Enver Hoxha

El Imperialismo y la Revolución

 

PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN ALBANESA

 

Desde que apareció el ((Manifiesto del Partido Comunista» de Marx y Engels en 1848 hasta nuestros días, la lucha entre el marxismo revolucionario y el oportunismo, tanto en el campo político como en el ideológico, se ha centrado alrededor de un problema: ¿Es o no necesaria la revolución para transformar la sociedad sobre bases socialistas? ¿Existen o no las condiciones para llevar a cabo la revolución? ¿Es posible hacerla mediante el camino pacifico, o es imprescindible la violencia revolucionaria?

La burguesía y los oportunistas, con todas sus teorías, que se cuentan por decenas por no decir centenares, se han esforzado y se esfuerzan por negar la verdad incuestionable de que la contradicción fundamental de la sociedad capitalista es la contradicción entre los explotadores y los explotados, por negar el lugar y el papel histórico de la clase obrera, por negar la misma lucha de clases como factor determinante del desarrollo y del progreso de la sociedad humana. Su objetivo ha sido y es el de desorientar ideológicamente al proletariado, obstaculizar la revolución, perpetuar la explotación capitalista y destruir el marxismo-leninismo, la ciencia triunfante de la revolución y de la edificación del socialismo.

Todos estos adversarios y enemigos del proletariado y de la revolución han intentado hacer creer que el marxismo-leninismo es anticuado e hilvanar diversas ((teorías», supuestamente en consonancia con las nuevas condiciones históricas, con los cambios que ha sufrido el capitalismo, el imperialismo, y con la evolución general de la sociedad humana.

Así Bernstein declaro que Marx estaba caduco, y Kautsky, especulando con la transición del capitalismo al imperialismo, negó la revolución. Su ejemplo y sus métodos han sido seguidos par todos los revisionistas modernos, desde Browder y Tito, Jruschov y los ((eurocomunistas», hasta los ((teóricos» chinos de los ((tres mundos».

Bajo el falso pretexto de aplicar y desarrollar el marxismo-leninismo ((de manera creadora», adaptándolo a las nuevas condiciones que se han creado hoy en el mundo, todos estos antimarxistas tratan de negar la ideología científica de la clase obrera y reemplazarla con el oportunismo burgués. El proletariado, los revolucionarios y sus verdaderos partidos marxista-leninistas han desarrollado y desarrollan una encarnizada lucha, que no ha cesado ni cesará jamás, contra el revisionismo moderno y sus diversas corrientes.

Los revisionistas, la burguesía reaccionaria y sus partidos intentan calificar nuestra teoría, el marxismo-leninismo, de dogma, de algo fijo, rígido, que supuestamente no se adapta a los tiempos actuales, llenos de dinamismo y vitalidad. Pero, si se habla de dinamismo y vitalidad, esto solo lo tiene el marxismo-leninismo, ya que es la teoría de la clase obrera, la clase más avanzada de la sociedad, la clase más activa y más revolucionaria, la que piensa de manera justa, la que produce los bienes materiales y está en constante actividad.

Los esfuerzos de la burguesía y sus ideólogos, los cuales intentan convencer a la gente de que el marxismo-leninismo supuestamente ha envejecido y no corresponde a los «tiempos modernos», tienen como finalidad combatir la ideología científica del proletariado y reemplazarla con varias teorías que preconizan una vida adulterada, una vida propia del lumpen, una sociedad de desenfrenada degeneración, una sociedad denominada de consumo. Las teorizaciones que pretenden que ahora se han encontrado las formas de una nueva sociedad en permanente movimiento y progreso, tienden igualmente a golpear el pensamiento progresista revolucionario del proletariado, su ideología dirigente, perpetuar la opresión y la explotación capitalistas.

Nuestra teoría, como nos enseña Lenin, juzga y define correctamente las formas y los métodos de la lucha de clases. Está estrechamente ligada a los problemas prácticos que plantea la vida, que plantea la época. Esta arma nos ayuda a analizar y comprender de forma justa, en cada momento, el curso del desarrollo humano, a analizar y comprender correctamente cada viraje histórico de la sociedad, a transformarla de manera revolucionaria.

Nuestro Partido desenmascaró en su VII Congreso las distintas corrientes revisionistas, entre ellas la teoría china de los «tres mundos». Al subrayar la vital importancia que tiene el marxismo-leninismo para el triunfo de la revolución, del socialismo y de la liberación de los pueblos, rechazó firmemente las tesis y los puntos de vista burgués-oportunistas sobre la presente etapa del proceso histórico mundial, que niegan la revolución y defienden la explotación capitalista, y recalcó enérgicamente que ningún cambio en el desarrollo del capitalismo y del imperialismo justifica las «invenciones» y las mistificaciones revisionistas. La crítica de principios y el incesante desenmascaramiento de las teorías antirrevolucionarias y anticomunistas son imprescindibles si se quiere defender el marxismoleninismo, si se quiere hacer avanzar la causa de la revolución y de los pueblos, si se quiere demostrar que la teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin se mantiene siempre joven, como la brújula segura que indica el camino hacia futuras victorias.

Abril, 1978