Antonio Labriola

 

FILOSOFIA Y SOCIALISMO

(1899)

 

 

Prefacio para la Edición Francesa

 

Ich bin des trocknen Tons nun satt
Muss wieder recht den Teufel spielen.

 

Este pequeño volumen, que aparece ahora en francés gracias a las atenciones de mi amigo A. Bonnet, fué precedido en la edición italiana, aparecida al comienzo de diciembre de 1897[1], de estas palabras:

'"¿No sería absurdo hacer preceder la publicación de estas cartas con una introducción?

''La última carta explica por qué ellas aparecen en volumen.

"Estas páginas pueden servir de complemento al par que aportan alguna luz a mis dos ensayos titulados: In Memoria del Manifesto dei Comuniti, 2ª edit., Roma, 1895; y Del Materialismo Storico, Dilucidazione Preliminare, Roma, 1896. He hecho algunas correcciones y agregados a la edición francesa de estos dos ensayos, que dan igualmente el texto entero del Manifiesto, y que se titula: Essais sur la conception Materialiste de l'histoire, avec Preface de G. Sorel, París, 1897 , V. Giard y E. Briere" .

La edición francesa de estas cartas no es una simple traducción, sino una verdadera segunda edición, ya que he examinado y modificado el original, añadido numerosas notas y un capítulo en forma de post-scriptum.

Frascati (Roma), septiembre 10 de 1898.

Este pequeño libro debía aparecer, como lo indica el prefacio, en octubre último. La impresión ha sido retardada por razones ajenas a mi voluntad.

Entretanto, G. Sorel se ha dado en cuerpo y alma a la pretendida Crisis del Marxismo[2]; la ha estudiado, comentado y examinado con amore un poco en varias partes: en la Revue Politique et Parlamentaire, 10 de diciembre de 1898, págs. 597-612 (aquí la famosa crisis no es nada menos que la Crisis del Socialismo) , y también en la Revista Crítica del Socialismo, Roma, N° 1, págs. 9-21; la ha fijado y canonizado en el Prefacio al libro de Merlino, Forma y esencia del Socialismo[3].

¡Nos encontramos decididamente en los tiempos de la Fronda!

¿Qué debo hacer? ¿Debo escribir un anti-Sorel, después de haber escrito un con-Sorel? Es verdad que este libro de forma un poco inusitada se titula Discorrendo, es decir Hablando, pero se habla cuando se quiere y no por obligación.

Sólo querría que el lector tenga presente la fecha de estas cartas, de estas pequeñas monografías de estilo fácil, dirigidas al señor G. Sorel desde el 20 de abril al 15 de septiembre de 1897. Esto no tiene nada de una simple ficción literaria. Ellas se dirigen a aquel señor Sorel que yo había conocido por el Devenir Social, que me había presentado a los lectores franceses como Marxiste en titre, que me escribía cartas llenas de finas observaciones e interesantes notas críticas. El estaba un poco inseguro y le he descubierto a veces el espíritu revoltoso; pero no podía pensar en 1897 que cambiaría tan rápidamente, en 1898, el heraldo de una guerra de secesión. Que todo eso cause placer a los desamparados de la inteligencia y a todos los que tengan necesidad de la coartada de la cobardía. Sorel nos deja, felizmente, un rayo de esperanza: "algunos camaradas y yo nos esforzamos en utilizar los tesoros de reflexiones y de hipótesis que Marx ha agrupado en sus libros: esta es la verdadera manera de sacar provecho de una obra genial e inconclusa (Revue Parlamentaire, ibid., pág. 612). Todas mis felicitaciones de año nuevo, que comienza mañana, para este trabajo de salvataje, benevolente y conmovedor, del cual muchos y particularmente yo, no sentimos ninguna necesidad.

Sin rencor, ¡qué mortificación para mí! Ofreciendo al público francés estas páginas de forma un poco inusitada[4], temo que las personas de espíritu, de las que hay en Francia más que en ningún otro país, digan: he ahí un conversador soportable, pero qué mal pedagogo; comienza un diálogo didáctico con un amigo, y éste pasa inmediatamente al otro lado.

¿No es así, señor Sorel?  Este diálogo no era más que un monólogo, y. . . tanto mejor[5].

Roma, 31 diciembre de 1898.

 

______________

[1] Roma. E. Loescher.

[2] Ver el post-scriptum.

[3] Pero i cómo situar la Crisis del Marxismo a propósito de un libro de Merlino! ¿Estuvo alguna vez entre los marxistas? ¿Querrá Sorel introducir en la patología esta estupefaciente reforma: la fiebre, es decir, la crisis, de las enfermedades que el enfermo no tiene? Merlino se ha becbo, en estos últimos años, eclectico, oportunista y reformista — tanto mejor; pero, ¿por qué Sorel no habb más bien de la Crisis de un anarquista?

¿Tengo necesidad de agregar que no he tomado en serio las fantasías policiales que durante años han hecho de Merlino un espantajo? Y olvido de buen grado las luchas acerbas de nuestros anarquistas contra el partido socialista que se formaba en Italia alrededor del Marxismo, tomando esta palabra en sentido popular. Pero me refiero al libro de Merlino, Italie telle qu'elle est, París, 1890, cargada del recuerdo de Bakunin,-fundador (según él, ibid, 354), del socialismo en Italia, y a su folleto, Necessité et bases d'une entente, Bruselas, 1892, vibrante de cercana revolución.

¡Y cómo darle por precursor y por aliado en la Crisis del Marxismo a mi apacible amigo Croce, que no sale de los límites de la erudición!

[4] Agradezco a la Revue des Revues (1? abril de 1898, pág. 106), y a la Revue Socialiste (marzo de 1898, págs. 379-80), por la manera amable que han anunciado la edición italiana de este libro.

[5] La prensa burguesa italiana aplaude la crisis, y una revista de Roma consagra también un artículo a la agonía del marxismo. Todas mis felicitaciones a los camaradas revoltosos.

¡Qué de variantes de vanidad literaria y de ambición política hay en esta pretendida crisis!

 

 

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