CD D O .!. O', O 5 2 O - O . . O .. O o • . - o - o - - • - o o ' 0o -o o o0 ' • ,. . . -. . -. - -.-, -. ATf\C '? -. - -' - : -• -o i'JO -' . '- - :÷ -- Ojz CD ;_. o p : -... 2 : p : 2- : . - : .2.- O-J2 .2 : o •-o • • : to • . - • o • , : . :° • c • o • £ ¡ r z -. : 2 : : : E : . : . 5 ___ P 1823.. 153 103 0,735 195 135 0,209 163 98 0,473 1824.. 149 110 0,735 182 159 0210 165 108 0,469 1825. . 151 107 0,734201 167 0,222 171 112 0,474 1826.. 149 113 0,752 74 187 0,307 161 124 0,508 1827.. 149 132 0,722 175 194 0,256 162 135 0,489 1828.. 154 108 0,746 183 159 0 230 165 143 0,484 1829.. 140 139 0.802 173 173 0,253 153 137 0,515 1830.. 146 125 0,785 177 157 0.243 156 131 0,505 1831 . 153 153 0,804 174 171 0,243 161 140 0,514 1832.. 154 146 0,764 184 187 0,218 165 147 0,488 1833.. 154 141 0,707 186 166 0,198 168 140 0,446 1834.. 152 156 0,634 189 194 0,170 168 155 0,385 1835.. 136 151 0,532 187 174 0,148 162 - 141 0,383 1836. 133 - 164 0.418 192 - 152 0.135 162 - 140 0,271 1837.. 129 - 170 0,401 161 180 0.152 149 -- 156 0,274 1838.. 203 155 0,442 . 261 167 0,149 154 224 151 0.289 1839.. 141 188 158 0,439 177 288 186 0159 1)9 219 158 0,295 1840.. 43 210 165 0,439 171 300 224 0,168 156 228 173 0,303 1841.. 145 207 159 0.438 171 258 239 0,181 l54 216 174 0,309 1842.. 41 202 183 0.442 157 257 265 0,216 p147 217 194 0,324 1843.. 139 197 180 0,431 179 254 218 0.193 152 212 181 0,305 1844.. 42 405 174 0,448 183 24: 168 0,172 i160 215 160 0,305 1845.. 149 201 141 0,443 211 246 i5 0,171 [172 _09 145 0,296 1846.. 148 208 151 0,467 200 308 169 0.187 158 230 148 0,314 1847.. 142 213 162 0O8 169 342 187 0,290 159 247 168 0,362 1848.. 1.49 212 159 0.454 177 271 205 0 249 162 230 175 0,335 1.849.. 142 216 157 0,425 189 294 173 0,203 172 251 158 0,307 1850.. 141 201 152 0,- 206 241 173 - 172 208 151 - Termino medio. 145 206 147 0,579 183 274 182 0,205 161 224 147 0,384 • I, ZA * ÷ '2 .1 - it - - Ja 3' .- • A • ¿1 . 1 ., + '1 o Ef - '2 1 - ¿0 DIAGRAMA NÚ1. '-lo 3t 2g ¿y ¿o 1 '2 o '4 It ¿9 - - fl_ - 2-'f í2 8 4 o -4 -'2 - Ib - -2$ POR TOUGAN-BARANOWSKI 301 6 Oóndados agrícolas.. AÑOS _.-. ' -L 'e ' - - - -. o Q , '-. ç-' '- -c 'Çj ç _• • r% , - ..- - - - - ____'% - '4. %.. '-. - -1 - - ' - -e -c -e '' d\ '% Ç'. '\ ". - AÑOS ÷ SL 4-.. l 1- ¿q * ¿4 1'i 1 o it - Ic ¿-o - - - 32 • J' + ¿J * ',q . *3.1. ¿2' ., Lv 4% o - -Lv ¿'1 - J.L DIAGRAMA NUM. 7 Condados industriales. AÑOS (4 (4 '1' J o 1 Z4 3 t ¿e 1' i2. e si 302 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA - e C. L (- (__- -t-p - - () b - - C- ç L c- • .4 . . .e -c - C -e - - " -C , -J G -' (%. -& Ç.bt O. a.... _bC -C -C -c ••_ _( \ AÑOS .+..1 C * jI ,'- ¿ç 4- ¿4/ r ¿o 1- 1( o - 4 - ¡6 -e-o -, - +3' .+1 1 iL ÷8 'O - •lbt Basta dirigir una mirada sobre los dos gramas, para observar la diferencia. El .3' 1' +. fc -t * e4 o u. _1 - ¿o - ¿y -¿1 JL q. 3C * 32 . ¿1 ÷ ' + ,Q +16 ti2- -o _8 1 - - primeros diadiagrama núme - ro 6, referente a' 'los condados agrícolas, no denota fiuc PO TOUGAN-BARANOWSKI 303 DIAGRAMA NÚM. 8' Inglaterra. AÑOS r.c'c•: . - Ç J- -$ 4 oo ': t - a _ _ _ . c % C ' _ ._) '. -E - AÑOS 304 LAS CRISIS iNDUSTRiALES EN INGLATERRA tuaciones periódicas importantes. La curva de los matrimonios no cambia casi durante los cinco primeros años; la crisis industrial de 1835 no ejerce sobre ella influencia considerable. Durante los años 1829 y 1830, el número de los matrimonios desciende a causa de las malas cosechas (de 1826 a 1829, el precio medio de un quarter de trigo era en Inglaterra próximamente de 59 chelines; en 1829 subió a 66, y en 1830 fue (le 64). A. causa de las excelentes cosechas de 1830 a 1834, el número de los matrimonios asciende de nuevo al nivel anterior. Pero en 1835, ese número baja bruscamente, a pesar de las buenas cosechas, y durante todo el período que si. - gue es considerablemente inferior al de los años que sucedieron inmediatamente al 1820 y 1830. Es patente que 'en la vida de la población agrícola inglesa sobrevino un profundo cambio, que tuvo su repercusión en el número de los matrimonios. En efecto, en 1834 aplicóse la famosa reforma de la ley sobre los pobres, ley que, en el pensamiento de sus autores, debía producir la desaparición del pauperismo. Disminuyeron considerablemente los socorros concedidos a las familias de los obreros necesitados, y los obreros que no contaban con medios para sostener sus obligaciones se vieron precisados, ellos y sus familias, a tomar el camino de los asilos para los trabajadores en huelga forzosa. Naturalmente, esta medida draconiana tuvo por consecuencia una disminución de os matrimonios entre los obreros: triunfaron los discípulos de Malthus; semejante reforma fue un freno para el aumento de la población. Sin embargo, esa medida no detuvo el decrecimiento del bienestar de la población obrera en Inglaterra. El efecto de la nueva ley, que se aplicó con especial severidad en los primeros años de ponerse en vigor, fue tal, que, aun durante POR TOUGAN-BARANOWSKI 305 los años que preceden y siguen inmediatamente a 1840, y que se señalan por sus malas cosechas, el número de matrimonios fue mayor que durante los años de 1835 a 1838, que tuvieron buenas cosechas, pero que siguieron inmediatamente a la aplicación de la ley de 1834. Hacia 1845, la curva de los matrimonios sube de nuevo, bajo la influencia de las buenas cosechas, para descender otra vez en 1847; este año se señaló por la mala cosecha de cereales en los Estados Unidos, al mismo tiempo que por la pérdida de toda la cosecha de patatas, debida a una enfermedad de dichós tubérculos. La curva de la mortalidad, que comienza en nuestro diagrama en 1838-porque hasta este año no se tuvo un registro civil regular de los nacimientos y fallecimientos,-muestra tan pocas fluctuaciones como la curva de matrimonios, y se mueve en gran parte en sentido inverso de ésta; sus pequeños cambios prueban que la situación económica de la gran masa de la población en los condados agrícolas de Inglaterra se modificaba escasamente de un año a otro. Las buenas y malas cosechas influyen más sobre la ganancia del cultivador que sobre los jornales de los obreros; así es que la influencia de la cosecha sobre la situación de los obreros agrícolas es relativamente poco importante. La cúrva de la criminalidad tiene variaciones de bastante más consideración, y manifiesta además, hasta 1840, marcada tendencia a subir. Los motivos de esas fluctuaciones no son siempre claros; rio se ve que la crisis de 1825 influyera sobre el aumento de la criminalidad. Por el contrario, la reforma de las leyes sobre los pobres, de que hemos hablado más arriba, provocó una elevación corisiderable de la criminalidad; la ley de 1834 no disminuye solamente, en los condados agrícolas, el número de matrimonios, sino que, al propio tiempo, aumenta el de los en20 306 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA minales. Es evidente que el pobre prefiere a menudo arriesgar la libertad a verse inevitablemente encarcelado en las casas de trabajo. La crisis de 1836 produjo aumento en el número de crímenes. Por otra parte, la curva de la criminalidad varía próximamente como la de la mortalidad. Sube en los años de malas cosechas y desciende en los años de buenas recolecciones. La curva del pauperismo se eleva durante los años que precedieron inmediatamente al 1830, a causa de las malas cosechas, para descender notablemente después de la aparición de la nueva ley sobre los pobres. De 1840 a 1850 sus cambios son insignificantes, y sólo en 1847 sube sensiblemente. En resumen, el diagrama núm. 6 nos lleva a las siguientes conclusiones: la situación de la población agrícola pasa, de 1825 a 1850, por cambios de escasa importancia, exceptuándose las fluctuaciones de la criminalidad, que fueron relativamente considerables y provocadas sobre todo por las malas cosechas. Las crisis industriales, mientras no estuvieron acompañadas de malas recolecciones, no ejercieron influencia sensible sobre la situación de las clases agrícolas inglesas. Así, por ejemplo, el número de matrimonios y el pauperismo permanecieron casi estaS cionarios en los condados agrícolas, a pesar de la crisis de 1825. Lo mismo ocurrió con la crisis de 1836. En 1847, la situación de la población agrícola tiene un retroceso, no a consecuencia de la crisis industrial, sino de la mala cosecha del año anterior. Por el contrario, la reforma de las leyes sobre los pobres influye grandemente sobre la situación de la población rural inglesa, disminuyendo el número de matrimonios, a la vez que aumenta la enmhi alidad. Si comparamos el diagrama 6 con el 7, que caracte POR TOUGAN-BARANOWSKI 307 riza las condiciones de existencia de la población industrial, observamos inmediatamente que la situación de las clases industriales en Inglaterra se halla sujeta a fluctuaciones bastante más considerables que la de las clases agrícolas. De 1823 a 1826, período de prosperidad comercial e industrial para Inglaterra, la curva de los matrimonios es muy elevada en los condados industriales, y alcanza en 1825 el máximum de los diez años transcurridos entre 1820 y 1830. A causa de la crisis industrial de fines de 1825, desciende inmediatamente al nivel que representa el mínimum de ese período. La reforma de la ley sobre los pobres no tuvo influencia apreciable sobre el número de matrimonios en los condados industriales. Los obreros de las fábricas estaban habituados a salir de apuros sin ayuda de las instituciones benéficas; así, la reducción de los auxilios para los indigentes no tuvo en la población de los centros industriales la misma influencia que en los condados agrícolas. Durante e] segundo período de prosperidad, comprendido entre 1833 y 1836, observamos una fuerte progresión de la curva de los matrimonios. En 1836, el número de matrimonios alcanza de nuevo el máximum del período de 1830 a 1840. En 1837 disminuye notablemente, a causa de la crisis del año anterior, llegando al mínimum del período. En 1842 desciende considerablemente, a consecuencia del mal resultado de los negocios durante los años que precedieron y siguieron inmediatamente a 1840. El nuevo período de prosperidad de 1843 a 1846 provoca inmediatamente un aumento del número de matrimonios, y la crisis de 1847 redujo de nuevo ese número al mínimum. Las fluctuaciones de la curva del pauperismo dependen manifieslamente de las crisis. Esa curva tiene fuertes progresiones en 1826, 1842 y 1847, es decir, en los años en que más duras pruebas experimenta la industria in 308 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA glesa. Si comparamos las variaciones de esa curva con las del número de matrimonios, salta inmediatamente a la vista su íntima relación; cuando la primera curva sube, la segunda desciende casi siempre, y viceversa. El conjunto de las dos curvas forma una figura casi simétrica. Las variaciones de la curva de la mortalidad van en sentido inverso de las de la curva de los matrimonios. Durante los tres años comprendidos entre 1843 y 1846, baja notablemente; en 1846 comienza una progresión, y llega al máximum en 1847. En 1849, el cólera asolaba a Inglaterra, y, sin embargo, durante ese año la mortalidad en los condados industriales fue bien inferior a la del año 1847; lo que indica que una crisis industrial producía más muertes entre la población industrial inglesa que una epidemia. En general, las fluctuaciones del número de matrimonios y fallecimientos son mucho más importantes en los condados industriales que en los agrícolas. La curva de los crímenes denota relación análoga entre la criminalidad de un país y su situación económica, relación que se manifiesta igualmente en otros fenómenos de la vida nacional. En los años prósperos la criminalidad disminuye y aumenta rápidamente cuando se produce una crisis. La paralización comercial, en los años que siguieron inmediatamente al 1840, provocó especial aumento de la criminalidad, y la agitación política de los cartistas vino a sumarse al paro forzoso, y el número de delitos es mucho mayor. Si comparamos las variaciones de esas cuatro curvas con las de la exportación inglesa del diagrama núm. 1, advertimos que las variaciones de la curva de los matrimonios se efectúan en el mismo sentido que las de la exportación, mientras las otras tres curvas (mortalidad, enminalidad y pauperismo) van en sentido inverso. Siempre POR TOUGAN-BARANOWSKI E09 - que decrece la exportación del Reino-Unido, disminuye el número de matrimonios en lo condados industriales de Inglaterra, y aumenta al propio tiempo el de indigentes, crímenes y defunciones. En general, las, variaciones de todas las curvas de nuestro diagrama obedecen a la siguiente ley: las fluctuaciones periódicas de la industria inglesa, que se manifiestan bajo forma aguda, en las crisis comerciales provocaron, durante el período que tenernos a la vista, fluctuaciones periódicas análogas en la vida de las clases industriales inglesas; por tanto, los movimientos de flujo y reflujo en la industria producen movimientos correspondientes en los matrimonios, fallecimientos, criminalidad, etc. El estrecho lazo que une estos dos géneros de fluctuaciones aparece con mucha claridad en Inglaterra, de 1830 a 1850. Interesante es, bajo este aspecto, el informe dado por Alison, sherif del condado do Lamark, ante la comisión. de la Cámara de los Lores, en 1848. Declaró Alison que cuando el Banco de Inglaterra elevaba el tipo de su descuento, tenía él la costumbre de dirigirse a las autoridades locales en estos términos: "Señores, el Banco de Inglaterra eleva el tipo de su descuento; tomad inmediatamente medidas para que en las prisiones, hospitales y casas del trabajo, haya lugar para nuevos ocupantes" (1). El diagrama núm. 8, concerniente a toda Inglaterra, produce la impresión de un resumen de los dos primeros. Las variaciones de las curvas no son tan considerables como en el diagrama 7, pero lo son más que en el diagra-. ma 6. La acción de las crisis industriales aparece con mucha claridad. El diagrama 8 revela, lo mismo que los dos diagramas (1) Cf.: Report from Secret Commitee of the House of LorcZs on Commercial Distress, 1848; Minutes of Evidence, pág. 416. 310 LAS CRTSIS INDUSTRrALES EN INGLATERRA anteriores, la falta completa de progreso en la situación económica de la población inglesa desde 1825 a 1850. No quiere esto decir que no se modificase la situación de la clase obrera inglesa durante todo ese tiempo; pero esos cambios tuvieron un carácter cíclico y no progresivo. El paro forzoso fue una ruda prueba para los obreros ingleses. Las crisis afectaron, sobre todo, a los tejedores a mano, que en esos momentos tenían que sostener una difícil lucha con la máquina. Como puede verse por el informe de la Comisión parlamentaria de 1841 sobre los tejedores a mano, éstos, en Inglaterra y Escocia, se quejaban me- nos de la insuficiencia de sus jornales que del frecuente retorno de las malas épocas, durante las cuales carecían do trabajo. Así, por ejemplo, un inteligente tejedor de sederías, un cierto Bresson, se expresa de este modo: "Los tejedores podrían vivir, si todos los años contasen con un trabajo regular; pero cada cinco o seis años sobreviene un período de paralización de los negocios, y a menudo se pasan dos años antes de que el comercio se reanime de nuevo. El invierno último (1836-1837) ha sido uno de los peores. El tiempo se mostró siempre desfavorable, y el comercio ha estado paralizado casi por completo, a causa del pánico que se apoderó de las casas americanas. Los comerciantes en sederías no podían desembarazarse a ningún precio de sus existencias, y los fabricantes tuvieron que suspender del todo la producción. Millares de tejedores no han conseguido hallar trabajo y han padecido mucha miseria" (1). Respecto de los tejedores de lana, que constituyen la clase más retribuída en ese oficio, Chapman, testigo autorizado, hace la siguiente observación: "Si su jornal fuera (1) Cf.: Report on the Rand-Loom Weavers. Londres, 1841, pág. 19. POR TOUGAN-BARANOWSIU 311 constante, dudo mucho que se quejaran de U situación, cualquiera que sea su deseo de verla mejorar; pero, por desgracia, los tejedores encuentran rara vez trabajo." Symons dice lo mismo de los tejedores escoceses. No hay rama del tejido en Escocia donde no exista el paro forzoso; todos los tejedores padecen mucho a causa del retorno periódico del marasmo comercial, y son bien pocas las regiones escocesa en que no carecieron de trabajo los tejedores el verano último. En realidad, el retorno frecuente de los malos períodos comerciales es un importante factor, ya que no el factor único, de la miseria de los tejedores a domicilio" (1). Las crisis industriales, no sólo provocan fluctuaciones en el jornal de los tejedores a mano, sino que ejercen también una acción permanente y nefasta sobre la situación de dichos obreros. Rebajan su condición, y, en consecuencia, los tejedores se habitúan a una vida cada vez más miserable, en relación con su jornal cada vez más mezquino. No había entre los tejedores a mano trade-unions, como tampoco sociedades de socorros mutuos. Las crisis y el paro forzoso pesaban con toda su fuerza sobre los trabajadores así aislados, y cada nueva crisis les hacía más incapaces de defender sus intereses. Esto producía la baja de los jornales. Además, como puede juzgarse por las palabras del Dr. Mitchel, que simpatizaba mucho con los obreros, la ociosidad de estos últimos durante las crisis ejercía una influencia nefasta sobre sus aptitudes para el trabajo y sobre sus costumbres: "Los obreros, dice el doctor Mitchel, están habituados, por la miseria, a vivir casi sin recursos, y su energía intelectual y física está extratraordinariamente debilitada; la costumbre de callejear, de no hacer nada, se adquiere al fin y al cabo. Lo ocurri (1 Loc. cit., pág. 20. 312 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA do en Braintree puede citarse como ejemplo convincente. Cuando en 1837, después de un paro forzoso de muchas semanas, tuvieron nuevamente trabajo los tejedores, el propietario de la fábrica observó en seguida que se trabajaba mucho menos, aunque el trabajo fuese siempre el mismo. Vióse, pues, el fabricante en la necesidad de exigir cada semana a los obreros un minimum de trabajo, y, no obstante, los tejedores, a pesar de que se les imponían multas, y del riesgo que les amenazaba de ser despedidos, persistieron en producir menos trabajo del que podían (1)." Las curvas de la criminalidad y pauperismo del diagrama 7 son :excelentes ilustraciones estadísticas de la teoría de Engels sobre el ejército industrial de reserva del capitalismo. Toda crisis industrial saca a millares de obreros de la categoría de los trabajadores, y no pudiendo ya esos obreros vivir de su trabajo, van a aumentar el ejército de los indigentes o de ls criminales. Cuando la crisis termina, el comercio vuelve a reanimarse, hacen falta más obreros, y las cárceles ven disminuir sir población. Sólo gracias a la existencia permanente de un número sobrante de trabajadores, puede la industria capitalista adquirir una extensión tan rápida durante los períodos de prosperidad. "El curso característico de la industria moderna bajo la forma de ciclo de diez años, interrumpido por fluctuaciones de poca importancia y compuesto de períodos de actividad media, intensa, crisis y paralización, proviene de la formación constante, de la mayor o menor absorción y de la reforma del ejército industrial de reserva, o, dicho de otro modo, del exceso de población. A su vez, las fluctuaciones del ciclo industrial reclutan ese (1) Loe. cit., pág. 21. POR TOUGAN-BARANOWSKI 313 ejército de reserva, y son uno de sus más enérgicos agentes (1)." La constante alternativa de períodos prósperos y desfavorables permitía a algunos negociantes y capitalistas realizar beneficios: las considerables gaüancias de los buenos períodos compensaban las pérdidas de los momentos de crisis; pero para los obreros no había ventaja en los períodos de prosperidad; los jornales de los trabajadores mejor retribuídos y organizados subían a veces; pero, por lo general, no cambiaban, aunque aumentasen los beneficios de los contratistas. En cambio, los ingresos de los obreros de las fábricas disminuían considerablemente durante las crisis, a consecuencia de la reducción de horas de trabajo, o del número de obreros precisos y de la baja de los jornales. Después de una crisis, los jornales seguían siendo, durante algunos años, más reducidos que antes de que dicha crisis se produjera. Pueden citarse como ejemplo la siguientes' cifras: Término medio de los jornales semanales (2). (1) K. Mrax. Das Kapital, vol. 1, edición, pág. 3. 649. (2) Cf. Returns of Wages, 1887, págs. 8, 15, 12. AÑOS . En una fábrica de géneros de algodón de Ilyde. Hilanderos de 1a clase. Tejedores. En una fábrica de géneros de lana de Leicester. Cardadores. 1821 1826 1831 35 chelines 6 peniques. 35 - 34 9 14 chelines. 13 12 18-25 chelines. 16-24 14-21 314 AÑOS LAS CRISIS INDUfTRIALES EN INGLATERRA En una fa%brica de géneros de algodón de 1!lanchester. Cardadores. liii ande ros. Tejedores. En 1847, los jornales de los tejedores disminuyeron en las fábricas de algodón de Manchester en más de la mitad; también bajan considerablemente los jornales de los hilanderos. La crisis de 1825 redujo relativamente poco los jornales de los obreros de las fábricas, pero hay que tener en cuenta que los ingresos de los obreros no dependen sólo de la mayor o menor elevación del jornal, sino también de la duración del trabajo, y éste se reduce siempre mucho en los momentos de crisis. Puede juzgarse de las fluctuaciones del número de obreros ocupados, por el ejemplo siguiente: Tanto por ciento de operarios sin trabajo entre los miembros de ¿a sociedad de obreros fundidores. (Fronfonnders of England, Irelarid aud Wales) (1). En 1831 1832 1833 1834 1835 1 0'-' lot) 1837 1838 1839 1840 En1841 1842 loAn 1CEO 1844 1845 1846 1847 1848 1849 1850 18,5 11,0 7,4 5,1 3,9 19,3 15,7 33,4 22,3 13,8 (1) Cf: Statistical tables and Reports ou trade Unions-Fourtk 5,8 7,1 8,1 5,4 5,0 12,4 10,5 11,1 14,8 I?eport, 1891, pág. 523. 1845 13 chel. 8 peri. 12 ehel. 9 chel. 9 pen. 1847 . .. 7 9 6 10 peri. 4 10 1849 12 - 12 - 9 5 POR TOUGAN-BARANOWSK 315 Los socorros entregados á los obreros sin trabajo, individuos de la Unión de cuchilleros, se elevaron (1): En 1832 a £ 2.572 En 1837 a 2.650 1833 742 1838 2.417 1834 653 1839 2.279 1835 60 1840 3.546 1836 40 1841 3.O0 La alternativa de períodos de prosperidad comercial y de paralización de los negocios se manifiesta claramente en estos números. De 1837 a 1842 aumenta notablemente el número de obreros sin trabajo, disminuyendo durante los períodos de 1834 a 1836 y de 1843 a 1846. Las constantes fluctuaciones de las cantidades obtenidas por los obreros por su trabajo, determinaron en 1830 al Parlamento inglés a instituir una comisión encargada de hallar los medios de que desapareciera semejante estado de cosas, o al menos, de que se atenuase. Dicha comisión formuló las siguientes conclusiones: " 1 a En los distritos industriales se manifiestan notables oscilaciones en el número de obreros utilizados, lo que produce una gran miseria entre los trabajadores. 2a Si se distribuyera uniformemente la ganancia media de algunos años, permitiría al obrero subvenir perfectamente a sus necesidades durante los malos períodos" (2). Péro, según lo expuesto por la comisión, la mayor parte de los trabajadores se hallaban sin recursos y en la más absoluta indigencia cuando venía el paro forzoso; sólo algunos obreros mejor pagados tenían depósitos en la Caja de Ahorros; la mayoría de ellos carecían de economías, y en los paros forzosos, se veían en la precisión de (1) Cf: Report of the National Ássociation for the Promotion of Social &ience ou trades Societies, 1860, pág. 359. (2) Cf.: Report frorn Ihe Select Commjttee on Manufactures Employmen 1830, pág. 1. 316 LAS CRISTS INDUSTRIALES EN INGLATERRA vivir miserableménte, de agotar su crédito, empeñar los trajes y muebles, y, por fin, pedir auxilio a las instituciones benéficas (1) Además, según la comisión, la penuria de los obreros provocaba una gran desproporción entre la producción y la demanda de mercancías. Cuando la demanda disminuye, debería reducirse, naturalmente, la producción; pero, precisamente en ese momento, la situación angustiosa de los obreros determina con frecuencia un aumento. La baja de los jornales hace que los obreros trabajen mayor número de horas por día, y redoblen sus esfuerzos; de este modo, la cantidad de mercancías acrece, cuando la situación del mercado exige que se reduzca. También algunos contratistas pueden hallar ventaja en que se extienda la producción cuando descienden más los jornales de los obreros. Sin embargo, todos los contratistas pagan las consecuencias de ese acrecentamiento extemporáneo, porque a él se debe que la crisis se haga más aguda, y que, a consecuencia de la superabundancia contiuua de géneros en el mercado, deje de ser temporal y pasajera, para convertirse en persistente y casi crónica. Si los obreros tuvieran medios de existencia durante las crisis, no descenderían tanto sus jornales y no se verían obligados a prolongar anormalmente las horas de trabajo. Entonces podría reducirse la producción en el momento en que disminuyera la demanda, y las crisis industriales serían menos graves y persistentes. Propuso, pues, la comisión, tanto en interés de los obreros, como de los contratistas, que se formasen sociedades de obreros, cuyo fin fuese ayudar a los que no tuviesen trabajo. Constituirían los recursos de esas sociedades donativos hechos a voluntad por los obreros, y cada miembro de las mismas (1) Loe. cit., pág. 7. POR TOUGAN-BARANOWSKT 317 tendría derecho, en caso de paro, a un socorro igual a la suma por él entregada, más los intereses. La propuesta de la comisión no era, pues, otra cosa que la formación de cajas de ahorros de una naturaleza especial, en que se limitaba el derecho de los depositarios a reclamar el reembolso de sus depósitos respectivos. El principio del seguro mutuo fue resueltamente rechazado por la comisión, a cuyo juicio las clases obreras preferirían siempre una sociedad en que cada uno respondiera por sí a una que respondiese por los demás sin recibir nada él mismo (1). Sabido es que los obreros han preferido las organizaciones de esta última especie. Las trade-unions son sociedades de seguro mutuo contra los accidentes a que se ve expuesta la ganancia del obrero. Sólo llegando hasta el fin en la aplicación del principio del seguro, consiguen esas sociedades más o menos su objeto, y vienen realmente en ayuda del trabajador en el momento del paro. Los jornales eran tan reducidos, que los obreros no podían hacer economías para los días de apuro; así es que las ca jas de ahorro propuestas por la comisión no se crearon jamás. Los períodos de depresión son también interesantes, desde otro punto de vista que hizo resaltar Brentano: precisamente en el momento en que se reduce la demanda de mercancías y en que bajan los precios, es cuando se efectúan grandes adelantos en la técnica, cuando surgen nuevas ramas industriales, se abren nuevas salidas, y, en general, la rutina antigua deja paso a los nuevos métodos. Cuando los precios bajan, los industriales y los co (1 Loe. czt., pág. 11. Georg Schanz hizo recientemente una propuesta análoga. Véanse sus trabajos: Zur Fra ge der Arbeiterversicherung (Berlin, 1895), y Nene Beitrige zurFrage der Arbeitlosenversicherung (Berlin, 1897). 318 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA merciantes se ven obligados, por instinto de conservación, a buscar los medios de producir con más ventaja y a hallar nuevas salidas. Durante los períodos de prosperidad, cuando la ganancia es elevada, los fabricantes se inquietan poco en perfeccionar su explotación; se esfuerzan en producir lo más posible, sin ocuparse de que sean mejores sus procedimientos de producción. Pero cuando los precios bajan, y se trabaja con pérdida, principian a introducirse las invenciones y descubrimientos que antes se habían despreciado. Esta circunstancia fue puesta de relieve por E. Chadwik en el discurso que pronunció, en 1865, en el Congreso de la "National Association for the Promotion of Social Science". "Es muy importante, dijo, recordar que los grandes perfeccionamientos de la industria algodonera se inventan en los períodos de depresión industrial. Un axioma del llorado Kermedy, a quien se llama el padre de la industria algodonera, dice: que los perfeccionamientos de la producción no se efectúan más que cuando descienden notablemente las ganancias" (1). Esto es lo que indicaron también algunos fabricantes ante la comisión parlamentaria de 1833 (2). Los informes de los inspectores de fábricas hacen con bastante frecuencia la misma aseveración. Por ejemplo, el inspector A. Redgrave, escribe en su informe de 1854: "Cuando el comercio va bien y las mercancías se venden, nadie se cuida de introducir perfeccionamientos ni de inventar nuevos sistemas de producción; pero cuando el co (1 Cf.: TJie Statesticai Society of London, 1865, pág. 3. (2) Cf.: Report on Manufactures, Commerce and Shipping, Minutes of Evidenee (Londres 1873). Informe de los fabricantes Smith e Hill. POR TOUGAN-BARANOWSKI 319 mercio se paraliza, se perfeccionan los medios de producción" (1). He aquí un cuadro que muestra la influencia de las crisis industriales sobre el precio de los tejidos de algodón: Precio medio de los tejidos de algodón, 7/8,72. Reed Printing Cloth (2). Después de la crisis de 1825, disminuye bruscamente el precio de los tejidos de algodón en más de una tercera parte. Durante los años siguientes no llega siquiera a la altura de 1826, y permanece considerablemente más bajo que en el período anterior a 1825. Esto prueba que la baja del preció de los tejidos fue provocada por una disminución correspondiente de su valor; en otros términos: por el perfeccionamiento de la producción, porque, de no ser así, después del retorno de un período de prosperidad, vol- (1) Cf.: Repon of the Inspector of Factories A. Red grave, 1854. (2) Cf: Neil An Account of the Prices of Printing Cloth, en el periódico titulado Statistical *9ociety of London, 1861, pá.. gina 495. En 1820 15 ch. 9 p. En 1835 10 ch. 2 p. 1821 15 " 3 " 1836 10 " - 1822 14 " 6 " 1837 7 " 9 " 1823 14 " - 1838. 8 " 5 " 1824...... 14 " 6 " 1839 8 " 7 '/ 1825 16 " 3 " 1840 7 " 3 " 1826 10 " 6 " 1841 7 3 " 1827 1828...... 1829 10 9 8 " " - 9 9 " " 1842 1843 1844 6 6 6 " " " 1/2 2 j'2 3 " " " 1830 1831 8 8 " " 8 11 " " 1845 1846 5 5 " " 11 '/ 6 " " 1832 183 1834 8 .8 9 " " " 7 11 4 " " " 1847... 1848 1849 5 4 5 " " " 8 '/2 9 /2 4 '/ " " >) 320 LAS CRISIS INDUSTRIA[4E8 EN INGLATERRA verían los precios a ser iguales que anteriormente. Asimismo, después de la persistente depresión de 1837 a 1842, el precio de los tejidos de algodón fue mucho más bajo que el de los años anteriores. Por el contrario, su precio sube, aunque sea poco, durante cada período de prosperidad, lo que es un indicio de suspensión o detención del progreso técnico. Así, el precio de los tejidos de algodón sube durante los períodos de 1823 a 1825, de 1832 a 1836 y de 1842 a 1844, aunque siendo en cada uno de esos períodos inferior al del período precedente. II Fluctuaciones de ¿a vida nacional de 1850 a 1870. Hemos indicado más arriba las causas del rápido desenvolvimiento del coriLercio inglés y del considerable aumento de la riqueza nacional desde 1850 a 1870. No es cierto en absoluto que a un aumento de la riqueza nacional acompañe siempre una mejora de la situación de las clases obreras; la mejor prueba nos la suministra la Inglaterra de la primera mitad del siglo xix, en que caminaron a la par con los progresos de la industria y el enriquecimiento de las clases superiores un empobrecimiento progresivo de las clases obreras y un descenso de los jornales en la gran mayoría de las industrias. Pero en el período que vamos a estudiar ahora, la situación del mercado del trabajo mejora considerablemente en favor de los obreros. La revolución industrial, que había exigido tan duros sacrificios, termina en las más importantes ramas industriales. No desaparecen la pequeña industria y el trabajo a domicilio; continúan existiendo en concurrencia con la gran industria y el sistema de las fábricas, POR TOUGAN-BARONOWSKI 321 pero la lucha entre ambos se limita a un dominio que va siempre restringiéndose. La máquina ha conseguido el imperio absoluto en las ramas más importantes de la industria que se ocupa de la transformación de las primeras materias. El trabajo a domicilio se halla aún muy esparcido en muchas ramas industriales secundarias, particularmente en las que no tienen que contar con el mercado exterior. Pero en la industria algodonera, donde la lucha entre la máquina y el trabajo a mano había sido tenaz durante algunas décadas, fue la fábrica quien consiguió una completa victoria. El número de los tejedores a mano disminuye hasta tal punto, que, al decir de Schulce-Gaevernitz, que residió en Manchester hacia 1889, era difícil en aquellos momentos hallar alguno en dicha ciudad. Esos tejedores (en su mayor parte viejos y achacosos) eran lamentables restos de una clase antes numerosa de trabajadores; continúan haciendo ciertas especies de tejidos pasados de moda, para cuya producción no requiere se emplee la máquina, por ser insignificante la demanda de ellos. Por consiguiente, la causa más importante del malestar de la clase obrera inglesa, durante los años comprendidos entre 1825 y 1850, a saber: la lucha de la fábrica contra el trabajo a domicilio y el trabajo a mano, dejó de pesar, como antes, sobre el mercado. Al mismo tiempo, la legislación sobre las fábricas, así como el progreso de las trades-union$, aumentaron considerablemente el poder social de la clase obrera. El resultado fue el alza de los jornales, la reducción de las horas de trabajo y, en general, la mejora de la situación económica de los obreros ingleses. Veamos ahora cómo se reflejan las fases del ciclo industrial en la vida nacional inglesa durante el período que consideramos. El cuadro siguiente y los diagramas 21 322 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA anejos se han trazado del mismo modo que los anterio- res (1): Condados Condados a gr 1 C 01 as. industriales. Inglaterra. I_Lø. C$ CD 0CD CD 0CDCD CD (t ! o oo CD CD D AÑOS z oc Pd0 i•a i Z. rt. ei. c CDDa rr • . • CD . .,OCD : •°CD Z 0 •a 0: : : • o . o : ' • . o . o : • : a . • . . . . . • . . . • • • •••ct CD.wDCDcDe 1851.. 128 202 167 748 199 258 180 385 172 220 155 535 1852.. 140 200 157 726 205 280 176 367 174 223 151 513 1853.. 144 204 149 716 206 272 165 317 179 229 147 487 1854.. 141 211 157 730 198 263 173 326 172 235 158 488 1855.. 138 216 129 703 176 261 151 354 162 226 138 494 1856.. 147 185 82 696 184 240 141 378 167 205 102 503 1857.. 146 199 83 672 181 257 163 332 165 218 105 478 1858.. 146 216 74 632 172 265 141 484 160 231 92 501 1859.. 144 209 65 641 191 241 126 326 170 224 85 450 1860.. 141 197 67 654 200 234 113 291 171 212 80 436 1861.. 136 200 75 686 186 252 121 291 163 216 91 451 1862.. 134 189 83 681 166 251 134 360 161 214 98 473 1863.. 138 213 77 678 183 260 145 960 168 230 101 563 1864.. 142 211 76 666 184 266 122 573 172 237 93 491 1865.. 142 207 73 657 189 276 125 450 175 232 93 467 1866.. 140 192 66 635 197 295 110 327 175 234 88 438 1867.. 138 188 65 632 186 262 111 397 165 217 87 450 1868.. 138 186 73 652 183 266 112 356 161 218 92 480 1869.. 136 194 74 675 177 255 104 342 159 223 87 477 1870.. 135 205 68 666 180 260 121 363 161 229 78 488 Término medio. 140 201 93 677 187 261 137 399 168 224 106 483 (1) Se han hecho los cálculos con arreglo a los datos que proporcionan las estadísticas oficiales: Reports of Registrar General of Birtlzs, Deaths ands Marria ges in England and Wales, Returus of Paupers Relieved y Judicial Statistics of England and Wales. fo j%CS .. 'rn ¿ b I tQO o '1 Iz' q frL$' + .) * o . J (2 / POR TOUGAN-BARANOWSKI 323 DIAGRÁMA NUM. 9 Condados agrícolas. AÑOS - -.---.- - - -- -. . - %) c_. s '-'b - ç '- '0 "-t G. - a o '1 Id Lj o . •%_ - - - - - - . - c_p. . -L -.c ,-. B24 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIAGRAMA NÚM. jo Coiidados industriales. AÑOS .- . - Qp d7' 4JZ' 4-!G o ¡2 4 3 et t7 4L0 . . 17 ,. 9 -4- '4 • q o o '-4 - ¿4 -% - 1 - ¿o -Ja ç_. - '-a .•,r- c c 5NQNc\ \ -a - -c:- '- 0\ -4 -.t - - -.- - .% - - .- - - 4. oç a ,S • a-' -' AÑOS 32 •j:Ç o . /2 q 4c1 *16 O .bq _ 12 _1 tI' o _1 'jo o Ib.lL POR 'TOUGAN-BARANOWStI DIAGRÁMA NUM. 11 Inglaterra. AÑOS AÑOS 326 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Basta dirigir una rápida ojeada sobre los dos diagramas primeros (números 9 y 10), para advertir que las fluctuaciones. de los matrimonios, la mortalidad, el pauperismo y la criminalidad fueron de 1851 a 1870 bastante más irregulares que durante el período anterior. La curva de los matrimonios en los condados agrícolas tiene un descenso un poco mayor en 1854 y 1855, de 1860 a 1862 y en 1867; todos estos años se señalan por sus malas cosechas. Entre las variaciones de la curva de la mortalidad y las de los matrimonios puede observarse cierta dependencia de 1851 a 1858; pero de 1860 a 1870 no aparece ya dependencia alguna, y la curva de la mortalidad se mueve más bien en el mismo sentido que en sentido contrario que la curva de los matrimonios. La unión entre las variaciones del pauperismo y las del matrimonio aparece más claramente. La curva de la criminalidad desciende mucho en 1855 y 1856, a causa de una modificación del procedimiento criminal introducida en 1855, y que tuvo por consecuencia una considerable disminución del número de comparecencias ante los tribunales de justicia. En los condados industriales (diagrama núm. 10) se advierte, como en otro tiempo, una correlación mayor entre las fluctuaciones de la curva de los matrimonios y las del pauperismo. Casi siempre, cuando el número de pobres aumenta, baja la de matrimonios, y al contrario. Disminuye mucho el número de matrimonios y aumenta el de indigentes en los años de 1854 a 1855, 1858, 1862 '(en 1863 llega a su máximum el pauperismo) y 1867. La disminución del número de matrimonios en 1855, en los condados industriales, fue provocada por la reducción del comercio inglés al ocurrir la crisis australiana. En 1858, a pesar de la excelente cosecha, desciende el número de matrimonios en los condados industriales, a consecuencia de la crisis industrial del año anterior. La escasez del algodón ejerce, POR TOUGAN-BARANOWSKL 327 como puede verse en el diagrama, influencia enorme sobre la situación de la gran masa de la población inglesa en los centros de la industria algodonera. Multiplícase el número de pobres y desciende a su mínimum el de matrimonios. Compárese este hecho con las palabras anteriormente citadas del Economist sobre "el apogeo de la industria inglesa de 1860 a 1865k. De 1867 a 1870 (período de depresión) disminuye el número de matrimonios, como era de esperar. Ias variaciones de la mortalidad no corresponden siempre a las variaciones del pauperismo. En 1866, sobre todo, se manifiesta una divergencia considerable; cuando aumenta mucho el nftmero de matrimonios y el pauperis mo disminuye, se acrecienta el número de defunciones en los condados industriales. La causa de esto fue la epidemia colérica que apareció en el Lancashire en 1866. La curva de la criminalidad desciende, aunque presentando variaciones considerables; el máximum de criminalidad corresponde a 'los años de 1854, 1857 y 1863; los dos primeros fueron años de estancamiento industrial, y el último de escasez de algodón. El diagrama 11, relativo a toda Inglaterra, es, por decirlo así, la suma de los dos primeros, y no ofrece nada de particular. Hay que reconocer, sin duda, que la influencia del ciclo de la industria sobre la vida nacional, durante los primeros veinte años de librecambio, se vió muy oscurecida por la influencia de diferentes factores ocasionales y de acontecimientos fortuitos. Dijimos más arriba que las crisis industriales pesan COn tódo rigor sobre la clase obrera, mientras los contratistas pueden cubrir las pérdidas de los años malos con las ganancias de los períodos favorables. Las fluctuaciones periódicas de la industria y las de la vida nacional que 328 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA las acompañan, se deben a la tendencia de los contratistas de aprovechar toda ocasión favorable para extender sus negocios. No solamente todo aumento de la demanda va inmediatamente seguido de un aumento de la. oferta, sino que se suscita también la demanda artificial- mente mediante la venta de mercancías en condiciones favorables, a crédito. Hacer todo lo posible por dar extenSión a sus negocios y vender cada vez más mercancías es. el esfuerzo de todo comerciante. Quizá, considerados eu conjunto, verán los comerciantes los inconvenientes que entraña un aumento excesivo de la oferta; pero no está en mano de cada uno de ellos combatir el abuso que él mis- mo reconoce, y no puede esperar salvarse más que por el progreso de sus negocios y la derrota de sus concurrentes; esto es, empleando procedimientos comerciales que engen- dran ese mismo abuso. Por otra parte, ocurre también que la aparición periódica de momentos de depresión favorece a los grandes comerciantes, capaces de soportar las tempestades industria- les que arruinan a los pequeños. Así, la grave crisis de la industria algodonera provocada por la escasez de algodón,. disminuye el número de fábricas de algodón y aumenta el número de husos. En 1862, más de una tercera parte de las filaturas de (1) Report of Inspector of Fact ories Baker, )869. AÑOS Numero fábriea de algodón Reino-Unido (1). Número husos en esteas fábries. (por millares) (1). 1862 1867 2.887 2.549 30.387 32.000 POR TOUGÁN-BA.RANOWSKI 329 algodón tenían una fuerza motriz que no pasaba de veinte caballos; la mayor parte de esas pequeñas fábricas desaparecieron a consecuencia del encarecimiento de la pri.mera materia y del paro, y vinieron a ocupar su lugar grandes fábricas. Completamente distinto es el efecto producido por las crisis industriales en lo que respecta a los obreros. Los obreros se benefician muy poco del período de prosperidad, y padecen duramente a consecuencia de la depresión que la sigue. Para los obreros, las depresiones periódicas son un mal de gravedad extrema, contra el que tienen que combatir desesperadamente. Por la disminución del número de matrimonios y el aumento de la mortalidad y de la criminalidad de 1862 a 1864, en los centros de la industria algodonera, puede juzgarse la grave repercusión que tuvo en la clase obrera el hecho de disminuirse la producción. El desenvolvimiento de la producción, tan beneficioso para el comerciante, significa para el obrero un aumento de trabajo, a que no acompaña siempre una subida del jornal. Así, los esfuerzos de los obreros se dirigen, naturalmente, a conseguir la mayor estabilidad posible en la producción y en los jornales. Léase la historia de una importante huelga de mineros en el condado de York, en 1858 (1). Hacia 1850, los precios del carbón en el condado de York aumentaron er un 60 por 100, y los jornales de los mineros pagados a destajo, únicamente en un 30 por 100. La diferencia entre el alza de los precios y la de los jorna-. les constituía el aumento de beneficio de los contratistas Así, el contratista y el obrero habían acrecentado sus ga (1 Cf.: West- Yorlcshire Coal -Strike and Lock out by. J. M. Ludlow (Trades Societies and Strikes, Report of the Commitee appointed y the National Association for tite Promotion of SoQial Sciences, 1860.) 330 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA nancias, pero siguieron una línea de conducta completamente opuesta. Los contratistas trataron acto continuo de agrandar los antiguos pozos y construir otros nuevos, esforzándose en extender la producción para aprovecharse del alza de los precios. Los obreros, por el contrario, vieron en el alza la posibilidad de reducir las horas de trabajo. Así, al decir de lbs contratistas, los obreros disminuyeron la duración de su trabajo cotidiano en proporción tal, que sus jornales siguieron siendo los mismos que antes del alza. Por consiguiente, los contratistas no pudieron aumentar la producción más que tomando nuevos obre• ros; pero estos últimos no estaban habituados al trabajo de la mina y trabajaban mal. A pesar de todo, consiguióse el aumento de la producción; pero los precios del carbón bajaron entonces. Los industriales trataron de mantenerlos en su altura anormal, concertándose entre sí para no vender carbón a un precio inferior a la tarifa fijada. Pero la competencia entre los contratistas destruyó bien pronto los efectos del acuerdo, y los precios continuaron bajando. Entonces los productores tomaron un nuevo acuerdo, que se ejecutó con más fortuna: en el Congreso de productores de carbón, de Marzo de 1858, se decidió por unanimidad bajar los jornales de los obreros en un 15 por 100. Para dar más fuerza a su resolución, se comprometieron a la vez a suspender el trabajo en todo el distrito si los obreros no aceptaban esa disminución. Los productores pensaban matar así dos pájaros de un tiro: domar a los obreros, al restringir la producción, y subir los precios del carbón. La reducción de la producción, durante los períodos de baja de los precios, es considerada por los contratistas como un medio excelente para poner fin a la desagradable situación creada por la superproducción. Al decir de personas competentes, los productores de carbón nada desearon tanto, en aquellas POR TOUGAN-BARANOWSKI 3i circunstancias, como una pequeña huelga de mineros. Así, se beneficiaban de la mayor parte de las ventajas debidas al aumento de la producción, y los obreros tenían que soportar todo el peso de la reducción de la misma. El proyecto de los contratistas provocó una huelga general de mineros y la formación de la primera organización corporativa poderosa entre los mineros del Yorkshire. Esta asociación decidió que ninguno de sus miembros trabajase más de ocho horas diarias y que no ganara por día más de un jornal máximo determinado. Esta última disposición era particularmente desagradable para los patronos, porque equivalía a regularizar la producción. Si hay que creer a un productor de carbón, precisamente este último acuerdo fue el más vivamente combatido por los patronos. La huelga duró más de dos meses, y terminó con un convenio. La asociación corporativa se había afirmado, y mantuvo la disposición que tanto desagradaba a los contratistas; pero los obreros aceptaron una reducción de jornal. En esta huelga se manifiesta claramente la diferencia de actitud de los contratistas y de los obreros ante las fluctuaciones de la industria. Los obreros tratan de hacer la producción lo más regular posible renunciando a la vez a un aumento de su ganancia; los contratistas, por el contrario, se esfuerzan en extender todo lo posible la producción durante los períodos de prosperidad, lo que ocasiona después la reducción de la producción durante los períodos desfavorables. Para los contratistas, y hay que insistir particularmente sobre esto, las crisis es un correctivo natural de la prosperidad anterior, una dificultad pasajera, que se verá plenamente compensada por las ventajas futuras, mientras para los obreros la crisis industrial es la penuria y la miseria, que no pueden com 332 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA pensar los jornales, aunque sean un poco más elevados durante las fases favorables del cielo industrial. III Fluctuaciones de la vida nacional de 1870 a 1900. Los treinta últimos años del siglo anterior se caracteri - zan por una suspensión relativa del progreso de la industria inglesa y por la decadencia de la supremacía iridustrial de Inglaterra, así como por un cambio enel carácter de las crisis industriales. Depresiones de larga duración suceden a las crisis agudas. Pero, al mismo tiempo, ese período se distingue por rasgos completamente opuestos, a saber: el alza de los jornales y, en general, por la mejora de la situación de la clase obrera. Esta contradicción se explica por el aumento continuo de la fuerza social de los obreros ingleses. A pesar de la desfavorable situación del mercado de las mercancías, la clase obrera ha sabido conquistarse una mayor suma de bienestar. La legislación sobre las fábricas y el potente desenvolvimiento del sistema de trade-unions, así como el movimiento cooperativo de las clases obreras, han reforzado extraordinariamente la situación del obrero en el mercado del trabajo. Debido a esto, la influencia del ciclo industrial sobre la vida de la nación es hoy bastante más débil, como puede verse por el cuadro y los diagramas que siguen: (Véase el cuadro de la pág. 333.) Observamos en el diagrama 12, que en los condados agrícolas fueron muy pequeñas las fluctuaciones del pauperismo. La curva del pauperismo desciende fuertemente de 1871 a 1879; más tarde, se interrumpe el descenso durante algunos años. Después de 1880 vuelve a bajar con no menos rapidez, y a partir de 1885 permanece casi inmóvil. POR TOUGAN-]3ARANOWSKI 333 Condados Condados a gr í C 01 as. Industriales. Inglaterra. - - - e*E -' -''-C' , , - o CDCD CD CCD gCPce CD 0CD o o CD AÑOS: .-. cC-. c c . CD : CD CD CD CD - 'CD •CD ' :°: : :0 • ___ • CD • ' . •CD . •DD 1871.. 138 199 58 616 189 267 87 269 167 226 71 427 1872.. 143 184 47 553 199 245 86 225 174 213 64 380 1873.. 144 183 48 513 194 244 85 2C8 176 210 64 351 1874.. 140 187 46 489 188 269 91 194 170 222 64 330 1875.. 135 204 45 458 188 257 84 178 167 227 61 210 1876.. 139 179 44 419 185 248 98 170 165 209 66 290 1877.. 131 181 44 402 176 233 97 173 157 203 64 287 1878.. 132 192 50 391 166 249 93 190 152 216 65 290 1879.. 129 190 45 388 152 234 97 234 144 207 65 304 1880.. 129 190 42 393 160 232J 84 215 149 205 57 300 1881.. 133 173 39 389 163 211 80 206 151 189 57 297 1882.. 132 177 45 380 168 25 88 199 155 196 58 289 1883.. 134 179 39 366 164 222 79 199 155 186 55 283 1884.. 136 183 44 356 160 226 72 194 151 197 54 278 1885.. 128 180 37 350 154 214 67 196 145 192 50 273 1886.. 131 184 43 353 151 221 65 201 142 195 51 280 1887.. 127 172 42 348 152 224 58 196 144 191 48 277 1888.. 125 168 42 351 154 207 62 190 144 181 49 275 1889.. 129 159 36 346 157 217 55 179 150 182 43 266 1890.. 131 175 35 344 163 228 55 173 155 195 42 257 1891.. 135 177 30 345 164 232 49 173 156 202 40 250 1892.. 139 180 33 330 161 210 49 179 154 190 42 250 1893.. 131 169 32 340 151 20 44 181 147 192 41 254 1894.. 133 153 32 344 158 183 44 181 151 166 40 255 1895.. 132 168 34 316 156 218 38 187 150 187 38 200 1896.. 137 152 30 349 165 194 35 185 158 171 36 258 1897.. 141 158 29 343 163 201 38 185 160 174 36 255 1898.. 142 158 33 335 159 184 38 189 162 176 37 268 Término medio. 134 176 40 390 167 226 69 195 155 197 52 287 Sabido es que los jornales de los obreros agrícolas aumentaron considerablemente de 1870 a 1880, lo que se de- 334 4', 1 4'o 1 ¿8 * 1. o ¿o * * -t. ¿. +1 . 1€! 1-a. o -t-o LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIAGRAMA NUM. Condados agrícolas. AÑOS 12 -*. 'o 1' 1- * Lg * &4tÇ 1 -fr • + + ¿, 1 • o - - - - J$1 -,- Lo 1- ÷ J o - : - - ' - -J -F •. .-j - - - '_•) gv-' - - - - - .$) - - ç__ .- e-., - - ç -. ? . - 1 AÑOS POR TOUGAN-BARANOWSKI DIAGRAMA NUM. 13 335 • '10 ÷ 32 ÷ ¿y 1 • a 1, -.9 -.. 1 ÷ LLI • 36 .t •3! + ¿ U to o -.1. -1' - - -u - - Condados indus t riales. AÑOS •1- 1ID + * 2 + ?q + ¿o .,. .- 1.Lf -8 - It - - 90 1J 1 + + 2q + ¿0 + it i4 o - It - ¿a ¿II a - , 4'O - Zj9 •'- rL '%_ '%. . %. -. %. •% .% %_ " ... - .- . - . -. -. ..- .... c D °r e. c ° ° •__ _i._s-_C_ '- \ -.4 . f'. (---C - -* ,_ c % e \/\ ¡\\ - AÑOS % 1% ,b' 4 ¿ ' r f '. , Ii 1 / tI t \:/\ç%\J '\'ezr - 336 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA DIAGRAMA NUM. 14 Inglaterra. AÑOS . •-__,.,_ '%. %_ .% •%. •% %. -... )Z? - - I %,. '- -..3 -.3 -J - '-1 %(') .4. + j + ¿ q - + + o .t1 -( GE - , 4 I. .i 1 . 4' '1. ,* + 2 q + ¿1) t .. -4, -/- .,1Ç j L( .2o ti' CV -ti', 4 L o .bq •b(Z. -4' _._%__ _-%._.•io AÑOS POR TOUGAN-BARANOWSKI 337 bió en parte a los sindicatos de trabajadores del campo, dirigidos por J. Arch. No puede desconocerse que este hecho fue la causa principal de la disminución del pauperismo. La curva de la mortalidad desciende en conjunto, aun- que se halla sujeta a variaciones considerables; las de la curva de la criminalidad (que desciende igualmente) son más importantes aún. La disminución del número de crímenes en 1880 debe atribuirse, hasta cierto punto, a la aplicación del nuevo procedimiento criminal de 1879. En general, la disminución del pauperismo, de la mortalidad y del número de crímenes en los condados agrí. colas de Inglaterra atestiguan la mejora de la situación de los trabajadores del campo. Es cierto que la disminución del número de matrimonios contraídos parece probar lo contrario; pero hay que tener en cuenta que, aunque las variaciones anuales del número de éstos dependen estrechamente de la situación económica de la población, esto no se aplica a los cambios de su cifra media en el transcurso de períodos de larga duración. No es difícil que el aumento del bienestar, unido a nuevas costumbres y a un nuevo género de vida, vayan seguidos de una disminución del número de matrimonios. El diagrama 13 se relaciona con los condados industriales. Las dos primeras curvas (la de los matrimonios y la de los indigentes) varían, como era de esperar, en sentido inverso, formando en conjunto una figura simétrica. Todo lo dicho en la primera parte de esta obra, acerca del cambio del carácter de las variaciones observadas en las curvas del diagrama 3, que expresa el progreso de la industria inglesa durante esos últimos años, puede aplicarse punto por punto a aquellas dos curvas. Las curvas de los matrimonios y del pauperismo han tomado el carácter de líneas ondulantes, cuyos movimientos tienen una perfecta regularidad. El paralelismo de las variaciones de 22 338 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA. la euiva los matrimonios y de la de la. exportaci.n británica aparece claramente. Pero. en los últimos años del siglo xix obervanios el aumento del pa4uperismo, a la vez que el aumento de la exportación. Este hecho se explica verosímilmente por las modificaciones. de la asistencia a los pobres, introducidas en 1874. Estas modificaciones pudieron tenerpor resultado una mayor actividad de la beneficencia pública en la distribución de socorros, lo que es propio para aumentar el número de indigentes. Las curvas de la criminalidad y de la mortalidad varían mucho menos regularmente. El considerable descenso de la criminalidad, en 1880, debióse a la reforma del procedimiento de que ya hemos hablado. Pero si comparamos las variaciones de las cuatro curvas de 1870 a 1880 y de 1880 a. 1890, advertimos inmediatamente que durante los diez primeros años fueron esas variaciones más considerables, y correspondían mejor a las fases del ciclo industrial que en los segundos. Así, por ejemplo, después de 1870 (momento de prosperidad) se produce un aumento en el número de matrimonios y una disminución del pauperismo, de la criminalidad y de la mortalidad. Por el contrario, hacia el fin de Ja década (depresión) observamos una importante recrudescencia del pauperismo y de la criminalidad, mientras decrece notablemente el número de matrimonios; pero al mismo tiempo disminuye la mortalidad. Esto prueba que, en los años que nos ocupan, la paralización de los negocios no tuvo consecuencias tan funestas como durante el período de 1840 a 1850, en que una crisis industrial hacía más estragos que cualquier epidemia. De 1880 a 1885, a pesar de la depresión, es apenas sensible el aumento del pauperismo, y no ejerce dicha depresión influencia alguna sobre la criminalidad y la mortalidad. POR TOUGAN-BARANOWSKI 339 De 1890 a 1900, son aún menos importantes las fluctuaciones del número de matrimonios.La curva de éstos no tiene más que pequeñas variaciones, determinadas por las fases del ciclo industrial. El movimiento próspero de los años que precedieron inmediatamente a 187Ó se manifiesta por la progresión de esa curva, y la depresión que sobrevino después de aquel año por el descenso de la misma. En 1896, al abrirse un nuevo período de prosperidad, advertimos aumento de número de matrimonios. Por el contrario, es imposible establecer relación alguna entre las fluctuaciones de la mortalidad y las fases del ciclo industrial. La mortalidad más baja se observa en 1874, durante una depresión. Es manifiesto que las fases del ciclo industrial no determinan ya, como anteriormente, de una manera decisiva la mortalidad en la población inglesa; y quela influencia nefasta de la crisis se encuentra considerablemente atenuada. La curva de la criminalidad desciende casi sin fluctuaciones 1 Durante los últimos años, apenas es posible reconocer el movimiento de flujo y reflujo de la industria. La curva sólo sube en 1888 y 1897 durante el período de prosperidad industrial, y la depresión que sigue a 1890 no impide la disminución del número de crímenes. El diagrama 14, relativo a toda Inglaterra, nos muestra con perfecta claridad el cambio ocurrido en las condiciones de vida del pueblo inglés. Las fluctuaciones de los matrimonios y del pauperismo son escasas, pero existe entre ellas y las fases del ciclo industrial cierta relación. En cambio, esta relación desaparece casi por completo en lo que respecta a las fluctuaciones de la mortalidad y de la criminalidad. Resulta interesante la comparación de los diagramas 3 y 12- 14 con los diagramas 1 y 4 - 8. Estos últimos representan la vida del pueblo de 1825 a 1850. Vemos en 340 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA ellos bruscas fluctuaciones periódicas de la vida nacional determinadas por las fases del cielo industrial. Esas fluctuaciones se acusan particularmente en la vida de la población industrial. Cada crisis industrial ejerce sobre la clase obrera una influencia sumamente nefasta; las casas de trabajo, así como las prisiones, se llenan de obreros, y la mortalidad aumenta en proporción considerable. Al mismo tiempo, el comercio y la industria hacen, a pesar de la violencia de las crisis, rápidos progresos. El acrecentamiento de la exportación forma un contraste evidente con la situación, cada vez más miserable de la población obrera. Los diagramas del período comprendido entre 1870 y 1900 denotan una situación completamente distinta. En vez del rápido movimiento ascensional, interrumpido por bruscos descensos durante los años de crisis, advertimos ondulaciones regulares de la curva, cuyo nivel no se modifica. El progreso industrial del país se detiene manifiestamente. Pero al mismo tiempo se observan indicios de una indudable mejora en la vida nacional. Las fases desfavorables del ciclo industrial no ejercen ya sobre la situación de los obreros la acción destructora de antes. Ni aun en los distritos industriales hay aumento de mortalidad o de criminalidad durante los años de crisis. Este cambio es tanto más notable, cuanto que, como veremos después, los paros no desaparecieron durante la iiltima fase de la evolución del capitalismo, y no hay tampoco razón para creer que disminuyeran sus proporciones. Más tarde volveremos sobre este tema. Lo cierto es que las estadísticas anteriores prueban que la influencia de la depresión comercial y del paro sobre la vida de las grandes masas obreras inglesas ha sido contrarrestada en estos últimos tiempos, y en parte suprimida por otros factores. POR TOUGAN-BARANOWSKI 341 Los principales de estos factores son el mejoramiento general de la situación económica del obrero inglés y el desenvolvimiento de las trade-unions. La importancia del primero es evidente; cuanto más elevados son los jornales, más fácil es al obrero resistir los períodos de paro. Por su parte, las trade-unions impiden las consecuencias nefastas del estancamiento de los negocios de dos maneras: primeramente, con los auxilios que reparten entre sus miembros durante los períodos de paro, y después, regularizando la producción. Sin duda, todas las asociaciones corporativas no pueden venir en ayuda de sus miembros cuando éstos carecen de trabajo. La principal razón de que la mayoría de los obreros sin trabajo no puedan recibir socorros de las asociaciones corporativas, es que las trade-unions sólo comprenden una quinta parte de los obreros adultos del Reino Unido ocupados en la industria (1). Sin embargo, la influencia de las trade-unions sobre las condiciones de trabajo es mucho más considerable de lo que podría creerse con arreglo a esa cifra. No son solamente los obreros organizados, sino todos los obreros, quienes se benefician de la regularización de las condiciones de trabajo hecha por las trade-unions. Así, 5. y B. Weff se expresan en su notable obra industrial Democracy, del modo siguiente: "La extensión de los contratos de trabajo colectivo es muy superior a la de las trade-unions. No hay sobre este punto estadística exacta; pero veremos que en todas las ramas industriales donde trabajan en común en los talleres los obreros calificados, el importe del jornal y la duración de las horas (1) Jleport by the Ohief Labour Correspondent of Ihe Board of Trade on Trade-Unions, 1898, pág. 23. 342 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de trabajo (a menudo también otras muchas condiciones) del 90 por 100 de entre ellos, se estipulaban por adelantado por medio de contratos colectivos. Personalmente, los obreros no toman absolutamente parte alguna en esos contratos; los representantes de sus corporaciones son los que se ocupan de sus intereses." Las trade-unions ponen en juego toda clase de recursos para luchar contra la reducción de los jornales en los momentos de depresión, y como todos los obreros, estén o no organizados, perciben el mismo jornal, fácil es comprender que no puede juzgarse de la importancia de una trade-union considerada como medio de protección del salario normal del obrero, por el número relativamente poco considerable de sus asociados. Antes, una crisis industrial ejercía su funesta acción sobre la situación de los obreros de dos maneras: primeramente, sobrevenía una reducción del número de obreros utilizados, o del número de días a la semana en que se trabajaba, y después provocaba el descenso cTe los jornales, lo que acrecía aún más la penuria de los trabajadores. Hoy, el paro, durante los períodos de suspensión de los negocios, es casi tan importante como en otro tiempo; pero, a causa de la poderosa organización de las trade-unions, los jornales resultan bastante más estables. En otros términos, la crisis alcanza hoy particularmente a los obreros sin trabajo, mientras en otras épocas pesaba sobre toda la población obrera, tanto sobre los que trabajaban, como sobre los que no lo hacían a consecuencia del paro. Hemos citado más arriba algunos ejemplos de la considerable disminución de los jornales durante la crisis de 1847. En el capítulo siguiente daremos otros ejemplos de la misma clase. Hoy ya no se ve nunca que los jornales queden reducidos a la mitad durante los períodos de paralización de los negocios. Los jornales ordinarios de los POR TOUGAN-BARANOWSKI 343 trade-unionistas varían muy poco, como puede verse por el siguiente cuadro (1): jornales la crisis que atravesaba ya la industria desde hacía algunos años. Asimismo, no se percibe influencia alguna de la depresión sobrevenida, durante el período de 1880 a 1890, en los jornales de los tejeros. Es de gran interés comparar el cambio de los jornales corrientes de los trade-unionistas con las fluctuaciones (1) Cf.: Flourth Report Qn Trade- Unions, 1891, Amalgamated Society of Carpenters and Joinere. Amalgamated Eugineers. Steam En gii e - Makers Soeiety. Glaes BottleMakers Society. Coperative Bricklayers AÑOS Society. Salarios Le- mariales (verano). ch. p. 1871 18-37 8 1872 20-39 9 1873 Idem. 1874 24-39 4 '/ 1875 24-41 1 /2 1876 24-45 5 1877 Idem. 1878 24-4 4 /2 1879 1880 1.881 1882 1883 1884 1885 idem. 1886 1887 1888 1889 1890 r. o . . 2. 3,5 1,3 1,0 0,87 0,82 0,81 1,1 2,5 7,6 6,3 4,9 3,0 3,2 4,0 6,1 7,8 5,8 5,5 3,2 1,9 Salarios se maiiales. ch. p. 20-37 8 20-37 2 4/ 2040 21-42 4 20-42 20-42 4 Idem. 20-41 7 } Idem. 20-42 4 Idem. 20-40 Idem. 120-42 4 1/ Idem. 1 SS- larios sema nales. ch. 24-36 26-36 Idem. 1 24-36 Idem. 1 26-38 1 Idem. 1 Sa larios serna - nales. ch. 30 33 36 Idem. 33 33 30 27 Idem. 30 Idem. Q2r .d. 1,93 0,73 0,49 0,85 1,16 2,63 6,1 7,3 13,4 11,4 5,16 7,3 4,23 6,26 5,3 7,5 62 5,14 4,37 2,9 1 En el alza de los j ornales de los tejeros, producida de 1874 a 1878, es donde mejor se advierte hasta qué punto influye poco sobre los jornales la paralización de los ne gocios. Hasta 1878 no comenzó a obrar también sobre los .-.o n CD,t n : . S- larios Serna- nales. ::;1-' s •( : ch. 1,3 22-36 0,58 0,9 24-36 0,53 1,1 1,6 2,4 24-36 26-36 0,65 0,81 1,2 Idern. 6,5 Y 13,3 1 24-36 Çidem. 1 1,8 1 26-38 2,3 5,1 6,2 7,4 Idem. ,3 4,2 1,9 1,6 30-38 4,7 10,1 2,1 1,1 1,4 2,6 4,4 5,8 5,8 26 0,9 0,67 344 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA del número de obreros sin trabajo de los miembros de las asociaciones corporativas. El número do obreros sin trabajo se halla sujeto, como puede verse por las cifras dadas, a variaciones con.siderables; pero esto sólo influye muy débilmente sobre los jornales. Así, en 1879, el número de obreros sin trabajo que existía entre los carpinteros organizados aumentó considerablemente, mientras los jornales siguieron siendo los mismos, y aunque el paro fue aún mayor en 1886, esto no impidió tampoco que subiesen sus jornales. Los de los constructores de máquinas sólo disminuyeron en 1879; durante los demás años permanecieron estacionarios o aumentaron, aunque la proporción de los obreros sin trabajo fuese muy elevada. Respecto de los últimos años del siglo xix, existen estadísticas más generales sobre el movimiento de los salarios en el conjunto de la clase obrera. He aquí las de los años 1893 a 1899 (1): (1) Cf.: The Labour Gaette, 1900, núm. 1. ANOS Número de obreros cuyos salarios han aumentado disminuído. T&mino medio del aumento o disminución del salario semanal de un obrero. Aumento. Disminución. 1893 1394 1895. 1896 1897 1898 1899. 549977 670.386 436.718 607.654 597.444 1.015.169 1.111.197 Chelines. Peniques. 0 5 0 0 0 0 0 10 1 0 1 7 1 6 1/ Chelines. Peniques. O O 1 4 t/ 1 3 0 0 0 0 0 0 O O POR TOUGAN-BARANOWSKI 345 Según estos cálculos, a pesar del paro considerable, los jornales subieron algo en 1893. Durante los dos años siguientes, sobrevino una disminución; pero fue completamente insignificante si se la compara con las que causaban las crisis de otras épocas. Los jornales disminuyeron, por término medio, poco más de un chelín por semana; es decir, verosímilmente, bastante menos del 5 por 100. En esta estabilidad de los jornales a despecho del paro, es donde reside la diferencia esencial que se observa entre el paro de hoy y el de antes. Esa diferencia se debe, en particular, a 'la organización obrera. Aunque haya muchos más obreros no organizados que organizados, las ventajas de la organización favorecen, en cierto sentido, a toda la clase. El mercado obrero inglés no es ya un revuelto amasijo de trabajadores, entre los que no existe lazo alguno, y que compiten entre sí. Un grupo relativamente pequeño de tradeunionistas reglamenta las condiciones del trabajo de todos los obreros calificados y también de una parte de los demás, y las leyes sobre las fábricas reducen asimismo la competencia entre los obre. ros. Las sociedades de socorros mutuos (Friendly Societies), así como las cooperativas de consumo, refuerzan igualmente el poder económico del trabajador inglés. Por todas partes se levanta el "Standard of Life" del obrero. Así, las crisis no descargan con toda su violencia más que sobre los obreros más débiles; ya no pesan, como antes, sobre el conjunto de la clase obrera. En los diagramas anteriores hemos visto que el ciclo industrial ha dejado de determinar la vida de la nación como antes lo hacía. El cuadro y los diagramas siguientes muestran este hecho con asombrosa claridad. 346 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA CONDADOS CONDADOS TRRA AGRtCOLAS INDtJSTaJALES INGLA _;-.---;.-;--_; 4 Z • )...L _ ccs '- c o - • * • -(1 & 0CD 0 C 0 0 0 D'- - s12g ANOS : Z. : . : : CO CO CD CO C1) : O *0*0 *O • . .C *. .0 . . .-'0 . •- .0 ..... .0(12 .(D . CD .0 .0 .0 •E .0 • .12 •12 . c oj cz .0.0 •C .0.C .0 •0. .m • . . . . . •C •d_• • . • • • r. • 1899 148 161 29 163 194 32 165 183 33 257 1900 143 161 24 158 195 30 160 182 29 243 1901 143 157 25 150 181 26 159 169 27 238 1902 145 149 24 157 169 28 159 162 29 241 1903 146 140 24 157 166 28 156 154 28 245 1904 141 148 31 149 177 28 152 162 29 246 1905 143 144 32 154 159 30 l53152 30 256 1906 144 132 28 159 189 28 154 154 28 257 1907 . 144 142 30 142 158 30 158 150 29 252 1908 142 138 30 151 158 35 149 147 35 252 1909 143 137 31 145 155 35 146 145 29 255 Término medio. 144 146 28 153 173 30 156 160 29 249 Los diagramas 15, 15 bis y 16 son muy interesantes, porque demuestran que las condiciones de la vida nacional inglesa han cambiado radicalmente. El ciclo industrial casi ha dejado de reflejarse en las fluctuaciones del número de matrimonios, de la mortalidad, criminalidad y pauperismo. POR TOUGAN-BARANOwSKI 347 DIAGRAMA NUM. 15 Condados agrícolas. • o ç) + 1L 1' .1.l It LI 9 o 1j DIAGRAMA NUM. 15 BIS Condados industriales. + 1 . / (2 o %% W% Ç 4%% '%% %b •'%, %% 348 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 1- j--i- 4 -t DIAGR AMA NUM. 16 TQda Inglaterra. ,1 - La influencia del ciclo industrial sobre la curva de la mortalidad es casi imperceptible. Durante los años de depresión se observa un descenso de esa curva en toda Inglaterra, tanto en los condados agrfcolas como en los industriales. El paro tenaz de esos años no provocó aumento alguno del número de defunciones, ni siquiera en lo distritos industriales de Inglaterra. Es cierto que aumenta la mortalidad en 1904; pero como dicho aumento se ma- - - ç •-__ z,,j ' ç çt- Ç- ç . / ÷ o ç.. 4%Ç •% Ç3% % ' POR TOUGAN-BARANOWSKI 349' nifiesta simultáneamente en los distritos industriales y en los agrícolas, es muy dudoso que fuera debido a la paralización industrial. La segunda depresión de 1908-1909 no se advierte en modo alguno en la curva de la mortalidad. Tampoco puede comprobarse influencia manifiesta del ciclo industrial sobre la curva de los matrimonios. En 1908 cuando comienza la depresión, no desciende el número de matrimonios, sino que progresa, por el contrario, particularmente en los condados industriales. Las bruscas variaciones de la curva de la criminalidad no pueden explicarse por las fases del ciclo industrial. Hay que hacer, sin embargo, una excepción por lo que respecta a la rápida elevación de esa curva en los condados industriales, de 1908 a 1909, que fue provocada, sin duda alguna, por la paralización industrial. Pero lo más asombroso es que el ciclo industrial n& influye ya tampoco de un modo seguro sobre el pauperismo. Vemos, en efecto, al pauperismo inglés descender a su mínimum en 1901, en el momento en que comienza una grave depresión, y llegar al máximum en 1906, año de gran prosperidad industrial. La población obrera inglesa, considerada en conjunto, no recurre ya manifiestamente a la asistencia del Estado cuando se encuentra sin trabajo o necesitada. Las fluctuaciones del número de obreros sin trabajo son hoy tan grandes como en otro tiempo, pero ahora no van a engrosar necesariamente las filas de los pobres. Así, junto a las fuertes fluctuaciones en la proporción del número de obreros sin trabajo que se observan entre los miembros de los sindicatos obreros, fluctuaciones que provocan enteramente las fases del ciclo industrial, vemos desapare cer toda relación entre la sucesión de períodos de prosperidad y de marasmo en la industria y el número de pobres. 350 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Las diferentes fases del ciclo industrial ejercen aún hoy cierta influencia sobre las oscilaciones de los jornales. Pero esta influencia no tiene comparación con la de otros tiempos. He aquí los datos estadísticos relativos a la cuestión: En general, la tendencia al alza es más considerable que los movimientos en. sentido contrario. Pero durante la última década, es menor el número de años en que se produce un aumento que el número de años en que se observa una disminución. De todos modos, son poco importantes las oscilaciones que provocan hoy en los jornales las diversas fases del ciclo industrial. -:--n. AÑOS Número de obreros cuyo salario ha aumentado o disminuido, - Total de aumentos o disminueione (salario semanal) en libras esterlinaa. 1900 1901 1902 1903 1904. 1905 1906 1907 1908 1909 1910 1.132.36 928.926 887.206 896.598 800.658 688.889 1.115.160 1.246.464 963.333 1.154.796 534.119 -F 208.590 - 76.580 - 72.595 - 38.327 - 39.230 - 2.169 ± 57.897 + 200.912 - 59.171 - 68.922 + 14.891 CAPITULO II EL PARO Y LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS DE LA POBLACIÓN OBRERA DESDE 1825 A 1850 Movimientos de los obreros sin trabajo durante el período de paralización comercial.-Destrucción de las máquinas tejedoras en Blackburn y otras ciudades en 1823.-E1 paro de 1829.- El cartismo.-Dependencia del cartismo y del paro.- La riueva ley de los pobres. -Agitación contra esa ley.-Movimiento en favor de la "carta del pueblo".-Antinomia entre el programa político del cartismo y sus causas económicas. -Los representantes de la orientación política en el cartismo.-Los representantes de la corriente social.-Carencia de un programa positivo de reformas sociales.-El paro y la miseria de la población obrera en los años que siguieron a 1840.-La segunda petición nacional.-Decadencia del cartismo al retorno de la prosperidad industrial.-Elementos de utopia romántica existentes en el cartismo.-Ultimos destellos del cartismo durante el paro de 1848. El período de 1825 a 1850 se caracteriza por graves crisis industriales, seguidas de largos años de paro. El paro, bajo su forma aguda, provoca necesariamente el descontento social y los movimientos de los obreros sin trabajo. Dedicaremos este capítulo al estudio de los movimieritos de esa naturaleza, çlebidos a las crisis industriales de 1825 a 1850. La crisis de 1825 produjo un período de paro que persistió, co algunas interrupciones, hasta 1830. Los 352 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA obreros de la industria textil, principalmente los tejedores de algodón y seda, fueron los más perjudicados por la falta de trabajo. Así, hacia fines de Enero, había en Macciesfleid, centro de las fábricas de tejidos de seda, en el Lancashire, de 9 a 10.000 obreros sin trabajo. En Conglton (Cheshire) se empleaban en 1825, 5.325 telares, que en el mes de Febrero de 1826 quedan reducidos a 2.275. El número de obreros utilizados pasa de 13.909 a 5.860. La cifra total de obreros sin trabajo ascendía a 11.892. Del estado de espíritu de estos últimos obreros puede juzgarse por los carteles fijados en la ciudad. En ellos se leía: "Pan o sangre."-cNo hay trabajo, muera el rey, etc. En Spitalfied, el número de tejedores de seda sin trabajo ascendía a 18.000. En muchas cindades-Londres, Bradford, Manchester, Macciesfleid, Leeds, Blackburn y otras-se fundaron comités para socorrer a los obreros necesitados. En Marzo de 1826 produjéronse disturbios en Manchester. Durante muchos días se estacionaron los tejedores en las calles, esperando la decisión del Gobierno respecto de la importacióñ de tejidos do seda en Inglaterra. Tanto los tejedores de seda como los fabricantes, eran adversarios declarados de las reformas aduaneras de Ruskisson, y consideraban que la apertura del mercado inglés a las sederías francesas produciría en el Reino Unido la ruina de la industria. Cuando el 1.° de Marzo se supo que el Gobierno autorizaba la importación y no consentía en diferirla, los tejedores, en su furia, destrozaron los reverberos y entraron a saco en las panade rías. Al día siguiente continuaron los desórdenes, los obreros sin trabajo rompieron cristales y se apoderaron de cuanto podían. Para dominar el tumulto hubo que apelar al ejército. En Blackburn, los desórdenes producidos por los obre- POR TOUGAN-BARANOWSK1 353 ros sin trabajo de la industria algodonera alcanzaron proporciones aún mayores. Fueron una de las últimas tentativas que hicieron los obreros ingleses para luchar contra el sistema de las fábricas destruyendo las máquinas. Los tejedores de seda consideraban que el origen de su miserable situación era la política aduanera liberal del Gobierno; los tejedores de algodón a mano veían bastante más fundadamente, en las máquinas tejedoras, su más implacable y peligroso enemigo. El 18 de Abril, una multitud de tejedores a mano asaltó una fábrica de tejidos de algodón, situada en las cercanías de Blackburn, y en la que existían telares mecánicos; pero los asaltantes sólo consiguieron romper algunos cristales, porque la llegada de los soldados impidió otras depredaciones. Sin embargo, al día siguiente se renovaron los desórdenes, adquiriendo un carácter de mayor gravedad. En cuatro fábricas de los alrededores de Blackburn fueron destruidos todos los telares mecánicos. Después, los amotinados, en número de algunos millares, partieron para Blackburn. Cerca de quinientas personas iban armadas de picas, y otras llevaban fusiles o pistolas. Esta muchedumbre se precipitó acto continuo sobre una fábrica y destrozó las máquinas de tejer. En seguida se lanzó sobre otra fábrica. No había en la población más que un pequeño número de soldados, y aunque rompieron el fuego sobre los amotinados, matando a algunos, no pudieron dominar el tropel. Todos los telares de vapor de Blackburn y sus alrededores fueron destruidos. Los sucesos de Blackburn provocan escenas análogas en todo el Laneashire; los tejedores asaltan las fábricas y destruyen las máquinas de tejer. En Manchester fue incendiada una fábrica: los soldados dispararon, y hubo multitud de muertos y heridos. Los focos del desorden eran Manchester, Wigan, Bolton y Blackburn. Los distur2S 354 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA bios duraron más de una semana, y durante este tiempo' fueron asaltadas 17 fábricas y destruidas cerca de 1.000 máquinas. Los amotinados se contaban por miles; no sólo destruían las máquinas, sino que asaltaban las panaderías y despojaban a todo el que pasaba vestido decentemente. Los perturbadores se componían, casi por completo, de tejedores de algodón a mano, que carecían de trabajo, y cuya situación era desesperada. Sólo en Blackburn el número de tejedores sin trabajo, comprendiendo en él sus familias, se elevaba a 14.000; es decir, a más de la mitad de la población, que era entonces de 22.000 almas. Se distribuían víveres a los obreros sin trabajo, pero en tan pequeña cantidad, que el Times decía sin rodeos, en su artículo de fondo del 18 de Abril: "En suma, los obreros de Blackburn se mueren de hambre." Puede comprenderse el estado de espíritu que produjo tales desórdenes, por una petición dirigida por los tejedoi'es a mano de la ciudad de Bolton al ministro de las Colonias, Lord Bathurst, y en que suplicaban los tejedores se les concedieran auxilios para poder emigrar de Inglaterra. Decían en la misma que su deseo de abandonar su país natal no era en aquellos momentos producido por la extrema miseria en que se encontraban, sino el fruto de una madura reflexión. Algunos de ellos recordaban los tiempos en que ganaban lo suficiente para economizar para la vejez y alimentar a su familia. Causas independientes de su voluntad habían transformado este bienestar en una extremada pobreza. Ningún sér humano se había hallado en situación más triste que la suya; nunca, como podía verse en la Historia, había padecido tanto como ellos entoilces en ninguna parte de la población industrial. Los caritativos auxilios que se les coricedian eran insignificantes, y, además, incompatibles con el deseo que tiene POR TOUGÁN-BARANOWSKI 355 naturalmente todo hombre de bastarse a sí mismo. Penoso era que un hombre libre no pudiese ganar con su trabajo lo suficiente para subsistir, pero más penoso era aún no hallar siquiera ese trabajo tan mal pagado (1). Los desórdenes del Lancashire sorprendieron en el más alto grado a la sociedad inglesa. En Londres fundóse acto continuo un comité central para socorrer a los obreros sin trabajo; comité que reunió, de 1826 a 1829., la considerable suma de 232.000 libras. Además,, numerosos comités locales reunieron con el mismo objeto cantidades de importancia. Durante los dos años siguientes se produjo cierta mejora; pero el año 1829 fue casi tan penoso como el de 1826. En el Laneashire renováronse los desórdenes entre los obreros sin trabajo, siendo seguidos de la destrucción de máquinas y del pillaje de los almacenes. Al llegar la primavera, se hizo especialmente grave la crisis del paro en Manchester. El 3 de Mayo, una multitud de tejedores a mano asalta las fábricas; se apodera de ellas y destruye las máquí'nas; una fábrica fue incendiada por completo ante la policía. Al día siguiente, asaltáronse las panaderías y las tiendas de comestibles. Casi a la vez se agitaban en Rochdale los tejedores de lana, y destruían también las máquinas. Como algunos obreros que habían tomado parte en los ataques a las fábricas fuesen detenidos y encarcelados, la multitud asaltó la prisión. Los soldados de guardia hicieron fuego, y sólo después de algunos disparos, que dieron muerte a cinco hombres e hirieron a 25, se dispersaron los asaltantes. Podemos formarnos una idea del punto a que había llegado la penuria de los obreros en el otoño de 1829, por los ejemplos siguientes; En Burnsley, hacia fines de Agos (1 Times, 20 de Mayo de 1826. 356 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA to, el comité de los tejedores abrió una información sobre la situación de los obreros. Hallóse que, de 3.703 telares, sólo 170 se utilizaban constantemente, 1.689 no trabajaban más que a intervalos y 1.844 se hallaban parados por completo. En el mes de Setiembre produjéronse desórdenes, fue incendiada una fábrica y saqueados algunos domicilios de fabricantes. En Macclesfield se hallaban vacías 993 viviendas y paradas 34 fábricas. En Huddersfield, ciudad de 29.000 almas, 660 obreros ganaban un chelin diario; 420, 7 peniques; 2.439, 5 peniques y medio; y el jornal de 13.226 no pasaba de 2 peniques y medio. La importante huelga de Stockport y otras ciudades próximas puede darnos idea del punto a que llegó la baja de los jornales, aun para los obreros mejor retribujdos, a consecuencia de la falta de trabajo. Provocó la huelga el anuncio de una nueva disminución de los jornales de los hilanderos de algodón. Los jornales de esos obreros habían disminuído en un 30 por 100 desde 128, y ahora debían sufrir una nueva baja de 5 a 25 por 100. La huelga se extendió a todas las ciudades vecinas; en total, 30 a 40.000 obreros dejaron el trabajo (1). Unióse al paro durante los años que precedieron y siguieron inmediatamente a 1840, el movimiento político más grande de la clase obrera inglesa que han visto los tiempos modernos. El cartismo fue provocado en gran parte, como trataremos de demostrar, por la faka de trabajo. La Historia no había conocido aún período tan difícil. En ese momento, el tejido de las fábricas suprimió (1) Todas las cifras expuestas están tomadas del Times, números del 16, 27, 29 y 30 de Enero, 4 y 16 de Febrero, 2, 4 y 20 de Marzo, 4, 19 y 30 de Abril de 1826; 4 y 18 de Mayo, 29 de Setiembre de 1829, y 27 de Febrero de 1830. POR TOUGAN-BARANOWSKI definitivamente el tejido a domicilio. Cientos de miles de obreros que hasta entonces habían trabajado en sus granjas en los telares de mano, se vieron reducidos a la última miseria. A esto vino a añadirse uiia serie de circunstancias que agravaron aún la situación, tanto de los obreros a domicilio, como de los obreros de las fábricas. Primeramente, la extraordinaria persistencia de la paralización de los negocios. El comercio únicamente progresa algo en 1838; todo el resto del lustro comprendido entre 1837 a 1842 fue para las transacciones un período de suspensión completa. Acompaña y favorece en parte esta mala situación comercial una serie de malas cosechas, que vinieron después de las excelentes recolecciones de los años que habían seguido a 1830. Las malas cosechas no sólo empobrecieron los campos; tuvieron también una nefasta repercusión en la vida de los obreros industriales, porque provocaron el encarecimiento del trigo, y además fueron causa de que la población de los campos abandonara en gran parte sus hogares y se dirigiera a la ciudad, lo que produjo la disminución de los jornales de los ob.reros de las ciudades. Además, la ley de pobres de 1834 contribuyó mucho a agravar las consecuencias del paro. Gracias a esta reforma, los obreros perdían el socorro habitual que les pasaba la beneficencia pública mientras permanecían en su hogar. Esta disposición fue la medida social más importante que tomó el Parlamento. Su objeto era limitar todo lo posible los gastos de asistencia a los indigentes: el medio empleado, subordinar la obtención de un socorro a condiciones lo más enojosas posibles para los obreros. Entrando en una casa de trabajo, que era una cárcel, en toda la extensión de la palabra, donde se imponían duros trabajos forzados, veíase el marido separado de la rnujr; los padres, de los hijos; y como vivir a expensas 358 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA de la beneficencia pública era la suerte casi inevitable de los obreros de edad avanzada (veremos después que, aun hoy, cerca de la mitad de los trabajadores ancianos no podrían subsistir sin el auxilio de la administración), fácil es comprender la indignación con que la clase obrera debía acoger esas medidas. En la casa de trabajo estaba prohibido hablar durante la comida; los desgraciados que habitaban allí no tenían tampoco derecho a salir los domingos para ir. a la iglesia, etc., etc. Tomás Attwood, el jefe de los radicales de Birmingham, calificó el bili en cuestión, cuando se discutía en el Parlamento, de vergonzosa expoliación de los pobres. El célebre Cobbett se expresó más violentamente aún. "Si los pobres pierden en la miseria su derecho legal a ser socorridos-dijo en pleno Parlamento,-ninguna ley natural o humana puede privarles del derecho de apropiarse lo que necesiten para no morirse de hambre... " El robo y la violencia se hacían necesarios. "Él (Cobbett) se hallaba convencido de que el Parlamento no aceptaría semejante ley; y si más adelante existiera un Parlamento que la yotara, esto sería un grito de guerra contra las casas de los pobres, al que, si la Providencia no lo remediaba, sólo podría responder un grito de guerra contra los palacios." La Cámara de los Comunes no se dejó intimidar por estas amenazas, y el bili fue votado a la tercera sesión por 187 votos contra 50 (1). En estas condiciones, era bien lógico que la falta de trabajo que siguió a la crisis de 1836 y que persistió durante varios años, arruinase a multitud de familias de la clase obrera y provocara el descontento y la excitación de ánimo de la mayor parte de la población. (1) Hausard: Parliamentary Debates, 1834, volumen XXIV, pág. 1.052. POR TOUGAN-BARANOWSKI 359 -------. La crisis industrial de 1836 origina toda una serie de huelgas. En los primeros días de Noviembre comenzó una en Staffordshire, que produjo el cierre de la mayor parte de las fábricas del distrito. Cerca de 40.000 obreros se quedaron en la calle. En Preston, la huelga en algunas fábricas de algodón produjo igualmente el cierre de todas las demás, quedando sin trabajo 15.000 obreros. En otras muchas ciudades del Lancashire (Oldham, Ashton, etc.) cerraron también sus puertas otras fábricas a multitud de obreros. Los fabricantes, que conocían perfectamente las ventajas de suspender la producción durante un período de paralización en los negocios, se mancomunaron, y la huelga de una fábrica iba seguida del cierre de todas las demás. En 1837 se produjo la huelga histórica de los hilanderos de Glasgow, en el transcurso de la cual fue muerto, en plena calle, un obrero, según se dice, por los miembros de un sindicato. Aunque esto no se probara de un modo absoluto, varios obreros fueron condenados a varios años de trabajos forzados, y organizóse entre las clases acomodadas un movimiento enérgico contra los sindicatos. Las gigantescas huelgas de 1837 terminaron en perjuicio de los obreros, produciendo además, en alguno casos, la ruina de las organizaciones obreras que las habían sostenido. Jor otra parte, lbs años que precedieron inmediatamente a 1840 fueron un período de retroceso para el trade unionismo. "El número de miembros de las trade- unions, que aún existían, disminuye rápidamente. La sociedad de canteros ingleses, quizá la más fuerte de las sociedades contemporáneas, padeció en 1841 una completa bancarrota, por su desastrosa huelga contra un capataz odioso empleado en la reconstrucción del palacio del Parlamentó. La sociedad de canteros de Escocia, de fuerza igual o superior, 360 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATFRRA cayó próximamente en la misma época, por causas que no nos son conocidas. Los desastres de 1847 desorganizaron por completo a los trabajadores de Glasgow. Los obreros testiles del Lancashire no daban ya señales de vida, y las sociedades en progreso, como los fundidores de hierro, los obreros fabricantes de máquinas de vapor y constructores de fábricas, y los obreros de la construcción marítima de hierro, se hallaban paralizados por las sangrías hechas a sus fondos por sus individuos sin trabajo." El trade - unionismo dió lugar al cartismo. El tradeunionismo exige, para prosperar, una situación favorable del mercado del trabajo. Los años de paro se caracterizan siempre por la disminución del número de miembros de los sindicatos, y, en general, por un retroceso del movimiento de organización. Por el contrario, el esfuerzo político de la clase obrera crece durante los períodos de depresión. El período de paro más difícil del siglo xix fue acompañado del cartismo, el más fuerte movimiento revolucionario, y, a la vez, de completa decadencia del tradeunionismo. Proporcionó la ocasión inmediata de la agitación crtista la lucha contra la nueva ley de pobres (1). Jamás ley alguna desencadenó tanto odio en el pue (1 "Aunque la excitación actual entre los obreros del Norte no pueda atribuirse a una sola causa, todos sabemos que esa medida insolente y cruelmente hipócrita (la nueva ley sobre los pobres) es lo que ha colmado la paciencia de la clase obrera y provocado la lucha declarada... En el Norte se considera esa monstruosa ley como la obra de los enemigos mortales del pueblo, y para luchar contra ella es para lo que se han levantado nuestros hermanos del Norte. Han declarado a esa disposición legislativa guerra sin cuartel." The Poor Law and tlie Movement (Tite Lonci Democrat, 1839, núm. 2). Editaba esta revista J. Harney, uno de los cartistas más avanzados, y cuyo personaje favorito era Marat. POR TOUGAN-BARANOWSKI 361 blo. En el transcurso del año 1837 celebráronse en toda Inglaterra reuniones de protesta, pidiéndose de continuo la 'derogación de la nueva ley, lo que no es extraño, porque aquellos a quienes incumbía hacerla ejecutar pusieron de su parte todo lo posible para merecer ese odio. La admisión en las casas de trabajo se consentía en tales condiciones, que sólo el exceso de la miseria podía determinar a aceptarlas. Uno de los altos personajes administrativos encargados de la ejecución de la ley, el doctor Kaye, llegó a decir en pleno mitin público: "Queremos que las casas de trabajo se parezcan lo más posible a las prisiones, y que la estancia en ellas sea en extremo desagradable" (1). Uniéronse a los obreros, en una común indignación contra la nueva ley, muchas personas de corazón, aun entre las clases acomodadas. Las instancias dirigidas de todas partes a la Cámara de los Comunes (recibió durante una sola sesión 333 con 268.000 firmas, pidiendo la de-. rogación total o parcial de la ley (2), mientras sólo 35 instancias con 952 firmas se expresaban en favor de aquélla), y las peticiones dirigidas a la Cámara de los Lores y aLey respiraban todas la misma indignación. Llamábase en 'ellas a la nueva ley "indigna de unpaís cristiano", despótica, cruel y tiránica". Decíase que dichas casas eran prisiones, "una nueva Bastilla", donde se trataba a los pobres como criminales dignos de los mayores castigos. "Uno de los resultados de esta ley-leemos en una petición-será provocar la guerra de los pobres contra (1) Hansard: Parliamentary Debates, 1838, vol. XLI, página 1.014. (2) Discurso de Fielden en el Parlamento. Hansard: Par¿iam. Debates, vol. 1837, XXXIX, pág. 956. 362 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA los ricos, y separar completamente a los pobres del gobierno del país" (1). Las oficinas encargadas de la ejecución de la ley pusiéronse, inmediatamente después de promulgada ésta, a transportar obreros, a petición de los fabricantes, de los distritos agrícolas a los industriales. En Manchester se instituyó una oficina especial, donde cada fabricante podía pedir tantos obreros como deseara; esta mercancía humana se tomaba en seguida en los distritos agrícolas. Sin duda, las emigraciones de obreros eran voluntarias, puesto que los trabajadores de los campos consentían en ellas; pero, en realidad, ese consentimiento era una pura fábula, porque la administración tenía el poder de obligar a los obreros a emigrar; bastábale con retirarlos la asignación de la beneficencia pública, y encerrarles en las casas de trabajo. Es evidente que, para los obreros de la industria, esas emigraciones en masa de los trabajadores deÍ campo hacia las ciudades, significaba una disminución considerable de los medios de vida en las poblaciones urbanas. Así, la oposición contra la nueva ley fue más violenta en los distritos industriales que en los agrícolas, aunque estos últimos fuesen los más perjudicados por aquella ley. El fabricante Fielden, uno de los jefes del movimiento en favor de la jornada de diez horas, declaró en la Cámara de los comunes que los obreros del Lan- cashire no permitirían nunca la aplicación de la ley de 1834 en su país, y que si se trataba de aplicarla en su distrito, él mismo se pondría al frente del movimiento de resistencia. Y, en efecto, las leyes de pobres tropezaron a menudo en los distritos industriales con la resistencia más encarnizada. Llegó a ocurrir que los (1) Times, 24 de Marzo de 1837. POR TOUGAN-BARANOWSKI 363 agentes administrativos tuvieran que apelar a la fuga para escapar a la cólera de las masas populares. Esta oposición tuvo ciertos resultados prácticos: la administración se vió obligada a abandonar las medidas de severidad en la aplicación de la ley. En algunos distritos industriales, la nueva organización conservó también el antiguo sistema de asistencia a los indigentes. Realmente, no se dejó nunca de venir en ayuda de los individuos imposibilitados de trabajar, y que vivían fuera de las casas de trabajo. Por otra parte, el excesivo número de obreros sin trabajo que hubo de 1837 a 1842, hacía imposible la admiSión de todos en esas casas, por falta de lugar. Pero todas. estas concesiones no pudieron reconciliar a los obreros con el nuevo sistema de asistencia a los indigentes. En el mes de Noviembre de 1837, la ejecución de la nueva ley produjo en Bradford (Yorkshire) una seria colisión entre la tropa y el pueblo. Leyóse en alta voz la ley que prohibía los grupos, y algunos escuadrones de caballería atacaron a la multitud que se defendía a pedradas. Finalmente, los soldados hicieron uso de los sables. Durante ese tiempo, el paro tomaba proporciones cada vez mayores. Era, en particular, espantosa la situación de los tejedores de algodón a mano en Lancashire y de los tejedores de seda en Spitalfied. En Birmingham, centro de la producción metalúrgica, el paro era también muy considerable. En el mes de Marzo, los fabricantes y negociantes de la ciudad enviaron una diputación al Gobierno, rogándole tomara medidas decisivas para remediar la situación. "Si el Gobierno no toma inmediatamente esas medidas, decíase en la petición, una parte considerable del pueblo va a carecer de trabajo" (1). (1) Bronterre's JVational Reformer, núm. 2, 1837. 364 LAS CRISIS flDUSTRIALES EN INGLATERRA La agitación de 1837 iba dirigida, sobre todo, contra la nueva ley de pobres. Casi todos los números del Bronterre's National Reformer, revista editada por Bronterre O'Brien (que fue más tarde uno de los más eminentes jefes del cartismo), fustigan esa ley del modo más violento. En el número del 7 de Enero de 1837 leemos: "Nuestra clase obrera, tanto los trabajadores del campo como los de la industria, está tan rebajada por la voracidad de los contratistas, que apenas puede decirse que existe; pero el monstruo del dinero (money moiister) no se halla aún ahito; su última maniobra ha sido la creación de una nueva ley de pobres, hecha para bajar al nivel más inferior la condición de los obreros. Esa ley trata a las víctimas de la pobreza como en otras partes se trata a los malhechores; esa ley da el traje, el alimento y la prisión del criminal a un hombre agotado, cuyo trabajo enriqueció al monstruo, y cuya sola falta es no haber estrangulado a ese mismo monstruo hace cien años... Esos son los últimos procedimientos de la Inglaterra industrial. Sí, amigos míos, la nueva ley de pobres es la última y sangrienta tentativa del monstruo del dinero para mantener en pie el vacilante edificio de ese sistema asesino, del implacable sistema que os convierte en pobres. en medio de las riquezas que vosotros habóis creado" (1). Sabido es que la famosa "Carta" de los cartistas tuvo un carácter absolutamente político. Sin embargo, en su esencia misma, el cartismo no era un movimiento político, sino más bien un movimiento social. Los seis famosos artículos de la Carta unieron tan rápidamente las masas obreras, porque la obra legislativa del Parlamento reformado, y, en particular, la nueva ley de pobres, (1) Loe. cit. POR TOUGAN-BARANOWSKI 365 había hecho creer al pueblo que las circunstancias verdaderamente intolerables en que se encontraba eran debidas a la preponderancia de la clase pudiente en el Parlamento. Las clases obreras consideraban el sufragio. universal como una palanca poderosa que debía mejorar su situación económica. Con harta justicia, los adversarios de la nueva ley de pobres indicaron frecuentemente en el Parlamento el es. trecho lazo que existía entre esa ley y la agitación en favor del sufragio universal. La ley de 1834, cuya promulgación coincidió con un paro de una persistencia y gravedad excepcional, causa de la decadencia casi absoluta de las trade-unions, y provoca en el pueblo esa hostilidad contra el Parlamento, que se manifestó por medio del cartismo. Para convencerse, basta leer las revistas cartistas de 1837 y 1838, en los primeros tiempos de la agitación. La ley de pobres ocupa en ellas el mayor lugar. El Northern Star, órgano de Flergus O'Connor, cuyo nombre va unido en primera lfnea al movimiento cartista, censura esa ley más a menudo aún que la revista de O'Brien, antes citada. El Northerrt Liberator la hace también una guerra incesante. Los mítines y las protestas contra esa ley precedieron a los mítines y a las peticiones de los cartistas. Hasta por el número de los asistentes, pueden sostener algunas de aquellas reuniones la comparación con las más grandiosas manifestaciones cartistas. La idea de las peticiones nacionales y de los inmensos cortejos como medios de lucha contra el Parlamento surge de la agitación contra la ley de pobres. O'Brien dice en cierto lugar (4cTo the Radical and Social Reformes of Great Britain and Ireland": .National Reformer, 1837, núm. 5), que O'Connor, en los primeros días del año 1837, le sugirió la idea de presentar en el Parlamento, en vez de un 366 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA gran número de instancias contra la ley de 1834, una sola petición, en nombre de todos los pobres de Inglaterra, haciéndola acompañar por una comitiva de 200.000 personas. La indignación contra la nueva ley puso en movimiento a las masas obreras; el paro y la miseria convirtieron esa indignación en un incendio que inmediatamente se propagó a todo el país. A principios del año 1837, O'Brien reprochaba aún a los obreros su indiferencia respeeto del sufragio universal. Próximamente un año después, millones de obreros ingleses se hallaban en efervescencia; organizábanse reuniones y grandes manifestaciones, y la Carta reclamando el sufragio universal era saludada con entusiasmo indescriptible por la clase obrera inglesa. ¿Qué es lo que había cambiado? Por qué los obreros ingleses habían sacudido su apatía política? ¿Qué nuevo espíritu penetraba en ellos? ¿Cómo era que sus reuniones recordaban cada vez más las de la Revolución francesa? ¿El obrero inglés se había convertido en otro hombre? No; seguía siendo tal como era antes. El cartismo fue una ardiente llama que se elevó súbitamente, amenazando destruir todo edificio social inglés, y se extinguió con rapidez igual. Las causas del cartismo eron sólo accidentales: la miseria y el paro, he aquí lo que arranca al pueblo inglés ese grito de desesperación que constituye el cartismo. La situación era intolerable; las masas populares se agitaron y pidieron derechos políticos. Pero desapareció la miseria bajo su forma aguda, y la ola del flujo industrial arrastró el estado de espíritu revolucionario del obre. ro inglés. El cartismo atravesó la historia inglesa como un brillante meteoro, sin dejar rastro alguno. Los jefes del movimiento cartista sentían profundamente los padecimientos del pueblo; veían muy bien las POR TOUGAN-BÁRANOWSKI 367 - causas de sus males; pero no sabían los medios de curarlos. Se encastillaron en el programa político radical, porque era comprensible para todos y proporcionaba una fácil respuesta a todas las cuestiones. "Dejad que el pueblo elija su Parlamento, dadle poderes políticos, y él sabrá salir adelante" Esta era la respuesta de los cartistas. Pero eso no era una respuesta; era sólo confesarse impotente para dar una adecuada, y el pueblo conocía menos aún que sus jefes los medios de salvación. Compréndese que el éxito del cartismo fuera pasajero. Las masas populares simpatizaron con el cartismo, im pulsadas por su miserable situación económica, y se les propusieron reformas políticas. Mientras la miseria no disminuye, el pueblo estaba pronto a agruparse en torno de cualquier bandera, siempre que fuese de protesta; pero cuando la miseria pierde su carácter agudo, el pueblo abandona la bandera que antes adoptara. ¿Por qué el cartismo no elaboró un programa radical y a la vez económico y positivo? Porque semejante programa era imposible en aquella época. Efectuábase entonces el enérgico desenvolvimiento del capitalismo, joven aúny potente, por una parte, y del socialismo utópico, por otra. Las reformas económicas eran imposibles; no hubieran sido más que tentativas para detener el progreso del capitalismo, tentativas sin ninguna probabilidad de éxito o impotentes para atenuar los padecimientos del pueblo. El famoso "progama agrario"; de O'Oonnor fue un ensayo de esta especie. Así, el cartismo, a pesar ie sus rápidos éxitos, fue, si se nos permite la expresión, un castillo de naipes. El movimiento de organización obrera eontinuó con absoluta independencia de él. Ese movimiento manifestóse entonces en Inglaterra bajo tres formas principales: el tradeunionismo, la agitación en favor del bili de diez horas y el so- 368 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA cialismo de Owen, que tomó desde luego la forma de un movimiénto cooperativo. Todos estos movimientos tenían profuudas raíces en la situación social delnglaterra,y condujeron a resultados de gran importancia. El cartismo no podía fusionarse con ninguno de ellos; era la expresión de la,apasionada protesta de las clases populares contra las intolerables condiciones de vida del momento, mientras la legislación de las fábricas, la cooperación y el tradeunionismo, no prometían más que resultados lentos para un porvenir lejano, y entonces se precisaba un cambio inmediato y radical. Entre esos movimientos, el más próximo al cartismo fue el que se produjo en favor de la jornada de diez horas. Fielden, a quien se debe que el Parlamento adoptara esa gran reforma, pronuncióse en numerosos mftines en favor de la Carta popular. Oastler, el jefe enérgico, influyente de la agitación extraparlamentaria para la obtención de una ley que fijase la duración del trabajo en diez horas, no era cartista, pero se hallaba en estrechas relaciones con los jefes de aquel partido, y escribía y hablaba en periódicos y reuniones cartistas. Sin embargo, el movimiento en favor de la jornada de diez horas difería esencialmente del cartismo; no pedía la reforma del Parlamento, creía posible en absoluto (y en esto acertaba) conseguir sus fines con el Parlamento existente. Oastler no era tampoco, desde el punto de vista político, un liberal; era un tory, y Sadler y lord Ashley, jefes también del movimiento en cuestión, eran igualmente conservadores. En los periódicos y reuniones públicas de los cartistas, la reducción de las horas de trabajo para los obreros de las fábricas ocupaba poco lugar, bastante menos que la lucha contra la ley de pobres. El movimiento cartista tenía, por decirlo así, dos raíces. Primeramente, un pequeño grupo de radicales POR TQUGAN-BARANOWSKI 369 réclutados entre las clases acomodadas y los obreros mejor retribuidos, que pedían reformas políticas. Tomás Attwood (1), en la clase media, y Lovett, el secretario do la "Working Men Ássoeiation", de Londres, en la clase obrera, pueden considerarse como los representantes de ese grupo de cartistas. Lovett era el tipo del obrero inglés, inteligente, no revolucionario, prudente y frío. De ningún modo enemigo de los capitalistas, se hallaba dispuesto a ir con ellos de la mano; pero sabía al mismo tiempo defender enérgicamente los intereses de su clase. Seguía de muy cerca el movimiento trade-unionista y fue uno de sus principales defensores cuando surge la agitación contra las trade-unions que sigue a la huelga de Glasgow de 1837. En su autobiografía, Lovett se lamenta amargamente de que, gracias a O'Connor, Stephens y Oastler, se rompiera la alianza entre los radicales burgueses y la clase obrera. Según él, mientras O'Connor, Stephens y Oastler no tomaron parte en el movimiento cartista, las clases medias, no sólo no fueron hostiles al sufragio universal, sino que hasta apoyaron esa reivindicación. Y, en efecto, los seis famosos artículos fueron inspirados por los radicales burgueses del Parlamento. Áttwood. y Lovett representaban sobre todo la corriente polftiea del cartismo. El elemento puramente social ha- 116 su. más ardiente representante en Stephens. Este no era un cartista; no solamente no era radical en política, sino que se proclamaba conservador. Sin embargo, no es menos eiert•o que ese tory tuvo la mayor parte en la formación del movimienlo popular propiamen te democrático (1) En su interesante obra sobre el cartismo, Die Eutstehung cler Chartistenbewegung (Jena, 1898), Jhon Tildsley seilala acertadamente el importante papel representado por la unión polftica de Birminghan, a cuya cabeza se hallaba Áttwood, en la organización del carLismo como movimiento político. 24 370 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA que llegó a ser bien pronto el cartismo. A pesar de las opiniones qüe sostenían, si el cartismo tomó un carácter revolucionario, fue por culpa de Stephens y Oastler más que de cualquiera otro. El punto de partida de la agitación creada por Stephens no fue la Carta, que le era indiferente, sino la lucha contra la explotación del obrero en las fábricas, y, en particular, la lucha contra la nueva ley de pobres. Esta fue precisamente la raíz social del cartismo. Para Lovett, el cartismo no era otra cosa que la reforma del Parlamento; a los ojos de Stephens, significaba un jornal suficiente para el obrero y un trabajo moderado, No puede decirse de él que no era sincero, cuando ante el tribunal pretendía no formar parte de aquel partido. Stephens protestaba contra la opresión del pueblo, tal como aparecía ante sus ojos; protestaba contra la nueva ley de pobres, que no tenía sólo por cruel, sino por contraria a la Constitución inglesa; que no consideraba únicamente como una violación del antiguo derecho del pueblo inglés, sino que la hallaba también anticristiana, viendo en ella la, destrucción de la familia, "la separación de los que Dios ha reunido", y llamaba al pueblo a las armas para defender la religión y los derechos ancestrales del, pueblo inglés. O'Brieii y O'Connor trataron de unir la protesta social de las clases obreras contra su mísera situación y la intolerable opresión económica con. las reivindicaciones políticas de los radicales. Su tentativa fracasé porque no había lazo alguno entre estos dos órdenes de ideas. La antigua ley do pobres presentaba tantos inconvenientes imposibles de suprimir, que no podía restablecerse; fue, sin embargo, la única medida legislativa de que se pudo echar mano para atenuar la miseria. El marasmo de los negocios, la decadencia de las antiguas formas industriales, no podían suprimirse por medio de una ley; sus causas POR TOUGAN-J3ARANOWSKI 371 eran demasiado prQfundas. ,No había medios prácticos para ayudar a los infelices tejedores a mano, que cónstitufan la enorme mayoría de los obreros del Laneashire, porque sus procedimientos tenían origen en el desenvolvimiento de la gran industria. Asimismo, no había reme •di para las demás enfermedades sociales de la época. La reforma del Parlamento, que O'Brien y O'Connor pusieron bajo la bandera del movimiento popular, no era un medio eficaz para remediar una situación indudablemente mala, y esta fue en el fondo la razón del fracaso definiti. yo de todo el movimiento eartista Los discursos de Stephens y O'Connor en el mitin monstruo celebrado en Manchester el 25 de Septiembre de 1838, son de gran interés, porque caracterizan el cartismo como movimiento social. Podemos formarnos idea de la situación de espíritu de las cien mil personas que asistieron, por los dibujos e inscripciones que llevaban las banderas. En una se veía una mano con un puñal, y al pie la inscripción siguiente: "Tiranos, ¿nos obligaréis a • ello?" En otra hallábase representada la matanza de los obreros de Manchester, de 1819, y lefanse estas palabras: • "El crimen debe ser expiado", etc. Stephens y O'Connor trataron de explicar al pueblo la utilidad del sufragio universal, expresándose Stephens en estos términos: "La cuestión del sufragio universal es, en el fondo, una cuestión de tenedor y cuchillo. Si se me preguntase lo que entiendo por sufragio universal, respondería que el derecho para todo individuo de este país a tener una morada confortable para él y su familia, una comida substanciosa, un trabajo no mayor del que la salud permite y un jornal que le coloque en condiciones de satisfacer todas las exigencias razonables del hombre. " (Aplausos estruendosos.) En otro mitin, que tuvo lugar en Liverpool, Stephens completó estas declaraciones cori las siguientes: 372 LAS CRISIS INDUSTRIALPS EN INGLATERRA "Hay un principio más importante y esencial que toda forma de gobierno, y es la cuestión del equilibrio entre la pobreza y la propiedad, entre los productos del trabajo que desempeñan las funciones del capital, y el trabajo mismo, creador de toda riqueza... Tanto en una república como en una monarquía, esta cuestión atrae, tarde o temprano, la atención de los amigos del pueblo y de los hombres políticos... Nadie tiene derecho a poseer más que otro cuando hay hombres que carecen do lo necesario... Los obreros piden un jornal razonable a cambio de un trabajo razonable también. Esta pretensión, ¿es tan exorbitante o tan ilegítima?" (1). Pero aquí como antes, Stephens no dice cómo se pueden realizar esas aspiraciones. La Carta popular es precisa para satisfacer las necesidades económicas de los obreros. Pero, ¿qué medidas deben adoptarse para que produzcan el bienestar nacional? Esta es la cuestión a que Stephens,. en su largo discurso, no halló nada que responder. O'Connor declaró, por su parte: "Si, por medio del sufragio universal, toma posesión el pueblo del Parlamento, ¿qué sucederá en seguida? Qué se vigilará para que los impuestos correspondan a las necesidades del Estado. Se es muy generoso cuando se abruma a los demás de impuestos; pero si el pueblo se los impusiese a sí mismo,. cada cual se convertirá en soldado para economizar en tiempo de paz un ejército costoso, que se traga los recursos del país, y, en vez de sostener una religión del Estado, cada cual contribuIría libremente al sostenimiento de su culto propio. Estos son algunos de los derechos del pueblo que realizaría el sufragio universal" (). Después, O'Connor indica incidentalmente que los sin- (1) Worihern Star, núm. 47, 1838. (2) Ibid., núm. 46, 1838. POR TOUGAN-BARANOWSKI 373 dicatos deben ser completamente libres, y terminan SUS declaraciones. Así, la disminución de los impuestos por medio de la supresión del ejército permanente y de la religión del Estado, la libertad de coligarse, y, naturalmente, la derogación de la ley de pobres de 184, era todo lo que la Carta podía aportar al pueblo. No era mucho, en verdad. Es manifiesto que ni Stephens, ni O'Connor tenían una idea precisa del modo con que podía remediarse la espantosa situación que había sido origen del cartismo. Igualmente vagas son las reivindicaciones económicas de los cartistas en su primera petición nacional, hecha en el otoño de 1838. La petición comienza recordando que, a pesar de la abundancia de los dones de la Naturaleza, el pueblo padece cruelmente. "La población sucumbe bajo el peso de impuestos, que nuestros señores consideran, sin embargo, aún insuficientes. Los comerciantes e industriales se hallan al borde de la ruina. Los obreros tienen hambre. El capital no produce y el trabajo no está remunerado. Se ha hecho el vacío en la casa del artesano, y, en cambio, están llenas las cámaras de los usureros. Los que suscriben han investigado cuidadosamente las causas de esa penuria, tan persistente y tan grande. Esas causas no pueden depender de la naturaleza o de la voluntad de Dios... Los que suscriben declaran respetuosamente a la Cámara de los Comunes que no pueden soportar por más tiempo esta situación. El capital del contratista no ha de verse privado por más tiempo de un justo beneficio, y el trabajo del obrero de una justa remuneración. Deben derogarse las leyes que hacen que la vida sea cara, el dinero escaso y el trabajo poco remunerador. Los impuestos han de ser soportados por la propiedad, y no por el trabajo productivo... Como garantía de esas medidas y de otras necesarias, como único medio de asegurar la protección de los intereses del pueblo, los abajo firmantes piden que se con- 374 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA fíe al pueblo mismo el cuidado de sus intereses" (1). Después vienen los artículos de la Carta. Esta petición pone perfectamente en claro la debilidad que existía en el fondo del cartismo. La petición comienza por recordar la dificultad de la situación económica, pero no dice nada de las causas de esa penuria, y sólo se indican muy vaga- mente las medidas propias para remediar ese estado de cosas. La disminución de los impuestos, la derogación de las leyes sobre los granos y la reforma del sistema monetario, es todo lo que la petición propone al Gobierno, y. para conseguir estos resultados reclama de un modo ca- tegórico una reforma radical del Parlamento. Muy característica es también en esta petición la falta completa de toda idea que se aproxime al socialismo. El capital y el trabajo se reconocen en ella a igual título, como legítimos factores de la vida económica, que tienen idénticos derechos a pretender una "justa" remuneración. La derogación "de las leyes que motivan que el dinero sea escaso" es un artículo tomado literalmente del programa de Attwood. Es de admirar que en esta petición nada se diga de la nueva ley sobre los pobres y de las leyes sobre las fábricas, las más importantes reivindicaciones sociales formuladas por la clase obrera. Esto se debe, sin duda, a que la petición fue redactada por la Asociación política de Birmingham, una asociación de radicales burgueses (2). Attwood, que se hallaba a la cabeza de dicha asociación, hizo cuanto pudo por ganar al cartismo las clases medias, y así sólo se formularon en la petición las reivindicaciones que podían contar con la simpatía de esas clases. (1) Gammage, 88. (2) Según Lovett, la petición fue redactada por Douglas editor del Diario de Birminghctm, Autobiora fía, pág. 20. POR TOVGAN-BARÁNOWSICL 375 Es interesante considerar de cerca la actitud de los cartistas respecto de las leyes sobre los cereales. En esta importante cuestión, no había completa unidad de miras entre los cartistas. El grupo de la derecha alentaba la agitación contra tales leyes; pero O'Brien,• y más tarde O'Connor, se mostraron muy hostiles a ese movimiento. O'Brien pretendía que, en las circunstancias políticas de entonces, todas las ventajas de la derogación de las leyes sobre los cereales recaerían en la clase capitalista, con perjuicio de los obreros y de los deudores. La baja del precio de los cereales iría, en efecto, seguida de una disminución de los jornales, y como el valor del dinero aumentaría en proporción de la baja del precio de las subsistencias, las deudas actuales y los impuestos resultarían cargas aún más pesadas. En estas condiciones, la supresión de los derechos de entrada sobre los cereales equivalía a despojar a toda la población obrera y productora en favor de los capitalistas. Esa supresión debía ir acompañada de otras medidas que impidieran al capitalismo apropiarse todas las ventajas, y como solo un Parlamento nombrado p&r sufragio universal podía decretar esas medidas, O' Brien consideraba la derogación inmediata de las leyes sobre los cereales como contraria a los intereses de la clase obrera. El 4 de Febrero de 1839 reunióse en Londres el primer Congreso nacional de Cartistas, en el que tomaron parte 53 delegados, representantes de los grupos cartistas de las diferentes partes del reino. Ese Congreso debía ser una especie de parlamento popular, erigido frente al parlamento de Westminster, que sólo contaba entre sus diputados con una pequeña fracción del pueblo. No nos detendremos en examinar sus trabajos; se sabe que descontentó a muchos cartistas la excesiva locuacidad de sus representantes, digna de los miembros del Parlamento de 376 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Westminster. Los delegados de los distritos industriales del Norte, centro principal del cartismo, dijeron categóricamente que la verdadera causa de éste eran el paro y la penuria de la clase obrera. El delegado Bussey, representante de algunos centenares de obreros de Yorkshire, manifestó que "la causa del cartismo era la espantosa miseria de los trabajadores, y que no podía contare con que la paz volviera mientras no desapareciese esa causa." Terminó su discurso con una variante de las palabras de Stephens, que ya conocemos: "Si tuviéramos buenos vestidos, buena casa y alimentos substanciosos, no nos inquietaríamos para nada de nuestra forma de gobierno" (1). Lowry, delegado de Newcastle, declara que "la agitación cartista ha nacido de la miseria general y espantosa que padece todo el pueblo... Como delegado de las ciases obreras del Norte, dice que ellas ni pueden ni quieren esperar" (2). Gammage, el historiador del cartismo, que tomó parte activa en el movimiento, escribe: "Los miembros del congreso, partidarios de la violencia, tomaron esta actitud por el extremo descontento que existía entre las clases obreras, principalmente en los distritos industriales, des. contento provocado por una horrible penuria, que no endulzaba esperanza alguna de mejora. Esa penuria aparerecía incesantemente en las discusiones del Congreso" (3). En efecto; Marsden, tejedor a mano, y uno de los más ardientes partidarios de los "procedimientos enérgicos", había sufrido personalmente mucho, a causa del paro general, y confesaba que él y su familia habían pasado ham (1 £Vorthern Star, 1839, núm. 5. (2) Loc. cit., núm. 66. (3) ibid., 1839, núm. 68. POR TOUGAN-BARANOWSKI 377 bre. Otros oradores relataron casos semejantes de miseria extrema en otras ramas de la industria (1). La petición nacional, que tenía 1.280.000 firmas, fue presentada en la Cámara de los Comunes, pór Attwood, el 14 de Junio. Al mes siguiente, produjéronse graves desórdenes en Birminghan. La multitud opuso a la tropa una violenta resistencia, destruyó algunos almacenes e incendió algunas casas. El duque de Wellington dijo con este motivo en la Cámara de los Lores que había visto muchas ciudades tomadas por asalto, pero que ninguna de ellas había padecido tan cruelmente como Birmingham. Claro que esta declaración era muy exagerada. Los disturbios fueron seguidos de la detención de muchos jefes cartistas, Algunos días antes, el 12 de Julio, Attwood pedía a la Cámara de los Comunes nombrara una Comisión especial encargada de discutir la petición nacional de los cartistas. El discurso de Attwood y los debates que se siguie. ron ayudan mucho a comprender el verdadero carácter del cartismo. Attwood recordó que no sólo los obreros estaban sujetos a duras privaciones, sino que a todas las clases industriales del reino perjudicaba mucho la persistente paralización de los negocios. Según Attwood, la depresión comercial debíase a la vuelta de los pagos en especie acordada en 1819: los intereses de los obreros y de los contratistas estabanaquí perfectamente de acuerdo. "Tengo la convicción, dijo, de que el bienestar y la tranquilidad de la clase obrera podrían lograrse sin atacar en lo más mínimo los intereses de las otras clases sociales y sin cometer injusticia alguna. El país no puede soportar las continuas fluctuaciones comerciales. Los firmantes de la petición, en número de 1.200.000, manifiestan de este (1) Gammage, 108. 37S LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA modo que tienen derecho a vivir trabajando honradamente y que se les niega ese derecho, y manifiestan también que las fluctuaciones industriales producen breves períodos de dudosa prosperidad, a cambio de largos años de indudables miserias." Al decir de Attwood, la petición no contenía solamente las reivindicaciones de los obreros, sino también las de la mayor parte de los miembros de las clases medias, de la mayoría de los industriales y comerciantes. Para éstos, la paralización comercial era aún más desastrosa que para los obreros. Fielden, que apoyó la moción de Attwood, habló también de la paralización comercial, que había perjudicado particularmente al Lancashire, y, en general, a todos los distritos industriales. "Y quién ha provocado esa crisis en los distritos fabriles? Las malas leyes, o, al menos, la negativa del Parlamento a hacer otras buenas." Attwood indicó además como remedio el papel moneda. Fielden no señala remedio alguno, limitándose a comprobar el hecho, ciertamente innegable, de la miseria provocada por la depresión. Las posiciones de Attwood eran taú poco sólidas, que el representante del Gobierno, lord Russel, pudo refutarlas fácilmente. El discurso de lord Russel fue aplastante para Attwood. El elocuente orador, considera la petición particularmente desde el punto de vista de la situación económica y social del pueblo; pero se detiene poco en el lado político de la cuestión. "Muchos creen que el sufragio universal hará la felicidad del pueblo; por lo que a mf toca, juzgo que ese modo de ver procede de un error lamen'table. El Sr. Attwood dice que es partidario del sufragio universal, porque mientras éste no exista, el Parlamento nos llevará hoy al bienestar y nos precipitará mañana en la miseria. Por mi parte, no creo que pueda haber Gobierno alguno que asegure a todo el país una prosperidad permanente y no interrumpida, y POR TOUGAN-BARANOWSKI .379 que suprima, en una nación comerciante e industrial, tanto la tasa baja de los jornales y la miseria que de ellos resulta, como la alternativa de períodos de bienestar y de penuria observados en todos los países comerciantes e industriales. Mirad los Estados Unidos: tie•en el sufragio universal, y ¿quién pretenderá que los Estados Unidos se hallan a cubierto de esas fluctuaciones o de esa penuria?... Ni el sufragio universal, ni cualquier otro modo de sufragio, pueden hacer leyes que aseguren al pueblo un bienestar constante." Russel pasó en seguida a analizar el remedio específico recomendado por Attwood para atenuar la miseria. Aun admitiendo que tal remedio fuese eficaz, ¿había alguna razón para creer que la reforma parlamentaria bastaría para que se le adoptase? Russel recordó las declaraciones de los más influyentes jefes cartistas, O'Connor, Lovett, Collins, Frost, etc., contra el papel moneda. En un manifiesto de los cartistas a los obreros leíase: "Entre las diferentes medidas coi que se os quiere acallar, la peor de todas es el papel moneda." Así Attwood, si confiaba en ese remedio, no tenía nada que esperar del sufragio universal. El discurso más interesante y notable de estos debates fue el de Disrali. Este orador mostró que el movimiento cartista no había sido provocado de ningún modo por los deseos del pueblo de adquirir derechos políticos. "Los derechos políticos tienen un carácter tan abstracto, sus consecuencias influyen tan lejanamente sobre la masa del pueblo, que a mi parecer no pueden nunca producir un gran movimiento popular." Sin embargo, Disrali no creía tampoco posible explicar el cartismo por causas puramente económicas. "Hay alguna cosa intermedia entre las causas políticas y las económicas, dijo, y eso es lo que ha provocado ese gran movimiento... La verdadera 380 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN ING!ATERRA causa de él es la convicción que tiene una gran parte del pueblo de que se han violado sus derechos cívicos, y es indudable que, durante los últimos años, se ha verificado esa violación. No soy de los que piensan que la Carta del pueblo se debe únicamente a la nueva ley de pobres; pero creo, no obstante, que hay entre ambas relación estrecha... La antigua Constitución no concede derechos políticos más que a una pequeña parte de la nación, pero esos derechos políticos se confían a una minoría en ciertas condiciolles: es necesario que esta minoría proteja los derechos cívicos de la gran mayoría. Su. honor lo exige; la organización de la sociedad es tal, que los que poseen derechos políticos contraen por esto mismo obligaciones que deben cumplir.Yhoy, una parte considerable del poder político está en manos de una nueva clase de personas que no han tomado sobre sí esas grandes obligaciones. Antes, sólo el cumplimiento de grandes deberes daba origen a la influencia social; hoy, la nueva clase a que se ha conferido derechos políticos no está unida a la clase obrera por el cumplimiento de deberes sociales... ¿Dónde ha conducido esto? Los que obtuvieron el poder político sin llenar sus condiciones y obligaciones, se han esforzado en evitar en lo posible toda clase de gastos y de desvelos. Después de haber llegado sin mérito alguno a una posición para la que otros dieron su oro y su trabajo, se aplican a aprovecharse de las ventajas de esa posición, sin perjuicio para su bolsillo y sin pérdida de tiempo. La primera de estas tendencias les lleva a limitar todo lo posible los gastos del Estado; la segunda ha producido la inmixtión incesante del Gobierno. Y, a mi parecer, no es posible tener un Gobierno centralizado y avaro, y que, a la vez, se respeten los derechos cívicos del pueblo... Yo creo que esta es la verdadera causa del cartismo... Una parte considerable del pueblo se ha convencido de que se violaban sus derechos cívicos; la POR TOUGÁN-BARONOWSKI 381 nueva ley sobre los pobres es una de las violaciones de esos derechos, porque, sin género alguno de duda, se deriva de un principio que es la negación de todos los deberes sociales del Estado. Esa ley prescribe a los desgraciados no pedir auxilio a los mas cercanos vecinos, sino dingirso a un Gobierno distante. Dice al obrero necesitado que no tiene ningún derecho legal a ser socorrido, y que el socorro que recibe es una limosna de la beneficencia. Yo creo que el descontento producido por estos cambios ha sido la fuerza utilizada por los revoltosos para conseguir sus fines. Así ha nacido el movimiento cartista. Reconózco que la petición nacional procede de un gran error, del error que juzga que la desgracia nacional puede evitarse por medio de derechos políticos; pero los pobres cartistas no son los únicos en compartirle" (1). Disrali comprendió mejor las causas del cartismo que ningún otro hombre de Estado de la época. Lo que dice de la indiferencia de la masa popular respecto de los derechos políticos, y de la importancia de los derechos cívicos, es muy cierto y revela una fina observación. Esta distinción entre derechos políticos y derechos cf-. vicos es la clave que permite comprender toda la historia política contemporánea de Inglaterra. El obrero in glés ha manifestado siempre una indiferencia incomprensible respecto de sus derechos políticos. Sólo en el momento del cartismo convirtiéronse aquellos derechos en la bandera de un movimiento popular. Pero Disra1i tiene mucha razón al decir que esto no es más que una apariencia, y que la fuerza del cartismo no reside en el descontento político. En ninguna parte del mundo ha demostrado la clase obrera tanto valor y tesón en la defensa de sus intereses, (1) Ausard, Farliamentary Debates, 1839, vol. XLIX 382 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA' como en Inglaterra. En ninguna parte del mundo han creado los obreros una organización de clase tan poderosa como en aquella nación. En ninguna parte han tenido tanta influencia política, y, sin embargo, el obrero inglés no ha obtenido hasta hace muy poco tiempo derechos políticos, y todavía hoy no los posee por entero, puesto que Inglaterra no conoce aún el sufragio universal. ¿Por qué el obrero inglés no ha dirigido sus energías, como sus hermanos del continente, a la conquista de los derechos políticos? Seguramente, el sufragio universal estaría establecido hace ya mucho tiempo en Inglaterra, si el obrero inglés hubiese reservado para la lucha política sólo una pequeña parte de la energía y obstinación cou qu pelea por sus intereses económicos. La explicación de este hecho es la que sigue: el obrero inglés no tiene las razones que impulsan al obrero del continente a la lucha política. El pueblo ha hecho sobre el continente revoluciones para extender sus libertades cívicas; pero en Inglaterra, la libertad cívica en sus rasgos esenciales, se hallaba ya adquirida desde largo tiempo, y ninguna extensión del derecho de sufragio podía añadir nada importante a esa libertad. Así, las reformas políticas no podían interesar vivamente al pueblo ingiés, porque, aun con un Parlamento aristocrático, se sentía tan libre como con un Parlamento democrático. El cartismo fue una grandiosa tentativa para unir la reivindicación de los derechos políticos a las necesidades efectivas del pueblo; pero como esas necesidades eran de orden económico, y como el pensamiento social de la época no había elaborado medidas serias y realizables que pudiesen satisfacer esas necesidades, semejante tentativa debía fracasar (1). (1) La derogación de la nueva ley sobre los pobres fue la POR TOUGAN-BARANOWSKL 383 Mientras el paro fue considerable, el pueblo se agrupó en torno de la Carta como en torno de una bandera de protesta; pero la vuelta de la vida comercial bastó para que desapareciese el cartismo. La difícil situación de Áttwood en el Parlamento pone en claro la autonomía existente entre el programa político del movimiento cartista y sus raíces sociales. La propuesta de Attwood de que una comisión parlamentaria discutiese la petición cartista, fue rechazada por 235 votos contra 46. El 4 de Noviembre de 1839 hicieron los cartistas una seria tentativa de revuelta. Desde muy temprano, algunos millares de mineros penetraron en la ciudad de Neuport, para apoderarse, por un golpe de mano, de la cárcel municipal y libertar a los jefes cartistas que se hallaban detenidos. Muchos iban armados de fusiles, picas y horquillas. La multitud, guiada por el antiguo juez Frost, pretendía evidentemente hacerse dueña de la ciudad, dando única medida práctica propuesta por los cartistas, y que real msnte flQ pudo realizarse más que después de una reforma radical del Parlamento, porque, tanto los Torys como los Wighs, no querían absolutamente abandonar aquella ley. Pero, en primer lugar, la violenta oposición contra la ley en los distritos industriales alcanzó, en gran parte, su objeto; aplicóse la misma en esos distritos, con tanta prudencia, que los cambios introducidos en la situación anterior no fueron 'grandes. En segundo lugar, esa ley no concernía, a pesar de todo, más que a una parte de la clase obrera. En los condados industriales, la mayoría de los obreros no recibían tampoco, bajo la antigua ley, socorro alguno de la beneficencia pública, porque lo hubieran considerado corno una vergüenza. Esto sucedía particularmente con los obreros calificados. Así, cualquiera que fuese la importancia de la ley, el pueblo no hallaba en ella suficiente razón para derribar todo el edificio político, y reedificar un Parlamento sobre una base democrática. 334 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA así la señal do un alzamiento general que debía estallar al mismo tiempo en el Yorkshire. Un descatamento de soldados salió a su encuentro; rompióse el fuego de ambas partes, y los cartistas tuvieron 10 muertos y cerca de 50 heridos. La revuelta fue rápidamente reprimida. Los organizadores del motín de Veuport, Frost, William y Jones fueron condenados a muerte; pero el Gobierno conmutó esta pena por la de deportación con trabajos forzados a perpetuidad. En 1840, todos los jefes cartistas estaban encarcelados, y el movimiento parecía tocar a su fin. El Gobierno cantaba victoria, muchos creían al cartismo enterrado para siempre; pero observadores ms perspicaces de la vida nacional presentían que la historia del cartismo aún no había terminado. "Sabemos, escribía Carlyle, que el cartismo ha muerto, que el Gobierno reformado ha destruído la quimera del cartismo empleando los medios más felices y eficaces." Al menos, esto es lo que dicen los periódicos; pero, desgraciadamente, la gran mayoría de los obreros sabe que sólo "la quimera" del cartismo es la destruída, yno el cartismo mismo. Se ha destruido esa forma incolora y pesada que había tomado en los últimos tiempos a los ojos del mundo, o más bien, se ha desplomado por si misma a causa de su propia pesantez, conforme a las leyes naturales. Pero su esencia no ha desaparecido. El cartismo es el amargo descontento, convertido ya en rabia y delirio; es la situación anormal, o más bien, el estado de espíritu anormal de las clases obreras inglesas. Es una nueva designación de un antiguo estado de cosas que ha tenido varios nombres y aun tendrá otros muchos. La esencia misma del cartismo tiene raíces profundas y extensas; no es de hoy, y no desaparecerá ni hoy ni mañana (1). (1) Cartismo, pág. 8. POR T0UGAN-BRANOWSKI 385 El paro y la miseria siguieron aumentando hasta fines del año 1842. Puede juzgarse de la penuria de la clase obrera en aquellos momentos por el hecho siguiente: En 1841, un comité privado, que se formó en Birmingham para socorrer a los obreros sin trabajo, distribuyó socorros a más de 40.000 personas; socorros mínimos, es cierto, penique y medio por persona y por semana. Los obreros, con sus familias, no ganaban asimismo en• Birmingham más de 6 a 11 chelines por semana (1). Otros comités de este género se habían formado igualmente en muchas ciudades. El Nortlzern Star describe en estos términos la situación de los obreros de Stockport en el mes de Setiembre de 1841: "La ciudad presenta aspecto de miseria y desolación. Centenares de obreros corren por las calles, sin tener que comer y sin saber cómo procurarse alimento. Millares de familias han empeñado cuanto poseían y vendido sus trajes para comprar pan, y otras lo han vendido todo y han emigrado a América. Nadie recuerda haber visto miseria y hambre parecidas. Una gran fábrica, que utilizaba cerca de mil obreros, ha cerrado sus puertas y no hay esperanza de que vuelvan a abrirse. Lo tejedores de otra fábrica se declararon en huelga el sábado; pero los obreros sin ocupación están tan deseosos de trabajar, que al martes siguiente trabajaba la fábrica con un personal completos (2). El número total de obreros sin trabajo en Stockport, era de 5 a 1.000. En Leeds formóse en el otoño un comité para conocer exactamente el. número de obreros en huelga forzosa. Este comité encargó con tal fin a algunos empleados que (1) Hausard: Partiamentary Debates, 1841, vol. LVIII, páginas 1.519-1.546. (2) Northern Star, núm. 201, 1841. 25 386 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERIA procediesen a formar el censo, y aunque no alcanza a toda la población de Leeds, hallóse que el número de obreros sin trabajo y de los miembros de sus familias llegaba a 16.156. El comité escribe en su informe: "Los empleados a cuyo cargo estaba la formación del censo se vieron obligados recientemente a escribir sobre sus rodillas, por no haber mueble alguno en que pudieran colocar el papel; a menudo sólo encontraban en las casas las cuatro paredes" (1). En la pequeña ciudad de Mansüeld acentuóse particularmente la miseria entre los calceteros. El número de obreros sin trabajo aumentó durante todo el otoño, alcanzando a fines de Noviembre tales proporciones, que cerca de mil tejedores (comprendiendo en ellos sus familias) no tenían qué comer. Los obreros en huelga forzosa organizaron manifestac iones en la ciudad, y enviaron delegaciones a los habitantes ricos, no para pedir, sino para exigir que se les socorriera. El corresponsal que relata estos hechos añade: "El cartismo se propaga por todas partes tan rápidamente como la miseria, la bancarrota y la ruina." En Blaekburn, un periódico local no cartista-la Gaceta de Blackburn-escribía lo que sigue: "La situación de los desheredados de la fortuna en la ciudad y sus alrededores es realmente triste. Aun cuando haya suficiente trabajo, la vida de los tejedores a mano es de las que excitan la compasión; pero ahora que los jornales son extra. ordinariamente reducidos, y que es muy difícil o casi imposible pro curarse, trabajo, y, además, el frío es riguroso, sus padecimientos han llegado al límite extremo. Los habitantes ricos de la ciudad so han visto obligados a formar un comité de socorro (2). (1) Northern Star, núm. 206, 1841. (2) Ibid., núm. 212, 1841. OR TOUGAN-BARANOWSKI 387 En Escocia, la explotación del hierro había caído en un completo marasmo. Los contratistas decidieron apa.gar la cuarta parte de los altos hornos. Según la Glasgow Ghronicle, en las fábricas de tejidos de algodón de Escocia la mitad de los obreros carecían de trabajo. "Por lo qne respecta a los tejedores, dice el mismo periódico, están desde hace ya tanto tiempo en la miseria, y hemos señalado este hecho tan a menudo, que no es necesario detenernos hoy en él. La calamidad se extiende a todo y a todos. En Nottingham, los obreros sin trabajo organizaron mítines y manifestaciones en la ciudad. El número de ellos se elevaba a más de 5.000. En Sheffield apagáronso igualmente la cuarta parte de los altos hornos. El Week2y Dispatch escribía: "En los alrededores de Manchester reinan la miseria y el hambre en un perímetro de veinte legaas en contorno." En Manchester formóse, bajo la presidencia del alcalde, un comité para socorrer a los obreros sin trabajo. Comités semejantes se constituyeron en Londres, Derby, Nottingham, Leicester y otras muchas ciudades de Inglaterra y Escocia. En Spitalfield, más de la tercera parte de los telares permanecían inactivos. En Creton había cerca de 1.000 obreros parados. En Vigan, el comité de socorro hizo un ca1tastro, y hallóse que, entre 795 familias, cerca de una tercera parte de ellas trabajaban normalmente; otra tercera parte trabajaba a medias, y la última carecía absolutamente de ocupación. Las cifras siguientes dan idea de las condiciones en que vivían los obreros sin trabajo o semiocupados; en esas familias, 1.104 personastenían una sola cama para cada tres; 712, una para cada cuatro; 200, una para Cinco; 156, una para sois; y 66, una para nada siete u ocho. "Muchos de esos infelices carecían de camas y de sábanas, acostándose simplemente sobre el sae- 388 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATIRRA lo." La mayor parte de las camas a que sedabaeste nombre no merecían semejante designación: eran, por lo común, haces d.e heno o de paja, metidos en sacos de tela burda y sin cobertores de ninguna especie. Algunos indi- viduos habían empeñado sus ropas de cama; otros las habían vendido para comprar pan para sí y para sus hambrientos hijos. "En algunas casas, escriben los autores del informe, lloraban los niños amargamente durante nuestra visita; y cuando les preguntábamos por qué lloraban, nos respondían: "porque tenemos hambre, porque no hemos comido nada hoy." (Northern Star, número 215.) En las sederías de Leigh, cérea de 3.000 telares, de un total de 7.000, no trabajaban. En la industria algodonera, sólo la mitad de los tejedores tenían ocupación. En Hyde, 4.000 obreros de las fábricas de algodón trabajaban todo el día o una parte del día; pero 1.700 carecían absolutamente de trabajo. (Northern Star, núm. 215.) Hacia 1840, unióse al paro un descenso considerable de los jornales. Así, en Hyde, en la industria algodonera, disminuyeron los jornales, de 1839 a 1842, en un 12 por 100 en 1V[ossley; en 1840, los jornales de los obreros de la citada industria eran inferiores en un 25 por 100 a los de 1830; y los de los obreros de las fábricas de lana, en un 45 por 100. En Leigh, los jornales de los tejedores de algodón a mano descendieron, desde 1836, de 20 a 25 por por 100. En Vigan, los tejedores de algodón tenían, en 1835, un salario semanal de 7 chelines; en 1841, ese salario era ya sólo de 5 chelines. El jornal de los hilanderos. y tejedores a mano disminuyó en un 20 por 100. En Preston, el de los hilanderos en un 10 por 100, y el de los tejedores en un 25 por 100. En Glossop, de 1836 a 1842, des- cendieron los jornales de los hilanderos el 25 por 100, y los de los tejedores a máquina el 14 por 100. (Norther Star, núm. 215.) POR TOUGAN-BARANOWSK1 389 _.•••_ __.. Estas cifras no proceden de los obreros, están extraídas de los informes leídos en un mitin monstruo celebrado en Manchester. Ese mitin fue organizado a fines de Diciembre de 1841 por la Liga contra las leyes sobre los cereales, y tomaron parte en él todos- 1o- principales fabricantes de Manchester, así como los diputados de los -diferentes distritos de la industria algodonera. El 20 de Setiembre, Crawford, diputado por Rochdale, declaró en la Cámara de los Comunes ue "las proporciones tomadas por la miseria en Rochdale debían llenar de espanto a todo el mundo". Según sus palabras, existían en esa ciudad 136 persona cuya ganancia semanal era de 6 peniques, 290 que ganaban 10 peniques, 508 que ganaban un chelín, 855 que percibían un chelín y 6 peniques, y 1.500 cuyo jornal llegaba a un chelín y 10 peniques por semana. La miseria era tal, que se trató muchas veces en el Parlamento de socorrer a esos desgraciados, aunque nada -se hizo nunca prácticamente. El 24 de Noviembre, cuando la penuria no era aún extremada, el diputado Steward presentó en el Parlamento una instancia de los habitantes de Paisley: en ella se decía que, en esa pequeña ciudad, 605 familias de obreros habían quedado sin trabajo, a causa de la bancarrota y el cierre de algunas fábricas de algodón. En otra ciudad, Johustone, de 16 fábricas, sólo cuatro continuaban trabajando. Las fábricas de máquinas no empleaban más que la tercera parte de sus obreros. En las minas, el número de trabajadores había disminuído igualmente casi en la misma proporción. La instancia concluía con estas palabras: "Como se aproxima el invierno, los firmantes estiman que no cumpliría u su deber de ciudadanos si no llamaran sobre este estado de cosas la atención del Parlamentó, a fin de que el mismo se digne -considerar con toda seriedad la situación del distrito cita- 390 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA do y de los demás distritos industriales del reino. Ruegan, pues, a la Cámara de los Comunes conceda toda su atención a la calamidad que padece el país y tome las rápidas medidas que juzgue necesarias." En el curso de los debates que se siguieron, declararon algunos diputados que la miseria era aún mayor en otras partes. En Manchester, cerca de 8.000 personas se veían obligadas a vivir con un jornal irrisorio de 15 peniques por semana. El año 1842 fue aún más difícil para los obreros que el año precedente. Las nuevas recibidas de todos los centros de la industria fabril atestiguan la miseria extrema de la clase obrera. Se citan también en ocasiones casos de hambre. En Carilsie, el comité de socorro presentó un informe, del que resultaba que existían en la ciudad 309 familias, compuestas de 1.146 personas, que no tenían ingreso alguno fijo; 334 familias (1.465 personas), que contaban con menos de un chelín por familia; 411 (1.623 personas), que tenían menos de un chelín por cabeza a la semana; 157 (692 personas), que tenían por cabeza menos de dos chelines; y 140 (635 personas), cuyo jornal consistía en menos de tres chelines por semana (1). En los distritos de la industria algodonera fue el paro especialmente considerable. En Stockfort formóse un comité de socorro, bajo la presidencia del alcalde. Según un informe de ese comité, casi una tercera parte de las máquinas de vapor de la ciudad y sus alrededores se halla- ban paradas en el mes de Enero de 1842. La cifra total de obreros sin trabajo era la de 9.000 (no comprendiendo en ella los individuos de sus respectivas familias). "Esa falta de trabajo ha producido, entre otras consecuencias, el malestar de todas las clases de la población, cuyos in (1 .Worthern Star, núm. 217, 1842. POR TOUGAN-BARANOWSKI 391 tereses están ligados a la industria; y la miseria, las inauditas privaciones de la clase obrera, son hoy tales, que no puede darnos idea de ellas una escueta estadística. Geñtes honradas, que quieren trabajar, so ven obligadas a pedir limosna con toda su familia, o a vivir al día de la caridad de sus vecinos... Muchos se mueren literalmente de hambre." Entre 8.218 obreros inscritos en los registros del comité, sólo 1.904 trabajan normalmente; 2.866 tienen ocupación parcial, y 4.418 carecen en absoluto de trabajo. El salario semanal de 15.283 personas (de ambós sexos y de todas edades) no asciende, por término medio, más que a 1 chelín y 4 8/4 peniques por cabeza, y la ga nancia de los que trabajan normalmente sólo es de 7 chelines y 6 '/ peniques por semana (1). En Eñero de 1842, 17.000 habitantes de Paisley recibían socorros del comité de beneficencia (2). En Bolton formóse asimismo un comité análogo, que durante el mes de Enero distribuyó socorros a 6.167 personas, cuyo ingreso semanal consistía en 11 8/4 peniques; 828 solicitantes no fueron atendidos, porque su ganancia semanal se elevaba a 1 chelín y 9'/ peniques por cabeza. Entre 50 familias, sólo 20 trabajaban normalmente. El comité visitólas viviendas de 1.013 familias (5.035 personas); sólo 950 tenían-camas. Estos privilegiados poseían en to. tal 1.553 camas; es decir, menos de 2 por familia. La mayoría de esas camas no tenían colchones, siendo éstos re- - emplazados por montones de paja. Esos 5.035 personas sólo poseían 2.876 bancos, 1.380 mesas y 642 sillas; 445 personas se acostaban sobre el suelo. El Dr. Bowring, que comunicó estos hechos al Parlamento, añado: "En muchas calles de Bolton no hay ya un solo habitante (las casas (1) .Northern Star, núm. 217, 1842. (2) Hausart: Parliamentary t)ebates, 1842, vol. LX,pág. 178, 392 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA están vacias); centenares de familias duermen en el suelo, y millares de ellas no tienen el pan necesario." En Manchester había 5.492 casas desocupadas, 681 almacenes vacantes y 116 fábricas que no funcionaban (1). Todo esto reanimó el cartismo. "La organización central de los cartistas, la National Oharter Association, no estuvo nunca, dice Gammage, en situación tan próspera como en 1842" (2). La nueva petición de los cartistas, presentada el 2 de Mayo de 1842 a la Cámara de los Comunes, llevaba 3.315.752 firmas. Todas esas firmas no procedían, sin duda, de hombres adultos; había entre ellas muchas de mujeres y niños. Ducombe, que remitió la petición al Parlamento, declaró que había sido firmada por más de un millón de familias. Como la primera petición estaba firmada casi exclusivamente por hombres adultos, las dos manifestaciones agruparon una fracción casi igual del pueblo. La Cámara rechazó por 287 votos contra 49 la moción de Ducombe, que pedía se permitiera a los firmantes exponer de viva voz sus deseos. La segunda petición de los cartistas respira ya un espíritu completamente distinto de la primera. La corriente radical ha adquirido la supremacía; el temor de irritar a las clases poderosas ha desaparecido en absoluto. La petición pone de relieve la inaudita miseria del pueblo. "Millares de personas mueren de hambre... Los que suscriben, que saben muy bien que la miseria conduce al cr1- men, ven con asombro e inquietud hasta qué punto se desatiende a los ancianos, a los pobres y a los enfermos, experimentan un sentimiento de indignación viendo que (1) Hausa.rt: Parlamientary Debates, pág. 701. (2) Gamrnage, 213. POR TOUGAN-I3ARANOWSKI 393 el Parlamento se empeña en mantener vigente la nueva ley sobre los pobres, aunque esté suficientemente probado el carácter anticonstitucional y anticristiano de esa ley y su influencia extremadamente nefasta sobre los salarios y la vida de los súbditos del reino." La petición muestra también la pesada carga de los impuestos y la injusticia que supone que la familia real y los altos dignatarios eclesiásticos perciban enormes rentas, cuando tantos obreros tienen que contentarse con algunos peniques por día, y califica de medida anticonstitucional la frecuente prohibición de los mitines públicos, así como el aumento de la polifa. "Las Bastillas para los pobres han nacido del mismo espíritu que los puestos de policía, del esfuerzo hecho por una minoría irresponsable para oprimir y dejar morir de hambre a la mayoría." El sostenimiento de un numeroso ejército permanente es una carga para el pueblo, contra el que ese ejército se dirige. "Los firmantes lamentan que la duración del trabajo, principalmente en las fábricas, exceda la medida de lo que un hombre puede soportar, y que la retribución de un trabajo prestado en el malsano ambiente de la fábrica no permita al obrero cuidar de su salud, y procurarse las distracciones que le son tan necesarias después de haber gastado sus fuerzas físicas. Llaman la atención del Parlamento sobre los jornales irrisorios de los obreros agrícolas, y no pueden evitar un sentimiento de indignación y de protesta, al ver la mínima ganancia de aquellos cuyo trabajo produce el alimento de toda la población. Lamentan profundamente la existencia de monopolios de toda especie en el reino y, aunque condenando enérgicamente la imposición de los objetos más necesarios para la vida, consumidos, sobre todo, por la clase obrera, opinan al propio tiempo que la supresión de los monopolios no será suficiente para sacar a los obreros de su lamentable si- 394 LAS CiiS1S INDUSTRIALES EN INGLATERRA tuación, mientras el pueblo mismo no obtenga el poder, y pueda por sí solo poner término a monopolios y opresiones de toda clase. Señalan los monopolios existentes del derecho de sufragio, papel-moneda, propiedad de las máquinas y de la tierra, Prensa, iglesia, transportes y muchos otros, demasiado numerosos para poderse citar. Todos estos monopolios son obra de una legislación de clase." La petición solicita en seguida la separación de la Iglesia del Estado, y que se constituya un Parlamento especial para Irlanda. Como condición esencial de la realización de estas medidas, reclama una reforma del Parlamento conforme a los seis artículos de la Carta popular (1). Esta petición provocó una disidencia entre los cartistas; la mayor parte de los cartistas escoceses se negaron a firmarla. Sus objeciones giraban sobre tres puntos: la constitución de un Parlamento irlandés independiente, la nueva ley de pobres y la carencia de un artículo que pidiese la supresión de los derechos sobre los cereales. En Escocia, la opinión pública no aprobaba la agitación contra la nueva ley de pobres (ley que no era aplicable más que en Inglaterra); hasta simpatizaba algo con una medida que, a su juicio, debía limitar la mendicidad legal. La actitud de los cartistas, respecto de las leyes sobre los cereales, debe considerarse como uno de sus más graves errores. De 1840 a 1850, combatieron con gran energía, bajo la influencia de O'Connor, el movimiento en favor de la derogación de esas leyes, aunque la población industrial tuviese un interés inmediato en la supresión de los derechos sobre los cereales. Sin duda, los jefes de la Liga contra las leyes sobre los cereales iban guiados por el interés de los fabricantes; pero, en este punto, los intereses de los fabricantes estaban perfectamente de acuerdo (1) lVortern Star, núm. 205, 1841. POR TOUGAN-BARANOWSKI 395 con los intereses de los obreros. El odio a los fabricantes cegó a los jefes cartistas. Por lo demás, el espíritu de los cartistas dió en 1842 un paso considerable hacia el socialismo. El contraste entre la miseria obrera y la riqueza d los fabricantes convirtióse en el tema habitual de los oradores cartistas. El encono contra el sistema de las fábricas, el nefasto papel de las máquinas, la condenación de la política comercial del Gobierno, que sólo tiende a extender el comercio exterior, en lugar de ocuparse de desenvolver el comercio interior, eran los asuntos que llenaban las columnas del órgano principal del cartismo, el Northern Star. El siguiente discurso de O'Connor, pronunciado en un mitin en Julio de 1842, puede servir para caracterizar ese estado de espíritu: "No queremos destruir la propiedad, declaraba O'Connor, no queremos la vida de nadie; pedimos tan sólo, para nosotros y nuestras familias, la parte que debe correspondernos de los bienes que la Providencia creó generosamente para bien de todos. Dirigid una mirada sobre la pobreza y el esplendor que nos rodean, y os vertis obligados a confesar que nunca ha habido en esta isla tanto dinéro y tanta escasez, tanta riqueza y tanta miseria como hoy. ¿Y a quién pertenecen esos enormes capitales? A los que usurpan el derecho de sufragio, a los grandes comerciantes y negociantes. Es evidente, sin embargo que nadie puede ganar millones con su trabajo personal; no se puede ganar millones más que con el trabajo ajeno... Existe también algo que debe llamar particularmente la atención, y es el gran número de máquinas, causantes, en gran parte, de la miseria que padece hoy el país. Recuerdo un mitin, celebrado en Manchester, y al que asistía Mr. Cobden. Un tejedor a mano, llamado Butterworth, condenaba en M el uso de los telares de vapor que habían 396 LAS CRTSIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA dejado sin trabajo a un gran número de compañeros suyos.- Cómo, exclamó Cobden, pretendéis que desaparezcan las máquinas?-No, 'respondió Butterworth; yo os permito comer con vuestras máquinas, beber con vuestras máquinas,'acostaros y levantaros con vuestras máquinas, pero que vuestras máquin&s no me desnuden" (1). El Northern Star, durante el año 1842, hizo la guerra, en una larga serie de artículos, al partido de la extensión del comercio (extension of commerce party); según sus palabras, el comercio exterior se hallaba muy lejos de tener la importancia que se le atribuía, el mercado interior era mucho más importante que el exterior, y al progreso del comercio exterior se debía la miseria reinante. En Agosto de 1842, la extremada penuria provocó una huelga de casi todos los obreros, y graves desórdenes en el Lancashire. En los primeros días del mes, algunos fa - bricañtes bajaron los jornales, y esto produjo el cese del trabajo en toda una serie de fábricas. Los obreros declararon que no volverían al trabajo mientras no se erigiera en ley la Carta popular; los fabricantes, por su parte, nada hicieron para impedir la extensión de la huelga. :41 decir de muchos, la huelga fue fomentada por la Liga contra las leyes sobre los cereales, que quiso ejercer así presión sobre el Gobierno y determinarle a derogar aquellas leyes. El 9 de Agosto, millares de obreros procedentes de los alrededores llegaron a Manchester, se esparcieron por la ciudad y obligaron a todas las fábricas a suspender el trabajo. La multitud exigió a los fabricantes dinero y pan,. y éstos, espantados, tuvieron que consentir en esas limosnas forzadas. Durante tres días, todas las fábricas de Manchester permanecieron cerradas. Los cartistas se sorprendieron mucho de este movi (1 Northern Star, núm. 245, 1842. POR TOUGAN-BARÁNOWSKT 397 miento. Está fuera de duda que no le provocaron; pero, viendo propagarse la huelga, decidieron aprovecharse de la misma y apoyar a los alborotadores. Entretanto, la huelga se extendía a todas las ciudades próximas. Grandes masas de obreros se oponían violentamente a que el trabajo continuara, rompiendo los cristales de las fábricas, maltratando a los directores y fabricantes y exigiendo a los comerciantes dinero o pan. Bien pronto produjéronse conflictos con el ejército. En Staleybridge, los soldados hicieron fuego, resultando algunos muertos y numerosos heridos. En otras ciudades se consiguió dispersar a la multitud sin hacer uso de las armas. En el mismo momento, millares de mineros de Staffordshiro abandonaban el trabajo, a causa, igualmente, de una reducción de los jornales. Tampoco aquí permanecieron los huelguistas mucho tiempo tranquilos. Una casa particular fue saqueada e incendiada. "El pánico se apoderó de las clases ricas; una muchedumbre enorme recorría las calles; todos los alrededores se hallaban en un estado de excitación extrema." (Gammage, 227.) Hubiera sido preciso, sin embargo, que la huelga fuese general, como deseaban los cartistas; pero se limitó al Lancashire, Yorkshire y Staffordshire. Fue de corta duración y fracasó completamente. Detúvose a los jefes cartistas, aunque fueran los menos responsables de los desórdenes, y aunque el Northern Star imputase desde un principio la culpa de la huelga a la Liga contra las leyes sobre los cereales, y mostrara hasta qué punto era insensata semejante huelga. Verosímilmente se debió la misma a un movimiento completamente instintivo, provocado por la desesperada situación de los obreros, movimiento que nadie organizó y que no perseguía ningun objeto preciso. Esta huelga fue seguida de un largo período de suspensión del movimiento cartista. A partir del otoño de 398 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA 1842 comienZa a mejorar la situación de la industria, termina la época aguda del paro y el cartismo desaparece de la escena con asombrosa rapidez. El período de 1843 a 1847 vió la decadencia completa del cartismo. Los cartistas prosiguieron su lucha contra la Liga, pero sin éxito alguno. O'Connor sostuvo, en 1844, durante un mitin, una discusión con Cobden y Bright; pero, como reconoce el mismo historiador del cartismo, Gammage, que fue al propio tiempo uno de los jefes del movimiento, fue derrotado. Era, en efecto, difícil objetar nada a un adversario que defendía que, en un país industrial como Inglaterra, la baja del precio de los cereales no solamente debía dar a la industria mayor vigor, sino mejorar también la situación del obrero. El argumento de que era preferible para el obrero tener pan barato que pan caro, no tenía vuelta de hoja, y en vano exclamaba O'Connor en discursos, a menudo elocuentes, que era preciso, ante todo, conquistar el poder político. Ni O'Connor ni ningún jefe cartista podía probar que no era ventajoso para la clase obrera que se suprimiesen los derechos de entrada. sobre los cereales, aunque aún no se hubieran realizado los principios de la carta. El maÑsmo completo del movimiento cartista entre las masas populares dió espacio a los jefes del mismo para elaborar con toda calma planes de reforma social. Los dos jefes más notables del cartismo, O'Connor y O'Brien, idearon su utopia respectiva. El sueño de O'Brien no podía realizarse en un porvenir cercano, y no tenía valor práctico alguno. Reivindicaba, sobre todo, la nacionalidad del sue lo El cartismo, como movimiento social, tenía un carácter puramente negativo; en ese período de revolución industrial, de destrucción de la pequeña industria por la grande, era la expresión de la muy comprensible hostilidad de la clase obrera contra el sistema de las fábricas. Ese dc POR TOUGAN-BARANOWSKI 399 seo nostálgico de la tierra muestra bien los elementos utópicos y románticos del cartismo. El famoso "Programa agrario" de O'Connor tenía el mismo carácter de utopia romántica, aunque bajo otra forma. Conquistó rápidamente gran popularidad, y fue aceptado por una conferencia de delegados cartistas que reunióse en Birmingham en 1843. En nombre del "Programa agrario" continuó el cartismo la lucha, hasta su desaparición definitiva. Así, el "Programa agrario" de O'Connor merece cons.iderarse de cerca, como expresión de los deseos económicos del mayor movimiento popular que ha conocido la Inglaterra contemporánea. Las ideas fundamentales de O'Connor sobre la cuestión agraria fueron expuestas en un largo artículo de la revista el Labourer, que editaba él mismo, bajo el epigrafe: "A Treatise on the Small Proprietary System" (Labourer, 1847). O'Connor dice en él que es enemigo acérrimo del oGmunismo, pero partidario de la cooperación; que es enemigo del arrendamiento de pequeñas granjas, pero partidario de la pequefta propiedad. O'Connor juzga que la pequeña propiedad aumentaría extremadamente la productividad del país, y cita el ejemplo de los campesinos belgas. "Soy adversario de las posadas públicas, de las panaderías públicas, de. los lavaderos públicos " -escribe, aiudindo manifiestamente a Fourier. "Estoy por el principio del meum et tuum, mío y tuyo (1). El plan de O'Connor era sumamente sencillo. Los obreros debían constituirse en sociedad para comprar tierras. En tres años, hasta comienzos de 1848, O'Connor logró recoger de 10.000 suscritores obreros la considerable suma de 94.184 libras. Compráronse realmente algunas propiedades, que fueron divididas en pequeñas parcelas (1) Labourer, 1, pág. 157. 400 LAS CRISiS INDUSTRIALES EN INGLATERRA O'Connor se hallaba firmemente convencido de que la industria fabril inglesa había llegado al surnrnurn, y que caminaba poco a poco hacia la ruina, siendo imposible una extensión cada vez más grande del mercado exterior. Era preciso, buscar el medio de reemplazar las fábricas por otra fuente de ingresos, y esa nueva fuente debía ha ilarse en la pequeña propiedad agrícola. En lo porvenir, debían unirse, como en otro tiempo, diferentes oficios a la agricultura; el pequeño agricultor no produciría sólo sus nilmentos, sino también sus vestidos. "La agricultura, declaraba el Northern Star, debe ser la base de la economía nacional; la industria sólo debe venir en segundo término. La popularidad del programa agrario de O'Connor nos descubre las causas más profundas del cartismo. Este fao una reacción de la clase obrera inglesa contra la revolución industrial y el sistema de las fábricas, Back to tiie Land.-Volvamos a los campos", era el grito de unión lanzado por O'Connor, y ese grito halló un poderoso eco en la clase obrera inglesa, que recobró esperanzas de ver florecer nuevamente la agricultura, juzgada como perdida en Inglaterra. Adviértese aquí la diferencia fun(lamental qae separa al cartismo del socialismo moderno. Sobre la bandera del cartismo se escribía: "Retroceso", y no "Adelante"; el cartismo buscaba su ideal, no en lo porvenir, sino en lo pasado. Desde 1845, el cartismo perdió toda fuerza verdadera. Su resurrección momentánea en 1848, debida a la crisis industrial de 1847 y al paro considerable que se siguió a ella, sólo fue el último destello de la llama. que se extingue (1). - (1) Sidney Webb hace esta justa observación: 'Durante el periodo de 1837 a 1849, la fuerza del movimiento cartista fue casi exactamente proporcional a la intensidad de la miseria obre- POR TOUGAN-BARANOwSKI 401 A partir del otoño de 1847, las fábricas inglesas suspendieron de nuevo el trabajo; en muchas ciudades del Lancashire estallaron huelgas, a causa de la reducción de los jornales. Las huelgas fueron acompañadas de escenas violentas; así, en Blackburn, en los primeros días de Octubre, hubo una colisión entre los obreros y la policía, porque los huelguistas querían impedir trabajar a los no huelguistas. Fue necesario la llegada de la tropa para poner fin a los desórdenes. Según las estadísticas oficiales, el 19 de Octubre había en las fábricas de Manchester 18.516 obreros que trabajaban normalmente, 12.198 ocupados en parte y 10.341 que carecían por completo de trabajo (1). En otras ciudades del Lancashire, la situación era peor; por ejemplo, en Wigan, de 20 fábricas sólo una trabajaba continuamente. En Ashton, todas las fábricas cerraron sus puertas, a causa de la huelga general. En muchas ciudades reaparecieron los mítines y las manifestaciones de los obreros sin trabajo, exactamente lo mismo que en 1842. Formáronse en todas partes comités de socorro. En Glúcow, la situación era particularmente difícil; a comienzos de Diciembre, sólo cuatro filaturas trabajaban normalmente, 36 no trabajaban más que en parte, y 16 habían cerrado sus puertas. En Todmorden "las calles se hallaban obstrufclas por los obreros sin trabajo. Sus rostros macilentos inspiraban temor. Todas las fábricas, a excópción de una sola, o estaban paradas por completo o no trabajaban más que a intervalos" (2). En Paisley, hacia mediados de Diciembre, de 3.000 ra." Sidney Webb: Labour in the ion gest Reign, Londres, 1899, pág. 9. (1) Manchester .Examiner, 20 de Octubre de 1847. (2) orthern Star, 1847, núm. 528. 26 402 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERiA a 4.000 hombres sólo vivían de la caridad privada. En Spitalfield, a fines de 1847, casi las dos terceras partesde los tejedores carecían de trabajo (1). Bien pronto sobrevinieron disturbios, que fueron muy graves, en Glascow. Multitud de obreros sin ocupación recorrían las calles gritando: "Pan o revolución"; saquearon algunos almacenes, atacaron sobre todo a las panaderfas y a las tiendas de los armeros. La policía no era bastante fuerte para dominar la multitud; fue preciso que la tropa disparase al aire para poner fin a los desórdenes. Escenas análogas se repitieron en las demás ciudades fabriles. La Revolución fraucesa de Febrero acabó de enardecer los espíritus; el cartismo había resucitado. Podemos formarnos idea de las causas que trajeron nuevamente a la vida a ese movimiento que todo el mundo creía terminado, por los discursos de los delegados cartistas reunidos eir congreso el 4 de Abril de 1848. La mayor parte de los informes leídos por los miembros de dicho congreso tienen por objeto la miseria y el paro en los más importantes centros industriales. Así, por ejemplo, el delegado Stevenson manifiesta, en nombre del Lancashire del Norte: "No se puede predicar la paciencia a gentes que mueren de hambre. Hay que convencer al Gobierno de esto: la población del Lancashire no se halla dispuesta a ver sin protesta morir de hambre a millares de personas, en un país repleto de riquezas. Las escenas a que estoy obligado a asistir son realmente espantosas; sería preciso tener un corazón de piedra para no compadecer a esas pobres gentes escuálidas, semejantes a esqueletos, que asaltaban mi casa pidiendo una limosna." El delegado Hittchin dijo por su parte: "En lugar alguno ha tenido que padecer el pueblo las privaciones (1) Loc. cit., núm. 33. POR TOUGAN-BARANOWSKX 403 que soporta Wigan... Casi todas las fábricas están vacías... La población de Wigan cree que ya ha padecido bastante y que es preciso volver al trabajo, aunque haya que emplear la violencia para conseguirlo. Todo antes que semejante miseria." El delegado Kydd se expresó de esto modo, refiriéndose a Oldham: "En esta ciudad reina general descontento. La miseria es tan espantosa y tan persistente, que el pueblo ha perdido completamente la razón. El hambre -de todos los momentos es peor para ellos que la muerte." El delegado Donowan hizo un triste relato do las calamidades experimentadas por los obreros de Manchester, donde 10.000 trabajadores carecían en absoluto de trabajo. "Juzgarán lícitos todos los medios para conquistar la carta." Edmundo Jones, de Liverpool, decía en -su informe: "Durante veinte semanas, 10.000 personas han carecido de trabajo. Liverpool está en vísperas de una bancarrota o de una revolución." Otro delegado de Liverpool, Smith, continuó estas declaraciones, añadiendo: "Si no se concede la Carta, se conquistará, si es preciso, a la bayoneta. " El delegado A ston manifestó: "Northamton sufre a causa de la depresión comercial, y allá abajo se ha llegado a la conclusión de que sólo la Carta del pueblo es capaz de restablecer una situación normal... Los obreros están decididos a conquistar la Carta a toda costa." El delegado Tottersaal dijo: "La situación de Bury es la más espantosa que se puede imaginar; son tan escasos los re cursos de las gentes, que están próximas a morir de hambre, y esto les hace capaces de todo. Todo el mundo quiere la Carta, y puede decirse, sin temor de ser desmentido, que nunca excitó tanto entusiasmo como hoy." Richard Marsden pronuncia estas frases: "Hace diez años la situación de los obreros era mala; hoy es diez veces peor." Haee• un horrible relato de la miseria existente en el Norte del Lancashire, y cita algunos casos de personas 404 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA muertas de hambre. He aquí, finalmente, las palabras pronunciadas por el delegado Bavingtone: "La miseria y la. escasez toman proporciones espantosas; nunca he visto a las masas tan enervadas y al pueblo tan decidido a cori- quistar sus derechos, cueste lo que cueste" (1). - Los demás delegados hablaron también en el mismo tono. El estado del espíritu del Congreso era tal, que O'Brien, que debía formar parte de él, se excusó, y ex- pilca de este modo su conducta ante sus electores: "Después. de haber visto que el Congreso se componía princi palmente de delegados procedentes de distritos en que el pueblo se halla en la más espantosa situación-gran número de persónas mueren materialmente de hambre;- después de haber oído decir a los delegados que muchos de sus representados no ganan más de un penique por día,, y que en otros países, gentes que tienen numerosa familia no ganan más de cuatro o cinco peniques diarios, he creído que un Congreso elegido en esas condiciones no podía tener la sangre fría necesaria, Y no podía conducir más que a una colisión entre el Gobierno y el pueblo" (2). Podría sospecharse de la veracidad de estas palabras por proceder de personas naturalmente dispuestas a pintar la situación con colores sombríos; pero he aquí cómo habla un periódico conservador, el Times. Publica dicho periódico una carta de un eclesiástico de Nottingham, en que se dice: "A mi entender, muchos habitantes de la ciudad mueren casi materialmente, de hambre... Uno de mis coadjutores, que se hallaba en Ir landa durante la escasez de estos últimos años, pretende no haber visto jamás tanta miseria como en Nottingham... (1) Todas estas declaraciones están tornadas del informe del Congreso, publicado en el Nortliem Star, año 1848, núm. 546. (2) The Northern Star, núm. 547. POR TOUGAN-BARANOWSKI 405 Los obreros han empeñado o vendido la mayor parte de sus muebles y efectos, y al preguntar YO por qué faltaban tantos niños en la escuela, se me ha contestado que no ten an nada que ponerse para asistir a ellas." Otro sacerdote escribe al Times: "Desde hace diez y ocho meses, la mitad de los obreros tienen justamente lo preciso para no morir se de hambre... No vacilo en declarar que semejante estado de cosas impulsará seguramente a los obreros a asociarse a cualquier movimiento, con tal de que se les promcta una mejora de su situación." Un tercer eclesiástico escribe: "Puedo decir sin vacilar que, en lo que yo alcanzo, la miseria de las clases populares es mayor que nunca... No hay palabras que puedan expresar todas las privaciones, todos los padecimientos de la hora presente. Muchas personas mueren de hambre." El artículo de fondo del mismo número dice: "En tocias las ciudades del reino es completa la paralización de la industria... Nada hay más triste que las noticias que se nos comunican del estado de la población en las ciudades del Norte. Reina allí una miseria general que no consiguen atenuar los recursos locales" (1). En un artículo d.e fondo del Times. Entre otros hechos análogos, hallamos una observación muy ingeniosa que puede considerarse como la explicación de los movimientos populares en Inglaterra. "Hay que mirar como un axioma de la política inglesa, que todo movimiento político importante en las clases populares revela falta de trabajo. Mientras el pueblo inglés tiene que hacer, no se ocupa de política, y esto dura hasta el momento en que vuelve a estar ocioso. Los obreros no piensan en la política más que cuando están mal pagados o cuando no tienen suficiente trabajo" (2). (1) Times, 29 de Abril de 1848. (2) Ibid., 24 Abril, 1848. 406 LAS iSIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA El 10 de Abril, O'Connor presentó al Parlamento la tercera petición nacional de los cartistas. Esperábase que acompafiara a dicha presentación una inmensa comitiva, compuesta de muchos miles de personas. Como estaba reciente la Revolución de 1848, el Gobierno y las clases acomodadas temieron que se repitieran en Londres los su cesos de París. Tomáronse grandes precauciones: la Torre fue guardada y ocupada por las tropas; hiciéronse venir algunas baterías de Woolvich, colocándolas en diferentes cuarteles; toda la guarnición fue movilizada, y más de 15.000 particulares ofrecieron sus servicios al Gobierno como voluntarios, para restabler el orden en caso necesano. Pero todas estas medidas extraordinarias resultaron inútiles. Sólo figuraron en la comitiva unas 10.000 personas; la tranquilidad fue perfecta, y las tropas no tuvieron que intervenir. La petición nacional, que comprendía los seis puntos de la Carta del puehlo, fue presentada en el Parlamento por O'Connor, que aseguró que dicha petición llevaba 5.700.000 firmas. Ese número enorme impuso hasta a los enemigos del movimiento; pero poco duró esta impresión. Sometióse la petición a una comisión especial, que procedió al recuento de las firmas, y declaró que sólo ascendían a 1.975.496, y que, aun entre este número, había muchas manifiestamente falsas. Prodújose entonces en el Parlamento una penosa escena. O'Connor fue acusado de mentira, cubierto de insultos y, lo que es peor, puesto en ridículo a los ojos del país. Así terminó, en medio de las risas generales, el último esfuerzo del cartismo. Este desapareció de la escena política a partir del 10 de Abril. Los mítines cartistas continuaron, mientras duró el paro; pero para nadie fue un secreto que el cantismo no tenía ya importancia política de ninguna especie. CAPITULO III LA ESCASEZ DEL ALGODÓN Importancia del hambre del algodón para los fabricantes y los obreros.-El paro. -Lucha de los obreros contra el trabajo obligatorio.-Debates en el Parlarnento.-Actitud de Brigh. -Indiferencia de los fabricantes respecto de los padecimientos de la clase obrera. - Defensa hecha por Cobden de los intereses de los fabricantes.-Medidas tomadas por el Gobierno y las clases acomodadas para atenuar la miseria.-Discurso de Gladstone.-Disturbios obreros en Staleybridge y otras ciudades. -Movimiento en favor de la emigración. -Oposición obstinada de los fabricantes contra ese movimiento.- Trabajos públicos.-Consecuencias de la escasez del algodón. La escasez del algodón de los años sesenta y siguientes, de que ya hemos habladó en la primera parte de este libro, no provocó una paralización general de la industria inglesa. Como ya dijimos, los fabricantes y negociantes 110 sólo no se perjudicaron por la escasez dicha, que, al parecer, hubiera debido alcanzarles en primer termino, Sino que hasta ganaron con esta situación. Unicamente, las pequeñas fábricas quedaron arruinadas por la crisis; la mayor parte no sobrevivieron a la misma; pero, por el contrario, la escasez de algodón enriqueció a los grandes fabricantes. A mediados de 1861, se habían acumulado en Inglaterra cantidades muy considerables 408 I4AS cniSis INDUSTRIAL1iS EN INGLATERRA __ __ _. ...__ de algodón, y cuando la importación se suspendió, tuvieron los precios un alza extraordinaria. Según algunos cálculos, los fabricantes y negociantes ingleses ganaron (a consecuencia del alza de los precios) sobre el algodón bruto, más de 19 millones, y sobre los tejidos de algodón más de 16 millones de libras esterlinas, lo que da un beneficio total de más de 35 millones. Esta es la suma enorme que se embolsaron los capitalistas de Lancashire durante los dos primeros años de la escasez. Arnoid, a quien se debe la historia de dicha escasez, y que no es nada hostil a los fabricantes, observa en esta ocasión: "36 millones de ganancia! Aun admitiendo que la producción de los dos años últimos (esto escribía en 1864) no haya dado beneficio alguno-y esta hipótesis es completamente ridícula,- los industriales no deben quejarse de que disminuya la producción, puesto que han ganado así esa riqueza inesperada" (1). Por consiguiente, muehos capitalistas no sólo no perdieron, sino que ganaron extraordinariamente con ella. ¿A quién, pues, perjudicó semejante escasez? Sobre todo, a los obreros. En aquella época, lo mismo que hoy, los obreros del Lancashire estaban a la cabeza de la clase obrera inglesa. Tenían los mejores jornales, y eran los obreros más inteligentes y organizados. Habían ya conseguido que las condiciones de trabajo, (1) li. Arnoid: The History of the Cotton Famine, Londres, 1864, pág. 83. Otros testimonios confirman también el notable cnriquecirrdento de los grandes capitalistas de Lancashire, a consecuencia de la escasez de algodón. 'Es tan cierto como un axioma matemático, dice W. Torrens, que del cierre súbito de los puertos americanos resultó una ganancia considerable para los grandes capitalistas de Lancashire, porque doblé el valor de las enormes cantidades de algodón de que dispon ian:" W. T. Torrens: Lancashjre Lesson. Londres, 1804. POR TOUGAN-BARANOWSICT 409 jornal, duración de la jornada, etc., se fijaran mediante una inteligencia colectiva con los patronos. Muchos de ellos tenían economías en la Caja de Ahorros, y algunos, bastantes en número, habitaban en una casita propia. La proporción de los indigentes era en el Lancashire mucho menos considerable que en el resto del reino. Los obreros, independientes y orgullosos, desdeñaban la asistencia del Estado, y muchos preferían la miseria a aceptar un socorro de la beneficencia pública. Esta clase de obreros eran los que iban a perder, por algunos años, todos los medios de existencia. Al llegar el otoño de 1861 aumenta en los distritos de la industria algodonera el número de obreros sin trabajo. En un principio, la beneficencia pública fue el único recurso; pero el 11 de Noviembre, Villiers, presidente de los servicios de asistencia, dirigió una circular a las oficinas de beneficencia locales, para indicarles la necesidad de tomar me didas extraordinarias. Así, desde fines de año comenzaron a formarse comités privados para socorrer a los menesterosos. A partir del mes de Enero de 1862, tomó el paro proporciones amenazadoras, sobre todo en las pequeñas ciudades del Lancashire, cuya población vivía casi exclusivamente del trabajo de las fábricas de algodón. En casi todas esas citidades se formaron comités de asistencia lo. cal, que vinieron en ayuda de los obreros, ya con socorros en metálico, ya con bonos, con los que podían comprarse en los almacenes las mercancías deseadas. En la primavera de 1862 redújose la producción en términos tales, que en el mes de Abril, de los 47.504 obreros ocupados en las fábricas de Manchester, sólo 23.722 trabajaban normalmente; 15.393 trabajaban en parte, y 8.369 se hallaban parados por completo. En Blackburn y sus alrededores, de 154 fábricas, sólo 16 410 LAS C'GS.[S INDUSTRIALES EN INGLATERRA trabajaban normalmente y 23 habían dejado de funcionar en absoluto; y entre 40.000 obreros, 8.459 carecían én absoluto de trabajó, y la mayoría de los demás sólo trabajaban de dos a cuatro días a la semana 1). Los socorros locales que podían reunirse eran insuficientes. Algunos periódicos de Londres, y en particular el Times, iniciaron un movimiento en favor de una suserición nacional que viniese en auxilio d.e los obreros sin trabajo. En la primavera de 1862 publicó el Times una serie de artículos, firmados "A Lancashire lada. El autor de estos artículos, llamado Whittaker, pintaba en ellos la miseria del Lancashire en lenguaje vivo y desprovisto de artificio. Esas cartas causaron en el público una gran impresión, y los donativos afluyeron rápidamente. Bajo la inmediata influencia de esas cartas, formóse a fines del mes de Abril un comité central, presidido por el lord- corregidor, para socorrer a los obreros necesitados. (The Lancashire and Oheshire Operatives Relief Fund.) He aquí cómo describe Whittaker la miseria del Lancashire en una carta al lord• corregidor: "Es penoso ver las casas de gente a quien se conoce y estima, aunque sólo sean sim pies obreros, absolutamente desnudas y sin muebles, y ver cómo se cogen uno tras otro los libros y los grabados queridos para llevarlos a la primera tienda próxima y comprar alimentos de mala calidad. Pero no es esto lo peor. En muchas casas no queda ya nada que vender; nuestras madres y nuestras hermanas tienen que ir a mendigar, llamando a menudo a puertas tras de las cuales se abriga tanta miseria como en sus propias moradas. En cuanto a nuestros padres y nuestros hermanos, se consideran felices cuando logran ganar, picando piedra o barriendo las calles, uno o dos chelines diarios... No puedo (1) The Manchester Guardian, 9 de Abril de 1862. POR TOUGAN-BARANOWSKI 411 describir como quisiera todo lo que veo, porque lo que veo y lo que oigo es indescriptible. Es la miseria, la miseria extrema, que hay que socorrer a todo trance (1). El comité presidido por el lord-corregidor era la oficina central que recogía las suscriciones de. todo el reino. Algunos días después constitu.yóse en Manchester un comité análogo bajo la presidencia del alcalde (Manchester Central Relief Commitee). En el mismo momento comenzaba un enérgico movimiento cielos obreros contra los procedimientos de la asistencia pública. Los obreros de las fábricas, por sus costumbres y su género de vida, no tenían nada de común con la ordinaria clientela de las casas de trabajo. Habituados al trabajo de la máquina, que exige menos esfuerzo muscular que atención concentrada, se reconocían incapaces de ejecutar los groseros y rudos trabajos (por ejemplo, partir piedra con pesados martillos) que les imponía la Administración. No hay que extraflarse, pues, de que entablaran una lucha tenaz contra la asistencia pública. A fiuies de Abril, los obreros sin trabajo organizaron en Manchester un gran mitin, al que asistieron de 2.000 a 3.000 obreros para protestar contra el labour test, trabajo obligatorio impuesto por las autoridades locales (2). Reuniones análog'as tuvieron lugar igualmente en otras ciudades de Lancashire. Así, en Staleybridge, más de 3.000 obreros, reunidos en un mitin, acordaron por unanimidad dirigir una instancia al Gobierno pidiendo la supresión del trabajo obligatorio. Una delegación de los representantes del Lan cashire en el Parlamento dirigióse a Villiers para pedirle modificara los procedimientos do (1) Manchester Guardian, 28 de Abril de 1862. (2) Loc. cit., 28 de Abril de 1862. 412 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA asistencia. Villiers respondió evasivamente y no prometió nada concreto. En el mes de Mayo suscitóse en el Parlamento la cuestión de la asistencia a los obreros del Lancashire. Durante la sesión del 9 de Mayo, A. Egerton, representante di Sur de Lancashire, llamó la atención del Parlamento sobre la miseria de ese condado. Expuso que el número de obreros sin trabajo ascendía a 58:000, y que un número bastante mayor de obreros sólo tenía ocupación parcial. Los obreros se hallaban cada día más descontentos de las duras condiciones a que sujetaba la asistencia pública la distribución de socorros. En presencia de estos hechos, consideraban preciso preguntar al director de la asisten cia pública, Villiers, si el Gobierno no creía conveniente suavizar esas condiciones. Potter, representante del Norte de Lancashire, manifestó que el número de obreros sin trabajo era allí más considerable aún, y que ascendía a 100.000. El paro de la producción fabril no perjudicaba solamente a los obreros, sino también a otras muchas clases de la población. Así, casi todos los comerciantes en pequeña escala se hallaban amenazados de una ruina completa. Villiers declaró, en nombre del Gobierno, que las autoridades locales tenían toda clase de poderes para suavizar las condiciones de la distribución de socorros, que no era necesario cambio alguno en el método seguido por la Administración de la asistencia pública, y que el Gobierno aprobaba en absoluto la conducta de las autoridades locales. Característica del radicalismo de la burguesía inglesa es la actitud tomada en esta cuestión por el célebre Bright. Esforzóse este orador ante todo, por aminorar en los ánimos la impresión causada por la extensión de la miseria. A mi parecer, las circunstancias habían sido mucho más penosas con las leyes sobre los cereales después de 1840. POR TOUGAN-BARANOWSKI 413 Defendió enérgicamente a las autoridades locales, que, según él, gozaban de la entera confianza de sus electores contribuyentes, y que tenían gran competencia para emplear las sumas entregadas por los habitantes de aquel país. Según Bright, "el Gobierno obraría con verdadera prudencia, y su conducta respondería a las exigencias de la humanidad, inmiscuyéndose lo menos posible en el modo adoptado por las autoridades locales para la distribución de las sumas a ellas confiadasi. Bright veía con muy malos ojos la organización nacional de socorros a los trabajadores. No era partidario de medidas tomadas en gran escala, tales como la formación de un comité central en Londres o la intervención del Gobierno en el trabajo de las autoridades locales, medidas que sólo conseguirían aumentar el pauperismo en el Lancashire, y producir, desde cualquier punto de vista que se considerara, consecuencias muy desagradables. Si había en el reino personas deseosas de socorrer a los necesitados, no tenían más que enviar, sin ruido alguno, lo que pudieran a los sitios en que la miseria reinara, sin que fuera preciso constituir enormes fondos nacionales. Hibbert, diputado por Oldham, abogó enérgicamente por la supresión del labour test. Asimismo, el diputado por Manchester, Barley, pidió que se aplicara con menos rigor la ley de pobres. Como siempre, los torys, representantes de los intereses de los grandes hacendados, prestaron a las quejas de los obreros mucho más atento oído que los fabricantes 1i berales. Algunos días después (el 12 de Mayo), discutíase en la Cámara de los Lores la misma cuestión de las medidas que debían tomarse para sócorrer a los obreros del Lancashire, y la principal demanda de los obreros, la supresión del trabajo obligatorio, hallaba ardientes defensores entre los aristocráticos miembros de esa Cámara. He 414 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA aquí las manifestaciones del conde de Shaftesbury: "Bueno que se imponga el trabajo obligatorio a los que huelgan por pereza o porque no quieren trabajar; pero no hay que olvidarse de que no es por su culpa por lo que los obreros están en la última miseria. Todos quisieran trabajar y, en la situación actual del comercio, en que la carencia de trabajo les obliga a tender la mano solicitando socorros, es cruel e injusto imponerles un trabajo obliga- rio. Y es cruel e injusto particularmente para los obreros de la industria algodonera, a quienes se exige en la fábrica un trabajo delicado, que no pueden ejecutar manos endurecidas por groseros trabajos materiales. Obligar a esas gentes a partir piedra, no es sólo hacerles padecer inútilmente; es, a menudo, quitarles los medios de ganarse la vida cuando el comercio vuelva a reanimarse. Asimismo, es jugar con la salud de un hombre obligarle, cuando no está habituado más que a la cálida atmósfera de una fábrica, a trabajar al aire libre, expuesto a todas las inclemencias del tiempo." Granville respondió en nombre del Gobierno, declarando que las autoridades locales tenían la facultad de socorrer a los necesitados, sin exigir, si así lo estimaban conveniente, el trabajo obligatorio, y que el Gobierno quería d.ejarles completa libertad de acción (1). Todos estos debates determinaron al Gobierno a confiar a Farnali, uno de los más altos funcionarios de la asistencia pública, la misión de examinar los procedimientos de las oficinas de beneficencia, dándole poderes muy extensos. Los trabajadores se hallaban extremadamente disgustados de la coilducta de las autoridades locales. En Blackburn, cerca de mil obreros ocupados en la casa de trabajo (1) Hansard: Pariiamentary Debates, vol. CLX VI. POR TOUGAN-BARANOWSKI 415 en partir piedra, negáronse resueltamente a seguir trabajando; y sólo volvieron a sus faenas después de haber obtenido las condiciones exigidas (1). Continuaron los mítines de protesta contra el trabajo obligatorio en todas las ciudades importantes del Lancashire. La misión de Farnail era determinar a las autoridades locales a facilitar, aunque respetando la ley de pobres, las condiciones de obtención de auxilios. Sus esfuerzos se vieron coronados por cierto éxito, quedando suprimidas muchas cosas que habían excitado el descontento de los trabajadores. Durante el verano aumentó la miseria. En Julio, de los 355.000 obreros del Lancashire y el Ches!ire ocupados en la industria textil, 80.000 carecían en absoluto de trabajo, y casi todos los demás no trabajaban normalmente. Pero afluyeron los donativos de todos los puntos del reino, y no hubo escasez, propiamente hablando. La población obrera no hizo más que perder bruscamente su bienestar habitual y descender a la situación de los indigentes; pero no tuvo que padecer hambre. Así se explica el hecho, sorprendente a primera vista, de que la escasez de algodón influyera muy poco sobre la mortalidad (véase el cuadro de la pág. 346) y de que los obreros permaneciesen tranquilos. El Gobierno y la opinión púlica nada temían tanto como los desórdenes obreros, y ante la tranquilidad de los mismos, hacía el Gobierno los mayores esfuerzos posibles por alejar toda causa de trastorno. En muchas ciudades del Lancashire concedieron socorro las autoridades, sin imponer el trabajo obligatorio. Todas las alabanzas que la prensa burguesa, las reuniones públicas y el Parlamento dedicaban a porfía a la "calma viril" de (1) Manchester Weekly Times, 7 de Junio de 1862. 416 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA los obreros, denotan a las claras intenso pavor; todos sabían que esa calma sólo podía comprarse mejorando la situación de los trabajadores. Es curioso observar que los fabricantes eran los que menos se apresuraban a hacer sacrificios por los obreros. Los periódicos conservadores quejábanse continuamente de la indiferencia de los "reyes del algodón" ante la miseria de aquellos mismos a quienes debían sus riquezas. En efecto; los fabricantes del Lancashire manifestáronse indiferentes respecto del movimiento en favor de los obreros necesitados, movimiento que ganó no sólo toda Inglaterra, sino también numerosas colonias inglesas. Así escribe Arnoid: "Los fabricantes n' se mostraron dispuestos a tornar parte en las suscriciones a favor de los desgraciados. La mitad de los periódicos del reino llamaron su atención sobre las miserias que existían en torno suyo, recorciándoles su deber. Pero todo fue inútil; lo mismo las persuasiones que la ironía. Puede decirse que la falta de materias primeras, que sumió a los obreros en miseria tan grande, enriqueció a los capitalistas; pero, como siempre, los favorecidos por las circunstancias mostraron poca simpatía hacia los perjudicados por ellas." Árnold deduce aquí que el "espíritu comercial" destruye los sentimientos generosos (1). No es, sin embargo, evidentemente "el espíritu mercantil" el que influye en estas cuestiones; los nobles lores, tan alejados del mundo comercial, mostraron en circunstancias análogas la misma indiferencia respecto de sus colonos y obreros. Lo cierto es que la actitud de los fabricantes del Lancashire ante la miseria de sus obreros fue indiferente en sumo grado. Los periódicos conservadores aprovecharon (1) Arnoid, 263-264. POR TOUGAN-BARANOWSKE 417 la ocasión para repetir cuánto les indignaba la crueldad de que daban pruebas los representantes del ¿apitalismo industrial y comercial. Así leemos en el Times estas líneas verdaderamente elocuentes: "El algodón no llega, no hay trabajo, los obreros se mueren de hambre, y si existo alguien en el mundo indiferente a todo esto, que no alienta, que no da señales de vida, ese alguien es un fabricante. O los fabricantes son tan inanimados como sus máquinas, tan fríos como sus calderas, o están ausentes, se han marchado no se sabe adónde. Ninguna ayuda procede de ellos... Los lores del algodón han desaparecido con su algodón mismo" (1). Ante los progresos de la miseria, el Gobierno acaba por salir de su actitud pasiva respecto de los padecimientos de las masas obreras. El 22 de Junio presenta Villiers un bili que autorizaba a todos los distritos y centros benéficos de los lugares perjudicados por la escasez do algodón, a reunir todas las sumas destinadas a asistencia pública por los centros benéficos de un mismo distrito, o también por todos los distritos de un condado. De este módo podría repartirse con más igualdad la carga de los gastos de asistencia entre las parroquias y distritos. La actitud de los fabricantes del Lancashire y de sus amigos del Parlamento, ante este proyecto de ley, es muy característica. Cobden censuró ásperamente el bili, que no mejoraba la situación de los contribuyentes del Lancashire. Según sus palabras, los fabricantes no podían resistir el peso, cada vez mayor, de lós gastos de asistencia, porque sus fábricas estaban berradas. A su entender, los verdaderos mártires no eran otros que ellos... La mayoría de las fábricas de algodón, dijo, pertenecén a 'gentes cuyo capital es relativamente modesto. Son con (1 Citado por Arnoid, pág. 200. 27 418 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tados los grandes fabricantes, pero existen muchos que luchan con bbstinación, y que con su espíritu de ahorro e iniciativa, con el empleo de máquinas nuevas y. el acrecentamiento de la productividad de sus fábricas, han dado fuerza y esplendor a este reino... El Parlamento debd hacer todo lo posible por impedir la ruina de esas gentes, porque depende de las mismas el retorno de la prosperidad; y sólo será posible dicho retorno si esos fabricantes se encuentran aún en condiciones de dar trabajo al obrero. ¿Y qué medida más a propósito para destruir aquella clase de la población que la medida propuesta por el gobierno? " Cobden añadió que debían recaudarse las sumas necesarias para aliviar la miseria mediante un empréstito público. De este modo la carga de socorrer a los obreros sin trabajo sería menos pesada para los fabricantes. Otros representantes del Lancashire opinaron en el mismo sentido. Algunos pidieron también la asistencia nacional para los obreros del Lancashire. Lord Palmerston caracteriza en términos precisos el 70 de Julio, con ocasión de la tercera lectura del bili, la verdadera tendencia de esas mociones: "Lo que queréis en realidad, dijo dirigiéndose a los adversarios de la ley, es arrebatar la carga a los ricos para echársela a los pobres... En esos condados (el de Lancashire y el Cheshire) existen poderosísimos capitalistas, y algunos de ellos (me veo obligado a decirlo con pesar), venden y ex portan, cuando la población se muere de hambre y cuando se prevén para 'lo futuro aún mayores padecimientos, las primeras materias que deberían permitirles continuar el trabajo en las fábricas y dar pan a los obreros. ¿No deben tener esas gentes su parte enlos gastos de asistencia? ¿Por qué no han de contribuir al alivio de miserias que pasan ante su vista, cuando cuentan con me- POR TOUOAN-BARANOWSKI 419 dios para ello? Y no son esos fabricantes solamente los que han hecho fortunas colosales: todos los propietarios da esos distritos han ganado mucho con el progreso de la industria algodonera en el condado, y no es justo que incumba al conjunto del mismo la asistencia de los obreros sin trabajo... A mi parecer, hay que cubrir los gastos ordinarios del condado con ingresos ordinarios también en vez de introducir en las leyes de asistencia un nuevo principio de préstamo para los gastos corrientes. A pesar de todo, la oposición de los fabricantes del Lancashire fue tan violenta, que el Gobierno tuvo que ceder, y el bili sólo fue adoptado con modificaciones esenciales; los distritos, tendrían derecho a cubrir los gastos de asistencia por medio de un empréstito, cuando esos gastos ascendieran a cierta suma. La victoria fue, pues, de los fabricantes. Entretanto, los obreros de Manchester seguían su lucha tenaz contra las autoridades locales respecto del trabajo obligatorio. En otras ciudades del Lancashire las autoridades habían ya cedido hacía tiempo; pero las de Manchester no querían abandonar su método de asistencia. n el mes de Agosto se celebraron algunos grandes mítiries de obreros, en que se hizo la proposición (aceptada más tarde por muchas ciudades, y, entre otras, por Manchester) de reemplazar el trabajo obligatorio por escuelas de adultos. Los obreros ocupados en las granjas de las casas de trabajo de la asistencia pública organizaron manifestaciones y comitivas al través de la ciudad, pero sin que. el orden s turbase en modo alguno. Una delegación de obreros fue encargada de presentar una instancia al Gobienio, pidiendo que se suavizase elrigor de las condiciones de asistencia. La delegación fue amablemente recibi(la por el primer ministro y otros miembros del Gobierno, pero no obtuvo ningún resultado. 423 rAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Durante el otoño de 1862, continuáronse las reuniones de protesta contra el trabajo obligatorio, y fueron tomando paulatinamente carácter amenazador. En una, celebrada en Manchester el 10 de Octubre, y a la que asistían millares de. obreros, adoptóse una orden del día, pidiendo la completa e inmediata supresión del trabajo obligatorio y la distribución de socorros en dinero, y no, como se hacía hasta entonces, la mitad en dinero y la otra mitad en alimentos. Finalnente, la agitación llegó al límite. Una de las cosas que más habían contribuído al descontento de los trabajadores, la distribución de socorros, mitad en dinero, mitad en géneros de consumo, fue favorablemente solucionada por la administración central de la asistencia pública. Desde el mes de Noviembre, las autoridades de Manchester, conforme a las reivindicaciones de los obreros, reemplazaron el trabajo obligatorio por escuelas de adultos, especialmente contruídas a este efecto. Los obreros aprendían en ellas a leer, escribir y contar; las obreras a coser. La organización de esas escuelas de costura fue, a no dudar, una idea feliz; prestaron a la población un gran servicio, y s multiplicaron rápidamente en todo el Lancashire. Es muy interesante observar, y este es un hecho característico de las condiciones de existencia del obrero inglés que una considerable parte de las obreras-según el inspector de las fábricas Redgrave,-más de la mitad de las mismas no sabían coser. Era la primera vez en su vida que cogían una aguja en sus manos, y no sabían cómo servirse de ella; pasaban la aguja al través del tejido y la clavaban en la mesa. Muchas madres de familia no habían tenido que entendérselas nunca con una aguja. En poco tiempo aprendieron a coser, y, naturalmente, este sencillo arte les prestó grandes servicios en su hogar. Hasta fines de 1862 extendióse el paro, y siguióse a POR 41 él un aumento del número de personas asistidas, bien por los centros benéficos, bien por los comités privados. A pesar del paro, y aunque las economías de la clase obrera estuviesen ya agotadas completamente, todos los necesitados recibieron un socorro, ínfimo in duda, pero que era suficiente, sin embargo, para que no padecieran hambre. La influencia, relativamente pequeña, de la escasez de algodón sobre la mortalidad en el Laneashire, prueba bien que el "hambre" no existía, en el sentido estricto de la palabra. Es interesante advertir que los anteriores períodos de depresión comercial-los años 1842, 1847 y 1857-fueron acompañados de una mortalidad mucho mayor, aunque el paro de 1862 alcanzara proporciones inauditas. Pero esta extensión extraordinaria del paro fue causa precisamente de medidas extraordinarias, y esas medidas, como hemos podido ver, sólo se obtuvieron gracias a la resolución tomada por los obreros del Lancashire de no permanecer tranquilos, y respetar la propiedad más que mientras las clases pudientes hicieran lo posible para socorrerles, hasta que el paro terminase. Arnold, a quien debemos la historia de esta escasez, lamenta que los obreros se creyeran con derecho a que el Estado les pensionase mientras duraran estas eircuns tancias (1). Sin duda, los obreros no considerabah el socorro que se les concedia como una limosna, sino como un derecho, que se hallaban prontos a defender. No se creían indigentes, y tenían la pretensión de no ser considerados como tales. Y sólo a esta actitud debieron no padecer hambre; su tranquilidad, tan alabada por todos, no era, ni mucho menos, la apatía o la resignación desesperada, dispuesta ya a soportarlo todo; por el contrario, bajo esa (1) Arnolcl, pág. 197. 422 is CRESIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tranquilidad se advertía la firme resolución de defender, por todos los medios posibles, su derecho a una vida aceptable, y de luchar cuando fuera preciso por su dignidad, libertad e independencia. En Diciembre de 1862, llegó el paro a su máximum, respecto del período que consideramos. El 6 de Diciembre, 271.983 individuos de ambos sexos recibían, en el Lancashire y el Cheshire, socorros de la asistencia pública, y 336.310 personas eran socorridas por comités particulares, diseminados por toda la comarca (el número total de esos comités ascendía a 170). Durante el año 1862, la proporción de los indigentes, en los distritos industriales, pasó de 2,9 por 100 a 13,7 por 100. Pero, en algunos distritos, esa proporción fue mayor aún. Así, a fines de Noviembre, alcanzó en algunas ciudades las siguientes cifras: en Ashton de Lyne, 25 por 100; en Preston, 20 por 100; en Manchester, 20 por 100; en Blackburn, 19 por 100, etcétera (1). Entre los 270.000 obreros socorridos por la asistencia pública, sólo 12.527 trabajaban en las casas de trabajos. Según los cálculos de Farnall, los distritos perjudicados por la escasez de algodón tenían 1.984.955 habitantes; 533.959 trabajaban en las fábricas de algodón o en fábricas relacionadas, de uno u otro modo, con la industria algodonera. A fines de Enero, 247.230 de esos trabajadores carecían en absohito de ocupación; 165.600 no tenían más que trabajo parcial, y sólo 121.229 trabajaban normalmente (2). El paro permitió a los fabricantes disminuir los jornales de 10 a 20 por 100. (1) Repon on Agencies anci Metliods fon Dealing wiih ¿he Unemployed. Londres, 1893, pág. 390. (2) Farnall: Report del 21 de Enero de 1863, publicado en Annual Report Poor Law Coni, págs. 55 y 56. POR T0UGAN-BARANOyTSKI 423 Desde fines de 1862, inicióse entre los obreros un movimiento, que fue para los fabricantes motivo de temor y de cólera. La intención de los obreros no era otra que emigrar. Sí, partir, abandonar la patria ingrata, y SUStraerse de este modo a todas las pruebas cuyo fin no podía preverse. Los fabricantes del Lancashire se enteraron con gran inquietud, por los informes oficiales, de que en 1862 había aumentado considerablemente el número de emigrantes embarcados en Liverpool. Y, por si fuera poco, los que emigraban eran precisamente los mejores obreros, los hilanderos, los contramaestres, que tenían en otras épocas jornales elevados, y cuya capacidad técnica era grande. Ofrecíase a los fabricantes una desagradable perspectiva: si los obreros del Lancashire emigraban en masa, - ¿quién iba a trabajar después en las fábricas? El trabajo de las fábricas de algodón exige un largo aprendizaje y una gran habilidad, y esa habilidad la habían adquirido al través de una serie de generaciones los obreros del Lancashire. Eran los especialistas, los virtuosos de su ofi cio. Sin ellos, las máquinas de hilar y de tejer serían masas de hierro y acero tan inertes como las calderas - sin carbón. Entretanto, el movimiento de emigración recibía un apoyo inesperado. Las colonias australianas mostraban los mayores deseos de acoger a los obreros del Lancashire, tan desgraciados en su patria. En Enero, la provincia de Canterbury (Nueva Zelandia) votó una suma de 10.000 libras esterlinas para favorecer la emigración a ese país de los obreros ingleses necesitados. Estos,. por su parte, acordaron, en una serie de reuniones, tomar medidas en favor de la emigración en masa. El 27 de Enero organizóse en Blackburri un mitin muy importante, bajo la presidencia del alcalde de Blackburn, Cunmin.. 424 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA gham. "El Gobierno merece censura, dijo uno de los oradores, por no haber prestado apoyo alguno a los esfuerzos hechos por la aristocracia y los grandes hacendados para mejorar la situación de los trabajadores que sufren a causa de la crisis algodonera. Nada ha hecho el Gobierno para socorrer a los miles de obreros que viven de la caridad privada. Y en los períodos de miseria grande, tal como el que atravesamos, el deber del Gobierno es cuidar de la población, ocupándose también, si no puede hacerse otra cosa, de favorecer la emigración de los obreros sobrantes alas colonias, donde quizás encontrarían trabajo." Adoptóse por unanimidad la siguiente orden del día: "Aunque agradeciendo los loables esfuerzos de los que han contribuido a ayudar a los obreros sin trabajo, los asistentes se creen obligados, a causa de la desfavorable situación de la más importante rama de la industria lo-. cal, a buscar todos los medios que favorezcan la emigración de un considerable número de obreros sobrantes del distrito, juzgando que este es el sistema más eficaz para que mejore su situación, así como para disminuir los impuestos y gastos de los comités de socorro" (1). Dirigióse al propio tiempo al comité de Londres pi. diéndole organizara la emigración de los obreros del Lancashire a los Estados Unidos, y manifestando que, a su juicio, era posible organizar en seis meses la emigración de 10.000 familias. Pero para emigrar se necesitaban recursos, y los obreros del Lancashire, completamente arruinados, no los tenían. Para que se efectuase la emigración en gran escala era preciso contar con dinero. Parece que no hubiera sido difícil constituir un fondo de emigración con las Gnormes sumas reunidas por los obreros del Lancashire (reco (1 Manchester Examiner and Times, 28 de Enero de 1863. POR TOUGAN-BARÁNOWSKI 425 giéronse, mientras duró la escasez, cerca de 2 millones de libras esterlinas). Además, como los Gobiernos de las colonias se encargaban de una considerable parte de los gastos, bastaba una suma de algunas libras por persona para permitir a los obreros emigrar. Mucho más caro salía mantener a costa de todos a los obreros sin ocupación. Y no es dudoso que si la asistencia pública y los comités benéficos hubieran atendido solamente en este asunto a consideraciones de orden puramente pecuniario, hubiesen acogido favorablemente ese medio de desembarazarse de la carga que suponía el sostenimiento de los obreros. En cuanto a estos últimos, no deseaban otra cosa. Parece, pues, que hubiera debido efeetuarse fácilmente .la emigración en gran escala; pero no fue, sin embargo, así. A pesar de la agitación, siempre creciente, de los obreros en favor de la emigración, el Gobierno y los comités de beneficencia no hicieron caso. La emigración era para los obreros el mejor medio de salir de una situación intolerable; pero, precisamente, esto es lo que más temían los capitalistas; así es que los fabricantes se hallaban resueltos a hacer todo lo posible por impedir la emigración. En una carta dirigida a la redacción del Manchester Daily Examiner, con fecha del 6 de Febrero de 1863, el secretario de la "Coton Supply Association", Haywood estima que la emigración de 5ft000 obreros de la industria algodonera equivaldría para esta industria y para el país entero a una pérdida anual de 4 millones de libras esterlinas. "Hace dos años, continúa Haywood, se dejaba ya sentir en las fábricas la falta de obreros. En cuanto la guerra americana termine, volverán a ponerse en movimiento todos los husos y telares, y una emigración, aunque sólo fuera parcial, produciría la insuficiencia de trabajadores." Es más ventajoso para la nación sostener durante tres años a todos los obreros a costa de todos, que 426 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA darle los medios de emigrar. "Favorecer la emigración de los trabajadores, y en particular de los hilanderos, sería hacer una política suicida. La emigración de un solo hilandero priva de ocupación a diez trabajadores. Es mucho más difícil formar un buen hilandero a máquina que otro cualquier obrero. " Arnold, a quien ya hemos citado, se indigna de la inconsciencia de los obreros, que esperan que los comités locales de socorro (es decir, los fabricantes) alienten la emigración. "Esperar que los fabricantes del Lancashire presten ayuda a la emigración de obreros que constituyen una parte del capital colocado en sus fábricas, es el colmo de la tontería. A semejanza de Faraón, preferirían hacer toda clase de sacrificios a dejar partir a su pueblo; preferirían entregar la suma entera exigida para el sostenimiento de los obreros sin trabajo: contribuir con triple o cuádruple cantidad a la asistencia de los indigentes, o comprar algodón a cualquier precio para dar trabajo a los obreros. " Por otra parte, no era necesario recurrir a medidas tan extremas. La emigración en masa era imposible sin ajeno auxilio, y el bolso se hallaba en manos de los fabricantes; con tenerle cerrado estaba todo resuelto. Así fueron vanas todas las tentativas hechas por los obreros para obtener de los comités locales los recursos necesarios para la emigración. Los comités privados negáronse resueltamente a favorecerla, por cualquier medio que fuese, y la asistencia pública mostró también poco apresuramiento en otorgar su ayuda, aunque la ley permitiera conceder a los indigentes que tuvieran intención de emigrar un socorro de 10 libras por persona. A pesar de todo, aumentaba de día en día el movimiento en favor de la emigración. Los obreros organiza- POR TOUGAN-BARANOWSKI 47 ban reuniones y dirigían peticiones al gobierno. Las colonias trataron de favorecer esa tendencia; en Nueva Zelanda reuniéronse los Estados de Victoria y Queensland; votando cada una de esas colonias 50.000 libras esterlinas. Los agentes coloniales intentaron varias veces determinar al Manchester Central Executive Comitee dispusiese de una parte de sus recursos en favor de la emigración; pero el comité negóse a ello enérgicamente. Sabía, como dice muy bien Arnold, "Que consintiendo en semejante cosa, iba en contra de los deseos de casi todos los suscritores de la ciudad" (1). Entretanto, la actitud de los obreros comenzaba a ser menos tranquilizadora. Habíase alabado excesivamente su buen sentido y su calma. A fines de Marzo de 1863 produjerónse serios desórdenes en algunas pequeñas ciudades industriales del Lancashire. Principiaron los motines en Staleybridge, y se debieron a haberse reducido el socorro semanal otorgado por el comité benéfico, de 3 chelines y 4 peniques por cabeza a 3 ehlines4 y por entregar- se dicho socorro en objetos de consumo, cuando antes se hacia en dinero. Los beneficiados por tales socorros negáronse resueltamente a aceptarlos; salieron a la calle, persiguieron a la policía, saqueron las oficinas del comité y apedrearon las casas en que habitaban los miembros del mismo. La multitud se apoderó de la ciudad y asaltó los almacenes, principalmente las tiendas de comestibles. Al caer la tarde, acudieron tropas, pero en número insuficiente, renovándose los desórdenes durante varios días, y consintiendo, sobre todo, en el saqueo de los almacenes. Sólo a la llegada de algunos refuerzos se conaiguió, después cTe varias cargas cTe caballería, despejar las calles y restablecer la tranquilidad. (1) Arnoid, pág. 389. 428 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Análogos desórdenes reprodujéronse en otras ciudades. La multitud aqueó los almacenes y apedreó a la policía. El movimiento no estaba organizado y carecía de objeto preciso (sólo en Staleybridge tuvo carácter de protesta contra los actos del comité benéfico). Fue únicamente el resultado de la efervescencia que reinaba entre la masa de huelguistas, cuya paciencia parecía agotada. Estos acontecimientos inquietaron naturalmente la opinión pública, y el problema de la emigración se discutió más apasionadamente en la Prensa y en los comités; los obreros continuaron dirigiendo peticiones al Parlamento y a los comités de beneficencia, para pedir la concesión de socorros a favor de los emigrantes. Algunos centenares de obreros de Blasckburn dirigieron la misrna petición al comité central de Londres, y se declaron dispuestos a emigrar. Este comité obraba con mucha más independencia de los fabricantes que el comité de Manchester. Muchos de sus miembros insistieron,para que inmediatameiite se votase 50.000 libras para la emigración obrero; otros se opusieron; según ellos, "la emigración considerable de los obreros de la industria más importante de Lancashire y de Cheshire produciría necesariamente2 y por largo tiempo, graves perjuicios a esta región" (1). El comité no llegó a tomar ningún acuerdo. En seguida después de los acontecimientos de Staleybridge, se publica en el Times una carta muy interesante del famoso socialista cristiano Kingsley: "Lo que debía suceder ha sucedido, escribe Kingsley; los obreros de Lancashire consideran los socorros como un derecho, y se producen desórdenes. La guerra americana no está próxima a terminar; no importamos algodón, yla huelga forzosa tiene que persistir en Lancashire durante algunos (1) Manchester Weekly Times, 28 Marzo 1863. POR TOUGAN-BARANOWSKI 429 años. Los fabricantes se disponen a aprovechar esta situación para bajar los salarios cuando el trabajo vuelva a comenzar, por lo que se oponen a la emigración. Tenían el derecho de aprovecharse de la obstrucción en el mercado del trabajo y de evitar que salgan los obreros de Inglaterra; pero que lo hagan a sus expensas y no a las de los demás. Ruego a la sociedad inglesa que manifieste una vez por todas a los comités de socorros, que no tolerará esta actitud, que no permitirá que las suscriciones perjudiquen a los que están llamados a beneficiarse de ellas; que hará todo lo posible por mejorar la situación del mercado del trabajo en Lancashire, facilitando a los obreros los medios de emigrar a las colonias. Si los fabricantes necesitan trabajadores, pueden hacerlos venir de Irlanda, como ya lo han hecho con frecuencia, para su mayor beneficio" (1). Los desórdenes continúan, renovándose en Abril, en Preston, aunque con menos gravedad, las mismas escenas que en Staleybridge. Esta vez el movimiento no se dirige contra un comité de beneficencia, sino contra la administración local de la asistencia pública. Los obreros se niegan a ejecutar los trabajos prescritos por las autoridades; organizan al través de la ciudad una manifestación de algunos miles de personas; saquean los almacenes y acribillan a pedradas las casas donde vivían miembros odiados de la administración; acude la fuerza militar, produciéndose una sangrienta colisión. En Stockport y en Wigan, los obreros hicieron algunas tentativas para provocar desórdenes, pero todo se u- mita a manifestaciones de protesta en las calles y algunos vidrios rotos. Todo esto muestra que la efervescencia au (1 Manchester Wekly: Times 4 Abril 1878. 430 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATI4RRA menta, y el Parlamento, finalmente, dirige su atención a esta parte Los obreros encargaron de la defensa de sus intereses en el Parlamento al diputado Ferrand, un tory que había trabajado eiórgicamente en la ley de las diez horas. Veintisiete delegaciones de Lancashire y de Cheshire se dirigieron a Ferrand, y le pidieron llevase al Parlamento un proyecto para resolver lo referente a las medidas de asistencia pública. Prometió ayudar a los obreros, y cumplió fielmente su promesa. Su discurso del 27 de Abril en defensa de los obreros fue una verdadera acta de acusación contra los fabricantes. Ferrand declara que los obreros no tienen representantes en el Parlamento, y que, por lo mismo, debía éste ocuparse de sus intereses aúñ con más atención. Recuerda muchos hechos característicos de la historia, del trabajo. industrial de Inglaterra. No era ésta la primera vez que los fabricantes de Lancashire se mues tran dispuestos a tratar a sus obreros como esclavos. Después de 1830, la producción de las manufacturas de algodón toma tal incremento, que se halla insuficiente el número de obreros. Entonces lo fabricantes se dirigieron a la asistencia pública, pidiendo que las oficinas respectivas enviasen el exceso de la población de los distritos agrícolas a Lancashire para hacerles obreros de las fábricas. Con el consentimiento de la administración, se encargaron agentes especiales de este trabajo; se organizó en Manchester una oficina, a la que se enviaban las listás de los obreros sin trabajo de los distritos agrícolas. Los fabricantes no tenían más que dirigirse a ella y elegir los operarios. Transportábase a los obreros como ganado; era una verdadera trata. Al Parlamento le será difícil creerlo, pero le aseguro que ese comercio de carne humana tuvo su hora de prosperidad; se vendían los obreros a los POR TOUGAN-BARÁNOWSKI 431 fabricantes como los esclavos a los plantadores de los Estados Unidos, con la sola diferencia de que la venta ño se hacía en pública subasta." Y recientemente aún, en 1861, en la víspera del hambre del algodón, una delegación de comerciantes vino a Londres y pidió a Villiers autorización para emplear en las fábricas de Lancashire los hijos de los indigentes. Vil - liers respondió que participaba absolutamente de sus deseos, no dudando que su proposición era muy ventajosa, tanto para los niños pobres como para la beneficencia. Los obreros están dispuestos a trabajar si se les da un salario suficiente; pero no quieren trabajar de cuatro a seis horas al día con un jornal irrisorio; quieren que se lestrate como ingleses...; no puede esperarse que contramaestres y obreros hábiles, que en otros tiernpos ganaban elevados salarios, acepten limpiar las calles, los canales y las alcantarillas. Solicitan se les ayude a emigrar, y espero que el noble Lord (Presidente del Consejo de Ministros) Palmerston, acogerá favorablemente su demanda... Aconsejo a los fabricantes de la industria algodonera acepten el bill de la jornada de ocho horas; si lo hacen, so podrán abrir muchas de las fábricas hoy cerradas...; pretenden los fabricantes que el país no tiene el derecho de pedirles la menor parte de su capital, máquinas y fábricas; pero que recuerden que han pedido durante los últimos años que se sacrifiquen por ellos muchas de las demás ramas indus - triales, y han obtenido sus deseos; se ha sacrificado la industria de la sedería, cintas y otras donde se trabajaba a la mano. El honorable diputado de Rochdale (Cobden) ha asegurado muchas veces, durante la discusión de la ley sobre cereales, que era partidario del derecho para el obrero, de que dispusiese de su trabajo como mejor le pareciese, y dijo: "No tenéis el derecho de ligar al obrero; tiene el derecho del libre comercio do su trabajo, como 432 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA nosotros le tenemos del libre comercio de nuestrQs tejidos de algodón." Ahora le reclaman los obreros; piden que se les deje emigrar, y el Gobierno sabe que son demasiado pobres para partir sin la ayuda del Parlamento. Estos argumentos, apenas impresionaron al Gobierno, negándose categóricamente a ayudar a la emigración; pero declaró estar dispuesto a estudiar un vasto plan de trabajos públicos, en donde los huelguistas forzosos adultos de Lancashire disfrutarían de buenós salarios. Villiers anuncia que el Gobierno enviaría iñmediatamente a los distritos que pasaban por tan terrible crisis a un delegado, investido con facultades especiales (el ingeniero Rawlinson), para inspeccionar los trabajos que podían emprenderse inmediatamente, y en cuanto se emitiese el informe, el Gobierno presentaría un bili al Parlamento respecto a los trabajos públicos. En efecto, en el mes de Junio, el Gobierno presenta un proyecto de ley que le autorizaba a abrir un crédito de 1.200.000 libras en el presupuesto del Estado (esta suma se eleva más tarde a 1.850.00 libras), para distribuirlo entre las autoridades municipales de los distritos de la industria algodonera, para trabajos públicos. Se adoptó el bili sin gran oposición. Cobden lo defiende y combate la emigración, declarando que tendría resultados funestos para los mismos obreros (pero los obreros eran hombres mayores de edad, responsables de sus actos y en condiciones de decidir si debían o no emigrar). Ferraud insistió, diciendo que los trabajos públicos eran insuficientes, y pidió se organizase la emigración de 100.000 personas, esto es, sobre poco más o menos, la cuarta parte de los huelguistas forzosos. "Los ¿breros-declara en la segunda lectura del bill- desean de tal manera emigrar, que si hubiera suficiente número de embarcaciones, toda la población industrial POR TOUGAN-BARANOWSKI 433 huiría a los países del otro lado del Océano. ¿Quién se atreverá a negar el hecho indudable de que los obreros quieren emigrar? ¿Quién se opone a este deseo? Villiers y Cobden, esos señores que han sido los jefes de la liga formada para la derogación de las leyes sobre los cereales, y que hoy defienden los intereses de los fabricantes, después que éstos han hecho causa común para impedir la emigración. Los obreros están cansadós de padecer hambre y pobreza;, piden, para emigrar, uno solo de esos mi-' llones que durante los últimos años, como lo proclamaba recientemente el ministro de Hacienda (Gladstone), han aumentado con su trabajo la riqueza del país." Los otros diputados conservadores aprovecharon la ocasión para atacar a los librecambistas. El diputado Bentinck muestra en un largo discurso que las promesas del librecambio no se han realizado y había sido un cruel fiasco, puesto que el Parlamento se veía obligado a deliberar sobre el problema de la asistencia a la población obrera, cuya miseria era terrible. "Los fabricantes de Lancashire-exciama Bentinck-.se oponen a la emigración, porque temen que si la industria algodonera se re- anima, les filten operarios; y, de otra parte, personas muy al corriente de la situación creen que es el único medio de salvación para los obreros" (1). Ádderly es partidario igualmente de lá emigración; pero todo eso no impide se adopte el proyecto del Gobierno. Durante este tiempo, mientras se discutía en el Parlamento el prQyecto de asistencia en favor de los obreros de Larkcashire, la situación comenzaba a mejorar por sí misma. El bloqueo de los Estados del Sur continuaba, y el algodón americano era, como antes, casi inaccesible para los fabricantes ingleses; sin embargo, muchos vol (1 Hansard: Parlamentary Debates, V. CLXX. 28 434 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA vfan al trabajo, reemplazando el algodón de América por el algodón de la India, de Egipto y de otras partes; su importación había doblado, el período difícil pasa. Desde el año de 1863, próximamente la mitad de los obreros de la industria algodonera estaban empleados en las fábricas. Los trabajos públicos que comienzan en otoño no podían representar un gran papel en la disminución de la huelga forzosa, pues no ocupaban más que algunos millares de. operarios. Sin embargo, el número de personas asistidas por la beneficencia disminuye, como lo demuestran las siguientes cifras; Número de personas socorridas permanentemente (1). Enero 456.786 Febrero 440.529 Marzo 426.411 Abril 364.419 Mayo 294.281 Junio 256.230 Setiembre 184. 625 Diciembre 180.900 La carestía del algodón tocaba a su término. Interesa hacer constar que los gastos de asistencia a los obreros se cubrían principalmente por suscriciones privadas. En 30 de Junio, el total de suscriciones privadas se eleva a 1.974.303 libras esterlinas; lo que había que añadir para los gastos de asistencia para los indigentes en los distritos de la industria algodonera, en esa época, eran 625.000 libras esterlinas. La mayoría de las suscriciones no procedía de los distritos de la industria de algodón; en éstos se recogieron un total de 624.433 libras (2). (1) Annual Register, 1863. Tke Distress in the Üotton Manufacturing Districts. (2) Arnoid, 493, 98. POR TOUGAN-BARANOWSK1 - 435 Los trabajos en las obras públicas comienzan en un momento en el que la mayor necesidad ya había pasado. Estos trabajos consisten, sobre todo, en la apertura y empedrado de nuevas calles, alcantarillado y conducción de guas, arreglo de paseos, etc. Se trata de hacér obras útiles para aquellas regiones, procurando, a la vez, trabajo para 105 obreros. Se consiguió un gran éxito. Todos confiesan que los trabajos en las Qhras públicas de Lancashire, terminadas en 1866, son de gran utilidad para el condado. Los gastos hechos por el Estado para estos trabajos se devolvieron fielmente por los Ayuntamientos, a los que se les había adelantado. Se dió ocupación a 8.324 obreros que representa una población de 30.000 ó 40.000 almas. El director de los trabajos públicos, Rawlinson, se expresa en estos términos: "Estos trabajos han procurado a algunos millares de personas fuertes y enérgicas una ocupación útil. Muchos de estos obreros han aprendido.nuevos oficios, y, gracias al trabajo al aire libre, se han hecho fuertes y sanos. "Oierto número ha vuelto a sus antiguos oficios; muchos han emigrado a otras regiones y ganan su vida trabajando fuera de las fábricas, y otros siguen en sus nuevas ocupaciones y no quieren voher a aquéllas" (1). Aunque el período agudo del hambre del algodón termina en 1863, la huelga forzosa persiste aún durante muchos meses; en el verano de 1864, más de 100.000 persoas eran asistidas por la beneficencia. Es muy posible que si, a partir del verano de 1863, la huelga forzosa no hubiera disminuído por la vuelta al trabajo de las fábricas, los obreros de Lancashire hubieran obligado al Parlamento a organizar la emigración sobre una vasta escala. La opinión pública estaba a favor de (1) Report of Robert Rawiinson, 12 Junio 1866. 436 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLÁTERRA ellas, considerándola como el único medio de prevenir graves perturbaciones en Lancashire. El Comité de Londres, reunido bajo la presidencia del br corregidor, concedió 5.000 libras esterlinas para comenzar a constituir un fondo especial de emigración. Algunos millares de obreros fueron, con la ayuda de agentes coloniales, enviados a diferentes colonias australianas; pero el movimiento no llega a tomar grandes proporciones, pues las fábricas de Lancashire vuelven a abrir sus puertas; las máquinas se ponen en movimiento, y se colocan de nuevo los obreros. Los fabricantes se ven libres de la espantosa pesadilla de la partida en masa de los obreros, que les había acosado durante tanto tiempo, y se vuelve poco a poco al antiguo estado de cosas; El número de emigrantes del Reino Unido aumenta muy fuertemente en 1864, en comparación al año precedente (en 1863 el número total de súbditos británicos que emigran es el de 97.763; en 1864 es de 132.864), pero este acrecentamiento no fue provocado sino en muy pequeña parte por la población industrial de Lancashire. En efecto; según los cálculos hechos por el Comité de de asistencia de Manchester, la población obrera do la industria del algodón disminuye en 1863, en Lancashire, en 33.969 obreros; de este número, 18.244 personas emigran y se fijan en otras regiones del reino, y 15.725 se dedicaron a otros oficios en el mismo condado. El acrecentamiento considerable de la emigración en 1863 se explica por el aumento excepcional de la emigración irlandesa, como lo muestra una rápida ojeada sobre la nacionalidad de los emigrantes embarcados en Liverpool (1). Pero, aun el insignificante aumento de la emigración de los obreros de la industria de algodón no deja de ejer(1)Reports of Inspectors of Faetones, 31 Octubre 1863, página 93. POR TOUGAN-BARANOWSKI 437 cer alguna influencia en el mercado del trabajo en los distritos de la industria algodonera. Desde 1865, los fabricantes de muchas regiones se quejaban de falta de obreros y de la necesidad en que se veían de subir los salarios. El inspector de fábricas, Jones, escribe: "Se puede considerar como causa principal de la falta de obreros (en Bolton) la emigración que se produjo cuando el pánico... Los salarios suben, sin que los empresarios y contratistas puedan hacer nada para evitarlo" (1). En Stockport, la falta de obreros se sintió igualmente, y los fabricantes tuvieron que subir los salarios, y lo mismo sucede en Burolsey y en otras partes. Así, la huelga forzosa, extraña en la historia industrial de Inglaterra, provocada por el hambre de algodón, no empeora por largo tiempo la situación del obrero en Lancashire. - (1) Reports of Inspectors of Factories, 30 Abril 1865, páginas 19 y 20. CAPÍTULO IV LA HUELGA FORZOSA Y LA ÁG1TACTÓN DE LOS OBREROS SIN TRABAJO, DURANTE LOS AÑOS DE 1870- 1900. La huelga forzosa de 1870 a 1880.-Las huelgas de los obreros de la industria algodonera en 1878.-La decadencia de los trade-unions.-Nuevas tendencias del movimiento obrero inglés desde 1880.-La huelga forzosa de 1880 a 1890.-Agitación de 1a "Federación socialista" .-Desórdenes en Londres el 8 de Febrero de 1886.-Acrecentamiento de la influencia de la "Federación socialista". -Reuniones de obreros sin trasbajo en Trafalgar Square.----) (2). Lo áspero de la concurrencia hace la vida cada vez (1) Third Report on Distress from Want of Ernployment Informe de Carlos Booth. (2) Loe. cit. Informe de Llewellyn Smith. POR TOUGAN-BARANOWSKI 479 más difícil. El capital absorbe siempre con mayor rapidez la fuerza del obrero que no halla ya trabajo. "En muchas ramas industriales-dice Hobson,-por ejemplo, entre los mineros, marineros, los hilanderos, en la metalurgia o en la fabricación de máquinas, es realmente impoible para un hombre de cuarenta a cincuenta años encontrar una situación estable. A pesar de todos los esfuerzos que haga para no parecer demasiado viejo un individuo en esas condiciones, advertirá que el trabajo se le escapa, y que su habilidad y su experiencia no le impiden llevar la peor parte en la lucha con la nueva generación, que trabaja más rápidamente y posee más energía muscular. Cuando se construye la sociedad ideal del porvenir, se admite con frecuencia que el período de veinte a veinticinco años, que es en el que mayor desarrollo adquieren las fuerzas del hombre y de la mujer, basta plenamente al trabajo exigido por la sociedad. En las condiciones actuales, el alejamiento forzoso del trabajo va seguido, no de un reposo que asegure una existencia cómoda y honorable, sino de una miserable y vergonzosa lucha por la vida, cuyos débiles e inciertos resultados son más problemáticos cada vez, a medida que avanza la edad. Este es uno de los más emocionantes aspectos del problema del paro" (t). Y ese mismo paro, lejos de disminuir, sigue aumentando en nuestros días. Carlos Booth, que es, sin duda alguna, la autoridad más competente en la materia, se expresa sobre este punto en los siguientes términos: "En los grandes centros industriales, las personas de edad avanzada se encuentran incontestablemente en peor situación que hace veinte años. Tropiezan con la dificul (1 The Problem of ¿he Unemployed, 16. Antes de Hobson, Booth y otros muchos habian señalado este hecho. Cf. Geoffroy Drage: 77ic Problem of the Aged Poor, págs. 43-44. 480 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA tad, sin cesar creciente, de hallar trabajo. Las mismas circunstancias que mejoran la situación de los jóvenes son perjudiciales para los viejos. Los hijos tienen hoy, sin duda, más medios de socorrer a sus padres; pero es de temer que estén menos dispuestos a hacerlo." Es interesante la observación de Booth, de que "las personas de edad avanzada obtienen más fácilmente trabajo en el campo que en la ciudad, y mejor aún las mujeres que los hombres. En el campo, las personas de edad avanzada cónservan más tiempo sus fuerzas, y aun cuando estén débiles y achacosos, pueden aún desempeñar algunos trabajos de los campos. En la ciudad, no solamente ven dismi nuir sus fuerzas con mayor rapidez, sino que se les con•• sidera más pronto incapaces para trabajar. El período de trabajo se prolonga e n el campo diez años más que en la ciudad." El paro, bajo sus formas variadas, paro temporal y accidental a que se halla expuesto todo obrero, cualquiera que sea la situación del mercado del trabajo; paro persistente, que se prolonga durante meses y años enteros, según las fases del ciclo industrial; paro crónico del desecho de la sociedad actual, de la hez separada por el capitalis mo; paro de las gentes que han pasado de la edad madura y de los viejos, es uno de los rasgos específicos del capitalismo. Mientras el capitalismo siga siendo lo que es hoy, es decir, un orden económico que tiene por base la dirección del proceso económico por individuos o patronos que hacen ejecutar el trabajo a gentes asalariadas, ¿podrá Iibrarse del cielo industrial, del ejército de reserva permanente que constituyen los obreros sin trabajo, del paro de los obreros que llegan a viejos, etc.? La teoría y la experiencia contradicen semejante hipótesis. La teoría prueba que el ciclo industrial se deriva de la esencia misma del capitalismo, y que el ejército industrial de reserva es una POR TOUGAN-BARANOWSKI 481 condición necesaria para el progreso de la industria capitalista. La experiencia muestra que el paro no disminuye a medida que se desenvuelve el capitalismo, sino que toma, bajo ciertos aspectós, formas graves. Existen diferentes medios para combatir, no el paro mismo, sino la miseria que engendra. Citaremos tan sólo la reciente ley de Georges Lloyd sobre el seguro contra el paro; pero no es menos cierto que ese seguro es impotente para remediar la causa primera 'del mal, el paro mismo, y que no puede procurar a los obreros sin trabajo auxilios apreciables, sin gravar considerablemente el presupuesto del Estado o sin reducir de modo notable el jornal de los obreros que trabajan. La cuestión del. paro no desaparecerá hasta el día en que el orden social capitalista, que tiene por base el juego libre y absolutamente desprovisto de organización de los intereses privados, se transforme en un orden económico armónico, en que los intereses de cada uno de los miem- bros del cuerpo social se subordinen a los intereses del conjunto. Debemos insistir sobre este hecho: con el orden económico capitalista, el problema del paro es irresoluble. El paro periódico o crónico es el resultado inevitable del desenvolvimiento del capitalismo, y no hay más que un medio de hacerle desaparecer: la supresión del orden económico capitalista. La existencia de un ejército de reserva de obreros sin trabajo prueba del modo más claro y convincente que el capitalismo no puede utilizar todas las fuerzas productoras del cuerpo social. No olvidemos que si el paro se produce, no es porque el capital de que la sociedad. dispone no sea suficiente para dar trabajo a los obreros; nada de eso. Lo que hay de paradójico en el paro capitalista, es que no se halla trabajo porque existen demasiados medios de producción; las máquinas se detienen y el obrero no 31 482 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA puede producir precisamente porque la riqueza es demasiado grande. Podría parecernos que todas las necesidades sociales están satisfechas, que la sociedad no requiere ya nuevos productos, que se' realiza el derecho a la pereza; pero lo que ocurre realmente es que la gran masa de la población se ve privada de un derecho natural: del derecho al trabajo, y se ve privada de él, porque una minorfa posee el monopolio de los medios de producción. FIN INDICE PRIMERA PARTE FEistoria de las crisis. Páginas' PRÓLOGO DEL AUTOR... CAPITuLO 1 Ojeada sobre el desenvolvimiento de la industria inglesa. 1.-Lucha de las máquinas con el trabajo manuaL-Escaso desenvolvimiento de la industria de tejidos a máquina antes de 1820.-Del trabajo manual por las máquinas en la fabricación del tejido de algodón desde 1830 a 1850.-Ferrocarriles y vapores. - Decrecimiento de la población agrlcola.-Acrecentamiento enorme de la producción fabril.-Falta de salidas para los productos fabricados. -Movimiento en favor del librecambio.-Reducció del poder adquisitivo del obrero inglés.=II.-El triunfo de las máquinas y la conquista de nuevos mercados.-Triunfo del librecambio.-Extensión de los ferrocarriles.-Descubrimientos de yacimientos auríferos en California y Australia. --Alza en el precio de las mercancías.-Aumento del comercio exterior. =ITI. -Declinación de la supremacía industrial inglesa . -Paralización en el desenvolvimiento de la industria y comercio ingleses.-Baja en los precios. '.-La concurrenciaalemana es más fuerte.-El pro'. teccionismo.-La exportación inglesa cambia de carácter.'.-E l comercio de depósito en Inglaterra disminuye. ' 5 484 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Páginas. CAPÍTuLo TI - Las crisis de 1826 a 1850. Característica general en las fluctuaciones de la industria inglesa.-La crisis de 1825.-Apertura de nuevos mercados en la América del Sur. -Especulaciones sobre los valores Suramericanos.-La locura en las especulaciones.-Construceión de nuevas fábricas do algodón.-El éxodo del capital inglés hacia la América del Sur.-Las causas de la crisis.-La crisis del 1836.- Buenas recolecciones.-Éxodo del capital inglés a los Estados Unidos. -Especulaciones sobre las tierras del Estado.-La crisis financiera de 1835.-El carácter de la fiebre de especulaciones en 1836.-La circular del Presidente Jaekson.-Diferenciaentre el curso del oro en el extranjero y en el interior del pais.-El estancamiento de los negocios en los afi.os que siguieron a 1840. -La crisis de 1847. -Buenas cosechas . -Construcción de ferrocarriles.-La crisis financiera de 1845. Las malas recolecciones de 1846 y 1847.-Disminución en las exportaciones.--Por qué el capital no se emplea en el extranjero?-Cambio de política de la banca de Inglaterra en lo que concierne a la tasa del descuento.-Fluctuaciones en el precio de los cereales.-- Suspensión de las operaciones de banca en 1844.-Diferencia entre la crisis de 1847 y la precedente 37 CAPÍTuLo III Las crisis de 1850 a 1870. Carácter de las fluctuaciones de la industria inglesa durante este periodo.-Crisis de 1857.-Su carácter mnndial.-El éxodo del capital europeo a los Estados Un!dos.-Especulaciones sobre las tierras y los ferrocarriles.-La baja del precio del trigo y las quiebras.- El papel del capital inglés en las especulaciones americanas. -Crisis en Inglaterra. -El éxodo simultáneo del oro al interior del pais y al extranjero.-La suspensión del acta de Peel.-Crisis financiera en 1864.- Salida del numerario hacia Oriente.-La política del Banco de Inglaterra en relación con el deseuento.- POR TOUGAN-BARANOWSK1 485 Páginas Crisis del crédito en 1866.-Influencia de la falta de algodón en el estado general de la industria inglesa.- La locura en las especulaciones.-Quiebra de la casa Overend y Compaflia.-Pánico.- Tercera suspensión del acta de Peel.-Comparacióu de la crisis de 1866 con otras crisis.-Por qué las crisis industriales se produ ce generalmente, en otoflo? ..... 106 CAPÍTULO IV Fluctuaciones periódicas de ¿a industria durante las últimas tres decenas de años del siglo xix. Característica de esas fluctuaciones.-Su cambio en relación con las de la época precedente.-Ausencia de saltos bruscos.-Crisis de 1873.-Catástrofe en la Bolsa de Viena.-Crisis americana.-Especulación en la Bolsa de Londres.-Inglaterra se salva de una crisis.-La depresión de 1880 a 1890.-Baja en el precio de las mercancías, y sus causas . - Cambio en los medios del transporto. -La agricultura inglesa. -El desenvolvimiento de la concurrencia en el mercado mundial.- Sociedades por acciones.-La quiebra Baring y la depresión de 1890 a 1900. -Especulaciones argentinas.-Progreso extraordinario de la República Argentina.-Locuras en la especulación. - Quiebra de la casa Baring.-Inglaterra de nuevo escapa á una crisis.- Depresión en los aflos de 1892-1894.-Las crisis industriales en Australia y América. -Por qué las crisis inglesas han cambiado de carácter? 141 CAPÍTULO V Fluctuaciones periódicas en la industria inglesa durante los diez años comprendidos entre 1900-1910. Carácter general de las fluctuaciones de la industria inglesa durante los aflos de 1900-1910.-El ciclo industrial persiste, pero han terminado las crisis industriales,- La depresión de 1901-1904.-Su escasa importancia en relación con la crisis industrial alemana.-La depreSión de 1908-1909.--- Su insignificancia comparada con la de los Estados Unidos 176 486 LAS CRISIS iNDUSTRIALES EN INGLATERRA Páginas. SEGUNDA PARTE rreoría de las crisis. CAPÍTuLO 1 Teoría de las salidas. 1.- Circulación del capital social. -Diferentes formas que reviste el capital; mercaderías, moneda, producción.- Problema de las salidas.=1I.-Teoria clásica de las salidas.-Teoria de Say.-La de Smith sobre la descomposición del valor de la producción social en elernentos de la renta sociaL-Teoría de Smith y de Ricardo sobre la acumulación del capital.=III.-Teoria de las salidas de Sismondi. -Excedente de la producción.-El mercado exterior.--Marx y su escuela. -LOS puntos fuertes y débiles de la teoría de SismondL= IV.-Solución del problema de salidas.-Mótodo que considera el conjunto de la economía social. -Quesney, Marx.-Esquema de la reproducción del capital sociaL-Las paradojas de la economía capitalista. -Elasticidad del capitalismo.=V. -Comprobación de esta teoría por los hechos.-Disminución de la población ocupada en la producción de los objetos de consumo.-Mercado interior y exterior en los paises capitalistas.=V1. -Colocación internacional del capital y el mercado en los nuevos paises capitalistas.-Causas de la internacionalización del capital. -Las condiciones más favorables del mercado en los nuevos pai se capitalistas 189 CAPÍTuLo III El ciclo industrial y la explicación de la periodicidad de ¿as crisis. Carácter general de esta periodicidad.--El ciclo industrial. -Regularidad de las fluctuaciones en el precio del hierro.-La formación periódica de nuevo capital fijo .-Construcción de ferrocarriles. -La especulación sobre la propiedad inmobiliaria.-Teoria de Enrique George-Acumulación interrumpida del capital disponible para préstamos y el capital productivo.-Las POR TOUGAN-BARANOWSKI 487 Páginas crisis y la baja del interés.-Imposibilidad de la formación ininterrumpida del capital disponible para préstamos en capital productivo. -Crisis financieras. -El ciclo del crédito.-Causas de las fases del ciclo indus trial -El comercio exterior 251 TERCERA PARTE cYonsecu.encias sociales de las crisis de la industria. CAPÍTULO 1 Influencia del ciclo industrial sobre la vida de la nación 1.-Fluctuaciones periódicas de la vida nacional inglesa de 1825 a 1850.-Característica general de la situación económica de la población inglesa durante ese penodo.-Oausas del empobrecimiento de la gran masa de la población.-Los tejedores a mano.-Relación entre las fluctuaciones periódicas de la vida nacional y las crisis industriales.-Efecto de la última ley sobre los pobres.-Los paros.-Medidas proyectadas por la Comisión de 1830.=II.-Fluctuaciones de la vida nacional de 1850 a 1870.-La escasez de algodón.-La huelga de Jorkshire de 1858.-Importancia de las fluctuaciones industriales para los patronos y los obreros.= III. -Fluctuaciones de 1870 a 1890.-Nuevo carácter de esas fluctuaciones.-La estabilidad relativa de los salarios.-Importancia a este respecto de las tradeunions.=IV.-Fluctuaciones de los últimos afios. - Desaparece la relación entre el ciclo industrial y las fluctuaciones de la vida nacional 285 CAPÍTULO II £ paro y ¿os movimientos revolucionarios de las masas obreras desde 1825 a 1850. Movimientos de los obreros sin trabajo durante el período de paralización comercial.-Destruoción de las máquinas tejedoras en Blackburn y otras ciudades en 1826.-El paro de 1829.-El cartismo. -Dependencia 488 LAS CRISIS INDUSTRIALES EN INGLATERRA Páginas. del cartismo y del paro.-La nueva ley de pobres.- Agitación contra esa ley.-Movimiento en favor de la Carta del pueblo".-Antinomia entre el programa político del cartismo y sus causas económicas.-Los representantes dé la orientación política en el cartismo.-Los representantes de la corriente social.-Carencia de un programa positivo de reformas sociales.- El paro y la miseria de la población obrera en los afios que siguieron a 1840.-La segunda petición nacional.-Decadencia del cartismo al retorno de la prosperidad industrial.-Elementos de utopia romántica existentes en el cartismo.-Ultimos destellos del car tism durante el paro de 1843 351 CAPÍTuLo III La escasez de algodón. Importancia del hambre del algodón para los fabricantes y los obreros.-El paro.-Lucha de los obreros contra el trabajo obligatorio-Debates en el Parlamento.- Actitud de Bright.-Indiferencia de los fabricantes respecto a los padecimientos de la clase obrera.-Defensa hecha por Cobden de los intereses de los fabricantes.-Medidas tomadas por el Gobierno y las clases acomodadas para atenuar Ja miseria.-Discurso de Gladstone. -Disturbios obreros en Staleybridge y otras ciudades.-Movimiento en favor de la emigración.- Oposición obstinada de los fabricantes contra ese movimiento. - Trabajos públicos. - Consecuencias del hambre del algodón 407 CAPÍTuLo IV La huelga forzosa y ¿a agitación de los obreros sin trabajo durante ¿os años de 1870 a 1890. La huelga forzosa de 1870 a 1880.-Las huelgas de los obreros de la industria algodonera en 187.-La decadenci i, de las trade-unions.-Nuevas tendencias del movimiento obrero inglés desde 1880.-La huelga forzosa de 1880 a 1890.-Agitación de la "Federación SO- POR TOUGAN-EARANOWSKI 489 Páginas. cialista".-Desórdeues en Londres el 8 de Febrero de 1886.-Acrecentamiento de la influencia de la "Federación socialista".-Reuniones de obreros sin trabajo en Trafalgar-Square. -GEl domingo sangriento. "-La huelga forzosa do 1890 a 1900.-Reuniones de los obreros sin trabajo.-Trabajos en las obras públicas.-Formación del censo de los obreros sin trabajo 438 CAPÍTULO V Cardcter general del paro moderno. Fluctuaciones en el número de obreros sin trabajo existentes entre los miembros de las Trade-unions en las diferentes ramas de la producción.-El paro en los obreros de la industria metalúrgica. -Fluctuaciones según las estaciones y según las fases del ciclo industrial.- Por qué son más fuertes las fluctuaciones cíclicas en las industrias que tienen por objeto los medios de producción?.- ¿Desaparece el paro con el progre s del capitalismo2 468 LIBROS PUBLICADOS POR LA ESPAÑA MODERNA que se hallan de venta en su Administración López de. Royos, 6.- MADRID N.° del Catál.° Pesetas 513-514. Aguanno.-Lagéue. sis y la evolución del Derecho civil (Pos tomos). 176 - La Reforma integral de la legislación civil.. 315 Amiei.-Diario íniimo.. 178 Anónimo.-- ¿AcadémicasP 179 - Currita Albornoz al P. Luis Coloma....... 327-328 Antoine. - Curso de Economía Social,2 vois. 180 Arenal. - El Delito colectivo..... 182 - El Dereho de gracia. 181 - El Visitador del preso. 323 Arnó.-Las servidumbres rústicas y urbanas.--Estudio sobre las servidumbres prediales..... 172 Asensio.-Fernán Cabal1 ro................. 39 - Martín Alonso Pinzón. 184 Asser. Derecho Internacional privado. . ... - 368 Bagehot. - La Constitución inglesa.. 391 - Leyes científicas del desarrollo de las naciones en sus relaciones con los principios de la selección y de la herencia 416 Baldwin,-.Elementos de Psicología .. . . 111 Balzac.--CésarBirotteau 54 - Eugenia Grandet. 112 - La Quiebra de César Birottoau. . 62 - Papá Goriot..... 76 - Ursula Mirouet.. 2 Barbey d'Aurevilly. - El Cabecilla. .. .. 12 El Dandismo y Jorge Brummel..•.,.,.,.... 131 - La Hechizada, N.° del Catál.° 120 - Las Diabólicas. 124 - Una historia sin nomb re.. . . . . . . . . •.. . . •. . . 3 110 - Venganza de una mujer. 495 - Barthelemy Saint - Hilaire.-Buda y su religión................ 130 Baudelaire.- Los paraísos artificiales. 163 Becerro de Bengoa.- Trueba. 174 Bergeret.-Eugenio Mouton (Merinos) 552 Berzeviczy.-Beatriz de de Aragón, Reina de Hungría............. 353 Boccardo.-Historia del Comercio, de la Industria y de la Economía política, para uso especialmente de los Institutes técnicos y de las Escuelas superiores de Comercio.... 311 Boissier.-Cicerón y sus amigos.-Esudio de la sociedad romana del tiempo de César.... 380 - La Oposición bajo los Césares. ......... 525 Bouchot.-Historia de la literatura antigua..... 169 Bourget.- Hipólito Taine 395 Bréal. - Ensayo de Semó,utica. (Ciencia de las significaciones). 447 Brec.Lif. - La Elocuencia política en Grecia..... 399 Bret Harte. - Bloqueados por la nieve....... 484 Brooks Adams.-La ley de la civilización y de la decadencia de los pueblos PesetRs 3 15 4 9 1 1 16 1,50 3 3 7 1 3 6 7 4 8 3 3 3 3 3, 3 3 3 3 7 3 1 1 7 10 8 7 6 0,50 5 7 2 7 N.° del Peseias Catál.u ______ 505-526 Bryce. - La Repú. blica Norteamericana, dostomos. 56 - El gobierno de los Estados en la República Norteamericana.. 558 - Los partidos politicos en los Estados Unidos.. 367 Bunge.-La Educación.. 185-186 Burgess. - Ciencia polítiea y Derecho constitucional comparados (dos tomosj .... • .. • 557 Burnouf. - Las religiones, literatura y constitución social de la India 547-548 Buylla.- Economía (dos tomos) . .... 533-537-542 Cail]aux . -Los Impuestos en Francia, (tres tornos)... . ,. . 520 Cambronero.-Las Cortes de la Revolución... 559 - Crónicas del tiempo de Isabel II 36-37 Campe. - historia de América (dos tomos)... 156 Campoamor. - Cánovas. 79 - Doloras, cantares y humoradas. .....•..... 69 - Ternezas y flores..... 317-354.371 Carlyle.-La Revolución francesa (tres tornos). 393 - Pasado y. presente.... 189 Carnevale.-La cuestión de la pena de muerte.. 102 Caro.-Costumbres literarias................ 58 - El pesimismo en el si65 - El suicidio y la civilizacion 363 - La filosofía de Goethe 293 Castro.-El libro de los galicismos....... .. .1 394 Co lo m be y. - Historia anecdótica de El Duelo en todas las épocas y en fodos los países ... 190-191 Collius. - Resumen de la filosofía de Spencer (dos tomos).. 437 Comte. - Principios de Filosofía positiva.. Copp•ée.-Un idilio.. N' del CatáLo 404 Couperus.-Su Majestad. 361 Champcomniunale.-La sucesión abintestato en Derecho Internacional privado.,.., 515 Chassay.--Los deberes de la mujer en la familia. 40 Cherbuliez. - Amores frágiles.. .........-., 26 - La temade Juan Tozudo 93- Meta Holdenis.. 18-MisRovel. 91 - Paula Meré...... 297-298 Darwin.-Viaje 'do un naturalista alrededor del mundo (dos tomos).. 59 Daudet. -Cartas de mi molino..,.. 125 - Cuentos y fantasías.. 13-14 - Jaok (dos tomos)... 46 - Novelas del lunes,.,, 540 Delorme. - César y sus coutemporáneos....... 536 Deschanell. -Lo malo y lo bueno que se ha dicho de las mujeres... 425 Dolllnger,- El Pontificado ... ........ • 166 Dorado. - Concepción Arenal..... . . • . .. . . 33. Dostoyusky.-]la novela del presidio.... 301 Dowden. - Historia de la literatura francesa.. 402 Dumas.-Actea.. 340 Eltzbacher. - El anarquismo, según sus más ilustres representantes. 516 Ellen Key.-El amor y el matrimonio........ 342 Ellis Stevens.-La Constitución de los Estados Unidos, estudiada en sus i'elaciones con la Historia de Inglaterra y de sus colonias........... 326 Emerson.-La ley de la vida...... 332 - Hombres simbSlicos. 413 - Ensayo sobre la naturaleza, seguido de varios discursos... . 442 - Inglaterra y el carácter inglés..... 459 - Los veinte ensayos... 13 7 6 12 14 7 10 4 7 6 1 3 3 24 7 3 3 3 3 6 6 15 fl e) Peeta 3 10 3 3 3 3 3 3 15 3 3 6 3 7 6 1 3 9 2 7 6 4 5 4 3,56 4 7 (Oinúa) Gómez VlIhafran.-1uíli&es ce LA PAÑA d03iRNA, tomos á i4, formaoos aplicando el sistema de lasifieaeión bibliográfica decimal, 1 pesetas. 4on blaue.-11 i1oria geiieral de la Iiteitu- ra, 6 pesetas. 4Pfl4'oIirt.-Il istori?L de Maía An' onleta, 7 pesetas.--l4as Favoritas de l,,iis V, pe. seis '.-l, Dii Harry ¿ ,)saet.- Querida, 3 pesetas.-René Maupet ¡ii 3 pesetas.- Germinia Laeerteux,3 pseta._La llisa, 3 peset s.-La Faustiu, 3 pesetas.--La Olairon, 6pis.-La mujer en el siglo xviii, 5pts. 4k,o(1 uov.-flerecho admi,,isi rativo eoin parado, doa Ioi,io, 14. pesetas. seaiz*Icz.-l)etecIo iiaii.I 5 peieta8. "flhIiC1a Ci.. 'I'eoria (401)re lo es.,,hios e jeros. 7 pesetas. Goe.-Padre é hijo. Estudio de dos temperamentos, 3 pesetas. Irave. ldL ioe1ei1a(I tiltill1L, ti Green.-Historia del pueblo inglés, 4 t., 5 pe. (s i(_-- i1anii,il ilel .1 iiei.1 1 4 uIot.-Abelardo y Eloisa, 7 pesetas. (.,iiiip Iofl' Ícz.--l)ereeho 1)oiitico fllte)lle. 10 pesetas.-1ueha de razas, 8 pÍas. ('on- petidio de Soeiologia, 9 pte. La Sociología y la política, 4 pta. -- 14a lCdiicacióii y la herencia, pta -1 a Moral inglesa (1011 teinporáiiea, 12 ptas Ilailnian.-H.8 de la Pedagogía, 2 pesetas. 11 am ¡1 ton .-T.ógica parlatneiitaria, 2 l)ta. 11n.nøii ¡l 14).- IdI. .1 'iveiitinl de Lord H10 11. 5 pesetas. lid berg. -Novelas danesas, 3 peaeta. II el ..e. - A lematija, 6 pewtas.-Memorias, 3 p. tiliffdlng: Psieología Experi;nen tal, 9 ptas. iinnie.-Tlistoria 'le) Pueblo Espafiol, 9ptas. -Historia de la lspaña Ooiiteinpuráiiea, 8. 111111 ter. -Siix,ario de 1)eieclio rOilliLilo, lI.ix I4)3.-La F'1 licaci Sn y 1 a (Jieiieia Ns- tnra)es. fi ptas. (bsen.-Casa de muñeca, 3 pesetas.- Los aparecidos, 3 pesetas. Jitta.-Método de l)erecho internacional, 9. Juti.-Etudios de arte español, 6 pesetas. 14. el Is 1 .iraui.- II istori a (le ) a Política, 7 lesetas. 14. oel.iá, Iii rieh, %íok vi y Wll rzbn .•. - Et ud ios ile Iligie,ia general, ¡1 pesetas. 4.oaoIenIo.-El desertor de Sajalin, 2,50. 1 •'O PO £l lii.- Campos, fál)rieas y tal lores 6. 14. rliger. - II isloria, fueiites y II 1 ers.t ura 1s1 Derecho Iomauo, 7 pesetas. Iaerlof-El esclavo de su finna, 3 ptas. Ia.,ge-i,iia Vives. '5O pesetas. Inreher.-Las mnjres juzgadas por las mala' lenguas, 4 pesetas. l4archer y P. .1. JiallIeji. - Opiniones acerca del matrimonio y del celibato,Sptas. lavelcje..- Iieoi,omia pl 1 tica, 7 iLas.-1CI Socia lisiiio eo,iteintoráiieo, 8 pesetas. lenacle. - listétiea, 8 j)eseta. 1eiiiom, Ii ier.-l.a Carnicería (Se(tilii), 3 pts. lero-I1,u. l le.. .--Econoiníp política, 8pts. leMtca'.ward. - Factores Psíquicos de la Civilización, 7 pesetas Lewis.Paftec.-Historja de la Literatura de los Estados tTnidos, 8 ptas. 141 ese.-El 'l'ral,ajo. 9 pesetas. 14ouhla'oo.-Me,IicjI)a legal, (lOs touuioa col' miii ti t ud de grabados, 12 1)ese tas. IOiiihrnsio, l4'4'ri.3', 4,,arofalo y lillo ir. ítI.- La Esciiel a (iriii litológica Posi ti' isi a, 7 pesetas. lis hhoek. - - El einI co de la vida, 3 peset ae, Lynch.-Viaje al Clondic, 4 pesetas. iR aeit,s lny.-11a ed iieneióii, 7 piit.-Vfda Memorias y Cartas, iba tomos, 14 Btas.-Es. tndfo .tnrítlicos, 6 pesetas. Íae-1)onald.- El criminal tipo, 3 pesetas. Man duca.- Procedimiento penal, 5 pesetas. Mn.rje.-Misticjsrno y locura, 5 pesetas. 111 arb al l.-Ecoaiomía política, tres tornos, 21 pesetas. iIarte.,.-flerec1io lnteriiacioi,al, 4 t., 30 p. Iartfn.-1a moral en China, 4 pesetas. U atti rolo.-! estituciones de Derecho Procesal Civil, lO pesetas. Iau"asant A1ei,-Vida de Zola1 1 u I:ax-u1lles.- 1letor1a c1, las Religiones 8 ptaa.-14a tienci, del lenguaje, 8 pt-as.-La Mtología comparada, 7 ptas. Icnés.dez y Pelayo.-Vida de Núñez da Arce, 1 p-seta.-Vida de Martínez cje la Rosa. 1 peseta. JI en e val y VI. sin lela,aee.---Maria lCstiiar. do, 6 pesetas. Íercler.- Lógica, 8 pesetas. - Psicología 2 tomos, 1 pesetas.- Ontología, 10 pesetas -Criteriología generfll ó tratado de la certeza. 9 pesetas. Ieriniée.-Oolo, ha, 3 pesetas.- MIs perlas. 3 pesetas. flere,jkowIy.-14a Muerte de los Dioses, 2 Ierkel.--l)reeho peital, 10 pesctas. Meyer.- Deree. 'o admi iiistra tivo, 4 pts. UI i.ngIlsL.-li'ilosotla del I)orectio, 2 tomos, I pesetas. Io1in.-Vida de BretÓn, 1 peseta. 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Igoges-. -Sentid o económico de la llistoris , lO pesetas. Ilod.-El silencIo, 3 1)eaetaS. IJ ng oh. .-Iaa reglas jurídicas, 8 liesetas ICnoevelt.-Nue va-York. 4 pesetas. RnI.-Sociología y Psleologia colectiva, 6. ltozaii.-1.oeuciouies, proverbios, dichos y frases, 3 pesetas. ltiiI 1 n.-I as siete lámparas de la A i-q uit tec tura, 7 pesetas.- Obras escogidas, 2 tomos, 13 ¡it as.-Ls piedras de Venecia, 8pts. W,inte.flenve.- Estudio sobre Virgilio, 5 pesetas.-Pres mujeres, 3 pesetas.-Retra tos de mujeree, 3 pesetas. Saisset.-Deacartes, sus precursores y sus disci putos, 7 pesetas. iiiøi,Ct l.-l)erecho Constitucional, 9 ps Sareey.-Crnica del citio de París, 6 ptae, %ardou.-La perla negra. 3 pesetas. %eheel y iilombert.-La explotación de las riquezas por el Estado y por el Municipio, 4 Pesetas. Ii op*iI 1. ;ts,er. F',uuidaineuit.o de la mo - ra). 5 peets,-1Cl mundo ooiuio voluntad y